La tripulación detrás del Enola Gay

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LATERCERA Viernes 1 de agosto de 2014
Mundo
RR Imagen de marzo de 2006, en la que se aprecia el Enola Gay restaurado, durante una exposición en Chantilly, en el estado de Virginia. FOTO: AFP
[SEGUNDA GUERRA MUNDIAL] Esta semana murió el último de los 12 tripulantes del avión desde el
cual, el 6 de agosto de 1945, se lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, que mató a más de 100 mil
personas. A continuación, cómo fueron las vidas de algunos de ellos. Por Carolina Pezoa A.
La tripulación detrás del Enola Gay
Capitán Theodore
Van Kirk
Coronel Paul
W. Tibbets
Teniente
Jacob Beser
Capitán
Robert A. Lewis
Mayor
Thomas Ferebee
Subteniente
Morris Jeppson
Soldado
Richard Nelson
NAVEGANTE
DEL BOEING B-29
PILOTO Y COMANDANTE
DE LA AERONAVE
OPERADOR DEL RADAR
DEL BOMBARDERO
COPILOTO
DEL ENOLA GAY
BOMBARDERO
DEL BOEING B-29
ARTILLERO DE LA MISION
SOBRE HIROSHIMA
RADIOCONTROLADOR
DE LA AERONAVE
Alias “Dutch”, tenía 24
años cuando navegó el
Boeing B-29 que lanzó
la bomba atómica sobre Hiroshima. Sobre
la misión en Hiroshima
Van Kirk dijo luego que
no tenía “nada que lamentar” y recalcó en
varias ocasiones que
ésta había ayudado a
poner fin a la Segunda
Guerra Mundial. En
1946 dejó el uniforme y
se puso a estudiar, obteniendo un máster en
ciencias. Por más de 30
años trabajó para la
compañía DuPont. El
pasado martes y a los
93 años se convirtió en
el último tripulante en
morir.
Antes de pilotear el
Enola Gay (nombrado
así en honor a su madre), Paul Tibbets, entonces de 30 años, había comandado un escuadrón de aviones en
Reino Unido. Tras la
misión en Japón, continuó en la Fuerza Aérea
hasta 1966, cuando comenzó a volar aviones
privados. “Por las noches duermo bien”,
afirmaba el piloto cuyas experiencias de
guerra fueron replicadas en una película en
1952. Hasta su muerte, acaecida en 2007, a
los 92 años, defendió la
operación que él
comandó.
Fue el único uniformado que voló en las dos
misiones que lanzaron
bombas atómicas sobre Japón. En agosto
de 1980, Beser se reunió en Washington
con el líder de la Sociedad de Sobrevivientes
de Hiroshima, Surio
Shimodoi. En 1988, tres
años después de jubilarse como ingeniero
de la Corporación Eléctrica Westinghouse,
publicó un libro sobre
las misiones en Hiroshima y Nagasaki. Al
morir, en 1992, tampoco se había arrepentido
y siempre defendió la
decisión de EE.UU. de
lanzar las bombas.
Según el diario The New
York Times, Paul
Tibbets eligió a Lewis
como su copiloto porque “había sobrevivido
a dos accidentes y tenía
reputación de mantener la calma en momentos de estrés”. Sin embargo, nunca pudo reponerse del ataque.
Recibió numerosos tratamientos psiquiátricos,
participó en sectas y esculpió en mármol un
hongo nuclear. “Si vivo
100 años, nunca conseguiré sacar estos pocos
minutos de mi cabeza”,
escribió en su bitácora
después de la misión.
Falleció de un ataque
cardíaco en 1983.
Fue quien, a las 8.15 horas del 6 de agosto de
1945, apretó el botón
que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima.
Tras la rendición de Japón, el 15 de agosto de
1945, Ferebee continuó
en la Fuerza Aérea hasta su retiro, en 1970. Ese
año el oficial le dijo a la
revista Newsweek que
estaba “convencido de
que el bombardeo salvó
muchas vidas al ponerle fin a la guerra”. Gran
parte de su carrera la
realizó en el Comando
Aéreo Estratégico y
también sirvió en la
Guerra de Vietnam.
Murió de cáncer al páncreas, en 2000.
Con sólo 23 años, Jeppson fue uno de los 12
tripulantes del Enola
Gay, misión en la que
tuvo la tarea de activar
la bomba bautizada
como “Little Boy”, que
cayó sobre Hiroshima.
Fue su primer y último
vuelo de combate. Tras
dejar la vida militar en
1946, Jeppson trabajó
en proyectos nucleares
y luego fundó una fábrica de sistemas de calentamientos vía microondas de alta potencia. En 2002 vendió por
US$ 167.500, a una casa
de subastas, dos recuerdos del B-29 con los que
se había quedado. Murió en 2010.
Luego de que “Little
Boy” detonara, Nelson
envió el siguiente mensaje al Presidente de
EE.UU. Harry S. Truman: “Resultados excelentes”. Al finalizar
la guerra se graduó de
administración de empresas y se transformó
en un hombre de negocios, en Arizona. Más
tarde se dedicaría a
ventas industriales y se
jubiló en 1986. Falleció
en febrero de 2003, a
los 77 años. “Cualquier
persona siente lástima
por las personas que
son asesinadas... pero
no lamento haber participado” en el Enola
Gay, dijo una vez.
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