CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / Nº 16 / 15 al 28 de mayo de 2008 / Bs 5 ¿Revocatoria o elecciones anticipadas? Un país entrampado El referéndum revocatorio no resolverá ninguno de los temas estructurales pendientes –nueva Constitución y régimen de autonomías departamentales– y, por el contrario, ahondará el clima de polarización política, con sus ingredientes étnicos y regionales exacerbados. Las aberraciones jurídicas de la ley propuesta por el mas y aprobada por podemos revela la persistencia de la mala política. En ausencia de diálogo y acuerdos de fondo, la ciudadanía democrática podría exasperarse con estas maniobras políticas y optar por que se vayan todos. El país está entrampado. Artista invitado: Mario Conde Incomprendido El gobierno descalificó a la Iglesia como mediadora al saber que el cardenal Terrazas había votado en el referéndum cruceño. Antes de juzgar si fue una reacción correcta, debe examinarse el caso con más calma. Al margen de que no fue “la mayor participación ciudadana de todos los tiempos”, como vaticinó hace poco más de un mes el presidente de la Corte Electoral de Santa Cruz, la consulta del 4 de mayo tiene una característica notable: los cambios en el número de ciudadanos habilitados —935.959, 935.527, 936.163, 936.048, en diferentes momentos— y la inscripción doble de algunos (si las denuncias son ciertas). Lo que el gobierno debería entender es que, estando inscrito en dos mesas, el cardenal votó en una y en la otra se abstuvo, con lo cual podría estar manteniendo una postura admirablemente equilibrada frente a la difícil disputa política que vive el país. ¿O será otra cosa? Contrapuntos: Crónica: Simón Pachano, Joan Prats p. 4, Horst Grebe López p. 5 Comunicación poder y política p. 10 Debate: V Cumbre: ¿Hacia dónde quieren ir la Unión Europea y América Latina? p. 11 Heinz Dieterich pp. 6-7, Roger Tuero p. 7 José Mirtenbaum p. 8 Sobre palabras y drogas p. 12 Entrevistas: Mayo del 68 y sus imprevisibles consecuencias p. 13 Diálogo con Fernando Rojas, Embajador del Perú, acerca de la V Cumbre alc-ue p. 9 Tribu, nación, república pp. 14-15 Adiós a Mario Miranda Pacheco p. 16 El derrumbe de la “res-publica” p. 17 Plural / libros Un ambiente para conocer y disfrutar los libros Librería Cochabamba: Nataniel Aguirre N° 354 - Tel.: 4511547 Librería La Paz: Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador Tel. 2411018 / Casilla 5097 / email:plural@plural.bo /3 editorial 15 al 28 de mayo de 2008 Un país entrampado E Consejo editorial: Joan Prats Fernando Mayorga U. Editor responsable: Ronald Grebe Instituto PRISMA Calle 21 Torre Lydia Piso 2 Of. 201 Calacoto Tel: 2799673 inprisma@entelnet.bo / www.institutoprisma.org Presidente: Horst Grebe López Plural editores c. Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador Tel: 2411018 plural@plural.bo / www.plural.bo Director: José Antonio Quiroga Trigo ISSN: 1996-4420 www.cesu.umss.edu.bo l país ha entrado de manera franca en un proceso de descomposición de su sistema político, institucional y territorial. Ni la revuelta de octubre de 2003 ni la de junio de 2005 –que terminaron con los gobiernos constitucionales de Sánchez de Lozada y de Mesa Gisbert, respectivamente– provocaron tal desquiciamiento en el ordenamiento republicano, como la tumultuosa gestión de Evo Morales, confrontada ahora por la revuelta autonómica de la llamada “media luna ampliada”. La ingobernabilidad crónica es la última fase de la crisis de Estado que aqueja al país desde el año 2000. En el último semestre, el impulso reformista del gobierno de Morales quedó entrampado en sus propias contradicciones. El fracaso de la Asamblea Constituyente y, como consecuencia de ello, la redacción y aprobación de estatutos autonómicos en cuatro departamentos; la renuncia del Prefecto de Chuquisaca tras la violenta jornada del 24 de noviembre que permitió, en un cuartel, la aprobación de la propuesta constitucional del mas; la promulgación mediante cerco al Parlamento de la Ley de Convocatoria a referéndum dirimidor y aprobatorio del proyecto de Constitución gubernamental, ley que fue desconocida por una Corte Nacional Electoral fracturada y cuestionada en su legitimidad; el descabezamiento y paralización del Tribunal Constitucional; el inicio del régimen autonómico en Santa Cruz tras la victoria del “sí” en el referéndum del 4 de mayo, que el Gobierno no pudo evitar; y ahora la promulgación de la Ley de Revocatoria de Mandato propuesta por el mas y aprobada por podemos; son episodios de la crisis terminal del Estado que conocimos. Ninguno de estos hechos se encuadra en la legalidad constitucional, que fue derrotada por la Revolución Democrático Cultural y hoy es desconocida también por sus contrincantes. Los procesos constituyente y autonómico, que corrían paralelos y debían confluir en la Asamblea Constituyente, se salieron del cauce legal e institucional y hoy marchan por sendas divergentes. Nada está en su lugar ni volverá a estarlo. La idea de que la revocatoria de mandato pueda recomponer este cuadro de situación y dirimir la disputa por el poder, es cuando menos ingenua. Lo previsible es que esa consulta, en caso de que llegue a realizarse, provoca- rá una mayor confrontación política, étnica, regional y social. ¿Quién saldría ganando con esa disparatada consulta? Porque ni siquiera en el improbable caso de que la oposición logre revocar el mandato de Evo Morales y García Linera se lograría el pretendido “desempate” que no pudo lograr la victoria electoral del mas en la escala nacional o la victoria del “sí” a la autonomía en la escala regional. El país está profundamente dividido y la tendencia es profundizar sus múltiples fracturas. A estas alturas, parece haber quedado demostrado que el proyecto de Evo Morales no pasa por la construcción de un nuevo orden estatal sino por la demolición del orden preexistente. Tampoco las autonomías departamentales tendrán mejor suerte, al menos bajo este gobierno. Los intentos por poner en marcha un nuevo ordenamiento estatal desde las regiones autónomas, sin contar con un respaldo constitucional, serán duramente resistidos por el bloque social que detenta el poder nacional y podrían perder la legitimidad que les ha otorgado o les otorgue el voto ciudadano en las regiones. Por lo pronto, el referéndum revocatorio se ha interpuesto en la marcha autonómica y podría derrotarla electoralmente en algunos departamentos. La necesaria reposición del Tribunal Constitucional tampoco ofrece posibilidades ciertas de dirimir la crisis política. Suponiendo que se pudiera elegir a los magistrados con cierta idoneidad e independencia, el nuevo Tribunal tendría que anular los actos (Acuarela - 15.5. x 21 cm) de la Asamblea Constituyente, los referendos autonómicos, la Ley de Convocatoria al referéndum dirimidor y aprobatorio de la nueva Constitución y la Ley de Revocatoria de Mandato. Pero semejante Tribunal podría también dejar sin efecto las principales disposiciones gubernamentales aprobadas por decreto a lo largo de los dos últimos años, con lo cual la Revolución Democrático Cultural regresaría a fojas cero. ¿Se arriesgará el gobierno a ceder posiciones a favor de una legalidad constitucional en la que no cree? No es probable. Ni el diálogo, ni el referéndum revocatorio, ni siquiera un adelanto de elecciones parecen ser suficientes para revertir la descomposición del Estado. Sólo la disponibilidad casi ilimitada de recursos económicos dan la apariencia de cierta normalidad, pero la crisis política podría también liquidar esa ventaja pasajera. Simulacros www.cides.edu.bo Los lectores de Nueva Crónica pueden escribir al correo electrónico plural@plural.bo Las colaboraciones no solicitadas serán sometidas a la consideración del Consejo Editorial L a política como simulacro. Después del domingo 4M, ¿alguien puede dudar de que las máscaras y los espejos son los artefactos preferidos de nuestros políticos? La lectura que hicieron oficialistas y opositores de los datos electorales daba como resultado la paradoja del vencedor que concluye que el camino a seguir es la negociación con el derrotado. Así que nada de hacer leña del árbol caído sino maderita para construir puentes. Porque para la dirigencia cruceña la contundente victoria del “Sí” fue el preámbulo de una celebración que, a decir del prefecto Costas, debía traducirse en una revisión del estatuto “aprobado”. Porque para el gobierno, según el Presidente de la República, el abstencionismo, los nulos y los votos por el “No” evidenciaban la derrota de la oligarquía; en consecuencia, había que iniciar el diálogo inmediato con los prefectos. Nada mal. Pero sabemos que en ambos bandos están aquellos que apuestan al diálogo y quienes predican la imposibilidad de salir de este entuerto sin que el otro muerda el polvo de la derrota. Estos últimos terminaron echando más leña al fuego con la insólita aprobación del referéndum revocatorio del mandato del Presidente y de los prefectos, que puede convertir el evento del 4m en el ensayo de un enfrentamiento generalizado que nadie desea pero al cual parece apostar la dirigencia política, más por desconcierto que por convicción. Que podemos haya aprobado sin modificaciones el proyecto de ley del mas es parte de esta mascarada en la que los personajes son intercambiables. Mañana, Rubén Costas podría eximirse de ir al revocatorio alegando que ya no es Prefecto sino Gobernador, por decisión del soberano departamental, una decisión que invitaría a ser secundada por los demás prefectos autonómicos. Hay todavía mucha tela que cortar antes del 10 de agosto, tela para todos los disfraces imaginables. 4/ contrapuntos Revocatoria de mandato, democracia y autonomía Política, no imagen Simón Pachano* La diplomacia directa emprendida por el presidente Correa ha logrado mejorar la imagen internacional de su país, pero esta estrategia le será insuficiente si no acompaña de un cambio radical a su accionar político, no sólo a su imagen. E l presidente Correa ha decidido continuar en Europa con la política de democracia directa que ya le dio buenos frutos en los días más duros del enfrentamiento con Colombia. Buena parte del resultado relativamente favorable para Ecuador, especialmente en la reunión del Grupo de Río, se puede atribuir a la visita que realizó a los presidentes de Perú, Brasil, Venezuela, Panamá y Nicaragua. Sin embargo, ese esfuerzo y los que hizo posteriormente no han logrado mejorar la imagen internacional del país, afectada seriamente por las denuncias que ha hecho el gobierno del presidente Uribe a partir de la información obtenida en los computadores de Raúl Reyes. Una sombra de duda se mantiene en medios internacionales sobre la posición del gobierno ecuatoriano ante las farc. Por lo menos tres causas pueden explicar esas dudas. En primer lugar, el desequilibrio notorio entre la fuerte reacción frente a la incursión de las Fuerzas Armadas colombianas y la ausencia de una condena clara y terminante de la utilización del territorio ecuatoriano por parte del grupo terrorista. Fue necesario que transcurriera más de un mes desde los hechos del campamento de Angostura para que el presidente Correa y algunos voceros de su gobierno lo hicieran. Mientras tanto, sus acciones estuvieron llenas de equívocos y en general mostraron un vacío muy grande en ese sentido. Incluso en estos días, cuando se hace evidente el esfuerzo por cambiar esa imagen, se lanza una señal contradictoria al permitir la salida del país de las tres sobrevivientes (dos colombianas y una mexicana), sin una intención visible de seguir el respectivo proceso judicial. En segundo lugar, el propio presidente Correa se ha encargado de enviar mensajes contradictorios acerca de las farc y de su concepción del papel que le correspondería a Ecuador en la solución del conflicto colombiano. La evidencia más clara en este sentido se encuentra en la enumeración de las condiciones que se deberían cumplir para reconocer a las farc como grupo beligerante, realizada por el Presidente a mediados de abril. Cuando parecía que se habían superado los momentos más graves del enfrentamiento verbal y diplomático entre los dos países, cuando la oea comenzaba su acción encaminada a la reanudación de relaciones y sin que mediara justificación alguna, la explicación presidencial constituyó un paso en falso. Pudo haber sido muy válida para un análisis académico, pero el escenario del conflicto colombo-ecuatoriano es lo menos parecido a las aulas de la universidad privada de élite en que impartía sus clases el profesor Correa. En tercer lugar, la definición de una posición ecuatoriana se ha visto seriamente perjudicada por la presencia del presidente Chávez de Venezuela. Desde el primer momento, cuando fue el primero en romper relaciones con Colombia, asumió un papel central en un conflicto que solamente le afectaba de manera indirecta. Sus declaraciones contribuyeron a agudizar el problema y sin duda influyeron en el alineamiento del gobierno de Nicaragua y en la crispación de los ánimos. Sin embargo, en la reunión de presidentes del Grupo de Río tuvo un papel moderador, que llevaba a pensar en que se convertiría en un factor de estabilización. No fueron necesarios sino pocos días para que retornara a su posición original y elevara el tono de las acusaciones en contra del presidente Uribe. Ante todo esto, Rafael Correa no marcó la distancia necesaria, lo que, junto a las indefiniciones señaladas antes, ayudó a construir una percepción de identidad o por lo menos de similitud con la posición del presidente Venezolano. Ésta se fortaleció con la firma de los acuerdos de la cumbre alimentaria realizada en Managua y el anuncio de la posible entrada de Ecuador en la alba, la iniciativa chavista de integración. En esas condiciones, el viaje de Rafael Correa a Europa tiene un carácter básicamente defensivo. Es un intento, justificado por cierto, de mejorar una imagen deteriorada, pero que no resuelve el problema de fondo. Éste se encuentra en la definición de una posición clara del gobierno ecuatoriano frente a las farc y, por tanto, en la superación de los tres factores mencionados antes. La diplomacia directa puede ayudar mucho en ese sentido, pero será insuficiente si no está acompañada de un cambio radical en la política, no sólo en la imagen. Fuente.- Infolatam * Investigador ecuatoriano, master en sociología. 15 al 28 de mayo de 2008 Joan Prats* El referéndum revocatorio, cualesquiera que sean sus intenciones y resultados, deteriora la cultura democrática del país, y engrosa la larga lista de disparates jurídicos que venimos presenciando. L a profundización de la democracia tiene una de sus expresiones más destacadas en la posibilidad de revocación de los mandatos de las autoridades elegidas. Los antecedentes están en las Constituciones suizas, de varios Estados norteamericanos y canadienses y de algunos latinoamericanos. La Constitución del Movimiento al Socialismo (mas) expresa este mismo impulso democrático regulando la revocatoria de mandato, pero en unos términos que, ¡oh sorpresa!, contradicen la Ley de Convocatoria de Referéndum iniciada por la bancada del mas en Diputados y aprobada por la oposición en el Senado. Los términos en que la Constitución de Oruro ha regulado la revocatoria de mandato son inequívocamente democráticos. La iniciativa la tienen los electores, que si alcanzan el quórum legalmente exigido pueden provocar la convocatoria de un referéndum revocatorio, pasada la mitad del tiempo del mandato, obligando a la autoridad a abandonar el cargo en el caso de que los votos favorables a la revocación superen a los desfavorables. La Constitución de Oruro no ha seguido el criterio de la Constitución venezolana de 1999 que, contradiciendo el principio democrático, exige, para la revocación de la autoridad cuestionada, que el número de votos favorables a la revocación supere el que obtuvo esta autoridad en su elección. Es fácil entender por qué la fórmula constitucional venezolana es contraria al principio democrático. Éste consiste en el reconocimiento de la soberanía popular expresada por mayorías. La soberanía popular no puede atarse a sus pronunciamientos anteriores sencillamente porque lo diga el legislador. Éste no puede imponerse al soberano. Si aceptamos la fórmula venezolana, que es la adoptada por la Ley de Convocatoria aprobada por nuestro Congreso, podría resultar, por ejemplo, que el Presidente recibiera un rechazo mayoritario de un 53,73% de los votos emitidos, es decir, de una amplia mayoría del soberano votante y que, no obstante, seguiría en su cargo, aunque obviamente deslegitimado, en crisis, con el rechazo mayoritario, contra la voluntad del soberano que no entendería que se supedite su voluntad actual a la voluntad que manifestó el 17 de diciembre de 2005. En esta fecha al pueblo se le preguntó si quería que Evo fuera Presidente y dijo sí. Ahora se le pregunta si cree que está haciendo bien las cosas y debe seguir ejerciendo, que es cosa muy distinta, y a la que dirá ‘sí’ o ‘no’. Con la Constitución del mas bastaría que la mayoría dijera ‘no’ para que el Presidente tuviera que marcharse. O imagínense que el Prefecto de La Paz consigue que un 60% de los paceños voten por su continuidad. Pues nada, tendría que irse porque el soberano pueblo de La Paz ha quedado vinculado a su voto en las elecciones de Prefecto del 17 de diciembre. Claro que con ese resultado nada obsta a que se presente a las elecciones prefecturales que se realizarían a continuación, pues lo no prohibido está permitido, y así sucede, aunque no siempre, en el derecho constitucional comparado. Sorprendente resulta también que los senadores aparentemente más favorables a la autonomía departamental hayan votado una ley profundamente antiautonómica. En efecto, el Congreso es un órgano nacional que puede elaborar una ley reguladora del referéndum revocatorio para todos los niveles territoriales de gobierno y administración del país. Pero la autoridad nacional del Congreso, en un Estado de las Autonomías, políticamente descentralizado o federal, no puede decidir la convocatoria a un referéndum revocatorio de una autoridad departamental o municipal o indígena. ¿Se imaginan al Congreso español convocando a referéndum revocatorio del Presidente del País Vasco o del de Andalucía o del Alcalde de Madrid o Barcelona? ¿O al Congreso de los Estados Unidos convocando a “recall referéndum” al Gobernador de California o al Alcalde de Nueva York? El Estado de las Autonomías políticas tiene una lógica que sus defensores no pueden desconocer y mucho menos negar con sus actuaciones. Política debería ser también pedagogía. La Ley de Convocatoria del Referéndum revocatorio, cualesquiera que sean sus intenciones y resultados, deteriora la cultura democrática del país, se alinea con la Constitución venezolana de 1999, contradice la Constitución del mas, vulnera los principios democrático y autonómico, y engrosa la larga lista de disparates jurídicos que venimos presenciando. Cuando la oea la conozca, seguro que tendrá serias dudas sobre su coherencia con la Carta Democrática. Entonces, por favor, téngannos y téngase un poco más de respeto. * Académico y consultor internacional. contrapuntos 15 al 28 de mayo de 2008 /5 Entre diálogos, urnas y movilizaciones Horst Grebe López* No puede olvidarse que los referendos sólo admiten respuestas binarias de afirmación o negación. Y en muchas materias, las disyuntivas son más complejas que eso. No es por tanto bueno que las materias que están sobre el tapete se examinen únicamente entre dos posiciones extremas. L os procesos de cambio institucional y reconversión económica parecen haber topado con las impericias humanas que han hecho fracasar a la Asamblea Constituyente y han conducido a conflictos innecesarios en materia agraria y de relacionamiento con las empresas transnacionales instaladas en los sectores estratégicos de la economía. Los tres aspectos más importantes de la transformación estructural del país se encuentran virtualmente paralizados, y su reanudación sólo es imaginable después de que se resuelva la cada vez más profunda crisis nacional. Si nos atenemos a las decisiones más recientes, lo que se anticipa es una serie de consultas ciudadanas en forma de referendos autonómicos y revocatorios en 2008, elecciones municipales a fines de 2009 y elecciones generales hacia mediados de 2010. Una trayectoria de tales características no puede menos que acompañarse con una intensificación de las campañas mediáticas, más o menos en el estilo que sufrimos desde hace dos años. Los bandos en pugna seguirán empeñados en polarizar las opciones, al tenor de la equivocada máxima política de que “el que no está conmigo, está contra mí”, cerrando por consiguiente el paso a posiciones intermedias, de centro o de un deliberado no alineamiento. Otro rasgo típico de dichas campañas consistirá en apelar a los sentimientos primarios de la población, antes que a la argumentación de principios, valores y razones. Esto se acompañará, por último, de una notoria búsqueda de identificar personalmente a los adversarios mediante las malas artes de la guerra sucia mediática. Todo esto ya ha ocurrido, y nada indica que vaya a cambiar en el futuro. En cuanto al debate sustantivo de ideas, sería injusto negar que han ocurrido interesantes confrontaciones argumentadas en los espacios proporcionados por centros académicos o de la cooperación internacional, aunque en la mayoría de los casos las opiniones se han vertido a título personal. Lo que más preocupa sin embargo es que los argumentos desplegados no han trascendido al ciudadano que concurrirá a las urnas, y que no dispone de otra información que la que obtiene de las pantallas y las emisoras de radio. Esta jibarización del debate público debe atribuirse en buena medida a la transformación de los partidos políticos en meras maquinarias electorales al servicio de algunos caudillos. Se suma a ello que los partidos con representación parlamentaria no agotan ni mucho menos el complejo abanico de intereses de la sociedad. No es de extrañar entonces que en el Senado se adopten leyes y acuerdos que convienen únicamente a un sector muy limitado de la sociedad civil. Los movimientos sociales y las fuerzas corporativas que se han incorporado en el pasado reciente al campo político, no tienen por objetivo ventilar opciones programáticas o escudriñar alternativas nacionales de largo aliento. Su accionar está determinado exclusivamente por los intereses inmediatos de sus afiliados, lo que los inhabilita a su vez para protagonizar los acuer- están sobre el tapete se examinen únicamente entre dos posiciones extremas, so pena de profundizar en mayor grado aún la polarización que ya se ha instalado en la sociedad boliviana. La complejidad de la situación se origina en el hecho de que los marcos jurídicos e institucionales están ampliamente rebasados por la naturaleza de la confrontación política y las cuestiones que están en juego. Existen en efecto al menos dos proceso paralelos de indudable legitimidad, pero que han sido colocados en una situación de discutible legalidad. La dinámica de ampliación de las bases políticas del Estado con la incorporación de los sectores sociales campesinos e indígenas es una necesidad imperiosa de la democratización política, social y cultural. Pero no se puede negar que la construcción de un Estado social de Derecho con autonomías también es parte de la redistribución del poder, y tiene antecedentes antiguos. La ausencia de un centro político y social es una característica que no será superada a corto plazo, mientras no se instale un vigoroso sector industrial y de servicios modernos con aptitud para articular efectivamente los sectores primarios de la economía. Para decirlo en términos antiguos, hace falta en el espectro clasista del país una burguesía nacional capaz de conjugar sus intereses con los del país y promover estrategias y políticas adecuadas a las condiciones internas e internacionales. Los actores empresariales de carne y Las Cuatro Estaciones II (acuarela, 2003) hueso no están en condiciones de desempeñar dos imprescindibles para detener la profundización de ese papel puesto que no todos son nacionales ni tamla crisis general resultante de la sistemática violación poco comparten intereses económicos comunes. La de las normas democráticas y el desconocimiento de las minería, los hidrocarburos, la industria manufacturera de exportación y la agropecuaria comercial no coinciinstituciones republicanas. Por último, la utilización sistemática de encuestas den en los mismos mercados ni disponen de circuitos de opinión de dudosa confiabilidad en una sociedad po- económicos convergentes. Si bien es cierto que la economía nacional ha perlarizada al extremo, y el traslado de las deliberaciones principalmente a los medios audiovisuales, contribuye dido su carácter monoproductor, también es preciso por su lado al empobrecimiento de las discusiones so- reconocer que ya no funciona una dinámica de centrabre temas con consecuencias e implicaciones a media- lización del excedente, y nada hace suponer que a corto plazo se reconfigurará un nuevo centro económico no y largo plazo. Sin el soporte de un conjunto coherente de argu- articulador como el que proporcionó la economía del mentos que respalden las alternativas que se someterán estaño en el pasado. Existe, en cambio, una economía a la consulta ciudadana, lo único que puede esperarse multipolar con varias esferas inconexas de acumulación es un voto de consigna mecánica. Y el asunto se vuelve y reproducción. Esto explica que el presidente Morales aún más crítico a la hora de poner en escena los diálo- se empeñe casi exclusivamente en la centralización del gos convocados por el presidente Morales. En efecto, excedente hidrocarburífero para fines políticos, mienla mediación de los mismos se torna imposible en la tras que el país necesita pensar su reorganización instimedida en que las posiciones se reducen a una pulseta tucional y económica a partir de una visión actualizada política, carente de soportes ideológico-programáticos, de la realidad, y que no emerge por cierto automátireflexiones de contexto y evaluación de las consecuen- camente de ninguno de los intereses revelados de los cias institucionales a largo plazo. En tal contexto, las actores empíricos de nuestra sociedad. Sin la aparición de una nueva generación de lidepartes en discordia lo único que pretenden es instrurazgos políticos nacionales y regionales es difícil entonmentar a los mediadores a su favor. Las consultas a la ciudadanía son ciertamente im- ces que se supere la crisis nacional, y es asimismo poco portantes, pero no puede olvidarse que los referendos probable que en el camino al referéndum revocatorio sólo admiten respuestas binarias de afirmación o ne- se abran paso las corrientes no alineadas con los radicagación. Y en muchas materias, las disyuntivas son más lismos políticos imperantes. complejas que eso, y merecen desagregarse en todos sus * Economista, presidente del Instituto prisma. elementos. No es por tanto bueno que las materias que 6/ debate 15 al 28 de mayo de 2008 Peligro de destrucción del bolivarianismo latinoamericano Derrota geoestratégica de Evo Morales en Santa Cruz Heinz Dieterich* Uno de los ideólogos de la izquierda latinoamericana, inspirador en su momento de la revolución boliviariana de Chávez, hace una crítica a la conducción de Evo Morales y García Linera frente al desafío autonómico de Santa Cruz. Aunque Nueva Crónica no comparte sus puntos de vista, considera importante dar a conocer a sus lectores este razonamiento muy influyente en el populismo revolucionario. E l autoengaño sobre la derrota La afirmación de Evo de que el “referendo” fue un “rotundo fracaso” –repetida por las agencias de propaganda oficiales de los gobiernos afines y sus intelectuales liberales– es otro más de los autoengaños que han caracterizado a la política del Palacio Quemado frente al cáncer de la subversión imperial-oligárquica en las cuatro provincias separatistas, durante los dos últimos años. Combatiendo el cáncer con aspirinas La esencia de esta política ha sido enfrentar ese cáncer con las aspirinas del diálogo pacífico; de la redacción de papeles en la Asamblea Constituyente; de la petición de socorro al Departamento Colonial de Washington, la oea; de la mediación de la reaccionaria Iglesia Católica; de la inoperante onu; y del, en el contexto actual, insignificante Premio Nobel de la Paz. El resultado fue previsible. Mientras el gobierno situaba su terapia en las elevadas esferas de la democracia burguesa, del diálogo y del humanismo, el cáncer crecía rápidamente en el darwiniano mundo de la realpolitik boliviana –alimentado desde su cordón umbilical, la embajada gringa, y fortalecido por las bandas paramilitares (ujc)–, haciendo metástasis en otras cinco provincias. El final del desfase entre la enfermedad imperialista y la terapia humanista nacional es pronosticable. Si el gobierno de Evo no cambia cualitativamente su política y si no logra un apoyo real de los países latinoamericanos decisivos, antes de los referenda separatistas de junio, el oriente boliviano terminará como Panamá y Kosovo. La largamente previsible crisis del gobierno boliviano en Santa Cruz La noche del sábado, 9 de diciembre de 2006, el gabinete boliviano se reunió en el exclusivo “Hotel Portales” de Cochabamba, para deliberar sobre el peligro de sedición separatista de la oligarquía de Santa Cruz. Coordinaba la sesión uno de los tres hombres decisivos del Palacio Quemado. Durante un breve receso comentó que la opinión del gabinete se inclinaba hacia la militarización de las provincias sediciosas. “En algún momento el Estado tiene que mostrar fuerza”, decía. “Este momento ha llegado”. capaces a determinadas capitales latinoamericanas, para que Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba encabezaran una enérgica iniciativa política latinoamericana, destinada a neutralizar la conspiración oligárquica-imperial. La calidad teórica-política y el realismo de este documento –redactado por delegados de Perú, Paraguay, Argentina, Venezuela y Bolivia, entre otros países– estaba plenamente establecido, entre otros factores, por el fracaso del planeado golpe policiacomilitar del 11 de octubre, 2006, contra Evo; fracaso que se debe esencialmente al brpp y a Hugo Chávez, contrario a algunas declaraciones tontas que posteriormente hizo el entonces vocero presidencial, Alex Contreras. El Egologista (acuarela - 31 x 41 cm) “Recuerden el estado de sitio de Fernando de la Rúa” Conociendo bien la historia boliviana, y habiendo hablado con oficiales de la Fuerza Armada de Bolivia sobre la situación, me permití decirle al amigo: “Si mañana mandan las tropas, pasado mañana tendrán que entregar el gobierno. Las Fuerzas Armadas de Bolivia no van a matar por ustedes. Si decretan el estado de sitio y los civiles salen a la calle y las Fuerzas Armadas no disparan, tienen que entregar el poder. Recuerden lo que pasó con Fernando de la Rúa, el 11 de diciembre del 2001”. Memorando del Bloque Regional de Poder Popular (brpp), al Gobierno Esa misma noche, una delegación del Bloque Regional de Poder Popular (BRPP) –fundado en el “Primer Encuentro de Pueblos y Estados por la Liberación de La Patria Grande”, en octubre, 2006, en Sucre, Bolivia– redactó un memorando sobre el escenario de la subversión separatista en los departamentos de la “Media Luna”, sugiriendo una serie de medidas para contrarrestarla. En esencia, el documento sostenía que era demasiado tarde para parar la conspiración tan sólo con la fuerza del gobierno central. Que, entre otras medidas, era urgente organizar un programa nacional de formación de cuadros, una campaña mundial de información sobre la conspiración, fortalecer un movimiento multisectorial de solidaridad latinoamericano y, lo más importante, enviar misiones diplomáticas bolivianas Ideas liberales y políticas legalistas, en lugar de realpolitik antiimperialista En la tarde del domingo 10 de diciembre de 2006, en una reunión televisiva con el Presidente y el Vicepresidente, se le entregó al Vicepresidente el memorando. Obviamente, no tuvo consecuencia alguna. En lugar de implementar un plan estratégico regional para neutralizar el proyecto de Washington, el gobierno seguía insinuaciones exógenas para realizar congresos de intelectuales liberales en Bolivia y distrajo la escasa capacidad de su aparato diplomático en el proyecto del “Premio Nóbel de la Paz”. En vez de realizar cursos de formación política revolucionaria en todo el país, promovió a los intelectuales de la burguesía imperial, desde los confusionistas “postmodernos” de Hart y Negri, hasta la socialdemocracia europea y académicos españoles de flaca solvencia teórica; creyó en la quimera del “conflicto local” y del posible arreglo local con la oligarquía, aumentando sus subsidios económicos; se aferró a la Asamblea Constituyente, aun cuando ésta se había convertido en el caballo de Troya de la derecha y, posteriormente, a los buenos oficios de la jerarquía católica y de la oea. En fin, errores teóricos-políticos garrafales en cadena. El debacle geoestratégico y el desastre que se viene Las consecuencias políticas de la derrota geoestratégica son potencialmente catastróficas. El vocero imperial, el Washington Post (wp), las formuló el 6 de mayo, sin tapujos: “Si Bolivia tiene suerte, el Señor Morales reconocerá que la mayoría de su país jamás aceptará una política etnocéntrica… Si, instigado por el Sr. Chávez, prosigue imponiendo su Constitución, es probable que el resultado sea un baño de sangre”. Más claro aviso de un golpe de Estado no puede haber. Los ejecutores del “baño de sangre” anunciado serán los sectores militares golpistas bolivianos y las bandas paramilitares, al igual que en Chile. El brazo externo lo proporcionan las bases militares estadounidenses en Colombia, Manta, Ecuador y la Cuarta Flota Imperial. Anunciando la reactivación de la u.s. 4th Fleet , el Comandante de la Marina de Guerra (cno), Almirante Gary Roughead, dijo que se trataba de mandar “una fuerte señal a todos los servicios marítimos civiles y militares en América Central y América Latina”. Considerando que el Pentágono conceptualiza actualmente sus Fuerzas Navales y Aéreas como la “reserva estratégica” de su poderío militar y que el Comandante de esta nueva fuerza intervencionista es el actual Jefe del Comando Naval de Operaciones Especiales, el mensaje es tan claro como el del Washington Post. Los objetivos estratégicos del enemigo La derrota geoestratégica de la política de Evo y Álvaro en las provincias separatistas ha convertido la situación boliviana en un asunto hemisférico, tal como la agresión de Uribe a Ecuador transformó el conflicto interno colombiano en un asunto de paz y guerra regional. En este escenario de ofensiva generalizada de Washington, la próxima jugada de la Casa Blanca es clara: con el informe de interpol sobre las supuestas computadoras de Raúl Reyes, que se publicará a mediados de mayo, se pondrá a Hugo Chávez o a Venezuela en la lista de países que apoyan el “terrorismo internacional”; salvo que acepte cambiar esencialmente su política de integración latinoamericana. Los objetivos de esa ofensiva para este año son evidentes: neutralizar o hacer caer al gobierno de Evo Morales; facilitar la derrota electoral del presidente Chávez en noviembre e intimidar a los presidentes Correa, Lula y Cristina Kirchner para impedir la Constitución del Consejo de Defensa de Sudamérica, planeada para septiembre. /7 debate 15 al 28 de mayo de 2008 La hora del Termidor A todo proyecto serio de desarrollismo latinoamericano, desde el Dr. Francia en Paraguay, el general Perón en Argentina, la Revolución Sandinista y el coronel Hugo Chávez, le llega pronto la hora del golpe militar. Esta es la coyuntura que vive América Latina: es la hora del Termidor. Ante este momento decisivo, es necesario un cambio cualitativo en la política del gobierno boliviano, porque la continuidad de su política actual significaría la destrucción del Bolivarianismo latinoamericano. Siendo evidente: 1. La incapacidad del gobierno boliviano de resolver esta crisis; 2. Que está en juego la sobrevivencia del proyecto de la Patria Grande; y, 3. Que el desenlace de esta derrota geoestratégica es un asunto de seguridad nacional para Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Cuba, Brasil y Argentina; es imprescindible que los presidentes de estos países encuentren, a la mayor brevedad posible, la forma de implementar un plan estratégico para contener el avance de la subversión separatista imperial-oligárquica. La derrota geoestratégica de Bolivia es, al mismo tiempo, una derrota estrepitosa de los ineptos aparatos diplomáticos latinoamericanos y la catastrófica falta de inteligencia y planeación estratégica de esos gobiernos, que ante un peligro mortal evidente desde enero de 2006, no lograron hacer otra cosa que reaccionar en el último momento mediante firmas de intelectuales y declaraciones desdentadas de sus diplomáticos. Si este proyecto de integración bolivariano se malogra, no será por la falta de condiciones objetivas para triunfar, sino por el descuido catastrófico de esos gobiernos en cuanto a la creación de instituciones de planeación e inteligencia estratégica de alto nivel. El Orden de Batalla Ante los anuncios de matanza por los voceros imperiales, Evo puede ahorrarse el tiempo de protestar ante el Departamento de Estado o la oea. La hora del Termidor (contrarrevolución) es la hora del poder real y, con eso, la hora del Orden de Batall. Es decir: la identificación precisa de los factores que deciden la guerra, entre ellos los efectivos, la estructura de mando, el despliegue de las unidades y el equipo de las fuerzas militares y civiles enemigas, así como de las fuerzas propias. Esta correlación de fuerzas y objetivos determina tanto los probables cursos de acción del enemigo, como las operaciones tácticas y estratégicas de las fuerzas bolivarianas. Fidel Castro es el más grande estratega militar de América Latina. Hay que pedirle que inicie con urgencia el análisis de este Orden de Batalla, no desde la Razón del Estado cubano, sino desde el campo de la batalla de Tierra Firme. ¡Tal como hizo, en su momento, Simón Bolívar! * Cientísta Social . 4 de mayo: causas y consecuencias Roger Emilio Tuero V.* C uando el mas a la cabeza de los movimientos sociales organizaba las movilizaciones y reivindicaciones de sectores emergentes, haciendo naufragar al Estado y al conjunto del sistema político, no podía percibir a cabalidad que era instrumento de fuerzas históricas que marcan el rumbo de la modernidad; es decir, la tendencia mundial contemporánea a desmontar los aparatos burocráticos centralizados del Estado y que ha sido en nuestro país la característica dominante en 5 siglos de dominación colonial y de vida republicana. El Estado centralista boliviano que fuera exprofesamente creado en 1825 para administrar un territorio disperso a partir de un centro de gravedad político, económico y administrativo, es un Estado que no ha servido ni a los ciudadanos ni a los pueblos, y en la actualidad se ha convertido en un freno a las aspiraciones de progreso de las regiones del país. Los movimientos sociales ayudaron hasta donde pudieron a descoyuntar a este Estado, desquiciaron su institucionalidad y debilitaron su legitimidad y, cuando asumieron el poder, por la inercia de esas mismas fuerzas históricas, anularon el aparato judicial, descabezaron el Tribunal Constitucional, avasallaron al Parlamento, sin percibir que, al final, gobernarían un Estado agonizante, en su fase terminal. Como instrumento ciego de la historia los movimientos sociales jamás percibieron las tendencias del cambio; por esto plantean al país la “vuelta al pasado” para saldar cuentas con las injusticias de hace 500 años, en una vendetta inútil, como si la historia pudiera desandarse a capricho y la historia universal no fuera una sucesión de hechos y tensiones entre justicias e injusticias sólo reencauzables en el presente y para el futuro. Por esto no comprenden ni aceptan las autonomías; porque lejos de percibir sus contenidos potenciales de profundización de la democracia, de desarrollo y de modernización, califican al medio millón de ciudadanos que votaron por el ‘sí’ como dóciles instrumentos de cuatro familias oligárquicas, soslayando la herencia neocolonial del Estado creado hace casi dos siglos para administrar un conjunto de regiones apartadas, despobladas y áreas vacías, débilmente conectadas con el centro y entre sí, que respondían más a la imagen de áreas de expansión colonial que a regiones constitutivas de un Estado. El derrumbe del centralismo es el principal triunfo del gobierno del mas. Debilitadas la cultura y los instrumentos del centralismo aparecen en escena los procesos de fondo en los que está embarcada la historia. La readecuación del Estado a las condiciones nuevas de un país que ha dejado de ser un gran campamento minero y que está compuesto por regiones que han logrado una dinámica propia y una integración relativa de su economía, sociedad y cultura reclaman una presencia activa en la construcción de lo nacional. Ante el colapso del viejo Estado todo parece indicar que su reestructuración será el producto de un gran acuerdo entre el gobierno central y las regiones que, con sus propios estatutos, es decir, con las visiones, aspiraciones y elaboraciones propias de su realidad, concierten un nuevo Estado, por primera vez nacional, en el sentido de ser la consecuencia de la voluntad de todas las regiones, pueblos y culturas del país. Este es un proceso inverso al marcado por la Asamblea Constituyente que podría considerarse, como el último intento de reformar el Estado “desde arriba”, sin desmontar su añeja estructura centralista, para dar (Acuarela - 15.5 x 21 cm) paso a una reforma “desde abajo”, sustentado en la voluntad de sus regiones. En tanto que las nuevas autonomías departamentales no están naciendo bajo el paraguas del Estado, sino al margen de él o, más bien, en contra de él, la propuesta autonómica va quedando insuficiente, ya que en la medida que se vayan concretando en el espacio nacional las autonomías departamentales, el proceso se asemeja más a la constitución de un Estado de tipo federal que al de un Estado con autonomías como el inicialmente planteado. Una figura de estas características hunde sus raíces en la memoria histórica del oriente como del occidente del país, por lo que su concreción no queda fuera del ámbito de las posibilidades. En este contexto, llama la atención la coincidencia del oficialismo y la oposición en la convocatoria de un referéndum revocatorio. Si atendemos a los efectos inmediatos que se buscan lograr con esta convocatoria podremos señalar que el objetivo del oficialismo es retomar la iniciativa desplazando el eje de la confrontación política de las regiones hacia los temas de liderato político, espacio donde el oficialismo cree tener mayores ventaja. Desde la perspectiva de la oposición, se estaría buscan reencauzar los procesos políticos a través de los mecanismos del sistema de partidos. Ambos al final coinciden, aunque por diferentes motivos, en la necesidad de restablecer el papel del Parlamento como mecanismo necesario para la toma de las decisiones políticas, ya que éstas se habían desplazado hacia afuera de las instancias del sistema. No hay que olvidar que mientras funcionaba la Asamblea Constituyente, la política transitaba, de alguna manera, a través de los partidos de oposición; pero cuando las regiones con sus propios literatos encabezaron los procesos de aprobación de sus estatutos autonómicos, estos partidos quedaron al margen de los procesos, acentuándose su desplazamiento del sistema de decisiones políticas y adquiriendo centralidad la figura de los líderes regionales. En resumen, la convocatoria al referéndum revocatorio no tendría otro propósito que debilitar la avalancha autonomistas de las regiones, y es muy poco lo puede aportar a la solución de la crisis política por la que atraviesa el país. La única solución no puede ser otra que la negociación de un gran acuerdo entre el gobierno nacional y las regiones para compatibilizar las aspiraciones autonómicas de los departamentos con el programa de reformas sociales propuestas por el gobierno nacional. * Politólogo UAGRM. 8/ debate 15 al 28 de mayo de 2008 Cabalísticas alrededor del proceso autonómico José Mirtenbaum* ¿Qué nos espera en el futuro inmediato después del “fatídico” 4 de mayo? Si somos inteligentes y razonables nos espera un futuro brillante en el “t’inku” federal…; por supuesto, siguiendo los principios elementales del modelo federal. “ Muy contento, muy satisfecho, algo que deseaba se va a cumplir; sólo someternos al pueblo boliviano”, dijo el presidente Morales, cinco días después del referéndum autonómico, refiriéndose a la aprobación senatorial del Referéndum Revocatorio del mandato Presidencial, Vicepresidencial y Prefectural. El 4 de mayo de 2008 fue el Día D para muchos que esperaban la guerra civil o por lo menos sacrificios humanos en Santa Cruz, que decidió entrar en el espacio de la autonomía departamental por tu propia cuenta, con el apoyo contundente de un 85% de los votos válidos para la opción del sí. Aunque hubo un ausentismo de un 39% del total de los votantes registrados, éstos fueron asumidos por Evo Morales como votos a favor del no, señalando una clara división en Santa Cruz, aspecto que es una lectura tergiversada en la medida en que el ausentismo se debió a varios factores. Un 17% representa a aquellos que no asisten a ninguna elección y es una tendencia normal de los votantes en Santa Cruz; el porcentaje restante tenía relación a miedos por las amenazas de violencia, que los lumpen-operadores del mas se encargaron de generar en los barrios más pobres de Santa Cruz; otra, la falta de información pertinente y oportuna sobre la legalidad de la consulta, acompañada de la saturación de las consignas de propaganda oficial y contra-propaganda autonómica; finalmente, los esperados actos vandálicos en contra de las ánforas en poblaciones de una región de 40.000 votantes potenciales, a quienes se les quitó el derecho al voto de una manera fascistoide. Carlos Valverde en su programa dijo: “Nosotros pusimos la democracia, el mas puso la violencia”; tenía toda la razón. Así se dio el primer paso en el proceso autonómico, como parte fundamental del momento constitutivo de Bolivia. Los ciudadanos bolivianos de Santa Cruz son hoy los verdaderos constituyentes de este proceso cargado de contradicciones históricas. Por cierto, las cabalísticas del voto cruceño son un tema que requiere mayor investigación sociopolítica, pero lamentablemente el presidente Morales le dio una mirada aritmética, sindicalista y pretensiosa a la legitimidad de los votos. Es decir que sumando los votos negativos, nulos, blancos y ausentes, el argumento del presidente es que Santa Cruz está dividida entre el sí y el no en una proporción del 50/50, ¿a su favor? Eso es una posición de arrogancia mezclada con inseguridad, que nos puede dañar profundamente a todos los bolivianos, si es que Evo Morales está mentalizado inconscientemente para estimular el escalamiento de un conflicto de proporciones continentales. Santa Cruz está mandando un mensaje a Guayaquil. Fácil pero muy simplista de parte de Su Excelencia, teniendo un matemático a su lado, quien por cierto sabe algo de estadísticas sociológicas, pero que no dijo nada, como siempre, para encubrir sus deseos fanáticos de una revolución socialista desde el Estado burgués en crisis. Qué pobreza en el análisis marxista. Por ello, Evo Morales descartó medio millón de votos válidos, calificando el referéndum por los Estatutos como un “fracaso”. La pregunta pertinente es: ¿fracaso de su gobierno al no reconocer un movimiento social capitalista burgués, en contra de un Estado burgués? En otro encuadre electoral, ¿no es acaso un medio millón de votos, aproximadamente un 15% del padrón electoral nacional, que podría tener ya medio Presidente? A esto sumemos lo que va a pasar hasta el 22 de junio con el último referéndum de Tarija. Pero aquí no se trata solamente de números, proporciones e interpretaciones mecánicas; se trata de voluntades de poder encontradas en una lógica de suma, cero por el momento, en ausencia del reconocimiento del “otro”. Hasta la Iglesia fue castigada porque el voto del ciudadano Julio Terrazas actuó en el referéndum como protesta por los maltratos a los principios de la democracia monoteísta. Falta una geometría de la vida misma, donde el “diálogo” es la matriz de esa geometría divina. Al final de cuentas, ¿no es Evo quien predica la “cultura del diálogo” como principio de la “com- las bases de la “fundación”. No por nada mantenemos un curul en nuestro Parlamento republicano para recordar al “hermano perdido” que completaría la unidad del ser primigenio de la nación. Solamente estamos esperando el retorno de ese hermano perdido en la matriz del mar salado, que solamente los reinos lacustres que los aymaras supieron apreciar con sus dominios de algodón en las costas del Pacifico, como signo de su autonomía frente a los Incas. Relativo a esto, convengamos que lo de “plurinacionalidad” en la ncpde es simplemente un saludo a la vieja bandera de la “Santa Rusia”, que ya criticó severamente Fausto Reinaga en su momento de polémica con Ovando Sainz. Esa cabalística de las “36 naciones indígenas, originarias, campesinas” es simplemente un argumento falaz frente a la contundencia de la sangre del Tawantinsuyu y el semen del reino de España”. En otro orden de cosas contemporáneas del campo político, por un lado tenemos al mas, cuya deslealtad cínica con el indigenismo profundo de Bolivia utiliza la filosofía de la “complementariedad de los opuestos”, cuando es funcional al discurso presidencial en escenarios internacionales. “The show must go on”, pero en la realidad local es una certera lealtad al paradigma del “centralismo democrático” propugnado por la vieja izquierda latinoamericana, hoy encarnada por Hugo Chávez, y los temores de Rafael Correa. No es gratuito que de los chequecitos hacen de Chávez ese “gran hermano” orwelliano. En este esquema de hechos sociopolíticos bolivianos, la autonomía departamental no tiene lugar en el “centralismo democrático” del mas, porque es sinónimo de pérdida del poder personal de Evo Morales, y por rebote de Chávez y Correa. Vaya ironía en el ámbito de los proyectos Zapatista (acuarela - 31 x 41 cm) subimperialistas. Por otro lado, tenemos a los departaplementariedad de los opuestos”? Pero su alegría por el mentos bolivianos y no bolivarianos, que buscan una referéndum revocatorio hace de nuestro Presidente un descentralización político-administrativa sobre la base vulgar político maquiavélico. de intereses de una clase empresarial que ha montado Ambos bandos, a su modo de entender la realidad una “revolución democrática burguesa” a nombre del nacionalista occidentalizada, están en plena lucha por sentimiento de la “autonomía”, y que en su primer paso intentar construir una nación multiétnica en la vie- gigante ha ganado contundentemente una batalla electoja lógica de los acomodos políticos. Quizás pasada la ral en las reglas de la democracia formal, aun siendo una época de Evo, si todos somos razonables, un Estado acción ilegal, pero legítima de pleno derecho natural. No olvidemos que los cruceños nacidos y venidos a federal multicultural incluyente para todos emergerá en el horizonte a mediano plazo, como lo quiso Zárate la republiqueta de Andrés Ibáñez se consideran “origina“el temible” Willka, antes de que sea traicionado por la rios” por derecho adquirido. Todos convocados por Melvin Bohan para comprobar que Santa Cruz era la “nueva oligarquía paceña. ¿Riesgoso?; sí, sumamente riesgoso, pero nece- frontera agrícola” para los “colonizadores andinos”. ¿Qué nos espera en el futuro inmediato después sario, si hemos de entrar en el siglo xxi con una nación de ciudadanos políticamente conscientes de una del “fatídico” 4 de mayo?. Si somos inteligentes y raidentidad multiétnica, animista y monoteísta, centrada zonables nos espera un futuro brillante en el “t’inku” en el espacio identitario de los nueve departamentos federal de muchas subsidiaridades democráticas entre republicanos que ya están demasiado inseminados con todos los departamentos; por supuesto, siguiendo los sangre y fuego en el imaginario de la masas. principios elementales del modelo federal. Si somos Esta soldadura departamental creada con plata, necios y arrogantes, todos sucumbiremos a la Ley del hierro, salitre y sangre se dio cuando perdimos el de- Talión, “ojo por ojo, diente por diente”, hasta que topartamento del Litoral en 1879, ese “décimo hermano” dos quedemos ciegos y sin dentadura. que nos mantiene unidos como país, para dejar nueve hermanos expectantes que son, de acuerdo a la cábala, * Director de la Carrera de Sociología UMGRM. /9 foro latino 15 al 28 de mayo de 2008 V Encuentro de Jefes de Estado y Gobierno de Europa y América Latina y el Caribe Buscando compromisos efectivos antes que declamatorios Nueva Crónica dialogó con Fernando Rojas Samanez, embajador del Perú en Bolivia, acerca de los temas concretos y los varios desafíos que tendrá ante sí la Cumbre de Lima, entre el 16 y 17 de mayo de 2008.* ¿ Cómo caracteriza al V Encuentro de Jefes de Estado y Gobierno de Europa y América Latina y el Caribe? La V Cumbre Europa - América Latina y el Caribe tiene como finalidad fundamental tomar acciones concretas en dos importantes materias: pobreza, desigualdad e inclusión, por una parte, y desarrollo sostenible articulado alrededor de tres temas: medio ambiente, cambio climático y energía, por otra. La mañana del 16 está destinada a tratar en primer lugar el tema de la pobreza y la inclusión social, y en la tarde se aborda el tema del desarrollo sostenible. Dichas reuniones de los Jefes de Estado y de Gobierno son precedidas por una reunión de cancilleres, que se realizará el día 15, y acordará los documentos fundamentales. ¿En comparación con las reuniones anteriores cómo se evalúa ahora la asistencia? Hasta el día de ayer habían confirmado su asistencia seis jefes de Estado, 16 presidentes, 17 primeros ministros y 12 cancilleres. También se habían acreditado más de 1.600 delegados, y está prevista la llegada de cerca de 2.000 periodistas. En comparación con la Cumbre realizada en Viena en 2006, la concurrencia es realmente impresionante, tanto en lo que se refiere a la representación política como en lo que hace a la participación de medios de comunicación. Nos gustaría conocer su apreciación sobre las expectativas de resultados con relación a los encuentros anteriores y también sobre algunos elementos novedosos en este diálogo político al más alto nivel entre las dos regiones. Considero que el aspecto más importante consiste en la institucionalización de las cumbres presidenciales. Empezaron en Río de Janeiro en 1999; y se han realizado cinco encuentros con un nivel cada vez mayor de compromisos efectivos. La temática obviamente ha ido cambiando de acuerdo con la evolución internacional general y de las relaciones entre ambas regiones en particular. También creo que el contexto es ahora mucho más interesante y desafiante por los temas del cambio climático y la crisis de los alimentos. Ambas cuestiones estarán en el centro de las discusiones tanto de los cancilleres como de los presidentes. Por otro lado, hay una relación mucho más intensa entre América Latina y la Europa comunitaria. Ambas regiones comparten una serie de valores fundamentales, entre los que cabe mencionar los idiomas español, portugués e inglés, y también sus conceptos sobre la civilización y la cultura. Además, Europa es el socio económico principal de muchos países latinoamericanos. El modelo de integración europeo está asociado también con la historia de la integración de nuestra región. Hoy existe una cooperación entre la Unión Europea y América Latina mucho más comprometida, como se ilustra con los acuerdos con Centroamérica. Con la Comunidad Andina desde hace poco menos de un año ya se han llevado a cabo tres rondas de negociación. La Cumbre de Lima también habrá de servir para desbloquear las negociaciones entre la Unión Europea y el mercosur, que es fundamental para América Latina y también para la Unión Europea. Por otra parte, el contexto es más alentador no solamente por las dos materias centrales de la pobreza y el cambio climático, sino también por la promoción de las inversiones. Con esta masiva presencia de Jefes de Estado se transmite hacia Europa una visión más actualizada, activa y comprometida, que ayuda a incentivar las inversiones, la transferencia de tecnología y la cooperación en general. Preocupa que Europa parece avanzar y consolidar su esquema integracionista, en tanto que América Latina muestra tendencias centrífugas y falta de acuerdo en dos aspectos básicos: el modelo político y el modelo económico. Hay pues dudas sobre la posibilidad de avanzar realmente en vista de las pro- fundas divergencias en ambas materias. ¿Existen razones para esperar compromisos concretos de parte de América Latina que vayan más allá de una solemne declaración? Sin duda alguna, hay expectativas muy positivas. ¿A pesar de que la Comunidad Andina está en serios problemas? Y no sólo ella. Existen ciertamente diferencias de fondo, pero hay también un compromiso acordado justamente en la Cumbre Andina de Tarija para avanzar a pesar de las asimetrías y las diferentes capacidades de cada país. Por otra parte, el presidente Alan García acaba de anunciar que, precisamente con relación a las negociaciones con la Unión Europea, convocará inmediatamente después de la Cumbre a una reunión de presidentes de los cuatro países andinos para establecer de la manera más franca y directa una decisión sobre cómo avanzar en el futuro; ha dicho que planteará un sinceramiento de la voluntad política de los Jefes de Estado respecto del tratado de libre comercio con Europa. ¿Podemos conocer cuáles son las diferentes visiones sobre dicho tratado? Ecuador y Bolivia han hecho reserva de algunos aspectos fundamentales en los cuales no estarían en capacidad de acompañar un compromiso de ese tipo, aunque siguen participando del proceso de negociación. Bolivia en particular ya señaló mediante múltiples declaraciones que no estaría en condiciones de suscribir los temas de comercio de servicios, propiedad intelectual y compras estatales. Obviamente, eso tiene en la práctica una serie de efectos, incluso para el propio acervo histórico de compromisos de la Comunidad Andina. Pero yo quisiera destacar que esta reunión de América Latina y El Caribe con la Unión Europea puede servir en términos globales para destrabar el proceso negociador a nivel global. Los intereses son contrapuestos entre la Unión Europea, Estados Unidos y Japón, pero la Cumbre de Lima podría destrabarlos si se lograr avanzar más bien en negociaciones directas, Las Cuatro Estaciones III (acuarela, 2003) en vista de que el proceso Fernando Rojas Samanez dentro de la Organización Mundial del Comercio ya tiene un buen tiempo de estancamiento. Reuniones informales y bilaterales entre presidentes el día sábado en Lima pueden servir a los intereses de cada uno de ellos, y contribuir así a destrabar el proceso global de Doha. Se trata entonces de otro de los efectos que tiene esta Cumbre. Nos parece muy importante la referencia a un avance en el marco de las negociaciones de la Ronda de Doha. Deseo hacer conocer además los puntos fundamentales que el presidente García desea abordar para darle relevancia a esta Cumbre. Primero: ha dicho que espera conclusiones concretas más que un ritual declamatorio sobre la crisis de los alimentos, y plantea que es preciso dejar de lado el compromiso sobre los biocombustibles, porque está haciendo mucho daño a los países más pobres. Pretender cambiar petróleo por etanol va a generar un problema muchísimo más complicado del que quisimos resolver antes. El segundo tema se refiere a un proyecto hidroeléctrico que nos permita utilizar las caídas de agua de las zonas andinas para generar electricidad, lo que nos permitiría modificar nuestra matriz energética y depender menos de los combustibles fósiles. En tercer lugar, en materia de cambio climático, el Presidente García quiere obtener un compromiso efectivo de reforestación de la Amazonia. Europa podría hacer un esfuerzo más concreto para ayudarnos a desarrollar nuestra Amazonia de manera sostenible. El cuarto tema consiste en la desalinización del agua mediante técnicas que ya son conocidas, pero que requieren inversiones y transferencia de tecnología. Al respecto, conviene tener presente que Perú, Bolivia y Ecuador son los países andinos más afectados por el cambio climático. * La entrevista se llevó a cabo en La Paz, el 14 de mayo de 2008. vecindario 10 / 15 al 28 de mayo de 2008 Comunicación, poder y política Washington Uranga* La lucha política se convierte en una disputa desigual, donde la fuerza del poder mediático (que hoy responde a intereses de sectores económicamente poderosos) termina imponiendo sus intereses por encima de cualquier racionalidad política o legitimidad democrática. Y a en 1991, en un seminario sobre “Política y comunicación” organizado en la Universidad Nacional de Córdoba, la docente e investigadora argentina María Cristina Mata aportó una lúcida reflexión titulada “Entre la plaza y la platea”, buscando sumar explicaciones (también expuestas entonces, entre otros teóricos de la comunicación argentinos, por Oscar Landi, Nicolás Casullo y Héctor Schmucler) al fenómeno de la “mediatización” de la política. “De la plaza a la platea –decía Mata– sería entonces la imagen del movimiento sustitutorio que revela los nuevos espacios físicos y simbólicos que se admiten como lugares de producción del sentido político y unas estrategias propias de tales espacios, articulados por la mediación tecnológica y el consumo cultural”. Advertía sin embargo la autora sobre el riesgo de la simplificación que sugeriría “la clausura de la primera (la plaza), su oclusión, su olvido (...) su desaparición sin rastros en el imaginario político que se construye desde ese otro lugar central que es la platea”. Y más adelante sostenía que “lo que desafía nuestra comprensión y nuestro juicio al asumir que la política se construye hoy desde una tensión entre la plaza y la platea, y no en virtud de una lisa y total destrucción de la primera bajo el imperio de la segunda”. En 2007, el comunicador brasileño Pedro Gilberto Gomes, vicerrector de la Universidad Unisinos de Porto Alegre, escribió sobre El proceso de mediatización de la sociedad y sostuvo que aquella posición “entonces revolucionaria” de Mata ha sido superada porque “ahora existe un escenario del espectáculo, donde no se habla más de la plaza y de la platea” y porque de hecho, “si un aspecto o un hecho no es mediatizado, parece no existir”. Por tal motivo, sigue diciendo Gomes, es preciso “aceptar la mediatización como un nuevo modo de ser en el mundo” que como tal construye sentido “induciendo una forma de organización social”. Germán Rey, colombiano y parte del equipo de investigación de la Fundación del Nuevo Periodismo Latinoamericano que conduce Gabriel García Márquez, afirma que “los medios de comunicación son actores importantes en la conformación de lo público (...) escenarios de representación de lo social y a la vez lugares de circulación de puntos de vista, de sistemas más o menos plurales de interpretación”. Las reflexiones anteriores vienen a cuento de lo que está sucediendo en las últimas semanas en la Argentina, donde la batalla política se está dando en el escenario comunicacional. Los debates y las confrontaciones comunicacionales son enfrentamientos por el poder donde no existen los “independientes” por más que algunos se autotitulen así. En ese marco, la confrontación política se transforma sustancialmente en una lucha de relatos y de sentidos interpretativos, donde los actores intentan imponer sus puntos de vista sobre los hechos pero también un modelo de desventaja en esta materia. Por lo tanto, la lucha por la democratización de la comunicación es, sin lugar a dudas, una lucha por el poder –no sólo coyuntural, sino sobre los modelos– en la sociedad actual. Retomando la reflexión inicial de María Cristina Mata, habría que evitar también la simplificación que resuelve la tensión simplemente demonizando al poder mediático. Tan cierto es que lo público está dominado por los medios como que el servicio de la acción política sigue teniendo su centro en la construcción de la plaza, en ese espacio donde lo tangible son las necesidades de las personas, de los excluidos y de los pobres. No hay mensaje político más contundente que la escuEl juguete rabioso (acuarela - 57 x 75 cm) cha de la ciudadanía y las respuestas a sus demandas. Tales sociedad. El espacio público, el espacio respuestas, si son adecuadas y pertinenpolítico, está hoy mediatizado, se ha tes, se convierten ellas mismas en relato transformado en un ámbito de lucha político y generan sentido en favor de simbólica por el poder. Bien lo saben quien las promueve. Dicho de otro modo: el mejor menlos dirigentes que conducen el lockout agropecuario que hábilmente han inten- saje es la acción política positiva que se tado discursivamente capitalizar para sí construye también con la movilización la representación de “el campo” y hasta social y la participación ciudadana en la privatizar la escarapela nacional como construcción de las soluciones comunes. emblema de sus intereses sectoriales. Sin esto es difícil que el discurso y los arTambién los responsables de los medios gumentos de los dirigentes cobren sentique editorializan a diario con títulos y do en los actores sociales y en los ciudaselección de imágenes, construyendo re- danos. Con respuestas a las demandas de la gente y la apertura de los espacios de latos políticos y liderazgos mediáticos. En este escenario, la lucha políti- participación, la acción se vuelve comuca se convierte en una disputa desigual, nicación y adquiere valor político. Ambos aspectos están íntimamente donde la fuerza del poder mediático (que hoy responde al interés de los gru- unidos. El poder hoy no puede prescindir pos económicos concentrados aliados de la comunicación y la defensa del deretambién con sectores económicamente cho a la comunicación, entendido como poderosos) puede terminar imponiendo el ejercicio efectivo de todos y todas a sus argumentos y sus intereses por enci- decir su palabra en diferencia, es parte de ma de cualquier racionalidad política o la acción política. Para adquirir significación esta última tiene que nutrirse de reslegitimidad democrática. Desigual porque hay muchas otras puestas que alimenten de sentido la vida voces que hoy están excluidas de la mesa cotidiana de los ciudadanos. de los medios y no tienen cómo decir * Periodista uruguayo, columnista de Página12. su palabra. Hasta el Gobierno está en aldea global 15 al 28 de mayo de 2008 / 11 ¿Hacia dónde quieren ir la Unión Europea y América Latina? Carlos Malamud* “… Nunca como en este comienzo del siglo xxi América Latina ha estado tan dividida y tan afectada por todo tipo de conflictos bilaterales. Pese a la elevada concentración de gobiernos englobados en la ‘izquierda’, la ausencia de un lenguaje común dificulta no sólo avances concretos en el proceso de integración regional, hoy seriamente tocado, sino también en el diálogo con Europa. Ya se ve, cada uno acude a la cita, como si del mercado se tratara, con su propia lista de la compra. Mientras unos reivindican Malvinas, otros dicen ser atacados por Colombia y otros denuncian los 500 años de explotación colonial”. U na gran cantidad, quizá excesiva, de jefes de Estado y de gobierno de Europa, América Latina y el Caribe se reunirán en Lima con motivo de la v Cumbre alcue. Precisamente, el exceso de protagonistas debería llevar a una reformulación del formato de la Cumbre, un tema nada sencillo dada la fragmentación existente en la parte latinoamericana. De forma ritual, los mandatarios y los ministros acudirán nuevamente a la cita y también de forma ritual la mayor parte de los participantes, así como un gran número de los periodistas que cubren la reunión repetirán la pregunta acerca de la utilidad del encuentro. Más allá de la estéril discusión acerca de la utilidad de las Cumbres, que sí la tienen, creo que la pregunta central y la esencia de todo el proceso se relaciona con el gran interrogante acerca de lo que espera cada una de las partes implicadas del otro, un otro a veces halagado y otras denostado. Y ese es precisamente el gran drama que atenaza tanto a los unos como a los otros a la hora de impulsar unas relaciones que deberían ser centrales para todos. Ocurre, sin embargo, que la ue de 27 Estados miembros no tiene nada claro acerca de lo que espera de América Latina, ni hacia dónde querría marchar con ella, pero también es verdad lo recíproco, es decir, que América Latina no sabe lo que quiere ni lo que podría esperar de Europa. De Río a esta parte las cosas son distintas Esta gran indefinición que está en la base del proceso es la que ha provocado una serie de paradojas y contradicciones. Cuando hace casi diez años se iniciaron las Cumbres, en Río de Janeiro en 1999, la situación latinoamericana era otra y el discurso centrado en el hecho de que América Latina es occidente era unánimemente aceptado. Hoy estamos frente a algunos discursos que se empecinan en negar lo evidente y reivindican el etnicismo como una respuesta contradictoria con lo anterior. Más allá de las razones históricas, el discurso etnicista esconde una brutal lucha por el poder, al cual se han sumado grupos políticos huérfanos de proyectos, como muestra palmariamente la nívea imagen del Vicepresidente boliviano ataviado de ropajes indígenas. En este sentido, el cuestionamiento de la occidentalidad americana ha servido para torpedear el diálogo birregional. La otra gran paradoja surge del empeño de la ue de negociar con bloques subregionales (Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones o América Central), partiendo de la premisa de que se debe impulsar el proceso de integración regional. Ya se sabe, lo que es bueno para Europa debe ser bueno para los demás. Pero, por distintos motivos, las negociaciones con Mercosur y con la can están estancadas y las únicas que tienen algún viso de prosperar son las que se desarrollan con los países centroamericanos. Es más, los dos únicos acuerdos de asociación firmados entre la ue y América Latina son con México y Chile, dos países indi- viduales y no dos bloques de integración subregional. Ahora bien, México, Chile y América Central (junto a la República Dominicana) tienen tratados de libre comercio (tlc) firmados con Estados Unidos, lo que nos debería llevar a ver si hay alguna relación entre estos tlc y los Acuerdos de Asociación con la ue. En el caso de la can cada vez son más evidentes las desavenencias internas y la práctica imposibilidad de que se avance en una negociación común. De ahí la postura peruana, secundada por Colombia, de intentar negociar de forma bilateral y no grupal con la Unión. Problemas aquí y allá En descargo de los limitados logros alcanzados hasta la fecha uno podría mencionar el estado problemático existente en los dos bloques participantes. La ampliación europea y el fracaso del proceso constitucional llevaron a Europa a una situación de brutal introspección, cercana a la parálisis en algunos temas, y el de las relaciones entre la ue y América Latina fue una de ellas. La firma del Tratado de Lisboa debería poner las cosas en su sitio y hacer avanzar el proceso. Del otro lado las cosas no son mejores. Nunca como en este comienzo del siglo xxi América Latina ha estado tan dividida y tan afectada por todo tipo de conflictos bilaterales. Pese a la elevada concentración de gobiernos englobados en la “izquierda”, la ausencia de un lenguaje común dificulta no sólo avances concretos en el proceso de integración regional, hoy seriamente tocado, sino también en el diálogo con Europa. Ya se ve, cada uno acude a la cita, como si del mercado se tratara, con su propia lista de compras. Mientras unos reivindican Malvinas, otros dicen ser atacados por Colombia y otros denuncian los 500 años de explotación colonial. Prueba de las dificultades que deberá afrontar el diálogo son las duras declaraciones de Hugo Chávez contra la canciller alemana, Angela Merkel, a quien Itinerario de las Cumbres birregionales Europa - América Latina y el Caribe i Cumbre – 1999 – Río de Janeiro (Brasil) ii Cumbre – 2002 – Madrid (España) iii Cumbre – 2004 – Guadalajara (México) iv Cumbre – 2006 – Viena (Austria) v Cumbre – 2008 – Lima Sin título (acuarela - 57 x 76 cm) identificó con la derecha que llevó a Hitler al poder. No podía haber existido peor insulto para un demócrata alemán y Angela Merkel ha demostrado sobradamente que lo es. El problema del discurso bolivariano es que cree que es el legítimo propietario de la verdad, de la historia, de la memoria y de la interpretación política. En ese marco no hay lugar para el disenso y sin él cualquier proceso de negociación entre realidades tan complejas es prácticamente imposible. Es de esperar, sin embargo, que los temas vinculados al cambio climático y a la pobreza puedan movilizar a los mandatarios y a los ministros presentes en Lima. Sólo de ese modo, e incorporando a la discusión otras cuestiones vitales, como las migraciones o los biocombustibles, se podrá seguir avanzando. Lamentablemente, la democracia, palabra tabú para algunos gobiernos de la región, no puede estar en la agenda. Por el contrario, sí parece que estará Cuba, que espera el total levantamiento de las sanciones establecidas en su día por la ue. Tanto en éste como en otros temas España tiene mucho que decir. Pero para que la voz española se escuche nítida y clara en éste y otros contextos es necesario dotar de mayor coherencia a la política hacia América Latina. * Investigador del Real Instituto Elcano de Madrid. Infolatam. 12 / casa común 15 al 28 de mayo de 2008 Sobre palabras y drogas Rodolfo López Hartmann* Existe confusión de términos cuando se trata el tema de drogas, por lo que se hace necesario dar algunas definiciones. S e entiende por la palabra droga a una sustancia que al ingresar al organismo provoca un cambio en el funcionamiento de éste, ya sea a nivel físico, psicológico o ambos, manifestando, según sea el efecto principal de la sustancia, alteraciones diferentes en la persona. Más allá de una definición de diccionario, el término es polisémico, es decir, tiene muchos significados. Como sinónimos existen los términos “estupefacientes”, “narcóticos” y, más recientemente, el de “psicotrópicos”, para usar sólo una denominación. Sin embargo, estos términos tienen observaciones, debido a que hay sustancias que no son propiamente narcóticas ni estupefacientes y que afectan principalmente al estado de ánimo, con los extremos opuestos de las sustancias estimulantes o los depresores, por ejemplo. Otras afectan principalmente a las percepciones, llamándose alucinógenos o, en términos de farmacología, psicodislépticos, mientras que otras pueden producir un estado de estupor, como los narcóticos que derivan del opio, sin ser estimulantes ni alucinógenos. Sustancias psicotrópicas y psicoactivas Pronto se vio que era preciso conocer que las diferentes sustancias tienen diferentes efectos y proponer un término genérico, que no especifique el efecto de la sustancia, solamente que es “psicotrópica” o bien una “sustancia psicoactiva”. La palabra ‘psicotrópico’ deriva le las raíces griegas ‘psiquis’ (mente) y ‘tropos’ (atracción), por lo que etimológicamente quiere decir “atraídas por la mente” o “ dirigidas a la mente”; son “psicoactivas”, dado que tiene “acción sobre la mente”, en un sentido general. Con estas consideraciones, en los últimos años los profesionales optaron por utilizar los términos ‘psicotrópicos’ o ‘sustancias psicoactivas’ para reemplazar al de ‘drogas’, dado que la palabra tiene una connotación negativa, sinónimo de algo dañino, creando confusión en la gente. En muchos países se entiende por “droguería” a una tienda o empresa farmacéutica. En el sentido médico, drogas son todas las sustancias tanto naturales como sintéticas que se emplean en el tratamiento farmacológico de las enfermedades, incluyendo, por ejemplo, a los antibióticos, analgésicos, hormonas y vitaminas, entre otros muchos medicamentos. Para la generalidad de las personas, la palabra droga significa algo ilegal como cocaína, marihuana o heroína. Pero en la conciencia de la gente no se asocia a las drogas legales como el alcohol, el café y el tabaco, que también son drogas en el sentido médico, y que igualmente poseen un efecto “psicoactivo” como las drogas consideradas ilegales, pudiendo ser tan dañinas como las otras. Uso “debido” y uso “indebido” En la Bolivia de los años noventa, después de una década del crecimiento explosivo en el tráfico de cocaína, a la vez que se hablaba de una “diplomacia de la coca”. En el ámbito de la prevención del uso de drogas se introdujo la distinción entre el “uso debido” y el “uso indebido” (sigla: uid), con una particular importancia para nosotros tratándose de la coca, cuyo uso es tradicional y por lo tanto legal, así la hoja sea portadora de cocaína, en cantidades mínimas pero que finalmente es el “ingrediente” o “principio” activo que quita la fatiga y el hambre. En el debate sobre si hay drogas de “uso debido” algunos han sostenido que no hay ningún “uso debido” de drogas, si es que se entiende como drogas las prohibidas por la ley. Pero si se entiende en el sentido médico, habrá una indicación terapéutica para la morfina en un paciente con cáncer o para la cocaína en la cirugía ocular, dado que es un buen anestésico local, y así otros ejemplos del uso de sustancias ilegales con fines médicos legales. El alcohol, entendido como droga de uso legal, puede tener un uso debido o indebido, siendo permitido su uso legalmente pera los mayores de 18 años, que supuestamente tienen uso de razón y son responsables civilmente ante la sociedad por sus actos. Sin embargo, una persona que abusa del alcohol tarde o temprano encuentra problemas sobre su salud, trabajo o familia, y éste por tanto viene a constituir un “uso indebido”. De igual forma, un fumador que consume 20 cigarrillos diarios sufrirá a la larga daños en sus órganos que acortarán su vida, siendo también un uso indebido. Hasta hoy nadie se ha pronunciado sobre el número de cigarrillos diarios que podría definir el “uso debido”. Otros términos que producen confusión son los de “hábito”, “adicción” y “vicio”, que se originaron hace siglos con influencia de posiciones religiosas o moralis- tas, considerando el abuso de ciertas sustancias como signo de “flaqueza moral”. Actualmente, la ciencia ha demostrado que el consumo prolongado o excesivo de muchas sustancias psicoactivas produce un estado de dependencia, considerado como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud, y por los psiquiatras como trastorno mental, porque el individuo es impotente ante la sustancia y requiere ayuda para dejarla, si bien una vez que deje el consumo seguirá siendo un consumidor potencial por el resto de su vida. Abuso, dependencia y adicción En la actualidad se usan los términos “abuso” y “dependencia” para reemplazar los de adicción y drogadicción. En Europa se usa el término de “toxicomanías” utilizando una palabra genérica como la de “psicotrópicos”. En los Estados Unidos se introdujeron términos como “dependencia a sustancias químicas” o “dependencias químicas”, y el de “farmacodependencias”, que es discutido porque da la connotación de “una dependencia a fármacos”, es decir, medicamentos como los estimulantes y tranquilizantes, y no es suficientemente amplio. Sin embargo para fines prácticos se siguen utilizando los términos de “toxicomanía” y “farmacodependencia” en los diferentes países. Con la introducción de las distinciones en cuanto al uso de las drogas, se pretende aclarar y establecer las responsabilidades en cuanto al consumo de sustancias psicoactivas, siendo el individuo responsable por el uso que hace de las sustancias, ya sean éstas legales o ilegales. En cuanto a la responsabilidad del Estado boliviano para la prevención de uso indebido de drogas, esta instancia pasó de ser Subsecretaría a Dirección, luego a Viceministerio y, finalmente, llegó a instituciones dispersas, y aún no encuentra el rumbo que haga notoria su presencia en el país a pesar de que el Estado debería tener un papel fundamental con un ente rector que ejerza autoridad y aplique políticas de salud pública en cuanto a las drogas, el “flagelo de la humanidad”, según dijo el papa Juan Pablo ii. Las políticas efectivas incluyen educar a los individuos sobre los efectos y los riesgos de las mismas; informar a la sociedad en cuanto a los peligros que entrañan las drogas, y sobre cómo detectar tempranamente al que hace un uso indebido para hacerle tomar conciencia de su problema y acudir a recibir ayuda incluso profesional si no es capaz de controlar su consumo antes de que el sufrimiento sea insoportable o ya sea muy tarde. * Médico especialista en Psiquiatría, docente titular de la carrera Psicología de la UMSA. 15 al 28 de mayo de 2008 / 13 casa común Mayo del 68 Las imprevisibles consecuencias de la acción humana Francesc Viçens* Fueron ante todo un movimiento liberador que conllevaba todos los elementos de este tipo de movimientos: crítica del presente y de nosotros mismos, capacidad de ver otras posibilidades y voluntad entusiasta de realizarlas, movilidad, transformación y creación, enseñorearnos de nuestros destinos… Liberación, sí, pero ¿de qué? ¿Cuáles eran las cadenas? A toro pasado, todos sabios. Alguien que fue en su tiempo un político poderoso me decía no hace mucho: “Lo terrible de cuando tenemos el poder es que creemos saber lo que estamos haciendo”. Los humanos vivimos en la ilusión de controlar el sentido y las consecuencias de nuestras acciones y, desde el poder, nos sentimos autorizados a descalificar (cuando no a difamar y destruir) a todo lo que se nos opone, en lo que no vemos sino reacción o conspiración contra el progreso que nosotros indudablemente encarnamos. Ya mayores, mirando atrás en busca de paz interior y buena muerte, descubrimos que ni todo lo que salió bien fue nuestro mérito ni todo lo que salió mal nuestra culpa, que la vida es un suceder de consecuencias no anticipadas, que bregamos inevitablemente en la incertidumbre y que quizás en ello resida nuestra dignidad y grandeza como especie. Los que se rebelaron en mayo del 68 también creyeron saber lo que estaban haciendo y tampoco les importaron ni alcanzaron a controlar las consecuencias de sus actos. Fueron ante todo un movimiento liberador que conllevaba todos los elementos de este tipo de movimientos: crítica del presente y de nosotros mismos, capacidad de ver otras posibilidades y voluntad entusiasta de realizarlas, movilidad, transformación y creación, asunción de que nada es finito ni perfecto, de que podemos cambiar las relaciones de fuerza, modificarnos nosotros mismos, enseñorearnos de nuestros destinos… Liberación, sí, pero ¿de qué? ¿Cuáles eran las cadenas? La sociedad en la que se habían criado los jóvenes de mayo del 68, aunque organizada políticamente como democracia, era la rígida sociedad del capitalismo fabril, de la mayoría de obreros de cuello azul cuyos dirigentes debatían entre el reformismo y la revolución; era una sociedad dominada por los varones jefes y mantenedores únicos de la familia, por los patronos –como se llamaba entonces a los jefes de empresa–, por la autoridad vertical de los profesores, los dirigentes de partidos y sindicatos, los funcionarios, los clérigos o los maestros pensadores, todos supuestamente depositarios de saberes incuestionables; era una sociedad de moral sexual tan estricta como hipócrita que apenas atisbaba los imponentes procesos de transformación y de liberación que estaban en puertas. Fueron los jóvenes los que atisbaron esas potencialidades y por eso mayo del 68 tomó los caracteres de un conflicto de edad que tomó desprevenidos a los santones intelectuales del momento. Sartre creía que el marxismo iba a durar 20 siglos. Fue una revolución más social que política. Los que quisieron aprovecharla políticamente sólo comparsearon la inevitable confusión: la triste imagen de Sartre utilizando para batir infructuosamente a De Gaulle el retrato de un tirano como Mao. Deseos de libertad bajo banderas totalitarias. Daniel Cohn-Bendit cuenta que “la mayoría de los manifestantes querían tomar el control de sus vidas, fuera en la fábrica o su vida privada. El deseo de emancipación que llevaba el movimiento no tenía ningún concepto político para traducirlo… nuestras consignas eran surrealistas, poéticas: ‘sed realistas, pedid lo imposible’. ¿Cómo reintegrar una revuelta existencial en un discurso político’. Una herencia imposible. 1968 es un mito para la izquierda… con el que no sabe muy bien qué hacer”. Pero el capitalismo, con su terrible eficiencia adaptativa, sí supo qué hacer con todas aquellas fuerzas liberadoras a las que acabó envileciendo, domesticando y poniendo a su servicio. La explosión liberadora En torno a mayo del 68 se dieron una serie de circunstancias que posibilitaron la explosión liberadora: los anticonceptivos, los artefactos reductores del trabajo doméstico, el comienzo de la economía de servicios y de la incorporación masiva de las mujeres a los estudios y al trabajo, el descubrimiento de que la ciencia avanza por falsación y no por acumulación de verdades verificas (con su terrible correlato de que los maestros pueden ser falsos maestros), la convicción de que el progreso social no sólo es compatible sino que exige mayores grados de libertad en todos los ámbitos, la rebelión de los trabajadores frente a su consideración de meras piezas de una ordenación ‘científica’ del trabajo, el descontento ante una administración que trataba a los ciudadanos como meros administrados y que desconocía su derecho a la participación, la posibilidad de un ‘joie de vivre’, de gozar de la vida más allá de los muros del patriarcado autoritario… A pesar de la guerra fría, eran tiempos de seguridad en el empleo y en las calles y, por tanto, de confianza en que el futuro sería necesariamente mejor. No se sabía que el futuro nunca es lo que era. La izquierda quedó perpleja. La rebelión no entraba en sus esquemas. La derecha convocó a las fuerzas del orden contra la sociedad ‘amenazada’. Los empresarios, en cambio, comenzaron a leer las inmensas posibilidades de mercado que les abría el erotismo liberado. La minifalda fue el precedente recatado de un destape crecientemente universal y mercantilizado pronto capturado por un capitalismo cada vez más neoliberal y global. El cuerpo ha acabado convirtiéndose en mercancía para los fines más diversos, globalizada y multiplicada por la tecnología. El eslogan “abajo la sociedad de consumo” ha sido sepultado por otros igualmente sesentayocheros como “prohibido prohibir”, “gozad sin obstáculos”, “se pierde el respeto, no lo busquéis”, sólo que en su versión neocapitalista permisiva y más sutilmente estupidizante y manipuladora. La impotencia antisistémica En las alcantarillas de mayo del 68 se quedaron dispersos por el mundo puñados de hippies desdentados, consumidos por la hierba y la impotencia antisistémica. Quizás pocos lo simbolicen como Killian Fritsch. Él creó el eslogan “bajo los adoquines, la playa”. Como no la encontró, la buscó en los sumideros de los paraísos artificiales y acabó suicidándose bajo los adoquines, en el metro de París, mientras las calles del mundo entero se llenaban de ofertas para un consumo cada vez más masivo, individualizad, desatado y permisivo. Amor libre es conceptualmente lo opuesto a sexualidad liberada, que es lo que reivindicaron en realidad los del 68. Sin libertad no hay amor, pero tras la deter- minación libre el amor es dedicación y fidelidad. Sólo con la libertad de la mujer –posibilitada por su acceso al estudio, al trabajo y a los anticonceptivos– los matrimonios y la familia han podido basarse en el amor, que ha dejado de ser un ideal aristocrático ajeno al matrimonio para convertirse en una aspiración humana potencialmente universal. Desde mayo del 68 la milicia del amor exigió el divorcio al rechazar la continuidad del vínculo matrimonial sin amor. Pero los rebeldes del 68, leves de pensamiento, llamaron amor libre a lo que sólo era sexualidad desatada. Las palabras de amor sencillas y tiernas de Serrat les sonaron a ñoñerías de burguesito, y en nuestros boleros no fueron capaces de ver sino el instrumento para la conquista erótica. Desatada la sexualidad, los más débiles cayeron en las trampas y vicios más burdos. Si casi todo vale, todo puede ser objeto de exhibición, fantasía o tráfico. Sin disciplina ética ni estética que contenga la sexualidad, mujeres, niños, hombres… todo puede ser objeto de los más diversos tráficos, legales o ilegales. En un tiempo supuestamente de derechos humanos se permite como nunca el alquiler y la venta de los cuerpos y sus imágenes, se masifica el turismo sexual y florecen todo tipo de perversiones. La pornografía y la prostitución no sólo han dejado de ser transgresiones sino que se han convertido en parte substanciosa de la producción capitalista globalizada y de la corrupción que la acompaña. Son el tiro por la culata de mayo del 68. Hoy nadie se siente con autoridad moral para pedir contención, es decir, para educar en formas y valores que dignifiquen el erotismo liberado. Todo no está perdido, sin embargo: la milicia del amor sobrevive y lo busca y reivindica como pan sublime de vida, fuente de compleción, que no nos hará inmortales pero que, por momentos, nos permite vivir lo insondable y eterno. * Humanista, historiador y poeta valenciano. 14 / ensayo 15 al 28 de mayo de 2008 Tribu, nación, república Zygmunt Bauman* Para poder reclamar una lealtad única o suprema, que supere a todo otro compromiso, la nación debe atribuirse explícitamente el lu­gar que ocupaba la tribu sin necesidad de explicarlo, tal vez incluso sin saberlo: el tema de la sangre y el suelo, pero más crucialmente (vivimos, después de todo, en una época consciente de esa contingencia) el tema de la historia compartida. L a más plena manifestación de la idea de pertenencia es la tribu, la for­ma de reunión que prevaleció durante la mayor parte de la historia de la humanidad. De hecho, pertenecer a la tribu es una situación total y abarcadora: vuelve invisible –y, por lo tanto, inexistente– cualquier otra alternativa, en vez de denigrarla o combatirla. El modo de perte­nencia tribal proporciona lo que sólo podríamos llamar el “mappa mundi completo”: la totalidad del conocimiento acerca del mundo y de nuestro lugar en él. Se nace como miembro de la tribu y se muere como tal: en el intervalo, se adoptan y se descartan una serie de identidades estrictamente definidas y no negociables, en una sucesión estrictamente definida y no negociable. Al miembro de la tribu se le exige solamente que cumpla con esa sucesión y que actúe de acuerdo con la prescripción que conlleva cada una de esas identidades sucesivas. Y eso es algo que puede aprenderse en la práctica, simplemente observando a otros miembros de la tribu, sin recibir ninguna instrucción especial. En la vi­da, las cosas pueden salir bien o mal, pero rara vez son ambiguas o son causa de confusión, por la simple razón de que el Lebenswelt no inclu­ye la posibilidad de una vida fuera de la tribu y, por lo tanto, no hay elecciones existenciales. De hecho, il n ‘y a pas hors de tribu. La modernidad augura el final de totalidades tan completas como las tribus y, por consiguiente, también de esa clase de Lebenswelt tan cohe­rente del miembro de la tribu. Las totalidades sociales modernas care­cen de la cohesión típica de la tribu, porque son una combinación de dos –y, por ser dos, endémicamente incompletas– totalidades: la “repú­blica” y la ‘nación”. Cada una de ellas tiene el apetito suficiente para ingerir o subordinar a la otra, pero la otra es útil a la primera sólo mientras conserva su propia estructura distintiva. Así, en general el apetito queda insatisfecho. En los raros casos en los que se ha intentado una fusión de ambas, como en la Rusia comunista o en la Alemania nazi, el producto demostró ser autodestructivo o nació muerto. Esos dos monstruos híbridos, los más famosos, fueron, de acuerdo con los pará­metros históricos, de corta vida, y por cierto eran inviables y estaban condenados a muerte desde el nacimiento. Dejando de lado los experi­mentos del fascismo y del comunismo, las sociedades modernas tienden a ser producto de la incómoda coexistencia de dos formaciones distintas, orientadas por dos conjuntos de principios diferentes. La mayor parte del tiempo existe un compromiso entre ellas, pero la cohabitación está mina­da de conflictos ocultos o evidentes; la posibilidad de un enfrentamiento no puede ser aplacada para siempre ni extirpada de la compleja estructu­ra de la sociedad moderna. Una y otra vez, tras un prolongado período de coexistencia pacífica, el conflicto vuelve a estallar abiertamente por una u otra razón; eso es lo que ocurre, por ejemplo, en la Europa actual, donde las repúblicas, eminentemente flexibles, se agolpan en la Unión Europea, mientras las naciones, eminentemente rígidas, se quedan atrás y retroceden para retener a las repúblicas en fuga. Existe, en suma, una relación Hassliebe entre república y nación. Se necesitan mutuamente, pero les * Profesor de sociología en las universidades de Leeds y Varsovia. El Teatro de los Descubridores (acuarela - 57 x 75 cm) resulta difícil cohabitar en paz y espan­tosamente difícil negociar y conciliar sus diferencias. Se atraen y se re­ pelen al mismo tiempo, con resultados similares a los de las ratas del famoso experimento de Miller y Dollard: se comportan incoherente­mente siempre que se las somete a las dos presiones opuestas de “adien­cia” y “abiencia”, atracción y repulsión. Aparte de operar en el mismo terreno y de aspirar a ser el adhesivo que une y mantiene junta a la misma población, la república y la na­ción difieren una de otra en casi todos los aspectos. Cada una, al estar condenada a la compañía de la otra, debe desplegar también otros me­dios que los empleados por la tribu, que vivía en una situación de privi­legio de la que ni la nación ni la república disponen: el privilegio de ser dueña única del terreno. Por ser el único enclave de vida, con la solitaria muerte como única alternativa, la tribu podía arreglárselas sin ideología, adoctrinamiento o propaganda, cosas de las que la nación no puede prescindir. Aunque las tribus no necesitaban del “tribalismo”, la nación necesita del “naciona­lismo”, ese credo curioso –por no decir incongruente– que simultánea­mente proclama que la esencia precede a la existencia y que la existen­cia precede a la esencia; es decir, que la nacionalidad es y no es al mismo tiempo objeto de elección. La nación del nacionalismo es algo determinado antes de que sus miembros hayan tenido la oportunidad de elegir, pero es también un valor que sus miembros deben atesorar, cultivar, fortalecer y adornar por medio de sus elecciones cotidianas. La tribu era una realidad, no un valor; si la nación del credo nacionalista desea ser una realidad, debe transformarse en un valor. Formar parte de la nación requiere esfuerzos cotidianos. Como lo expresara Ernest Renan, la nación es un plebiscito diario, cuya totali­dad debe ser diariamente renovada por medio del voto de lealtad. La placentera sensación de pertenencia que ofrece la nación no es gratuita: debe ser ganada. La pertenencia ofrecida es placentera porque, en el ca­so de la nación, implica la oportunidad de estar a salvo; pero esa segu­ridad es algo a lograrse, no un hecho consumado. Exige cerrar filas y necesita una acción concertada. Si sólo estuviera en juego esa exigencia, nada diferenciaría a la na­ción de multitud de asociaciones o uniones voluntarias, y no quedaría claro por qué la lealtad a la nación debe ocupar un lugar de privilegio entre todas las otras lealtades; tampoco quedaría claro por qué se trata de un compromiso incuestionable, del tipo “mi país siempre, equivoca­do o no”. Para poder reclamar una lealtad única o suprema, que supere a todo otro compromiso, la nación debe atribuirse explícitamente el lu­gar que ocupaba la tribu sin necesidad de explicarlo, tal vez incluso sin saberlo: el tema de la sangre y el suelo, pero más crucialmente (vivimos, después de todo, en una época consciente de esa contingencia) el tema de la historia compartida. Ya resulta banal afirmar que toda narración histórica es selectiva. Sin embargo, resulta menos obvio afirmar algo que con frecuencia ha sido borrado o negado ferozmente: que la narración “hace” la historia. Tal como lo señalaron –cada uno en su estilo y a su manera– Hannah Arendt y Paul Ricoeur,1 el relato histórico extrae los “acontecimientos” del flujo de la vida y luego remodela esos acontecimientos desordena­dos, verdaderamente “nouménicos” y contingentes en una serie signifi­cativa, que puede ser interpretada, absorbida y memorizada. Arendt comparó la tarea del historiador, que transforma la materia prima del “puro acontecer” en una historia susceptible de ser contada, aprehendi­da y contenida, con el trabajo del poeta, que transfigura “el dolor en lamento” y “el lamento en alabanza”. El nacionalismo es una opera­ción de ese tipo, un trabajo de selección y transfiguración del pasado llevada a cabo colectivamente. Es famosa la descripción de 15 al 28 de mayo de 2008 Ernest Re­nan con respecto a la nación como el acuerdo para recordar ciertas co­sas del pasado y olvidar otras. (Me gustaría precisar un poco el punto: el nacionalismo prescribe que todas las cosas que se ha convenido no recordar deben ser olvidadas). La idea republicana ni siquiera se detiene a disputar con su asocia­da‑adversaria nacionalista sobre cuáles son las cosas que deben ser con­servadas en la memoria y cuáles son las que deben ser arrojadas al olvi­do. Hace algo más que cuestionar la selección: niega la virtud, la autoridad y la necesidad del recuerdo histórico, y devalúa el pasado mismo. La idea republicana en su forma pura (que encontró su expresión más vívida durante los momentos más violentos de la Revolución Francesa) es precisamente el destronamiento de la historia pasada (re­cuérdese que Marx, el heredero espiritual de la Revolución Francesa, calificó al pasado de “prehistoria” y anunció que la historia aún estaba por comenzar) y la posibilidad de un “nuevo comienzo”. En su discur­so de aceptación2 del premio Marc Bloch, Mona Ozouf señaló que al menos en la época de la Revolución los republicanos se consideraban capaces de reconstruir la totalidad del orden político y social, y creían que nada que perteneciera al pasado podía resultar útil al servicio de esa reconstrucción. “La historia no proporciona precedentes ni respal­do, en tanto la duración no revela nada acerca del valor”. El nacionalismo proclamó que la nación, el legado vivo de una larga y tortuosa historia, era un bien en sí mismo; y no sólo un bien entre otros, sino el bien supremo, que empequeñece y subordina a todos los demás. Los revolucionarios republicanos, por su parte, postularon la república como la fábrica del bien común, y como la única fábrica ca­paz de producirlo. La sociedad buena de los republicanos se encontraba en el futuro, no se había logrado aún, y difícilmente se la alcanzaría sin el trabajo de la república. Sin embargo, tras esta declaración, la idea de la república se enredó desde el principio en una profunda contradic­ción, que seguiría acosándola durante casi toda la historia moderna. La idea de “un nuevo comienzo” (en realidad, no un solo comienzo sino una interminable serie de nuevos comienzos) y la firme negativa a atarse al legado de la historia por el simple reconocimiento de su longe­vidad convirtieron a la capacidad humana de criticar, razonar y juzgar en el único recurso del que disponía la república para su tarea de pro­ducir el bien común. Ese mismo hecho convirtió también a la tríada de libertades –de opinión, de expresión y de asociación– en la condición sine qua non de la vida republicana. Por otra parte, sin embargo, la in­troducción del bien común pasó a encabezar la lista de los valores repu­blicanos; la felicidad universal fue proclamada el propósito supremo de la república. La gente sería libre para procurarse su propia felicidad y para negociar los medios que aseguraran que esa felicidad fuera univer­sal; pero la causa de la felicidad universal y la de las libertades indivi­duales estaban condenadas a entrar en conflicto en algún momento, y una de ellas debía ceder a la otra. Era inevitable que aparecieran pre­guntas del tipo: “¿Qué es mejor... que la gente lea malos libros o que no lea?”, para las que no había ninguna respuesta incuestionable. La vida de la república era un incómodo equilibrio entre dos conjuntos de principios de los que se esperaba cooperación, pero que eran demasia­do proclives a entrar en conflicto, y estaba destinada a navegar eterna­mente entre dos extremos absurdos o directamente desastrosos. El conflicto interno de la estructura de la república está siempre pre­sente, y el peligro de una concesión errónea o de darle demasiado lugar a un principio, reduciendo indebidamente el otro, no deja de acechar desde ambos laterales. Y sin embargo, los dos principios son como dos piernas: la república no podría caminar erguida sin uno de ellos. Sólo juntos convierten a la república en lo que es: una institución que no considera la libertad de sus ciu- / 15 ensayo dadanos únicamente como libertad nega­tiva, como una falta de limitaciones, sino como un poder capacitador, la libertad de participar; una institución que intenta –siempre de mane­ra inconcluyente pero con constante celo y vigor– lograr un equilibrio entra la libertad del individuo de toda interferencia y el derecho de los ciudadanos a interferir. Ese derecho de los ciudadanos a interferir, a participar de la construcción de las leyes que definen el orden que los abarca a todos, es la respuesta republicana a la sangre, el suelo y el le­gado histórico de la nación: la argamasa específicamente republicana que une a los individuos en una comunidad, la comunidad republicana. Cornelius Castoriadis ha bautizado a este tipo de sociedad como “so­ciedad autónoma” y la define de la siguiente manera: ¿Qué es la identidad colectiva, el “nosotros” de una sociedad autónoma? Que nosotros somos quienes hacemos nuestras pro­pias leyes, que somos una colectividad autónoma compuesta por individuos autónomos. Y que somos capaces de observarnos, de reconocernos y de ponernos en cuestión en nuestro tra­bajo y por medio de él.3 La democracia liberal y la república En sí misma y por sí misma, la búsqueda del bien común no garantiza que los ciudadanos (o más bien, en este caso, los potenciales ciudada­nos) sean capaces de “observarse a sí mismos” ni de “ponerse en cues­tión”, evaluando con una mirada crítica y juzgando las leyes que los gobiernan. Pero sin esa búsqueda, no tendría sentido pedirles a los po­tenciales ciudadanos que se aboquen precisamente a esa tarea. En este punto el liberalismo y el republicanismo se separan; el liberalismo está dispuesto a bajarse del tren republicano en la estación llamada laissez faire –“ser y dejar ser a los demás”–, pero el tren republicano sigue ca­mino hacia la remodelación de la libertad individual en una comunidad automonitoreada, empleando de este modo la libertad individual en la búsqueda colectiva del bien común. Por haberse negado a recorrer el si­guiente tramo del camino, el liberalismo se queda con una agrupación de individuos libres pero solitarios, libres para actuar pero que no tienen voz ni voto sobre el ambiente en el que actúan, y que, sobre todo, no tienen ningún interés en ocuparse de que los otros también estén li­bres para actuar ni en hablarles del buen uso de la libertad de todos. En una agrupación de individuos libres pero impotentes e indiferentes, in­mediatamente aparecen las contradicciones entre libertad e igualdad, entre individuo y sociedad, entre bienestar privado y público; la clase de contradicciones que el liberalismo es evidentemente incapaz de ma­nejar, pero también la clase de contradicciones que sólo el liberalismo es capaz de producir, con su propia reticencia a respaldar el principio publicano. Es por eso, según observa Castoriadis, que “la nación emerge como tu conejo de la galera” de “las teorías y las ‘filosofías políticas’ contem­poráneas”, en tanto y en cuanto, añadiría yo, la mayoría de esas teorías y filosofías siga encantada por la clase de liberalismo dispuesto a cerrar los ojos “a las consecuencias atomizadoras de una libertad personal no complementada por la dedicación de los ciudadanos a perseguir el bien común, y por su capacidad de actuar en consecuencia. El nacionalismo al que incita la práctica liberal –aun involuntariamente– emerge como promesa de remediar los defectos del propio liberalismo. Para mantener el nacionalismo a raya, la sociedad liberal tendría que dar entrada al principio de la ética y la justicia como bien común, en lugar de conside­ rarlo un asunto privado; en otras palabras, tendría que elevarse a sí mismo hasta el nivel de la república. Por sí mismo, el liberalismo no resuelve, entonces, el conflicto entre la nación y la república, y menos aún consigue decidir el litigio a favor de la república. En la democracia liberal hay lugar para ambos; incluso podríamos definir el entorno liberal‑democrático como el área donde el nacionalismo y la idea republicana compiten constantemente. Están la­do a lado, ofreciendo soluciones radicalmente diferentes al mismo pro­blema: cómo reconciliar la libertad individual y la seguridad colectiva, problema endémico de la sociedad moderna. Como ya se dijo, la solución que el nacionalismo ofrece a este pro­blema es “mi país siempre, equivocado o no”. La solución propuesta por la idea republicana, expresada con la misma brevedad epigramáti­ca, sería algo así como “mi país mientras tenga razón y manifieste el deseo de eludir la equivocación”, o algo aun más exigente: “Es mi país mientras esté en lo cierto y no se niegue a reparar las equivocaciones que ha cometido”. El nacionalismo exige firmar un cheque en blanco y borrar del pron­tuario los hechos del pasado. Espera que sus seguidores, los patriotas, manifiesten una virtud principal: lealtad, en tanto el mayor defecto –en realidad, el pecado mortal que merece el castigo más severo– es un am­plio espectro de conductas desleales o no suficientemente leales, que van desde el flagrante disenso hasta la mera falta de entusiasmo. Algo que se espera que los miembros de una nación no harán en ningún caso es preguntar por la ratio de aquello a lo que deben ser leales y por el status moral de la exigencia de obedecer valores y normas sin cuestio­nar el grado de virtud que poseen. Para parafrasear el famoso adagio de Hegel, podemos decir que el nacionalismo define la libertad corno “el conocimiento del propio deber”. La idea republicana, por el contrario, sitúa la interrogación crítica como centro de la integración comunitaria; los ciudadanos pertenecen a la república por medio de su activa preocupación por los valores que la política promueve o descuida. La declaración de lealtad de los ciudada­nos podría expresarse con las siguientes palabras de Castoriadis: “Tengo un positivo (e incluso egoísta) interes de vivir en una sociedad que se acerque más a la del symposium que a la de El Padrino o la de Dallas”. Si la entrega a la nacionalidad es incondicional y si volverla condi­cional es un acto de traición, la república, por su parte, es juzgada y evaluada por el grado de libertad que ofrece y garantiza a sus ciudada­nos como condición esencial. El “plebiscito diario” de Renan puede o no captar la realidad de la nación, y más de una vez fue criticado por los defensores del nacionalismo; pero, sin duda alguna, el “plebiscito diario” es fiel reflejo de la realidad de la república y de la sustancia de la idea republicana. 1 2 3 Véanse Hannah Arendt, “Truth and politics”, en: Between Past and Future, Lon­dres, Penguin Books, 1968, y Paul Ricoeur. Time and Narrative, vol. 1, University of Chicago Press, 1983. Mona Ozouf. “L’idée republicaine et l’interprétation du passé national”, en: Le Monde, 19 de junio de 1998. Cornelius Castoriadis, “Dilapidation of the West”, traducción de David Ames Curtis, en: Thesis Eleven, 41, 1995, p. 108. 16 / memoria 15 al 28 de mayo de 2008 Adiós a Mario Miranda Pacheco Mario Miranda Pacheco, intelectual boliviano comprometido con las mejores causas de los pueblos de América Latina y el Caribe, falleció el 4 de mayo en Ciudad de México. Su obra científica, plasmada en numerosos libros y artículos, así como su vocación docente, fueron ampliamente reconocidas tanto en México, donde llegó exiliado en 1971, como en Bolivia, donde fue docente en la umsa. Mario Miranda Pacheco M ario Miranda Pacheco nació el 20 de noviembre de 1925 en la localidad de Cajuata, provincia Inquisivi del departamento de La Paz. Obtuvo sus licenciaturas en Filosofía y Letras (1950) y en Derecho y Ciencias Políticas (1951) en la Universidad Mayor de San Andrés. Hizo su doctorado en Derecho Constitucional en la Universidad de París (1952). Como becario del Consejo Británico, realizó sus estudios de postgrado en Filosofía Contemporánea y Psicología Social en la Universidad de Nottingham , Inglaterra (1956) y tuvo un trimestre de permanencia en Oxford (1957). El Dr. Mario Miranda Pacheco –ca­ tedrático de la Universidad de La Paz en las facultades de Filosofía y Letras, Arquitectura y Derecho, y fundador de la Facultad de Sociología– alternó su labor docente de 18 años con distintas actividades intelectuales y políticas. Fundó el Frente de Liberación Nacional (1964) y el Partido Socialista junto con Marcelo Quiroga Santa Cruz (1971). Aportes impereceredos En sus primeros años de labor literaria e intelectual publicó algunos trabajos de orientación filosófica y social. Su contribución fue sustantiva en el libro colectivo de Gesta Bárbara, Trigo Estaño y Mar. La revista Marka incluyó su ensayo “El arte que espera el pueblo boliviano”. Dos universidades publicaron sus trabajos: “Concepción marxista del hombre” (umsa 1968) y “Marx y su pensamiento”, seguido de “El Marxismo viviente” (Potosí 1970). Entre 1955 y 1956, fue redactor del periódico Ultima Hora, donde tuvo a su cargo la columna cotidiana “Actualidad”, en la que incluyó una serie de 26 artículos sobre la realidad boliviana. La labor intelectual de Miranda Pacheco se proyectó con fuerza y claridad en múltiples conferencias, foros y debates sobre diversos temas filosóficos, políticos y sociales vinculados a grandes problemas de Bolivia. Su vida en Bolivia fue interrumpida en 1971 por la dictadura de Hugo Bánzer Suárez, que lo exilió a México, donde a partir de ese año se incorporó a la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). En esa institución, mediante concursos sucesivos obtuvo su cargo de profesor titular de tiempo completo, nivel “C” (la categoría más alta del escalafón universitario mexicano), en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam. Dedicado a la docencia e investigación, contribuyó a la innovación de la enseñanza superior con la creación de áreas formativas para profesores, entre las que destacan las de “Comunicación Educativa” y “Enseñanza Interdisciplinaria”, en el Programa Nacional de Formación de Profesores de la Asociación Nacional de Universidades de la República Mexicana. En la década de los años setenta, la unam asumió la vanguardia en la difusión del conocimiento de América Latina. En ese contexto el Dr, Miranda Pacheco creó el Seminario de postgrado “Nacionalismo en el área andina” y la materia “Historia de Bolivia”. Desde 1976 estuvo adscrito al Colegio de Estudios Latinoamericanos y a la División de Estudios de Postgrado de la Facultad de Filosofía. Con la reforma del Plan de Estudios de esta Facultad creó el Seminario “Estudios Interdisciplinarios”, el único de su tiempo. Sus tareas docentes se distribuyeron impartiendo ese seminario de formación metodológica, la asignatura “Historia económica y social del área andina (Perú y Bolivia)” y el curso de postgrado “Sociedad y política en América Latina”. Prolífico escritor La actividad académica del Dr. Miranda Pacheco, enraizada fundamentalmente en la docencia, se amplificó con su producción escrita, orientada al análisis de la realidad boliviana y latinoamericana. Entre sus principales trabajos publicados en México destacan: “Radicalización y golpes de Estado en América Latina. El Algunos escritos latinoamericanistas de Miranda “Bolivia y Chile, un paralelo en la crisis de poder”, en Latinoamérica. Anuario de Estudios Latinoamericanos, No. 7, unam, México, 1974. “Textos sobre América Latina y su historia”, selección bibliográfica, periódico El Día, julio 14, México, 1974. “Crisis de poder y el poder ejecutivo en América Latina”, en Predominio del Poder Ejecutivo en América Latina, Instituto de Investigaciones Jurídicas, unam, México, 1977. “Interdisciplinariedad en los Estudios Latinoamericanos”, en Revista de la Educación Superior, núm. 28, México, 1978. Otra publicación en Latinoamérica. Anuario de Estudios Latinoamericanos, núm 12, unam, México, 1979. “Alegato en pro de los estudios latinoamericanos”, en Revista de la Educación Superior, No. 43, México, 1982. “La crisis de poder como categoría de análisis en la historia política de América Latina”, en Los Estudios Históricos en América Latina, vol. I, T. I, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1988. “Del pasado cautivo al colonialismo posmoderno”, ensayo publicado en dos partes, Ediciones Especiales Excélsior, junio 12 y agosto 12, México, 1992. “Diez notas sobre la carrera universitaria de Estudios latinoamericanos”, en Revista de la Educación Superior, No. 43, México, 1982. “América Latina y el descubrimiento del colonialismo posmo­derno”, ensayo publicado en cuatro partes en periódico Excélsior 15, 17, 18 y 19 de septiembre, México, 1992. “Consideraciones sobre el fin de la historia y la modernización de América Latina”, en Cuadernos Americanos, No. 44, unam, México, 1994. “Sobre la historiografía, el discurso histórico y las dimensiones de la historia de América Latina”, en Coatepec, Revista de la Facultad de Humanidades, Univ. Autónoma del Edo. de México, No. 6, Otoño-Invierno, Toluca, 1997. Reproducido en Memoria, ­Revista Mensual de Política y Cultura, núm 118, México, 1998. caso de Bolivia” (1973), “La educación como proceso conectivo de la sociedad, la ciencia y la política” (1978), con cuatro reimpresiones; “Interdisciplinariedad en los estudios latinoamericanos” (1979), “Notas para un análisis de la situación boliviana” (1981), “El país y la memoria” (1983), “El populismo en Bolivia” (1984), “Bolivia en la hora de su modernización” (1993). En México tiene escrito el libro Estudios Latinoamericanos. Pláticas y Reflexiones. Su labor latinoamericanista de los últimos años tomó nuevos impulsos en disertaciones, congresos, estudios y ensayos que trasuntan una reflexión personal sobre la historia y la sociedad de América Latina, en las perspectivas de la posmodernidad y poshistoria. En esta línea de investigación, sus trabajos más conocidos son: “Sobre el oficio del latinoamericanista” (1989), “El fin de la historia, ¿diseño o descubrimiento de un futuro?” (1991), “El encuentro de dos mundos y el pasado cautivo” (1992), “América Latina y el colonialismo posmoderno” (1992), “Las ‘Américas’ y el conocimiento de América Latina” (1993). La Universidad Nacional Autónoma de México (unam) otorgó el Premio 2007 de esa casa superior de estudios a Mario Miranda Pacheco por sus 35 años como docente en Ciencias Sociales. En 1995 fue honrado con la placa de reconocimiento de la Universidad de Kino, Hermosillo, Sonora (México), por la elaboración del documento Cocóspera, texto fundacional de la institución. Asimismo, el periódico Excelsior le hizo entrega de un diploma por los artículos publicados en la serie Ediciones Extraordinarias “Encuentro de dos mundos”. pre-textos 15 al 28 de mayo de 2008 / 17 El derrumbe de la “res-publica” Jorge Lazarte* ¿ Un análisis de los procesos electorales de los últimos años y sus consecuencias en la reconfiguración del sistema político boliviano. Las observaciones sobre la democratización y descentralización del poder contribuyen a comprender los desafíos sin precedentes que debe afrontar el orden republicano, aquejado de fragmentación e ingobernabilidad. Gobernar o mandar? La búsqueda por el control de todo el poder Un factor nada desdeñable en la producción de nuevas situaciones de ingobernabilidad es una cierta idea del poder y de gobierno. Como se sabe, en democracia sólo se gana en elecciones el derecho de gobernar, preservando la independencia de los tres poderes del Estado, mientras que en el mas es predominante una cierta idea de gobernar que no que tiene mucho que ver con la democracia. En efecto, en varias en ocasiones dirigentes de este partido han declarado que sólo ganaron el gobierno y lo que necesitan es el poder y el control de la “totalidad del poder”. Esta tendencia de controlarlo todo es mucho más que autoritarismo y conduce, como varias experiencias políticas en el pasado lo han demostrado de manera dramática, a absorber a la sociedad desde el poder y esto está en congruencia con la concepción dominante en el mas de una confusión entre los niveles sociales y políticos de una sociedad, lo que explicaría el empeño en que lo que llaman “movimientos sociales” ocupen el vacío de los partidos y formen parte de las esferas del poder en nombre de lo que también llaman “poder social”. Desde que el nuevo gobierno se instaló, y aun antes, se ha escuchado repetir que el mas tiene una nueva idea del gobierno que consiste en “mandar obedeciendo”, que es la fórmula con la que se oponen a una cierta forma de hacer funcionar el poder monopolizado por las élites “tradicionales” y sustituirla por otra en la que de lo que se trataría es de devolver el poder al pueblo. En primer lugar, llama la atención que se use la expresión “mandar”, tan tradicional en la historia del país, y que se use como equivalente o mejor sustituto de gobernar. Mandar está asociado más con la idea de poder que con la idea de gobierno y de autoridad, y que el mas reproduce creyendo que es una ruptura cuando es una prolongación de un pasado no democrático. En segundo lugar, al parecer lo que se pretende dar a entender con esa fórmula de “mandar obedeciendo” es que hay que obedecer al pueblo y no a las élites, que sólo habrían obedecido a sus intereses. En los hechos, las cosas pasan de otra manera y esto ha podido observarse en sus relaciones con lo que llaman movimientos sociales respecto de los cuales dicen que tienen un mandato, como se escucha decir todo el tiempo en la Constituyente, en la que no son pocos los que se piensan ser más bien “mandatarios” que representantes. Los movimientos sociales a los cuales dicen obedecer son masistas, lo que quiere decir que los no masistas no son tomados en cuenta cuando se organizan cabildos o asambleas públicas, a las que estos últimos no son invitados, como la Central Obrera Boliviana. Es decir, “obeceden” a los que les son afines y que por ser tales, difícilmente van a ofrecer resistencias o producir disidencias. Estas últimas, cuando existen, son simplemente eclipsadas por el mecanismo de aclamación y cuyo resultado se declara aceptado sin verificación alguna, como es corriente en democracia. A ello se suman situaciones en las cuales los dirigentes del mas tienen tal poder sobre su gente, que se termina aprobando lo que desde arriba se decide como líneas de acción, como ha ocurrido ya tantas veces, y también con los masistas en la Asamblea Constituyente, lo que está en contradicción con lo proclamado y ha provocado ciertas fisuras internas en las filas del mas, que no aceptan estas formas de autoritarismo, tan tradicional en la política boliviana. Es decir, que “mandar obedeciendo” termina siendo lo contrario de lo que se quiere dar a entender. Un gobierno es capacidad de agregación y no simplemente obligación de decidir según las demandas sociales, múltiples, poco estructuradas, no siempre compatibles entre sí o excluyentes. Sin embargo, muchos sectores sociales que apoyan al gobierno creen en la fórmula al pie de la letra y por esta vía crean situaciones de ingobernabilidad, como ha podido constatarse en varios conflictos sociales de los últimos meses,1 entre ellos los recientes de Cochabamba en los que se ha estimulado la movilización social para imponer la renuncia del Prefecto de oposición, pero que luego se desbordó con los saldos trágicos que se conocen y que obligaron al gobierno a defender por interés propio la legalidad y promover el retorno de los cocaleros al Chapare sin haber logrado el objetivo de la movilización. Hasta aquí puede constatarse una cierta familiaridad con la in-gobernabilidad tradicional, pero si tomamos en cuenta los probables efectos políticos de la propuesta de “refundar” el país, entonces podríamos entrar en un nuevo nivel de alta ingobernabilidad. Gobierno de las situaciones-límites En todo este proceso, el gobierno expuso un comportamiento que podríamos llamar de situaciones-límite, que es probablemente consecuencia de su idea de hacer una “revolución democrática”, que en los hechos es más “revolución” que democracia, en la medida en que los cambios que propone no siempre son compatibles con las condiciones mínimas de la democracia, en cuyo caso tiene la tendencia a pasar por encima o defiende una idea de la democracia que no tiene mucho que ver con una cierta idea moderna de democracia pluralista. Estos son los únicos o los más importantes límites de hecho que el gobierno parece reconocer, por encima de los límites legales o lo que implica la idea de la democracia. O dicho lo mismo en otras palabras, el mas no se planteó en serio la idea de cómo poner en marcha los cambios que el país necesita respetando los límites de la democracia; al contrario, no son pocos en el gobierno que creen más bien que los términos son antinómicos pues la “revolución” en la que piensan sólo puede alcanzarse con medios no democráticos. Esto los ha puesto muchas veces en situacioneslímite más allí de las cuales sólo queda el enfrentamiento o el vacío de la precipitación. […] En estos hechos, como en otros, el gobierno sólo pareció entrar en razón enfrentado a situaciones-límite, lo que es demasiado costoso para cualquier país y para un gobierno como el de Bolivia, muy propenso a esas situaciones de las que se percata sólo cuando ha llegado a ellas y ya es muy difícil volver atrás. Es decir, una nueva historia ha empezado con un pasado que se cierra, pero con un futuro muy incierto y cargado de riesgos. El proceso enfrentará grandes dificultades a corto y mediano plazo, con un go- Jorge Lazarte bierno muy fuerte que quiere cambiarlo todo, no siempre con ideas claras sobre el qué, y sin demasiadas preocupaciones por las formas, sobre todo normativas, reproduciendo prácticas políticas muy ancladas en el pasado y en el presente. Habrá resistencia de los que entiendan que sus intereses serán afectados, junto a sectores medios atemorizados cada vez por lo que entienden amenazas desde el gobierno, pero también existen sectores sociales pobres y los llamados “originarios”, con la sensación de cierta dignidad recuperada y la certeza de que ahora son poder, sentimiento que muchos de ellos amalgamaban con el derecho a imponer una suerte de historia repetida, pero desde el otro lado. En suma, el porvenir del país, de la Asamblea Constituyente y del gobierno dependerán esencialmente de la resolución del nudo gordiano que tiene dos ataduras. Por un lado, de cómo se maneje la relación de integración entre las “dos Bolivias”, separadas y atravesadas por grandes fracturas históricas. Por el otro, de cómo se compatibilicen los cambios que promueve el gobierno respetando los marcos y los límites de la democracia. 1 Según datos de Roberto Laserna, que desde hace muchos años trabaja sobre conflictos en Bolivia, en una comunicación personal el mes de octubre, el volumen de conflictos mensuales en el gobierno de Evo Morales hasta el mes de agosto de este año es superior, paradójicamente, al de los gobiernos anteriores, excepto al de C. Mesa y de Siles Zuazo a principios de los años 80 (1982-85), que fueron para Bolivia la etapa del paroxismo de la ingobernabilidad social. * Doctor en Ciencia Política, fue miembro de la directiva de la Asamblea Constituyente. 18 / libros 15 al 28 de mayo de 2008 Noticia de un secuestro Umbrales No. 17 Prosa breve Gabriel García Márquez Cides-Umsa Jaime Saenz Grupo editorial Norma Plural editores Plural editores Es de todos conocido que el Premio Nobel de Literatura 1982 tiene asentadas sus raíces literarias en el periodismo. Gabriel García Márquez en Noticia de un secuestro revive un hecho que no deja de flagelar a la sociedad colombiana: el plagio de personas, para lo cual recurre a fuentes primarias, es decir, a quienes precisamente sufrieron un secuestro en la realidad. El relato comienza así: “Antes de entrar en el automóvil miró por encima del hombro para estar segura de que nadie la acechaba. […] Maruja se sentó detrás del chofer… Beatriz subió por la otra puerta y se sentó a su derecha. Tenían casi una hora de retraso en la rutina diaria, y ambas se veían cansadas… Sobre todo Maruja, que la noche anterior había tenido fiesta en su casa y no pudo dormir más de tres horas. Estiró la las piernas entumecidas, cerró los ojos con la cabeza apoyada en el espaldar, y dio la orden de rutina: “A la casa, por favor”. En su 40° Aniversario, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (clacso) festejó su trayectoria y reconocimiento en el ámbito de las Ciencias Sociales con la creación del “Fondo de Apoyo a las revistas de ciencias sociales en América Latina y el Caribe ‘Juan Carlos Portantiero’”, en homenaje al desatacado sociólogo argentino. Luego de que el Jurado Internacional evaluase un total de 46 proyectos, fueron seleccionados por unanimidad siete propuestas ganadoras y cinco menciones especiales. La revista Umbrales fue seleccionada entre los proyectos ganadores de este primer concurso, reconocimiento al proyecto editorial avalado por el Postgrado de Ciencias de Desarrollo (cides-umsa), lo que ha permitido publicar este número especial, con aportes al análisis de la economía y política internacional por parte de destacados estudiosos e intelectuales nacionales y extranjeros. Jaime Saenz (1927-1986), en el ámbito de la prosa, además de sus novelas Felipe Delgado y Los papeles de Narciso Lima-Achá, y de algunos libros de relatos, escribió tres preciosos relatos cortos: “Los cuartos”, “El señor Balboa” y “Santiago de Machaca”, y un ensayo fundamental: “El aparapita”. Estos textos que aparecieron en diferentes publicaciones y en diferentes épocas se reúnen ahora en el presente volumen, bajo el título de Prosa breve. Los textos aquí recogidos se agrupan en tres secciones: ensayo, narrativa y prólogos y presentación de libros, los cuales nos muestran algunas de las estructuras que subyacen a toda la obra de Jaime Saenz. En su conjunto nos dan otra muestra de la profundidad y amor con que miró a los personajes paceños que conocía, a los amigos y familiares, y a los escritores en los que creyó ver la misma dedicación, compromiso y fascinación con la vida, la muerte y la poesía, que él tenía. Leonardo García Pabón El despertar de las sombras Agnes Csato LOM ediciones Agnes Csato, rumana nacida en 1931, enfrenta a su corta edad la guerra, cuando no le permiten continuar estudiando, por ser judía, aunque logra culminar la enseñanza media, a la llegada de los soviéticos. “Ésta es mi biografía. Ésta soy yo desde el comienzo hasta la última página, y éstas son mis sombras. […] Comencé a vivir la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto a los seis años, y todo se vuelve y se revuelve dentro de mí como un mal viento… Los rumanos son un pueblo culto e inteligente, aman la buena vida, y en su cabeza y corazón no hay lugar para el exterminio. Tal vez si la guerra hubiese durado más hubieran terminado por entregarnos a los alemanes”. Luego saldrá de Rumania rumbo a Hungría, Suiza y Chile, donde desarrollará su talento por la literatura y será galardonada en varios concursos literarios. Los papeles de Narciso Lima-Achá Jaime Saenz Plural editores Plural editores publica ésta que viene a ser una de las tan esperadas obras de Jaime Saenz que por mucho tiempo no pudo encontrársela en las librerías del país. El personaje de la obra, en un acápite de ella, esboza este su perfil biográfico, que resulta ser tan interesante, como prácticamente todo lo que nos legó este prolífico escritor paceño: “Me llamo Narciso LimaAchá. Nací en Macata, un pueblo de la provincia Omasuyos (departamento de La Paz). A muy tierna edad fui traído a la ciudad por un tío mío, después de la muerte de mis padres, quienes encontraron trágico fin en un accidente… y a él se debe el apellido que llevo… toda vez que la gente de la ciudad… dizque iba a despreciarme… Soy mestizo, y en realidad me llamo Narciso Limachi. Tal es mi verdadero nombre. Pero me quedé con el de Narciso Lima-Achá. ¡Qué apellido ridículo! Seguramente a mi tío se le antojaba muy distinguido, y de eso no cabe duda”. Bolivia en la Feria del Libro de Buenos Aires G racias a las diligentes gestiones de la Embajada de Bolivia en Argentina y a la solidaridad de las Madres de Plaza de Mayo que cedieron una parte de su stand, los libros de editoriales bolivianas pudieron estar presentes en la 34 Feria del libro de Buenos Aires, considerada por muchas razones como una de las más importantes del mundo. Durante dos semanas, cerca de un millón y medio de personas pudieron ver las novedades de las principales editoriales latinoamericanas y españolas. Plural editores acudió con una selección de 170 títulos y la revista Nueva Crónica, que tuvo una gran acogida entre los visitantes. Los libros más demandados fueron los relacionados con la actualidad política boliviana. El embajador (a.i.) Sixto Valdez organizó conferencias de varios escritores nacionales y una gran velada artística para mostrar la música, el cine y el libro boliviano. Y como el referéndum autonómico de Santa Cruz se realizó en esas fechas, no faltaron los folletos a favor y en contra de esa consulta, demostrando un gran espíritu de pluralismo democrático. Néstor Taboada Terán, Manuel Vargas y Carlos Soria Galvarro fueron algunos de los escritores invitados. La editorial Yerba Mala Cartonera también se hizo presente con sus últimas producciones, que incluyen un DVD sobre la producción editorial alternativa. Plural editores tuvo ocasión de exhibir las novedades de su fondo editorial, entre las que destacaron Presidencia sitiada de Carlos Mesa Gisbert y Ni con Lima ni con Buenos Aires de José Luis Roca. La ocasión fue propicia para que los editores bolivianos establezcan relaciones más estrechas con distribuidores y libreros argentinos. Esta iniciativa se realizó sin ningún auspicio oficial. La Embajada boliviana tramitó la colaboración de Aerosur para el transporte de expositores, escritores y libros. La experiencia demostró la importancia del esfuerzo de las editoriales bolivianas para traspasar las fronteras y colocarse en las principales vitrinas del mundo. El interés del público argentino confirmó la validez de esta apuesta. 15 al 28 de mayo de 2008 / 19 20 / 15 al 28 de mayo de 2008 La otra orilla Mario Conde, artista invitado De los abusos del gobierno y su tendencia a degenerar La Paz de Mario Conde J.J. Rousseau* a Paz topográfica, La Paz coreográfica, La Paz indígena o simplemente La Paz, es y será por siempre el tema preferido de los artistas que gozan de los embrujos y los encantamientos de este valle andino. Pero convengamos de inicio que esta soberbia experiencia urbana tiene pocos estetas a su altura, y sólo unos cuantos elegidos retratan a esta ciudad con la elevación que su ajayu exige y demanda. Entre esos pocos está el gran Mario Conde. En su obra pletórica de imaginarios urbanos, abigarrados e intensos, podemos ver, oler y sentir nuestro escenario cotidiano. Ahí, se reflejan las pulsiones de nuestras vivencias y de nuestros ritos añejos. Espacios heterogéneos Las tres calaveras (acuarela - 31 x 41 cm) o alegorías barrocas y andinas son siempre una constante de su iconografía que puentea libremente entre lo pasado y lo contemporáneo, ofreciendo un transcurso temporal siempre carnal y colorido que retrata nuestro impenitente horror vacui, nuestra tozuda voluntad de escoger entre “poco” o “todo”, “un poco de todo”. Porque Mario Conde refleja la necesidad de llenar los vacíos, de reunir en ellos formas y colores en toda la superficie disponible, porque la nada nos mata y porque somos espíritus más compactos que esponjosos que tienen en la inmensidad y la soledad altiplánica el vacío existencial por excelencia; y, por ello, nos plantamos contra ese vacío natural con la alegoría de lo recargado y lo enrevesado. A diferencia de otros que usufructúan de los achachilas y las fiestas, la obra de Mario Conde posee esa luminosidad hiriente de nuestra atmósfera altiplánica que se cuela por la ventana e inunda de nuevas tonalidades la lobreguez de nuestros interiores. […] Mario Conde retrata siempre personajes, seres que reflejan sobre el espacio pictórico tanta fiesta urbana, tanto baile y tanta música. Abundan las tubas, abundan los morenos y las tetas en un revuelo carnavalero que cuelga por ahí, la muerte de un pepino tricornio. Es representación intensa de la borrachera y las bandas no cesan de tocar ni siquiera entrando en Cuaresma; porque los aymaras urbanos revolotean por una nueva sociedad urbana y tienen varios rostros bailarines, en una nueva trinidad que se niega mostrar la Iglesia Católica en Gran Poder, una trinidad de un padre extraño, un hijo indígena y un moreno que vuelan como mariposas nocturnas. Si convenimos en aceptar la imaginería propuesta por Mario Conde, es el momento de abrazar la estética del amasijo que impone nuestra cultura visual, soslayando el insípido minimalismo norteño y de “instalacionar” en el arte boliviano nuestra alma profusa y exuberante antes de que unos objetos inanimados higiénicamente dispuestos. Así, la ciudad de La Paz será retratada acorde a estos tiempos de fiesta y descalabro. D e la misma manera que la voluntad particular obra siempre en oposición a la voluntad general, el Gobierno hace continuamente esfuerzos contra el soberano. Cuanto más aumenta este esfuerzo, más se altera la Constitución; y, no habiendo otra voluntad del cuerpo que resista a la del príncipe y la equilibre, debe suceder, tarde o temprano, que el príncipe oprima al soberano y rompa el pacto social. Este es el vicio inherente e inevitable que desde el nacimiento del cuerpo político tiende sin cesar a destruirlo, lo mismo que la vejez y la muerte destruyen el cuerpo humano. Dos vías generales hay por las cuales un Gobierno degenera: cuando éste se concentra o cuando el Estado se disuelve. Se concentra el Gobierno cuando pasa de un número grande a otro pequeño, es decir, de Democracia a Aristocracia, y de ésta a Realeza. Tal es su inclinación natural. Si retrocede de un pequeño número a otro grande, puede afirmarse que se debilita. Pero este progreso inverso es imposible. Efectivamente, el Gobierno no cambia de forma más que cuando, desgastados sus resortes, le dejan demasiado debilitado para conservarla. Pero si se debilita aún más extendiéndose, su fuerza se debilitará y anulará, y, por lo tanto, le será imposible subsistir. Es necesario entonces comprimir el resorte a medida que cede, pues si no el Estado al cual sostiene se arruinaría. La disolución del Estado puede producirse de dos maneras. Primero, cuando el príncipe no administra ya el Estado con arreglo a las leyes y usurpa el Poder soberano. Hay entonces un cambio notable: el Estado, y no el Gobierno, se comprime. Quiero decir que el Estado grande se disuelve, y en su seno se forma otro, compuesto solamente de los miembros del Gobierno, el cual es para el pueblo solamente un dueño o tirano. De manera que desde el mismo instante en que el Gobierno usurpa la soberanía, el pacto social es roto, y todos los simples ciudadanos, despojados de su libertad natural, son forzados pero no obligados a obedecer. Lo mismo sucede cuando los miembros del Gobierno usurpan aisladamente el Poder, que deben ejercer sólo colectivamente, lo cual constituye una infracción no menor de las leyes y produce un desorden mayor. Existen entonces tantos príncipes como magistrados, y el Estado, dividido tanto como el Gobierno, perece o cambia de forma. Cuando el Estado se disuelve, el abuso del Gobierno, sea cual fuere, toma el nombre genérico de Anarquía. Precisando bien los términos, diría que la Democracia degenera en Oclocracia, la Aristocracia en Oligarquía, y la Realeza, agregaría, degenera en Tiranía; pero esta última palabra es equívoca y exige una explicación. En el sentido vulgar, un tirano es un rey que gobierna con violencia y sin respetar la justicia y las leyes. En un sentido preciso, un tirano es un particular que se arroga la autoridad real sin tener derecho a ella. Así entendían los griegos la palabra tirano, aplicándola indiferentemente a los buenos y malos príncipes cuya autoridad no era legítima. Por lo tanto, tirano y usurpador son palabras perfectamente sinónimas. Para dar diferentes nombres a cosas distintas, llamo tirano al usurpador de la autoridad real, y déspota al usurpador del Poder soberano. Tirano es aquel que se ingiere contra las leyes a gobernar con arreglo a éstas. Déspota, el que se coloca por encima de las leyes. El tirano, por lo tanto, puede no ser déspota; pero el déspota es siempre tirano. * Filósofo francés, 1713-1788. Fragmento de El contrato social. Carlos Villagómez* L *Arquitecto, escritor y crítico de arte. Buscando en Internet www.ircamericas.org Programa de las Américas. Un nuevo mundo de acción ciudadana, análisis y alternativas políticas que incluye Comercio e Integración Económica, Política de eeuu y Asuntos Latinoamericanos, Biodiversidad y Desarrollo Sustentable, Migración y Asuntos Fronterizos, eeuu-México, Derecho a la Información y la Comunicación y Acción Ciudadana en las Américas. www.apiavirtual.com La Agencia Periodística de Información Alternativa es una fuente de información que responda a los intereses de los medios independientes y de la izquierda de México y del Mundo. Incluye Medios/ comunicación, información del imperio, arte y cultura, Europa, Asia/Medio Oriente, corrupción, desobediencia civil, ecología, economía.educación. www.redh.org Red Solidaria por los Derechos Humanos incluye temas sobre dd.hh., llamados urgentes, búsqueda de desaparecidos, situación de los derechos humanos en diferentes países de América Latina, mujer y género, pena de muerte, pueblos originarios. www.localcambalache.org Trabajan la dimensión educativa en los movimientos sociales y, para ello, utilizan el referente de la educación popular. El portal incluye comunicación, ecología, feminismo, inmigración, salud, filmoteca, encuentros, exposiciones, taller de teatro, formación y libros.