Colegio Saint Louis School Depto. Lenguaje y Comunicación Subsector Lenguaje y Comunicación Prof. Fabián Cantillana Ortega Guía virtual Lenguaje y comunicación 19 SEGUNDO SEMESTRE NOMBRE:…………………………………………………………… CURSO: 2º año medio FECHA: ………………… Unidad: Comprensión lectora. Objetivos: Reconocer ideas principales, identificar información, relacionar hechos con los de la vida diaria. Reflexionar acerca de los mensajes y temáticas expuestas en textos. Comprender local y globalmente. Contenidos: • Comprensión de lectura. Instrucciones: • Lee con atención el siguiente texto y luego responde las preguntas que se realizan. TEXTO I El papel del intelectual del semiólogo italiano Umberto Eco. [1] El sindicato más grande de Italia, CGIL, organizó una conferencia e invitó a algunos académicos a que dieran su opinión sobre varios problemas. Yo hice algunos comentarios improvisados y, claro está, los periódicos solo reportaron parcialmente mis observaciones. Algunas personas me pidieron que aclarara lo que había querido decir y esa es la razón de esta columna. [2] Asistí a la conferencia un tanto preocupado, como suele suceder casi siempre, cuando una entidad política quiere pedir a los intelectuales que expresen sus ideas sobre cómo Italia puede avanzar como país. No hay nada que me irrite más (pero, en el fondo también me hace sonreír, cuando por fortuna no me piden nada) que ver que se usa a los intelectuales como “oráculos”. [3] Naturalmente, que aún hoy sostengo que no se puede entender por intelectual a cualquiera que trabaje con la cabeza en vez de hacerlo con las manos. Trabaja con la cabeza también el que controla las reservas de un hotel y, en cambio, lo hace con las manos un escultor. Digamos entonces que un intelectual es alguien que realiza un trabajo creativo en las ciencias o en las artes; e incluimos, por ejemplo, al agricultor que inventa una teoría nueva sobre la rotación de las máquinas cortadoras. En resumen, una persona que escribe correctamente un texto de matemáticas en una escuela secundaria no es un intelectual, necesariamente; pero una persona que escribe ese libro mientras emplea un nuevo y más eficiente método pedagógico, sí lo es. [4] Ahora que hemos aclarado el asunto, examinemos la antigua Grecia, que nos ofrece tres figuras distintas de intelectuales. La primera es Ulises, quien al menos en La Ilíada asume el papel del “intelectual orgánico” de acuerdo con el viejo modelo de los partidos izquierdistas. Agamenón le pregunta a Ulises cómo conquistar Troya y él inventa la idea del famoso “Caballo de Troya” y –siendo como es un intelectual orgánico de su grupo– no se preocupa por lo que les pase a los hijos de Príamo. Después, como tantos intelectuales orgánicos que entran en crisis y se transmutan en gurús o se ponen a trabajar para Mediaset (el grupo mediático de Berlusconi), Ulises se dedica a navegar y a sus propios asuntos. [5] La segunda figura intelectual de los griegos es Platón, que no solo tiene una idea propia de la función oracular del intelectual, sino que piensa que los filósofos pueden enseñar a gobernar. El experimento que pone en marcha junto al tirano de Siracusa no le sale bien, lo que quiere decir que hay que tener mucho cuidado con los filósofos que proponen modelos concretos de buen gobierno. Si tuviéramos que vivir en una isla de Utopía, tal y como la concibió Tomás Moro, o en algún suburbio en expansión diseñado por Charles Fourier, nos hallaríamos en una situación más incómoda que un moscovita en el reinado de Stalin. [6] La tercera figura es la de Aristóteles que, como es de sobra conocido, fue el preceptor de un hombre de gobierno como Alejandro. Por lo que sabemos, nunca le dio consejos precisos sobre lo que debía hacer en sus campañas y nunca le dijo si tenía que cortar el nudo gordiano o casarse con Rosana. En cambio, le enseñó, en general, qué es la política, qué es la ética, cómo funciona una tragedia o cuántos estómagos tienen los rumiantes. Pero, aun suponiendo que Alejandro hubiese sacado provecho de estas enseñanzas, podría haber conseguido lo mismo sin que Aristóteles hubiese sido su preceptor. Bastaría con que uno de sus amigos le hubiese aconsejado que leyese bien los libros de Aristóteles. [7] Por lo tanto, solo hay dos maneras en las que la política puede apoyarse en la contribución de los intelectuales. Si son auténticos intelectuales –es decir, creativos–, deben parir y expresar ideas interesantes y, por lo tanto, el político puede limitarse a leerlas. Pero puede suceder también que el político advierta que, sobre algunos asuntos, ni él ni los demás tienen las ideas claras –o no saben lo suficiente– y, entonces, el buen político solicitará profundización y nuevas ideas sobre el tema a los intelectuales. Esto es todo. Lo demás, que el intelectual sea miembro de un partido o trabaje como periodista, no tiene nada que ver con su papel específico. Porque en el fondo, el intelectual es un ciudadano como los demás que desea poner su competencia profesional al servicio de su grupo. Si fuese albañil, trabajaría gratis en sus horas libres para reparar las grietas de la sede del partido. [8] En un breve artículo en el periódico italiano Corriere della Sera, Luciano Canfora me reprochó amablemente no haber citado a Sócrates. Tiene razón. Hay un cuarto modelo del intelectual del que he hablado a menudo, pero ese día no tenía tanto tiempo asignado para hablar. Sócrates desempeña su papel criticando a la ciudad en la que vive y, después, acepta ser condenado a muerte para enseñar a la gente a respetar las leyes. El intelectual en el que pienso tiene también ese deber: no debe hablar contra los enemigos de su grupo, sino contra su grupo. Debe ser la conciencia crítica de su grupo, romper las convenciones, molestar constantemente. De hecho, en los casos más radicales, cuando un grupo llega al poder por medio de una revolución, el intelectual incómodo es el primero en ser guillotinado o fusilado. [9] No creo que todos los intelectuales deseen llegar hasta este punto, pero deben aceptar la idea de que el grupo, al que en cierto sentido han decidido pertenecer, no los ame demasiado. Si los ama demasiado y les da palmaditas en la espalda, entonces es que son peores que los intelectuales orgánicos: son intelectuales del régimen. 1. Recupere los datos del contexto de producción del texto dado y ordénelos en la siguiente tabla. Título ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Para qué? ¿Para quién? 2. El texto que usted acaba de leer es: A. Una entrada de enciclopedia. B. Un capítulo de un libro. C. Un artículo de opinión. D. El prólogo de un libro. 3. A lo largo del texto, el autor construye una primera definición de intelectual con la que acuerda. Desde esa perspectiva, la cualidad fundamental del intelectual es: A. la creatividad. B. la combatividad. C. la participación política. D. la precisión. 4. ¿Qué función cumple “Por lo tanto” en el comienzo del párrafo 7? A. Marca la introducción de un nuevo tipo de intelectual. B. Opone las características de los intelectuales consideradas hasta el momento. C. Introduce las conclusiones que derivan de la clasificación anterior. D. Anticipa las observaciones de un lector respecto del artículo de Eco. 5. A partir de la clasificación de tres tipos de intelectuales, ¿cuál es la relación que, según el texto, debe tener el intelectual con el ámbito político? A. Los intelectuales deben intervenir en las funciones del gobierno. B. Los intelectuales deben ser combativos. C. Los intelectuales deben expresar sus ideas y aportar a la profundización de aquellas cuestiones que resultan oscuras en el campo político. D. Ante el poder político, los intelectuales deben asumir el modelo del intelectual orgánico. 6. En el párrafo 8, la palabra “también”: A. agrega, en la clasificación de los intelectuales, un aspecto negativo a otros aspectos negativos ya mencionados. B. en la caracterización del intelectual, suma una cualidad a la explicitada anteriormente. C. opone, en la caracterización del intelectual, una cualidad a la explicitada anteriormente. D. introduce, en la caracterización del intelectual, un rasgo que deriva necesariamente del explicitado con anterioridad. 7. ¿Cuál de los siguientes enunciados expresa de modo más adecuado el problema o cuestión que aborda el texto? A. ¿Cuáles son los rasgos del poder político? B. ¿Qué tipos de relaciones deben tener los intelectuales con el poder político? C. ¿Cuántos modelos de intelectuales existen? D. ¿El del intelectual orgánico es un buen modelo a seguir? 8. Según Eco, si el intelectual decidiera intervenir en el ámbito político y social, debería ser: A. Obediente y culto. B. Creativo y crítico con su grupo. C. Un participante activo del grupo que gobierne. D. Creativo y guardián de sus propios intereses.