Beneficios y limitaciones, percibidos de forma subjetiva, en relación

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Acta Otorrinolaringol Esp 2006; 57: 455-461
INVESTIGACIÓN CLÍNICA
Beneficios y limitaciones, percibidos de forma
subjetiva, en relación con el implante coclear,
por pacientes adolescentes y adultos pre y postlocutivos
M. J. Padilla Romero*, M. Sainz Quevedo**, C. Roldán Segura**, A. S. García Negro**, A. C. Camacho Castro**
*Servicio de ORL. Hospital La Inmaculada. Huercal-Overa. Almería. **Servicio de ORL.Programa de Implantes Cocleares.
Hospital Clínico San Cecilio. Granada.
Resumen: Objetivo: Identificar los beneficios y limitaciones,
percibidos de forma subjetiva, por los pacientes adolescentes y adultos pre y postlocutivos, del programa de implantes cocleares del Hospital Clínico San Cecilio de Granada y
su comparación entre ambos grupos de pacientes (pre y
postlocutivos). Material y métodos: Estudio transversal de 60
pacientes pre y postlocutivos, a los que se les había realizado un implante coclear con más de 12 años y con al menos
un año de experiencia. Se utilizó un cuestionario autoaplicado de cuestiones cerradas y abiertas y se realizó un análisis
descriptivo y se aplicaron los test de Chi cuadrado y MannWithney. Resultados: La media del número de horas de utilización del implante coclear al día, fue mayor en los pacientes postlocutivos (14,6 horas) que en los prelocutivos (10,4
horas). Entre los beneficios acústicos, los dos más frecuentes
son la percepción de sonidos ambientales y la posibilidad
de conversar de forma más fluida, sobre todo con una o dos
personas. El beneficio concreto más señalado por los pacientes fue la mejora en su estado de ánimo. La percepción
en situaciones de ruido es la dificultad más señalada por los
pacientes. Los problemas, relacionados con el dispositivo,
más frecuentemente señalados están en relación con el tamaño y el peso. Conclusión: El implante coclear proporciona
beneficios, percibidos de forma subjetiva por el paciente,
que complementan su mejora en percepción del lenguaje
oral y facilitan la re/integración de la persona con hipoacusia profunda a nivel familiar, social y laboral. Por lo tanto,
los test de percepción del habla, deben ser complementados
con otro tipo de materiales para valorar el resultado del implante coclear (IC) y poder hablar de éxito o fracaso.
Palabras clave: Implante coclear. Cuestionario. Hipoacusia
prelingual. Hipoacusia postlingual.
Subjetive benefits and limitations in relation with the
cochlear implant reported by adolescent and adult
patients
Abstract: Objective: To identify the subjetive benefits and
limitations of the pre and postlingually adolescent and
adult patients of the cochlear implants program at Clinical Hospital San Cecilio (Granada). Material and methods:
Cross-sectional study of 60 pre and postlingually deaf patients who received cochlear implant with more than 12
years and at least a year of experience. A open-ended
questionnaire was used to value their subjetive experience. A descriptive analysis was made and we applied the
square Chi and Mann-Withney tests. Results: The average
implant usage per day was greater in the postlingually
patients (14.6 hours) that in the prelingually (10.4 hours).
Between the acoustic benefits, both more frequent were
the perception of environmental sounds and the possibility of to converse easier, specially with one or two persons. The benefit more indicated by the patients was the
improvement in its mood. The perception in noise situations was the difficulty more indicated by all patients.
The problems, in relation with the device, more frequently
indicated were the size and the weight. Conclusion: the
cochlear implant provides subjetive benefits to the patients that complement their improvement in perception
of the oral language and facilitate the re/integration of
the deaf patients at his work and in his social life. Therefore, the speech perception tests must be complemented
with another type of materials to value the result of the
cochlear implant and then we will can to speak of success
or failure.
Key words: Cochlear implants. Questionnaire. Prelingually deafned.
Postlingually deafned.
Correspondencia: Manuel Jesús Padilla Romero
Calle Azabache-Villas de Castañeda, nº76
04131 Retamar. Almería.
E-mail: manopa@terra.es
Fecha de recepción: 3-1-2006
Fecha de aceptación: 8-10-2006
INTRODUCCIÓN
Sabemos que el implante coclear (IC) proporciona a un
paciente con hipoacusia de grado severo-profundo, la posi-
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M. J. PADILLA ROMERO ET AL.
bilidad de percibir el sonido. Pero el problema del paciente
con sordera no es únicamente que no oye, sino que, de ello,
se derivan gran cantidad de limitaciones, no sólo de ámbito
auditivo y lingüístico, sino también en su desarrollo cognitivo y social.
Si el IC ofrece la capacidad de identificar, discriminar y
reconocer sonidos ambientales, palabras, frases,... en calidad
suficiente para permitir al paciente la participación activa
en un ambiente de audición, esto conllevará beneficios a nivel personal, familiar y social.
Los cuestionarios pueden evaluar las consecuencias indirectas de la mejora de la percepción del habla, en una variedad de situaciones.
Diversos estudios, como el realizado por Hinderink
J.B. et al.1, demuestran que, a pesar de los resultados obtenidos, moderados en la mayoría de los pacientes adolescentes
o adultos prelinguales, estaban contentos con el IC y afirmaban que les había añadido calidad a su vida. A pesar de
la carencia en el reconocimiento del habla, muchos de estos
pacientes alcanzan un alto nivel de uso y satisfacción2.
El beneficio del IC no debería ser valorado sólo por el
resultado en los test de percepción del habla. No siempre
existe una relación directa entre la satisfacción y el reconocimiento del habla, con lo que se puede decir que, los test audiológicos no deben ser el único indicador de satisfacción o
beneficio obtenido por un paciente con IC3.
Es por tanto, objetivo de este estudio identificar los beneficios y limitaciones, percibidos de forma subjetiva, por
los pacientes adolescentes y adultos pre y postlocutivos, del
programa de IC del Hospital Clínico San Cecilio de Granada y su comparación entre ambos grupos de pacientes (pre
y postlocutivos).
MATERIAL Y MÉTODO
Diseño
Se realizó un estudio transversal de 60 pacientes a los
que se les había realizado un implante coclear.
Sujetos del estudio
Pacientes a los que se realizó un IC, en el programa de
IC del Hospital Clínico San Cecilio de Granada, con más de
12 años y con al menos un año de experiencia tras el IC.
La muestra se conformó inicialmente de 69 pacientes
(50 postlocutivos y 19 prelocutivos), aunque finalmente fueron 60 pacientes los que respondieron todas las cuestiones
presentadas (47 postlocutivos y 13 prelocutivos)
Recogida de datos
Los pacientes, cuando tenían al menos un año de experiencia con el IC, rellenaron un cuestionario autoaplicado
(Figura 1), salvo en el caso de los pacientes sin las habilida-
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des necesarias, en cuyo caso lo realizó con la colaboración
de un familiar, si ello era posible. Las dos últimas cuestiones del cuestionario eran abiertas y en ellas se les pedía que
escribieran una lista con los beneficios que habían obtenido
de la utilización del IC y una lista con las dificultades que
habían detectado en el uso del IC. Estas cuestiones fueron
posteriormente recodificadas en tres categorías: “Auditiva”,
“Psicosocial” y “Relacionados con el dispositivo”.
Análisis de los datos
Se realizó un análisis descriptivo de las distintas variables y un análisis bivariante utilizando el test Chi-cuadrado
para la comparación de dos variables cualitativas y el test
Mann-Withney para la comparación de una variable cualitativa con otra cuantitativa.
Para ello se utilizó el programa estadístico SPSS versión 11.0.
RESULTADOS
Pacientes con sordera postlocutiva
1.- Número de horas de utilización del IC. La media de
horas de utilización del IC fue de 14,6 horas (desviación típica
= 2,5), siendo el máximo de horas de utilización de 24 horas.
Se obtuvo esta variable recodificada en tres tramos de
horas, que fueron los siguientes: “menos de 6 horas”, “de 6
a 14 horas” y “más de 14 horas”. Comprobando, que en este
grupo de pacientes, no hubo ninguno que lo utilizara menos de 6 horas, el 47% (n=22) lo utilizaba de 6 a 14 horas y
el 53% (n=25) lo utilizaba más de 14 horas al día. El mínimo
nº de horas de utilización del IC al día fue de 8 horas y esto
lo reflejó así un solo paciente, el resto lo utilizaron como
mínimo 10 horas al día.
2.- Dificultad en el manejo del IC. 37 pacientes no tenían ninguna dificultad y 7 pacientes tenían poca dificultad
en el manejo diario del IC. Sólo 3 pacientes reflejaron tener
bastante (n=1) o mucha dificultad (n=2) en el manejo del IC.
Por lo tanto, el 94% de los pacientes no encontraban
dificultad en su manejo diario o tenían poca dificultad.
Una de las pacientes que reflejaron tener mucha dificultad en manejo del IC y la paciente que tenía bastante dificultad, como posteriormente se verá reflejado en las cuestiones abiertas, refirieron tener “miedo al manejo, ante la
posibilidad de oír mal”. La paciente restante puntualizó, en
el cuestionario, que “habitualmente no lo manejaba ella”.
3.- Uso del teléfono. El 79% de los pacientes contestó
que utilizaba el teléfono. 17 de ellos (36%) sólo lo utilizaban
con personas conocidas y 20 (43%) podían utilizarlo con
cualquier persona. Sólo 10 pacientes (21%), reflejó en el
cuestionario que no usaba el teléfono.
El hecho de poder usar el teléfono, aunque en algunos
casos con limitaciones, fue considerado por un determinado
número de pacientes, en su listado de beneficios, como posteriormente veremos en las cuestiones abiertas.
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BENEFICIOS Y LIMITACIONES EN RELACIÓN CON EL IMPLANTE COCLEAR
Figura 1. Cuestionario. La cumplimentación de todas las preguntas de este cuestionario nos proporcionará información muy importante sobre determinados aspectos
del implante coclear que sólo usted nos puede facilitar. Si tiene alguna duda con alguna pregunta, puede consultarla con algún miembro del programa de IC. Debe
usted saber, que los datos obtenidos serán usados de forma estrictamente confidencial por el centro de implantes.
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M. J. PADILLA ROMERO ET AL.
Tabla 1: Pacientes postlocutivos. Uso del IC en distintas situaciones. Porcentaje y número de pacientes
No lo uso
Malo
Regular
Bueno
Muy bueno
En casa
En el trabajo
En la calle
Sin ruido
Con ruido
–
–
6% (n=3)
13% (n=6)
81% (n=38)
–
–
4% (n=2)
19% (n=9)
38% (n=18)
–
–
15% (n=7)
47% (n=22)
38% (n=18)
–
–
2% (n=1)
13% (n=6)
85% (n=40)
–
4% (n=2)
47% (n=22)
36% (n=17)
13% (n=6)
4.- Uso del IC en distintas situaciones cotidianas (Tabla
1). En la situación, “en el trabajo”, faltan por reflejar en la
Tabla 1, 18 pacientes que contestaron la categoría de “no
trabajo”. El trabajo incluyó también el caso de que la ocupación fuesen los estudios.
5.- Aumento de la calidad de vida. Cuando se les preguntó de forma directa si habían percibido un aumento de
su calidad de vida tras el IC, el 96% (n=46) de los pacientes
contestó que sí. Sólo 2 pacientes contestaron que no.
Los resultados en los test de percepción del habla fueron similares entre los pacientes que contestaron que sí y
los que contestaron que no (t-student para muestras independientes/test de Mann-Withney, p>0,05). Los dos pacientes, reflejaron usar su IC durante aproximadamente 16 horas al día. Sus edades de implantación fueron de 58 y 59
años. En las preguntas abiertas del cuestionario, uno de
ellos había reflejado un número de dificultades superior al
resto (4, mientras que la media, como se verá posteriormente fue de 2), mientras que ambos reflejaron menos beneficios que el resto (2, frente a la media del resto que fue de 5).
Ninguno de ellos reflejó ningún beneficio de la categoría
“psicosocial”, sí en la categoría “auditivo”. Ambos seleccionaron la categoría “regular” cuando se les preguntó a cerca
del uso del IC en casa y en la calle. El resto de características, consideradas en el estudio, fueron similares a la media
del resto de pacientes.
6.- A la pregunta, ¿recomendaría el IC a un amigo que
estuviera en su misma situación?, el 98% de los pacientes
contestaron que sí.
Sólo un paciente contestó que no. Éste era uno de los
dos pacientes que no reflejaron un aumento de su calidad
de vida tras el IC, con lo que sus características diferenciales se detallan en el apartado anterior.
7.- Beneficios y dificultades detectados con el uso del IC.
7.A.- Beneficios. La media del número de beneficios reflejados fue de 5 (desviación típica 1,60). El menor número
de beneficios reflejados fue de 1 (n=1), frente al mayor que
fue de 10 (n=1).
Si nos referimos a las distintas categorías, de forma general, los beneficios auditivos fueron los más reflejados por
este grupo de pacientes. 45 pacientes (96%) percibieron algún beneficio auditivo de forma subjetiva. En la categoría
“psicosocial”, sólo hubo 6 pacientes (12%) que no reflejaron
ningún beneficio. No se encontraron beneficios relacionados
directamente con el dispositivo.
Analizando cada categoría de forma independiente,
observamos lo siguiente:
– “Auditiva”. Los más frecuentemente señalados fueron,
458
la mejora en la percepción de los sonidos ambientales (puntualizando situaciones tan diversas, como sonidos de alerta,
los emitidos por animales o el llanto de un niño). Esto fue
descrito por el 66% de los pacientes. El 62% de los pacientes,
destacó el poder disfrutar de la música. 30 pacientes (64%), reflejaron en su lista de beneficios, el poder usar el teléfono en
su actividad diaria. El 60%, expresó su mejoría en la posibilidad de mantener una conversación de forma fluida, aunque
señalando que, con una o dos personas. Por último, el poder
escuchar la televisión fue destacado por 27 pacientes (57%).
– “Psicosocial”. El 74% de los pacientes (n=35), resaltó
la mejora en su estado de ánimo (generalmente más contentos, pero también hubo pacientes que vieron su mejora en
un estado de ánimo más estable). El otro beneficio más señalado, de esta categoría, fue la mejora en sus relaciones sociales (62%, n=29), incluyendo aquí también las relaciones
familiares y laborales. Los otros dos aspectos considerados
por los pacientes fueron, la mejora en su autoestima y su
autonomía (38%, n=18).
Cuando se relacionaron los distintos tipos de beneficios reflejados entre si, se observó una relación estadísticamente significativa (Chi-cuadrado, corrección por continuidad de Yates (1)=3,88 p=0,04), entre el reflejar la mejora en
las relaciones sociales y reflejar la mejora en el mantenimiento de las conversaciones (Tabla 2A). También se observó una relación estadísticamente significativa (Chi-cuadrado, estadístico exacto de Fisher, p=0,03), entre los pacientes
que señalaron la mejora en el estado de ánimo y la mejora
en las relaciones sociales (Tabla 2B).
7.B.- Dificultades. El número medio de dificultades, reflejadas de forma general, fueron 2 (desviación típica 1,52).
Hubo pacientes que no expusieron ninguna (n=6) y un paciente que señaló seis.
Las dificultades o problemas más frecuentemente señalados, fueron las “acústicas”, señaladas por el 66% de los
pacientes (n=31). Posteriormente fueron los “relacionados
con el dispositivo” (49%, n=23) y por último los de índole
“psicosocial” (4%, n=2):
– “Auditiva”. Hubo cinco situaciones que destacaron
los pacientes como las más dificultosas en el uso del IC. Escuchar la televisión fue señalada por el 30% de los pacientes
(n=14). Mantener conversaciones con más de dos personas
y discriminar la letra de las canciones, fueron señaladas por
12 pacientes (25%). La escucha en situaciones de ruido, en
general, fue puntualizada como dificultad en 11 pacientes
(23%), al igual que hablar por teléfono.
– “Relacionadas con el dispositivo”. Fueron señalados
sobre todo 5 aspectos. Nueve pacientes (19%) consideraron
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BENEFICIOS Y LIMITACIONES EN RELACIÓN CON EL IMPLANTE COCLEAR
Tabla 2A: Relación de la mejora en las relaciones sociales con
la mejora en las conversaciones (p=0,04)
Mejora de las
relaciones sociales
Mejora conversación
Total
no
sí
no
sí
Total
11
7
18
8
21
29
19
28
47
Tabla 2B: Relación de la mejora en las relaciones sociales con
la mejora en el estado de ánimo (p=0,03)
Mejora del estado
de ánimo
Mejora de las
relaciones sociales
Total
no
sí
no
sí
Total
8
4
12
10
25
35
18
29
47
que su tamaño era más grande de lo que quisieran. Seis pacientes (13%), pensaban que era incómodo. Dificultades de
manejo y problemas en el aspecto económico fueron expresamente señaladas por 4 pacientes. En el primer caso, dos
pacientes reflejaron más exactamente, “miedo a romperlo al
manejarlo” y en el aspecto económico, se refirieron al mantenimiento de las pilas. El peso fue señalado como un problema sólo por 3 pacientes.
– “Psicosocial”. Hubo dos pacientes que reflejaron en
el cuestionario, haber presentado dificultades de adaptación
o aceptación, en un principio, al IC.
Pacientes con sordera prelocutiva
1.- Número de horas de utilización del IC. La media
del número de horas de utilización del IC al día fue de
10,45 (desviación típica = 4,65). El máximo número de horas
de utilización al día fue de 16 y hubo un paciente, que señaló que sólo lo usaba 1 hora al día. Este último paciente podría considerarse un “no usuario” del IC.
Cuando agrupamos la variable en tramos de horas de
utilización, se observó que sólo dos pacientes estaban en la
categoría “menos de 6 horas” (la paciente citada previamente y otro paciente que lo usaba 5 horas al día aproximadamente), 8 pacientes en la categoría de “entre 6 y 14 horas” y
3 pacientes lo usaban “más de 14 horas”.
La paciente que lo usaba sólo una hora al día, fue implantada con 40 años de edad y utilizaba previamente, como modo de comunicación fundamental el lenguaje de signos. Reflejó, como posteriormente se analizará, dificultades
de adaptación al IC.
Los tres pacientes que más lo usaban fueron pacientes,
implantados entre los 14 y los 20 años de edad, su modo de
comunicación fundamental previo al IC era el oral, tenían
un resultado en test de lectura labial al año (100%) superior
al resto (77%) y obtenían resultados en test en contexto
abierto (bisílabas y frases sin apoyo).
2.- Dificultad en el manejo del IC. Sólo tres pacientes
señalaron tener dificultad en el manejo diario del IC, en
concreto en la categoría de “poca”. No hubo pacientes
que señalaran la categoría de “bastante” o “mucha dificultad”.
3.- Uso del teléfono. Hubo una paciente que respondió
que “usaba el teléfono con personas conocidas”, con ciertas
limitaciones. Había sido implantada con 16 años de edad,
su modo de comunicación previo al IC era oral.
4.- Uso del IC en distintas situaciones cotidianas (Tabla
3). En la situación, “uso en el trabajo”, hubo 3 pacientes que
contestaron la categoría “no trabajo”.
5.- Aumento de la calidad de vida/Recomendaría el
IC. Solamente hubo una paciente que señaló que no había
presentado un aumento en su calidad de vida y que no recomendaría el IC. Sus características se describieron previamente, pues era la paciente considerada previamente como
“no usuaria” del IC.
6.- Beneficios y dificultades detectados con el uso del
IC.
6.A.- Beneficios. El 91% de los pacientes que rellenaron
las cuestiones abiertas, reflejaron algún tipo de beneficio, a
nivel “auditivo” y/o “psicosocial”. No hubo en la categoría
“relacionados con el dispositivo”.
La media del número de beneficios reflejados fue de 5
(desviación típica 2,05). El menor número de beneficios reflejados fue de 0 (n=1), frente al mayor que fue de 8 (n=1).
Si analizamos las distintas categorías observamos que:
– “Auditiva”. Escuchar los sonidos ambientales, la mejoría al escuchar la televisión y el poder disfrutar de escuchar música, fueron señalados por el 64% de los pacientes
(n=7). 4 pacientes reflejaron el poder mantener conversaciones de forma más fluida y un paciente el poder hablar por
teléfono.
– “Psicosocial”. En este caso, el beneficio más reflejado
fue la mejora de las relaciones sociales (64%), seguido en
frecuencia por la mejora en el estado de ánimo (54%). La
Tabla 3: Pacientes prelocutivos. Uso del IC en distintas situaciones. Número de pacientes (%)
No lo uso
Malo
Regular
Bueno
Muy bueno
En casa
En el trabajo
En la calle
Sin ruido
Con ruido
1 (8%)
–
–
6 (46%)
6 (46%)
1 (8%)
–
3 (23%)
6 (46%)
–
1 (8%)
–
1 (8%)
8 (61%)
3 (23%)
1 (8%)
–
–
7 (54%)
5 (38%)
1 (8%)
1 (8%)
6 (46%)
4 (31%)
1 (8%)
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M. J. PADILLA ROMERO ET AL.
mejora en su autoestima y en su autonomía fueron reflejadas por el 45% de los pacientes.
Aunque en este grupo de pacientes, debido al reducido
número de pacientes que resulta al hacer subgrupos, los test
de hipótesis no tienen suficiente potencia, sí se pudo observar, que todos los pacientes que reflejaron mejora en su capacidad para mantener conversaciones, reflejaron también
mejora en sus relaciones sociales.
6.B.- Dificultades. El número medio de dificultades, reflejadas de forma general, fueron 2 (desviación típica 2,36).
Tres pacientes señalaron sólo una dificultad, frente a dos
pacientes que señalaron 5.
Siete pacientes (64%), reflejaron alguna dificultad “auditiva”, sólo 4 pacientes (36%), señalaron dificultades “relacionadas con el dispositivo” y una paciente presentó dificultades de índole “psicosocial”:
– “Auditiva”. Las más frecuentemente reseñadas, fueron la dificultad para “discriminar palabras en conversaciones rápidas o con más de dos personas” y hablar por teléfono (54%, n=6). Dos pacientes se refirieron a la dificultad de
escuchar en situaciones de ruido y un paciente a la dificultad para seguir las letras de las canciones.
– “Relacionadas con el dispositivo”. Dos pacientes señalaron el tamaño como un problema, un paciente se refirió
a la poca comodidad, otro al aspecto económico (mantenimiento de las pilas) y un último paciente, al manejo diario.
– “Psicosocial”. Hubo una paciente que presentó un
problema de “no aceptación” del IC.
Comparación entre ambos grupos de pacientes
La media del número de horas de utilización del IC al
día, fue mayor, de forma estadísticamente significativa (test
de Mann-Withney, p=0,003), en los pacientes postlocutivos
(14,6 horas) que en los prelocutivos (10,4 horas). En el caso
de los pacientes postlocutivos, la mayoría de los pacientes
lo usaban más de 14 horas al día (53%), mientras que en el
caso de los prelocutivos, lo usaban, en su mayor parte, entre 6 y 14 horas (64%). Pacientes que se puedan considerar
como “no usuarios” del IC, sólo hubo uno, en el grupo de
los prelocutivos.
Cuando se les preguntó, por el uso del IC en diferentes
situaciones cotidianas (casa, trabajo, calle, sin ruido, con ruido), en ambos grupos, se agruparon la mayoría de los pacientes en la categorías de “bueno” y “muy bueno”. Sólo
hubo una situación, en la que también los dos grupos, tendieron a agruparse en la categoría “regular” e incluso hubo
algún paciente en la categoría “malo” (también en los dos
grupos), que fue en la situación de “ruido” (Tablas 1 y 3).
El aumento en su calidad de vida fue percibido, tanto
en pacientes prelocutivos, como postlocutivos, por la gran
mayoría de ellos (92% y 96%, respectivamente). Un resultado similar, una vez más, en ambos grupos, se observó cuando se les preguntó si recomendarían el IC a un amigo en su
misma situación. Sólo un paciente contestó que no, en el
grupo de prelocutivos y sólo un paciente, hizo lo mismo, en
el grupo de postlocutivos.
460
En las cuestiones abiertas, la media de beneficios y dificultades señalados, fue la misma en ambos grupos de pacientes. Sí se puede observar, que pacientes, que no reflejaran ninguna dificultad, sólo los hubo en el grupo de
postlocutivos, mientras que pacientes que no reflejaran ningún beneficio, sólo los hubo en el grupo de prelocutivos. La
distribución de las distintas categorías, en cuanto a las dificultades, fue similar en ambos grupos. En cuanto a los beneficios, en el grupo de prelocutivos, se igualaron la categoría “auditivo” y “psicosocial”, mientras que en el grupo de
postlocutivos, fueron algo más destacados los “auditivos”.
Los beneficios y dificultades señalados, de forma concreta,
en cada una de las categorías fueron muy similares, en los
dos grupos de pacientes.
DISCUSIÓN
El uso de un cuestionario, nos demuestra que el ic
puede ayudar a los pacientes implantados de muchas formas, además de la mejora en el reconocimiento del habla.
Si se desea saber qué piensa o siente un paciente, el medio más directo de recoger esa información consiste en formular preguntas al respecto. Utilizamos preguntas cerradas y
abiertas, ya que ambas presentan ventajas e inconvenientes.
Por un lado, las preguntas abiertas permiten que el paciente
responda con sus propias palabras y describa aspectos importantes para él y, por otro lado, las preguntas cerradas son
útiles para obtener respuestas de los distintos pacientes a la
misma pregunta y limitan la influencia de la capacidad de
expresarse de cada uno. Pero ambos tipos de preguntas, también presentan limitaciones. Las preguntas abiertas pueden
ser difíciles de clasificar y por tanto de analizar y las cerradas
pueden pasar por alto respuestas importantes.
Cuando se analiza una situación mediante un cuestionario, el índice de respuestas debe ser superior al 60%, lo
cual se cumplió de forma adecuada en nuestra serie, tanto
en los pacientes postlocutivos como en los prelocutivos.
El tiempo que un paciente utiliza el IC nos puede ser
de utilidad para indagar en el beneficio que está obteniendo
de él. A partir de los estudios consultados y de los datos de
nuestra serie, se deduce que el número medio de horas de
uso al día es elevado, ocupando prácticamente la totalidad
del día, salvo las horas de sueño, aunque en este periodo
también es útil para algunos pacientes. Los pacientes postlocutivos suelen utilizarlo un mayor número de horas al
día, oscilando la media entre las 12-16 horas4-6. Los pacientes
prelocutivos presentan una media de uso de unas 10 horas
al día7.
En el análisis de esta variable, se observa también el
bajo número de pacientes que podemos considerar como
“no usuarios”. Estos no suelen existir en los grupos de pacientes postlocutivos, aunque hay series, como la presentada por Horn et al5, de pacientes mayores de 65 años que
presenta un 1%. Entre los pacientes adultos prelocutivos sí
son detectados casos, aunque el porcentaje se sitúa alrededor del 5%. Hay que tener en cuenta que en estos pacientes,
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BENEFICIOS Y LIMITACIONES EN RELACIÓN CON EL IMPLANTE COCLEAR
a veces se produce una mayor introducción en la comunidad sorda, con lo que el IC puede ser rechazado1,2.
Otro dato importante, es que no siempre el número de
horas de utilización del ic está en concordancia con el nivel
de percepción del habla. Esto suele ocurrir sobre todo entre
los pacientes prelocutivos.
Los beneficios obtenidos del IC y reflejados por los pacientes son múltiples. En nuestra serie, cuando les preguntamos por ellos en forma de cuestión abierta, llegaron a reflejar hasta diez diferentes, pero hay series, como la
presentada por Tyler, et al8, en la que enumeran hasta 15 beneficios. Aunque la media suele oscilar entre 5 y 79. Generalmente los podríamos agrupar en acústicos y psicosociales, siendo algo más frecuentes los primeros.
Entre los acústicos, los dos más frecuentes en todas las
series son, la percepción de sonidos ambientales y la posibilidad de conversar de forma más fluida, sobre todo con una o
dos personas. Es por tanto un dato importante, el hecho de
que el beneficio más valorado por la mayoría de los pacientes sea la “simple” posibilidad de percibir e identificar sonidos ambiente, no sólo en los pacientes prelocutivos sino también en los postlocutivos. Por otro lado, beneficios que
precisan una calidad de audición y comprensión elevada, como escuchar música o la televisión, o incluso hablar por teléfono no son sólo reflejados por los pacientes postlocutivos, sino también por un determinado porcentaje de prelocutivos.
La posibilidad de escuchar música y la televisión, se refleja
por ambos grupos de pacientes en un porcentaje parecido,
que suele ser mayor del 50%. El uso del teléfono se produce
también en más de un 50% de los pacientes postlocutivos,
pero sí es bastante menos frecuente entre los prelocutivos4.
En cuanto a la percepción de la música, hay que señalar, que
no se limita al ritmo, sino que la identificación de la melodía
puede ser equiparable a personas normooyentes10. Aunque
de forma conjunta los beneficios auditivos fueron los más
destacados, en nuestra serie, el beneficio concreto más señalado por los pacientes fue la mejora en su estado de ánimo.
Los beneficios psicosociales que un paciente con hipoacusia
profunda obtiene al poder oír o volver a oír, son importantísimos ya que, junto al señalado previamente, se observan
otros como la mejora en la autoestima o en la autonomía y,
por tanto, en las relaciones sociales11. Todos ellos son aspectos
que, en la vida de una persona que no oye, decrecen de manera muy significativa. El IC se los puede proporcionar, con
lo que todos en conjunto, le facilitarán una mejor vida familiar, integración social y progresión laboral.
Las dificultades o inconvenientes reflejadas por los pacientes suelen ser pocas. La media oscila alrededor de 2. Ya
sea a través de cuestiones abiertas o cerradas, la percepción
en situaciones de ruido, es señalada por los pacientes como
la situación en la que presentan una peor calidad auditiva,
con lo que su nivel de percepción es más pobre3. Esta limitación parece ser que puede ser reducida, según recientes
estudios, con la implantación bilateral12, lo cual tendrá que
ser tenido en cuenta para el futuro, pues esto además repor-
tará otros beneficios, como la mejor localización del sonido.
Actualmente, los problemas relacionados con el dispositivo, dado su constante perfeccionamiento, son menos señalados, lo que no ocurría en series algo más antiguas13,
donde hasta un 79% detectaban problemas de funcionamiento. Los más frecuentemente señalados están en relación
con el tamaño y el peso y, por tanto, con su comodidad.
Una vez más, el futuro avance tecnológico, podrá minimizar estos problemas con soluciones como la prótesis totalmente implantable.
CONCLUSIÓN
Podemos decir que el IC proporciona beneficios, percibidos de forma subjetiva por el paciente, que complementan su mejora en percepción del lenguaje oral y facilitan la
re/integración de la persona con hipoacusia profunda a nivel familiar, social y laboral. Por lo tanto, los test de percepción del habla, deben ser complementados con otro tipo de
materiales para valorar el resultado del IC y poder hablar
de éxito o fracaso.
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