Virginia Lasio mlasio@espol.edu.ec Directora de ESPAE y profesora de comportamiento organizacional. ESPIRITU EMPRESARIAL Y COMPORTAMIENTO Año 1 No. 12 - Septiembre 2011 Hace poco me solicitaron una entrevista sobre espíritu empresarial y comportamiento organizacional; la entrevista, aunque trató sobre el espíritu empresarial, fue por otro camino. Me quede sin exponer algunos comentarios y reflexiones que decido compartir en este Coffee Break. El emprendimiento depende en algún grado- y esto aun es motivo de discusión y no falta quien trae a colación si el emprendedor nace o se hace- de ciertas características propias del individuo tales como necesidad de logro, orientación a explorar, tolerancia al riesgo, iniciativa, etc., y de otras adquiridas como la educación por ejemplo. A veces depende, también de condiciones del entorno como cultura favorable, círculo familiar empresarial, economía, políticas públicas, ubicación geográfica, por nombrar algunas. Así, dadas ciertas condiciones, emprender es una decisión personal. En el plano de la organización, suponiendo que las personas poseen cualidades naturales y adquiridas que las orientan o conducen a proponer nuevos proyectos o emprendimientos internos, que estos salgan adelante depende en alto grado de la estructura y la cultura de la empresa. Condición casi indispensable es que la organización sea flexible, además que provea autonomía, que motive a ser creativos (si es que puede lograrse), que promueva la comunicación entre personas de diferentes departamentos y disciplinas, que posea un sistema de incentivos y compensaciones apropiado, que estimule el trabajo en equipo, qué no castigue el fracaso, etc. Esto último debe ser bien entendido, no quiere decir que se aplauda hacer mal las cosas o la irresponsabilidad, sino que se de espacio para explorar, experimentar, prueba y error, etc. Aun así, algunas personas no se sienten cómodas en un entorno poco estructurado por ejemplo, y la falta de ajuste entre sus preferencias y las condiciones de trabajo también podría afectar negativamente la creatividad. Cuando a emprendimiento interno se refiere, que se concreten las iniciativas ya no depende de la sola decisión del emprendedor. Aun así, ciertas características propias continúan influyendo en su decisión de proponer; su orientación hacia el aprendizaje o hacia el desempeño y los resultados hará la diferencia por ejemplo en la persistencia que tenga para sacar adelante su propuesta. Si tiene orientación hacia el desempeño y resultados, ésta reforzará, por decirlo de algún modo, el ambiente poco favorable para la experimentación por ejemplo, por el error y fracaso implícitos en esta práctica. Culpa y castigo se asocian frecuentemente a errores y fracaso; el temor al rechazo y la exclusión si se comete errores, llevan a restringir la propia creatividad también. En Ecuador el emprendimiento corporativo es reducido, como lo muestran los resultados del GEM Ecuador 2008 donde se incluyó este tópico especial (http://u.espol.edu.ec/ODZ). Las empresas “no se atreven a innovar” -así lo perciben los expertos consultados para el proyecto GEM- y las propuestas del emprendedor interno no pueden concretarse. Esto lo hemos visto también en los estudios de seguimiento a nuestros ex alumnos, quienes manifiestan que cuando han propuesto nuevos proyectos en sus organizaciones, en la mayoría de los casos, estos no se han materializado. Sin embargo, un estudio sobre la confianza en la innovación por 1 parte de consumidores y empresas muestra que los consumidores ecuatorianos están dispuestos a adquirir productos innovadores y consideran además que éstos mejorarían su vida; esta actitud favorable de los consumidores podría alentar a las empresas a favorecer también el emprendimiento corporativo que es fuente de diversificación, innovación, y crecimiento,. Volviendo al tema inicial, vemos que el comportamiento de las personas es la clave del emprendimiento: en la creación de empresa, la decisión de emprender que en última instancia depende exclusivamente del individuo; en el emprendimiento corporativo, donde las percepciones, actitudes, y comportamientos interactúan con las restricciones organizacionales, muestran que el origen de la actividad emprendedora reside en las personas, en su naturaleza y en sus acciones. Todas las opiniones vertidas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de los autores, y no representan necesariamente la opinión de ESPAE o de ESPOL. 1 IIIP Innovation Confidence index, desarrollado por el Hunter Centre for Entrepreneurship de la Universidad de Strathclyde Business School.