Pragmatismo frente a idealismo - Instituto Internacional San Telmo

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III Asamblea de la Agrupación de Miembros
asamblea
OPINIÓN
Garrigues Walker y Mayor Zaragoza.
Pragmatismo frente a
idealismo
Para comprender
mejor las intervenciones en la Asamblea de
Antonio Garrigues
Walker y de Federico
Mayor Zaragoza, sus
diagnósticos y sus
propuestas para conseguir una Humanidad
más justa y equilibrada, parece oportuno
considerar los
antencedentes culturales de ambos y el
diverso contexto en
que cada uno ha
desarrollado su gran
personalidad pública.
CARLOS GONZÁLEZ BARBERÁN
Antonio Garrigues procede de un ambiente con
fuertes vínculos en Estados
Unidos, incluso familiares. Su
padre fue un destacado embajador de España en Washington y en su formación se
nota la influencia del ambiente liberal y democrático
norteamericano. Su desarrollo profesional posterior en
un conocido despacho internacional de abogados con
socios americanos y su presencia en la Trilateral, organización político-cultural y financiera de gran influencia
mundial, (el gobierno del
mundo en la sombra), refuerzan esta visión a través del
prisma estadounidense.
Federico Mayor Zaragoza es uno de los grandes
científicos españoles que
surgieron públicamente a
principios de los setenta a
través de la Universidad: Rodríguez Villanueva en Salamanca, Losada en Sevilla y
él mismo en Granada. Precedidos por Sols en el Ramón y Cajal y Martín Municio en la Complutense (en la
actualidad, presidente de la
Academia de Ciencias y vicepresidente de la Academia Española de la Lengua).
Forman parte de un núcleo
de hombres de ciencia humanistas de la más alta calificación. Con estos antecedentes y teniendo en cuenta
la preferencia de la UNESCO por este tipo de científicos para sus cargos directivos, no es de extrañar la in-
corporación de Mayor Zaragoza al organismo internacional, primero como director
adjunto (1978-81) y, posteriormente, como director general (1987-99). Conviene
destacar que Federico Mayor Zaragoza sustituía a
Amador M`Bow (1974-87),
un africano en cuyo mandato se le tachó de cierta pasividad ante la corrupción y la
tolerancia con tendencias extremistas anti-occidentales.
Mayor Zaragoza suponía una
bocanada de aire fresco y
puro que limpiaba el ambiente y, sobre todo, la esperanza
del reingreso de los Estados
Unidos a la UNESCO que había abandonado en 1984
cansados de soportar a costa de su financiación (44% del
presupuesto en 1947) una situación degradada con países y funcionarios opositores.
Este regreso no se ha producido, a pesar de los esfuerzos de Federico Mayor. Y parece que siente cierta decepción por sus alusiones en
nuestra Asamblea a invasores de países en guerras no
declaradas (¿Afganistán?) y
poco respeto al medio ambiente (Kioto).
La intervención de Antonio Garrigues estuvo impregnada de pragmatismo.
Apenas hizo mención a situaciones pasadas y se situó
brevemente en el presente,
abordando con decisión los
debates e iniciativas aconsejables para, inmediatamente,
referirse a un futuro con una
sociedad en paz más equitativa, una humanidad radicalmente distinta.
Se va a conseguir
la solución de la
crisis de Oriente
Medio, con la
constitución de un
Estado Palestino,
impuesto desde
fuera.
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asamblea
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Los grandes países
tienen que
asomarse al
exterior, ser
conscientes de la
globalidad y
comprender las
disparidades
internacionales.
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Su positivismo se deriva,
incluso, de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre. Arrincona el complejo del Titanic y niega el hundimiento de nuestra civilización; todo lo contrario, en su
opinión se van a conseguir
cosas buenas.
Se va a conseguir la solución de la crisis de Oriente
Medio, con la constitución de
un Estado Palestino, impuesto desde fuera, ya que las fuerzas políticas internas de Israel
no son capaces de resolverlo. Y no hay tensión más profunda en el mundo que este
conflicto. Si se soluciona, el
efecto en el mundo será formidable.
Los sucesos terroristas
también han determinado la
acción mundial conjunta en
la lucha contra esta terrible
lacra de nuestro tiempo. La
gran coalición hará que el terrorismo disminuya mucho.
Ello implicará el uso del arma
financiera que ayuda mucho
no sólo al terror, sino también
al narcotráfico y al mercado
de armas, lo que supondrá la
eliminación de los paraísos
fiscales. Y, sobre todo, Norteamérica va a cambiar. Su situación hegemónica en el mun-
do, con el colapso del marxismo, el hundimiento de Japón
y la fragilidad europea, se extiende al campo económico,
al tecnológico y al lingüístico,
lo que ha originado un complejo de superioridad y una
visión unilateral del mundo.
Todo esto ha cambiado repentinamente; va a seguir
siendo el líder por capacidad,
legitimidad y voluntad, porque no hay otro en el mundo,
pero va a ser un líder distinto,
global, abandonando el aislamiento, más respetuoso con
las Naciones Unidas. Quizás
vuelva a entrar en la UNESCO y probablemente eliminará la pena de muerte. Y es un
buen líder. La sociedad civil
americana es la mejor del
mundo, potente, ética, comprometida, solidaria y con
capacidad de acción. Y es
bueno que tengamos un líder
como Norteamérica, más
educado, civilizado, dialogante y necesitado de amigos. Por otra parte, el modelo
americano ha sido tremendamente eficaz. Tiene tecnológicamente una superioridad
sobre Europa de 8 a 1 y la sociedad americana es la más
ética del mundo, con una estructura familiar conservado-
ra, mucho más fuerte que
cualquier otra.
Los debates que según
Garrigues van a tener que
abrirse para el futuro de la
sociedad se refieren: primero, al multiculturalismo. Hay
otras culturas, actividades y
posiciones. Norteamérica se
ha llevado una sorpresa. ¿Por
qué no nos quieren?. Las Universidades de América y Europa han empezado a investigar. En segundo lugar, a la
presencia normal de la mujer
en la sociedad, que va a determinar cambios profundos.
La mujer tiene un sentimiento mucho más flexible, más
conciliador y, sobre todo, más
ético; quizás, porque nunca
ha tenido poder y éste genera mucho cinismo. La civilización no puede soportar lo que
está pasando a la mujer en el
Islam.
En tercer lugar, a la religión,
tema delicado, pero hay que
reconocer que la guerra
siempre ha tenido un factor
religioso importante. Los líderes religiosos tienen que reunirse y anunciar que ninguna convicción religiosa autoriza a matar y que hay que
hacer frente conjuntamente a
problemas como la pobreza
y la prostitución infantil. La
religión cristiana, como la más
poderosa, tiene que liderar
ese movimiento.
Frente a la pobreza hay que
reaccionar, principalmente
porque es injusto que haya un
gran mundo terriblemente
rico y un reducido mundo tremendamente pobre. Pero es
que , además, la pobreza es
un riesgo, genera violencia y
corrientes migratorias desordenadas. A este respecto, la
inmigración es otro problema
que hay que resolver ayudando a los países de origen, sin
poner límites a sus productos,
apoyándoles tecnológicamente. Federico Mayor, en
contraste, se refiere a las injusticias del pasado, a los reiterados avisos de conflictos,
III Asamblea de la Agrupación de Miembros
nunca atendidos, y a la angustiosa injusticia del presente, que pormenoriza, adelantando algunas posibles
soluciones. Ha destacado la
injusta distribución de los
bienes, de los recursos y del
conocimiento, así como la
pretensión de realizar los
mismos cambios y ajustes
estructurales para países y
contextos muy distintos.
También la existencia de paraísos fiscales que facilitan
los tráficos de armas, drogas,
personas y capitales. La capacidad de interlocución se
ha hecho muy difícil, sobre
todo, por la presencia de gigantescas organizaciones
supranacionales..
Los grandes países tienen
que asomarse al exterior, a un
mundo muy grande (occidente sólo tiene dos tercios
de la población de la India),
ser conscientes en la globalidad y comprender las disparidades internacionales,
con desequilibrios, injusticias y pobreza que se han de
hacer visibles para los países
ricos. En sintonía con la doctrina de la UNESCO, preco-
niza el desarrollo endógeno
de los países desfavorecidos,
implantando en el mundo
contratos de contenido social, medioambiental, cultural
y moral, insistiendo en que la
educación es la que permite
este desarrollo endógeno.
Para ello, es preciso que se
evite la emigración de talentos, pues la capacidad interna es lo único que desarrolla
los países. En este sentido, la
Universidad tiene un gran
papel en el diseño de las necesidades del futuro: saber
para prever. La democialización de la ONU es otra de las
necesidades que propone
Federico Mayor para evitar
que unos pocos decidan lo
de muchos.
Los cambios necesarios, la
gran transición hacia la nueva sociedad se podría conseguir, simplemente, cumpliendo las promesas de dar el 0,7
% del PIB de los países ricos
para los países del tercer
mundo. Se aprecia de una
forma tácita o expresa en Federico Mayor que la iniciativa
y el control de la situación
debería ser liderada por las
Naciones Unidas, lo que denota la persecución de un
ideal, un tanto utópico. Antonio Garrigues reconoce esta
conveniencia desde el punto
de vista teórico, pero la descarta en la práctica por irreal,
reafirmándose en que, en estos tiempos, nadie puede liderar el cambio fuera de los
Estados Unidos.
De todas formas, los conferenciantes coinciden en la necesidad de estos cambios.
Dicen lo que se debe hacer
pero no cómo hacerlo. Y este
es el verdadero problema.
¿En que manos se van a poner los fondos del 0,7 del PIB?
¿En la de los dirigentes de
países no democráticos? ¿o
en falsas democracias que no
dejan el control por el pueblo
del presupuesto?. Muchas
ayudas han sido desviadas a
la compra de armas de ejércitos "privados" o a las fortunas personales. El control exige democracia, pero la democracia no es posible sin educación previa. Hay que conciliar el idealismo de la UNESCO con el pragmatismo de
Norteamérica.
asamblea
Es preciso que se
evite la emigración
de talentos, pues la
capacidad interna
es lo único que
desarrollan los
países.
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