From the SelectedWorks of Guillermo Arosemena September, 2007 Inversión extranjera y desarrollo económico Guillermo Arosemena Available at: http://works.bepress.com/guillermo_arosemena/82/ INVERSIÓN EXTRANJERA Y DESARROLLO ECONÓMICO Guillermo Arosemena Arosemena La historia del desarrollo económico mundial está atada a la inversión extranjera. En el siglo XVII, Holanda era el país más poderoso del mundo y Amsterdam el principal centro financiero, similar a New York en la actualidad. Su bolsa de valores era la admiración de todos los continentes. Los reyes ingleses solían mantener a sus ministros de economía en Ámsterdam, durante largas temporadas, para conseguir recursos. Inglaterra comenzó a desarrollarse por los capitales holandeses. Situación similar ocurrió en Estados Unidos durante el siglo XIX. Para este país era prioritario unir el enorme territorio por medio de una red de ferrocarriles y reemplazar a las diligencias, carretas tiradas por caballos que movilizaban muy pocos pasajeros y carga. Pero se requerían enormes capitales para sembrar el país con rieles y adquirir las costosas locomotoras y vagones; como no existían suficientes recursos económicos estadounidenses, recurrieron a capitalistas ingleses, alemanes y franceses para financiar el despegue económico. En la segunda mitad del siglo XX, Japón se convirtió en la segunda potencia económica mundial, con la ayuda de los capitales externos; lo mismo sucedió con todos los países del Sudeste Asiático. Irlanda que hasta los primeros años de los ochenta, era junto con Portugal, los países más pobres de Europa Occidental, actualmente tiene la misma renta por habitante que Alemania, debido al ingreso de la inversión de las corporaciones multinacionales. Cuando la antigua América Española se independizó, los ingleses hicieron enormes inversiones, en minería, ferrocarriles, cable, y demás infraestructura en la mayoría de los países latinoamericanos. Lamentablemente, la mayoría de los inversionistas perdieron sus capitales, entre otras causas, por la inestabilidad política y nacionalización de sectores que pasaron a ser “estratégicos” y “soberanos”. Hay que recordar que Velasco Ibarra nacionalizó el ferrocarril Guayaquil-Quito, el cual por esta equivocada medida, décadas después terminó agónico, situación que no ha variado hasta la actualidad. América Latina, tiene pésima fama, no respeta las leyes y la modifica arbitrariamente, dependiendo si el jefe de Estado es dictador o demócrata; las nacionalizaciones son recurrentes en la región, lo que ha desmotivado a los grandes capitales externos. Actualmente vivimos una nueva ola de nacionalizaciones, liderada por Venezuela y Bolivia, que quiere expandir a otros países. Sin dinero la economía no crece, se requiere para hacer transacciones. El dinero sale de las inversiones hechas por capitalistas nacionales y extranjeros. Lamentablemente en el Tercer Mundo, el ahorro interno no es suficiente, lo que obliga a recurrir al endeudamiento externo e inversión extranjera directa. La primera es más fácil de obtener que la segunda, representa menor riesgo para el acreedor extranjero, pero es costosa por los intereses que hay que pagar. La segunda es más conveniente por ser a muy largo plazo y no tiene costos. Por el turbulento pasado, la gran inversión extranjera se va a Asia y Europa Oriental, donde hay más seguridad, estado de derecho y respeto a las leyes. A nuestra región llega, básicamente la inversión en petróleo y minería, que no son actividades de mano de obra intensiva. Hay que tener presente que en esa actividad trabajan no más de 60,000 personas en Ecuador y el país exporta 6,000 millones de dólares, mientras que el banano genera una 1/6 parte de dólares y da trabajo a 20 veces más de trabajadores. En el siguiente cuadro se observa que desde 1994, la inversión extranjera directa crece en Asia a tasas muy superiores a de América Latina Cuadro #1 Inversión extranjera directa (IED) 2000-2005 (miles de millones de dólares 2000 Regiones 19941999 % anual Asia 92.4 148.0 América Latina 65.2 109.0 Fuente: Naciones Unidas 2005 199.6 103.7 El grado de inversión extranjera de un país se mide relacionando el valor total de la IED con el valor del producto interno bruto. En varios países asiáticos, la relación sobrepasa el 50%. En nuestra región, no llega a 30% la nación más abierta a los capitales extranjeros. En Ecuador estamos en 18%. La IED no solamente es beneficiosa porque ayuda a crear más puestos de trabajo, también es importante porque trae conocimiento que no tenemos en el país, esas empresas se convierten en universidades para quienes trabajan en ellas, permanentemente se capacitan y aprenden métodos y técnicas vanguardistas. Los gobiernos de izquierda tienen fobia a todo lo que es extranjero, asumen que es malo y que no conviene a los intereses del país. En sus discursos, los gobernantes hablan de nacionalismo y soberanía, palabras predilectas en el lenguaje que usan. Los chinos se dieron cuenta de que con esas actitudes, no saldrían de la pobreza. En su extenso programa de privatización, decenas de miles de empresa estatales, hay enormes capitales extranjeros. Esta actitud positiva ha permitido que la IED sobrepase los 600,000 millones de dólares en China y es factor fundamental para el crecimiento sostenido superior a 8% anual, durante los últimos 20 años. Sin el ingreso de dólares provenientes de exportaciones masivas e inversión extranjera, la dolarización es insostenible.