Maneras en que el Tratado sobre el Comercio de Armas puede ayudar a prevenir la violencia armada Resumen El Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA) que actualmente está siendo estudiado por los gobiernos en las Naciones Unidas, es una oportunidad transcendental para abordar una de las formas de reducir la violencia armada: centrándose en las herramientas, es decir, en las armas convencionales y las municiones, que son las más usadas en la violencia armada. Es también una oportunidad para identificar los factores de riesgo de la violencia armada relacionados con la disponibilidad y el suministro de estas armas. La “violencia armada” ha sido definida en términos generales de varias maneras. Estas definiciones han proporcionado un marco general que abarca las distintas formas de la violencia, teniendo en cuenta que la violencia armada se manifiesta en una variedad de formas que van desde la guerra en un extremo, hasta la criminalidad "cotidiana” en el otro. Si bien muchos de los debates sobre la reducción de la violencia armada la han definido en términos generales como un factor ineludible del desarrollo, hay que recordar que la violencia armada está más relacionada, fundamentalmente, con las violaciones del derecho internacional de los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y los códigos penales nacionales. En el contexto del TCA, la definición de violencia armada debe limitarse al uso ilegal de la fuerza física utilizando dichas armas, reconociendo que el Estado puede ejercer la fuerza física intencionalmente en casos de lícita y legítima defensa y para sus necesidades de seguridad. Se ha definido una gran variedad de tipologías y actividades comprendidas en el ámbito general de la violencia armada. Esta violencia frecuentemente se facilita por la disponibilidad de las armas. Los Estados pueden mejorar la seguridad humana impidiendo las transferencias de armas siempre que se disponga de información creíble y fidedigna que indique que los usuarios finales las emplearán para cometer actos de “violencia armada”, y siempre que se cometan violaciones o abusos graves del derecho internacional. Asimismo, si hay un riesgo sustancial de que las armas puedan ser utilizadas para cometer o facilitar tales violaciones o abusos, la transferencia de armas debe prohibirse hasta que el riesgo haya desaparecido. Los homicidios ocurridos en contextos distintos al de conflicto armado han sido definidos como la forma más común de violencia armada. Aproximadamente el 60 por ciento de estos homicidios se cometen con armas de fuego. Teniendo en cuenta este dato, es razonable concluir que las armas de fuego y las municiones deben ocupar una parte central en las iniciativas de reducción de la violencia armada. Una manera de abordar la disponibilidad y el suministro de estos “instrumentos de la violencia armada” es la mejora de los controles sobre la oferta inicial de armas y municiones, incluyendo los procesos internacionales de importación, exportación y transferencia. Es justamente ahí donde la contribución del TCA puede ser transcendental. Para que el TCA pueda enfrentar eficazmente lo que se ha definido como principal elemento de la violencia armada –es decir, los homicidios cometidos con armas de fuego–, debe incluir: 1. Tanto a las armas pequeñas y ligeras como a sus municiones, dentro de los tipos de equipos e instrumentos que el TCA regulará; 2. Un criterio que obligue a un Estado exportador a evaluar las solicitudes de exportación o transferencia de armas convencionales (en este caso armas de fuego y sus municiones) teniendo en cuenta el riesgo de que estas armas puedan facilitar o perpetuar una pauta de elevados niveles de homicidios con armas de fuego. Cuando una exportación específica esté siendo evaluada y exista un riesgo significativo de que podría generar este efecto, deben negarse la licencia o autorización. 3. Un requisito sobre la estandarización de los controles de destinatario final y uso final, los cuales deben debe incluir certificados autenticados con suficiente información sobre las armas, el contrato, el destinatario y los usos previstos, y además la garantía de no reexportación, la verificación de la entrega y medidas de seguridad eficaces durante el almacenamiento, todo esto con el fin de reducir la probabilidad de desvío de las armas de fuego. 4. Un requisito que obligue a las autoridades del Estado importador a expedir una autorización de importación que se corresponda con el certificado de uso final. Esta autorización debe tener suficiente información sobre el destinatario, los transportistas, intermediarios y otros contratistas, y debe ser emitida antes de que el Estado exportador expida la licencia de exportación. Índice AI: ACT 30/082/2011