ESPAÑOL. TEORÍA GRAMATICAL I Profs. Carmen Acquarone – Alicia Gil UNIDAD 4 LECTURA Nº2 Salvador Gutiérrez Ordóñez: LA ORACIÓN Y SUS FUNCIONES Arco/Libros. Madrid, 1997 Cap. 15. LA DETERMINACIÓN DE LOS NIVELES ORACIONALES1 2.3. Niveles oracionales. La frase verbal presenta una fisonomía semejante a la imagen que se nos ofrece del átomo. En el centro se ubica el núcleo, dotado de un número atómico (su valor opositivo) y de una valencia combinatoria: es el verbo finito. La periferia se organiza en varios estratos concéntricos donde «giran» los satélites: – – – FV1: nivel en el que se articulan los argumentos o complementos seleccionados por la raíz léxica del verbo. FV2: punto de inserción de los aditamentos. Afectarían, en principio, no sólo al verbo sino a la unidad que este forma con sus constituyentes. FV3: ámbito de los circunstantes, que, como su mismo nombre indica, manifiestan hechos marcados por su «exterioridad» al proceso. Aquí se ubicarían algunos de los incidentales: Los niveles se caracterizan por su ámbito de incidencia y por su mayor o menor trabazón con el verbo. Los argumentos afectan al núcleo verbal de manera directa. Los aditamentos, especialmente los que Pottier denominaba de espacio, tiempo y noción (ETN), afectan a la primera esfera en su conjunto, es decir, a la unidad formada por el verbo y sus argumentos. Por último, hallamos los circunstantes, que se ubican en una esfera más alejada y que afectan globalmente al conjunto formado por el verbo, sus argumentos y sus aditamentos. 3. ARGUMENTOS 3.1. Caracterización. Los argumentos son los terminales de relación sintagmática que están fijados en el código genético del verbo. Selección verbal o valencia son conceptos entendidos aquí como huecos funcionales «previstos» por la capacidad combinatoria del verbo. La necesidad de diferenciar dos niveles dentro del ámbito de los complementos verbales se remonta posiblemente a Tesnière. Aunque intuitiva y transparente, la oposición terminológica actantes/circunstantes del maestro francés ha sido objeto de críticas porque su caracterización se apoyaba en rasgos semánticos y no en comportamientos formales. En su lugar ha venido conociendo un mayor grado de difusión el binomio argumentos/satélites, basado en la lógica y difundido por la escuela funcionalista S.C. Dik (1978). 1 Ponencia presentada en el II Congreso de Lingüística General (Granada, 1996). En prensa. Esta valencia combinatoria no es una peculiaridad del verbo en cuanto categoría, sino del lexema que asume los morfemas verbales. Pertenece, por consiguiente, a la idiosincrasia de cada término. Existen, así, signos verbales trivalentes, bivalentes, monovalentes y cerovalentes: Sujeto verbo implemento complemento + regalar + + + estudiar + Ø + nacer Ø Ø Ø nevar Ø Ø Dada su dependencia del lexema, las valencias sintagmáticas son, primordialmente, semánticas. Es decir, el lexema verbal selecciona unas funciones semánticas (agente, término, beneficiario, instrumento...) que luego pueden concretarse en distintas funciones sintácticas, según la configuración categorial que adopten. Los signos estudiar, estudio y estudioso gozarían, en principio, de las mismas posibilidades combinatorias: son términos bivalentes. En los siguientes ejemplos hallamos modificación de funciones sintácticas, pero no de papeles semánticos: – El equipo estudiaba la antigüedad de aquel cráneo – El estudio de la antigüedad de aquel cráneo por el equipo – Un equipo estudioso de la antigüedad de aquel cráneo No es raro que una misma entrada léxica presente diferentes valencias: tratar, confiar… Las modificaciones valenciales dentro de un mismo término afectan siempre a las funciones semánticas y a las sintácticas por dos caminos: a) Por oposición: tratar, confiar b) Por supresión: ceder ceder sujeto verbo implemento complemento = «transigir» + ceden Ø Ø = «transferir» + ceden + + En tales casos se asiste a un cambio de significación asociado a una diferencia de significante, lo que aconseja considerarlos verbos distintos (cf. Gutiérrez, 1989:49 y ss.). No se ha de confundir cambio de valencia con la no actualización de uno de los posibles funtivos. El verbo escribir es trivalente aunque con frecuencia no se explicite el objeto. Del mismo modo, esperar no modifica su significación por el hecho de que en el discurso no se actualice el término: Eugenio escribe una carta a su novia Eugenio escribe Ø a su novia Jorge espera a Ruth Jorge espera Ø La particular y estrecha relación de los argumentos con el núcleo verbal no se concreta, contra lo que a veces se oye y se lee, en una obligatoriedad de presencia. Aunque con ciertos verbos algún argumento sea obligatorio, esta no es una propiedad que los caracterice como conjunto. Más aún, no es ni siquiera una propiedad que singularice a un tipo de argumentos. Ni el sujeto, ni el implemento, ni el complemento, ni el atributo, ni siquiera el suplemento están encadenados de manera tan drástica a su núcleo. 3.2. Criterios. Si no son complementos obligatorios per se (sólo per accidens con determinados verbos), está claro que la prueba de la conmutación por cero o de la supresión no produce resultados aceptables. ¿Cómo determinarlos, pues? Los argumentos son funtivos que satisfacen alguno de los criterios formales que a continuación se proponen. 3.2.1. Construcciones ecuandicionales (cf. Gutiérrez, 1994a). Son, como las ecuacionales, una estructura sintáctica destinada a enfatizar (focalizar) un segmento oracional. Constan de tres partes: segmento hipotético – verbo ser – segmento enfatizado: – Un pirómano incendió el monte. → Si alguien incendió el monte fue un pirómano. → Si algo incendió el pirómano fue el monte. En el segmento hipotético tiene cabida un indefinido que recoge las características formales, semánticas y categoriales del foco: alguien, algo, a alguien, por algo, en algún lugar… Es lo que hemos denominado término geminado. Pues bien, cuando lo que se focaliza es un funtivo argumental, el término geminado es obligatorio: – *Si – *Si Ø Ø incendió el bosque fue un pirómano. incendió el pirómano fue el bosque. Este comportamiento difiere del que siguen los complementos no argumentales, que sí permiten la elisión del término geminado: – – – – – Incendió el bosque ayer, por venganza. Si en algún momento incendió el bosque fue ayer. Si Ø incendió el bosque fue ayer. Si por algo incendió el bosque fue por venganza.. Si Ø incendió el bosque fue por venganza. Por consiguiente, las construcciones ecuandicionales nos proporcionan un medio formal de determinar si cierto segmento de decurso es argumental o no. Nos basta enfatizarlo por medio de esta construcción. Si la presencia del indefinido es obligatoria, se trata de un argumento. En el caso contrario, no. – – – Lucio reside en León. Si en alguna parte *Si Ø reside Lucio es en León. reside Lucio es en León. – – – Lucio estudia en León. Si en alguna parte Si Ø estudia Lucio es en León. estudia Lucio es en León. – – – La clase trató de la yod. Si de algo trató la clase fue de la yod. *Si Ø trató la clase fue de la yod. 3.2.2. La proforma «hacerlo» (prueba de Happ. Ha sido propuesta por Happ (1978) y Somers (1984) y defendida para el español por Rojo (1985, 1990) y por Hernanz-Brucart (1987). «Según sus defensores, la proforma sustituye al conjunto formado por el predicado y sus argumentos (salvo el sujeto), de modo que todo elemento compatible con la proforma es ajeno al núcleo de la cláusula» (Rojo, 1990:161): (6a) Lo hizo en el jardín. (6b) Juan estuvo leyendo un libro en el jardín. (6c) Juan estuvo leyendo un libro en el jardín y Pedro lo hizo en su habitación. (7a) Juan se retractó de su afirmación al volver. (7b) Lo hizo al volver. (7c) Juan se retractó de su afirmación al volver y Pedro lo hizo al día siguiente. En el jardín y al volver son, pues, elementos marginales. Serán nucleares, en cambio, los que queden englobados en la proforma y, por tanto, no puedan aparecer a su lado: (8a) Juan estuvo leyendo una novela. (8b) Juan estuvo leyendo una novela y Pedro hizo lo mismo. (8c) *Lo hizo una novela. (9a) Mis amigos residieron en Vigo. (9b) *Lo hicieron en Vigo. (10a) Puso el libro en la estantería. (10b) *Lo hizo en la estantería. Una novela, en Vigo y en la estantería son (en estos ejemplos) complementos nucleares» (Rojo, 1990:161-162). La prueba de la sustitución por la proforma hacerlo es de aplicación más fácil y directa que la de las ecuandicionales. Sin embargo, presenta algún inconveniente. Sólo es operativa en estructuras con verbos de acción. 3.2.3. Huella formal sobre el verbo. Según esta prueba, habrán de ser considerados argumentos aquellos funtivos que puedan dejar alguna huella sobre el cuerpo formal del verbo, ya se trate de marcas de concordancia o de clíticos pronominales. Si de la prueba de Happ queda excluido el sujeto, este criterio no engloba a los suplementos, al menos en español. Son argumentos el sujeto, el implemento, el complemento2, el suplemento y los atributos (seleccionados). Entre los atributos seleccionados ubico asimismo los sintagmas con preposición que conmutan por adjetivos concordados: – – Los libros quedaron destrozados. Los libros quedaron de pena. 2 No todos los complementos indirectos parecen ser valenciales. El fenómeno fue señalado por J. Strozer. Vid. V. Demonte (1994), Gutiérrez (1997). ………………………………………………………………………………………………….………………………………………………………. 4. LOS ADITAMENTOS 4.1. Caracterización. Son funtivos no exigidos ni previstos en la valencia combinatoria del lexema verbal. Efectúan una complementación periférica de primer nivel. Algunos de ellos concretan la presencia de ciertas funciones semánticas ligadas al proceso verbal (instrumento, compañía, materia, fin, causa, privación), mientras que otros manifiestan un carácter locativo, temporal o modal. Los aditamentos no constituyen una función sintáctica, sino un nivel de inserción, una órbita en la que se mueven diferentes funciones. Al igual que en el caso de los argumentos, en su interior hemos de diferenciar varias funciones sintácticas, cada una con sus peculiaridades formales y, posiblemente, también sus características semánticas. ………………………………………………………………………………………………….………………………………………………………. 5. LOS CIRCUNSTANTES 5.1. Caracterización. Los circunstantes son modificadores de la frase verbal situados en una esfera más externa. Afectan conjuntamente a la unidad constituida por el verbo, sus argumentos y sus aditamentos. Es decir, inciden en un nivel de proyección que hemos denominado FV3. Este es el estrato que más se aproxima a la idea de la función incidental, tal como se presenta en la versión más depurada que presenta A. Fernández (1993). Sin embargo, al igual que los argumentos y los aditamentos, los circunstantes no son una función, sino una órbita en la que anidan diferentes funciones sintácticas. 5.2. Criterios de determinación. Los circunstantes ofrecen comportamiento negativo frente a la reacción formal observada en aditamentos y argumentos: 1) No están previstos en la valencia combinatoria del verbo. En este rasgo se asemejan a los aditamentos. 2) No concuerdan con el verbo ni son conmutables por átonos pronominales. A diferencia de los aditamentos, ni siquiera permiten sustitución por adverbios o por pronombres precedidos de preposición. 3) No permiten ser objeto de una interrogación parcial (por medio de un relativo tónico). 4) No son focalizables en estructuras ecuacionales o ecuandicionales. 5) Los circunstantes, a diferencia de argumentos y aditamentos, se hallan fuera de la organización informativa soporte/aporte. 6) No permiten la negación adversativa no A sino B ni la interrogación disyuntiva del ¿A 0 B? Este rasgo es consecuencia del anterior: sólo las informaciones nuevas (aportes o remas) permiten la focalización a través de estas construcciones. 7) No son modificadores propios de infinitivos, gerundios y, dentro de las consabidas limitaciones, de participios. Este hecho muestra que no dependen en nada de las redes valenciales del verbo. A su vez, presentan algunos rasgos positivos que les son propios y que les distinguen también de las funciones citadas. 8) Vienen (generalmente) destacados por el inciso. No se trata de un rasgo autosuficiente, capaz de definir por sí mismo una función (incidental). El inciso es una marca sistemática (se opone a su ausencia); pero sus usos son tan amplios que carece de un valor conceptual, Es un instrumento significante dotado de un valor procedimental (Wilson-Sperber, 1993). Constituye una llamada de atención al interlocutor para que ponga en marcha el motor de las inferencias y busque una interpretación relevante. 9) Pueden determinar globalmente a la frase nominal pura. Este rasgo muestra el mayor alejamiento de los dominios verbales. Por un lado, los circunstantes no pueden modificar a infinitivos, gerundios y participios (donde el lexema se mantiene) y, por el otro, están dotados de la posibilidad de determinar a enunciados sin verbo expreso: – Si no aprietas los codos, – Aunque aprietes los codos, – Como no aprietes los codos, – Siempre que no aprietes los codos, – Cuando no aprietes los codos, – Porque no aprietas los codos, – Puesto que no aprietas los codos, seguro que suspenderás el curso, suspendido el curso, al garete 10) Los circunstantes son externos no sólo a la modalidad enunciativa (lo que se manifiesta en su carácter externo), sino también a la interrogación y a la admiración: –Si sigo sus consejos, ¿viviré más? –Aunque sea tan bueno, ¿lo dejará en el banquillo? –Como no hay dos sin tres, ¿qué desgracia me esperará? –Una vez casado, ¿cuál fue su primera novela? –Con un buen coro, ¿dirigirías el Requiem? –Por fumar unos cigarrillos, ¿qué me puede pasar? –Sin abrigo, ¿pasaré frío? Los circunstantes quedan fuera del ámbito de conmutación de los sustitutos de modalidad afirmativa o negativa sí/no. Este hecho muestra también que su punto de inserción se halla fuera de los valores proposicionales. –¿Me invitas? –¿Aprobaré? –¿Irás? –¿Dimitirá? –¿Debo callarme? –¿Conseguiré el empleo? –Si vienes conmigo, sí. –Si trabajas poco, no. –Aunque llueva mucho, sí. –Como ya ha robado bastante, sí. –Puesto que nadie lo sabe, sí. –Con esa pinta, no.