Otro material de Mamita (Carmen Teresita González). Por favor disculpas, en el escrito anterior obvié (olvidé) en la calle Martí al Prof.: o teacher de inglés Alfonso Ben Watson y su compañera Chicha, jugando a la lotería y su cigarrillo de medio lado. Guanajay de antaño, de ayer, de hoy, de siempre. Guanajay querido. Hoy no vamos a caminar, nos sentamos y hacemos un recorrido mental en el tiempo, lo que oí, lo que vi, lo que viví y sigue viviendo en mi. Personalmente siento placer cuando recuerdo aquella época con sus historias, anécdotas, personalidades y personajes, porque todos formamos un espacio y tiempo en la vida y gracias a Dios estamos vivos. Ante todo pido disculpas por si alguien se afecta con lo que escribo, pues lo hago con el mayor respeto y sin ánimo de herir a nadie. 1.- Hubo un trabajador en Obras Públicas, muy educado, muy buena persona, pero tenía un defecto en la dicción a lo que nosotros llamamos (fañoso). Una noche salía de la función de cine del Vicente Mora. El Niágara tenía un pequeño mostrador por la calle Martí y como hacía tanto calor le pidió al dependiente un poquito de agua y fue servido al momento y se dijo: ¡Qué buena está el agua! Y le pidió otro poquito al dependiente, al terminar le dijo gracias, a lo cual le contestó, el dependiente, gracias no, son 10 centavos porque usted me pidió 2 coquitos de agua y esa hay que pagarla ¿Qué pasaría? No sé, no tengo respuesta. 2.- A la vidriera de mi abuelo, llegaba un moreno alto, bien vestido, con un sombrero y unos traguitos de más y decía: “Buenas don Esteban, llegó Filomeno Collante y Herrera, el Rey del Bimbón (no sé porque esta expresión) y continuaba, ayer maravilla fui y hoy sombra de mí no soy, daba media vuelta y se retiraba. Nunca lo he podido olvidar. 3.- Y llegamos a un personaje pequeño de estatura, pero grande en atención y cariño. Severiano, toca el piano con el pie y con las manos. Por la mañana vendía cariocas. ¡Recuerdan que farola tan linda, llena de caramelos!; ni la de los Carnavales de Brasil. Al medio día granizado, como raspaba el hielo y nos echaba el sabor y con absorbente y todo, lo recuerdan. Al llegar la noche era maní tostado y calientito, en una lata de galleta preparada con un fogoncito para que lo comieras, así con su trabajo hizo unos cuantos pesitos. 4.- De pequeña oía hablar de un médico que vivía en los altos de la bodega La Llave , en el Pontón, dicen era una persona muy simpática y carismática, además de ser buen médico. Aquí la anécdota: Una noche llegó un campesino, lo llamó y le dijo: Dr. mi señora tiene una gripe muy fuerte y no sé que darle. El médico que se había parado en el balcón entró hizo la receta del medicamento, la envolvió en una piedrecita y le dijo: dale 3 tacitas al día. A los pocos días el campesino volvió al pueblo llegó a la consulta y le dijo: Dr. como ha mejorado mi esposa ¿tiene usted otra piedrecita igual? Bueno hay que vivir para ver. Creo haya sido verdad y si no lo es, si es un aprendizaje, si vas a tirar una receta de una segunda planta envuelta en una piedrecita. Tengo que decirlo esta historia dicen que fue del Dr. Vicente Crespo, respeto para su memoria y su familia. 5.-Ahora después de hacer la historia o cuento de una personalidad ilustre de nuestro pueblo, viene a mi mente la maestra Inocencia Silveira que entregó más de 50 años a la educación de nuestro pueblo. En la década del 50 fundó conjuntamente con un patronato, todos profesores: la Normal de Maestros(as) de Guanajay donde se graduaron jóvenes de Guanajay y municipios aledaños. Esta escuela gracias a ella con la dulzura que la caracterizaba, logró que se oficializara, ubicada en el local de la Sociedad de Negros, pero al principio de la década del 60 fue cerrada y las alumnas trasladadas para la Habana. Inocencia, pasaste a la otra vida sin que tú pueblo te brindara los honores que merecías. No importa, los guanajayenses de aquí y de allá te llevamos en el corazón. Gracias Dra.