1 Julio de 2005 El hombre de La Mancha El sueño imposible Por Pablo Gorlero Raúl Lavié vuelve a encarnar a Don Quijote y a Cervantes en un musical que para él fue un anhelo cargado de emociones personales. El sentía que en la Argentina no confiaban en su talento como actor y que nunca le hubieran ofrecido el rol de su vida. Pero apareció un productor mexicano que, convencido, lo llevó a su país a hacer "El hombre de La Mancha", junto a la española Nati Mistral. Y Raúl Lavié se sintió en la gloria. Pudo demostrarse a sí mismo, al público y a los empresarios que no era sólo un cantor de tangos. Hoy, a 37 años de aquel desafío cumplido, Lavié se da el gusto de representar el doble rol de Miguel de Cervantes Saavedra y Don Quijote en el musical de Dale Wasserman, Joe Darion y Mitch Leigh, inspirado en el famoso texto español. Esta producción de Alejandro y Diego Romay se estrenará mañana, en el teatro El Nacional, y cuenta con varios nombres que son garantía en la comedia musical: Sandra Ballesteros (como Dulcinea-Aldonza), Omar Calicchio (como Sancho Panza), Martín O´Connor, Rodolfo Valss, Diego Jaraz, Laura Silva, Ivana Rossi, Alejandro Paker y Rubén Roberts, entre otros. Es un clásico del género, que en los años 60 fue uno de los espectáculos más exitosos de Broadway (2328 funciones en cinco años y siete meses). Se estrenó en el off Broadway el 22 de noviembre, y pasó al circuito comercial en 1968. La Argentina fue uno de los países que tuvo más versiones de esta pieza: la primera en 1968, en el teatro Cómico, con Ernesto Bianco, Nati Mistral, Rafael Carret, Santiago Gómez Cou y Délfor Medina; la segunda en 1981, en El Nacional, con José María Langlais, Cristina Caram, Vicente Monardo y Fernando Lewis; la tercera, en 1993, en el Teatro de la Ribera, con Langlais, Monardo, Susan Ferrer y Sebastián Pajoni; y la última, en 1998, una versión española en el Gran Rex, con José Sacristán y Paloma San Basilio. "No te creas que acepté enseguida. Es que se trata de una pieza que se ha dado muchísimo en muchos lados, incluso en la Argentina. Y algunas de esas puestas no han tenido éxito", confiesa Lavié, mientras lo ayudan a caracterizarse como Cervantes. "La única que vi fue la de Sacristán y no me gustó para nada. Ni la puesta en escena, ni la actuación de ellos. Eso me llenaba de resquemor: si no había pasado nada con esas dos figuras, ¿convenía arriesgarse? Me gusta hacer algo que trascienda, que sea un éxito. No es bueno encapricharse con algo sin pensar en los resultados. Porque yo pienso no sólo en la parte artística, sino en la económica porque hay alguien que pone todo y espero que le vaya bien." Pero Lavié tuvo varios motivos para aceptar, entre ellos, el 400° aniversario de la primera edición del Quijote y el interés que despertó ese hecho. Hay otros más personales: volver a encabezar una compañía en la avenida Corrientes, reencontrarse con un personaje que lo revalorizó como artista y estrenar en el aniversario de bodas con su esposa Laura. Si hasta la conquistó aquella vez, arrodillado como el Quijote y cantándole "Dulcinea" frente a todos sus amigos. "Se murieron todos: las mujeres y algunos hombres querían tener su Quijote", recuerda. Y su compromiso con el rol fue más allá de cuidar su voz y elaborar el personaje. Adelgazó muchos kilos y se hizo una cirugía estética. "Estaba muy gordo, pero los otros días leí que Cervantes era robusto y es él quien interpreta al Quijote, así que estoy en physique du rôle. Quería sentirme cómodo. Por eso me saqué un poco de papada y me arreglé la cara. Estoy muy feliz por eso", confiesa. La comedia musical es un género en el que los diferentes rubros artísticos dependen uno del otro. Para eso, los Romay sumaron nombres vinculados con el género y brindaron oportunidades. La puesta en escena y dirección general está a cargo de Gustavo Zajac, la dirección de actores es de Daniel Marcove; y los arreglos y la dirección musical es de Gerardo Gardelín, entre otros nombres y rubros. Todos ellos son elementos importantes para hacer de este clásico un espectáculo sin olor a naftalina que sostenga la atención de los espectadores. Para eso, el mismo Zajac hizo su adaptación: cortó y agregó a gusto y piaccere. "Toqueteé mucho la obra. Es un clásico que contiene, asimismo, a otro clásico. Cuando Diego Romay me llamó para esto me tomé un tiempo para pensar desde dónde podía encararlo. La vi en Broadway hace dos años y no me gustó nada. Pero acepté cuando se me empezaron a ocurrir ideas. Estamos en la Argentina, en 2005, y frente a un público que también prende la tele y ve MTV y se sorprende con los efectos especiales de «La guerra de las galaxias»", explica Zajac, de formación en el exterior y que viene de dirigir la puesta japonesa de "Nine". "Le incorporé un personaje: el de una bailarina flamenca que interpreta Sibila. Cubre el rol del violinista en «El violinista en el tejado». A su vez, hay un espacio único y un tablado, que sirve para diferenciar la realidad y la fantasía y como elemento de diferenciación de niveles. Desde la narrativa, edité un poco el libro y le di una visión más cinematográfica. También convertí algunas canciones que eran solos o dúos, en cuadros de compañía". Por su parte, Daniel Marcove ya tiene experiencia en haber dirigido "Crema rusa" y "El Principito" (con María Leal y José Angel Trelles). Comenzó con los ensayos él, hasta que se sumó Zajac, a su regreso de Japón. "Fue fantástico porque es algo que se va armando con el trabajo. Empecé a acercar a los actores a la comprensión de las situaciones y de los textos, así como a la convivencia del grupo. El actor de comedia musical no está acostumbrado a la particularidad y a la dedicación del trabajo actoral. Por eso fue muy gratificante, porque sentía una gran humildad y respeto por el trabajo", explica. Se calcula que se invirtieron 700 mil pesos y hay cien trajes de época confeccionados por Julio César y Matías Begni. El clásico tema "El sueño imposible", icono que cantaron los más renombrados intérpretes, volverá a sonar en la voz potente de Lavié, Ballesteros, Calicchio y todo el elenco.