Vuelve a leer los Proverbios Hace pocos días escuché a un predicador preguntar, “¿Cuándo fue la última vez que Dios te habló?” Me dije a mí mismo, “Esta mañana”. Bueno, cada mañana leo la Biblia y espero que Dios me hable a través de ella. En realidad, Dios nos habla todos los días a través de la palabra, de la creación (y la creatividad), de otras personas, de las circunstancias y por muchos otros medios. El asunto no es tanto si Dios nos habla, sino si estamos escuchando lo que nos dice. Y si esa palabra está moldeando nuestras vidas, o somos nosotros los que queremos moldearla a nuestra conveniencia. Por supuesto, una de las maneras más claras y confiables de “oir” y conocer a Dios es por medio de la palabra escrita. En estos días camino, literalmente, con los Proverbios, una colección de dichos de diversos autores hebreos, que recopilan una sabiduría para la vida diaria. Como toda la palabra de Dios es práctica y funcional, pero a la vez íntima, invita a la reflexión y al diálogo con Dios. Una lectura de los Proverbios nos acerca a algunas de las cuestiones más urgentes de nuestro tiempo. El camino de la sabiduría. Proverbios forma parte del conjunto de libros bíblicos que llamamos sapienciales o libros de sabiduría (los otros son Job, los Salmos, Cantares y Eclesiastés, en las versiones hebrea y protestante de la Biblia). Los primeros cuatro capítulos (y luego el 8 y el 9) son un elogio a la sabiduría y una exhortación a buscarla como la cosa más preciada. De hecho, el tema central del libro es la búsqueda y el amor a la sabiduría. El Diccionario de la Real Academia Española define sabiduría como el “grado más alto de conocimiento. Conducta prudente en la vida o en los negocios. Conocimiento profundo en ciencias, letras o artes”. Por su parte, Santiago 3:17 distingue entre la sabiduría humana y la sabiduría divina. La intención de los Proverbios es mostrar la sabiduría de Dios a fin de que el ser humano la incorpore a su manera de pensar y vivir. La justicia en nuestras acciones. Otro de los temas sobresalientes de Proverbios es el valor que se le asigna a nuestro trato con el prójimo. Si la sabiduría tiene que ver con el conocimiento (y sobre todo el conocimiento de Dios), la justicia tiene que ver con nuestras relaciones con los demás seres humanos. Proverbios, quizá más que ningún otro libro de la Biblia, enfatiza en el contraste entre la persona justa y la injusta. La persona justa es la que es temerosa de Dios, mientras que el injusto desprecia la sabiduría aunque pretende ser sabio. De esa actitud frente a la vida y frente a Dios, se derivan todas las acciones y las consecuencias de las acciones de estos dos tipos de individuos. Los ejemplos concretos que se nos dan, nos ayudan a entender en qué lado nos encontramos en un determinado momento o en cada momento de nuestra vida. Relaciones con el trabajo. Dado que Proverbios contiene una sabiduría práctica, muchas de sus sentencias están dirigidas a temas concretos como el ahorro, el trabajo, la administración y los negocios. La esencia del mensaje del libro en este sentido es la honestidad, la integridad, la verdad, en nuestras actividades laborales. Dios desprecia las balanzas adulteradas, la mentira, el soborno, el chantaje, la manipulación, la pereza, el ocio. Lo opuesto a esto (sobre todo el ser diligente e íntegro) traen prosperidad y satisfacción duraderas. Una vida de engaño traerá ruina eventualmente. Relaciones entre padres e hijos. Aunque hay muchos otros temas importantes, solamente añadiré éste último, porque es claro que hay una fuerte insistencia en esto en numerosas sentencias aquí y allá en el libro. Los proverbios están escritos desde el punto de vista de un padre que le da consejos a su hijo en cuanto a la integridad moral y el tomar decisiones correctas en la vida. Es un padre que le da consejos también a otros padres. El retrato de la madre virtuosa con que cierra el libro, podría ser aplicable también al padre virtuoso. Estas relaciones y estilos de vida de una familia ideal están basados en el temor a Dios (que es la base de la sabiduría) y en el respeto, el amor y la sumisión de sus miembros unos a otros. Es también la representación de Dios como Padre, quien se dirige a nosotros y nos dice, “Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se deleiten en mis caminos”. Hay que volver una y otra vez a visitar el libro de Proverbios. Es un libro que nos habla del carácter de Cristo, el Justo, y al que se nos invita a identificar en el capítulo 30:4. Cuando nos preguntamos sobre las cosas diarias de nuestra vida, Proverbios es la norma clara de la sabiduría de Dios para nosotros.