Simplificación de grupos consonánticos en inicial de palabra: cn-, gn-, mn-, pn-, ps-, pt-, tsEn español, solo es natural la articulación de dos consonantes seguidas en posición inicial de palabra (o de sílaba) cuando la segunda es /r/ o /l/ y la primera /b/, /p/, /g/, /k/, /d/, /t/ o /f/: broma, blusa, prisa, pluma, grapa, glicerina, cría, claro, drama, trote, fruta, flor. Cualquier otra combinación de consonantes en esta posición no es propia del español y solo aparece en voces tomadas de otras lenguas, generalmente cultismos de origen grecolatino, en las que se ha conservado gráficamente el grupo consonántico etimológico, como ocurre en cnidario, gnóstico, mnemotecnia, pneuma, psicología, ptolemaico o tsunami, o en los nombres de ciertas letras griegas, como dseta o psi, que son transcripción del original griego. Como se ve por los ejemplos, se trata, por lo general, de términos cultos, de uso restringido a ámbitos científico-técnicos, si bien algunos de ellos pueden alcanzar difusión en la lengua general, como ha ocurrido, por ejemplo, con psicología y otras voces formadas con la misma raíz griega, como psiquiatra o psicotécnico. Aunque, por su condición de voces cultas, en la grafía de estas palabras tienden a conservarse los grupos consonánticos iniciales presentes en sus étimos griegos o latinos, dichos grupos son extraños a la estructura silábica del español y, en la práctica, se simplifican en la pronunciación, donde se elimina la primera de las consonantes: cnidario [nidário], gnóstico [nóstiko], mnemotecnia [nemotéknia], pneuma [néuma], psicología [sikolojía], ptolemaico [tolemáiko] o tsunami [sunami]. La pronunciación simple de estos grupos consonánticos iniciales explica la existencia, en muchos de estos casos, de variantes gráficas que prescinden también en la escritura de la primera consonante, como nóstico, nemotecnia, sicología, tolemaico o sunami. Si bien, los especialistas de las disciplinas a las que pertenecen este tipo de términos por lo general suelen decantarse con preferencia por las grafías etimológicas, se considera asimismo válido el empleo de las variantes gráficas simplificadas, que reflejan la pronunciación habitual de estas voces en español. La simplificación gráfica de estos grupos ha operado tradicionalmente en la ortografía española, donde suele primar el criterio fonológico sobre el etimológico; de ahí los casos de palabras cuyos étimos griegos o latinos presentan grupos consonánticos de este tipo y que, sin embargo, se escriben hoy en español con una sola consonante inicial, como salmo o salterio, procedentes, respectivamente, de las palabras latinas psalmus y psalterius, en las que el grupo ps- transcribe la letra griega psi con la que comienzan los correspondientes étimos griegos; tisana, tisis o tomaína (‘sustancia que se origina en los cadáveres en descomposición’), donde se ha reducido a t- el grupo ptoriginario; o neumático (del lat. pneumatĭcus, y este del gr. pneumatikós ‘relativo al aire’, derivado de pneûma ‘espíritu, soplo, aliento’) y todas las palabras formadas con la raíz neumo- (del gr. pneûmōn ‘pulmón’), como neumonía, neumología, neumotórax, etc., donde ha desaparecido la p- del grupo pn- etimológico. Como se ve, aunque la simplificación también alcanza a términos de uso restringido a ámbitos especializados, se da con mayor facilidad en aquellos que traspasan la frontera de los lenguajes de especialidad y extienden su uso a la lengua general, donde la grafía fonológica acaba normalmente por imponerse a la etimológica. Fuente: Ortografía de la lengua española (RAE y ASALE. Espasa, 2010).