RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL Don Valeriano, don Gumersindo y el Señor Cástulo-Pérez Los tres ricos del pueblo, representantes de la clase gobernante que defienden los derechos feudales, tienen cada uno características que los destacan los unos de los otros. DON VALERIANO Don Valeriano es el más reaccionario – administrador del Duque. Para él, los concejales elegidos en las elecciones son “gente baja” (78) y exige que se vuelvan a celebrarlas. Se niega a darse por enterado cuando en Madrid suprimen ‘los bienes de señorío’ (79-80). La entrevista que tiene Paco con él (80-81) resulta indirectamente en la muerte de Paco porque provee el motivo de los nacionalistas por querer eliminarlo por su negación a negociar con el Duque: “No hay que negociar, sino bajar la cabeza”. Don Valeriano es el más crítico de Paco de los tres ricos: “uno de los que más se han señalado: por menos han caído más” (89). Como consecuencia de este punto muerto (“impasse”), don Valeriano se marcha del pueblo y se queda en la capital de la provincia y sólo vuelve después del comienzo de la guerra civil (llegada de los señoritos) para convertirse en el nuevo alcalde; anima a los forasteros a matar más gente. Don Valeriano siempre lleva el guardapelo de su mujer difunta y tiene la costumbre de mirar el techo cuando se habla mal del Duque o de la oligarquía (76). Su religiosidad se debe más a su conservadurismo político que a su fe. Regala a la iglesia una puerta de hierro para la capilla del Cristo donde una verja tiene un diablo de forja que parece hacer guiños cuando el potro anda suelto por la iglesia (mismo día del Réquiem – 92). Se ocupe con detalles insignificantes, como por ejemplo la necesidad de consagrar otra vez la iglesia después del episodio de potro (92), habiendo animado a los forasteros a matar más gente. No aguanta que otra persona tome la iniciativa – casi discute con el Señor Cástulo-Pérez en la iglesia por lo del potro. DON GUMERSINDO Don Gumersindo es el menos recordable de los tres ricos. No tiene la misma categoría social que don Valeriano. Siempre dice “como el que dice” y habla de su propia bondad y su incapacidad de ofenderse (77). Quizás, de propósito, Sender no quiera retratar a los ricos con la misma atención detallista, ni con la misma compasión, que a los pobres. EL SEÑOR CÁSTULO-PÉREZ Puede que el Señor Cástulo-Pérez sea el más complicado de los tres. No se corta de los pobres; se ofrece a llevar a los recién casados a la estación para su luna de miel (73), sin ser tan amigo de los novios. Para Mosén Millán tiene un “carácter fuerte”, empeñando en conservar su independencia (72). Está claro que es oportunista y no lo incluyen en las conversaciones sobre el golpe antes del comienzo de la Guerra Civil. Es el Señor Cástulo-Pérez el que da noticias a Mosén Millán de la masacre del Carasol, y con risa (90); es también él quien presta su coche a llevar a Mosén Millán a oír las confesiones de los tres presos antes del fusilamiento de éstos (94). Su coche puede asociarse tanto con la boda de Paco como con la ejecución de éste. Al fin y al cabo, estos tres, miembros de familias pudientes, rechazan la igualdad social, mostrándose leales al régimen tradicional y lo establecido, ofreciéndose al cura, cada uno a su turno, nada más que dinero manchado de sangre a la memoria de Paco para intentar descargar su conciencia. JCW 12 MAY 09