LA ROMA IMPERIAL: LOS FLAVIOS WWW.LAHISTORIAHEREDADA.COM @LaHistoriaH https://www.facebook.com/lahistoriaheredada Tras un tiempo largo con el especial sobre la Roma imperial en el «baúl», nos disponemos a recuperarlo de nuevo para quitarle el polvo, y continuar así sumando entradas sobre esta parte de la historia de Roma. En el «baúl del blog» hemos guardado ya dos entradas sobre el final de la República -I y II-, otra sobre el Principado y por último una sobre la familia Julio-Claudia. Ahora le toca el turno a una nueva dinastía, la flavia. Recuperado de nuevo este especial sobre Roma, vamos a ver la dinastía que sucedió a la dinastía Julio-Claudia... La sucesión de la familia Julio-Claudia Tras el suicidio de Nerón, provocado por haberse quedado sin apoyos y a su inestabilidad mental, Galba tomó el control del imperio, puesto que fue proclamado emperador en Clunia -actual provincia de Burgos- por el ejército y los pretorianos. Con el ascenso de Galba, se inicia el llamado «año de los cuatro emperadores». Una vez en Roma, el nuevo emperador instauró un mandato severo que acabó por suscitar rechazo, debido a su dureza y a la falta de recompensa que obtuvieron los pretorianos, por haberse sumado a la rebelión para destronar a Nerón. Por estos motivos, en el año 69 los pretorianos asesinaron a Galba y proclamaron emperador a Marco Salvio Otón, quien ya había mostrado interés en ocupar en ser emperador. Nerón, último emperador de la dinastía Julio-Claudia De forma casi paralela a la proclamación de Otón, las legiones del Rin proclamaban a su comandante, Aulo Vitelio, quien con el apoyo de las provincias occidentales y del Senado, fue reconocido como emperador tras derrotar a Otón. Pero por si no fuera suficiente con la sucesión de tres emperadores en tan corto periodo de tiempo, en Oriente era proclamado Tito Flavio Vespasiano a manos de las legiones asentadas en Oriente. Con el apoyo de los gobernadores de Siria y Egipto y las legiones del Danubio, Vespasiano fue reconocido como emperador por el Senado, tras la marcha sobre Roma de Marco Antonio Primo, quién derrotó a Otón y ocupó la capital. Termina así un año bastante agitado en la política romana, pues ésta vio como del 68 al 69 se sucedieron cuatro emperadores: Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano, quien por último fue capaz de retener el poder. Vespasiano (69-79) Con Tito Flavio Vespasiano da comienzo la dinastía que da nombre a esta publicación, los flavios, quienes van a dirigir Roma durante 25 años. Busto del emperador Vespasiano De origen itálico, el nuevo emperador proclama su fidelidad a los principios de la tradición, gobernando con apoyo del senado, al igual que el modelo augustal. Ocupó el cargo del consulado casi durante todo su mandato, renovando el senado con itálicos y occidentales de la clase ecuestre. Las intervenciones militares que llevó a cabo Vespasiano, tenían como objetivo afianzar el poder romano en todo el imperio, neutralizando los efectos de las guerras civiles en algunas regiones. Si por algo podemos reconocer a Vespasiano, es por la labor pacificadora que llevó a cabo en el imperio, puesto que desde los últimos tiempos de Nerón, Roma estaba sumida en una guerra civil. Se ganó la lealtad del ejército, bastante influyente en la política romana, puesto que se había erigido como los nombradores de emperadores. Dio paso a la clase ecuestre en la administración. Roma entró así pronto en un periodo de estabilidad. Anfiteatro Flavio, el Coliseo, construido por Vespasiano, es una de los monumentos romanos más característicos En Oriente se acabó con la insurrección de los judíos, Tito, hijo primogénito de Vespasiano, tomó Jerusalén y destruyó el Templo. Respecto al Senado, el nuevo emperador supo mantener una buena relación, haciéndolo partícipe de todos los asuntos del imperio. Impulsó la romanización, creando nuevas colonias y expandiendo la la ciudadanía romana. Vespasiano logró sanear las finanzas, que habían quedado bastante maltrechas en el periodo anterior. Con ello, consiguió no sólo atender los gastos comunes de la hacienda romana, si no que le permitió edificar ambiciosas obras públicas, como el templo Capitolio y el anfiteatro Flavio, el famoso Coliseo. En cuanto a la política exterior, Vespasiano no quiso sufrir riesgos, y se limitó a la conquista de los Campos Decumates, para asegurar provincias limítrofes en la Germanía. Con excepción de esta conquista, se renunció a cualquier otra expansión. Tito (79-81) Muerto y divinizado Vespasiano, su hijo Tito le sucedió como emperador, quien ya había mostrado ser un excelente militar. Pero a pesar de esta característica, gobernó poco tiempo, y pasó por la política romana sin demasiada relevancia. Durante su mandato, ocurren tres catástrofes: la erupción del Vesubio, la peste, y un incendió que asoló roma durante tres días. La mayor fama que obtuvo Tito fue a raíz de sus cualidades humanas en relación a estas catástrofes, mostrando interés por aliviar las penosidades del pueblo, así, según Suetonio fue un emperador ejemplar: «No hizo daño a nadie, respetó los bienes ajenos y ni siquiera quiso recibir los regalos de costumbre...» Domiciano (81-96) La desaparición de Tito dio el poder a su hermano menor Domiciano, quien en poco tiempo mostró ser la parte opuesta de su hermano, pues aunque fue un eficaz gobernante y administrador, demostró ser demasiado ambicioso y autoritario en extremo: intentó instaurar una monarquía absoluta, relegó al Senado y exigió que se proclamase su divinidad, llevó a cabo confiscaciones arbitrarias, demasiada facilidad para condenar a muerte. Sin embargo, aunque déspota, logró aumentar la eficacia de la administración, incrementó la presencia de las clases ecuestres en la burocracia, se alejó de las tradiciones orientales y reforzó con empeño las fronteras, se hizo más efectiva la justicia y se amplió el derecho de ciudadanía. Déspota, pero alejado de los caprichos de Nerón y Calígula. Busto de Domiciano, emperador déspota, aunque buen administrador del imperio Pese a su mandato riguroso, no tuvo que enfrentarse a ninguna rebelión de importancia. No obstante, no pudo escaparse de las conjuras familiares que se habían hecho endémicas en la familia flavia. Esta dinastía se extinguió tras ser asesinado por una conjura donde participó su propia esposa. Aunque extinguida la dinastía de los Flavios, dejaron una huella más que importante para el futuro del imperio romano, pues la obra de estos emperadores supuso una importante base para la Pax Romana, se prolongará casi un siglo con los siguientes emperadores. Vía | - Coord., Sayalero, M. Atlas ilustrado de la Antigua Roma. De los orígenes a la caída del Imperio. Ediciones Susaeta. Madrid. - Roma en el origen de Occidente. Ediciones Rueda (2002). Madrid.