FRENTE A SU INDEPENDENCIA En junio de 1965, el Reino Unido, de acuerdo con Belice (Honduras Britá­ nica) y Guatemala, accedió a someter la disputa sobre el co nflicto beliceño a los oficios m ediadores de Estados Unidos. El presidente Lyndon Johnson com isionó como m ediador, en noviem­ bre de 1965, al abogado norteam eri­ cano Bethuel M atthew Webster. El inform e de W ebster a los gobiernos interesados fue com unicado en abril de 1968. Proponía la independencia de Honduras Británica, bajo el nombre de Belice, para 1970, y un tratado entre el Reino Unido y Guatemala, que queda­ ría nulo y sin efecto si Belice no lo aceptaba al adq uirir su independencia. El tratado estipularía el intercam bio de consultas y la cooperación entre Be­ lice y Guatemala en cuestiones de po­ licía y seguridad interna, así como en asuntos exteriores y defensa, el mo­ vim iento libre de m ercancías sin res­ triccio ne s entre los dos países, la m ejora de las com unicaciones, inclu­ yendo una carretera entre Belice y Guatemala y una autoridad conjunta con am plios poderes para adm inistrar el tratado. Independencia, pero menos Tanto en Honduras B ritánica como en Guatemala, la prensa se m ostró hostil frente al informe, pero el m inistro guatem alteco de Relaciones Exterio­ res declaró que el mismo significaría una base para futuras negociaciones. El gobierno británico prom etió con­ sultar el inform e con el de Honduras Británica. Sin embargo, la Cámara de Represen­ tantes de Honduras B ritánica se pro­ nunció unánim em ente contra el tratado propuesto, basándose en que la apa­ rente independencia de Belice y su pretendida soberanía dejarían sin nin­ guna clase de protección contra „el peligro de ser desbordada y dom inada por un país más populoso y con pun­ tos de vista, instituciones y tradiciones e xtraños“ . „C om o el Reino Unido afirm ó siem pre que la disputa no sería zanjada sobre una base inconsciente de los deseos de Honduras Británica, el gobierno británico no seguiría adelante con el tratado, com partiendo la esperanza del gobierno de Honduras Británica de e ncontrar otro medio para zanjar la disputa, de tal modo que Honduras B ritánica prosiga el cam ino hacia su independencia soberana." EXPRÉS ESPAÑOL / Marzo 1974 El Peoples United Party (PUP), Partido Unido del Pueblo, de mayor arraigo popular, sustenta la tesis de la inde­ pendencia en franca y abierta oposi­ ción a la Federación Inglesa del Ca­ ribe y esto es lo que principalm ente provoca la pugna con los dirigentes del Honduran lndependence Party (Partido de la Independencia) y tam ­ bién con las autoridades británicas. La soberanía radica en el pueblo Estos últim os abogan por la incorpo­ ración del te rrito rio a la Federación Británica de las Indias O ccidentales. Aun cuando sus dirigentes dicen que su aspiración es la independencia, se refieren inm ediatam ente a la con­ veniencia de que Belice form e parte de esa Federación a la cual se opone la mayoría del pueblo, pues la gente presiente que al unirse a la Federa­ ción seguirán con fuertes ataduras a la colonia británica. EL PUP mantiene que para los belice­ ños es claro que están bajo la dom i­ nación británica, pero expresa el con­ cepto de que „la soberanía radica en el pueblo y que la mayor aspiración de éste es la de lograr el gobierno pro­ pio“. Entre otros de los factores que se oponen a la Federación de las Indias Occidentales se m enciona el recelo de los beliceños y su poca simpatía hacia Jamaica. La fórm ula de incorporar a Belice a una federación centroam ericana se supedita a la previa form alización y vida unificada de los países del área lo cual no parece muy inmediato. Cualquiera que ausculte los diversos sectores de la población beliceña per­ cibirá fácilm ente un resentim iento contra la prolongada dom inación b ri­ tánica en este te rrito rio. Esta actitud va desde la postura radi­ cal de quien se m anifiesta abierta­ mente contra Inglaterra, hasta la queja de aquellos que se sienten incómodos, que encuentran la vida difícil (más cara que en Londres) y achacan sus males a la despreocupación inglesa por su m ejoram iento. Es frecuente encontrarse con num ero­ sas personas en la calle lamentándose de „lo mal que andan las cosas", de las estrecheces de la vida, y es fre ­ cuente también la expresión: „lo s ingleses se lo llevan todo y no se ocu­ pan de nuestro progreso y bienestar". En Belice hay muchos y serios proble­ mas de los cuales algunos se han agudizado, provocando descontento e insatisfacción. La escasez de trabajo es uno de ellos. Tal situación se agudiza cada vez más a m edida que el pueblo evoluciona, enterándose de adelantos y progresos en otros países, incluso algunos que como ellos tam bién han estado suje­ tos al dom inio inglés. Estas aspira­ ciones y propósitos hallan concreción en los grupos dirigentes, políticos, la­ borales, etc. Los partidos políticos y las centrales obreras de los 130 mil beliceños, se consideran Intérpretes del sentir na­ cional y los anhelos populares. Los „independentistas“ beliceños (Hon­ duran lndependence Party) prom ulga­ ron en 1963 la C onstitución que les daría régimen autónom o (posterior­ mente rechazada), especificando que al independizarse, Belice tendrá gobier­ no parlam entario con una Cámara de Representantes de 18 m iem bros de elección popular y un Senado de 8 nom brados por el Gobernador. Guatemala a la espectativa El Primer M inistro, jefe del partido m ayoritario de la Cámara, so licita rá el ingreso del país al Com m onwealth, Naciones Unidas y la OEA. En síntesis: el m ilitarism o guatem alte­ co, dependiente de Estados Unidos, pugna por exacerbar el ánimo nacio­ nalista reclam ando a Belice como parte integrante de su te rrito rio . Este reclam o se basa en docum entos históricos, juríd ico s y económ icos que en cierto modo no dejan de tener validez. Pero hoy por hoy los beliceños saben que el co nflicto de Belice es utilizado por Guatemala no por p rincipios p atrióticos sino im perialistas y de paso distrae la opinión pública de sus pro­ blemas internos. El Reino Unido accede a la indepen­ dencia de Belice, pero dentro de las conocidas concepciones particulares sobre la independencia de sus co lo ­ nias: autonom ía sí, pero con el Com­ m onwealth. M éxico, por su parte, ya no insiste en sus reclam os territoriales, com o lo h iciera tiem pos atrás. En Belice la situación colonial ha determ inado el repudio unificado de su población contra los intentos de in­ c o rp orar el te rrito rio a Guatemala. Al respecto los beliceños han acorda­ do d e cid ir su destino futuro atendien­ do las necesidades del pueblo, que ya conform a una nacionalidad perfecta­ mente precisada y, en este sentido, la aspiración es que se deje a este pueblo en libertad para seguir el ca­ mino que m ejor le convenga. 33