La Representación del Caribe en El Emperador Jones (1920) de Eugene O’Neill y El Reino de Este Mundo de Alejo Carpentier (1949) María José Buteler Noelia Tortone Facultad de Lenguas Universidad Nacional de Córdoba En su libro The Middle Passage (1962), V.S. Naipaul escribió que “no se ha escrito nada en el Caribe”, a lo que con pericia y subversión Derek Walcott, escritor caribeño y Premio Nóbel de Literatura en 1992, respondió en su artículo “The Caribbean: Culture or Mimicry?” escribiendo “La nada siempre será creada en el Caribe durante un largo tiempo, porque lo que surgirá de ahí, es como la nada que jamás se ha visto”1 (9). Para V.S. Naipaul el hombre del Caribe postcolonial es una mera mimesis o pantomima del hombre europeo y yace en un mundo gobernado por el caos político y social como consecuencia del proceso de independencia, mientras que para Walcott, como lo es también para Carpentier, el caos, representado en lo barroco, la cacofonía, el sonido de los tambores y el carnaval, es el terreno propicio en el que la identidad caribeña debe desarrollarse y recrearse. Este trabajo intenta explorar la construcción de lo humano en el Caribe desde dos ejes diferentes: por un lado se focalizará en los negros colonizadores, Henry Christophe de El reino de este mundo (1949) de Alejo Carpentier y Brutus Jones de El Emperador Jones (1920) de Eugene O´Neill como ejemplos de lo que Naipaul denomina simulación o mimesis (mimicry). Asimismo, se explorará la representación del esclavo negro en Mackandal (El reino de este mundo) y la representación de los nativos del Caribe (El Emperador Jones) desde la perspectiva de Derek Walcott. V.S.Naipaul emprende un viaje por el Caribe y el producto de dicha experiencia se ve reflejado en su obra The Middle Passage (1962) que luego será el tema principal de su novela The Mimic Men (1967). En el primero, Naipaul realiza una descripción negativa del negro caribeño ya que no lo considera como una persona real sino como una mera copia del colonizador, una mímica. Para él, los caribeños viven en lo que él denomina una cultura prestada. Esta imitación a la que hace referencia Naipaul puede evidenciarse en los textos analizados en el estilo de vida, en el abuso del poder y en el desprecio a su propia raza que manifiestan Christophe y Jones. Christophe, el autoproclamado rey de Santo Domingo, busca imitar al colonizador Europeo en todos los aspectos de su vida cotidiana. La Ciudadela La Ferrierre, resultado del trabajo forzoso de los negros esclavos de la isla, reproduce una ciudad europea amurallada, con todos los lujos de una corte bonapartista. Es también en la residencia de Sans Souci que 1 Todas las traducciones de los textos en inglés son de nuestra autoría. Christophe crea una corte nobiliaria habitada sólo por negros en su afán de imitar al blanco, pensando que de esa forma se es parte del mundo occidental europeo; Pero lo que más asombraba a Ti-Noel era el descubrimiento de que ese mundo prodigioso, como no lo habían conocido los gobernadores franceses del Cabo era un mundo de negros. Porque negras eran aquellas hermosas señoras de firme nalgatorio, que ahora bailaban la rueda en torno a una fuente de tritones, negros aquellos dos ministros de medias blancas (…); negros aquellos lacayos de peluca blanca cuyos botones dorados eran contados por un mayordomo de verde chaqueta; negra, en fin, y bien negra era la inmaculada concepción que se erguía sobre el altar mayor de la capilla… (98) No sólo se trata de imitar los lugares de residencia del colonizador sino también la forma de vestirse de los mismos, ejemplo de esto es el “uniforme de artillero colonial” (70) que Christophe luce en la isla. En el caso del texto de O’Neill, si bien el emperador Jones también vive en un palacio, el dramaturgo se concentra más en la parodia que hace de Jones en cuanto a su vestimenta. Brutus Jones viste un saco de uniforme azul claro con galones de oro en los hombros (…) Sus pantalones son de un rojo brillante con una línea azul clara a los costados. Botas de charol acordonadas y un cinto, del que cuelga un revolver con empuñadura de perla en una funda, completan su caracterización. (2) Este traje de emperador actúa a manera de símbolo de decadencia ya que a medida que el protagonista va perdiendo el poder sobre el nativo y sus miedos se acrecientan, su traje de emperador va desapareciendo convirtiéndose en harapos. La mimetización a la que Naipaul hace referencia se evidencia también en el poder tiránico que ambos personajes ejercen sobre los nativos al asumir el gobierno de la isla. Henry Christophe y Brutus Jones se autodesignan rey y emperador respectivamente de sus recién creados territorios en aras de imitar el modelo colonial en el cual ellos fueron sometidos anteriormente. El primero, un antiguo cocinero que compra el albergue de La Corona, ve la oportunidad de volverse rey de un reino que crea al norte de la isla y repite conductas violentas y tiránicas del modelo colonial europeo; “A veces, con un simple gesto de la fusta, ordenaba la muerte de un perezoso sorprendido en plena holganza, o la ejecución de peones demasiado tardos en izar un bloque de cantería a lo largo de una cuesta abrupta" (104). Jones imita al blanco en sus aires de desdén cuando se muestra arrogante y se cree superior a los nativos porque ha logrado engañarlos, haciendo uso del mismo lenguaje y con cabal conocimiento de las supersticiones de los mismos. Brutus Jones también se vuelve un gobernante despótico que no cuida de los intereses de sus súbditos y sólo le interesa hacer dinero, a costa del trabajo de los nativos y de los altos impuestos que les cobra. Jones es un negro fugitivo de los Estados Unidos, donde la esclavitud ya había sido abolida; sin embargo, su comunidad como minoría silenciada aún se encontraba subordinada al poder del blanco. Irónicamente, ambos personajes se embarcan en aventuras colonialistas a pesar de la propia experiencia como sujetos subyugados y ambos se presentan como continuadores de la violencia Europea occidental y de la americana respectivamente. Christophe y Brutus en su pretensión de imitar al blanco dejan de lado su negritud, sus creencias, a punto tal de aborrecer al otro de su misma raza. Naipaul en su novela Una Casa Para el Sr. Biswas (1961) expresa que “El negro tiene un profundo desprecio por todo lo que no es blanco; sus valores son los valores del imperialismo blanco en una máxima expresión de intolerancia.” (15). En su libro Construyendo Identidades (1996), Madam Sarup nos explica el concepto de “el extranjero desde dentro” desarrollado por Kristeva quien basa su tesis en los estudios de Freud sobre el inconsciente. Este sentimiento de despersonalización del que nos habla Freud es el que sienten Christophe y Brutus Jones con respecto al odio que sienten hacia sus semejantes. Christophe se perfila como el perpetrador de las crueles prácticas colonialistas, las cuales Ti Noel percibe como un eco de lo anteriormente vivido. La residencia de Sans-Souci, las estatuas y los uniformes se debían a una esclavitud tan abominable como la que había conocido en la hacienda de Monsieur Lenormand de Mezy. Peor aún, puesto que había una infinita miseria en verse apaleado por un negro, tan negro como uno, tan belfudo y pelicrespo, tan narizñato como uno, tan mal nacido, tan marcado a hierro, posiblemente como uno (103-104). De manera similar, Jones maltrata e insulta a los negros, los cree seres inferiores e ignorantes a los cuales puede manejar a través del uso del látigo y la superstición; “ no me llevó largo tiempo llevar a estos tontos, negros de la jungla, a donde los quería (con orgullo) De náufrago a Emperador en dos años! Eso sí que es algo!” (4). Cuando llega a la isla caribeña y el negro Lem no acierta su tiro al tratar de matarlo, él les hace creer que es porque no usaron una bala de plata. A partir de ese momento, Jones manipula la ingenuidad del nativo para su propio beneficio. Más allá de que Brutus Jones trate de esconder su pasado y parecerse al hombre blanco, su propio nombre señala su ignorancia, su incapacidad de razonamiento ante la rebelión que los nativos organizan. Brutus también nos remite al personaje de la obra de Shakespeare, Julio César, sin embargo, el Brutus de O’Neill no tiene ninguna característica del salvaje noble del personaje del dramaturgo inglés ya que su naturaleza egoísta y violenta no lo presenta como un ser humano íntegro. Ambos personajes, Christophe y Jones, intentan parecerse al colonizador, en la búsqueda de ejercer el poder violento y tiránico al que ellos fueron sometidos. Ninguno de los dos quiere el bien común de su igual, de su compañero de raza y sufrimiento, por el contrario, parecen haberse olvidado de su pasado conjuntamente con sus raíces. Opuesta a la representación del negro africano que reniega de sus orígenes y que reproduce formas de subyugación y violencia, el negro dominado se constituye como la nueva esperanza del Caribe, capaz de transformarse y re crearse en un nuevo ser humano. Esta esperanza nos remite a la presencia del rito, carnaval o “mentalidad carnavalesca” a la que Walcott hace referencia (9). En el texto de Carpentier, el sonido de los tambores se asocia con “una religión secreta que los alentaba y solidarizaba en sus rebeldía” (70). Además, los tambores simbolizan la ignorancia del negro colonizador que no logra leer el mensaje de revolución que los nativos ejecutan en los mismos y cae presa de su propia negación. Si bien en ambos textos los tambores sirven de ruido de fondo para representar el miedo creciente de los dos personajes, también indican que la revolución está en marcha y que ambos gobiernos tiránicos están llegando a su fin. Irónicamente en su afán de parecerse al hombre blanco, dejando de lado los ritos y las costumbres originales, no logran entender el mensaje de alerta que está en al aire. La identidad caribeña en constante transformación y como principio de una identidad nueva de la que habla Walcott se ve reflejada en el personaje de Mackandal quien se transforma en diferentes animales para burlar al colonizador blanco y “De metamorfosis en metamorfosis, el manco estaba en todas partes, habiendo recobrado su integridad corpórea al vestir trajes de animales.”(43) Mackandal es símbolo de transformación o metamorfosis, lo que Walcott denomina “camuflaje” (Walcott 10). El negro subyugado se sirve de su poder para transformarse en distintos animales como un mecanismo de defensa y engaño para con el dominador. Al mismo tiempo su habilidad para transformarse le otorga poder para proclamar “la cruza del exterminio (…) para acabar con los blancos y crear un gran imperio de negros libres en Santo Domingo” (37). En el proceso de metamorfosis constante, Mackandal se construye como signo de esperanza para los negros sometidos como Ti Noel y otros. A diferencia de Christophe, que “se había mantenido siempre al margen de la mística africanista de los primeros caudillos de la independencia haitiana” (120), Mackandal no intenta imitar sino recrearse desde sus propias creencias y religión. El vudú le concede el respeto de los nativos que asocian la metamorfosis con “las prácticas salvajes de los hechiceros de las montañas” (69). Esta religión le permite a Mackandal recrearse en la naturaleza y así perpetuarse eternamente como modelo de líder de los negros esclavos: “Mackandal había cumplido su promesa permaneciendo en el reino de este mundo. Una vez más eran burlados los blancos por los Altos Poderes de la Otra Orilla” (49) En el texto de O’Neill, los nativos, encabezados por Lem, se presentan como los portadores de sus tradiciones y respetuosos de sus orígenes. Si bien son engañados por la astucia de Jones, se visualizan como salvajes nobles que buscan independizarse del tirano para empezar una nueva vida. En ellos también, el rito se asocia a la percusión de los tambores como indicador del principio de una revolución y es irónicamente lo que lleva a Jones, también, a un final anunciado. A modo de conclusión, podemos decir que si bien se observan muchas similitudes en ambos textos, tales como el deseo de los tiranos autoproclamados de parecerse al colonizador, la ignorancia de sus raíces y hasta el desprecio por su propia raza, ambos autores construyen al caribe desde distintas perspectivas. Carpentier se aproxima al mismo con una mirada desde adentro, mientras que O’Neill lo hace desde la posición del otro cultural. Como hombre caribeño, Carpentier presenta una visión más cruel que la de O’Neill al describir de manera dolorosa la mimetización del negro y la consiguiente subyugación de su par olvidándose de los orígenes y sufrimientos que comparten. Por el contrario, O’Neill describe la subyugación de los nativos desde una perspectiva más impersonal y distanciada, desde el punto de vista americano que mira con ironía al negro que cree que ha triunfado en el Caribe y que es presa de su propia ignorancia y desprecio por sus raíces. El reino de este mundo de Alejo Carpentier y El Emperador Jones de Eugene O’Neill traen al centro del debate poscolonialista el concepto de lo que verdaderamente es lo humano en el caribe, es decir, la identidad caribeña. El proceso de transformación de dicha identidad se ve reflejado en las obras aquí analizadas como los dos estadios de la evolución: del mimetismo de V.S. Naipaul al criollismo de Derek Walcott. Esto es lo que se denomina identidad caribeña, una identidad en constante transformación, un calidoscopio cultural. Bibliografía Carpentier, Alejo. El Reino de Este Mundo. Barcelona: Editorial Seix Barral. S.A, 2005. Naipaul, V.S. The Middle Passage. London: Penguin Books, Harmondsworth, 1962. --- A House for Mr. Biswas. London: Penguin Books, Harmondsworth, 1961. O’Neill, Eugene. The Emperor Jones. http//www.eoneill.com/texts/jones/i.htm. Sarup, Madam. Constructing Identities. Georgia: Athens US, 1996. Walcott, Derek “The Caribbean: Culture or Mimicry?” Journal of Internacional Studies and World Affaire, Vol. 16, Nº 1 (Feb., 1974) pp. 3-10.