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Módulo I: Patrones de la comunicación científica
01. La comunicación científica formal
La actividad científica
La actividad científica es una forma de ser, pensar, sentir y hacer; no es simplemente una
tarea que completar, sino una forma de vivir; el investigador tiene una manera particular
de percibir e interpretar la realidad, se trata de una mezcla de razón, intuición y emoción,
con cierta dosis de ilusión y de pasión.
Para considerar a la actividad científica como un estilo de vida debemos considerar hasta
tres dimensiones: la primera dimensión es la cultura de investigar ya sea a nivel personal
o institucional, generada por la necesidad del saber, la segunda dimensión busca el lograr
productos científicos mediante el desarrollo de procesos la calidad, y la tercera dimensión
implica la colocación de esos productos o la implementación de servicios para beneficio
de la sociedad.
Con este panorama queremos remarcar que intentar hacer ciencia sin una visión amplia,
resulta poco relevante; puesto que es tan trágico investigar y no publicar como publicar
sin haber investigado.
Si intentamos desmenuzar aún más las condiciones de la actividad científica podríamos
decir que:
El proceso de investigación nace de la necesidad de resolver un problema, donde la
necesidad de saber es solo el camino; por ello debe ser organizado, continuo y
disciplinado, para no perdernos en el trayecto, cualquier acto investigativo que no resulte
colaborativo a la solución del problema, lejos de aportar solo busca sensacionalismo.
Una parte del trabajo investigativo busca el desarrollo de competencias investigativas en
los profesionales, de manera que la comunicación efectiva es un elemento vital para la
actividad científica, sin el cual simplemente no podría existir.
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Los avances de la investigación como los productos de la misma deben ser reportados y
comunicados a la mayor velocidad posible ante la comunidad que comparte la misma
línea de investigación a efectos de discutir y validar los aportes.
El proceso de investigación debe estar organizado en equipos cuya característica en
común es la línea de investigación, estos equipos de investigación deben ser literalmente
escuelas formando seguidores y evitando esfuerzos aislados.
Siendo que la finalidad última de la investigación científica, es mejorar las condiciones
del ser humano y su entorno, debe existir una cultura de investigación expresada en
términos control de procesos para la producción de servicios y productos de calidad.
Todo este razonamiento contrasta con la forma en que actualmente se promueve la
investigación como una parte de la actividad académica. Esto es porque en muchas
universidades han centrado su atención en dar clases y no en investigar.
Es cierto, es más fácil reproducir que producir conocimiento, aún en la era digital se sigue
midiendo el conocimiento y el aprendizaje por horas clase y poco importa la calidad de la
información y el impacto de la misma. Las universidades creen que el profesor es un
obrero proveedor de clases, o lo que es peor, les da lo mismo un profesor investigador
que uno que no investiga.
El nuevo modelo de negocio de la educación superior ha degenerado no solamente el
aprendizaje efectivo, sino también la actividad científica.
Si tenemos en cuenta que en la maestría y el doctorado la investigación es la cuestión
fundamental, no podemos aceptar argumentos como “no me enseñaron” o “me enseñaron
mal” las reuniones de la maestría y el doctorado no son clases, son sesiones de trabajo. La
verdad que las sesiones de posgrado han degenerado a turismo académico de fin de
semana.
Tanto que los profesionales se están graduando sin saber qué es una línea de
investigación, ni como desarrollarla. Por eso la gente se está graduando literalmente sin
saber leer ni escribir un artículo científico, ello solo conlleva al desarrollo de un mercado
negro de las tesis y porque no también de artículos científicos.
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La universidad debe ser la mayor productora de conocimientos científicos. Pero la
universidad no hace mucho por alentar investigación. La ciencia no paga y gana igual el
que investiga y publica como el que no produce. Pero por otro lado tampoco es que se
publique por publicar para ganar un poquito más pero con cero valor científico.
La comunicación científica es un requisito para la existencia de la ciencia
Por supuesto esta comunicación debe ser efectiva y comprensible dentro de la comunidad
científica. La comunicación científica podemos definirla como el proceso de
presentación, distribución y recepción de la información en cualquier campo de la ciencia
a través de canales formales e informales.
En la última década del siglo pasado la comunicación científica incluía la publicación en
libros y revistas, así como, las presentaciones en diferentes tipos de reuniones científicas.
En este nuevo milenio las tecnologías de la información han modificado de manera
importante la forma en que se desarrolla la comunicación en general y por supuesto la
comunicación científica.
Hoy en día es muy sencillo publicar en Internet los textos escritos de las comunicaciones
orales de un congreso o jornada. Estas tecnologías también han favorecido la aparición de
nuevos tipos de comunicación científica, por ejemplo las listas de distribución, los grupos
y los blogs, son solo algunos ejemplos.
Las nuevas tecnologías no solo incrementan la posibilidad de transferencia de la
información, sino que también facilitan la colaboración para la investigación y la difusión
de los resultados. Pero cuidado el hecho de que existan menos barreras físicas para
comunicar e intercambiar conocimientos, no significa que esa comunicación sea efectiva
y comprensible para la comunidad científica.
La comunicación académica se encuentra en transición
Las publicaciones científicas nacieron hace más de cuatro siglos, cuando dejó de ser
práctico para los miembros de la comunidad científica comunicar sus trabajos mediante
cartas privadas. Desde el inicio, la comunicación científica buscaba la estandarización en
términos de formato y método investigativo, aunque esto era muy incipiente, la calidad
del trabajo impreso estaba garantizada por el proceso de revisión de los pares, a los cuales
se les conoce también como árbitros.
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Actualmente aún con la aparición de nuevas estructuras de comunicación, la editoriales
administran la información, si bien la industria de publicaciones académicas necesitan de
los académicos que han hecho de "publicar o perecer" su razón de vivir, el control del
sistema está cada vez más en manos de las empresas editoriales.
El hecho de que los editores ya sea de libros o revistas tengan los derechos exclusivos de
los textos y los artículos que aparecen en sus publicaciones provoca una desazón a
cualquiera. Existen muchos términos y condiciones restrictivas impuestos por la mayoría
de editores a los autores que desean volver a publicar su propio material o a utilizarlo con
fines didácticos desalientan la publicación.
Readquirir los derechos de la información puede implicar la inversión de una importante
suma de dinero a favor de las grandes editoriales, conocimiento generado como resultado
de una costosa investigación, financiada a menudo por los propios autores o sus
instituciones que los cobijan, ante esto surge la idea de la autopublicación.
Por otro lado la publicación electrónica está siendo adoptada como una alternativa por
parte de los autores que no pueden o no desean satisfacer sus demandas de producción
mediante publicaciones tradicionales. Actualmente existen muchos académicos que no
ven razón alguna para que su comunicación siga dependiendo totalmente de la industria
editorial.
El hecho de que la tecnología de la información haya dotado de competencias
informáticas a los académicos ha disminuido la brecha entre las habilidades del autor y el
editor. Los programas cada vez más potentes y de fácil empleo, además del apoyo
institucional especializado en publicaciones y en competencias informáticas, ha brindado
a muchos científicos las condiciones necesarias para pensar en publicar sus propios
trabajos.
Sin embargo, en el clima académico que reina actualmente, el prestigio asociado al hecho
de publicar en costosas revistas de papel sometidas a la revisión de los pares es un hecho
que los académicos no podemos ignorar. La publicación académica sigue siendo la
opción preferida para la mayoría de los académicos siempre y cuando este tipo de
publicación siga considerándose la única considerada válida por los comités de
evaluación.
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La mayoría de las publicaciones electrónicas actuales son solo una versión de la revista
impresa, se cobra por acceder a ellas y se controlan mediante contraseñas electrónicas.
Los derechos de autor siguen en manos de las editoriales comerciales y la aceptación o
rechazo de los manuscritos depende de los árbitros elegidos por los editores. Puede que el
medio haya cambiado, pero las fuerzas del mercado no dejan de ejercer un control
importante sobre el sistema formal de comunicación científica.
A lo largo de los últimos cuatro decenios, las innovaciones tecnológicas han transformado
la manera en que se procesa, se guarda, se accede, se comparte y se analiza la
información. Esta situación condujo a los científicos a exigir modos más frecuentes,
dinámicos y flexibles de intercambio de información con sus colegas. Proliferó la
comunicación informal en las conferencias, los congresos y otras reuniones científicas y
técnicas, esto revela la necesidad del contacto personal.
La aparición de redes especializadas en Internet proporciona a los científicos la
potenciación en la información que habían estado buscando. Pero también es real que
solo pequeña parte de la información en Internet es considerada académica.
Por otro lado los científicos, al igual que todos los profesionales, requieren diferentes
tipos de información para llevar a cabo sus tareas diarias, información sobre los
programas de las conferencias e información sobre los productos, como equipos de
laboratorio, mobiliario de oficina o sustancias reactivas.
También tienen que identificar y contactar con especialistas en sus propios campos y
líneas de investigación para obtener información, consejos y para buscar participar en
conferencias. Este último tipo de información solía estar disponible sólo a través del boca
a boca entre los profesionales ahora muy fácil de obtener en las redes sociales.
La posibilidad de los científicos de comunicarse entre continentes ha propiciado un
aumento de la colaboración en los esfuerzos de investigación y de la labor académica a
nivel global, con una mayor movilidad de investigadores y académicos.
A partir de este nuevo milenio se ha incrementado significativamente el número de
artículos en colaboración así como el número de artículos con más de un autor y también
el número de artículos basados en la colaboración internacional.
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La comunicación formal e informal
La comunicación formal como la que contienen libros y publicaciones, y que suele estar
disponible durante largos períodos para un público amplio, en cambio los canales
informales son más efímeros y están limitados a ciertos destinatarios. Como ejemplo
podemos mencionar a la comunicación oral y la correspondencia personal. La ventaja de
los medios informales se es que permite una interacción más inmediata entre el emisor de
la información y el receptor.
Debido al desarrollo de las tecnologías informáticas las comunicaciones formales como
informales están experimentando alteraciones tan radicales, de tal modo que la línea que
divide a una y otra ya no está clara.
Los papeles tradicionales asignados al productor, al procesador y al usuario de la
información están experimentando importantes transformaciones. La autopublicación de
un informe de investigación en la red por parte de los científicos o de las instituciones
responsables del trabajo no puede ser definida con claridad en términos de la tradicional
división de comunicación formal/informal, puesto que están implícitos ambos tipos de
acciones.
Informal, porque la comunicación cuenta con un formato tradicional y fijo, como un
artículo de revista, y formal, por cuanto la comunicación no está limitada a un grupo
definido de receptores sino disponible para cualquiera que desee tener acceso a ella.
Los fines de la publicación científica
El publicar tiene la finalidad de contrastar nuestros resultados, someterlos a discusión, a
validación externa para retroalimentar el ciclo de investigación. Generar saber para
contribuir con el bienestar social y humano. Esto lo podemos hacer en congresos o
jornadas, o en publicaciones científicas.
La publicación que más nos interesa a los investigadores es la publicación en una revista
científica o journals que tiene al menos estas condiciones fundamentales: Debe ser
arbitrada e indizadas, es decir una evaluación de jueces a “doble ciego” y un “registro”
internacional. Deben ser reconocidas como de prestigio por comunidades científicas
específicas; con una periodicidad estable y conocida a fin de facilitar el seguimiento y
debate.
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Dentro de estas tenemos la tradición de las revistas impresas y recientemente el mundo de
los ejournals que salen a mercado con mayor celeridad, alcance global, menores costos y
mayores beneficios como visibilidad, reportes de acceso, consultas, y otras posibilidades
como el hipertexto.
El arbitraje permite evaluar la calidad de los trabajos y recomendar ajustes o mejoras a los
autores a fin de que el artículo tenga la máxima calidad posible. Es aquí donde se hace
importante conocer las normas de publicación tanto internacionales como de la revista
donde se desea publicar ello ayudará garantizar la publicación.
Otro aspecto fundamental de las revistas arbitradas es su inclusión en índices. Es lo que
se conoce como revistas indexadas. Esto quiere decir que los artículos publicados, previo
arbitraje, aparecen reseñados en índices nacionales o internacionales en los que se
destacan los autores, los resúmenes y las palabras clave de los trabajos. No toda revista
arbitrada está indizada pero necesariamente toda revista indizada está arbitrada.
De modo que publicar en una revista arbitrada tiene su mérito científico pero más lo tiene
si la revista es indizada, y más aún si es el índice es internacional. Todos estos datos
aparecen en las revistas y constituyen parte de sus sellos de calidad. Mientras mayor
divulgación tenga el artículo y mayor sea el prestigio de la revista en cuanto al arbitraje y
en cuanto a su indización, mayor será la visibilidad de la publicación, mayor impacto
podrá tener y mayor la trascendencia podrá lograr al equipo de trabajo.
Consecuentemente habrá mayor la retroalimentación para potenciar al equipo de
investigación.
Las nuevas investigaciones se apoyan en el conocimiento de trabajos publicados con
anterioridad no solo para formular propuestas; sino también metodologías de
investigación. De modo que
la comunicación está presente en todas las etapas del
proceso de investigación y no solamente en la publicación de resultados finales.
El artículo científico es la forma de publicación más formal
El artículo científico es un particular tipo de publicación, distinto a las monografías o las
tesis. Se trata de una publicación relativamente breve, concisa y densa, que reporta
resultados parciales o finales de una investigación, individual o colectiva. Puede ser parte
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de una tesis o un artículo resultante de ella. Está redactada para una comunidad científica
específica y resume lo que el público objetivo requiere conocer.
Se trata de un modelo internacional estandarizado de comunicación científica que tiene,
por lo general, al menos las siguientes diez partes: 1) título, 2) resumen y palabras clave
en español e inglés, 3) introducción, 4) objetivos, 5) antecedentes, 6) marco teórico, 7)
métodos, 8) resultados, 9) conclusiones (y recomendaciones), y 10) referencias
bibliográficas.
Esto es precisamente lo que tenemos que conocer, que existe un formato específico para
publicar y que de no contemplar las recomendaciones de la revista simplemente no
aceptarán nuestro trabajo, ahora lo que conviene es aprender nos solamente las reglas,
sino las herramientas para lograr escribir nuestro artículo sin invertir mucho de nuestro
valioso tiempo.
En la anatomía del artículo cada elemento tiene un valor y una función específica,
algunos sostienen que redactar un artículo científicos es arte y ciencia. Esto incluye por
supuesto al arte de saber colocar el artículo en las revistas más interesantes.