Matar un Ruiseñor (TO KILL A MOCKINGBIRD) Nº 124 (ABRIL 2006) SINOPSIS En una ciudad del sur de los Estados Unidos, en la época de la Gran Depresión, una mujer blanca acusa de violación a un hombre negro. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el resultado del juicio es tan previsible que ningún abogado haría nada para evitarla, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva defensa le cuesta muchas amistades, pero le otorga el respeto y la admiración de sus dos hijos, huérfanos de madre. FICHA ARTÍSTICA Atticus Finch.............................................................. GREGORY PECK Jean Louise "Scout" Finch.............................................MARY BADHAM Jem Finch..................................................................PHILLIP ALFORD Dill Harris...................................................................... JOHN MEGNA Sheriff Heck Tate ......................................................FRANK OVERTON Arthur "Boo" Radley .................................................. ROBERT DUVALL FICHA TÉCNICA Duración ...................... 129 min. Nacionalidad......................EEUU Año de Producción .............. 1962 (Blanco y Negro) Dirección..... ROBERT MULLIGAN Productora ............... UNIVERSAL Productor ..........ALAN J. PAKULA Guión................HORTON FOOTE ..... (Basado en la novela de Harper Lee) Fotografía ...... RUSSELL HARLAN Montaje ................ AARON STELL Música ........ ELMER BERNSTEIN Direcc. Artística ..... A. GOLITZEN ................... HENRY BUMSTEAD EL DIRECTOR: ROBERT MULLIGAN Robert Mulligan nació el 23 de agosto de 1925 en el Bronx, New York. Mulligan estudió en la Universidad de Fordham antes de servir en el Cuerpo de Marines de los EEUU durante la Segunda Guerra Mundial. Al final de la Guerra, obtuvo trabajo en el departamento editorial del New York Times, pero lo dejó para iniciar una carrera en la televisión. Empleado por la CBS, Mulligan aprendió el negocio desde abajo, llegando a ser en 1948 un importante director de series dramáticas. En 1959 ganó un Emmy por dirigir The Moon and Sixpence, una producción para televisión que marcó el debut de Laurence Olivier en la pequeña pantalla americana. En 1960 Mulligan dirigió su primera película y dos años más tarde alcanzó la fama, y sendas nominaciones a los Oscar y a los Premios del Gremio de Directores de América, gracias a Matar un Ruiseñor. En 1972 fue nominado al Globo de Oro al Mejor Director por la exitosa Verano del 42. Desde ese momento y hasta 1988 Mulligan realizó pocos filmes, regresando a la dirección con la brillante Verano en Louisiana en 1991. FILMOGRAFÍA PRINCIPAL DEL DIRECTOR 1957 1960 1961 1961 1962 1962 1963 1965 1965 1967 El Precio del Éxito (Fear Strikes Out) Carrera de Ratas (The Rat Race) El Gran Impostor (The Great Impostor) Cuando Llegue Septiembre (Come September) Camino de la Jungla (The Spiral Road) Matar un Ruiseñor (To Kill a Mockingbird) Amores con un Extraño (Love with the Proper Stranger) La Última Tentativa (Baby the Rain Must Fall) La Rebelde (Inside Daisy Clover) Contracorriente (Up the Down Staircase) 1969 1971 1971 1972 1974 1978 Hora 1978 1982 1988 1991 La Noche de los Gigantes (The Stalking Moon) Buscando la Felicidad (The Pursuit of Happiness) Verano del 42 (Summer of '42) El Otro (The Other) El Hombre Clave (The Nickel Ride) El Próximo Año a la misma (Same Time, Next Year) Stony, Sangre Caliente (Bloodbrothers) Bésame y Esfúmate (Kiss Me Goodbye) El Corazón de Clara (Clara's Heart) Verano en Louisiana (The Man in the Moon) GALARDONES Mejor Actor (Gregory Peck) Mejor Guión Adaptado (Horton Foote) Mejor Dirección Artística (Alexander Golitzen, Henry Bumstead) COMENTARIO El director Robert Mulligan llevó a la pantalla Matar un Ruiseñor, la novela de Harper Lee merecedora sólo dos años antes del premio Pulitzer. La novela había sido un éxito inmediato, y su adaptación cinematográfica había sido proyectada casi desde su edición. Ello le aseguraba una expectación máxima, pero también generaba una presión adicional, y un par de interrogantes. Por un lado, ¿sería cinematográficamente posible trasladar el ambiente de cuento mágico y casi irreal que transmiten las aventuras infantiles y la especial relación que une a los niños con su padre?. Y por otro, ¿qué actor podría interpretar el papel de Atticus Finch, un hombre “ideal”, un modelo a seguir, el arquetipo de hombre justo y de buen padre?. Para resolver la segunda de esas cuestiones se eligió a Gregory Peck. Peck era un actor prestigioso, especialista en representar personajes con una postura grave, a veces un poco envarada, pero siempre íntegros y honrados, capaz de imponerse por la firmeza de sus convicciones antes que por la fuerza de las armas. Fue un héroe a contracorriente en un cine dominado por héroes de acción como John Wayne, Gary Cooper o Erroll Flynn, entre sus contemporáneos, y su papel de Atticus Finch la mayor expresión posible de esa heroicidad llamémosla civilizada, y por ella Gregory Peck se hizo merecedor del único Oscar de su carrera. Y para conseguir trasladar todo el ambiente al celuloide no se dejó nada al azar. Fue la colaboración entre dos grandes cineastas como Alan J. Pakula (productor) y Robert Mulligan (director) la que levantó el filme, sobre un guión en el que además de la propia escritora Harper Lee colabora un gran conocedor del sur como es Horton Foote (escritor también de La Jauría Humana). Russell Harlan rodó en blanco y negro la película, con un montaje casi teatral y sin utilizar prácticamente exteriores, lo que parece una ciudad sudista es en realidad un decorado creado por el diseñador de producción Henry Bumstead y construido en los Estudios Universal de Los Ángeles. Envuelto todo en ello en una música como la de Elmer Bernstein, que nos sumerge desde la primera imagen en una deliciosa atmósfera de realismo mágico, consiguiendo de esta forma llevar a la pantalla con arte y delicadeza una historia durísima, donde subyacen los prejuicios raciales y los abusos infantiles. La historia, el encantador cuento en que se basa, nos habla de la transición a la madurez de dos jóvenes que tienen como único espejo a su padre. Pero es soberbia la manera en que en esa sencillo argumento se utiliza para hablarnos de temas tan trascendentes como como el racismo y los abusos, y a la vez enseñar a los pequeños virtudes como la responsabilidad, la honradez y la compasión. Pocas veces dos historias paralelas han tenido tanta fuerza por separado, y pocas veces la suma de las mismas ha dado como resultado una metáfora tan luminosa. Porque por si sola la denuncia que representa el juicio de un hombre inocente no dejaría de ser un loable relato antiracista, incluso un poco maniqueo si se quiere, pero es su perfecta imbricación con el relato infantil y la visión del mundo limpia y sin prejuicios que este representa, la que eleva la historia a la altura de obra maestra que es. Pero todo ello se sostiene gracias a la interpretación de Gregory Peck. El papel le suponía un especial desafío pues requería proyectar a través del mismo el compromiso resignado, la fuerza, la dignidad y la inteligencia que se le presupone a un abogado. Pero esa imagen de letrado inquebrantable, hábil y honrado topaba con el hecho de estar muy alejada de la concepción que de esta profesión tenía -y tiene hoy en día- el ciudadano americano medio, el cual considera a los abogados como una plaga capaz de cualquier cosa por dinero, como paradigmas de la efectividad por encima de los principios. Y ese desafío fue superado magistralmente. Tanto es así, que una reciente encuesta del American Film Institute lo ha consagrado como el primero en la lista de 100 héroes del cine estadounidense, por encima de Indianas y James Bonds, por la composición de ese abogado idealista. Es todo un motivo de alivio ver que los valores que representa Atticus están por encima de los mas dudosos que personifican las interpretaciones de Harrison Ford y Sean Connery, todo sea dicho. Y esta es la historia de una película valiente, que se convirtió en bandera de los nuevos tiempos que corrían en América. Recordemos que corría el año 1962 (cuando las luchas por los derechos civiles iniciadas por Martin Luther King y la familia Kennedy empezaban a ganar la conciencia de la sociedad estadounidense) y ese personaje, el indoblegable Atticus Finch, probablemente hizo tanto por esa causa como cualquier iniciativa política emprendida en Washington, pues enseñó -y enseña hoy a aquellos que quieran verlo- que, como dice a su hija Scout el experto cazador Atticus Finch, "matar a un ruiseñor será siempre un crimen injustificable”. Matar un Ruiseñor deslumbra por su fotografía en blanco y negro, por las soberbias interpretaciones, y por encima de todo por su historia: una lección de humanidad, de justicia social y de amor a la verdad. SOBRE EL REPARTO GREGORY PECK MARY BADHAM Eldred Gregory Peck nació el 5 de abril de 1916 en La Jolla, California. Cuando llegó el momento de acabar sus estudios secundarios, Gregory Peck quiso estudiar medicina (su padre era farmacéutico) pero abandonó la idea en plena Universidad de Berkeley para enrolarse en el grupo de teatro de la Facultad. Poco después se fue a actuar y a estudiar interpretación a Nueva York en la famosa Neighborhood Playhouse. A comienzos de los años 40 ya logró debutar en los escenarios de Broadway. Estas actuaciones consiguieron que los siempre atentos hombres de Hollywood se fijasen en él y lo requirieran para su traslado a su estado natal, California. Su debut cinematográfico se produjo con Días de Gloria (1944), una película dirigida por Jacques Tourneur. Con Las Llaves del Reino (1944), su segunda película, Peck lograría el estatus de estrella y su primera nominación al Oscar. Posteriormente, con El Despertar, La Barrera Invisible y Almas en la Hoguera conseguiría tres nuevas nominaciones al Oscar, premio que todavía se le resistía. Por su actuación en Matar un Ruiseñor lograría por fin el Oscar al mejor actor. Al margen de su labor interpretativa, Gregory Peck dedicó parte de su tiempo a colaborar con diferentes asociaciones humanitarias, recibiendo en 1967 el premio Jean Hersholt por su filantropía. Falleció en Los Angeles el 12 de junio del año 2003 a los 87 años. Mary Badham nació el 7 de octubre de 1952 en Birmingham, Alabama. Hija de un oficial de la Armada retirado y hermana del director John Badham, Mary no tenía experiencia previa como actriz cuando protagonizó Matar un Ruiseñor. Paradójicamente, por su papel de “Scout” Finch en ese filme, Mary fue candidata al Oscar a la Mejor Actriz Secundaria, siendo, durante mucho tiempo, la nominada más joven de la historia con diez años (sería Tatum O’ Neal, con nueve años, la que años más tarde batiría el record, que aún ostenta, al ganar dicho premio por su interpretación en Luna de Papel). Finalmente, Mary Badham perdió el Oscar de 1962 en favor de otra niña actriz: Patty Duke por El Milagro de Anna Sullivan. Después de Matar un Ruiseñor, Mary Badham apareció en las series televisivas Dr. Kildare (en el espisodio Sister Mike de 1963) y The Twilight Zone (en el espisodio The Bewitchin’ Pool de 1964). En el cine, sólo ha aparecido en dos películas más: Propiedad Condenada (1966) de Sydney Pollack y Matemos al Tío (1966) de William Castle. Tras esto se retiró de la profesión de actriz (sólo ha participado en un cameo en la película Our Very Own, 2005, de Cameron Watson) y, en la actualidad, es restauradora de arte. En ocasiones da conferencias sobre su experiencia en Matar un Ruiseñor, con objeto de transmitir el mensaje de tolerancia y compasión del libro de Harper Lee. EL INVITADO ANTONIO CASTRO FELICIANO PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CANARIAS. Nació en Santa Cruz de la Palma el día 23 de Abril de 1943. Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna en 1965, ingresó en la Carrera Judicial por oposición al Cuerpo de Jueces Comárcales, tomando posesión de su primer en 1970. Ascendió a la categoría de Juez Municipal en 1977, y Juez de Primera Instancia en 1981 habiendo sido promovido a la categoría de Magistrado en 1983. En 1988 fue nombrado Presidente de la Audiencia Provincial de Las Palmas, cargo en el que estuvo a lo largo de catorce años. Desde 2005 preside el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. Ha intercalado su labor judicial con docencia, puesto que ha sido profesor asociado a tiempo parcial de la ULPGC. Está en posesión de la Cruz Distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort. www.auladecine.ulpgc.es