FUNDACIÓN CÉSAR NAVARRO PRESENTA: Ante la decadente, problemática y alarmante situación en la que se encuentra la educación pública y los derechos de los ciudadanos madrileños. La Fundación César Navarro en su ciclo de tertulias ”Políticas Sociales y Económicas en la Comunidad de Madrid”, ha propuesto a cargo de D.Julio Rojero, de la Plataforma por la Educación Pública de Getafe, una charla-debate sobre esta disciplina. La escena educativa española tiene dos protagonistas: por un lado la educación pública y por otro la privada. Esta última en sus dos modalidades: la escuela concertadafinanciada con dinero público- y la privada 100%. La primera que debería ser laica, democrática y contar con la capacidad suficiente para atender a todos los ciudadanos, es muy distinta al modelo que defienden los conservadores, que escoge a sus alumnos en función de la renta y la ideología D.Julio Rojero exponía datos que dejaron asombrados a los tertulianos. Desde que el Partido Popular gobierna en la Comunidad Autónoma de Madrid, en 1999, ha intentado que” la educación pública sea subsidiaria” afirmaba. El gobierno regional ha reducido la inversión a la escuela pública en un 42%, mientras que ha aumentado la cifra a la privada un 11%. En los nuevos barrios ha creado 299 centros públicos frente a los 728 privados, y ha destinado 2.100.000 m/2 de terreno para construir privados. La escuela pública por lo tanto tiene un 20% menos de financiación que en 1999 y de 100 alumnos escolarizados el 70% lo está haciendo en la privada, al revés que ocurre en el resto del país. Datos que no deberían sorprender si tenemos en cuenta que la CAM se consagra como una de las comunidades que menos invierte en educación y que la reducción de profesorado, de tutorías, grupos, orientadores, formación al profesorado, horas sindicales, y el aumento de los alumnos por aula y por clases impartidas por el profesor. Están determinando la calidad de la educación pública madrileña. Y ante está situación a Julio Rojero lo que más le asombra es “el silencio de los corderos: de padres y profesores”. Irene Piedrabuena