18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 18 > TENDENCIAS FICHA TÉCNICA AUTOR: GRAU PINEDA, Carmen. TÍTULO: Nuevas estrategias preventivas frente a nuevos riesgos psicosociales. FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos Laborales, nº 38, pág. 18, mayo 2007. RESUMEN: Los nuevos riesgos psicosociales, como el estrés o el acoso moral, alimentados por las nuevas estrategias de organización del trabajo, que propician unas relaciones intersubjetivas cada vez menos solidarias y más deshumanizadas, están generando una serie de problemas para cuya solución se precisan no sólo planteamientos reparadores, sino también preventivos. En este sentido, el empresario, como principal deudor de seguridad por aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos, está obligado a planificar y organizar el trabajo, de modo que se tienda a minimizar, o incluso evitar, tales riesgos. Así, se postula por un mayor protagonismo de las estrategias preventivas, lo que se traduce en la necesaria integración de la actividad preventiva en todas las decisiones y actuaciones empresariales que se adopten en la empresa, en cualquier ámbito y en todos sus niveles jerárquicos. DESCRIPTORES: • Riesgos psicosociales. • Mobbing. • Estrés. • Ley de Prevención de Riesgos Laborales. • Cultura preventiva. 18 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales Nuevas estrategias preventivas frente a nuevos riesgos psicosociales Las lagunas de la normativa en prevención de riesgos, la diversidad de sentencias y la falta de consenso entre los expertos motivan que las empresas no estén prestando suficiente atención al estrés o al acoso en el trabajo. A pesar de ello, el empresario está obligado por ley a evaluar y prevenir todos los riesgos. Así que para evitar los riesgos psicosociales, es preciso que las empresas desarrollen nuevas técnicas. Carmen Grau Pineda, profesora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Nº 38 • Mayo de 2007 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 19 www.riesgos-laborales.com ara entender mejor los nuevos riesgos conviene hacer un breve análisis de sus antecedentes. El movimiento de industrialización de la producción conllevó la descualificación del trabajo; así, las labores del maestro o del artesano cedieron lugar al trabajo industrial del sistema taylorista, caracterizado por el trabajo en cadena, y la repetición y la rapidez como sinónimos de mayor producción. Algunas de las consecuencias más evidentes de esta transición fueron la primacía absoluta de los aspectos económicos sobre el resto de factores –más concretamente, sobre los sociales–, el endurecimiento de las cargas y condiciones de trabajo y la multiplicación de controles y vigilancia sobre los empleados. P Sin embargo, entre las que pasaron más desapercibidas se encuentra el hundimiento del lugar psicológico y social del trabajo como actividad creativa y de producción útil. Además, si en el tránsito a la sociedad industrial se ubica la aparición de la preocupación por los riesgos físicos y psíquicos, los psicosociales son propios de las so1 ciedades postindustriales , en cuyo seno la globalización económica y social, la terciarización de la economía unida a la descentralización o externalización de actividades, las nuevas tecnologías, la diversificación de la fuerza de trabajo y la temporalidad, entre otras, tienen y tendrán una incidencia decisiva en el contenido de las relaciones laborales y el modelo de organización del trabajo. Estos nuevos riesgos, lejos de representar una cuestión baladí o de menor calado, constituyen uno de los problemas más graves de salud laboral en todos los países, desarrollados y menos desarrollados. Según datos oficiales de las encuestas de la Fundación Europea para la Mejora 2 de las Condiciones de Vida y de Trabajo , representan el segundo problema de salud laboral –después de los ergonómicos– en Europa. La IV Encuesta Europea sobre Condiciones de Trabajo 3 (la última hasta la fecha ) arroja datos sintomáticos al respecto. El 35 por ciento de los empleados 1 Molina Navarrete, C.: La tutela frente a la violencia moral en los lugares de trabajo: entre prevención e indemnización. AS, Tomo V, 2001. 2 Se pueden consultar en http://www.fr.eurofound.eu.int/working/surveys/index.htm 3 También disponible en http://www.fr.eurofound.eu.int Nº 38 • Mayo de 2007 encuestados considera que su trabajo perjudica a su salud, y apróximadamente uno de cada tres cree que su salud y seguridad están amenazadas por su actividad profesional. De ahí que se hayan convertido en el centro de atención de la Estrategia Comunitaria de Segu4 ridad y Salud para el período 2002-2006 , que se ha marcado como objetivo, no sólo reducir la estadística de accidentes y enfermedades profesionales (EP), sino promover un verdadero “bienestar en el trabajo”, que sea tanto físico como moral o social, y que no se mida sólo por la ausencia de accidentes o de EE PP. La citada Estrategia se basa en un informe que destaca los cambios sufridos en el mundo laboral, entre los que se encuentran: > La feminización y el envejecimiento de la población activa. > La diversificación de las formas de trabajo: temporal, con horarios atípicos, teletrabajo, etc. > El aumento de determinados riesgos sociales: estrés, depresión, acoso, intimidación, violencia, etc. En esta línea, y después de apuntar cómo “las mutaciones en la organización del trabajo –obligación de resultado y mayor flexibilidad– tienen una profunda incidencia sobre la salud en el trabajo, y más en general, sobre el bienestar de los trabajadores”, confirma que “se observa que ciertas enfermedades como el estrés, la depresión, la violencia, el acoso y la intimidación en el trabajo están aumentando fuertemente y representaban ya en 1999 un 18 por ciento de los problemas de salud relacionados con el trabajo”. En España, los datos oficiales distan de ser mejores que los europeos y la situación es muy similar a la descrita en Europa. Concretamente, la 5 V Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo , la más reciente, ofrece un panorama de empeoramiento en algunas de sus dimensiones más im- 4 Comunicación de la Comisión, de 11 de marzo de 2002, relativa a la Estrategia Comunitaria de Salud y Seguridad en el trabajo (2002-2006) (COM (2002) 118). 5 Disponible en www.mtas.es/insht/estadisticas. portantes, capaces de producir efectos negativos en la salud de los trabajadores. Se destaca el incremento de las “molestias respecto a los factores psicosociales y la carga mental” en un 10,9 por ciento respecto a los datos de la anterior encuesta (1999), lo que representa un 15,4 por ciento de los trabajadores. Cifras éstas que se corresponden con las ya adelantadas en Europa, y que no hacen sino apoyar la impresión empírica de que los riesgos psicosociales representan un fenómeno en alza o expansión. Breves indicaciones terminológicas previas En el ámbito laboral se hace referencia constante a conceptos –riesgos psicosociales, acoso moral, mobbing, estrés, depresión, violencia, intimidación, etc.– que, si bien pueden resultar ciertamente familiares en sectores ajenos al jurídico (medicina y psicología, básicamente), en éste último suelen generar una gran confusión a la hora de delimitar su significado concreto y su alcance particular. Los riesgos psicosociales fueron definidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1986 como “las interacciones entre el contenido, la organización y la gestión del trabajo y las condiciones ambientales, por un lado, y las funciones y necesidades de los trabajadores, por otro. Estas interacciones podrían ejercer una influencia nociva en la salud de los empleados a través de sus percepciones y experiencia”. Sus factores pueden ser múltiples: > Individuales: por afectar a un trabajador. > Referidos al contenido del trabajo: exceso, tareas monótonas, etc. > Derivados del contexto de organización de la empresa: por un modelo de organización autoritario y no transparente, por el papel o rol en la compañía, incertidumbres sobre el desarrollo de la carrera profesional, falta de reconocimiento del rendimiento laboral, de recursos humanos y materiales para realizar las tareas que se encomiendan, cambios en la organización, etc. > Factores externos a la empresa: problemas en las relaciones interpersonales con clientes, conflictos familiares, etc. Gestión Práctica de • 19 Riesgos Laborales 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 20 > TENDENCIAS La incidencia de los nuevos riesgos psicosociales dista, además, de ser homogénea. Según datos de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (2002), el 28 por ciento de los trabajadores europeos –41 millones– sufría estrés como consecuencia directa de su empleo; y en torno a un 5 por ciento señalaba haber sido víctima de violencia en el trabajo o acoso moral, según la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (2006). Es preciso tener en cuenta que los mecanismos en juego no son los mismos: el estrés surge por consecuencia de una situación de exceso, mientras que el acoso moral es nocivo por sí mismo. Los síntomas de ambos riesgos psicosociales, similares en una primera aproximación superficial, son también diferentes y tanto las acciones como las medidas de prevención se valen de herramientas distintas. El estrés en el trabajo En la actualidad, se tiene la impresión generalizada de que el estrés está por todos lados, nada escapa a su poderosa influencia. Sin embargo, es preciso reparar en el hecho de que no es una reacción patológica en sí misma, sino que más bien produce 6 7 Lapeyrière, S.: Le harcèlement moral. Une affaire collective et culturelle. Travail et Emploi, nº 97, enero 2004, pp. 29 y ss. Desde la psicología clínica hay quienes consideran el acoso moral o mobbing como una problemática de estrés. Por ejemplo, Casado Cañero, F. D.: Abordaje clínico y comprensión de un trastorno de estrés: el mobbing. Apuntes de Psicología del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, Universidad de Sevilla, vol. 22, nº 2, 2004, pp. 257 y ss. 20 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales © Latin Stock Pero es que, además, hay que tener en cuenta que ninguna situación está exenta de problemas, evoluciones y cambios constantes en las compañías y las disfunciones organizativas forman parte de la dinámica actual de las organizaciones, lo que tiene como consecuencia que, en la práctica, se asocien diferentes riesgos psicosociales como el estrés, violencia, sufrimiento y acoso moral, 6 en plano de igualdad y sin distingos . Sin embargo, existen diversas clasificaciones de los riesgos psicosociales, elaboradas desde la psicología –especialmente la rama clínica–, entre los que se ha presta7 do especial atención al estrés y al acoso moral . Los síntomas de estrés y acoso moral, aunque similares en una primera aproximación superficial, son diferentes; por eso, las acciones y medidas de prevención se valen de herramientas distintas. efectos adversos sobre la salud física y psicológica. Representa un proceso de adaptación –tanto biológico como psicológico– del individuo a su entorno cuando éste se complica por lo que, más que de una enfermedad, se trata de una reacción del organismo para adaptarse a las amenazas o dificultades a las que debe plantar cara. Es por este motivo por lo que los expertos prefieren hablar de reacción de adaptación para 8 hacer referencia al estrés . Entre los dos extremos 8 Para más detalles, véase Légeron, P.: Le stress au travail: de la performance à la souffrance. Dr. Soc., nº 12, diciembre 2004, pp. 1086 y ss. 9 Existen, además, otros estresores como los sociales. Para más detalle, véase, Sandín, B.: El estrés: un análisis basado en el papel de los factores sociales. Revista internacional de psicología clínica y de la salud, vol. 3, nº 1, 2003, pp. 141 y ss. (máximo/mínimo) de nivel de estrés, cabe hablar de uno óptimo que permite movilizarse lo suficiente como para hacer frente lo más eficazmente 9 posible a los múltiples estresores profesionales a los que hay que enfrentarse y que ponen en peligro la salud y seguridad, el “buen estrés” (eustress en inglés). En términos de eficacia y armonía, la ausencia de estrés es tan negativa como nefasto su exceso (distress). El estrés tiene un impacto considerable, tanto en términos humanos como de resultado económico –absentismo laboral, rotación de personal, prejubilaciones y jubilaciones anticipadas, minoración en los resultados y baja productividad, pérdida de motivación e innovación, etc.–. Como consecuencia de todo, el estrés (malo) en el trabajo es una de las amenazas actuales más importantes que pesan sobre el bienestar de los trabajadores. El fenómeno toca por igual a todas las categorías de empleados, si bien hay indicios de que éste aumenta al tiempo que lo hace el grado de cualificación. Nº 38 • Mayo de 2007 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 21 www.riesgos-laborales.com En un intento por comprender mejor el estrés, cabe apuntar que respecto a las patologías ligadas a él, se han descrito tanto físicas –problemas musculoesqueléticos– como psicológicas –depresión– e incluso psicosomáticas –síndrome 10 del burnout o síndrome de estar quemado –. Y 11 en cuanto a las fuentes de estrés o estresores , la diversidad es ingente en función de la perspectiva desde la cual se parta: > Relacionados en el contenido del trabajo: penosidad, sobrecarga, responsabilidad, etc. > Con el contexto laboral: modificaciones, incertidumbre, reorganización o conflictos, etc. > Con el propio individuo: incompetencia, frustraciones, falta de interés, etc. > Con dificultades de relación: jerarquía, trabajo en equipo, con el público, etc. La evaluación del estrés (de su entorno generador) es la primera etapa indispensable en su lucha y prevención; y es que para controlarlo no se trata tanto de modificar el sistema en el que se genera como de conocer y examinar las circunstancias que lo propician. Es por ello por lo que sólo un análisis previo va a permitir comprender el fenómeno en toda su amplitud. Entre las experiencias de evaluación del estrés existentes destacan las de la OIT y el Nacional Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH). 12 Para la primera , las intervenciones para reducir el estrés en el trabajo deben ser de tres tipos primarias –reducción de las fuentes de estrés o estresores–, secundarias –ayudar a los individuos a desarrollar las competencias necesarias para hacerle frente– y terciarias –atender a los individuos afec13 tados por el estrés–. Para el segundo , es preciso 10 Descrito por Maslach, C.: Burnout: A multidimensional perspective, en VVAA: Professional burnout. Recent developments in theory and research, Taylor and Francis, 1993. 11 Para un estudio en profundidad, véase Peiró, J. Mª.: Desencadenantes del estrés laboral. Pirámide, 1999. 12 Bureau Internacional du Travail: Le stress au travail. Rapport Annuel, BIT, Ginebra, 1993. 13 Nacional Institute for Occupational Safety and Health: Stress at work. Department of Labor, Washington D.C., 1999. Nº 38 • Mayo de 2007 combinar cambios organizativos y formación en la gestión del estrés. Para controlar el estrés, no se trata tanto de modificar el sistema en el que se genera como de conocer y examinar las circunstancias que lo propician En realidad ambas posiciones, muy próximas entre sí, vienen a señalar que el estrés, definido científicamente como “la interacción de un individuo con su entorno”, debe abordarse tanto organizacional como individualmente. Respecto a lo primero, de cara a reducir las fuentes inútiles de estrés y a reconsiderar la organización del trabajo, pero también la definición de las funciones encomendadas a los trabajadores. Además, el medio ambiente laboral debe valorarles más positivamente y, por tanto, los modelos o estilos de dirección y gestión de personal deberían estar más y mejor orientados en ese sentido. Individualmente, es preciso dotar a los trabajadores de herramientas que les permitan gestionar de manera más eficiente sus niveles de estrés y proporcionarles las competencias necesarias para ello; también hay que ayudarles a aumentar su propia resistencia a éste. El acoso moral en el trabajo En cuanto al acoso moral se observa una cierta generalización de la utilización indistinta de los términos acoso y mobbing. Sin embargo, en sentido estricto, mientras el último supone un ataque y se relaciona con la reacción que se genera en el sujeto que lo padece, el término acoso es más amplio, y con él se hace mayor hincapié en el comportamiento del acosador y su conducta negativa con independencia de la reacción de la víctima. Mobbing procede del verbo inglés to mob que significa “acosar, asaltar, atropellar, atacar en masa a alguien”. Según el Diccionario de la Real Academia Española, acosar equivale a “perseguir a una persona sin darle tregua ni descanso”, así como “perseguir, apremiar, importunar a una persona con molestias y requerimientos”. Y en este sentido, desde la psicología –sobre todo la organizacional y la clínica–, es común considerar que, desde el punto de vista del acosado, el mobbing es una modalidad específica de estrés en el trabajo, si bien con una serie de connotaciones propias e idiosincrásicas que suponen un añadido respecto de los elementos configuradores ya apuntados del estrés. Desde la doctrina internacional, es ya archico14 nocida la atribución a Leymann de la descripción Gestión Práctica de • 21 Riesgos Laborales 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 22 > TENDENCIAS de este fenómeno y su aplicación a la psicología laboral. Éste propuso una definición de mobbing en el marco de un congreso sobre higiene y seguridad en el trabajo que han perpetuado la mayoría de las definiciones posteriores: “El mobbing o terror psicológico en el ámbito laboral consiste en la comunicación hostil y sin ética, dirigida de manera sistemática por uno o varios individuos contra otro, que es así arrastrado a una posición de indefensión y desvalimiento, y activamente mantenido en ella”. También lo es la contribución 15 de Hirigoyen a la comprensión del fenómeno, al publicar sus observaciones sobre “pacientes que se sentían destruidos por alguien”, con una descripción de los aspectos psicopatológicos de las relaciones de acoso en su origen y en sus consecuencias. Según esta autora, se trata del “ejercicio de violencia psicológica externa que se realiza por una o más personas sobre otra en el ámbito laboral, respecto de la que existe una relación asimétrica de poder, de forma sistemática y prolongada en el tiempo” y lo considera como “una forma característica de estrés laboral, que presenta la particularidad de que no ocurre exclusivamente por causas directamente relacionadas con el desempeño del trabajo o con su organización, sino que tiene su origen en las relaciones interpersonales que se establecen en cualquier empresa entre los distintos individuos”. Por último, la Nota Técnica Preventiva (NTP) 476 del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene 16 en el Trabajo (INSHT) hace suyas las definiciones anteriores y considera que se trata de situaciones en las que “una persona (o en raras oca- 14 Leymann, H.: Mobbing: la pérsecution au travail. Seuil, 1996. 15 Hirigoyen, M. F.: Le harcèlement moral. La violence perverse au quotidienne. Syros, 1998, pp. 55 y ss. De la misma autora, Malaise dans le travail. Harcèlement moral: démêler le vrai du faux. La Découverte, 2004. Otras obras consideradas de referencia en este tema son Piñuel, I.: Mobbing: cómo sobrevivir al psicoterror laboral. Sal Terrae, 2001; Morán Astorga, C.: El mobbing: persecución o psicoterror en el trabajo. Capital Humano, Cisspraxis, 2002 y González de Rivera y Revuelta, J. L.: El maltrato psicológico. Cómo defenderse del mobbing y de otras formas de acoso. Espasa Calpe, 2002. 16 Disponible en http://internet.mtas.es/Insht/ ntp/ntp_476.htm 22 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales siones un grupo) ejerce una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente (como media una vez por semana) y durante un tiempo prolongado (como media unos seis meses), sobre otra persona/s en el lugar de trabajo, con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la víctima/s, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que, finalmente, esa/s persona/s acaben abandonando el lugar de trabajo (…)”. Desde la doctrina judicial española también se ha intentado concretar el acoso moral en el trabajo; algunas de las definiciones aportadas son muy completas e insisten en la idea de que este tipo de acción va más allá de un ejercicio inadecuado o abusivo del poder de dirección. La labor jurisprudencial en España ha sido considerable y ha desempeñado una auténtica tarea de construcción del significado jurídico del término acoso 17 moral a partir del concepto clínico . Al mismo tiempo, los tribunales han dado respuesta motivada a las demandas planteadas por las víctimas de este tipo de acoso, en unos casos para posibilitar la resolución de los contratos de trabajo, en otros para decidir sobre el cese inmediato de los comportamientos lesivos y el abono de indemnizaciones por los daños y perjuicios irrogados, así como para calificar las situaciones de incapacidad temporal o permanente asociadas a comportamientos de acoso como Accidentes de Trabajo (AT) merecedores de la protección específica que la Seguridad Social española prevé para los riesgos profesionales. En suma, y aunque no existe una total unanimidad en la doctrina científica y judicial en cuanto 17 Entre otras, STS (contencioso-administrativo), de 23 de julio de 2001, (RJ 8027); STSJ País Vasco, de 5 de julio de 2004, (JUR 202473); STSJ Castilla y León (Burgos), de 22 de abril de 2003, (AS 518); SJS nº 7 de Murcia, de 7 de marzo de 2003, (AS 1137); STSJ Cataluña, de 25 de febrero de 2003, (JUR 117039); STSJ Galicia, de 12 de septiembre de 2002, (AS 2603); STSJ Comunidad Valenciana (contencioso-administrativo), de 25 de septiembre de 2001, (RJCA 2002/548); STSJ Navarra, de 15 de junio de 2001, (AS 230916); SJS nº 2 de Girona, de 17 de septiembre de 2002, (AS 2691); SJS nº 32 de Barcelona, de 16 de septiembre de 2002, (AS 2637), SIS nº 1 de Bilbao, de 22 de marzo de 2002, (AS 2633), SJS nº 2 de Pamplona, de 24 de septiembre de 2001, (AS 3192); SJS nº 33 de Madrid, de junio de 2001, (AS 1667). a las notas definitorias del acoso moral, sí que pueden encontrarse algunos elementos definitorios estructurales respecto a los cuales existe un 18 cierto consenso : > Violencia o maltrato psicológico, considerando como tal una conducta o acción de hostigamiento, persecución o violencia psicológica contra una persona o conjunto, que no debe confundirse con una mera situación de tensión en el trabajo o mal clima laboral, frecuente en algunas empresas o centros, y a veces, consustancial a determinados entornos laborales problemáticos. En este sentido, es preciso tener en cuenta la siempre complicada delimitación entre acoso moral y las 19 tensiones o presiones laborales . > Comportamiento persistente, sistemático y reiterado en el tiempo, que ha de ejercerse de forma sistematizada y durante un tiempo prolongado que, por ejemplo, la NTP 476 del INSHT ya mencionada fija en seis meses. No obstante, este plazo no debe considerarse un referente absoluto, ya que lo importante no es tanto la duración en sí, sino la idea de una continuidad en la violencia encaminada a la destrucción psicológica o moral del trabajador. > Con intencionalidad de dañar personalmente a la víctima, es decir, que debe existir un propósito claro de perjudicar psíquica, 18 Siguiendo a Cavas Martínez, F.: Derecho de la prevención y nuevos riesgos laborales, AS, nº 18, 2005, pp. 5 y ss. En idéntico sentido, Molina Navarrete, C.: La tutela frente a la violencia moral en los lugares de trabajo: entre prevención e indemnización, AS, Tomo V, 2001, pp. 1142 y ss.; Agra Viforcos, B.; Fernández Fernández, R. y Tascón López, R.: El acoso moral en el trabajo (mobbing): análisis sobre la limitada respuesta jurídica a un antiguo problema de reciente estudio y futura solución legal, Estudios financieros, Revista de Trabajo y Seguridad Social, nº 233-234, 2002, pp. 7 y ss. y Sanahuja Vidal, M.: Acoso moral en el trabajo: tratamiento jurídico (mobbing), AL, nº 30, 2202, pp. 642 y ss. 19 Sentencias del Juzgado de lo Social de Murcia, de 7 de marzo de 2003, y del TSJ de Andalucía, de 9 de noviembre de 2005. Ambas han sido comentadas, la primera por Cordero Saavedra, L.: La delimitación jurídica entre el acoso moral y las tensiones laborales en AS, nº 6, 2003 y la segunda por Borrajo Dacruz, E.: Acoso moral y presión laboral, AL, nº 3, 2006. Nº 38 • Mayo de 2007 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 23 © Latin Stock www.riesgos-laborales.com Una de las características que definen el acoso moral es el comportamiento persistente, sistemático y reiterado en el tiempo. laboral y socialmente al individuo que sufre el acoso; tiene que constatarse la existencia de un plan de seguimiento específico con el propósito de desestabilizar y minarle emocionalmente, con la creación a su alrededor de un entorno laboral humillante y hostil, con el objetivo de deteriorar su capacidad laboral y desembarazarse de ella. Téngase en cuenta que “la voluntariedad consciente en la búsqueda del resultado de humillación o vejación es un elemento normal de [este] 20 comportamiento ”. > No es preciso que se produzcan daños en la salud física o psíquica de la víctima. Tal y como parece desprenderse de algunas de las sentencias examinadas (SJS Madrid, de 18 junio 2001, y de Murcia, de 30 de mayo de 2003). 20 Fernández López, Mª. F.: El acoso moral en el trabajo ¿una nueva forma de discriminación?, Revista de Derecho Social, nº 19, 2002, p. 59. Nº 38 • Mayo de 2007 > Existencia de un poder asimétrico, no necesariamente jerárquico ya que el acoso moral se produce entre sujetos desiguales, de modo que el acosador se halla en posición de 21 superioridad respecto al acosado . En este sentido, no puede obviarse que las relaciones laborales son jerárquicas, en las que la existencia de intereses contrapuestos es inherente y que, como tales, implican a personas que ordenan y a otras que obedecen (subordinación/dominación). Sin embargo, ese poder que permite al hostigador desarrollar su comportamiento, no tiene por qué derivar de una situación de jerarquía sobre el agredido (vertical), sino que puede tratarse de una situación 22 de superioridad fáctica (horizontal) . 21 Pineda Segura, C.: El hostigamiento psicológico en el trabajo. El mobbing. Estudios financieros, Revista de Trabajo y Seguridad Social, nº 215, 2001, p. 146 o Mella Méndez, L.: El acoso psicológico en el derecho del trabajo, TS, nº 145, 2003, p. 16. 22 Sobre el horizontal, vid. Galán Vega, Mª. J.: Acoso moral: mobbing horizontal. AS, nº 17, 2005 que lo define como “el practicado por Medidas de prevención específicas y responsabilidades empresariales 23 Desde la LPRL , se establece un deber general de protección que recae sobre el empresa24 rio (art. 14) . La principal consecuencia jurídica que de ello se deriva no puede ser otra: es éste, como titular de la organización productiva y deudor de seguridad en el marco del contrato de trabajo, el sujeto obligado a evaluar y prevenir todos los riesgos laborales y, entre ellos, los psicosociales. Concebido de una manera tan amplia, poco los propios compañeros del trabajador, con la finalidad igualmente de desgaste físico y psicológico y con el fin de tener mayor poder en la empresa con futuros ascensos o permanencia en ésta u otras prebendas empresariales”. 23 Constituida por la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales y el Reglamento 39/1997, de Servicios de Prevención. 24 Alarcón Caracuel, M. R.: Los deberes del empresario respecto a la seguridad y salud de sus trabajadores, en VVAA: La Prevención de Riesgos Laborales. Aspectos clave de la Ley 31/1995. Aranzadi, 1996, pp. 107 y 108. Gestión Práctica de • 23 Riesgos Laborales 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 24 > TENDENCIAS importa que la normativa española específica haga mención explícita o no a ellos. Sin embargo, no deja de llamar la atención que pese a “la relevancia de este tipo de comportamientos para garantizar eficazmente el derecho de los trabajadores a un ambiente laboral saludable, ninguna modalidad de acoso moral, ni siquiera la del acoso sexual, aparece expresamente menciona25 da en la LPRL ”. Esta primera impresión, tan ligada al tenor literal de la norma, no debe llevar a engaño, ya que la tutela frente a todo tipo de riesgos para la salud, incluidos los psicosociales, está integrada en el ámbito objetivo o material de aplicación de la LPRL y en el derecho de los trabajadores a una protección eficaz en materia de salud laboral. El problema puede afrontarse perfectamente desde la normativa de Prevención de Riesgos Laborales y sus instrumentos de protección de la salud de los trabajadores, pese a la escasez de referencias concretas y específicas. Y ello porque, según la concepción prevencionista, hay que atender cualquier condición presente en el trabajo susceptible de ser fuente de riesgos para la integridad, vida o salud de los trabajadores, para prevenir sus posibles resultados dañosos. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales impone al empresario deberes generales de prevención, con derechos correlativos de los trabajadores a un adecuado nivel de protección, mediante la organización y los medios necesarios y una labor de información y de formación de éstos, de mejora de conocimientos sobre prevención de riesgos y de fomento de una actitud positiva y una cultura de prevención en todos los niveles de la empresa con un papel significativo de las intervenciones colectivas en la fase de elaboración y aplicación de las políticas de prevención. De acuerdo con el art. 14 de la LPRL, el empresario debe garantizar la seguridad y salud de los trabajadores a su servicio, con la adopción, en el marco de sus responsabilidades, de cuantas medidas sean necesarias para este fin, siguiendo un sistema de gestión y planificación de las actividades preventivas y con una organización y los medios necesarios. Por tanto, el empresario, como garante de la seguridad y salud laboral de sus trabajadores, tiene obligación de mantener, o al menos promover, un ambiente o clima laboral sano, adoptando las medidas tendentes a evitar que la prestación de servicios de sus trabajadores dé lugar a lesiones psíquicas. Sobre la base de tales previsiones, no parece precipitado aseverar que, en la legislación específica, se abarcan todos los riesgos que puedan tener como origen el trabajo, lo que incluye también los riesgos psicosociales. Una vez reconocidos los riesgos psicosociales como riesgos laborales la consecuencia es obvia: han de aplicarse a este tipo de situaciones todas las normas generales referidas a la gestión de los riesgos laborales. Y es que es un equívoco actuar frente a ellos de forma individual, como se ha hecho. Las investigaciones más recientes sobre la materia, insisten en la idea de que lejos de ser abordados como fenómenos individuales y subjetivos, es necesario intervenir colectivamente, desde las empresas y la propia sociedad. Es por ello por lo que la PRL va a resultar determinante en su control empresarial. No obstante, los principios generales de la acción preventiva, y más concretamente la evaluación y la planificación, no pueden aplicarse de un modo mecánico respecto a los riesgos psicosociales, porque la actuación preventiva en este ámbito requiere afrontarlos desde el lugar de trabajo; y para ello se requiere un compromiso serio de toda la línea 26 jerárquica de la organización . Si, como líneas atrás se apuntaba, el empresario está obligado a prevenir su aparición, es obvio que para ello deberá adoptar las medidas preventivas correspondientes. En caso de que las medidas preventivas devengan inútiles y este tipo de riesgos finalmente se produzca, deberá poner en marcha disposiciones eficaces e inmediatas © Latin Stock 25 Molina Navarrete, C.: Violencia moral en el trabajo: conducta prohibida y formas de tutela en los Derechos Europeos, en www.prevencionintegral.com El empresario está obligado a adoptar las medidas necesarias para evitar las lesiones psíquicas de los trabajadores. 24 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales 26 Cavas Martínez, F.: Derecho de la prevención y nuevos riesgos profesionales, op. cit. Nº 38 • Mayo de 2007 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 25 www.riesgos-laborales.com para remediarlos y evitar su reproducción futura. Y es que no hay que olvidar que tiene una obligación de seguridad respecto a sus empleados, cuya efectividad debe asegurar. Por tanto, el diseño y puesta en práctica de esta política preventiva de personal en relación a la posibilidad de sufrir alguno de los nuevos riesgos laborales apuntados en los lugares de trabajo es un problema técnico a asumir por la concreta modalidad de organización técnica de la prevención seleccionada en cada empresa a tenor de las opciones abiertas por el art. 30 de la LPRL. La interpretación del profesional La doble valoración de las condiciones objetivas del puesto de trabajo –factores ambientales y organizativos– y de las subjetivas del trabajador –especial sensibilidad a ciertos riesgos–, aunque puede apoyarse en la existencia de códigos o guías estandarizados conforme a la experiencia, exigirá una especial capacidad de comprensión por parte del técnico especializado en ergonomía y psicosociología aplicada a la Prevención. Estas situaciones requieren no sólo el establecimiento de una específica estrategia de medición para asegurar que los resultados sean fiables, sino también, y sobre todo, una interpretación o aplicación no mecánica, por lo que, a falta de los criterios de evaluación, habrá que confiar básicamente en la directa apreciación profesional acreditada de un técnico de nivel superior y en los métodos o criterios recogidos en las 27 guías del INSHT (como NTP 476/1998 ). En este ámbito adquiere especial importancia la labor de profesionales como los técnicos de prevención y los médicos de empresa, además del destacado rol que desempeñan los representantes de los trabajadores con competencias en materia de Prevención de Riesgos Laborales (delegados de personal y comités de empresa, delegados de prevención y comités de Seguridad y Salud). Y ello como consecuencia de que el problema preventivo que generan no es sólo una cuestión técnica, sino que es también, y sobre todo, una cuestión de política de empresa, por tanto requiere la adopción de una amplia gama de medidas organizativas que, definidas por la propia compañía, incumbe 27 También INSHT: Mobbing, violencia física y acoso sexual. INSHT, 2001. Nº 38 • Mayo de 2007 aplicar efectivamente a cualquier persona que tenga una responsabilidad en el proceso de toma de decisiones respecto a la gestión de personal. 28 Medidas de tipo organizativo, de resolución de conflictos, culturales… son algunas de las iniciativas que pueden ponerse en marcha para prevenir los riesgos psicosociales Entre las iniciativas a adoptar en el proceso de planificación e intervención deberían encontrar29 se desde medidas de tipo organizativo hasta medidas procedimentales de resolución del conflicto interpersonal antes de su cronificación mediante la 30 intervención de terceros , pasando por otras de tipo educativo o cultural orientadas a prevenir de forma general y anticipada los comportamientos que provocan tales riesgos o a evitar que se reiteren; con la inclusión aquí de medidas como el entrenamiento de trabajadores y directivos en habilidades de relación interpersonal o de carácter asistencial, entre las que se encuentran todas aquellas acciones orientadas a proporcionar tratamientos psicoló31 gicos y de rehabilitación a las víctimas . Desde el punto de vista de la Prevención de Riesgos Laborales, los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación de la acción preventiva 28 Molina Navarrete, C.: Violencia moral en el trabajo…, op. cit., en www.prevencionintegral.com 29 Dado que los problemas generados por este tipo de nuevos riesgos se vinculan, en un elevadísimo porcentaje de casos, a deficiencias de organización del trabajo, y por tanto del diseño ergonómico ambiental del mismo, no parece dudoso que hay que otorgar a las medidas organizativas y de gestión un papel estelar en la política preventiva de la empresa, ya sean característica de una intervención ergonómico-preventiva o, como será más frecuente, propias de una intervención ergonómico-correctora. 30 Como ocurre en el reconocimiento de procedimientos simples, imparciales y claros para formular quejas o reclamaciones que permitan proteger eficazmente su posición laboral, la creación de instancias internas de mediación y/o arbitraje, para devolver la confianza en la acción de grupo, sin descartar la acción de los delegados de prevención, órganos especializados de representación de los trabajadores en materia preventiva o el establecimiento de canales que permitan la exteriorización del problema, tanto individual como, sobre todo, social, que representa la proliferación de estas conductas en la vida laboral. 31 En este ámbito de acción especial tiene interés la intervención de los servicios de prevención, que hacen las funciones de consejeros de empresa, según una figura propuesta en diferentes proyectos de ley aparecidos en diversos países europeos y ya prevista por la Resolución del Parlamento Europeo, de 11 de febrero de 1994, en materia de acoso sexual. Gestión Práctica de • 25 Riesgos Laborales 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 26 > TENDENCIAS A modo de ejemplo, los protocolos del INSHT han tomado como modelo el sistema escandinavo, fijando una evaluación completa de riesgos psicosociales. Este arquetipo, a diferencia de otros, utiliza un sistema generalista de evaluación que busca examinar los factores organizativos que pueden incidir en la salud mental y dignidad de los trabajadores y establecer medidas para impedir la generación de riesgos psicosociales. El sistema presenta la ventaja –frente a otros como el francés o el belga, más centrados en la gestión del conflicto una vez producido, en los sistemas de conciliación y en el reforzamiento de los flujos de comunicación en el interior de las empresas– de contemplar, tanto los atentados contra la dignidad, como el acoso, el estrés profesional y demás riesgos psicosociales. Esta evaluación deberá ser revisada y actualizada cuando cambie cualquier factor o condición de los analizados –modificaciones organizativas, nuevas tecnologías, reestructuración de personal, falta de recursos, carga de trabajo, situaciones en las condiciones personales o biológicas de algún empleado–, cuando se materialice alguno de los riesgos a los que se viene haciendo referencia y cuando de ello se haya podido producir algún daño para la salud (psíquica o física) de los trabajadores. Habida cuenta de que este tipo de riesgos son de difícil erradicación, pero no de imposible prevención ni de dificultosa detección una vez manifiesta los primeros síntomas, ya surgido va a resultar preceptivo evaluar el riesgo de que degenere para adoptar las medidas oportunas para combatirlo y prevenir nuevas manifestaciones en el futuro. En cuanto a la planificación de la actividad preventiva, el empresario está obligado a estable- 26 • Gestión Práctica de Riesgos Laborales © Latin Stock en la empresa son la evaluación de riesgos laborales y la planificación de la actividad preventiva (art. 16 de la LPRL). En cuanto a lo primero, la evaluación inicial va a resultar determinante para la adecuada identificación de los riesgos de cara a elaborar la estrategia preventiva más eficaz. Se podrán utilizar los métodos o criterios recogidos en normas UNE, guías del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, etc., en ausencia de normativa específica, incluyendo el análisis de los riesgos psicosociales, especialmente de aquellos aspectos o factores como la sobrecarga en el trabajo, los aspectos organizativos, la distribución de responsabilidades, la toma de decisiones, así como las características personales y psicológicas de los trabajadores. La evaluación de los riesgos debe ser revisada cuando cambie cualquier factor de los analizados, como nuevas tecnologías, carga de trabajo… cer un plan en el que se integren medidas preventivas tendentes a evitarlos o, una vez surgidos, a evitar las repercusiones en la salud de los trabajadores, en la formación e información y en la vigilancia periódica de la salud. El plan de PRL deberá incluir la estructura organizativa, las responsabilidades, las funciones, las prácticas, los procedimientos, los procesos y los recursos necesarios para realizar la acción de prevención de riesgos en la empresa. En este sentido, la Nota Técnica de Prevención 476 del INSHT a la que ya se ha hecho referencia anteriormente, afirma que “el sustrato que favorece la aparición de este tipo de conductas se encuentra ligado a dos aspectos: la organización del trabajo y la gestión de los conflictos por parte de los superiores”, y los dos encuentran un cauce privilegiado en el plan de prevención. la estructura institucional que sostiene las relaciones jurídico-laborales en España. Que el ordenamiento jurídico español no haya sido capaz de ir más allá de la perspectiva reparadora clásica resulta, como poco, extraño y debería dar que pensar. Conclusión En este sentido, parece del todo preciso desarrollar y aplicar nuevas políticas de prevención de riesgos laborales a la vista de los fallos existentes en la puesta en práctica de la legislación española y de la preocupante evolución de la siniestralidad laboral. Y esto porque ya es habitual considerar que se ha producido una deficiente incorporación de ese nuevo modelo de prevención de riesgos laborales pretendido por la LPRL, tanto en la versión inicial de 1995 como en su reforma de 2003, principalmente a causa de la postulación a favor de un cumplimiento más formal que eficiente de la normativa, y por la falta de adecuación de ésta a las nuevas formas de organización del trabajo. La aparente repercusión social que los nuevos riesgos sociales, como el estrés o el acoso moral, parecen haber vivido en los últimos tiempos ha tenido, sin embargo, una muy escasa incidencia en Probablemente todo se deba a que el éxito de esta norma “dependía y depende no sólo del establecimiento y el respeto de las reglas, aunque éstas y su observancia sigan siendo elemen- Nº 38 • Mayo de 2007 18-27 Nuevas estrategias.qxd 24/4/07 17:49 Página 27 www.riesgos-laborales.com tos indispensables para garantizar la seguridad y salud laboral, sino también de la instauración de compromisos, actitudes y motivaciones creando una sensibilidad y cultura medioambiental y de seguridad en la empresa, que la Ley no ha con32 seguido suficientemente ”. Ante el agravamiento de las exigencias legales y de los controles por parte de la Administración Pública, la respuesta empresarial ha sido inmediata: cumplimiento riguroso de las exigencias documentales para satisfacer el control externo y formalista llevado a cabo por ésta y evitar la sanción administrativa procedente. 33 Este alcance profiláctico de las normas sancionadoras y de imputación de responsabilidades económicas no desmerece una consideración jurídica positiva, pero si se hace en evidente detrimento de la eficacia práctica pretendida por estas medidas, la valoración forzosamente cambia. En un contexto como el expuesto, lo ideal es que las nuevas técnicas se conciban como complementarias y enriquecedoras del marco institucional ya existente, al tiempo que se percibe la necesidad de incorporar nuevas técnicas de tutela más adaptadas a las nuevas exigencias de flexibilidad de las empresas derivadas de una economía abierta. En otras palabras, se trata de transitar de un modelo en el que se ha prestado una especial atención a la fijación de deberes y responsabilidades cuyo incumplimiento entrañaba sanciones económicas a otro en el que, sin abandonar aquél, se acentue el elemento organizativo dirigido a poner en marcha mecanismos de prevención y, con ello, a extender la cultura de la prevención. Evidentemente, la necesidad de una legislación específica que contribuya a aclarar y resolver muchos de los problemas que continúan quedando pendientes de respuesta legal genera una gran inseguridad jurídica en temas que tienen una gran relevancia social. Sin embargo, desde el marco jurídico-preventivo existente, es perfectamente posible fiscalizar tanto la falta de evaluación de riesgos psicosociales como la de medidas preventivas, ambas responsabilidades empresariales en el marco de garantizar una 32 Rodríguez-Piñero, M.: “Nuevos enfoques…”, op. cit., p. 6. 33 Cruz Villalón, J.: “Ambiente de trabajo y nuevas técnicas normativas”, RL, n° 10, 2006, pp. 9 y ss. Nº 38 • Mayo de 2007 Uno de los puntos neurálgicos de esa cultura de la prevención ha de radicar en la creación de una organización de trabajo clara y transparente, evitando lo que se ha llamado organizaciones tóxicas protección eficaz de sus trabajadores. La línea a seguir debe ser, por tanto, fundamentalmente preventiva pero bajo el imperio de ese nuevo enfoque de la seguridad y salud en el trabajo introducido por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y que, más allá de la mera aplicación de medidas de seguridad de carácter fundamentalmente técnico, se traduce en la necesaria integración de la actividad preventiva en todas las decisiones y actuaciones empresariales que se adopten en la empresa en cualquier ámbito y en todos sus niveles jerárquicos. Uno de los puntos neurálgicos de esa cultura de la prevención ha de radicar en la creación de una organización de trabajo clara y transparente, evitando lo que se ha llamado organiza34 ciones tóxicas . La adopción de estas medidas requiere acciones de formación de trabajadores y sus representantes y mandos intermedios, así como actuaciones de coordinación entre empresas; en definitiva, el compromiso del empresario y de la dirección de personal con políticas preventivas eficaces y que, promovidas desde los interlocutores sociales, suponga la introducción de cláusulas concretas en los convenios colectivos, y exija a las actuales estructuras representativas que se tomen en serio este problema y actúen en consecuencia. Sin embargo, la prevención tiene que ir precedida de un trabajo previo de comprensión de lo que está pasando y de lo que está en juego. En caso contrario, se corre el riesgo de idear y aplicar recetas que no lleven a ningún lugar. Con todo, la situación española respecto a la evaluación y valoración de riesgos psicosociales está en un estado incipiente por razones diversas, entre las que se encuentra la falta de metodologías adecuadas 35 y la dificultad que esta labor constituye . Lo que comienza a ser más que evidente es que adoptar la política del avestruz frente a este tipo de riesgos no está teniendo los efectos deseados. Aplicando la máxima de lo que no se ve, no existe, no se ha conseguido más que banalizar y dramatizar sobre sus consecuencias sociales. 34 Cubo Mayo, A. y Pérez-Bustamante Mourier, J.P.: El derecho a la dignidad en el ámbito laboral. Acoso en el trabajo: moral y sexual…, op. cit. 35 Schaufeli, W. y Salanova, Mª. L.: ¿Cómo evaluar los riesgos psicosociales en el trabajo? Revista Seguridad y Salud en el Trabajo (INSHT), nº 20, 2002, pp. 4 y ss. Gestión Práctica de • 27 Riesgos Laborales