LA PEDAGOGÍA DE DIOS Dios mismo a lo largo de toda la historia sagrada y principalmente en el evangelio, se sirvió de una pedagogía que debe seguir siendo el modelo de la pedagogía de la fe. Esta pedagogía de Dios, el estilo de educar que Dios tiene, habrá de ser siempre punto de referencia y objeto de un mayor conocimiento para cualquier tipo de educación, no solo la educación en la fe. Es un modo de enseñar y de formar al hombre desde dentro, centrado en la grandeza de ser imagen y semejanza de Dios La aportación de la pedagogía de Dios a la educación y a las Ciencias de la Educación resulta siempre muy importante, pero más ahora que se está en una sociedad que más que productos, necesitamos fuerza desde lo interior, libertad creadora, impulsos esperanzados hacia el futuro, confianza para obrar y, sobre todo para ser. PEDAGOGÍA DE DIOS, ESTILO DE EDUCAR CARACTERIZADO POR LA CONDESCENDENCIA La pedagogía de Dios se hace presente en la historia de la salvación, ahí donde se entremezclan la acción de Dios y la reacción del hombre, la llamada de Dios y la respuesta del hombre. Esa relación educativa se manifiesta con un estilo, para ello no habremos de olvidar la fuerza expresiva del término estilo. El estilo no se refiere al contenido de fondo, o esencia de un arte, sino a la manera modo o forma de obrar y expresarse, ese estilo, es sin lugar a dudas un acto creativo que requiere el uso efectivo de la propia personalidad como instrumento. Ello exige cualidades de apertura, la persona debe desear revelarse a sí misma y permitir a los demás que le vean tal como es, que sepan lo que piensa, lo que cree, y por lo que mueve. La pedagogía de Dios es un estilo pedagógico, un tono educativo vital. Cabe preguntarse ¿En qué consiste ese estilo? ¿Qué supone esa pedagogía divina? Afirma el Concilio Vaticano II “Sin mengua a la verdad y a la santidad de Dios, la Sagrada Escritura nos muestra la admirable condescendencia de Dios, para que aprendamos su amor inefable, y como adapta su lenguaje a nuestra naturaleza con su providencia solÍcita” El significado etimológico de esa condescendencia divina expresa el acto de descender juntos, (con) o al mismo tiempo, significa bajar a un nivel inferior o adaptarse a la capacidad del otro. La condescendencia divina es la expresión del amor inefable de Dios, y de su deseo de adaptarse a la naturaleza humana, y no consiste en bajar con otro, como si este estuviera arriba con el primero, sino que es bajar para estar con otro, para ponerse a su alcance y entablar un dialogo gratuito y cariñoso donde la palabra tiene un protagonismo especial. Dios desvela su intimidad y se nos abre usando nuestro propio lenguaje humano. La condescendencia divina no se agota en su lenguaje, sino que empapa todo los momentos, actitudes y detalles en la relación de Dios con el hombre desde la creación misma. De la condescendencia de Dios interesan aquellos aspectos que mas directamente inciden en la dimensión educativa y por ello nos centraremos en los tres siguientes: Dios servidor Dios que desciende para acercarse Dios que desciende para hablar CONDESCENDENCIA EN EL SERVICIO Aunque la expresión de Dios como servidor en la tradición judía resulte una paradoja, ya que como SEÑOR, es a Él a quien se sirve, la Sagrada Escritura nos muestra en diferentes pasajes como Dios ha querido servir a su pueblo desde siempre, el libro del Éxodo: “Yahvé los precedía de día en la columna de nube para marcarles el camino, y en la columna de fuego de noche para alumbrarlos, así podían caminar tanto de día como de noche.” Será en Jesucristo el nuevo servidor, en quien se manifieste con más claridad esta actitud de servicio. Jesús mismo se presenta como aquel que viene a servir y no a ser servido. Esto se pone de manifiesto en el pasaje evangélico del lavatorio de pies, sin duda esta escena es modélica de la condescendencia, en ella se une el símbolo y la explicación de una perfecta realización didáctica. En ella enseña a abajarse para servir humildemente por amor, Jesús habla de cómo Él, que de verdad es Maestro, condesciende ante los discípulos. Además esta habrá de ser norma para los discípulos, a quienes promete que serán bienaventurados si actúan así. De esta manera Jesús ofrece una manera de actuar que rompe con los modelos raquíticos de la acción educadora que estaba apoyada en la diferencia y separación del maestro y el discípulo. REFLEXIÓN De esta misma manera, Jesús, el Divino Maestro, nos sigue llamando a todos aquellos que hemos sido invitados a educar en la fe, nos invita a imitar su actitud de servicio, y que se vea reflejada en nuestras actitudes hacia todos aquellos catequizados que tenemos a nuestro cuidado. Este ministerio de formación del niño o del joven, requiere entonces una actitud de apertura total de nuestra persona como formadores en los misterios de Dios. CONDESCENDENCIA EN EL ACERCAMIENTO También en la Sagrada Escritura, desde el Antiguo Testamento se nos hace presente el acercamiento de Dios con su pueblo, ejemplo de esta aproximación la encontramos de manera especial en el libro del Éxodo. Estos descensos que destacan la cercanía de la presencia de Dios y su preferencia por los justos y humildes tienen una dimensión salvífica. La nueva y definitiva presencia de Dios es la Encarnación, versículo 14 del prologo del Evangelio de San Juan “…y habitó entre nosotros…”, nos lleva nuevamente a la condescendencia de Dios en su presencia cercana. La Encarnación del Verbo ha hecho posible la presencia cercana de Dios, de una manera única y especial, porque en la carne asumida por el verbo se realiza la presencia personal y tangible de la que el templo, la tienda y la Ley no eran más que una sombra profética, presencia prefigurada y esperada en todo el Antiguo testamento…En la carne, el verbo está entre nosotros. Esta condescendencia no tiene otro fin que nuestra elevación; este empobrecimiento, nuestro enriquecimiento; esta humillación nuestra exaltación. El hecho de que Dios se encarne no implica, que El se haya rebajado; el que ama, cuanto más condescendiente, mas se eleva, pues eleva consigo a aquel a quien ama. Así como nos dice San Gregorio Nacianceno, Dios se hace próximo, cercano, comprensible. REFLEXIÓN Tengamos siempre presente la iniciativa de Dios de acercarse a nosotros, su pueblo. A imitación del único Maestro, los formadores en la fe, al realizar nuestro servicio, estamos llamados a tener esa aproximación de amor con quienes educamos en los misterios de Dios; es menester conocer sus vidas, sus necesidades, sus esperanzas; de ahí que nuestra catequesis ha de ser personalizada. Meditemos en nuestra propia experiencia de Dios, hemos sido tocados por Él, de manera muy particular en las diferentes circunstancias de nuestras vidas, en ocasiones con retos, otras veces con alegrías y situaciones muy particulares. Igualmente nuestros alumnos tendrán ese encuentro con Dios muy en su particularidad, siendo nosotros los que ayudemos a propiciar ese acercamiento; trabajando siempre en el amor. CONDESENDENCIA POR LA QUE DIOS HABLA EL LENGUAJE DEL HOMBRE Jesús es la verdadera encarnación de la Palabra. La condescendencia de Dios se aprecia de una manera clara, en el lenguaje. La palabra nos conecta, nos comunica con el otro. A través de la palabra se descubre el conocimiento, la revelación. Palabra encarnada es, fundamentalmente, palabra reveladora, porque sabe desvelar, hacer visible lo invisible, más cercano lo que estaba lejos; comprensible lo incomprensible. Desvelar es comunicar la verdad. Dios, pues ha enviado a su Hijo para hablarnos. A través de la palabra Dios entra en comunión interpersonal con el hombre. Pero la palabra de Dios es de amor y de amistad. El altísimo, el trascendente se hace cercano: Dios con nosotros. Este gesto de condescendencia no puede tener otro significado que el de salvación y amistad. La palabra lleva consigo la finalidad de encuentro, provoca el encuentro porque la palabra se hace realidad en el encuentro con un tu. La encarnación es la más clara condescendencia del lenguaje divino. La condescendencia como adaptación del lenguaje, aparece en los Padres con especial constancia. Ese bajarse para ponerse al nivel del auditorio, es como una condición fundamental de la condescendencia. REFLEXIÓN Asimismo el lenguaje de quien comunica la fe, habrá de ser condescendiente con sus destinatarios, usando su propio lenguaje y maneras de expresión; esto hará que el mensaje divino que se comparte con ellos, sea acogido en un ambiente de familiaridad. Evitando el uso de conceptos abstractos, siempre adaptándose a su contexto de vida, sus lugares cotidianos, sus palabras, sus experiencias; desde donde es necesario que parta la catequesis. PROPUESTAS CONCRETAS PARA LA ACCIÓN EDUCATIVA La pedagógica divina que ha sido siempre un punto de referencia para nuestra Iglesia, es esencialmente pedagogía de la condescendencia y consiste fundamentalmente en una forma de educar, porque es verdad que Dios tiene una forma, un estilo de educar. El arte de educar de Dios tiene características determinadas: DA PRIORIDAD A LAS ACTITUDES INTERIORES DEL MAESTRO como vehículo para suscitar actitudes valiosas en los alumnos o catequizados. Es por tanto una pedagogía, un estilo apoyado en los valores que hacen más digno al hombre: un estilo humanista y a la vez cristiano, convencido de que sólo en Cristo el hombre descubre todo su valor. TIENE SU FUENTE EN EL AMOR. El amor aparece como el motor y camino de todo proceso educativo, y esto hace posible que existan fuerzas desde dentro para poder realizarlo con perfección. Cariño e ilusión por lo que se hace, además, amor a las personas que se catequizan y se educan. FAVORECE EL ENTUSIASMO POR LA LABOR DOCENTE, ocupación digna de ilusión y de esfuerzo, hace posible un esmero continuo por cuidar los detalles más pequeños que inciden en esta labor. Esta se hace más viva, más alegre y por lo tanto más eficaz y motivadora. CREA UN AMBIENTE DE COMPRENSIÓN Y CERCANÍA que decisivamente facilita el aprendizaje. Los alumnos se sienten respetados, valorados y apreciados; razones que favorecen una respuesta responsable. Es mayor la eficacia porque es mayor la ilusión y menor el esfuerzo. Hacer docencia más amable es uno de los retos de la educación. Muchos de los fracasos escolares, que cada día preocupan más, tienen su raíz en lo poco atractiva que han hecho la enseñanza y la educación. BUSCA QUE EL EDUCANDO CREZCA EN SU SER LIBRE Y DISTINTO La sociedad actual no facilita el desarrollo armónico de la diversidad personal. Los estereotipos se imponen y así las frustraciones son cada vez más frecuentes, porque las diferencias personales siguen siendo un hecho indiscutible. Es necesario ayudar a que cada cual se acepte como es, se conozca, se valore y se estime. PROPICIA QUE LA RELACIÓN CON DIOS PERSONALICE AL HOMBRE ya que al relacionarse con Dios lejos de verse anulado o disminuido, el hombre se personaliza, lo hace ser mas él mismo, porque el más profundo significado de la educación personalizada se halla no en ser una forma o método nuevo de enseñanza más eficaz, sino en convertir el trabajo de aprendizaje en un elemento de formación personal. Se debe entonces de conocer las, necesidades, limitaciones e ilusiones de quienes se educan, previo a este proceso de formación que personalice al catequizado. PROMUEVE LAS ACTITUDES EDUCATIVAS que hoy más que nunca están subrayadas en los términos de adaptarse, comunicar, bajarse dialogar, tomar en serio, consideran la debilidad, encuentro amistoso, etc. Han aparecido en el estudio de la condescendencia y están cargadas de invitaciones a la práctica educativa. TIENE ACTITUD DE SERVICIO aún en los detalles más pequeños de la acción educativa. La educación es un servicio y el maestro un servidor. Esta actitud va mas allá de las posibilidades y las obligaciones de servir que brindan las estructuras catequéticas y docentes. Es necesario abrir caminos nuevos, a veces se brindan y otras veces es preciso buscarlos. VALORA LA CERCANÍA ESPECIAL , ya que es una cercanía de alguien que ayuda a caminar, conviene bajar el estrado, en que tantas veces se encuentran instalados los docentes, estrados que dan seguridad, es necesario bajarse del estrado, no como bajarse físicamente, sino como una aproximación en la condescendencia. ADAPTA EL LENGUAJE ya que en ocasiones se usa un lenguaje incomprensible que imposibilita la comunicación, y por lo tanto el hecho educativo en sí; un lenguaje incomprensible no siempre transporta una calidad especifica en el conocimiento. La adaptación en el lenguaje es uno de los grandes retos educativos. Solo a partir de la inteligibilidad de los contenidos se podrá elevar la calidad de la enseñanza. BUSCA LA PROGRESIVIDAD EDUCATIVA, que también aparece como una de las características de la pedagogía divina. Es importante entender que el proceso tiene que ser eficaz, sistemático y secuenciado, no disperso, es entender que el proceso de mejora tiene un ritmo específico, unas etapas determinadas, que no se deben quemar bajo ningún concepto. Sin lugar a dudas las líneas fundamentales de la Pedagogía Divina, como condescendencia, deben de impregnar el resto de cuestiones que trata la Pedagogía de la Fe, especialmente los apartados más específicamente didácticos. Este estilo educativo –viejo y nuevo- hará eficaz el proceso de maduración cristiana en la catequesis o en la escuela. Extracto del libro Introducción a la Pedagogía de la fe EUNSA (Pujol, Domingo, Gil, Blanco)