EL HOMBRE DE MAYOR FAMA Antonio Mira de Amescua Edición de Manuel Fernández Labrada EL HOMBRE DE MAYOR FAMA COMEDIA FAMOSA DEL DOCTOR MIRA DE AMESCUA Hablan en ella las personas siguientes: H ÉRCULES JASÓN CRISANTO, pastor A UGONIO, pastor U N MAYORAL L AURENTE, pastor D OS SALTEADORES CACO, ladrón E L REY DE ITALIA [E URITO] A QUILORO [A QUILEO] D IAMIRA A NTEO E NOC L ICAS N ESO, centauro [Y OLE], infanta U NA CRIADA Y OLAO FILOTETAS L A D IOSA JUNO [E URISTEO] [VIEJO GUARDADAMAS] [SACERDOTE] [JÚPITER ] [MARTE] [MÚSICOS, CRIADOS] JORNADA P RIMERA Tocan cajas, y sale Hércules sangriento, con una maza de hierro o palo grande 5 10 H ÉRCULES ¡Arriba Grecia!, que el incendio sube. Arda el alcázar santo que el cielo reverencia y soleniza, que dél, si lo defiende, no me espanto. Suba arriba la nube del humo negro, y quede la ceniza por muestras de que Grecia se eterniza. Los dardos, flechas, lanzas y alabardas, piedras, dardos, bastones, los trabucos, las hachas y bestiones, mazas, picas, cuchillas y bombardas, con puntas, guarniciones y con filos, de lágrimas y sangre hagan dos Nilos cortando a los troyanos 15 20 25 30 35 40 45 cabezas, cuellos, piernas, brazos, manos. Con el áspero tronco, grueso y fuerte, haré en la puerta guarda, porque ninguno del alcázar regio salirse quiera sin que en llamas arda. En mí tendréis escudo, que diera guerra al cielo y su colegio si no fuera el hacerlo sacrilegio. Los fosos, muros, torres, puertas, cavas, pertrechos, puentes, setos, con escudos, con cotas, planchas, petos, adarves, bombas, máquinas y dagas librarlos no podrán, ni hacer seguros cimientos, cuevas, casas, templos, muros, que yo pienso hacer trozos mujeres, hombres, niños, viejos, mozos. Hércules soy, a cuyo solo nombre respeta la fortuna, dándome el cielo premios y coronas. Yo vencí las culebras en la cuna, porque soy medio dios y medio hombre. Soy quien solo venció las amazonas. Tiemblan de mí los cielos, las personas, el infierno, la tierra en sus asientos, los dioses inmortales, los hombres, plantas, peces y animales, muerte, tiempo, planetas, elementos. Los nombres son vitorias de las lides: nuevo Júpiter, Hércules, Alcides, amparo y sol del mundo, furia de Marte, Marte sin segundo. Sale Jasón, y soldados con armas 50 55 60 JASÓN Cese el rumor, la muerte, el arma, el fuego, pues Troya por el suelo humilde queda, y todo nuestro campo en su sosiego. H ÉRCULES Mil vitorias el cielo te conceda, Jasón invicto, sin que la fortuna revuelva contra ti su veloz rueda. JASÓN Tú pisas con tus pies el sol, la luna, los planetas, los cielos, las estrellas, porque es donde tú estás su luz ninguna, prestada de tu sol la toman ellas, y a todas partes tú la luz envías cuando a las armas sacas las centellas. P or ti miramos las cenizas suyas, de Troya la soberbia, cuya furia al agua, al fuego dio las naves mías, 65 70 75 80 85 90 95 100 105 y Júpiter por ti, en su sacra curia, se espanta de mirar los rojos charcos que has hecho por vengarme desta injuria. Abatiste los muros, templos y arcos, hiciste de la sangre un mar Bósforo, que para andar en Troya faltan barcos. P or ti aquel bello vellocino de oro saqué del encantado templo y suelo, sujetando el dragón, la sierpe, el toro. H ÉRCULES Humilla un poco tan soberbio vuelo, que son alas de amor, no las derrita, por ser como de cera, el sacro cielo. Mira que a vuelta de la triste grita, el que su casa tuvo de alabastro, el triste reino del espanto habita. Ya que, como era el rey por sólo el rastro, no le valió la espada, armas, escudo, que su cuerpo divide aquella ofensa, el alma de dolor tener no pudo. JASÓN Si la ofensa del Rey ha sido inmensa, de mi venganza siempre fui seguro, por ver aquese brazo en mi defensa. H ÉRCULES Los nuevos hechos que acabar procuro, la gloria de mi nombre y mi persona, el tiempo, la razón, el bien futuro, mis reinos, mis estados, mi corona, con ansias, gritos, voces, llantos llaman. Conviéneme partir, Jasón, perdona. Tanto mis ojos a tus gentes aman que por no parecerme son mortales: ¡mil lágrimas no vierten y derraman! JASÓN Son tus palabras y tus hechos tales que del mover, Alcides, de tu ausencia, los cielos y la tierra harán señales; mi corazón altera y reverencia. P ues gustas de partirte, ve en buen hora, que yo por importarte habré paciencia. Toda mi gente tu partida llora, y muestran su dolor las roncas cajas, que ya como inmortal ellas te adoran. El hombre más humilde por ti sube cuando contrarias partes hiendes, rajas. H ÉRCULES ¡Adiós, el más amigo que yo tuve! JASÓN ¡Adiós, el más invicto de la tierra!, sol para mí cubierto de una nube, pues ya, soldados, se acabó la guerra. Vase. El muerto Rey está en la tierra dura, cuya alma el dios P lutón tiene y encierra. Al cuerpo se le de su sepultura, y al campo se recojan los despojos que el tiempo nos ha dado y la ventura. Esta tierra que miran vuestros ojos, abrasada, deshecha, despoblada, en pago de mi agravio, mis enojos, ahora le dejaréis; y la jornada se empiece con el fin de la vitoria, que por valor de Alcides fue ganada. A él se le debe dar toda gloria: ¡haced que todo el campo se aperciba! 110 115 TODOS ¡Viva Jasón! 120 JASÓN ¡Callad!, que es vanagloria. No viva, no, Jasón, ¡Hércules viva! Vanse, y salen Crisanto y Augonio, pastores CRISANTO 125 130 135 140 145 Con el ganado que mata, de una mata en otra mata, va a esas sierras, cuyas puntas al cielo parecen juntas, con sus corrientes de plata. De aquí desta cueva sale, y a sus cuevas se recoge sin que una huella señale, pero la oveja que corre prometo que más no bale. Es dél la mano de un lobo, todo el campo atemoriza, con uno y otro corcovo el pelo y carnes eriza cuando lleva asido el robo. Vile una vez en la sierra, y no poco miedo truje del valor que en él se encierra, si sus fieros dientes cruje y escarba la dura tierra. A UGONIO Espanta a cualquier persona estas nuevas, según son; pero, Crisanto, perdona, pues me las das de un león, dámelas de mi leona. Amigo Crisanto, di si después que a Tebas fui el pensamiento ha mudado, 150 155 160 165 170 175 180 185 190 y si algún pastor ha dado las prendas que yo le di. Traigo temor, y no chico, que, mi esperanza no seque, aqueste pobre pellico mi bella Fenisa trueque por otro que sea más rico. CRISANTO Tu Fenisa hermosa y bella ya se mudó. A UGONIO Su querella me cuenta y cómo eso pasa. CRISANTO Mudóse ayer a otra casa, porque estaba vieja aquélla, mas no ha mudado el amor. A UGONIO En las nuevas que me das, y en tu burla y mi temor, aunque la gloria sea más, no me quitará el dolor. Como es aneja al olvido la ausencia del que ha querido antes que su amor se emplee, cualquiera mudanza cree el hombre que ausente ha sido. CRISANTO Tus vanas sospechas deja, que tu Fenisa te adora, tu memoria la aconseja, tu ausencia y partida llora, de tu tardanza se queja. Mata tu celosa fragua, que ella sus ojos desagua cuando a su memoria sube, pues no hay en el aire nube que vierta en abril más agua. Tan hermosa, tan compuesta, que si llora o si suspira, es con gracia tan honesta que sólo a la tierra mira como doncella de Vesta. A UGONIO Tan alegres nuevas das que ser Itemo quisiera por no olvidarla jamás; y si quererla pudiera, por ti la quisiera más. P orque suele dar dolor, 195 200 205 210 215 220 225 230 y estar ausente es dolencia, pero no hay gloria mayor que verse tras una ausencia los que se tienen amor. Sale el Mayoral en hábito de labrador MAYORAL ¡Qué bien mi cólera aplacas!, ¡qué bien guardas lo que cuido!, pues por sólo tu descuido faltan, Crisanto, tres vacas. Con aquesta perdición perdido y pobre me dejas, pues no las llevó el león, que si roba son ovejas, y tantas vacas no son. CRISANTO De que falten no me espanto, sino que siempre a Crisanto toda la culpa le dan. A UGONIO ¡Querrá Dios parecerán!, deja la queja y el llanto. MAYORAL ¡Hijo Augonio, bien vengáis! A UGONIO ¡Guarde el cielo vuestra vida!, ¡mil años, señor, viváis! MAYORAL Con vuestra alegre venida toda mi pena quitáis. He andado toda la tierra, buscando en el valle y hoya, en las cañadas y sierra. CRISANTO ¿ Si las llevaron a Troya los que fueron a esta guerra? Sale Hércules luchando con un león a brazos H ÉRCULES ¡Deténte, bruto animal!, ¿ no ves que soy inmortal, que si muerdes y rasguñas, que boca, dientes y uñas no pueden hacerme mal? Bien muestras aquí señales que más que otras fieras vales, mas serán pocos renombres si vence el rey de los hombres al rey de los animales. CRISANTO 235 240 245 250 255 260 265 270 Ves aquí del que tratamos. Augonio, en un árbol ponte, y si no, todos huyamos a la cumbre de aquél monte, o a lo espeso destos ramos. ¡Sus pies me preste Atalanta! A UGONIO ¡Apolo, a mí su región! H ÉRCULES ¡Tened la ligera planta! ¿ Cómo os espanta un león, si mi valor no os espanta? Si no teméis mi presencia, ¿ teméis un fiero animal? ¿ No ha llegado a vuestra ciencia que las fieras no hacen mal si yo no les doy licencia? Muerta está, llegad a vella, que yo por memoria della, colgándola de un laurel, pienso quitalle la piel para cubrirme con ella. Vase y lleva el león MAYORAL No se han visto tales nuevas de mil años a esta parte. ¡Divinas y estrañas pruebas! O este es Júpiter, o Marte, o Hércules el de Tebas. A UGONIO ¿ Hércules? , ¿ qué decís vos? , no ganara tal renombre. El es uno de los dos, porque mal puede ser hombre quien hace hechos de dios. CRISANTO Augonio tiene razón, no es hombre como los otros; pero tengo en la intención que ha de dar sobre nosotros en desollando el león. MAYORAL No temas, Crisanto, a quien nos libró de un animal que mató y robó también. ¿ Cómo puede hacernos mal quien nos hizo tanto bien? En viniendo le adoremos, 275 pues vemos que es dios, y vemos sus gracias, si se arrodillan y por vitorias caminan los ánimos que tenemos. Sale Hércules con la piel del león vestido 280 285 H ÉRCULES Digno desta piel ha sido mi pecho, que al fuego quema, porque el mundo engrandecido no sólo mis fuerzas tema, pero tema a mi vestido. Viendo que tan bien me está, sacará por discreción, lo dicho declarará, que si el vestido es león, lo debajo ¿ qué será? Híncanse de rodillas los pastores 290 295 300 305 310 MAYORAL Sacro Júpiter o Marte, pues con fuerza, industria y arte así en librarnos te empleas, cualquiera dios que tú seas, permítenos adorarte. H ÉRCULES [Ap.] –Reverenciarme pretenden, siguiendo a mi padre voy. En decir Marte me ofenden, pues si digo: « Hércules soy» , digo más de lo que entienden. Si por dar a un león afán los hombres me dan renombres, y así adorándome están, cuando dé muerte a los hombres los hombres me adorarán. Hijo Júpiter me dijo, por tal me tengo y me rijo. Siendo así bien es que cuadre que adoren hijo por padre, pareciendo padre el hijo–. P astores, yo no soy Marte, Hércules soy, no me den nombre en que no tengo parte. A UGONIO Si eres Hércules, también permítenos adorarte. L AURENTE Sale Laurente, pastor 315 320 325 330 Oye, Crisanto, ¿ aquí estás? Dos hombres solos, no más, llevan una vaca sola que tirando de la cola hacen andar hacia atrás. P or la falda deste cerro van huyendo, sin dar muestra de haberlo sentido el perro; porque me parece nuestra en la color y en el hierro. MAYORAL Ellos vienen de buscar alguna vaca perdida. H ÉRCULES Deja, pastor, el pesar, que la vaca, almas y vida les tengo de hacer dejar Cara será su codicia, que pues me ofrecéis honor como a dios que os beneficia, ya que le soy en valor quiero serlo en la justicia. Sepamos a do la lleva, para librar las demás. Dicen dos salteadores dentro: 335 340 345 350 SALTEADOR 1º Es de Caco traza nueva que llevándola hacia atrás no habrá rastro de la cueva. SALTEADOR 2º A la puerta della estamos. Salen. Ya empiezo a quitar los ramos, porque la cueva diviso. SALTEADOR 1º Vele a dar a Caco aviso desta vaca que hurtamos. Vanse MAYORAL Sin duda que estos que vienen de sólo hurtar se mantienen, y los ganados asaltan, y las vacas que nos faltan dentro la cueva las tienen. A UGONIO Estos cometen traiciones, a darles muerte disponte sin que a ninguno perdones, que en el seno deste monte la cueva está de ladrones. 355 360 365 370 375 380 385 390 395 H ÉRCULES P iedad, deidad y humildad traen en mí correspondencia, y pues dais a mi deidad humildad y reverencia, dignos sois de mi piedad. Y veréis cuán sin trabajo la torpe cuadrilla rajo, y porque no se remonte haré pedazos el monte para cogerlos debajo. Con duras puertas se cierra esta cueva que los cubre, mas no se encubre quien yerra, y a quien el cielo descubre no puede encubrir la tierra. Todo el campo suena y teme si el golpe a las puertas llego, ¡y esta gente no me teme! Idme, pastores, por fuego para que este monte queme. CRISANTO Hércules se encoleriza. Vamos por fuego, Laurente. [Vanse.] H ÉRCULES Mi muerte se soleniza si esta vaca, hombres y gente no hago polvos y ceniza. Que sólo humo concibe, y así quiere el cielo sumo, que hoy su mal le apercibe, que muera con fuego y humo quien con humo y fuego vive. Mucho en abrir se me tardan, sin duda que estos aguardan que suban a las estrellas sus cuerpos hechos centellas, cuando el monte y ellos ardan. Dios soy, Júpiter, cual vos, pues en esta cueva hueca se esconden de mí estos dos, porque el hombre mientras peca no gusta de ver a Dios. Su vida bien se parece, pues están en cueva obscura robando lo que se ofrece, que quien hacer mal procura siempre la luz aborrece. No penséis llevar el lauro, 400 405 410 415 420 425 ni que entre todos se rife la vaca que yo restauro, que si es forma de P acife, yo lo soy del Minotauro. Si son indicios amargos, no aguardéis a plazos largos. La vaca dad, que me injurio, y, pues soy más que Mercurio, no la guardarán cien Argos. La tardanza os ha agraviado, llegó el día del rigor, la clemencia se ha pasado, porque no hay ira mayor que la de un dios enojado. MAYORAL Muy adentro se han metido, pues del fuerte brazo eterno el estruendo no han oído. A UGONIO Aunque fueran al infierno oyeran allá el ruido. Sale Crisanto con fuego CRISANTO P ara que les des tormentos este fuego se te ofrece, porque a tus altos intentos no sólo el hombre obedece, mas también los elementos. H ÉRCULES Mi cólera y pesadumbre es bien se ausente y remonte. Encended con esa lumbre puertas, techos, valles, monte, desde el cimiento a la cumbre. Pegan fuego y hacen humo 430 435 No por dar aquestos llanto, muerte, dolor y congoja; mas por dar al mundo espanto de quien, si en algo me enoja, haré con él otro tanto. Arroje el monte alquitrán, rayos, piedras hasta el cielo, donde los dioses están, cual Lipar y Mongibelo, Estarbolida y Volcán. Si con rayos y sin duelo da el cielo al suelo desmayos, sepa desde ahora el cielo 440 445 que hay Hércules en el suelo que vuelva al cielo sus rayos. Si es cielo por sus deidades, y la tierra humilde encierra mi deidad y potestades, bien es que tenga la tierra otras tantas propiedades. Dicen dentro: [U NO] ¡Qué me ahogo! O TRO ¡Qué se abrasa todo el monte, y no dicierno por el humo lo que pasa! Sale Caco y los salteadores 450 455 460 465 470 CACO ¿ Quién hizo boca de infierno a la puerta de mi casa? H ÉRCULES P ara ti, traidor, se ha hecho. El fuego y humo te injuria, y te será más provecho que no el humo de mi injuria y el fuego de aqueste pecho. ¿ Conócesme? CACO No, mas saco quien eres por ese traje, ¿ con qué mi colera aplaco? , un bárbaro, algún salvaje. H ÉRCULES Y tu nombre ¿ cuál es? CACO Caco. H ÉRCULES P ues, Caco, si quies perdón desta injuria, desta afrenta, ha de ser con condición que vayas luego a dar cuenta al infierno al dios P lutón, y que la respuesta traigas, si de allá puedes salir. CACO Esperanza deso no hayas, mala gana tengo de ir, mas haré que presto vayas. ¡Muera el vil, muera el infame! SALTEADOR 1º ¡Muera el falso! SALTEADOR 2º ¡Muera el bruto! Meten mano H ÉRCULES A la muerte es bien que llame, 475 CACO 480 485 490 495 500 505 510 515 porque recoja en tributo la sangre que yo derrame. ¡Muerto soy! ¡Oh, cielo justo!, ¿ cómo merecí la muerte? H ÉRCULES Ten paciencia, toma gusto, que esotros irán a verte para llorar tu disgusto. SALTEADOR 2º ¡Al fin veniste a matarme! [Ap.] (Sin duda que aqueste es dios, que decendió a castigarme). SALTEADOR 1º [Ap.] (Muertos tiene ambos a dos, a su piedad quiero darme). Eterno, fuerte, inmortal, pues eres dios en la esencia sigue tu ser principal, selo agora en la clemencia, no me mates ni hagas mal. H ÉRCULES Mi justicia, tu traición, mi fe, tu merecimiento, mi pena, mi confusión, traen guerra en mi pensamiento sobre no darte perdón. Mi ser de hombre contradice diciendo que martirice tu cuerpo como a estos dos, y el ser que tengo de dios que te perdone me dice. Bien es que término cuadre. El ser de hombre es de mi madre, de mi padre el otro ser; pero al fin ella es mujer, seguir quiero el de mi padre. Yo te perdono, levanta. SALTEADOR 1º Dete alegres coronas la celeste corte santa, pues que tan presto perdonas a quien tiene culpa tanta. H ÉRCULES Vosotros, sin dilación, esos dos precipitad a la profunda región; y tú dime la verdad de tu vida y de quién son. 520 525 530 535 540 545 550 555 560 SALTEADOR 1º Señor invicto, donde el cielo puso fortaleza, razón, gloria, castigo, justicia, rectitud, martirio, premio, con cuyas ocho cosas vas venciendo los hombres, animales, mundo, infierno, estrellas, cielo, muerte, tiempo, plantas. Esta cudicia que a los hombre ciega memoria, entendimiento, razón, vista, discreción, fortaleza y albedrío, a Caco sujetó, varón de Arcadia, hábil, sagaz, astuto, ladrón rico, bravo embelecador, presto, animoso. Determinó venirse a aquesta cueva ancha, grande, escondida, fuerte, escura, secreta, no habitada ni sabida, y en ella pretendió robar aprisa los hombres, pasajeros, vacas, cabras, pastores, pueblos, campos y ganados. Amigos convocó para este efecto con ruegos, con promesas, con mentiras, con dádivas, palabras, vanidades. A la cueva venimos, y de noche de las vacas mejores deste campo tomábamos algunas por las colas, porque hacia atrás viniesen caminando, y echadas de menos, sus tristes dueños hallarlas no pudiesen por el rastro, ni saber de la cueva donde estaban. P or otra puerta, espaldas deste monte, a Arcadia se llevaban y vendían, partiendo entre nosotros el dinero este, que fue un tiempo rica vida, hasta que el cielo, con divino acuerdo, y Júpiter sagrado que nos mira, si acaso no eres tú que tanto puedes, la muerte, la venganza, el vil castigo, la pena merecida, aunque piadosa, acaso se la dio; que así él es muerto por tu valor, tu brazo, furia y gloria, invicto pecho y ánimo robusto con que prendes, sujetas, galardonas, castigas, matas, premias y perdonas. CRISANTO El agua a pedazos lleva cada cuerpo destrozado. ¡A fe que más no la beba! H ÉRCULES 565 570 P artid todos el ganado que hubiere dentro en la cueva. Lo demás tú lo recibe, y vive de hoy más mejor. SALTEADOR 1º ¡Vivas los años, señor, que el sacro Júpiter vive! H ÉRCULES ¿ Son los que llaman pastores? Voces son de cazadores, que por entre aquestos cerros unos gritan a los perros y otros llaman los azores. [Dicen] dentro 575 580 585 590 [U NO] ¡No se ha visto león ni oso más admirable, más fuerte, más ligero, más furioso! O TRO ¡No tiene poder la muerte contra este animal cerdoso! H ÉRCULES Esta caza se endereza contra un fiero jabalí. Quiero ver su fortaleza, porque sólo en verme a mí perderá su ligereza. Vase. MAYORAL ¡Divinas sus fuerzas son ya! Aunque es fuerte, no es cruel: ¡estraño y glorioso don! CRISANTO Yo aseguro que haga dél lo que hizo del león. A UGONIO No vi tal hombre jamás. MAYORAL P oco del mundo le sacas si nombre de hombre le das. SALTEADOR 1º Vamos a tomar las vacas, porque saque lo demás. Vanse, y salen Aquileo * y Diamira **, de caza D IAMIRA Más volaba que corría, no he visto animal más fuerte. A QUILEO Ni yo vi nieve más fría 595 600 605 610 615 620 625 630 635 que la que vide por verte aquel desdichado día. ¿ Acaso el cazar te cansa? D IAMIRA Cánsame el seguir la fiera, que cuando corre descansa. A QUILEO No poco bien recibiera en que fueras tú tan mansa. Bien es que de ti me asombre y que tema tu belleza, porque es de más ser tu nombre. D IAMIRA Mujer por naturaleza, pero en los hechos más que hombre. No soy nieve, que el calor de Apolo me deshiciera con su claro resplandor. No soy fiera, que a la fiera vence el miedo y el amor. Y así puedes entender que, pues tengo por renombre que al hombre no he de querer, no soy mujer ni soy hombre, que lo vence una mujer. Soy de aquesto un imposible, soy nube en el corazón, hombre soy en lo invencible, soy fiera en la condición, soy mujer en lo terrible. Y si con esto se atreve ese amor, ha ser perfeto, pues una causa se mueve donde están en un sujeto hombre, mujer, fiera, nieve. A QUILEO No me espanta esa razón, antes crece mi afición, que si eres desa manera hombre, mujer, nieve, fiera, soy dios, hombre, soy león. Como dios podré vencer lo que de hombre se te debe, como hombre el ser de mujer, como sol tu blanda nieve podré presto deshacer. P ero en la fiera no hay tal, y a los de casta real 640 645 el que es león coronado no teme, que el tigre pardo no les puede hacer mal. Mas pues ellos te convienen, y amor y amistad se unen, rehusando la batalla hacer podremos así. D IAMIRA ¡Calla!, que el Rey y mi padre vienen. Salen Anteo * y Enoc** E NOC ¡Lejos se fue Diamira! Nunca toma mis consejos, ni el cansancio suyo mira. A NTEO 650 E NOC A NTEO 655 660 665 670 675 680 Sospecho que no está lejos, pues mi pecho no suspira. ¿ En tal estremo te ves? Y pienso verme después, que muero, Enoc, con deseo que por mujer me la des. Mis méritos considera, mis pensamientos advierte, y podrás desta manera volver en vida la muerte que en mi corazón espera. A QUILEO Justo será que me asombre de lo que tratáis los dos: la mujer que por más nombre la quiere pedir un dios, se atreve a pedirla un hombre. Esos intentos son míos, no la pretenda ninguno, humillen todos sus bríos, que soy hijo de Neptuno, Aquileo, dios de los ríos. A NTEO Brava pretensión encierra, pretender conmigo yerra, quiera en el mundo trofeo. ¿ Sabes cómo soy Anteo rey y deudo de la tierra? Como madre universal ella alcanza su poder, no tiene elemento igual, y así puedes entender cómo soy más principal. E NOC 685 690 ¡No haya más!, que no es decente haber entre ambos batalla hasta el lugar conviniente, porque no pienso casalla sino con el más valiente. A QUILEO Intención tan soberana mis pensamientos allana. A NTEO ¡A mí me casa con ella! E NOC [Ap.] Los dos reñirán, mas ella de ninguno tiene gana. Sale Licas 695 700 705 710 715 720 L ICAS ¡Dadme albricias, Diamira, muerto queda el jabalí! D IAMIRA Tu alegre nueva me admira, quien tanto pudo nos di. L ICAS El que a ser divino aspira, el que en la suma región entre los dioses asiste, según sus hazañas son, el que se cubre y viste con una piel de un león. Llegó a las voces y grita de la gente y de los perros, porque sospecho que habita entre estos ásperos cerros, donde en caza se habilita. Con pensamientos valientes cogió el puerco entre los brazos, y al que espantaba las gentes hizo cuatro mil pedazos sin ofenderle sus dientes. A QUILEO ¡Mal mi fortuna me acude!, yo he hecho que se dude de mi ser engrandecido, pues hombre humano ha podido lo que como dios no pude. D IAMIRA Mi gloria en mi gusto crece, mucho me holgara de ver hombre que tanto merece. A NTEO Yo te lo quiero traer, pues que tu gusto amanece E NOC 725 730 735 740 745 750 755 760 y mi sol se va a poner. Todos vamos tras de ti. Vanse, y queda Diamira sola D IAMIRA Yo quiero quedarme aquí, en la margen desta fuente, cuyo cristal transparente me sirve de espejo a mí. Del cansancio cansada en esta caza entre estos verdes sauces me he quedado, y desta fuente en el cristal helado, que con mil lazos esta vega enlaza, miro, del claro sol que se embaraza entre las ramas verdes, el dorado rayo, que quien no tiene otro cuidado, ni otros enredos ni disgustos traza. ¡Quién aquel hombre fuerte conociera que al jabalí venció! Cielos, guardadme entre vosotros, hacedme otra Minerva. Servirá mi aljaba aquí de cabecera, y en siendo tiempo, fuente, dispertadme con el rumor que hacéis entre la hierba. Duérmese, y sale Hércules H ÉRCULES ¡Mal tu soberbia fundaste, jabalí!, pues al llegar, deshecho y muerto quedaste, que son mis brazos de mar, y así en ellos te anegaste. Si fuera mayor trofeo tu piel que la que en mí empleo, quizá en la muerte te honrara. En aquesta fuente clara llegar a beber deseo. Reciba tu cuerpo el prado, que no del peso te dejo, sino de mi sed forzado. P ero ¿ a quién sirve de espejo su puro cristal helado? ¿ Quién es? , ¡Júpiter, qué veo? Que aquesta es mujer no creo, sino alguna idea mía que hizo mi fantasía con forma a lo que deseo. Mas no es sombra mi mujer, ella es sombra de las dos, que por poderme querer quiere saber si soy dios, 765 en esto lo echa de ver. Mas si soy dios, no es razón que al amor esté sujeto. Vencer quiero mi pasión, ¡viva en mí lo que es perfeto y muera la imperfeción! P ero no muera mi pena, no padezcamos los dos, que si es diosa bien se ordena, y ese mi padre, que es dios, también quiso a Alcumena. Yo la quiero dispertar. 770 775 780 785 790 Salen los que se fueron antes A QUILEO Yo la tengo de gozar. A NTEO Digo que aquella hermosura hoy mi valor le asegura. H ÉRCULES ¿ Qué es esto? Quiero llegar. D IAMIRA ¿ Qué estruendo es éste? ¡Ay de mí! ¿ No es aquél el jabalí? ¿ Dónde está el que le venció? H ÉRCULES ¡Deteneos! A NTEO ¿ Quién es? H ÉRCULES ¡Yo! A NTEO ¿ Quién? H ÉRCULES Basta decirlo así, basta decir que yo mismo: una sombra del abismo. A QUILEO Sé que eres, en conclusión, un pellejo de león. H ÉRCULES ¡Aforrado de lo mismo! L ICAS 795 [A Licas] Di, ¿ por qué riñendo están? Aquella dama hermosa por premio al más fuerte dan. H ÉRCULES P ues ser mía es cierta cosa. L ICAS A luchar entre ambos van. H ÉRCULES Esto es de Hércules, dejad vuestra loca fantasía, 800 805 si no mi rigor probad. D IAMIRA ¡Qué buen talle y valentía! A NTEO Si es que la queréis, llegad. A QUILEO Si eres con bestias cruel, no lo serás con aquél que es el mar su señorío. H ÉRCULES En lo llano os desafío. A NTEO Dejo el monte. H ÉRCULES Y yo la piel. Vanse D IAMIRA A luchar van, ¡ay de mí! Todo el alma le rendí. ¡Terrible y dudosa guerra! 810 815 820 825 830 Sale Augonio A UGONIO Las vacas de ambos encierra, que luego voy tras de ti. D IAMIRA P astor, dime, ¿ has conocido aquel dispuesto varón? ¿ P or dicha el nombre has oído del que con piel de león anda cubierto y vestido? A UGONIO Supe sus hechos en Tebas, y agora he visto mil pruebas del valor y fuerza suya. D IAMIRA P ues, pastor, por vida tuya que me cuentes esas nuevas. A UGONIO El presidente divino, que rige la eterna gloria donde los dioses habitan y están de asiento las diosas, aquél que Júpiter sacro por su sacro imperio nombran, a Alcumena quiso un tiempo, y como dios alcanzóla. A pesar de Juno altiva, la vengativa y celosa, parió un hijo, cuyos hechos 835 840 845 850 855 860 865 870 875 al infierno y mundo asombran. Hubo en su nacimiento mil señales prodigiosas, mostrando sentir los cielos, y no fue la causa impropia, que hombre fuerte significa, y él como dios della goza. Apenas hubo nacido cuando Juno, de envidiosa, que siempre son las madrastas en estremo rigurosas, unas culebras le echó, viéndole en la cama a solas, porque su carne comiesen, pero Júpiter guardólas. El infante pequeñuelo, que nunca lo fue en las obras, cogió luego las culebras, despedazando sus conchas. Mil hazañas inmortales, que al mundo espantan y asombran, ha alcanzado en poco tiempo, pero no con fuerzas pocas. P or él alcanzó Jasón renombre eterno y memoria en el Vellocino de oro, que no por la encantadora. P or él venció a Laumedón, y por él destruyó a Troya, convirtiendo en humo y fuego sus arcos y claraboyas. Él, con brazo no vencido, sujetó las amazonas, nación soberbia, invencible, no flaca ni temerosa. No poco nombre le dieron sólo por esta vitoria, que mujeres, si se atreven, más son que hombres, ni leonas. Agora mató un león, porque las fieras conozcan que no hay rey de animales, que él lo es de todas cosas. Con su dura piel se cubre para que la gente toda no sólo tema sus fuerzas, pero tiemble de su ropa. Él pegó fuego a este monte, 880 885 890 895 900 905 910 915 porque en sus cavernas hondas habitaba el ladrón Caco, cabeza de los que roban. Aqueste hurtaba las vacas, asiéndoles de las colas porque el rastro no siguiesen, ¡industria maravillosa! Él es de cuerpo no grande, moreno, de barba poca, ojos negros, mas son rayos si con alguno se enojan. A los soberbios castiga, a los humildes perdona, que con castigo y perdón, amor y temor se cobra. No le ensalza haber vencido culebras, encantos, Troya, Laumedón, Caco, leones, hombres, fieras, amazonas. Es fuerte, manso, amoroso, sin presunción, vanagloria, divino, reto, invencible. Vence, sujeta, perdona, maltrata, enamora, espanta, manda, premia, galardona. Lo que sé dél te he contado, éste es Hércules, señora. Y adiós, que me he detenido, que mis cabras están solas. Y si has de amar a alguno, tiempo es éste, no seas corta, que el amar a quien merece no es pena facinerosa. Vase D IAMIRA P ensamientos atrevidos, no mováis tantos antojos, pues con efetos perdidos su parte han hecho los ojos y su parte los oídos. Sale Hércules, Aquileo ( sangrienta la frente), Enoc y Licas 920 A QUILEO Mira mi humildad y mira la sangre que ya me ciega. P ues muerto Anteo suspira, tu ardiente furia sosiega, que ya es tuya Diamira. E NOC Con tal yerno resplandezco. 925 930 935 940 945 950 D IAMIRA Y ser suya no merezco. E NOC P ues que tu valor me admira, yo te ofrezco a Diamira y mis tesoros te ofrezco. H ÉRCULES Mis enojos tengo en poco, tan cuerdo estoy que estoy loco viendo tu alegre suceso, y pienso que estoy sin seso si su blanca mano toco. D IAMIRA Sin la mano que tocáis como sol resplandecéis, pues en valor le igualáis; y a mí, cual luna, queréis darme luz, luz me prestáis. H ÉRCULES Bien vio la naturaleza que es de dios esa belleza, pues quiso sin mano dura cifrar en vos la hermosura, como en mí la fortaleza. Con tu cielo soberano no temo Estigios ni asombros, porque más que Atlante gano, que si él lo tiene en los hombros, yo le llevo de la mano. Si él tuvo el cielo que ves, yo, si gustas, tendré tres: en mi pecho tu belleza, a mi padre en mi cabeza, y al mismo Atlante a mis pies. JORNADA SEGUNDA Dan voces dentro, y dice Hércules 955 960 H ÉRCULES Hidra estupenda, no tus duros dientes, tus recias conchas, ni tus siete cuellos con que asombras y espantas a las gentes, a mí no asombran ni me espanto dellos si, ¡por los dioses!, mi bastón no sientes. A librarte de mí deciendan ellos, que poco lo encantado te aprovecha el hierro agudo desta dura flecha. Salen Hércules, Diamira, y Neso, centauro ( del medio cuerpo para abajo ha de ser vestidura de caballo) 965 970 975 980 985 De cualquiera cabeza que cortaba en ella propia siete le nacían, mas viendo cómo en vano trabajaba y cómo las cabezas le crecían, con estos brazos y su fuerza brava, que casi por las venas se me abrían, tres flechas le tiré y murió con ésta. ¡Caro el camino y su furor le cuesta! D IAMIRA P ues, justo es ya que tú te vuelvas, Neso. No des más vuelta a la áspera montaña, dejando tan atrás tu valle espeso de estrañas flores de hermosura estraña. N ESO No es, Diamira, de tan poco peso querer teneros hasta aquí compaña, pues sólo ha de bastar el valor mío a sacaros deste ancho y hondo río. Suben tan alto sus hinchadas olas que toda la región del aire riegan. No anegan al subir las gentes solas, que montes, prado, fieras, sierra anegan. P roduce peces que con duras colas la más ferrada nave al agua entregan; produce espuma, arena, mar se llama. Destruye, anega, crece, espanta y brama. Con tal velocidad y furia corre que deshace y arranca cualquier roca. No hay alto monte ni subida torre que no la humille si a sus piedras toca. 990 995 1000 1005 1010 1015 1020 1025 Y así es muy justo que su intento borre la persona atrevida, incauta y loca, que quisiere pasar su furia a nado, ecepto yo que sé el seguro vado. Marte, que pisa la dorada nube, con razón destos piélagos se admira; mas, pues que parte de caballo tuve, podré pasar seguro a Diamira. En estas ancas, Hércules, la sube, y desta parte mis servicios mira, pondréla sana y salva en la otra parte, volviendo acá después para pasarte. D IAMIRA Tan rara furia de ímpetu tan raro, mi bien, ¡ah Neso!, vuelve más segura, si tus ligeros pies me son amparo. H ÉRCULES ¡Arriba, Neso!, ésta pasar procura. No se muestre Neptuno en esto avaro, ofrezca su poder con mano dura, que no consiste más su eterna vida que en ver un poco el agua embravecida. N ESO El claro cielo con señal denota que de amor alcanzo dichoso lauro. Vase. H ÉRCULES No me muevas, ¡oh P eneo!, ni una gota, pues con mi mal el tuyo te restauro. Inmensas olas, si una se alborota, que no suba de los pechos del centauro, que abrirá mi poder cavernas huecas que traguen vuestro humor y os dejen secas. Mas ya el agua profunda atrás se deja, pisando con la paz la quieta orilla, no tengo que formar del cielo queja, que el húmedo tridente se le humilla. P ero Neso me espanta, que se aleja, la priesa con que va me maravilla. ¡Ah Neso!, ¿ dónde vas? ¡Espera, torna, deja la lumbre que mi sol adorna! D IAMIRA Dentro. P ermite que decienda. ¿ A do me llevas? ¡Cielo santo!, ¿ por qué, Neso, me corres? N ESO Dentro. Más presto te daré mis pobres cuevas. H ÉRCULES ¿ P or qué con mi esposa huyendo corres? La priesa con que va me da molestia; mas ¿ qué espero? , ¿ razón de un hombre bestia? 1030 ¡Lacivo, monstruo!, por tu mal aguarda que alguna destas flechas enarbole, no querrás que con ira y furia tarda, y la sangre infernal Alecto imole. Al aire va rompiendo, ella te abrase, rompa tus venas y tu frente pase. Madre tierra, con piedad recoge mi ropa en tus arenas más redondas. Soberbio lago, tu soberbia encoge mientras mis brazos rompen por tus ondas, no me anegue ni hunda, aunque me moje; con eco triste al aire no respondas, a tus corrientes húmedas me entrego, venza a tus olas mi amoroso fuego. 1035 1040 Vase; y sale Neso, herido de la flecha en la frente, y Diamira con él 1045 1050 1055 1060 1065 1070 1075 N ESO El amor con brazo fuerte al alma tiró derecha una flecha, que fue el verte, y agora con otra flecha hirió mi pecho la muerte. Los dos nacieron de ti, y ellos me tienen así, con tan notable dolor que la muerte y el amor están triunfando de mí. Él, usando de su oficio, hizo que me diga y llame dichoso por tu servicio, y ella que sangre derrame para hacerte sacrificio. No sentiré mis enojos ni veré en mí tus despojos, pues me hicieron compasión la saeta, el corazón, la injusta muerte, los ojos. Mas, ¿ por qué de ti me quejo? Oyeme, ingrata homicida, un remedio que te dejo, que el hombre al fin de la vida da siempre el mejor consejo. En esta sangre encubierto hay un remedio secreto, goza pues deste milagro, vivo mi fe te consagro, y mi sangre cuando muerto. En ella puedes mojar de Hércules una camisa, que tiene fuerza de amar, 1080 (Ap.) 1085 1090 1095 1100 1105 1110 1115 1120 y mi mucho amor te avisa que un tiempo te ha de faltar. Cuando a otra dama quisiere, dásela que se la ponga, y veras cómo te quiere. (Mi engaño el cielo disponga, que con esta sangre muere). Mas ya me siento morir, y tú puedes presumir, que si la muerte se alaba que mi triste vida acaba, mi amor empieza a vivir. ¡Muerto queda el brutal pecho! D IAMIRA Yo de mi bien te aseguro, con este bien que me has hecho, que no hay monte tan duro que al fin no dé algún provecho. Quiero para mi congoja mojar en su sangre roja esta camisa que llevo, pues que torna el amor nuevo si en ella se baña y moja. Sagrada Venus, ayuda a la fuerza de mi encanto, P lutón en su imperio acuda, no falte Saturno santo, Mecastes triste y muda. Sale Hércules mojado H ÉRCULES Bien bastan mis fuerzas solas a romper soberbias olas, pues hasta echarme en la orilla tu furia brava se humilla y tus corrientes me imolas. Mi Diamira, perdona la tardanza que he tenido en libertar tu persona, y si diligente he sido, con tu amor me galardona. D IAMIRA No es poco ejemplo de amor el padecer más dolor de sólo, mi bien, perderte, que de ver cerca la muerte amenazando mi honor. Fue torpe la condición de Neso, y también fue tal nuestra fe sin discreción, que quien cree un animal no fue capaz de razón. 1125 1130 1135 1140 1145 1150 1155 1160 H ÉRCULES Mostróseme ser fiel, quise regirme por él, porque nobleza no sigo si, aunque animal el amigo, me temo y recelo dél. P ero podrá disculparme que no era justo entender, pues nadie pudo igualarme, que en el mundo había de haber quien se atreviese a enojarme. Si vengada no te sientes, pondréte con mis parientes en lo más alto del cielo, y abrasaré todo el suelo, fieras, aves, montes, gentes. Ya el propósito voy viendo, al fin en Tebas estás, Diamira, donde entiendo que muy poco sentirás la ausencia con que te ofendo. Quiere mi madrasta Juno que yo sin tiempo oportuno me ausente de la Tesalia, y que visite la Italia sin ti, mandato importuno. Y fía, aunque te espanta Juno con tan tristes nuevas. Haré que en su esfera santa la inmortal ambrosía bebas, y quedes en gloria tanta. D IAMIRA Forzoso será vivir sin ti, y hubiera acertado si hubiera dicho morir. H ÉRCULES Ya los grandes de mi Estado te han salido a recebir. Quédate, que en nuestra fe memoria siempre tendré de la gloria de los dos, que la memoria de un dios es eterna. D IAMIRA Tuya seré. Vanse y sale Yolao *, galán, y Yole**, dama Y OLAO 1165 Y OLE 1170 ¡Mal correspondes mi amor!, ¡mal galardonas mi fe!, ¡mal conoces mi valor! Y bien también te daré con mayor competidor. Dime, Yolao, ¿ y entiendes, con ese amor que pretendes, conseguir tan loco intento? Y OLAO 1175 1180 1185 1190 Y OLE 1195 Como que mi pensamiento, Yole, aun caro me vendes, debes quizás de pensar, ya que en tu pecho no siento más mudanza que en mi amor, que has de quitarme el tormento gustoso del desear. P ues estás muy engañada, que el que con tosca aguijada humilde sustento gana, puede querer a Diana sin que ella se ofenda en nada. No veis cómo vais perdidas con esos locos estremos, pues que ciegas y atrevidas nos matáis porque os queremos, no por ser aborrecidas. Yolao, los fieros deja, y no esperes más de mí remedio a tu triste queja. Recibe esto, pues así tu enemigo te aconseja. No te canses más en vano, mancebo loco, y advierte que había de ser tu mano, para poder yo quererte, la de Hércules tebano. Vase Y OLAO 1200 1205 1210 ¡Déjame, enemiga fiera!, pues no puedo yo dejarte, que ya sólo quisiera ser tosco, vil, cruel, para olvidarte. ¡Huye, déjame a solas!, porque me aneguen de mi mar las olas. Hoy quisiera mudarme, mas no podré si todo no me mudo, que bastó para atarme, cuando hacerlo Júpiter no pudo, ni rendir mis intentos, una mujer, veleta de los vientos. 1215 1220 1225 1230 1235 1240 1245 1250 ¡Ah, Yole rigurosa, mudable más que el piélago cerúleo! Si piensas que eres diosa, ¿ qué quieres que te sirva brazo hercúleo que con rigor eterno domó las furias del mudable infierno? ¡Oh cielos, qué tormenta levanta el mar de amor en mis sentidos! La nave que sustenta presentes males, bienes ya perdidos, con la que van las ovas, toca de las marítimas alcobas, llorarla por perdida será mucho mejor, pues sé de cierto que en la mudable vida ninguna nave llega a salvo puerto, si amor que le desvía el ya roto timón gobierna y guía. Ya amaina las velas, del pensamiento huye la tormenta. Como ya no recelas ver cómo el viento del desdén se aumenta, tu daño cierto arguye, ¡áncoras echa, vira, huye, huye! Sale Filotetas * FILOTETAS Yolao, ¿ de qué das voces? Y OLAO Desa pregunta me espanto, pues tú la causa conoces de mi pena y de mi llanto, y mis tormentos atroces. P ena con eso recibo, pues sabes mi mal esquivo. Decir ese desconcierto es como decirle a un muerto, Filotetas, si está vivo. FILOTETAS Digo que tienes razón, mas da vado al pensamiento, vence un poco tu pasión. Y OLAO ¡Qué mal el fuego que siento viene con tu sinrazón! Es aplacarle imposible, porque a mi fuego terrible es querer darle consuelo como pedirme que al cielo 1255 1260 1265 1270 1275 1280 1285 1290 haga estable y no movible. Es pedirle al cano mar que con rizas, crespas olas, deje airado de azotar las rocas y peñas solas, y fuentes a su pesar. Es pedir que sus heladas orillas estén templadas, sin que al suelo le den pena, y que borden del arena con mil conchas nacaradas; que no imiten al cristal sus aguas, y que las ovas no sepulte por su mal; que no críe en sus alcobas ganchos de fino coral. Es pedir que sea discreto el que es necio, y, en efeto, que sea de noche el día, juntos pesar y alegría, y perfeto lo imperfeto. FILOTETAS ¡Basta!, deja ya a una parte ésa que es falsa, aunque lucha contigo otro nuevo Marte, Yolao, y atento escucha las nuevas que quiero darte. ¿ Conoces a Alcides? Y OLAO Sí, aunque en mi vida le vi, por la gran fama que tiene. FILOTETAS P ues a nuestra corte viene. Y OLAO ¿ Qué dices? ¿ Está ya aquí? FILOTETAS No, pero vendrá muy presto. Y OLAO Hoy mi desventura ha echado en atormentarme el resto. ¡Mucho verle he deseado! FILOTETAS Disimula, pues que Eurito viene aquí. Y OLAO Desde hoy le quito las alas a mi esperanza, y con la desconfianza mi tormento solicito. 1295 REY 1300 1305 1310 1315 1320 Sale Eurito, Rey de Italia, y dos criados Después que Eurito murió, como tan mi amigo ha sido, tanta pena he recebido como si muriera yo. Matóle el fiero tebano, que cuanto el sol y orbe ve tiene debajo del pie con el valor de su mano. Dícenme que quiere ver todo mi reino; quisiera que dél sin verle saliera. Yo le mandaré prender. P or todo el reino buscaldo, su entrada en él impedilde. Este mi intento decilde, y si no quiere, matalde. Vase el Rey y Yolao FILOTETAS Tu mandamiento, señor, tiene fuerza como ley. Mejor será nuestro rey el gran Hércules. CRIADO 1º ¡Mejor! Juntos le hemos de buscar. FILOTETAS Sí, mas no para prenderlo. CRIADO 2º P ues, ¿ para qué? FILOTETAS P ara hacerlo rey. CRIADO 2º ¿ Y querrálo él acetar? FILOTETAS Sí, que mandar a ninguno, aunque bárbaro, jamás dio disgusto, cuanto más al entenado de Juno. CRIADO 1º La infanta sale. FILOTETAS P ues vamos, antes que nos oiga y vea. Vanse, y sale Yole y una criada CRIADA 1325 Y OLE Lo que tu pecho desea parece que ya gozamos. A mi mal y pesadumbre tu sospecha no aprovecha, porque quien dice sospecha 1330 no dice la certidumbre; pero tus sospechas di. CRIADA Y OLE Que Alcides, que el cielo precia, está en tu corte. P ues, necia, ¿ aqueso me importa a mí? CRIADA 1335 Y OLE 1340 P erdona, que yo dijera que el otro día te vi decir, con un ¡ay de mí!, « ¡quién al gran Hércules viera!» Siempre han sido tus antojos de casos inadvertidos. CRIADA Y OLE Si hay antojo en los oídos, no puede haberle en los ojos. ¿ Luego también visto has cómo yo verle deseo? CRIADA Sí, señora. 1345 Y OLE CRIADA Y OLE 1350 1355 ¿ En qué? En ver cómo alegre estás. Ea, ¿ para qué es secreto, pues sabes que sé de callar? De alguno se ha de fiar el pecho noble y discreto. P orque yo conozco y veo tu amor y tu voluntad, digo que dices verdad, que conocerle deseo. Mas es por saber las famas que le alaban y engrandecen, que los hombres le obedecen y que le alaban las damas. CRIADA 1360 Y OLE Es mucha tu discreción, y también discreta fueras si tú en algo le tuvieras un poquito de afición. ¿ Eres, dime, su tercera, o tienes gana de serlo? CRIADA 1365 Como tú de conocerlo. Y OLE ¡Calla!, que el Rey sale fuera. CRIADA P ues que sale, no esperemos. Y OLE 1370 Señora, si gustas, vete. Vámonos a mi retrete, que allá de espacio hablaremos. Vanse; y sale el Rey, Filotetas y criados 1375 1380 REY ¿ Hallástelo? FILOTETAS Sí, señor. REY ¿ Adónde estaba? FILOTETAS En la plaza. REY ¿ Qué respondió? FILOTETAS Que amenaza jamás le puso temor. REY Si amenaza no ha temido, esta vez le ha de temer, que amenaza no ha de ser, sino castigo cumplido. No piense el bárbaro agora que fieras y toros lidia. FILOTETAS [Ap.] ¡Oh, cuánto puede la envidia, que aun hasta en los reyes mora! Sale Hércules con un bastón 1385 1390 1395 1400 1405 H ÉRCULES Tú serás, Rey, el crisol donde se acendre mi ser. ¿ P uédense acaso prender los claros rayos del sol? ¿ No conoces, Rey, de mí este pecho sin segundo? ¿ No sabes que todo el mundo está temblando de mí? Si el cielo me ha obedecido y el infierno respetado, ¿ cómo tú no me has honrado? , ¿ cómo tú no me has temido? P or tirano y desleal de ti se quejan, y es ley que no viva más el rey que rige su reino mal. ¡Muera el rey que mal gobierna!, ¡no viva más rey tirano!, estando viva esta mano divina, santa y eterna. REY ¿ Nadie a defenderme viene? FILOTETAS El rey que tiene rigor nunca llame en su favor a los vasallos que tiene. REY ¿ Tal se consiente en mi casa? ¡Vasallos! ¡Ah, caso fuerte! Sale Yolao y dice Y OLAO 1410 1415 ¿ Qué es esto? H ÉRCULES La misma muerte, que el mundo quema y abrasa. FILOTETAS Es nuestro rey. Y OLAO Esa es ley de traidores, pues evito. CRIADO Matóle ya su delito. FILOTETAS ¡Viva Alcides, nuestro rey! H ÉRCULES Nadie disgusto reciba que rey de la Italia sea, si es que morir no desea. FILOTETAS ¡Viva Alcides, viva! TODOS ¡Viva! Sale Yole Y OLE 1420 1425 1430 1435 1440 ¿ Qué es esto, Alcides sagrado? ¿ P or qué con tu brazo fuerte a mi padre diste muerte, tiranizando mi estado? Tu atrevimiento me espanta, y pues que a tus pies me humillo, matiza el suelo y cuchillo con sangre de mi garganta. P orque me mates me postro, lleno, con mucha razón, de cólera el corazón y de lágrimas el rostro. P or sus vasallos murió, por ellos muerte le diste, sus falsos dichos creiste, mas también él los creyó. Ellos, para mis dolores, hicieron dél esta prueba, que siempre este pago lleva rey que consiente traidores. Mas también te pagarán, que si a su rey siendo bueno dieron la muerte, al ajeno claro está que la darán. Aunque vanas son mis quejas, 1445 1450 1455 1460 1465 1470 1475 1480 pues con la muerte que diste, afligida, sola y triste, huérfana y pobre me dejas. H ÉRCULES No se atormente ni aflija vuestro rostro celestial. ¡Cómo pudo ser mortal padre que tuvo tal hija! No vertáis lágrimas bellas, porque con ellas el suelo querrá, saliendo de vuelo, competir con las estrellas. Con esos santos despojos mas eterno que ellas es, pisándole vuestros pies, regándole vuestros ojos. P or vuestro esposo me ofrezco si la mano me ofrecéis, que si mi fe merecéis, sólo vuestro honor merezco. [Arrodíllase] CRIADO Concédenos, por tu vida, este don seguro y cierto. Y OLE En la presencia del muerto ¿ quién perdona al homicida? H ÉRCULES Sacaldo, pues, allá fuera, quitalde de aquí adelante. [Ap.] Este acerado diamante convirtiéndose va en cera. Y OLE Hoy se templan mis enojos con la esperanza de un bien. H ÉRCULES Razón será que no den más aljófar vuestros ojos. Y OLE ¡Levanta, fuerte homicida de mi bien! H ÉRCULES Ya me levanto, y es, sacra señora, tanto que yo temo la caída. FILOTETAS ¡Dichosa infanta, discreta, movióte ya la razón! Y OLE Sí, mas con tal condición: que esté esta muerte secreta. CRIADO ¡Los sumos dioses reciban la mucha gloria en que os veis! 1485 1490 ¡Muchos años os gocéis! ¡Eiolo y Hércules vivan! H ÉRCULES Cuanto vuestro gusto cuadre veréis, señora, cumplido. Y OLE ¿ Qué mujer por tal marido no olvidara al mismo padre? Vanse todos y queda Yolao solo Y OLAO 1495 1500 1505 1510 1515 1520 1525 ¿ Estoy ciego? , ¿ estoy loco? , ¿ estoy mudo? ¿ Éste no es Alcides? , ¿ Yole no es aquélla? ¿ Hércules no es éste, aquél que pudo bajar al suelo la mayor estrella? ¿ No es éste el Fénix dios que así desnudo hidras, centauros, sierpes atropella? ¿ Es éste Alcides? –Sí–. ¿ Y Yole? Es cierto–. La que a Alcides dio vida a mí me ha muerto. Decidme lo que han hecho, pensamiento. –¿ Eso ignoras agora? Hanse casado–. ¿ Casado? ¿ Y cómo queda mi contento? –Contento ya de verse despreciado–. ¿ Despreciado? ¿ No huyo mi tormento? –Tormento que así pasa es bien pasado, daño sí, mas alivia el desengaño–. Desengaño cruel, ¿ por qué me matas? Matas al bien, dejando al daño vivo y no muriendo, y cuando me maltratas tratas de no acabar mi mal esquivo. Esquivo amor, ¿ por qué mi fin dilatas? Dilatas el tormento que recibo, recibo más tormento con la vida, vida que era mejor verla perdida, vida llena de muerte. El mar pasemos, acaben penas y desdichas tantas, que aunque a Italia y a Eiolo dejemos, bien moverá su sinrazón mis plantas. Ea pues, desventuras, ¿ qué hacemos? Deidades invocad, sumas y santas, para que de las regias sacras salas para huir os den ligeras alas. Alcides ya la abraza, ya la toca, ya echa el pecho contra amor escudo, coge las perlas de su bella boca, que aunque Apolo cogerlas nunca pudo, el tormento me deja el alma loca, el agravio me pone al cuello un nudo. Ya los hijos de amor le llaman cielos; yo llamo rabia, pena, desdén, celos. 1530 Adiós, murallas, que del sol las lumbres en vosotras mil visos transparentes hallen, y en vuestras célebres techumbres, pues sufren rayos fuertes y valientes. No quiero ya que tú mi vista alumbres. Mi pecho, mi dolor quiero que aumentes. ¡Viváis mil años, nuevos desposados! ¡Ah, cielos!, ¡ah, pensamientos mal logrados! 1535 Vase, y sale Euristeo * y un Criado CRIADO En un carro, cuyo muelle es de plata, entró bizarro. 1540 1545 1550 1555 1560 1565 1570 E URISTEO Ruego a Juno que ese carro con sus ruedas le atropelle. CRIADO En fin, que gallardo entró, y de ver tan dulce nueva el mismo cielo se helaba. E URISTEO Cuéntame cómo pasó. CRIADO Cuando supieron en Tebas que se casó Hércules santo, levantaron por la plaza muchos pirámides altos, estatuas, templos, colunas, túmulos, termas y arcos, obeliscos, coliseos, costosos triunfantes carros. Hiciéronle mil figuras de marfil, jaspe, alabastro, de cristal y varias piedras, y de pórfido escarchado. Sus labores y dibujos son a lo egipcio y mosaico; y escrito con letras de oro, enmedio de cada mármol, unos versos que decían: « Vencedor Hércules sacro» ; dibujados él y Marte con un bastón y dos rayos, y en otras Hércules solo y el león entre sus brazos, un pie en el mar, otro en tierra, y un bastón a cada lado. En los túmulos soberbios están por orden pintados 1575 1580 1585 1590 1595 1600 1605 1610 1615 todos sus hechos gloriosos, con el fin a que se obraron. Está finalmente todo tan al vivo dibujado, que se engañara la vista a no ver a Alcides tantos. P ero aquellos que lo miran en el primero anfiteatro los pies le van a besar, y aún no están desengañados. Enmedio desta grandeza están mil altares blancos, en cuyas aras altivas han de hacer los holocaustos. Como están todos en torno, quedó enmedio un ancho campo, donde los alegres juegos tienen de ser celebrados. Derramaron en las calles hierbas, juncias, flores, ramos, hojas de robles y encinas, que del vencedor son lauro. Hicieron una corona de piedras y esmaltes varios, para aquél que en estas fiestas venciese a muchos luchando. Unas armas y un escudo, hechas por el dios Vulcano, para el que arrojase más, a pie quedo, un grueso dardo. De púrpura hubo una ropa, y un poderoso caballo, para el que en una carrera llegase más presto al cabo. Un laurel entero y grande, todo de plata dorado, para el que trajese escrito más ingenioso epitafio. Y sacaron a seis millas un soberbio y ancho carro que tiraban unicornios, elefantes, dromedarios, de varios mármores hechos, cubierto de un rico palio, cercado de gente armada. Seis ruedas a cada lado, el regio pértigo de oro, pavimentos de brocado, 1620 1625 1630 1635 1640 1645 los asientos de cristal –siendo como el día claro–, las doce ruedas de plata, las barandas de topacio. Y aquí entraron después los dos reyes desposados, hasta llegar a las torres de los soberbios palacios. Mas no descansó un momento Hércules, porque dejando esposa y reino por Juno, cerca el espumoso charco, a la gran Italia fue. No sé su intento, mas cuando un dios y rey deja el reino, con misterio le ha dejado. Días ha ya que en Italia está, sin que a los cuidados de la bella Diamira por nuevas les dé descanso. Esto es en suma, señor, lo que pasa. E URISTEO Y ha pasado para darle a un envidioso nuevas penas y cuidados. CRIADO P rometió al délfico Apolo que del uno al otro polo. E URISTEO Sólo tú deseas tal, yo sólo le quiero mal, por eso déjame solo. Vase [el Criado] 1650 1655 1660 Alguna pena merezco dese amor injusto, ipío, y mucha envidia padezco, pues con ser de Hércules tío le desamo y aborrezco. Abrásome en vivas llamas de ver que con tantas famas los cielos le dieron nombres, que le respeten los hombres y que le adoren las damas. Altiva Juno santa, cuyas deidades son altas y altivas, tú, que aventajas en las altas salas a Venus en beldad y en ciencia a P alas, que tu fuerza de honor ha sido tanta, que a sólo vellas, con tus ansias vivas, con manos vengativas –que siempre la venganza resplandece–, de Alcides, que aborrezco y aborreces, permite que sea corta la esperanza, perdiéndose su nombre entre la gente, y para más venganza no ciña lauro su envidiada frente. 1665 1670 Al son de instrumentos corren una cortina y aparece la diosa Juno JUNO 1675 1680 1685 1690 1695 1700 1705 1710 Justo Rey Euristeo, que con justa razón justo te nombras, tu justa petición al cielo subes, y así deciendo con gloriosas nubes, con pompa, majestad, gloria y trofeo, a darte obscuridad en claras sombras. Si te espantas y asombras de ver el tiempo que sin tiempo ordena tanta grandeza al hijo de Alcumena, de sus grandezas la venganza aguardo, pues no puedo olvidarme, ni me olvido, de un mal hijo bastardo que tuvo en Alcumena mi marido. Hele puesto ocasiones por ver si dé su vida y alma en ellas: guerras y luchas para darle espantos, jabalíes, leones, fantásticos encantos, sierpes, toros, enredos y traiciones; mas a pesar del cielo y sus estrellas ha salido bien dellas. También hice dejase la Tesalia y que viniese a la famosa Italia, mas por su brazo victorioso agora Júpiter bravo a defenderle aspira, de Yole se enamora, olvidando a su esposa Diamira. Y pensando en el peso del globo celestial, al arrogante, ahora en su pecho sin segundo, hice que deje el engañoso mundo y sustente la máquina rotunda, y su peso le quite al fuerte Atlante. P ero quedó triunfante, pues con los brazos, cuyas venas tiñe con un cárdeno azul, el globo ciñe, y haciendo pedestal de un alto monte el peso isoportable ha sustentado. Espera, a verle ponte, verás a Atlante mudo y asombrado. Descúbrese en lo alto Hércules, sustentando el mundo en los hombros, como lo pintan, y a Atlante sentado en el suelo mirándole 1715 1720 Mira cómo esa máquina con los hombros triunfando la sustenta, sin que pueda su fuerza sujetalle. P ues yo le sufro, Euristo, sufre y calla, que tiene de su mano la fortuna. Cubrirle quiero, que mi mal se aumenta llorando, que sustenta Júpiter mi deshonra ante mis ojos. Mas presto acabarán estos enojos, que de su muerte mi deidad me avisa, si de su fuerza ha de llevar el lauro una sola camisa, teñida con la sangre del Centauro. Cúbrese todo y queda Euristeo solo 1725 1730 1735 E URISTEO Visión sagrada, espera, no te alejes tan presto de mis ojos, subiendo a tu morada y alta cumbre, deja en el suelo un poco desa lumbre que resplandece en la tercera esfera. Sagrada Juno, como siempre adoro tu rostro hermoso, tus cabellos de oro, al punto cumpliré tu mandamiento sin que el tiempo visto más te pida, aunque en pedirte siento gloria, descanso, premio, gusto y vida. JORNADA TERCERA Sale Diamira, de hombre, y Yolao, y Licas, con una camisa y una carta 1740 1745 1750 1755 1760 1765 D IAMIRA Tanto, Yolao, ha podido un desdén, que de Tesalia disfrazada me ha traído. Y OLAO Ya pisas la bella Italia, donde reina tu marido. D IAMIRA Ese título condeno. ¿ Mi esposo le llamas? ¡Bueno! Y OLAO Tuyo al cabo vendrá a ser. D IAMIRA P ues tiene acá otra mujer, bien puedes llamarle ajeno. P or permisión de los cielos sus hielos mi fuego han sido, de su ausencia mis recelos. Del hielo nace su olvido, del fuego nacen mis celos. De mí no se acuerda ya, y si mayor pena da el ser con celos querida, que no el ser aborrecida, todo cuanto ¿ qué será? Y OLAO Lástima te tengo, cierto, mas hay tanto mal en mí que a sentir otro no acierto. Si un desdén te mata a ti, un desdén me tiene muerto. Si tú tu reino has dejado por un celoso cuidado, buscando todo tu bien, buscando mi mal también de mi tierra me he ausentado. Mas por ti que solenizas instancia más que mujer, pues con ella te eternizas, vuelvo en ella a renacer 1770 1775 1780 1785 1790 1795 1800 1805 1810 de las heladas cenizas. Como remedio darás, ya que en la ciudad estás de tu ingrato, el mal que sientes, sin que tu deidad aumentes pensando volver atrás. D IAMIRA El remedio con que vengo por provechoso le tengo, y es bien que le considere, y si acaso no lo fuere, a la muerte me prevengo. Y OLAO Ya temo, cuando has venido, que no te conozca, y quede tu buen intento perdido. D IAMIRA ¿ Cómo conocerme puede el que es tan desconocido? [A Licas] En ti pongo mi esperanza, porque tengo confianza que con vigilancia y prisa le pondrás esta camisa, que grande misterio alcanza. Mas, Licas, esto ha de ser sin que él lo sepa. L ICAS Señora, no tienes más que temer, pues que tu pecho no ignora mi cuidado y proceder. D IAMIRA Dale también esa carta; y si acaso la descarta, conoceré, Licas, luego, que en el amoroso fuego por olvidada me aparta. Y si no pasare así, y después de estar leída ves que se acuerda de mí, entonces el resto embida y di cómo estoy aquí. L ICAS Harélo desa manera. Vase D IAMIRA Yo acompañarte quisiera, que así mi fe se acrisola, pero quien quedó tan sola mal acompañar pudiera. Y OLAO Si los ojos acomodas a aquellas calles cuajadas de juncia, las verás todas aún todavía entoldadas por víspera de sus bodas. Este es palacio, y si miras aquesas cuadradas piras, cuyas doradas techumbres afrentan del sol las lumbres, ¿ cómo en verlas no te admiras? 1815 1820 1825 1830 D IAMIRA ¡Oh, palacio venturoso!, divino depositario de mi ya perdido esposo, sagrado templo y erario de un semidiós belicoso. Si a compasión os movéis, pues que mi dicha sabéis, bien agora lo mostráis si la gloria me tornáis que usurpada me tenéis. Salen músicos con instrumentos y el viejo guardadamas * VIEJO 1835 1840 1845 1850 Venid presto, que os aguardan los reyes. D IAMIRA [Ap.] (Buena ocasión hoy mis desdichas me guardan para ver este león, que cuartanas le acobardan. P orque si como truhán entre estos músicos voy, que a cantar a Alcides van, contento con verle estoy). Yo llego. VIEJO Templando están P or cierto, ¡gloriosa flema! U NO [MÚSICO] Váyase a espacio y no tema, que aún un día no ha pasado. VIEJO ¡Viejo dicho! D IAMIRA P adre honrado, ¡guarde, guarde, que se quema! VIEJO ¿ Quemarme ..? La capa dejo. ¿ Y el fuego? D IAMIRA P regunta loca: ¿ Siéndolo (no es mal consejo) y quemarse, que su boca diga cosa que halla viejo? MÚSICO Bien ha dicho, cierto. 1855 1860 D IAMIRA Ten, y llévame donde están los reyes, así te den premio, que soy un truhán por necesidad. VIEJO Muy bien. Y dí, ¿ serás suficiente para decir solamente de repente? D IAMIRA ¡P esia tal, sí! [Ap.] (Que un repentino mal me hará decir de repente). [Da saltos y volteretas] MÚSICO ¡Bien suelto y ligero es! Y OLAO 1865 ¡Es notable! ¿ Cuándo empieza? D IAMIRA ¡Soy demonio! ¿ No lo ves? ¡Haré de los pies cabeza y de la cabeza pies! Vanse, y salen Hércules y Filotetas 1870 1875 1880 1885 1890 H ÉRCULES Vencí, como te dije, el dragón fiero que guardaba los huertos de Atalante, y truje dellos las manzanas de oro. Quise pasar a ver toda la Europa; fuese conmigo un mágico adivino, el cual me señaló una alegre playa donde, su ciencia según él lo decía, la más noble ciudad será fundada que el mundo ha de tener mientras durare: será el nombre Sevilla, la famosa. Allí, como un remate de la tierra parecióme poner unas colunas, figuradas en ellas mi retrato, escrito mi plus ultra en lo alto dellas; y abajo hice escribir: « Será fundada la famosa ciudad en este puesto» . P asé más adelante de la Hisperia, a Gerión vencí, rey muy tirano, por cuya causa en muy alegre puerto una torre fundé maravillosa, dejando en ella dos encantamentos, llamaráse después de la Coruña. P oblé en aquella parte otras ciudades por quien será mi nombre eternizado en estas partes, que según el sabio España llamarán. Y así, quisiera hacer a Marte algunos sacrificios por aquestas vitorias que he tenido. Al templo ve a avisar que le prevenga. 1895 FILOTETAS Haré lo que me mandas. H ÉRCULES Vase Vuelve luego. Sale Licas, y trae la camisa y una carta 1900 1905 1910 1915 1920 1925 1930 ¡Oh, Licas!, ¿ a qué veniste? L ICAS Envióme Diamira. H ÉRCULES ¿ Está buena? L ICAS Sí, mas triste. H ÉRCULES ¿ Quéjase? L ICAS Llora y suspira, por ti negras ropas viste: tú has de hacer que se consuma. Toma esta letra, que en suma trae escritos sus enojos, más con agua de sus ojos que con tinta de su pluma. H ÉRCULES Lee: « Yo, Diamira infelice, a ti, ocasión de mi muerte, salud; si la puede dar quien para sí no la tiene. No me quejo, Alcides sacro, de que por otra me dejes, porque a trueco de tu gusto disgusto mi alma padece. P ésame de ver tu amor en voluntad de mujeres, sujeto a Eiolo falsa, por cuya causa se pierde. La diosa Venus te ha hecho mayor mal con sus deleites que Juno, tu cruel madrasta, con su envidia y interese. La diosa Venus te humilla procurando engrandecerte, y procurando humillarte tu madrasta te engrandece. Al animal egalopes semejante, Alcides, eres, pues él con sus duros cuernos los robles y álamos hiende; mas las delicadas ovas 1935 1940 1945 1950 L ICAS 1955 del río Ganges le prenden, no aprovechando sus fuerzas contra aquella hierba débil. Así tú, que en tu niñez sujetabas las serpientes, agora una mujercilla con flaca mano te ofende. Advierte que no es de dioses tanto regalo, y advierte que se pierde con el ocio lo que en trabajos se adquiere. Echa de ver quién te adora o quién tu amor aborrece, ¿ la que evita tus flaquezas, o aquélla que las consiente? ¿ Cómo han de querer los hombres sus legítimas mujeres, si ven que dejan las suyas los que son dioses y reyes? No digo más, que la lengua ni el corazón ya no pueden ni sentir lo que escribí, ni ella escribir lo que siente» . ¿ Tu pecho no se enternece y tu poco amor no crece contemplando su razón? H ÉRCULES Un amante corazón con blandura se endurece. Salen los Músicos, y Yole, y Yolao, y Diamira ¡Sacro Alcides! H ÉRCULES ¡Cielo mío! Y OLE ¿ Cielo? H ÉRCULES Sí, de mi memoria, porque él con su señorío no puede darme la gloria, mi bien, que de vos confío. Y OLE ¿ Cómo estáis? H ÉRCULES Si mi deseo y salud en vos empleo, por fuerza la he de tener, mi señora, cuando os veo. Y OLAO Sin duda a matarme voy, Diamira, que ya el cielo fin presto previene hoy. D IAMIRA ¡Y qué gracioso consuelo Y OLE 1960 1965 1970 Y OLE 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 para estar como yo estoy! De ver que, cuando he venido tan llena de amor y fe, aún traéis ese vestido, para que temor me dé imagino que habrá sido. En tiempo que es de alegría, de ternezas y de amor, ¡dejalde, por vida mía! H ÉRCULES Solamente por temor desos ojos le traía. Mas, pues ellos me aseguran y darme gusto procuran, dejaré los embarazos, pues gozo de aquesos brazos que tanto bien aventuran. Y OLE Dame esa ropa, que quiero vestir a mi nuevo esposo. H ÉRCULES ¿ Qué mayor contento espero? D IAMIRA ¿ Hay caso más afrentoso? ¡De celos y rabia muero! Y OLE En vuestros brazos desnudos, que rajan tantos escudos, estas manillas poned, y en mi nombre las traed. D IAMIRA ¡Todos han quedado mudos! Y OLE Estos corales merecen a que los honréis. H ÉRCULES Yo gano en ello. Y OLE ¡Qué bien parecen! H ÉRCULES P or ser desa mano, más que Apolo resplandecen. Y OLE ¡Qué gallardo habéis de estar! La maza habéis de guardar. H ÉRCULES No, no, tenelda a mi lado. Y OLE ¡Qué bien vuestro cuello osado esmaltará este valor! H ÉRCULES De ver mi ventura tanta, Eiolo, ya me acomodo a pisar la esfera santa. D IAMIRA Y el ver tu mudanza en todo a mi corazón espanta. ¡Hola, cantad, por mi vida! 2015 2020 2025 2030 Y OLE H ÉRCULES La música me convida a la gloria que veréis. D IAMIRA Cantad con que le incitéis a la guerra que se olvida. Cantan [MÚSICA] Descuidáranse los dioses en sus esferas divinas, y sólo con sus esposas gusto y gloria solicitan. Los trabajos de la tierra ya con los vicios se olvidan, y por ello los Gigantes a sus asientos subían. Viéndose sobresaltados, Júpiter apriesa grita, dejando a Juno, su esposa, y su regia y sacra silla: ¡Al arma, deidad divina!, ¡al arma, guerra!, una mujer te olvida, mas si una mujer no vence a un dios tan grande ¿ quién vencerle puede? Al decir «arma» levántase Hércules furioso y Yole tras él, y en diciendo «mas si mujer no vence» quítale la maza Yole, y él sosiega 2035 2040 2045 Y OLE Caro esposo, ¿ qué es aquesto? H ÉRCULES ¿ No sabéis, señora mía, cómo el son de la trompeta al caballo bueno anima? Cuando estaba en vuestros brazos, estas voces que publican guerra contra los Gigantes, dellos y mi bien me quitan. No quiero guerra, señora, vos sola sois mi alegría. D IAMIRA ¡Qué desdichada que soy! Lo propio cantad, aprisa. Cantan [MÚSICOS] ¡Al arma, deidad divina!, ¡al arma, guerra!, una mujer te olvida, mas si una mujer no vence 2050 2055 2060 2065 2070 2075 a un dios tan grande, ¿ quién vencerle puede? H ÉRCULES Este es aviso del cielo, mi contento, Yole, envidia. ¿ Qué es de los pasados hechos, mis trofeos y conquistas? Dispertáisme el pensamiento para que de nuevo viva. ¿ El pellejo del león dejo por estas manillas? Ya hago lo que pedís, ya vuelvo a lo que solía, a renacer como Fénix vuelvo ya de mis cenizas. ¡Al arma, deidad divina!, ¡al arma, guerra!, una mujer te olvida, mas si una mujer no vence a un dios tan grande, ¿ quién vencerle puede? Y OLE No cantéis más, mi señor. ¿ Cómo me dejáis así? H ÉRCULES ¡Basta!, no tengáis temor, ya todo el furor perdí. D IAMIRA [Ap.] (Ganarle fuera mejor). Hola, músicos, tañed, y mi mucho ingenio ved. Rey, es por mi desventura, sé cantar a la locura: escuchadme, de merced. Canta de locura 2080 2085 2090 Esta novia se lleva la flor, que las otras no. Esta novia venturosa la flor divina ha llevado del que en sus brazos reposa, después de haberla apartado de otra que también fue diosa, y pues goza por hermosa lo que esotra no gozó, esta novia se lleva la flor, que las otras no. Esta novia cierto día dichoso para ella vio lo que ya esotra no vio, y mi carta retiró, porque era la suerte mía. P ues ella tiene alegría 2095 2100 2105 2110 2115 2120 2125 2130 2135 y se la celebro yo, esta novia se lleva la flor, que las otras no. Y vos, Hércules famoso, en las manos valerosas no tendréis ningún reposo, que quien tiene dos esposas preso está, caso afrentoso; mas vos estaréis gozoso, y pues tal bien alcanzó, esta novia se lleva la flor, que las otras no. Con mucha gracia ha cantado. Y OLE H ÉRCULES ¡Donaire tiene, a fe mía! D IAMIRA ¡Oh, cómo os habéis errado! Gracia tenerla solía, mas ya soy muy desgraciado. Y OLE P ues veo mi perdición, en efeto razón tienes. D IAMIRA Bailaré si hacéis el son [ap.] (yo veo vuestros desdenes) aunque pierda la razón, si os parece que la tengo, si hoy veo lo que perdí, por quien mi daño prevengo, con otro dueño; y así a cobrar mi prenda vengo. Y OLE ¿ Qué perdiste? D IAMIRA Un instrumento de tan sonoroso acento que ya por serlo imagino que era lo medio divino, pero la mitad de viento. Y aqueste instrumento estima este pecho, aunque se anima a darme un dolor cruel, por considerar que en él duró tan poco la prima. Aquí mi pesar se funda, esto a muerte me condena, por ver que en la barahúnda, del tener la prima buena dio materia a la segunda. La prima nunca faltó, pero de ti la quitó, 2140 2145 2150 2155 2160 2165 2170 2175 ¡qué solo estoy llorando!, y la segunda templando la primera destempló. Mas como no considera la segunda que se estima, que en condición lisonjera no puede estar bien la prima ni segunda sin tercera, guárdese, que por mi vida que sospecho que, perdida la fe que pensó gozar, la segunda ha de olvidar como la primera olvida. Y OLE ¿ Quién eres? D IAMIRA Soy un truhán, que con mi tristeza alegro. Soy a quien los cielos dan al gran Júpiter por suegro: ¡mirad los tiempos cuál van! Vine de Tesalia aquí, donde al gran Alcides vi, y a su valor agradado hoy en su palacio he entrado, y vide. Y OLE ¿ Qué viste? , di. D IAMIRA Sabed que he visto el olvido. En una bordada ropa, disfrazado y escondido, he visto el toro de Europa, que a otros toros ha vencido. Vide una gloria prestada, de otro dueño hurtada; he visto un doblado esposo, vide un hombre mentiroso y una mujer despreciada. Sale Filotetas FILOTETAS Con todo el cuidado y prisa el templo se ha prevenido de seráfica divisa. H ÉRCULES Dadme, pues, otro vestido, traedme limpia camisa, que en semejante ejercicio del divino sacrificio el traje y ropa se muda, porque el alma se desnuda 2180 2185 2190 de la corteza del vicio. Vos, mi bien, venid conmigo. D IAMIRA Yo también quiero ir con vos, aunque al fin sois mi enemigo. H ÉRCULES ¿ Yo? D IAMIRA ¡Sí, a fe, testigo es Dios! H ÉRCULES ¿ Qué dios? D IAMIRA El que está contigo. L ICAS A pedir la ropa voy. H ÉRCULES En mi recámara estoy. L ICAS A vestir te puedes ir. [Ap.] Si yo le doy de vestir, esta camisa le doy. ¡Oh, si el cielo permitiera, a pesar de Juno esquiva, que se la vista y la quiera porque él con más gusto viva y ella de pena no muera! Vanse, y salen los que pudieren al sacrificio, y tras ellos un sacerdote, como los pintan las ropas 2195 2200 2205 2210 SACERDOTE Mientras mi pecho sencillo dice devotas palabras, den los cuellos al cuchillo cuatro vacas, cuatro cabras, un toro, un buey, un novillo. Yo solo al altar allego, y vosotros haréis luego gran fuego en este lugar, porque se tienen de echar las entrañas en el fuego. Cuando postre una rodilla la vuestra postrar se tiene, que por última se humilla. U NO ¡El inmenso Alcides viene! SACERDOTE P ues arrastralde una silla. H ÉRCULES ¡Grande fuego me consume! ¿ Tardéme? SACERDOTE No, mas presume hacer que tengan silencio cuando el arábigo incienso 2215 2220 2225 2230 2235 2240 2245 2250 2255 2260 dé su oloroso perfume. Sacro Júpiter, recibe esto que podemos darte, tus dádivas apercibe; y tú, soberano Marte, en rara paz y amor vive. H ÉRCULES ¡Oh, quién se echara en el mar!, ¡rabiando estoy!; pero no, quiero sufrir y callar, porque un hombre como yo no se tiene de quejar. O Juno la cruel me ofende, o mi ardiente corazón tanto fuego comprehende que, cual otro Faetón, mi celestial pecho enciende. Juno, cruel más que santa, este fuego no me espanta, sino que tú no me temas. Y tú, fuego que me quemas, a tu esfera me levanta. A la carne adonde llega la camisa se me pega. ¡Agua, que mi pecho es fragua!, ¡agua! ¿ Mas quién dará el agua, si Júpiter me la niega? Si este fuego más me atiza, si mi pecho sin segundo más se quema y martiriza, ha de abrasar todo el mundo antes de ver mi ceniza. P ues con mano vengativa se me muestra Juno esquiva, a todos la muerte dio, porque cuando muera yo no es justo que nadie viva. La muerte ha de ser igual, todos la tenéis de ver antes que muera mi mal. P ero, ¿ cómo puede ser que muera, siendo inmortal? Si soy dios, éste no es fuego; o éste es fuego y no soy dios. Mas si soy dios, y ése es fuego, ¿ por qué el mismo fuego es dios? Yo soy dios y yo soy fuego. En estos males que toco toda la paciencia pierdo, paréceme el mundo poco, que soy alma de un dios cuerdo en cuerpo de un hombre loco. 2265 2270 2275 2280 2285 2290 2295 2300 SACERDOTE Alcides, que tengas ruego menos furia y más sosiego. ¿ P or qué nos das tanta guerra? H ÉRCULES ¿ No veis, necios, que en la tierra sosegar no puede el fuego? Destruir el mundo conviene para empezar a vengarme desta rabia que me viene, que el cielo quiere matarme por el miedo que me tiene. Si por el fuego padezco, como estrella resplandezco. De secretos ejercicios no se han de hacer sacrificios, pues yo sólo los merezco. Hacer esto es barbarismo, que si en este triste abismo sacrificios me han de hacer, ¿ de quién mejor pueden ser para mí que de mí mismo? Y tú, Licas, ¿ dónde vas? Espera, que sólo en verte otra camisa me das. La camisa de tu muerte agora te vestirás. Diamira te engañó, tú la camisa trujiste, y así quiero darte yo la camisa que me diste, la muerte que ella me dio. L ICAS Mensajero fui, señor. Bástame tener temor, pues con temor sólo muero. H ÉRCULES ¿ Qué importa ser mensajero, si el mensaje es de traidor? L ICAS P ues que no te desagravia mi muerte, no es bien te cuadre; porque Júpiter se agravia. H ÉRCULES ¡No es mucho muerda a su padre hijo que muere con rabia! Arrójele en el aire, y dice 2305 2310 2315 2320 2325 2330 2335 2340 2345 2350 Sol, cuyos rayos detuve, cielo, estrellas, que sin fruto en estos hombros sostuve: traed en mi muerte luto con bríos de negra nube. Cielo, tristeza recibe; y al mismo Atlante, que vive con tus estrellas eternas, le cortaré las dos piernas porque caiga y te derribe. Mas, ¿ qué, vida, me aprovechas? ¡Mis fuerzas siento deshechas! P ara que se asuele Troya toma por última joya, Filotetas, estas flechas. Mas ya es mi aliento ninguno, el alma está de partida con este mal importuno. Detén, Júpiter, mi vida mientras me quejo de Juno. Soberbia y celosa Juno, competidora de Venus, mujer de Júpiter santo, madrasta de mis incestos, ¿ hasta cuándo, vengativa, me han de afligir tantos celos, sin ser tiempo de acabarme, si es acabado mi tiempo? Yo deshice siendo niño... Mas, ¿ qué digo? , siendo viejo, pues supe entonces librarme, y agora, ¡ay de mí!, no puedo. Deshice entre aquestas manos tus serpientes con veneno, sujeté las amazonas, gané los estraños reinos, di la muerte a Laumedón, desquijaré el León partenso, desgarré el P uerco de Arcadia, dos veces vencí a Aquileo, castigué a Caco el ladrón, venguéme del monstruo Neso, martiricé al rey Busiris; bajé a los hondos infiernos, hice humillarse a P lutón, aprisioné al Cancerbero, saqué a Eurodice a la tierra, 2355 2360 2365 2370 2375 2380 2385 2390 2395 consolé con ella a Orfeo; desherré el Toro de Minos, quité a la Hidra sus cuellos, cogí la Cierva de Libia, limpié la mesa a Fineo, domé los Doce Gigantes, derribé al soberbio Anteo, robé, a pesar de Atalante, las manzanas de sus huertos. En las bodas de Hipodamia hice tan famosos hechos, dando muerte a los Centauros, que dellos yo mismo tiemblo. En estos altivos hombros ayudé a tener los cielos a Atlante, por su mandado: ¡mira, Juno, qué buen premio! Yo di la muerte a Diomedes, el que con humanos cuerpos sustentaba a sus caballos, que el suyo también comieron. Maté a Euristeo, a Gerión, fundé ciudades y templos, y dedicado a tu nombre hice el primer monasterio. Todas aquestas hazañas por tu deidad hice un tiempo, y agora, Juno, me pagas con tan rabiosos tormentos. P ero no pienses, ¡oh ingrata!, que se cumplen tus deseos, que soy Fénix en valor y por vivir más me quemo. Aunque me estoy abrasando, si cerca de ti me veo, tanto te he de hacer llorar que me conviertas en hielo. Mas, ¡ay!, que no siento fuerzas para decir lo que siento, y porque tú no me acabes quiero acabarme en el fuego. Soy Fénix, soy salamandria, soy mariposa, soy trueno que al fuego de do nací como a mi centro me vuelvo. Dentro ha de haber humos de fuego al pie del vestuario, adonde se arroje dentro; y sale Yole Y OLE Mortales ojos, ¿ qué veis? Esperad, que desespero; 2400 2405 2410 2415 2420 2425 2430 2435 2440 mas sueño debe de ser, pues la paciencia no pierdo. ¿ Alcides muerto y yo viva? Dispierta estoy, no son sueños, mas es que me vuelvo loca, loca estoy, dispierta muero. Recógeme, sacro Alcides, en tus cenizas y güesos, porque tan sanas reliquias sanen mis bienes enfermos. FILOTETAS Si presto te determinas, arrepentiráste presto. Espera, no dejes sola patria, vasallos y reino. D IAMIRA No te eches al fuego viva llorando males ajenos, déjame a mí que los pague, pues que por propios los tengo. O me falta el corazón o tengo los ojos ciegos, pues que no siento con él lo que estoy viendo con ellos. Hércules, en tu venganza venceré mi casto pecho, que pues tú Fénix has sido, yo ser pelícano quiero. Ojos, corazón, cabeza, manos, boca, pies, cabellos, pues todos tenemos culpa, bien es que todos paguemos. Diamira soy, levanta, vivo retrato del fuego, levántate a castigarme, pues que mis culpas confieso. Con lágrimas regaré el sepulcro de tu cuerpo, por ver si puede mi llanto lo que mis culpas pudieron. Mas, ¡ay!, que si encima dél mis tristes lágrimas vierto, como son del homicida refrescarán tu tormento. Tú has padecido una muerte, mas yo dos muertes padezco: tú por fiarte de mí, y yo por fiarme de Neso. 2445 P orque siempre las mujeres se creen muy de ligero engañóme, porque engañan muy fácil todos los buenos. Claro estaba el desengaño, porque en un monstruo tan feo no pudo caber virtud, ni en su sangre tal misterio. Y si dos sangres mezcladas suelen ser crudo veneno, sangre de hombre y caballo claro está que había de serlo. Si primero fuiste en todo, también serás el primero a quien mató una mujer por amallo y por querello. Echaréme en tus cenizas porque no las lleve el viento con el peso de mis males, si tienen mis males peso. Mas no cabremos los dos en un lugar, porque creo que, pues vivo me olvidaste, no me querrás cuando muerto. Eiolo causó tu muerte, y aunque yo fui el instrumento, a la causa principal se atribuyen los efetos. Así que, Alcides glorioso, disculpa y perdón merezco, tu agravio no venga a más, pues mi dicha viene a menos. Recíbeme en sacrificio, que a tu deidad santa ofrezco el yerro que cometí, pagando en fuego y en hierro. 2450 2455 2460 2465 2470 2475 2480 Arrójase adentro, y descúbrese en lo alto Júpiter, Marte y los dioses que pudieren JÚPITER Gran Colegio Celestial, pues mi pecho a Hércules ama y con tan rabioso mal murió, justo es que su fama se eternice y sea inmortal. P or hijo siempre le tuve, baje por él una nube porque mi ser comprehenda. 2485 MARTE No es bien que nube decienda por hombre que tanto sube. P or él, si gustáis, iré. 2490 JÚPITER Con poder y mano santa desde aquí le subiré. ¡Hércules santo, levanta!, toma el premio desta fe, cobra tu antigua salud, sube en tu propia virtud, que ya como dios te mueve, sube a casarte con Hebe, diosa de la juventud. 2495 2500 Va subiendo Hércules con su vestido de piel y maza, y llega a lo alto. Marte y Júpiter le ponen una corona de álamo MARTE Tu cabeza es bien reciba, puesta por ambos a dos, la inmortal corona altiva. ¡El gran Hércules es dios! TODOS 2505 ¡Y como tal viva, viva! Cúbrese todo Y OLE 2510 P ues en esta eterna gloria los sumos dioses te alaban, tan señor de mi memoria, aquí, senado, se acaban sus hazañas y su historia. FIN