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Jueves 4 de diciembre de 2008
12
la contra
opinión
Osvaldo Príncipi
Locomotora
Oliveras, que
subió con un
body painting, y
La Tigresa Acuña,
ayer, durante el
pesaje oficial en
el Luna Park
Piel de guerreras
// S. A ZN A R E Z
El Luna Park será esta noche el escenario del primer choque entre dos campeonas mundiales
argentinas; Marcela Acuña y Alejandra Oliveras unificarán los títulos supergallo AMB y CMB
Por Fernando Pedersen
De la Redacción de LA NACION
os pesajes oficiales suelen
tener siempre las mismas
características. Una larga
espera, y el efímero momento en el que los protagonistas
demuestran en la balanza que están
dentro de la categoría del combate.
Ayer, la ceremonia en el Luna Park
no habría sido diferente a otras si no
fuera porque las primeras figuras son
Marcela La Tigresa Acuña y Alejandra Locomotora Oliveras, las campeonas mundiales de la AMB y el CMB,
respectivamente, que esta noche, a
partir de las 22, unificarán la corona
supergallo.
La rica historia boxística del Luna
Park tendrá a partir de hoy otro hito,
con este esperado y varias veces dilatado choque. Un combate femenino que
motivó a la mayoría de los canales de
TV que cubrieron el pesaje a enviar
cronistas mujeres, como para ponerse
a tono con el acontecimiento. La Tigresa, con algo más de rodaje en esto
de las peleas importantes, no cambió
demasiado su rutina en el pesaje. Subió con un peinado con pequeñas trenzas que seguramente utilizará hoy en
el combate, y una malla azul. Dio sin
problemas el peso: 54,850 kg.
Oliveras, en cambio, había pasado por
L
la peluquería poco antes, y entró con una
campera y unas medias de red. Cuando
se quitó el abrigo, lucía el torso desnudo, sólo cubierto por un body painting.
Y su figura, más atlética que nunca, se
notó en la balanza: 54,350 kg.
Por supuesto que ayer continuaron
los duelos verbales en los que La Tigresa llevó la delantera desde que se
confirmó la pelea, esforzándose por
ponerle temperatura a un choque en
el que la jujeña que reside en Córdoba prefirió cultivar el bajo perfil. “Me
costó bastante que me respondiera, pero bueno, parece que ahora se acordó
de hablar. Ella no tiene chance contra
mí. Es muy fuerte, y tiene la virtud
de ir siempre al frente, pero el boxeo
no es todo fuerza. Yo tengo mejor técnica y soy más inteligente, y con eso
la voy a superar claramente. Esta es
una pelea histórica, están casi todas
las entradas vendidas, y además de
ganar quiero que la gente pueda ver
un buen espectáculo”, dijo La Tigresa,
que a los 32 años tiene un currículum
superior al de su rival, con cuatro defensas exitosas de su título AMB, ante
la colombiana Paola Herrera, la dominicana Maribel Santana, la mexicana
Yazmin Rivas y la canadiense Danielle Bouchard, y un récord que muestra 30 combates, con cinco derrotas y
ningún empate.
Oliveras, por su parte, tiene 30 años
y tres como profesional. Su rival más
Varios choques
atractivos en los
preliminares
En el semifondo, habrá un título mundial
femenino en juego:
Yésica Bopp peleará
con la venezolana
Ana Fernández por
la corona vacante
minimosca AMB.
También sobresale
el choque en el
que Víctor Emilio
Ramírez defenderá el
título sudamericano
crucero ante Héctor
Ricardo Sotelo.
importante fue la mexicana Jackie
Nava, a la que le quitó la corona CMB
con un KO en Tijuana, en mayo de
2006, y con la que realizó la segunda
de sus tres defensas en Río Cuarto, en
marzo del año pasado. Está invicta en
12 peleas, de las que ganó ocho y cuatro por KO.
Oliveras eligió no entrar en la provocación montada por Acuña, y hasta ayer
prefirió destacar el acontecimiento que
está por protagonizar y su deseo de que
el público disfrute del espectáculo, aunque por fin se animó a responderle a su
adversaria con palabras tan frontales
como su estilo de pelea: “La voy a llenar
de piñas. Ya sé que Marcela habló bastante durante las últimas semanas, pero
en el ring van a hablar los puños. Estoy
bien preparada, con muchas ganas. Y
pase lo que pase, en 120 días tendremos
la revancha en Córdoba”, adelantó, como para confirmar que este incipiente
clásico del boxeo femenino argentino está pensado a largo plazo, con la idea de
sacarle todo el jugo posible. La Tigresa
también habló de esa posible revancha:
“Es lógico que se piense en una revancha, pero también hay que ver si ella
quiere después de esta pelea”.
Como nunca antes en la Argentina,
dos mujeres acaparan la atención del
ambiente del boxeo, y nada menos que
en el Luna Park. Habrá que ver cómo
resuelven un choque clave para sus
respectivas carreras.
Para LA NACION
Al final, las mujeres
armaron un clásico
La Tigresa Acuña y la Locomotora Oliveras representan dos perfiles
de vida y de boxeo totalmente opuestos. Visibles y palpables desde las
distancias más lejanas.
Dichos contrastes, tan contundentes como el agua y el aceite, determinaron la fórmula ideal para acceder
al nacimiento de un fresco clásico
del ring.
Un clásico de mujeres, raro para
el boxeo nacional, pero eficaz para
la época y para las boleterías del Luna Park.
Acuña, con su imagen maternal y
de líder de familia, no dejó dudas en
cada una de sus peleas en el país.
Oliveras, consagrada campeona
mundial en soledad, basó el crecimiento de su carrera sobre el impulso individual y la fortaleza de su
personalidad.
Estos méritos, incuestionables en
ambas, las llevaron a ganar un respeto y una confianza absoluta del
público argentino. Y esto fue vital,
ante los interminables cuestionamientos que se hicieron del pugilismo femenino desde que Don King lo
incorporó en las veladas internacionales en 1990.
Por entonces, objetar el boxeo
de mujeres era algo lógico y justo.
Sin embargo, esa lógica y esa justicia sucumbieron ante una legión de
boxeadoras que, con sus actuaciones
en el ring, lo convirtieron en “un
trabajo adicional”. Sin espacios para lamentos ni asombros.
Mientras Acuña caracterizó su vida exponiendo su devoción religiosa y el orgullo por su familia, Oliveras sacudió a la opinión publica cada
vez que ganó espacio promocional;
pesajes con sus pechos descubiertos
y pintados al agua y un vocabulario
a veces tan sincero como reo fueron
decisivos como para convertirlas en
opciones: Acuña u Oliveras.
Estas mujeres, legítimas campeonas del mundo, darán vida a un hecho que ningún pugilista argentino de primer nivel protagonizó en
los últimos años: arriesgar a todo
o nada y revivir un clásico real en
el ring. Ni Pablo Chacón ante Jorge Barrios; ni Marcos Maidana ante
Lucas Matthysse, los boxeadores locales más populares de la última década, se animaron a esto, a revivir
un clásico; mérito exclusivo, hoy por
hoy, de estas dos mujeres. Y éste es el
gran significado que tiene esta pelea.
El boxeo femenino no tiene el nivel competitivo ni la jerarquía del
pugilismo masculino. Sin embargo,
Acuña-Oliveras animarán una batalla auténtica, sentida y creíble.
La regularidad de Marcela Acuña
y su estabilidad en el boxeo profesional la proyectan como leve favorita ante una rival como Alejandra
Oliveras, cuya ausencia de la competencia de primer nivel en los últimos 15 meses la convierte en un verdadero acertijo. Y ésta es una pista
clave para destacar.
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