162-98. Gaitán vrs. Alcalde Municipal de Rosario de Mora SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: Antiguo Cuscatlán, a las ocho horas con cuarenta y cinco minutos del día nueve de septiembre de mil novecientos noventa y nueve. El presente proceso constitucional de amparo, ha sido iniciado mediante demanda presentada por el abogado Jorge Adalberto Meléndez Fuentes, en su calidad de apoderado general judicial y administrativo del señor José Manuel Gaitán, contra acto del Alcalde Municipal de Rosario de Mora, departamento de San Salvador, por considerarlo violatorio de los derechos constitucionales de su poderdante. Han intervenido en este proceso constitucional, además de la parte actora, la autoridad demandada, y el Fiscal de la Corte Suprema de Justicia, doctor René Mauricio Castillo Panameño. Analizados los hechos, y considerando: I. La parte actora en su demanda, manifestó en esencia lo siguiente: que el día siete de enero de mil novecientos noventa y ocho, el Alcalde Municipal de Rosario de Mora concedió permiso a efecto de que su poderdante instalara un expendio de aguardiente, previo cumplimiento de los trámites de ley, los cuales se encuentran en los artículos 29 y 30 de la Ley Reguladora de la Producción y Comercialización del Alcohol y de las Bebidas Alcohólicas. No obstante estar funcionando dicho negocio en legal forma, la referida autoridad, con fecha cuatro de mayo del mismo año, le notificó por escrito a su poderdante que debía cerrar tal negocio, para lo cual se hizo acompañar de agentes de la Policía Nacional Civil, cometiendo actos arbitrarios con requerimiento de fuerza, mostrando con ello una conducta arbitraria e ilegal, la cual, a su parecer constituye delito, pues tal situación causa graves perjuicios económicos y de toda índole que son irreparables. Esto significa que dicha autoridad, por intereses muy personales y sin ningún fundamento legal, insiste en querer cerrar el referido negocio, por lo que su poderdante se ha abstenido de cumplir con dicha orden, pues considera que ésta ha vulnerado los derechos reconocidos en el artículo dos de la Constitución de la República que son el derecho a la seguridad, al trabajo, a la propiedad y posesión, así como también el derecho reconocido en el artículo ocho, ya que lo obliga a hacer lo que la ley no manda y lo priva de lo que ella no prohibe, y el que reconoce el artículo once, ya que lo priva de su propiedad y posesión, sin ser previamente oído ni vencido en juicio con arreglo a la ley. En consecuencia, pidió que se le admitiera la demanda, y que se le tuviera por parte en el carácter en que comparece. Presentó testimonio de poder general judicial otorgado a su favor por el señor José Manuel Gaitán, el día cuatro de febrero de mil novecientos noventa y ocho. Se admitió la demanda incoada, se suspendieron de forma inmediata y provisional los efectos del acto reclamado, en el sentido de autorizar la apertura del establecimiento durante la tramitación del proceso de amparo. Asimismo, se pidió el respectivo informe al Alcalde Municipal de Rosario de Mora, quien lo proporcionó mediante escrito de fecha cuatro de junio de mil novecientos noventa y ocho, en el que dijo lo siguiente: que no son ciertos los hechos que se le atribuyen en la demanda en cuanto a que, en ningún momento ha visitado al señor José Manuel Gaitán acompañado de agentes de la Policía Nacional Civil, ni mucho menos ha cometido actos arbitrarios; pero sí es cierto que el Concejo Municipal, y no su persona, previo un procedimiento en que se respetó al impetrante el derecho de audiencia y en vista de no haber extendido ninguna autorización, permiso o licencia para la instalación de una venta de bebidas alcohólicas por parte de dicho señor, acordó cerrar el expendio de aguardiente. Luego, de conformidad a lo que ordena el artículo 23 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se mandó oír al Fiscal de la Corte, en la siguiente audiencia, quien no hizo uso de la misma. Se confirmó la suspensión del acto reclamado, y se pidió nuevo informe a la autoridad demandada, quien no lo proporcionó. De conformidad al artículo 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, se confirió traslado al Fiscal de la Corte y a la parte actora, evacuándolo únicamente el primero de ellos, mediante escrito que presentó el día veinticuatro de julio de mil novecientos noventa y ocho, en el que dijo: "En vista de los informes rendidos por las autoridades demandadas, corresponde al actor comprobar la titularidad de los derechos que reclama, y en específico la autorización de que goza para su legal funcionamiento". Se ordenó la apertura a pruebas por el plazo de ocho días, lapso durante el cual ninguna de las partes aportó prueba. Se confirió traslado al Fiscal de la Corte, de conformidad a lo que ordena el artículo 30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, el cual fue evacuado mediante escrito que presentó el día catorce de octubre de mil novecientos noventa y ocho, en el que dijo: "Al menos hasta esta fecha, el actor no ha comprobado los extremos fundamentales en Juicio de Amparo y a los que me refiero en mi anterior traslado de fs. 23". Asimismo, de conformidad al artículo antes mencionado se confirió traslado tanto a la parte actora, como a la autoridad demandada, los cuales no fueron evacuados. A fs. 40, consta resolución en la que para efectos de mejor proveer, se pidió al Concejo Municipal de Rosario de Mora que remitiera, dentro del plazo de tres días contados a partir de la notificación respectiva, certificación del procedimiento instruido en contra del demandante en este proceso, así como del Acuerdo Municipal en el que se decidió cerrar el negocio propiedad del mismo. A fs. 42, consta resolución en la que se previno a la autoridad demandada para que, en el plazo de tres días hábiles contados a partir del día siguiente a la notificación respectiva, diera cumplimiento al contenido de la resolución de fs. 40, pues de lo contrario puede incurrir en responsabilidad penal de conformidad al supuesto establecido en el artículo 321 del Código Penal. Dicha prevención fue evacuada mediante escrito que presentó el día veintiséis de abril de mil novecientos noventa y nueve, en el que dijo: que en cumplimiento a los oficios números 3683 y 3815 de fechas doce de marzo y quince de abril del corriente año, de manera atenta y constando de veintiún folios útiles, remite certificación de las diligencias de cierre definitivo del expendio de aguardiente que funciona en la residencia del señor José Manuel Gaitán, que se han tramitado en esa Alcaldía Municipal, así como también del acuerdo municipal en que se decidió el cierre definitivo de dicho establecimiento. Habiendo concluido de esta forma los actos procesales de desarrollo, el presente proceso se halla en estado de dictar sentencia definitiva. II. De manera previa al conocimiento sobre el fondo del asunto, esta Sala estima pertinente aclarar lo relativo a la suplencia de la queja deficiente que este Tribunal ha ejercido en el presente caso, específicamente respecto del acto reclamado, y de los derechos que el demandante alega han sido lesionados. Posteriormente se examinará la existencia del acto reclamado, pues en caso de no ser comprobada dicha existencia, no sería posible el pronunciamiento sobre el fondo de lo pedido en la demanda de amparo, y la terminación del proceso se haría por sobreseimiento. 1.- En primer lugar, según el texto de la demanda, esta Sala entiende que el impetrante considera que el acto reclamado es el hecho de que el Alcalde Municipal de Rosario de Mora procedió a ordenarle que cerrara el expendió de aguardiente de su propiedad, acompañado de agentes de la Policía Nacional Civil, no obstante haber concedido permiso para el funcionamiento normal del mismo, por haber cumplido con los trámites que se exigen para tal efecto en los artículos 29 y 30 de la Ley Reguladora de la Producción y Comercialización de Bebidas Alcohólicas. Sin embargo, sistematizando esta idea, esta Sala estima indispensable aclarar que ha quedado plenamente establecido en autos, que el Concejo Municipal en sesión celebrada el día tres de mayo de mil novecientos noventa y ocho emitió acuerdo en el cual tomó la decisión de ordenar el cierre definitivo del expendió de aguardiente propiedad del demandante, previamente autorizado por ese Concejo. Por lo tanto, al tomar en cuenta el contenido del articulo 34 del Código Municipal, el cual establece que los acuerdos son disposiciones específicas que expresan las decisiones del Concejo Municipal sobre asuntos de gobierno, administrativos o de procedimientos con interés particular, y que surten efectos de manera inmediata; cabe decir entonces que el acto reclamado, en el presente caso, es el acuerdo antes relacionado, por vulnerar -según criterio del impetrante- sus derechos constitucionales. 2. Con relación al segundo punto, es de manifestar que el demandante alega que con el acto que impugna, la autoridad demandada ha vulnerado sus derechos constitucionales de: seguridad, trabajo, posesión, propiedad, y audiencia; sin embargo, en aplicación del principio iura novit curia, este Tribunal advierte que, de la estructura en sí de la pretensión constitucional, se desprende que no se trata -en el presente caso- de una supuesta vulneración a todos los derechos que menciona el demandante, sino, respecto de los derechos a la seguridad jurídica y audiencia. Por lo que este Tribunal omitirá consideración alguna respecto del resto de los derechos anteriormente mencionados, circunscribiendo de esta forma el análisis de constitucionalidad del acto impugnado desde el punto de vista de la -supuesta- vulneración a los derechos de audiencia y a la seguridad jurídica. 3. -Habiéndose determinado con precisión el acto que impugna el demandante y los derechos constitucionales que considera vulnerados, resulta procedente determinar la existencia del primero. En el presente proceso de amparo cabe destacar que consta prueba mediante la cual se puede comprobar la existencia del acto reclamado; por una parte, mediante la certificación del acuerdo emitido por el Concejo Municipal el día tres de mayo de mil novecientos noventa y ocho, la cual se encuentra agregada a fs. 55; y por la otra, mediante las afirmaciones efectuadas por la autoridad demandada en el informe que ha rendido, consistentes en haber admitido y reconocido en forma expresa que fue el Concejo Municipal y no su persona, el que acordó cerrar el expendio de aguardiente, en vista de no haber extendido ninguna autorización, permiso o licencia para la instalación del mismo; pues las mismas, se encuentran revestidas de la presunción de veracidad. De esta manera, se tiene por comprobada efectivamente la existencia del acto reclamado, posibilitando de esta forma, como se mencionó anteriormente, el pronunciamiento de fondo por parte de este Tribunal. III. Habiéndose clarificado el aspecto de previo conocimiento, este Tribunal estima oportuno consignar una breve acotación respecto a los derechos constitucionales anteriormente mencionados, por constituir éstos el marco de referencia del enjuiciamiento de constitucionalidad. 1.- Para determinar el contenido del principio de seguridad jurídica, resulta imprescindible tener presente lo indicado en el Informe Único de la Comisión de Estudio del Proyecto de la Constitución de 1983, pues en el mismo se puntualiza que "El artículo 2 del proyecto consigna que toda persona tiene derecho a la vida, a la libertad, la seguridad, el trabajo, la propiedad y posesión y a ser protegida en la conservación de los mismos". Este mismo concepto con similar redacción estaba comprendido en el artículo 163 de la Constitución de 1962. La Comisión agregó el derecho a la seguridad. Este concepto de seguridad aquí incluido es, en opinión de la Comisión, algo más que un concepto de seguridad material. No se trata únicamente del derecho que pueda tener una persona a que se le garantice estar libre o exenta de todo peligro, daño o riesgo, que ilegítimamente amenace sus derechos sino también se trata de la seguridad jurídica como concepto inmaterial. Es la certeza del imperio de la ley, en el sentido de que el Estado protegerá los derechos de las personas tal y como la ley los declara." Así pues, este principio impone al Estado el deber insoslayable de respetar y asegurar la inviolabilidad de los derechos constitucionales; delimitando, de esa manera, las facultades y deberes de los poderes públicos. Al respecto, Enrique Alvarez Conde en su libro de Derecho Constitucional sostiene que la seguridad jurídica es un principio que afecta directamente a los ciudadanos, pues éstos deben prever la aplicación del derecho por parte de los poderes públicos, viniendo a significar "la expectativa razonablemente fundada del ciudadano en cuál ha de ser la actuación del poder en aplicación del derecho". De tal manera que para que exista seguridad jurídica no basta que los derechos aparezcan en forma enfática en la Constitución, sino que es necesario que todos y cada uno de los gobernados tengan un goce efectivo de los mismos. Es decir que, desde la perspectiva del derecho constitucional, la seguridad jurídica es la condición resultante de la predeterminación hecha por el ordenamiento jurídico, de los ámbitos de licitud e ilicitud en la actuación de los individuos, lo que implica una garantía para los derechos fundamentales de una persona y una limitación a la arbitrariedad del poder público, condiciones indispensables para la vigencia de un Estado Constitucional de Derecho. En este mismo sentido, en el Manual de Derecho Constitucional del doctor Albino Tinetti y otros, aparece que Sánchez Viamonte sostiene que "la seguridad jurídica crea el clima que permite al hombre vivir como hombre, sin temor a la arbitrariedad y a la opresión, en el pleno y libre ejercicio de los derechos y prerrogativas inherentes a su calidad y condición de tal". Sobre tal punto esta Sala ha expresado su posición en anteriores resoluciones sosteniendo que seguridad jurídica es "la certeza que el particular posee que su situación jurídica no será modificada más que por procedimientos regulares y autoridades competentes, ambos establecidos previamente." La seguridad jurídica constituye pues un derecho fundamental, que tiene toda persona frente al Estado y un deber primordial que tiene el mismo Estado hacia el gobernado; pero entendido como un deber de naturaleza positiva, traducido, no en un mero respeto o abstención, sino en el cumplimiento de ciertos requisitos, condiciones, elementos o circunstancias exigidas por el propio ordenamiento jurídico, para que la afectación de la esfera jurídica del gobernado sea válida, es decir, que todos y cada uno de los gobernados tenga un goce efectivo y cabal de sus derechos. 2.- La consagración del derecho fundamental de toda persona, a no ser privada de sus derechos a la vida, propiedad, posesión -entre otros-, sin antes haber sido oída y vencida en juicio; tiene su más alta expresión en el artículo once de la vigente Constitución de la República, como garantía esencial propia del derecho fundamental a la defensa. A este propósito, cabe decir que el derecho de audiencia tiene sentido cuando se trata de decidir sobre los derechos de los gobernados, entendida entonces como una garantía de defensa de los derechos de los mismos, en cuanto en definitiva carece de razón esa exigencia si no existen interesados. Es por ello que toda ley que faculte privar de un derecho, debe establecer las causas para hacerlo y el procedimiento a seguir, los cuales deben estar diseñados de tal forma que posibiliten la intervención efectiva del gobernado, a efecto de que conozca los hechos que lo motivaron y de tal manera, tenga la posibilidad de desvirtuarlos. En este sentido, la notificación de los actos juega un papel fundamental pues pone en conocimiento del sujeto pasivo el inicio del procedimiento, el contenido de las razones que motivaron la iniciación del mismo, y el de las resoluciones que se emitan, lo cual le posibilita comparecer, cumplir con alguna actividad o simplemente declarar su voluntad en el proceso o procedimiento respectivo. En base a lo anterior, esta Sala advierte que existe violación al derecho constitucional de audiencia, cuando el afectado por la decisión estatal no ha tenido la oportunidad real de defensa, privándole de un derecho sin el correspondiente proceso o procedimiento. IV. Habiéndose establecido las anteriores consideraciones respecto a los derechos constitucionales -supuestamente vulnerados-, corresponde ahora entrar al análisis de la pretensión constitucional planteada en este proceso de amparo. Es válido manifestar que la Constitución de la República ha establecido una sección integrada de seis artículos que se encuentran ubicados dentro del Capítulo VI, en los cuales se establece, entre otros aspectos, la autonomía de la cual gozan las Municipalidades en lo que concierne a lo: técnico, administrativo y económico. En razón de ello, mediante Decreto Legislativo número doscientos setenta y cuatro, de fecha treinta y uno de enero de mil novecientos ochenta y seis, publicado en el Diario Oficial número veintitrés, Tomo doscientos noventa, correspondiente al cinco de febrero del mismo año, fue emitido el Código Municipal, el cual tiene por objeto desarrollar -entre otros- los principios constitucionales referentes a la organización, funcionamiento, y ejercicio de las facultades autónomas que corresponden a los Municipios. De tal manera que la autonomía de la cual gozan las Municipalidades no es absoluta, sino, relativa, por cuanto que el municipio forma parte del Estado, y en razón de ello todas las actividades a nivel local pueden estar vinculadas en un momento dado a los planes y programas del gobierno central. El gobierno municipal es entonces, un instrumento de servicio para la comunidad; se justifica el poder local en la medida que las autoridades del municipio vayan cumpliendo las metas que se proponen los vecinos para mejorar su comunidad. Estas metas puede decirse que se refieren al bien común local, que en términos concretos significa lograr una mejor calidad de vida para los habitantes del Municipio a través de programas de carácter social, económico y educativo en coordinación con las oficinas del gobierno central. Al respecto, Legaz y Lacambra citado en el Manual de Derecho Constitucional del doctor Albino Tinetti y otros, señala que: "El Estado, comunidad jurídica por excelencia, es también la comunidad política por antonomasia. Pero no es la única, pues en su seno viven otras comunidades políticas más reducidas, dotadas igualmente de su propio derecho. Estas comunidades son para el caso concreto, los municipios, los cuales pertenecen a aquellas "unidades naturales de convivencia", como la familia o las comunidades de trabajo, por las que el individuo se integra de modo orgánico en el Estado .." En consecuencia compete a los Municipios, como parte integrante del Estado, el cumplimiento efectivo de los principios y valores consignados en la Constitución de la República, y por ello los funcionarios municipales antes de tomar posesión de su cargo, protestarán bajo su palabra de honor, ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución, ateniéndose a su texto cualesquiera que fueren las leyes, decretos, órdenes o resoluciones que la contraríen, prometiendo el exacto cumplimiento de los deberes que el cargo le imponga (art. 235 Cn).. En el caso que se examina, el demandante alega esencialmente que la decisión consistente en ordenarle cerrar de manera definitiva el expendio de aguardiente de su propiedad, ha vulnerado su derecho constitucional de audiencia y de seguridad jurídica, por cuanto que la misma, fue emitida sin antes haberse instruido procedimiento alguno en el cual se le hubiera concedido una oportunidad real de defensa. Al respecto, es oportuno manifestar que, atendiendo a las disposiciones del Código Municipal, corresponde a las municipalidades la atribución de "regular el funcionamiento de restaurantes, bares, clubes nocturnos, y otros establecimientos similares". De tal manera que si el municipio concede autorización para que pueda operar un establecimiento comercial, y luego, en razón de ciertos motivos, decide adoptar la medida consistente en ordenar el cierre definitivo de algún establecimiento, deberá en todo caso instruir previamente el procedimiento idóneo a efecto de que la parte afectada tenga oportunidad de conocer los hechos o motivos que den lugar a la adopción de tal medida, y en el que la misma pueda defenderse de manera efectiva. Del estudio realizado de este expediente judicial, consta que la referida orden fue el resultado de un procedimiento, pues en la prueba documental proporcionada por la autoridad demandada, aparece lo siguiente: (1) nota de fecha tres de abril de mil novecientos noventa y ocho, dirigida al Alcalde Municipal de Rosario de Mora, en la que el Inspector de Salud y Medio Ambiente solicitó informe respecto a que si esa municipalidad efectivamente concedió autorización escrita para instalar el expendio de aguardiente que se encuentra ubicado en avenida las vegas y final quinta poniente; (2) informe dirigido al Alcalde Municipal, en el que el Secretario manifiesta que aún no se ha inscrito en el Registro Catastral el establecimiento al cual se ha hecho referencia, y que el propietario del mismo no ha presentado ninguna solicitud, tal y como lo establece el artículo 30 de la Ley Reguladora de la Producción y Comercialización del Alcohol y de las Bebidas Alcohólicas; (3) Resolución emitida por esa Alcaldía Municipal el día tres de abril de mil novecientos noventa y ocho en la que, debido a que el Concejo Municipal se pronunció sobre la autorización del mencionado expendio sin antes haber cumplido el interesado con el requisito que exige el artículo 30 de la ley antes citada, ordenó: (a) notificar al señor José Manuel Gaitán que previo a la autorización del funcionamiento del expendio de aguardiente de su propiedad, debió presentar una petición con los requisitos que en la mencionada ley se prescriben, por lo que en virtud de ello, concedió el término de cuarenta y ocho horas, a efecto de que cumpla a la mayor brevedad posible con el mismo, (b) hacer del conocimiento al Concejo Municipal, de las irregularidades observadas en la autorización del referido expendio, a fin de que se pronuncie sobre tal decisión, y (c) hacer del conocimiento al señor Inspector de Salud y Medio Ambiente, aclarando que en realidad no existe una licencia escrita a favor de dicho expendio, ya que no ha sido incluido en el Registro Catastral que de establecimientos de esa naturaleza lleva esa municipalidad; (4) se notifica al señor José Manuel Gaitán que en el término de cuarenta y ocho horas debe cumplir con el requisito que exige el artículo 30 de la Ley antes citada; (5) nota de fecha cinco de abril de mil novecientos noventa y ocho, en la que el Secretario Municipal informa al Alcalde que hizo saber a los miembros del Concejo Municipal en pleno el proveído, y al mismo tiempo dijeron quedar enterados y que estaban de acuerdo que se siguieran las diligencias respectivas y que se pusieran en conocimiento de ese Concejo para decidir sobre dicha situación; (6) resolución emitida por esa Alcaldía Municipal, el día veintiuno de abril de mil novecientos noventa y ocho, en la que se le previno al señor José Manuel Gaitán para que se presente dentro del término de cuarenta y ocho horas a efecto de que exprese las razones del incumplimiento a la requisitoria de que cumpla con los requisitos legales para que funcione normalmente su establecimiento, la cual fue notificada el día veintidós del mismo mes y año; (7) Acuerdo emitido por el Concejo Municipal mediante sesión celebrada el día tres de mayo del mismo año, en la que se ordenó cerrar definitivamente el expendio de aguardiente, previamente autorizado por ese Concejo; y (8) notificación realizada al propietario del expendio, del contenido del acuerdo relacionado, el día cuatro de mayo de mil novecientos noventa y ocho. De lo anterior se colige que, la autoridad demandada al constatar que el demandante no contaba con una autorización, permiso, o licencia escrita concedida por esa municipalidad para la instalación de su venta de bebidas alcohólicas; decidió instruir diligencias a efecto que el impetrante cumpliera con el requisito requerido para la concesión de la misma, y para ello concedió oportunidad para que lo hiciera efectivo, lo cual no hizo. Ante esta circunstancia, el Concejo Municipal mediante Sesión celebrada el día tres de mayo de mil novecientos noventa y ocho, decidió ordenar el cierre definitivo del referido establecimiento. Por otra parte, de lo que consta en el expediente no se desprende, y tampoco lo alega la parte demandante, que la autoridad demandada le obstruyera su derecho de alegar los argumentos que hubiera considerado oportunos durante la tramitación de las mencionadas diligencias. En este sentido, esta Sala estima que no ha existido por parte de la autoridad demandada, vulneración al derecho de audiencia y de seguridad jurídica, pues ésta ajustó su conducta a la normativa constitucional, al haberle concedido varias oportunidades razonables en las que el demandante hubiera podido cumplir con el requisito requerido para el funcionamiento legal de su establecimiento o, en su caso, manifestara los argumentos que hubieran justificado su oposición o descontento en relación al requerimiento del mismo. Como producto de las anteriores razones, esta Sala infiere que al demandante no se le ha violado sus derechos constitucionales, por cuanto consta en este expediente judicial el procedimiento que instruyó la autoridad demandada, en el que aparece que la decisión de hacer efectiva la medida anteriormente relacionada, es el resultado del incumplimiento del requisito requerido para el funcionamiento legal de su establecimiento. Por lo que, en virtud de ello, debe desestimarse la pretensión planteada por la parte actora. POR TANTO: A nombre de la República, con base en las razones antes expuestas y en aplicación de los artículos 32, 33, 34, y 35 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala falla: (a) declárase que no ha lugar el amparo solicitado por el abogado Jorge Adalberto Meléndez Fuentes, en su calidad de apoderado general judicial y administrativo del señor José Manuel Gaitán, contra acto del Concejo Municipal de Rosario de Mora, departamento de San Salvador, (b) cesen los efectos de la suspensión del acto reclamado, (c) óigase en la siguiente audiencia a la autoridad demandada, para efectos del artículo 84 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, por no haber proporcionado el segundo de los informes solicitados, y por no haber evacuado el traslado ordenado con base en el artículo 30 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, y, (d) notifíquese la presente sentencia a los intervinientes.---HERNANDEZ VALIENTE---MARIO SOLANO---E. ARGUMEDO---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---J ALBERT ORTIZ---RUBRICADAS. AS016298.99