06 / 10 / 2015

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Hoy sábado 26 de Setiembre, la Comisión Especial de la Ley 18.596 integrada
por representantes del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), del Ministerio
de Salud Pública (MSP), del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), de
Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos y la Asociación de ex
Pres@s Polític@s de Uruguay (Crysol); en virtud de la resolución adoptada el
día 5 de junio de 2015 próximo pasado, atenta a los artículos 7 y 8 de la
mencionada ley, y a solicitud de un grupo de familiares y de ex – presos
políticos de la zona, procederá a colocar una placa en homenaje a Luis Carlos
Batalla Piedrabuena frente al Batallón de Infantería Nº 10 de la ciudad de
Treinta y Tres, en que fuera asesinado el 25 de mayo de 1972.
Este reconocimiento público del Estado uruguayo, ante un delito de lesa
humanidad cometido hace a 43 años, forma parte de una política pública que
promueve acciones simbólicas tendientes a honrar la memoria histórica de las
víctimas del terrorismo y del uso ilegítimo del poder del Estado.
Luis Batalla es el primero de los tantos uruguayos que murieron mientras eran
interrogados por las Fuerzas Armadas, en el marco de la instauración del
Estado de Guerra interno resuelto por las Autoridades de la época.
Este Batallón como tantos otros centros de reclusión, fue prisión masiva de
ciudadanos, asociada a la tortura, que incluyó todo tipo de
abusos,
metodología deliberadamente seleccionada por las FFAA para aterrorizar a la
población y mantenerse en el poder.
El Estado uruguayo a través de estas acciones, identifica y señaliza lugares
donde se cometieron graves violaciones a los derechos humanos. La creación
de sitios de memoria, constituye herramientas a disposición del Estado a
efectos de cumplir con sus obligaciones en términos de justicia, verdad,
memoria y reparación.
Estos espacios aportan también información valiosa para reconstruir la verdad
de lo ocurrido en torno a esas violaciones, y servir como material probatorio en
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los procesos judiciales en curso, o los que puedan abrirse en el futuro en
relación a esos hechos.
Asimismo, los sitios de memoria son herramientas adecuadas para la
construcción de memorias vinculadas con los crímenes de Estado, cometidos
en el pasado, para brindar reparación simbólica a las víctimas y para ofrecer
garantías de no repetición a la sociedad en su conjunto.
El derecho a la verdad ha sido definido como aquél que tienen las víctimas de
graves violaciones a los derechos humanos y sus familiares, a conocer la
verdad de lo ocurrido, en particular la identidad de los autores y las causas, los
hechos y las circunstancias en que éstos se produjeron.
Además de esta dimensión individual, el derecho a la verdad tiene una
dimensión social y colectiva, ligada al derecho de los pueblos a conocer su
pasado para así construir una memoria histórica.
La verdad que la sociedad tiene derecho a conocer, no es sólo una verdad
formal, burocrática, como la que surge de un proceso administrativo, sino
además la que permite evocar el recuerdo y construir memoria.
La verdad adquiere así “un sentido más complejo que el mero descubrimiento
de evidencias de hechos y significa hacerse cargo del pasado, hacernos cargo
de lo que sucedió.
Las políticas de memoria han sido reconocidas por la comunidad internacional
como uno de los pilares fundamentales en la lucha contra la impunidad.
La implementación de estas políticas de memoria, debe contemplar la
participación de la sociedad, específicamente de las víctimas y sus familiares, y
de la comunidad local. Porque de lo que se trata, no es de construir una
memoria oficial del Estado a la sociedad, sino más bien, de establecer
mecanismos de diálogo que habiliten la construcción de memorias relativas a
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los crímenes del pasado y a los procesos sociales en los que esos crímenes
estuvieron inmersos, y que permitan fortalecer identidades comunitarias.
Estas iniciativas colaboran con restituir los acontecimientos que han sido
importantes en la vida de cada comunidad y así revitalizar lazos de solidaridad
y pertenencia que la violencia sistemática y planificada del Estado, buscó
eliminar.
En este marco, hemos comparecido en la ciudad de Colonia, hoy estamos en
Treinta y Tres y así, recorreremos cada uno de los Departamentos y rincones
de la República, sembrando verdad y construyendo memoria histórica.
En este sentido, las políticas públicas de identificación, señalización y creación
de sitios de memoria en predios que estuvieron, o siguen estando, bajo la
órbita de las fuerzas armadas, pueden brindar información sobre los hechos
ocurridos y contribuir con los procesos de reforma y concientización en dichas
instituciones.
Estas agendas construidas entre el Gobierno y la Sociedad Civil organizada,
deberán complementarse con un papel pedagógico de acciones educativas
desde una perspectiva
ciudadana, que forje definitivamente el concepto
constructor de Paz, tolerancia y respeto absoluto por los Derechos Humanos.
Quiero finalmente expresar a la familia de Luis Batalla, sus amigos,
organizaciones sociales y políticas, pueblo del Departamento de Treinta y Tres
y en general a la ciudadanía del país, el más sentido reconocimiento de la
Comisión Especial de la Ley 18.596, a la figura de aquel obrero y condenar con
absoluta firmeza el crimen perpetrado contra él y por lo tanto crimen cometido
contra el Uruguay todo.
Mtro. Nicolás Pons
Director
Cooperación Internacional y Proyectos
MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA
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