Hoy sábado 26 de Setiembre, la Comisión Especial de la Ley 18.596 integrada por representantes del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), del Ministerio de Salud Pública (MSP), del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos y la Asociación de ex Pres@s Polític@s de Uruguay (Crysol); en virtud de la resolución adoptada el día 5 de junio de 2015 próximo pasado, atenta a los artículos 7 y 8 de la mencionada ley, y a solicitud de un grupo de familiares y de ex – presos políticos de la zona, procederá a colocar una placa en homenaje a Luis Carlos Batalla Piedrabuena frente al Batallón de Infantería Nº 10 de la ciudad de Treinta y Tres, en que fuera asesinado el 25 de mayo de 1972. Este reconocimiento público del Estado uruguayo, ante un delito de lesa humanidad cometido hace a 43 años, forma parte de una política pública que promueve acciones simbólicas tendientes a honrar la memoria histórica de las víctimas del terrorismo y del uso ilegítimo del poder del Estado. Luis Batalla es el primero de los tantos uruguayos que murieron mientras eran interrogados por las Fuerzas Armadas, en el marco de la instauración del Estado de Guerra interno resuelto por las Autoridades de la época. Este Batallón como tantos otros centros de reclusión, fue prisión masiva de ciudadanos, asociada a la tortura, que incluyó todo tipo de abusos, metodología deliberadamente seleccionada por las FFAA para aterrorizar a la población y mantenerse en el poder. El Estado uruguayo a través de estas acciones, identifica y señaliza lugares donde se cometieron graves violaciones a los derechos humanos. La creación de sitios de memoria, constituye herramientas a disposición del Estado a efectos de cumplir con sus obligaciones en términos de justicia, verdad, memoria y reparación. Estos espacios aportan también información valiosa para reconstruir la verdad de lo ocurrido en torno a esas violaciones, y servir como material probatorio en 1 los procesos judiciales en curso, o los que puedan abrirse en el futuro en relación a esos hechos. Asimismo, los sitios de memoria son herramientas adecuadas para la construcción de memorias vinculadas con los crímenes de Estado, cometidos en el pasado, para brindar reparación simbólica a las víctimas y para ofrecer garantías de no repetición a la sociedad en su conjunto. El derecho a la verdad ha sido definido como aquél que tienen las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos y sus familiares, a conocer la verdad de lo ocurrido, en particular la identidad de los autores y las causas, los hechos y las circunstancias en que éstos se produjeron. Además de esta dimensión individual, el derecho a la verdad tiene una dimensión social y colectiva, ligada al derecho de los pueblos a conocer su pasado para así construir una memoria histórica. La verdad que la sociedad tiene derecho a conocer, no es sólo una verdad formal, burocrática, como la que surge de un proceso administrativo, sino además la que permite evocar el recuerdo y construir memoria. La verdad adquiere así “un sentido más complejo que el mero descubrimiento de evidencias de hechos y significa hacerse cargo del pasado, hacernos cargo de lo que sucedió. Las políticas de memoria han sido reconocidas por la comunidad internacional como uno de los pilares fundamentales en la lucha contra la impunidad. La implementación de estas políticas de memoria, debe contemplar la participación de la sociedad, específicamente de las víctimas y sus familiares, y de la comunidad local. Porque de lo que se trata, no es de construir una memoria oficial del Estado a la sociedad, sino más bien, de establecer mecanismos de diálogo que habiliten la construcción de memorias relativas a 2 los crímenes del pasado y a los procesos sociales en los que esos crímenes estuvieron inmersos, y que permitan fortalecer identidades comunitarias. Estas iniciativas colaboran con restituir los acontecimientos que han sido importantes en la vida de cada comunidad y así revitalizar lazos de solidaridad y pertenencia que la violencia sistemática y planificada del Estado, buscó eliminar. En este marco, hemos comparecido en la ciudad de Colonia, hoy estamos en Treinta y Tres y así, recorreremos cada uno de los Departamentos y rincones de la República, sembrando verdad y construyendo memoria histórica. En este sentido, las políticas públicas de identificación, señalización y creación de sitios de memoria en predios que estuvieron, o siguen estando, bajo la órbita de las fuerzas armadas, pueden brindar información sobre los hechos ocurridos y contribuir con los procesos de reforma y concientización en dichas instituciones. Estas agendas construidas entre el Gobierno y la Sociedad Civil organizada, deberán complementarse con un papel pedagógico de acciones educativas desde una perspectiva ciudadana, que forje definitivamente el concepto constructor de Paz, tolerancia y respeto absoluto por los Derechos Humanos. Quiero finalmente expresar a la familia de Luis Batalla, sus amigos, organizaciones sociales y políticas, pueblo del Departamento de Treinta y Tres y en general a la ciudadanía del país, el más sentido reconocimiento de la Comisión Especial de la Ley 18.596, a la figura de aquel obrero y condenar con absoluta firmeza el crimen perpetrado contra él y por lo tanto crimen cometido contra el Uruguay todo. Mtro. Nicolás Pons Director Cooperación Internacional y Proyectos MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA 3