Revisitando a Montería Salomón Kalmanovitz Varias personas me hicieron caer en cuenta que las cifras que utilicé para mi columna sobre las finanzas de Montería eran provisionales y que, por lo tanto, podía estar tergiversando su realidad. El Instituto Geográfico Agustín Codazzi, por su parte, ha corregido los datos que soportaban la carta de la Presidencia a este periódico. Me corresponde entonces dedicar esta columna a una serie jarta de correcciones. La empresa que asesora al municipio en su base de datos y en la facturación, ServInformación, me suministró las cifras certificadas por la Fiduciaria Colombia de los ingresos tributarios del municipio. Esos datos tienen el problema que incluyen cartera recuperada de vigencias anteriores y, por lo tanto, no miden adecuadamente el flujo de impuestos de cada año. Con estas restricciones, las empresas aducen que los ingresos reales no cayeron sino que, por el contrario, crecieron 6.5% en 2005 y 9.3% en 2006 por encima del PIB de Córdoba. Ello me induce a pensar que la empresa encargada obtuvo logros importantes en mejorar el recaudo tributario, sobre todo al evitar que prescribieran muchas de las deudas pendientes tanto en predial como en industria y comercio. Los socios de la empresa son técnicos reconocidos en el medio económico y de la consultoría. Ellos aducen que ganaron la licitación de Montería, a la que se presentaron dos firmas. De todas maneras, ServInformación está cobrando una comisión muy alta - 6% del recaudo tributario - que podría evitarse si los municipios lograran tecnificar sus secretarías de hacienda y le bajaran a la corrupción. Los impuestos por habitante de Montería en 2006 con los nuevos datos fueron $93.000 pero, como ya dije, incluyen recaudos de vigencias anteriores, de tal modo que mi cifra anterior de $68.000 por habitante sigue sirviendo de límite inferior a la verdadera cifra. Aún el dato presentado por ServInformación sigue siendo excesivamente bajo, puesto que un esfuerzo fiscal comparable al de Bogotá daría $230.000 de recaudo tributario por habitante; a pesar de los buenos esfuerzos, subsiste en Montería una intensa “pereza tributaria”. Hay que destacar que en 2005 Córdoba creció 7% y que debió superar ese guarismo en 2006, gracias a los precios tan elevados que recibe el níquel de Cerromatoso y que significarán regalías para el departamento del orden de $100.000 millones en 2007. Los datos del Instituto Geográfico Agustín Codazzi que me enviaron para enmendar los de la carta de la presidencia informan que el avalúo rural actualizado en Córdoba incluye al 43.4% de los predios rurales, mientras que lo está sólo el 34.8% de los urbanos. Todavía la mayor parte de los predios declaran valores de hace 20, 15 o 10 años, todo lo cual es parte de la explicación por la escasa tributación que caracteriza especialmente a su capital. Es extraño además que el catastro urbano, más fácil de actualizar, esté rezagado frente al rural. Volviendo al tema de las regalías es notorio que terminan por apuntalar la corrupción y la riqueza de los políticos, por un lado, y la miseria de su población, por otro, en vez de contribuir al progreso de las regiones y municipios que las obtienen. Para terminar con una buena nota: la ronda del Sinú fue un proyecto diseñado y operado por un arquitecto de la ciudad que le ha dado a la ciudad un pulmón de bosque, un sitio de socialización y de recreo que es motivo de auto-estima para los ciudadanos de Montería. No se entiende por qué en Cartagena, que cuenta con la propiedad urbana más cara del país, $10.000.000 el metro cuadrado en la ciudad amurallada, no ha sido capaz de construir un camellón a lo largo de su línea costera, sembrado de árboles y palmeras, con senderos peatonales y ciclo rutas, con kioscos, cafeterías, cevicherías y restaurantes, bancas y juegos infantiles para atender primero a sus ciudadanos y, de paso, a los turistas. El Espectador - 23 de Junio de 2007