Funeral en la catedral de Lleida por el Deán emérito del Cabildo Mn. Josep M. Quintillà La Catedral de Lleida acogió el veintiocho de agosto a las once de la mañana, el funeral por el Deán emérito del Cabildo, Mn. José Ma. Quintillà Zanuy. En los primeros bancos del templo, con completa asistencia, los ocuparon su hermano Antonio, con su esposa Teresina y los familiares más directos, venidos muchos de ellos de Camporrells, pueblo natal de Mn. Quintillà. Las primeras autoridades de la ciudad estuvieron también presentes en las exequias de Mn. Quintillà; el Alcalde, Ángel Ros, en primer lugar, acompañado de Montse Mínguez y Miquel Padilla, concejales. También asistieron el Subdelegado del Gobierno, Ángel Flores, el Presidente del Consejo Comarcal del Segriá, Ricard Pons; la Diputada al Parlament de Catalunya, Anna Miranda; el Delegado de Educación, Antoni Llevot; el Rector de la Universidad, Joan Viñas. La Misa exequial, cantada por el Petit Cor de la Catedral, fue presidida por los tres obispos de Lleida, los dos eméritos, Mons. Ramón Malla, residente en Barcelona, y Mons. Francesc Xavier Ciuraneta, venido de su pueblo la Palma d'Ebre, y por el actual Administrador Apostólico Mons. Javier Salinas, como celebrante principal, hecho singular que no se había producido nunca. Cerca de ellos se situaron el actual Vicario General Mn. Juan R. Ezquerra y el Presidente del Cabildo Catedral Mn. José A. Ginestá. Casi un centenar de sacerdotes y religiosos, en su mayoría de la Diócesis de Lleida y también de la de BarbastroMonzón y de otros obispados de Cataluña, concelebraron la Eucaristía con todo el Cabildo de la Catedral. Esta masiva presencia de presbíteros en el funeral, hizo prácticamente imposible que todos ellos se pudieran situar en el presbiterio; algunos siguieron la concelebración desde los primeros bancos laterales del templo. Momentos después de iniciarse la liturgia, los canónigos Jesús Tarragona y Daniel Turmo, que habían recibido el féretro de Mn. Quintillà en la puerta de la Catedral, depositaron encima de la caja mortuoria el libro de los evangelios y la casulla, signos de su carácter sacerdotal y pastoral, al mismo tiempo que se encendía el cirio pascual símbolo de la Resurrección. La homilía de la Misa fue pronunciada por el Obispo emérito, Ramón Malla, por ser él, aquél con el que Mn. Quintillà había colaborado más estrechamente durante sus treinta y un años de pontificado, habiendo sido su Vicario General y Canciller del Obispado de Lleida. El Obispo Malla destacó de Mn. Quintillà su afán de fidelidad a la Iglesia y a sus obispos, con gran espíritu de obediencia y su incansable trabajo por la Iglesia de Lleida, en todas las responsabilidades que le fueron encomendadas. A las palabras del Obispo Malla, se unió posteriormente al final de la Misa el Obispo Salinas, calificando a Mn. Quintillà como un buen sacerdote, “con mirada dulce y actitud de servicio evangélico”. La multitudinaria asistencia de leridanos al funeral, llenando completamente la Catedral, la presencia de religiosas de las diferentes congregaciones e institutos presentes en la Diócesis, muy especialmente la de las Religiosas Josefinas a las cuales sirvió en su capellanía durante muchos años y las Misioneras de Pilar que atienden la Casa Sacerdotal de Lleida de la cual Mn. Quintillà era el Director, así como el número de autoridades y representaciones y el centenar largo de presbíteros concelebrantes, atestiguó, sin duda, que Mn. Quintillà ha sido un buen sacerdote, estimado y respetado por la ciudad y su Diócesis..