Sonia Añibarro. La Villa de Markina-Xemein: Breve noticia arqueológica A continuación presentamos un breve resumen de los trabajos de investigación arqueológica que hasta la fecha se han llevado a cabo en el municipio de Markina-Xemein, cuya única finalidad es la de informar de manera sencilla, sobre una actividad, que si bien lleva mucho tiempo aplicándose, no se ha integrado de manera global en el estudio de la evolución de la ocupación del espacio hasta fechas relativamente recientes. En concreto, las tareas de la denominada arqueología de gestión o urgencia, se vinculan a cualquier tipo de remodelación dentro de las villas medievales de manera que nos aportan un importante caudal de información sobre su historia, sus gentes y sus vidas. La villa de Markina, fue fundada en la zona conocida como llano de Azpilza con el nombre de Villaviciosa de Marquina, por el conde Don Tello, señor de Vizcaya, según consta en el privilegio expedido en Bermeo a 6 de mayo de 1355, concediéndosele el fuero de Bilbao. Sin embargo, la ocupación humana en la cuenca del río Artibai, está documentada por elementos arqueológicos desde la prehistoria. En las cuevas de Kobaua y Axpe, se han encontrado restos pertenecientes a los períodos Mesolítico y Eneolítico, respectivamente. Así mismo, la cultura megalítica, está representada en diversos hallazgos y monumentos funerarios (dólmenes, túmulos) en los montes Urko y Kalamua. Los hallazgos de depósitos de metales (hachas de bronce) de Iruzubieta y Kutxinobaso, son dos de los conjuntos más importantes localizados en el País Vasco. Desde este momento y hasta la documentación, por medio de la arqueología, de los sepulcros de Zenarruza (datados en el siglo X), no poseemos información de ningún tipo, salvo la localización de un conjunto de monedas de época romana, actualmente desaparecidas, localizadas en el entorno de Bolivar e Iruzubieta. En este momento la población de la comarca ocupa pequeños grupos de caseríos, cercanos a una ermita, dedicados especialmente a la ganadería, explotación de los bosques y en menor medida a la agricultura. Estos grupos pequeños irán ampliándose hasta desembocar su conjunto en la fundación de la villa en el siglo XIV, fundación con un claro elemento defensivo, ya que se trata de un núcleo de viviendas muy compacto, rodeado por una cerca o muralla para defenderlo. De la estructura primitiva de la villa, se conserva el trazado de sus tres calles paralelas: Okerra, Erdiko y Guen, una transversal (Zehar Kalea) y un cantón en la zona de Goiko Portala. Las casas presentan fachadas estrechas y gran profundidad, quedando algunos ejemplos en Guenkale, pero son más numerosos los de épocas barrocas y neoclásicas. Para la construcción de las viviendas, se utilizaba habitualmente la madera, sin embargo avanzando el tiempo, los frecuentes incendios, obligaron a la utilización de la piedra para evitarlos. En la planta baja de las casas, solía destinarse para el ganado y algún pequeño taller artesanal y la vivienda estaba en la planta superior. En un principio la parcela no estaba construida en su totalidad, se reservaba una pequeña parte al fondo para dedicarla a huerta, pero a medida que aumenta la población, estos espacios libres, se irán edificando Desde un punto de vista arqueológico, no se han realizado demasiadas intervenciones en la villa de Markina. Se han excavado con metodología arqueológica un total de seis parcelas en las calles Okerra, Guen Kalea, Erdiko Kalea, Zehar Kalea y el Palacio de Mugartegi, actualmente ayuntamiento de la villa. En general los resultados de estas intervenciones, nos hablan de un período de reforma generalizada de la gran mayoría de las viviendas del casco medieval, que se inicia en la primera mitad del siglo XVIII y se continúa hasta la centuria siguiente, por lo que la localización de restos de época medieval, resulta un tanto compleja. En la fotografía, podemos observar las características de los pavimentos de las calles de la villa en época Moderna. Sin embargo, la excavación realizada en el palacio de Mugartegi, si nos ha permitido localizar restos medievales, como es el caso de un lienzo de muralla e incluso restos anteriores a la fundación de la villa. El palacio de Mugartegi se construye en el último tercio de siglo XVII y su estructura no sufrió cambios sustanciales hasta épocas muy recientes. Durante su construcción, se arrasaron elementos de épocas anteriores como es el caso de la muralla medieval que circundaba la villa, para defenderla, de la que creemos, era un elemento exento, con un paseo de ronda a su alrededor. Esta muralla, según Juan J. de Mugartegi se extendía por: “...Partía la cerca desde el extremo occidental de las casas de Solarte, que ocupaban el terreno en donde se encuentra la casa-palacio de Mugártegui, siguiendo por la zaguera de las casas de la calle Oquerra hasta el extremo Este de esta calle, desde donde continuaba por detrás de las casas de la calle de Ciar-calía hasta unirse con la Torre de Ibita, que estaba edificada en donde actualmente está la Fonda del Prado. Desde esta casa-torre, se unía por medio de un arco con su correspondiente portillo, con el trozo de muro que iba por el lado del Mediodía hasta llegar a la esquina de la casa de Arrate, desde donde, cogiendo todo el lado oeste de la parroquia de San Pedro de Elejabarría, terminaba uniéndose con las casas de Solarte.” En el siglo XV, había tres puertas de acceso en la muralla: Puerta de Suso, en Goikoportala, Puerta de Irureta, en Zehar Kalea y Portal de Orueta en Okerra Kalea. La muralla se derriba cuando comienza a ser un estorbo para la expansión de la villa, proceso que comienza ya en fechas tan tempranas como el siglo XVII. En la misma excavación del Palacio de Muagartegi, localizamos también el elemento de mayor antigüedad encontrado hasta la fecha en el interior de la villa, que aparecía arruinado por la construcción de la muralla. Se trataba de un pequeño recinto de pequeñas dimensiones delimitado por un murete de mampostería de poca altura, sobre el que se levantaría un cierre de elementos vegetales y tapial, así como una cubierta, también formada por elemento vegetal y sustentado por una serie de pequeños postes o vigas de madera, calzadas en pequeños hoyos excavados en la roca. Otro de los elementos documentados por medio de una excavación arqueológica, ha sido el Camino de Santiago de la Costa, una de las más importantes vías de comunicación de época medieval, a su paso por Markina. Desde el humilladero del Cristo de Abesua, situado en el parque de El Prado, se dirige a la salida hacia Durango y Bilbao, por el arrabal del Carmen, donde el camino, iría en paralelo al río Artibai, pasando delante de la ferrería de Otaola, hasta llegar a la ermita de Erdotza, a la que se asocia un santutxu limosnero. Muy cerca de este conjunto, se localiza el caserío Txatxanetxe, también conocido como Santiago y del que se cree que ocupa el lugar de una antigua hospedería u hospital para peregrinos. A pocos metros, la Torre y el molino Kareaga, llegándose a Iruzubieta, pasando por la ermita de las Nieves. Desde aquí hacia Bolibar y posteriormente a Zenarruza. Es a finales del siglo XVI cuando el camino de Markina-Xemein adquirió cierto auge, debido al abad de Zenarruza, Don Diego de Irusta, que con el fin de sufragar los gastos de reconstrucción de la hospedería de la Colegiata, lo presentó como un hito en el camino de peregrinación de Bizkaia. Los restos localizados durante la excavación arqueológica, realizada muy cerca de la ferrería Otaola, no se pueden trasladar en el tiempo más allá de mediados del siglo XVIII, tratándose de un camino viejo, encachado en su superficie y que si bien se vincula al llamado Camino de Santiago, tendría más de camino vecinal, destinado a comunicar las poblaciones de Markina, Iruzubieta y Bolívar, del cual no se conserva prácticamente nada. Las tareas de intervención arqueológica realizadas hasta la fecha, a la vista de lo expuesto, es evidente que son muy escasas, sobre todo si valoramos el patrimonio cultural y arquitectónico de Markina-Xemein, donde la abundancia de caseríos, casas-torre, palacios, casas urbanas, ermitas, etc, etc, hacen de esta comarca, una de las más ricas e interesantes de Bizkaia.