TIERRA Y AGUA, VIDA DESDE Y EN EL VIENTRE DE LA PACHAMAMA Lic. Víctor Bascopé Caero Bolivia, Noviembre de 2008. En una mirada andina desde la visión de la totalidad existencial, apreciamos a nuestra Pachamama como la Madre de toda la existencia universal. Como la Madre del Pacha. En este sentido, el nombre Pachamama, se compone de dos términos fundamentales, a saber: Pacha y Mama. El término Pacha, como palabra propio en los idiomas andinos, el qhishwa y el aymara, expresa la totalidad del tiempo y el espacio universal. Expresa y significa la totalidad existencial de la vida. Y el término Mama, como palabra más conocida en los diferentes pueblos y sus idiomas, significa, directamente el sentido de ser Madre. En este sentido, debemos comprender la expresión del nombre Pachamama como el ser Madre de toda la existencia vital y universal: Pachamama. Para comprender algo más de nuestra Pachamama veamos la descripción que el hermano Yatiri, Carlos Yujra, Sabio Aymara, nos resenta: “Todas las tierras del mundo son nuestra Madre, la Pachamama. La madre tierra es la carne de la Pachamama. Los cerros son la cabeza de la Pachamama. Las wak’as son las orejas de la Pachamama. Las plantas son la vestimenta de la Pachamama. El monte es el cabello de la Pachamama. Los vientos son la respiración de la Pachamama. Las aguas corrientes son la sangre de la Pachamama. Los trabajos, pensamientos y sabidurías son las manos de la Pachamama. Los años son los pies de la Pachamama. Los productos alimenticios son los pechos de la Pachamama. La vida es el vientre de la Pachamama. Las enfermedades son los excrementos de la Pachamama. La producción de semillas es la matriz fértil de la Pachamama. Las muertes son las uñas de la Pachamama. Las semanas son los dedos de la Pachamama. Los meses son los dedos de los pies de la Pachamama. Los ríos son la boca de la Pachamama. Los cerros nevados son los dientes de la Pachamama. Las piedras y las rocas son los huesos de la Pachamama. Las nubes son el sombrero de la Pachamama. La coca es el ojo de la Pachamama. El arco iris es la wiphala de la Pachamama. El arco iris blanco es la wiphala blanca de la Pachamama. La helada es el chancho de la Pachamama. Los animales silvestres son los queridos animales de la Pachamama. Los gusanos son los piojos de la Pachamama. El pájaro es el mensajero de la Pachamama. Los seres humanos son los hijos queridos de la Pachamama”1. Como se ve en esta descripción, el Agua es parte vital de la Pachamama, es la sangre de ella misma y que fluye por todo el cuerpo de la Pachamama. El Agua tiene vida es sagrada para nosotros. Así es nuestra Pachamama, la que siempre era nuestra Madre, la Madre de nuestros antepasados, la Madre que guarda en su corazón el recuerdo de nuestra historia milenaria, la Madre que conserva el espíritu de nuestros antepasados, la Madre que cuida de las llamas y de todos los animalitos del Pacha, la Madre que nos da esperanza y nos cuida en la vida. Del vientre de nuestra Pachamama viene todo, el tiempo y el espacio, lo antiguo y lo nuevo, lo material y lo espiritual, lo nuevo y lo viejo, el presente y el futuro, lo bueno y lo malo. Viene de Ella el viento, el agua y el fuego. Todo viene de Ella y a Ella ha de volver. La Tierra, el lugar de la expresión del Amor de la Pachamama, día a día, año tras año se va destruyendo por las manos de algunos humanos que no tienen corazón ni mente para percibir el valor de la vida. La vida que desde el cariño de nuestra Pachamama hemos recibido, hoy es ultrajada, quebrada, arrancada, quemada, contaminada y muchas veces destruida desde la misma raíz. De la misma manera el agua que es su sangre es contaminada y envenenada mortalmente. Parece ser que hoy, por fin es escuchado el llanto de nuestra Madre, de nuestra Pachamama, que desde el dolor de sus entrañas nos llama a cuidar toda la vida que, con tanto cariño nos había confiado. Así surge en este tiempo un nuevo movimiento preocupados de la vida en el mundo y que desafían el aparato destructor de la modernidad. La esperanza es que ha empezado una nueva era, en el que los hijos de la Pachamama aunamos nuestra fuerzas y las sabidurías en un espíritu común para cuidar la vida en nuestra Pachamama. 1 YUJRA M. Carlos, “Nuestra Cultura nativa es Impresionante. Jiwassanakana nayra jakawinakasaxa sarnaqawinakasaxa uraqissaanxa muspakañawa”. Ed. E.G.1996, pág. 141 – 142. Los Pueblos Indígenas y Originarios tenemos la mirada y sentimiento de estar en el espacio sagrado que es la Tierra. La Tierra es nuestro lugar teológico, donde vivimos profundamente nuestra experiencia de fe en las manos de Pachakamaq y en el Corazón de la Pachamama. En la Tierra es donde tenemos la experiencia real de ser Ayllu, la experiencia de la reciprocidad complementaria de hacernos gente en y con toda la naturaleza. Es en este espacio sagrado donde se desarrolla nuestra vida cotidiana, donde mantenemos con mucha firmeza la visión sagrada de la existencia como una realidad proveniente de la bondad de la Pachamama. Y todo lo que viene de las entrañas de nuestra Pachamama es sagrada, por lo mismo, deben ser cuidadas y respetadas. “Todo es sagrado”, es la frase que se escucha en la voz de los sabios y sabias originarias. Las plantas, los animales, las montañas, el agua, los ríos, los lagos, las rocas,... todo es sagrado, la vida es sagrada. Nuestra misión es respetar y cuidar la vida de todo lo que existe en el Pacha. La Tierra es sagrada, es sagrada como fuente de vida, como lugar de la expresión de la Pachamama. Por Ella se hace realidad la restauración de la vida en la experiencia de la armonía universal: el Pacha. Nuestra Pachamama sostiene en sus brazos a todo cuanto existe y mantiene su razón de ser en el Pacha. Contemplando y saboreando la vida desde la experiencia de la Pachamama Es importante darnos cuenta de la enorme riqueza y profundidad de la palabra Pachamama, que no es posible agotar sus dimensiones significativas con una sola definición. Por lo tanto, nuestra intención es acercarnos a la percepción, al sentimiento y a contemplar y saborear desde el corazón místico de los Ayllus Andinos en su experiencia vital de la Pachamama como Madre del Pacha. Nuestra Pachamama, sin duda, se manifiesta y expresa su ser Madre restauradora por medio de la Tierra, la “Madre Tierra”. Esto, no significa que ella misma sea la Tierra. Sin embargo, la Tierra es el lugar por excelencia del ser, estar y de su acto de brindar vida y amor de la Pachamama. Por medio de la Tierra, Ella se ofrece y se dona gratuitamente para dar vida a toda la creación en el Pacha. La Pachamama, como que es Fuente de Vida, vitaliza permanentemente a todo el Pacha. La Pachamama es nuestra Madre donadora de vida, es conservadora y recreadora de la fecundidad de todos los seres del Pacha. Por Ella se hace realidad la restauración de la vida en la experiencia de armonía universal. Ella, nuestra Mamá, nos sostiene en sus manos a todos sus hijos y nos alimenta desde su propio ser. Fuera de las manos de la Pachamama no existe otra posibilidad de vida. La Pachamama es la Madre que sustenta nuestra razón de ser en el Pacha. Ella es la razón de ser de toda la Naturaleza con todas sus realidades y beneficios para la convivencia armónica y universal. La Pachamama es nuestra Madre Sagrada, por ser Ella misma “Energía Vital Divina”, el misterio Divino que hace evidente, fructífera y plena la vida en el Pacha. Ella es la presencia real como Madre del Pacha, traducida en el Ayni Divino o la gratuidad del Amor Divino que cuida y da vida a todo ser en el Pacha. El deber retributivo frente a la donación gratuita del Amor de la Pachamama: el Ayni Como ya se afirmó anteriormente; de la Pachamama recibimos todo, recibimos toda la vida y todo lo necesario para vivir en abundancia. Esta donación de la vida es íntegra y de total gratuidad. La Pachamama se ofrece y nos da vida desde su ser mismo: el Ayni de la Pachamama para con sus hijos más queridos. Ella, que es esencia y expresión del Ayni universal se brinda a así misma para la vida en el Pacha. De tal modo que, el Pacha se constituye en depositaria de la experiencia permanente del Ayni. Frente a esta experiencia de la donación gratuita del Amor recibida de la Pachamama, los seres humanos no podemos quedarnos indiferentes o insensibles; al contrario, al sentirnos profundamente queridos por la Pachamama, que es nuestra Madre, queremos responder con cariño, desde nuestro corazón para retribuir a esa donación gratuita, queremos responder a ese Ayni, el Amor que nos ha ofrecido. Esta es la consciencia profunda del espíritu de los Ayllus Andinos: el saber recibir gratuitamente y al mismo tiempo, el saber ofrecer gratuitamente. Es nuestra experiencia del Ayni con nuestra Pachamama. Precisamente en este hecho del saber recibir y ofrecer gratuitamente se fundamenta el saber vivir, como proyecto de vida propiamente andino, desde la experiencia de la Pachamama como generadora de la experiencia del Ayni como signo del Amor universal para la vida en armonía total del Pacha. La Pachamama se brinda como vida del Pacha en Ayni y nosotros sentimos el deber de responder y dar continuidad a este proyecto de vida en el mismo Ayni. Esta experiencia supone la retribución a toda la donación recibida en el marco de la gratuidad permanente. Así como es la lógica del Ayni, es de saber que, la Pachamama espera ser retribuida y la recibe oportunamente. En este sentido, la experiencia del saber ofrecer y recibir gratuitamente se convierte en un deber ser y en un deber hacer para la vida. En la vida de los Ayllus Andinos practicamos la experiencia retributiva por medio de la ritualidad, donde las ofrendas son expresiones simbólicas de contenido real y representan la intención y gratitud de las personas y del Ayllu para agradecer a la Pachamama por la vida que nos ofrece en Ayni, su Amor para con nosotros.