Tengo 52 años. A la edad de 16 años estuve mucho tiempo, no sé cuánto, en casa, con una depresión muy grande. Hasta que me llevaron a Lleida, a un médico que se llama Dr. Edo. Estuve yendo mucho tiempo. Mi novio, que trabajaba de noche, me llevaba a Lleida muchas veces porque él tenía coche. He pasado de todo, como ataques de nervios, ansiedad. Primero iba dos veces a la semana al psiquiatra. Después me iban alargando. Estuve mucho tiempo, hasta que ya mejoré y me puse a trabajar. Pero siempre con los psiquiatras, hasta que ya tuve que coger la invalidez porque no paraba de coger bajas. Todo empezó a los 16 años, o así. Quería quitarme la vida. Mirando la ventana estaba siempre. Padecía yo y mi familia padecía. Estuve demasiado tiempo en casa padeciendo. Me tenían que haber llevado antes a un médico. Perdí el empleo pero no las amistades del trabajo. Después, al cumplir los 18 años estuve trabajando en un par de fábricas. Mi primer diagnóstico fue Depresión. Ahora soy Bipolar. Me ha dado ansiedad. Siempre me da por intentar quitarme la vida cuando estoy muy mal. Mis ingresos en el psiquiátrico han sido porque me he encontrado mal. Me he tenido que ingresar en Martorell un mes y pico, y me han cambiado de medicamento a ver cómo me iba. Estaba aburrida porque mis familiares no podían venir mucho a visitarme. Allí me trataban bien, ponían bien de comer. Tomo Depakine. Ahora las pastillas me las dan en pastillero y por eso no me acuerdo de los nombres. Estos medicamentos sirven para curarse. Mis ocupaciones actuales son muchas. Hago lo que puedo. Mi hermana me ayuda mucho con los papeles, y todo. Mi futuro lo veo un poco mal porque tengo muy mala memoria, pero ahora estoy mejor porque viene mi hijo a visitarme. Hacía ocho años que no lo veía. Vivo sola. Visito a menudo a mi hermana y de vez en cuando a alguna amiga. En esta sociedad me siento bien porque en el Centre de Dia estoy con compañeros y allí me siento a gusto. Allí sólo le temo a alguna actividad, como la de lectura de periódico, porque tengo mala memoria. A mí me entiende mi hermana. La llamo y ella me ayuda mucho. El domingo tuve que irme un rato a su casa, porque lo necesitaba, y ella me consoló. Luego pude volver a la mía más tranquila, y estuve limpiando un poquito. Otros domingos ella viene a mi casa y salimos las dos a tomar algo. CARMEN