abanico05 feria de día viernes 19 de AGOSTO de 2005 sur 4 El ‘catering’ despunta en el real B. H. MÁLAGA No todas las casetas del Cortijo de Torres tienen cazuelas y parrillas humeantes. Hace ya algunos años que muchas de ellas se apuntaron a la moda del ‘catering’ que cada día gana más adeptos. Este es el caso de la de Cervezas San Miguel, la del Área de Turismo y la Caseta Municipal que han elegido a la empresa Lepanto para que cocine por ellas. Otro caso similar es el de las casetas de la COPE y la de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación para las que trabaja el ‘catering’ de Doña Francisquita. Distintas empresas unidas por un propósito común: no dar de lado a la cocina tradicional y por ello, ofrecen platos típicos con la presentación y la calidad que las caracteriza. ALMUERZO. Una mujer vestida de flamenca degusta uno de los manjares típicos de la cocina malagueña. / CARLOS MORET Potajes, paella y porra, un banquete tradicional Las cocinas del Cortijo de Torres se vuelcan para ofrecer las mejores recetas de los platos típicos, y es que en comida no vale innovar Crónica del real BEATRIZ HERRERA Potaje de garbanzos, porra, estofado de cordero, ‘guisaíllo’, pisto o paella. No, no se trata del menú de la casa de la abuela sino de la variedad alimenticia que estos días reina en el Cortijo de Torres. Y es que el calor no es excusa suficiente para que los fogones del real pasen por alto estas delicias típicas de la cocina tradicional. Dos manjares indispensables en toda feria son el jamón serrano y el queso curado, cuanto más ‘sudorosos’, mejor. La mayoría de feriantes lo tiene claro, ya que es raro aquel que no ha degustado alguno de estos sabrosos bocados desde que empezaron las fiestas. Incluso el que esté a dieta seguro que ha optado estos días por ‘pecar’ y refugiarse en la excusa de que «una vez al año no hace daño». Sin duda, uno de los platos fuertes de la feria es el pescaíto frito que se puede saborear en la mayoría de las casetas del real y en la Peña Recreativa Palestina, además, en cartuchos de papel. «Si no es la única, es de las pocas casetas que vende cartuchos de pescaíto», afirma orgulloso su presidente, Francisco Ortega. En su caseta, como en la mayoría de las que abren durante el mediodía, se ofrecen degustaciones de comida gratis y en ésta en concreto, muy variadas, «no queremos que la gente se canse de paella, así que sólo la repetimos dos días, después hacemos potaje viudo, gitano, de jibia, etcétera», comenta Ortega. Las costumbres de los feriantes son tan variadas como personas hay en el real. Hay quienes eligen una caseta y almuerzan fuerte en El jamón y el queso son dos manjares indispensables en toda feria Algunos cargan con la fiambrera y llevan sus propias croquetas al recinto ella; otros prefieren picotear en varias y los más lanzados, cargan con la fiambrera y llevan sus propias croquetas. Ése es el caso de un grupo de familiares y amigos de Arroyo Granadillas, en Rincón de la Victoria, que ayer abarrotaron el carruaje de víveres, entre tortilla de patatas, pimientos fritos y rebujito, para después poner la mesa en un banco del real. El grupo de Conchi López y Puri Cerón prefiere comer en las peñas. «Es mucho follón venir con la comida, porque después no puedes entrar en las casetas con todo aunque reconozco que tiene su gracia», asegura la primera. Platos calientes Aunque parezca una paradoja es común que los feriantes coman potajes y guisos calientes, a pesar de que como ayer, el termómetro supere los 36 grados. En este caso no se debe perder de vista el vaso con un rebujito o una sangría bien fresquitos. Por el contrario, mejor decantarse por la porra antequerana, que es uno de esos platos que aunque sean fríos no pierden el sabor a cocina de pueblo y cuchara de madera. Sea como fuere, una feria sin comida es como si faltara el sol o la música. Así que a comer...