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EL PAÍS, jueves 5 de junio de 2014
cultura
Hamlet, abogado criminalista
Un proyecto de la Unión de Editoriales Universitarias y la Universitat Oberta de
Catalunya examina asuntos del Derecho Penal a partir de obras de Shakespeare
AURORA INTXAUSTI
Madrid
En Shakespeare, ya se sabe, está
contenida toda la condición humana. Sus grandezas y sus miserias. Sus épicas y sus tragedias.
Y también algo aparentemente
tan ajeno a la tensión narrativa
como... el Derecho Penal. Así lo
cree, al menos, la Unión de Editoriales Universitarias Españolas (UNE). Esta alianza, creada
en 1987, ha encomendado al profesor Josep Maria Tamarit, director del programa de Criminología y Victimología de la Universitat Oberta de Catalunya, la redacción de un libro en el que el
Derecho Penal se examina a la
luz de las enseñanzas de grandes obras del genio británico como Hamlet.
El trabajo surgió de la experiencia de aplicar teatro y ópera
para enseñar esa materia a sus
alumnos. “La receptividad fue
muy buena entre aquellos que
asistían a mis clases. Les resultaba más interesante la explicación de la materia a través de
clásicos de la literatura como
Shakespeare o Federico García
Lorca o de óperas como Otelo,
Fausto o Rigoletto”.
La editorial universitaria empezará el próximo curso la nueva colección con el dubitativo
príncipe de Dinamarca. El drama shakespeariano se acompaña de una introducción, un comentario final y anotaciones del
psicólogo Vicente Garrido y el
profesor Josep Maria Tamarit.
“Hamlet da mucho de sí para el
estudio de la criminología porque se puede abordar el sentido
de la justicia o analizar diferentes aspectos jurídicos. Es un drama que lo tiene todo”, indica Tamarit.
Escrita entre finales del XVI y
principios del XVII, encierra traición, asesinato, venganza... Un
hermano que mata a otro para
quitarle la corona y quedarse
con su esposa. Un hijo que se
entera de todas estas maniobras
y quiere vengar la muerte de su
padre. Una traición por parte
los integrantes de una familia y
algunos de sus sirvientes. Una
obra dramática que gira en torno a las tribulaciones de Hamlet
y la muerte de su padre, el rey
de Dinamarca, asesinado por su
hermano Claudio.
Un libro como el que plantean Garrido y Tamarit servirá
de reflexión y estudio y no solo
estará dirigido a penalistas, sino
también a juristas, teóricos y a
todas aquellas personas que les
interese la relación entre el Derecho y diferentes disciplinas artísticas o estén preocupadas por
los problemas relacionados con
la justicia.
Tanto Tamarit como Vicente
Garrido dan sus opiniones sobre
las cuestiones abordadas con
anotaciones en los márgenes.
“Me mueve el deseo de despertar el interés en el lector no solo
por el aspecto jurídico, sino por
obras monumentales de la litera-
Un profesor
de Criminología
y un psicólogo
anotan el drama
“Da mucho
de sí para estudiar
el sentido
de la justicia”
Hamlet, en la mítica encarnación de Laurence Olivier para el filme del mismo nombre de 1948.
EL HOMBRE QUE FUE JUEVES
Series y estilo
MARCOS
ORDÓÑEZ
Buscando hueco para los desbordantes devedés de la estantería me pregunté ayer si
volveré a ver todas las series que tanto me
gustan y que estoy atesorando como oro en
paño para los días de escasez. La cuestión
tiene más subcláusulas que un contrato
blindado. Desde luego, me digo, hay en todas ellas grandes guiones e interpretaciones superlativas, pero quizás el exceso de
tramas y subtramas juegue un poco en su
velocidad que nos impulsaron a devorar
un episodio tras otro, nuestras ganas de
verlas de nuevo se adelgacen. Vale, pero
según ese razonamiento no reelerías a Dickens, por ejemplo. Dickens fue uno de los
padres fundadores y estructuró serialmente buena parte de sus novelas, aunque si
vuelvo a leerlas bien pueda ser porque su
estilo me acoge como una casa de infancia,
más allá de los argumentos, cuyos pormenores solo recuerdo en líneas generales. Va
a ser el estilo. Siempre es el estilo. Claro.
La ficción televisiva que mejor se sostendrá quizás sea, aventuro, la menos deudora de la serialidad compulsiva, desde las
grandes comedias (mundos cerrados en sí
mismos, casi arcádicos, como Frasier o Senfield) hasta los relatos (Mad Men, Los Soprano, The Wire) que avanzan como un río o
un pozo en vez de ser cangilones de una
noria febril. Podría ser, aunque no sé si
estoy del todo de acuerdo conmigo mismo.
que nadie pueda negarle toneladas de estilo para sostenerse por sí misma y, sin embargo, no he vuelto a verla. Quizás tenga yo
demasiado frescos sus entresijos. O quizás
tema una decepción, no sé. Por otra parte,
habría que definir lo que es estilo. ¿La forma de contar? ¿Lo que no se deja resumir?
Voy a ello. He vuelto a ver, con admiración babeante, Rumbo a lo desconocido
La ficción televisiva que
mejor se sostendrá quizás
sea la menos deudora de
la serialidad compulsiva
(The Outer Limits, 1964). La primera serie
que vi en mi vida, y de eso hace cincuenta
años exactos. Desde luego, lo de menos
tura o la ópera que a mí me apasionan”, puntualiza Tamarit. En
un libro anterior, La tragedia y
la justicia penal (Tirant lo Blanch), Tamarit analizó dramas como los que encierran el propio
Hamlet, Rigoletto, Otelo, Fausto,
Tosca, El anillo del Nibelungo, La
casa de Bernarda Alba, La dama
de picas o Don Juan.
La UNE también prevé publicar un volumen sobre la poesía
temprana de la estadounidense
Emily Dickinson (1830-1886), un
proyecto, apuntan sus responsables, cuyo objetivo es la traducción y lectura crítica de los cuarenta cuadernillos de esta autora, secuencias poéticas cortas
que plantean preguntas acerca
de las intenciones y sus logros
artísticos.
truos de cartón piedra y guiones malhilados, pero atravesada por un poderosísimo
viento de locura. Comprobé que lo que te
clavaba en su asiento era su atmósfera pegajosa, su perfume de flor malsana, su calidad de pesadilla filmada, el blanco y negro
contrastado hasta la irrealidad. Los espacios vacíos, los ángulos dislocados, las sombras casi expresionistas, los rostros en primerísimo plano, casi chocando contra la
pantalla, como enormes insectos pugnando por escapar de una caja de cristal: puro
estilo. Atrapo una última hipótesis, más
palmaria: si no volvemos a ver ahora muchas series más o menos recientes es porque siempre hay otra llamando a la puerta. Con los libros pasa un poco lo mismo:
por motivos laborales o simple curiosidad,
cada novedad desplaza a la anterior. A veces a media lectura, lo que es horroroso.
Para terminar, me (contra) digo de nuevo
y pienso que he visto incontables veces El
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