Artículo Completo en PDF - revista universidad de sonora

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Imaginario
Los grafitis de Macondo
Los grafitis no sólo son pintas coloridas en bardas y paredes, y no sólo son una combinación de estilos caligráficos originales
o dibujos, y frases elaboradas. Si bien ése es el significado más certero del grafiti, en Colombia y en otras partes se ha ido
desarrollando una especie de nuevo género que consiste en rescatar, ya sea de libros, periódicos, revistas, entrevistas, conversaciones cotidianas, palabras escuchadas en las calles, o bien del propio ingenio del grafitero, frases ingeniosos, sentencias con
ingredientes de humor que revelan una muy “sabia sabiduría” popular.
Estos grafitis fueron rescatados de charlas con dos hermanos de Gabriel García Márquez, Aída y Jaime, de conversaciones
con Eloísa Garces, viuda de Alfredo García Márquez, de un libro sobre la familia y de otras entrevistas con personalidades
colombianas.
Emilio Sánchez Alsina*
Charla con Aída García Márquez, hermana de Gabriel García
Márquez
Ajá, si tú me entendiste, me entiende todo el mundo porque tú eres muy bruta.
Gabriel García Márquez
No me desordenes el desorden, porque en medio de mi desorden es que yo encuentro mis cosas.
Gabriel García Márquez
¿Acaso no sabes lo que la gente hace con el papel periódico? Bueno... pues después de cuatro o cinco días se
limpian con tu cara.
Gabriel García Márquez
Me casé con una reina y ahora la tengo de cocinera. Gabriel Eligio García (padre de GGM)
¡Ay! Dios mío, venir Cristóbal Colón a descubrirnos, que si no viene estaríamos sabroso pescando a la orilla del
río sin ropa ni zapatos. Gabriel Eligio García
Lo tuyo es tuyo, con razón o sin ella. Sería una gran injusticia encimarle a la debilidad, la desgracia.
Luisa Santiaga (madre de GGM)
Aída García Márquez
¿Será que los hombres no pueden aguantar? Yo no creo, lo que pasa es que como son hombres, todo se les permite.
Aída García Márquez
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* Abogado, periodista y grafitero colombiano. emiliosanchezalsina@hotmail.com
Charlas con Jaime García Márquez, hermano de Gabriel García
Márquez
Cuando son pocas las cosas no las hay, cuando son muchas, las cosas no alcanzan.
Gabriel García Márquez
A mí no me vengan con cuentos güevones de que Gabo no se trabó para escribir esa mierda.
Alfredo García Márquez (hermano de GGM)
Gabito y yo somos iguales en la cabeza, pero por fuera.
Jaime García Márquez
Ser García Márquez es un honor que cuesta, y para lo único que sirve es para no hacer cola.
Jaime García Márquez
Todos los García Márquez somos diferentemente iguales.
Jaime García Márquez
Conversación con Eloísa Garces Martínez, viuda de Alfredo García
Márquez (el Cuqui), hermano de GGM
Ajá, ¿para comerte tengo que casarme contigo?, pues me voy a echar la soga al cuello.
Alfredo García Márquez
Del libro Los García Márquez, de Silvia Galvis.
Nadie sabe que yo comí basura en París.
Gabriel García Márquez
Si yo me llego a ganar el premio Nobel, nadie me va a entender por qué lo voy a rechazar. Porque me voy a sentir
estresado ante la magnitud de esa vaina en Estocolmo, coño, porque me voy a agüevar.
Gabriel García Márquez
Yo me asusto pero me ha tocado acostumbrarme al susto, porque ¿qué más puedo hacer?
El monte no da sino espinas, yo no quiero que mis hijas se casen aquí.
Gabriel García Márquez
Luisa Santiaga
Gabito no sabe hacer un jugo.
Es que a Gabito lo alimentaban sus costumbres.
Aída García Márquez
Eligio García Márquez (hermano de GGM)
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Imaginario
Charla de Juan Gossain, escritor y periodista colombiano.
La gloria es una cosa aplastante.
Seamos aldeanos para ser universales.
Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez
El dictador es un ser solitario que no ha resuelto la relación edípica con su mamá.
Gabriel García Márquez
Charla con Rafael Escalona, máximo exponente de la música
ballenata en Colombia, amigo de Gabriel García Márquez.
Al final de la guerra fue cuando ocurrieron las grandes batallas.
En las cosas que no se mete Dios, es en la política, ésa se la dejó a los hombres.
Conversación con Gustavo Ramírez.
El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo.
El Patriarca de Gabo
(frase de Gabriel García Márquez, del dominio popular en Colombia, atribuida por Ramírez al Patriarca).
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Rafael Escalona
Rafael Escalona
Mi madre
Ayer fui a visitar a mi madre para darle su regalo de cumpleaños; primero la busqué en su habitación, luego en
el cuarto de lavado, fui a la cocina pero no estaba. La señora del servicio me dijo había salido a caminar. Fui a la
verdulería, a la mercería, carnicería, y por último la vine a sacar de la Iglesia donde rezaba.
La llevé a casa, la senté en la mesa del comedor y le di su regalo mientras ella recordaba mis travesuras cuando
pequeña, sobre una amiga que la trató mal, de la cita con la tinturista del cabello que día a día le encanece. Miré sus
manos repletas de diminutas pecas, su rostro con surcos de arado profundo y su figura ahora redondita. Busqué las
llaves que tenía perdidas, sus gafas y la página del libro que estaba leyendo.
Qué importa que mi madre no recuerde las edades o los nombres de todos los nietos, si sigue siendo ese hermoso
árbol que nos da sombra a todos.
Lina Zerón*
Mínima disertación aleatoria I No han existido. No existen. No existirán las familias modelo. Siempre habrá una oveja que tinte de negro la tan
añorada buena reputación del núcleo familiar: Siempre habrá un pelo en la sopa. II Ciertas familias son excepciones de la regla por una o muchas razones: Los Revueltas. Los Beverly de Peralvillo. Sly & the Family Stone. Los Cenci. Los derrumbes y los pajaritos. La familia Burrón. Etc. Etc. Etc. III Hay familias de tres que son un prodígio. Hay familias de más de diez que son un apocalíptico desastre. IV Hay quienes afirman que los diminutos Echidnas –por el solo hecho de tener púas en su espalda– pertenecen
a la familia del puercoespín; así como al Ornitorrinco, por el hecho de tener pico de pato, lo emparentan con
éstos. Tanto el Echidna como el Ornitorrinco pertenecen a la familia de los monotremes, y no por el hecho de
alimentarse de hormigas son parientes del oso hormiguero. VI El anti-siquiatra inglés David Cooper afirmaba que el fin de la familia –como núcleo social– era imposible puesto
que ésta –como entidad biológica– reside en la sangre.
Mario Licón Cabrera**
* (México, 1959). Poeta, periodista y editora. Ha publicado, entre otros, los libros Moradas mariposas (2002), Vino rojo (2003), Un cielo crece en el fondo
de tus ojos (2004), Nostalgia de vida (2005), Consagración de la piel (2008). linazeron@yahoo.com
** (México, 1949). Escritor, poeta y traductor. Reside en Sydeny, Australia desde 1992. Es autor de La reverberación de la ceniza (2006) y Yuxtas: Back and
Forth (2007). Ha traducido al español a poetas australianos como Dorothy Porter, Judith Beveridge, Peter Boyle, J. S. Harry y Robert Adamson. altazor10@
hotmail.com
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Imaginario
Crónica familiar
Rodeada de mis perros estoy en el centro de la vida
Algunos me miran desde lejos con ojos de agua enamorada
otros en mi regazo ahuyentan sombras
Alrededor convergen corredores
donde padre camina devanando poemas
que espejos curvos repiten sin descanso
La palabra se nutre del silencio
absorbe todo el aire de mi entorno
En rincones oscuros madre dialoga con la Muerte
La Muerte tiene hambres inmortales
con ávidos engaños la devora
y madre al fin le entrega el pequeño esqueleto
sin que yo pueda hurtarle ni un ápice de espanto
Padre en tanto recurre al último exorcismo
porque nada es vedado
cuando la gloria toca sus clarines
Accede a paraísos o espejismos
que se disgregan en fugas apocalípticas
o lo mecen en sueños de eternidad
Madre nos deja para siempre su agonía en susurros
alza en vilo todos mis dolores
la siento recostada en mi cuerpo
dentro de mí ha tejido su capullo
con los hilos enmarañados que unen nuestras cabezas
Juntas contemplamos desde la orilla desolada
un panorama extraño
Aitana Alberti*
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* (Buenos Aires, 1941). Poeta, narradora, conferencista, traductora, antóloga, editora y promotora cultural. Reside en Cuba desde 1984. Entre su obra poética
destaca Pupila al viento (1998); Y de nuevo nacer (1999, 2008); Son del fugado cuerpo (2001); A bordo de la bruma (2007). En narrativa, Inquilinos de
la soledad (2006). Pertenece al comité organizador del Festival Internacional de Poesía de La Habana. Es asesora del Centro Cultural Dulce María Loynaz y
Presidenta de Honor de la Cátedra de Cultura Andaluza Rafael Alberti (Universidad de La Habana).
Casi elegía
A mi madre,
una madrugada de cumpleaños
En esta noche en que he ido perdiéndome vaciándome
de mí y de los otros
sólo ha quedado una forma sin dueño
Entonces te he mirado como nunca
ni cuando lo eras todo y yo el germen posible
No quisiera pensar los lejanos derrumbes por donde
fui escapando
pero ahí están para mi mal incólumes
Tampoco sé decirte cuándo tu agua pura me abandonó dejando
un casi olvido de mareas felices
Eco de tu palabra sobre batidos vientos
en la alta soledad murmuran las banderas
oigo los viejos himnos las canciones selladas
al comienzo del tiempo
y pasan los soldados envueltos en la tierra
Qué pesadumbre amarte
cuando ya hasta los árboles emblanquecen
y las fotografías desconocen los nombres y los tiernos
animales queridos abandonan uno a uno la ronda
y no hay más libros dulcemente caídos
ni huellas de mis pies en tus pasos
Sin embargo algo se mueve en esta noche
algo en el yerto sueño se levanta
Cuando despierte el alba recordaré el sabor
de tus mejillas
9 de agosto de 1998
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Imaginario
A mitad de los 80
A mitad de los 80’s mi familia estrenó vajilla de filos dorados y denso decorado de flores. Nunca comimos juntos. Por esos mismos años me vestía de camuflaje desde las botas hasta la boina. Coleccionaba cartitas de baseball como un junkie y miraba las caricaturas con fe de ciego. Mi hermano Marcos, el mayor, hacía casas al otro lado ocho horas diarias por quinientos dólares semanales. Mi hermana, Teresa, rizaba su pelo y delineaba sus ojos como Madonna; nunca compró ninguno de sus discos. Escuchaba El Andariego mientras escribía en su diario de hojas impresas con tenues imágenes de
[paisajes y nubes.
Don Marcos perdió un dedo en una máquina trabajando para U.S. Elevators. Carlos, mi otro hermano, escondía sus libros bajo el asiento mientras cruzaba con pasaporte a la
[escuela.
Mi madre leía la revista Hola para comentarnos a cada uno lo que le pasaba a la Familia Real o a Julio Iglesias y terminaba diciendo: pobres de los Kennedy, están malditos. II En el primer cuarto de los 90 mi padre compró un traje para estrenarlo en el sepelio de mi madre. Algo que no hizo ni cuando se casaron. Yo jugaba basketball como un junkie. Usaba el pelo corto y uniforme caqui. Escribía a escondidas en las páginas secretas de mi cuaderno de tercero. Marcos dejó de hacer casas para hacer arte (mucho menos dinero, más sonrisas) Hizo una casa como su primera gran pieza. Mi hermana estaba felizmente casada, escuchando a Myriam Hernández, llorando la muerte de la madre que nunca la ayudaría en el embarazo. Carlos lloraba en un cuarto rentado la soledad del estudiante. En una ciudad inmensa llena de todo menos de Ángeles. Mi madre dejó de leer las revistas Hola que aún se encuentran al costado del sofá reclinable. Imagino que sigue leyendo los artículos escritos en la prensa. Seguramente dirá: Pobres de los Ramírez Pimienta, los dejé tan solos. Omar Pimienta*
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* (Tijuana, 1978). Ensayista, poeta y artista visual. Es autor de los libros Primera Persona: Ella (2004), del cual forma parte el poema publicado, y La Libertad:
Ciudad de paso (2006). Ha participado en varios festivales de poesía en el país. omarpimienta@hotmail.com
Pretexto para poner los pies en la tierra
Para Coco y Alondra, ayer por la noche.
Para Juan Fernando y Ana Isabel, mañana en la mañana.
Como es público y notorio, las mujeres transmiten la vida. Esa dolencia mortal.
Juan José Arreola
Llegas la víspera naranja cuatro pelos
entre los bebes y los muchos quehaceres
en los cuartos de paredes desconchadas
sobre las camas sin cáscara donde las mujeres
llevan un sello en el antebrazo
Al tiempo que olvidas la palmada incipiente
los polvos te van librando de escaldaduras
mientras mamá tiende en el patio tu trapecio de trapos
y acaricia con risas tus primeras palabras
o acumula la lana de su canción madura
Gritan las sonajas abriendo sus manos
y soplan los juguetes su pito escondido
cuando papá regresa doblando papeles
a sacarte a caballo en la espalda guerrera
a rodar en tus ojos los parques de colores
a iniciarte en la ciencia de los bichos urbanos
Y llegamos los lunes
a conocer tus zapatos en crecimiento
a contemplar tu lacrimosa encía
a saludarte de oreja a oreja
aunque nos caiga adrede tu bautizo de orines
aunque oxidemos tu cuna con los mismos errores
aunque naufraguemos viejos en el tercer intento
porque al fin y al cabo
o al comienzo de todo
eres un pretexto
para hablar de la vida
Óscar Limache*
* (Lima, Perú, 1958). Poeta y docente universitario. En 1988 obtuvo en su país el Premio Copé de Oro en la IV Bienal de Poesía con el poemario “Viaje a la
lengua del puercoespín”, al cual pertenece el poema publicado. Es presidente del Proyecto Cultural Sur Perú y vicepresidente de Leamos, Asociación Peruana
para el Desarrollo de la Lectura. limh@terra.com.pe
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