Boletìn Diciembre 2009 - Basilica San Paolo Fuori le Mura

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Año 3, N° 8
Diciembre 2009
DESCUBIERTO
EL MÁS ANTIGUO ICONO
DE SAN PABLO
La representación del Apóstol de las Gentes ha sido hallada a poca
distancia de su Tumba, en la catacumba de Santa Tecla
Ha sido descubierta la más
antigua representación del
apóstol Pablo
que se conozca, que se remonta al final
del siglo IV.
Esta imagen de
Pablo ha aflorado el pasado
19 de junio de
las excavaciones que se están realizando
en una catacumba titulada
a santa Tecla, a
lo largo de la via Ostiense que conduce de Roma al
mar, a poca distancia de la Basilica donde esta sepultado el cuerpo del Apostol. Limpiando con rayos láser
la bóveda de un cubículo, los arqueólogos han visto
volver a la luz una rica decoracion a fresco. Al centro
de la bóveda ha aparecido la imagen del Buen Pastor
con alrededor, en cuatro tondi, las figuras de Pablo bien conservada - de Pedro y probablemente de otros
dos apóstoles.
En dos extensos relatos en el diario de la Santa Sede
los arqueólogos han proporcionado todos los detalles
del descubrimiento; sin embargo hay un elemento que
impresiona mas que otros y concierne los motivos que
llevaron a representar al apóstol Pablo de la forma
como lo apreciamos en este fresco así como en tantos
otros sucesivos: con el aspecto de un filósofo, la mirada pensativa, la frente alta, la calvicie incipiente, la
barba puntiaguda. En efecto, en una reciente muestra
de arte dedicada a San Pablo en un ala de los Museos
Vaticanos, se han expuesto las cabezas talladas en
epoca romana de dos filósofos – uno de los cuales
probablemente es Plotino – que presentan notables
similitudes con las antiguas representaciones de Pablo,
a partir de aquella que ha sido ahora descubierta. La
misma cuestión se formula para el apóstol Pedro,
representado tradicionalmente con cabellera corta,
abundante y candida, con el rostro amplio y la
mirada decidida, con la barba también corta y plena. Y asi tambien para otros protagonistas de la
historia sacra. El arte del retrato estaba muy difundido en el arte greco y romano. Pero en la cultura
hebraica las imagenes humanas estaban prohibidas
y por lo tanto era impensable que Pablo y los demás se hiciesen retratar. Solo más tarde la Iglesia
aceptó representar los personajes de la fe cristiana.
Pero ¿cómo representar Pedro y Pablo, los principes de los Apóstoles, las columnas maestras de la
Iglesia? Así fueron dadas a los protoapóstoles las
semblanzas de los protofilósofos.
De esta manera Pablo, calvo, barbado, el aire serio
y absorto del intelectual, tuvo el rostro de Platón o
quizás de Plotino, mientras aquel de Aristóteles
fue dado al pragmático y terrestre Pedro, que tiene
la tarea de guiar a traves de las insidias del mundo
a la Iglesia profesante y combatiente". Si así ocurrió, la Iglesia de los primeros siglos no tuvo ninguna timidez en atribuir a los Apóstoles, y en particular a Pablo, el aspecto del filósofo, ni en transmitir,
estudiar, proclamar su pensamiento en su totalidad, labor ciertamente no fácil en ser entendida y
aceptada.
Lo mismo se puede decir de los Padres de la Iglesia en una fase del cristianismo en expansión, en
una etapa en la que la transmisión de la fe cristiana
a los pueblos se hallaba en pleno desarrollo, la
Iglesia no pensó nunca en suavizar o edulcorar el
propio mensaje para hacerlo mas aceptable a los
hombres del tiempo. El arzobispo Gianfranco
Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo de la
Cultura, en el subrayar que “cerca al extraordinario rostro de Pablo se encuentra también aquel de
Pedro, menos conservado pero sugestivo, señal de
aquella concordia apostolorum tan querida a la
Iglesia del siglo IV”, ha definido el evento
“extraordinario” porque sella de manera inesperada y sorprendente las iniciativas que han ritmado
el Año Paulino hace poco concluido.
Boletín de la Basílica Papal de San Pablo extra Muros
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PROSIGUE LA SERIE DE
“LOS RETRATOS DE LOS PAPAS”
S. ANACLETO (80-92) y S. CLEMENTE I (92-99)
Medallones ubicados, a cerca 12 metros de altura, en la pared este del Transepto, tercero y
cuarto a la derecha para quien mira hacia el ábside.
La Basílica Papal de San Pablo Extramuros es cofre de tesoros de arte y de arquitectura de
gran valor. En el Boletín de este mes continuamos a ilustrar “Los retratos de los Papas”. La
célebre Serie de los grandes “tondi” o “medallones”, iniciada por el Papa León I Magno (440461) y retomada por Pío IX, prosigue hasta el dia de hoy y es única en el mundo.
S. ANACLETO (80(80-92)
Era probablemente de orígen griego, como indica el nome
Anacleto, forma latinizada correspondiente al adjetivo griego
anèncletos, osea “irreprensible”, nombre usado frecuentemente para los esclavos. Es recordado también como Cleto, y
algunas fuentes han erróneamente atribuido una existencia
separada a Cleto y a Anacleto. De su pontificado tenemos
tambien escasas noticias, por lo demas legendarias, como
aquella según la cual habría erigido en el lugar de la tumba de
San Pedro un monumento, primer núcleo de la futura basílica
vaticana, y aquella que habría ordenado a veinticinco presbíteros. También la noticia de su martirio es legendaria.
Fiesta, 26 de abril.
S. CLEMENTE I (92(92-99)
Era romano y quizás liberto del cónsul Tito Flavio Clemente, primo del emperador Domiciano, que fue ajusticiado por
haberse convertido al judaismo y con el cual ha sido erróneamente identificado. Las fuentes antiguas concuerdan en
el colocarlo en directa relación con los apóstoles Pedro y
Pablo. Es quizás posible reconocerlo en el Clemente mencionado por San Pablo como un colaborador suyo (en Filipenses 4,3). Presbítero, fue ciertamente el principal exponente de la Iglesia romana. Según una tradición sin confirmación en las fuentes más antiguas, habría muerto mártir. Es
seguramente legendaria la noticia de su exilio en Crimea,
donde habría sido ahogado con un ancla al cuello. De su papel en Roma sabemos muy
poco. La única noticia cierta es que fue el redactor y tal vez el autor de un importante
texto escrito alrededor del año 96, la Primera carta de Clemente, dirigida a la Iglesia de
Corinto, en la que pide la reintegración de algunos presbíteros que habían sido destituidos. Esta carta es el primer documento que testimonia una intervención de la Iglesia de
Roma en asuntos externos y ha tenido amplia difusión, hasta haber sido considerada
en algunos momentos como un libro del Nuevo Testamento. La tradición quiso que la
iglesia de San Clemente en Roma haya surgido en el lugar en donde se encontraba su
morada. Fiesta, 23 de noviembre.
Boletín de la Basílica Papal de San Pablo extra Muros
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SAN PABLO, LA BASILICA A EL
DEDICADA Y LOS
FUNDAMENTOS DE LA IGLESIA.
La Basílica de San Pablo es rica de obras que testimonian
la misión de la Iglesia.
Cuando se acerca al baldaquín de la Basílica de San Pablo Extramuros se tiene una importante imagen visiva: el altar actual
apoya sobre la tumba misma de Pablo, que ha sido devuelta a la
vista de los peregrinos en la última excavacion realizada en el
curso del Año Paulino.
La eucaristía viene por tanto celebrada “sobre” el cuerpo del
Apóstol, sobre el sarcófago que conserva sus restos.
No hay manera más expresiva de afirmar que la fe de la Iglesia
es la fe apostólica, que nuestra fe está radicada sobre la fe de los
apóstoles que han conocido al Señor. La eucaristía que han celebrado Pablo y nuestras celebraciones son el mismo y unico sacrificio. No sólo esto: Pablo, junto a los otros apóstoles, aparece
en los mosaicos del ábside a representar la iglesia del cielo que,
junto a la iglesia peregrina en la tierra, es la unica Iglesia que
comprende el cielo y la tierra.
Esta dimensión vertical de la Iglesia – de la vida y de la historia
– caracteriza la fe cristiana. La Iglesia no comprende simplemente el “nosotros” horizontal de aquellos que hoy creen esparcidos en cada lugar de la tierra, sino que comprende juntos el “nosotros”
vertical, abrazando a todos aquellos que han creído antes de nuestra generación y, en primer lugar,
los apóstoles mismos del Señor.
Por esto, desde la antiguedad, la Iglesia ha valorizado la tradición de la peregrinación a la tumba de
los apóstoles, de los mártires y de los santos, para que cada generación acogiese la fe de las generaciones que la habian precedido y pidiese intercesión del cielo. El primer testimonio explícito de la
veneración de la tumba de Pablo sobre la via Ostiense nos lleva al historiador Eusebio de Cesarea,
que vivió en tiempos de Constantino emperador, y que en su “Historia eclesiástica” afirma: «Se narra que Pablo fue decapitado por Nerón y Pedro crucificado en Roma; y lo confirman aun hoy los
monumentos que llevan los nombres de Pedro y de Pablo, visitados en los cementerios de la ciudad
de Roma”.
Por lo demás también Gayo, un eclesiástico que vivía en tiempos del Papa Ceferino, en un texto
suyo contra Proclo, jefe de la secta de los Montanistas, habla de los lugares donde fueron depuestos
los sacros restos de dichos Apóstoles, expresándose de la siguiente manera: “Puedo mostrarte los
trofeos de los Apóstoles. Si os dirigiréis al Vaticano, o sobre via Ostiense, encontraréis los trofeos
de los fundadores de esta Iglesia”.
El testimonio de Gayo, referido por Eusebio, nos lleva asi a los años 199-217, pero la tradición de la
tumba del apóstol se remonta a la edad neotestamentaria. Gayo utiliza el termino “trofeo” para indicar las sepulturas de Pedro y Pablo, en el monte Vaticano y sobre la via Ostiense. Si el término ha
pasado a indicar la primera solemnización arquitectónica de aquellos sepulcros, no se debe olvidar
que ello pretendía indicar, originalmente, la “victoria” reportada en Cristo por los dos apóstoles
mártires. Ellos habían conseguido, como dice 2 Tim 4,8, la «corona de justicia» preparada por el
Señor para «todos aquellos que esperan con amor su manifestación».
Basílica Papal de
San Pablo
Extramuros
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“No soy yo el que vive, es Cristo
quien vive en mí” Gál 2, 20
El sitio Internet de la Basílica de San Pablo Extramuros, preparado en lengua Italiana, es
ahora también disponible en: Inglés, Español, Francés, Alemán y Portugués.
El sitio, que brinda informaciones actualizadas sobre el calendario y los servicios, además
de un Boletín para Los mass media, permite interactuar con anuncios de peregrinaciones y
reservaciones a las celebraciones y eventos en general en la Basílica de San Pablo Extra-
El extraordinario candelabro pascual, obra de Niccolò d’Angelo y Pietro Vassaletto, esculpido al final del siglo XII y el inicio del siglo XIII, y salvado del terrible incendio del ochocientos en la Basílica, lleva inscritos aun hoy perfectamente
legibles algunos versos que alaban al triunfo de Cristo, que dona a los suyos los
frutos de la salvación: «El árbol porta los frutos. Yo soy un árbol que porta luz. Y
dones. Anuncio gozo en un día de fiesta. Cristo ha resucitado.
Y yo ofrezco esos dones». También los apóstoles, representados inmediatamente
bajo el Cristo Pantokrator de la cuenca absidal, entonan el Gloria, teniendo como
antifonarios los dos ángeles que están alrededor de la Etimasia, osea el trono sobre
el cual se yergue majestuosa la cruz victoriosa. El ángel que está a la derecha de la
Etimasia entona el himno, llevando en el cartucho las palabras «Gloria in excelsis
Deo», y el ángel a la izquierda le responde con las palabras «et in terra pax hominibus bonae voluntatis». Los apóstoles, a derecha y a izquierda prosiguen el canto.
A los coros angélicos y a la primera generación apostólica se une el gesto del papa
Honorio III (1216-1227) postrado a los pies del Cristo.
Es artísticamente la parte más bella del mosaico; de hecho, sólo en la parte central
inferior se ha conservado la obra original, mientras que todo lo demás fue completamente reestructurado luego del incendio antes mencionado, si bien en total adhesión al modelo iconográfico precedente. Pablo VI, en su primer discurso
a los obispos del Concilio, en septiembre de 1963, se expresó así, manifestando la unidad de la Tradición que en concordancia dirige toda su alabanza a Cristo: «Se presenta a nuestros ojos confusos y extasiados Jesús mismo resplandeciente de tanta majestad, cuanta en vuestras basílicas, venerables hermanos de las iglesias de Oriente y también de las
iglesias de Occidente, aparece el Pantokrator.
Y nosotros mismos nos vemos en la persona de nuestro predecesor Honorio III en el espléndido mosaico de San Pablo
Extramuros representado adorante al Cristo, pequeño en la estatura y aniquilado postrado a tierra a besar los pies de
Cristo que grandioso preside la asamblea reunida en la basílica, osea la Iglesia».
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