T R U J I L L O, M i P a d r e . . . e n m i s m e m o r i a s A n g e l i t a E Soberanía Nacional l día 2 de Septiembre de 1940, partió mi papá del aeropuerto de San Pedro de Macorís, en un avión fletado de la Pan American Airways con destino a Miami, para continuar al día siguiente con destino a Nueva York. El día 5 de Septiembre fue designado por el Gobierno Dominicano, Embajador Extraordinario en Misión Especial para elaborar con los representantes del Gobierno de los Estados Unidos el protocolo que pondría fin al oneroso documento de la Convención DominicoAmericana. Tema que un par de meses atrás, planteó mi papá al Presidente Roosevelt. El día 7 de Septiembre se logró un acuerdo entre el Embajador norteamericano Hugh Wilson y el Secretario de Estado de Relaciones Exteriores dominicano, Lic. Arturo Despradel, quienes redactarían el protocolo final mediante el cual el Gobier- no de los Estados Unidos, renunciaba al control de las Aduanas dominicanas. El día 19 de Septiembre salió mi papá hacia Washington y el día 20 el Secretario de Estado Cordell Hull declaraba a la prensa que¨…estaba encantado de que el Generalísimo Trujillo hubiera venido a Washington a participar en las discusiones referentes a las relaciones entre la República Dominicana y los Estados Unidos.¨ Mi papá fue agasajado por altos oficiales del Ejército de los Estados Unidos de América, entre los que se encontraba el general Marshall. Por la noche asistió al “Constitución Hall” al concierto de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Americana dirigida por el maestro Stockowsky. El día 21 visitó el Navy Yard, invitado por el Almirante Pettengill. Después se entrevistó con el Secretario de Estado Cordell Hull. Terminada la entrevista, se limitó a declarar a la prensa ¨Me encuentro en un magnífico estado de salud, esperando ir a Miami en el Yate Ramfis, para de ahí volar a Ciudad Trujillo en un avión especial.¨ El día 23 de Septiembre de 1940 el Coronel Joseph Fegan, del Cuerpo de Marina de los Estados Unidos le ofreció una recepción en el Army and Navy Country Club. El día 24, en horas del mediodía, investido como Embajador Especial de la República Dominicana asistió a la oficina del Secretario de Estado, señor Cordell Hull, para firmar el tratado mediante el cual se restablecía la soberanía nacional dominicana. Este nuevo tratado Trujillo – Hull, abrogaba, la no sé cuántas veces citada infame convención, y retornaba a manos nacionales las aduanas dominicanas. Estuvieron presentes el Ministro Pastoriza, el Director General de la Unión Panamericana, Dr. Leo S. Rowe, asi como el personal de la Legación Dominicana.Después del histórico acontecimiento, mi papá se trasladó al Yate Ramfis donde recibió a los periodistas y en sus declaraciones les reiteró el deseo de la República Dominicana de coadyuvar con los Estados Unidos de América y otras naciones del Hemisferio Occidental en la defensa continental. d 201 Capítulo IV -Década del 40 El cable dio la siguiente noticia: El nuevo Tratado entre los Estados Unidos y la República Dominicana, por el que se suprime el control sobre las aduanas, ha sido firmado esta mañana por el Secretario Cordell Hull y el Generalísimo Trujillo. Mientras la noticia se regaba como pólvora en el país, mi papá continuaba con su labor de buen vecino y en el Yate Ramfis ofreció un agasajó al General Marshall, Jefe de Estado Mayor del Ejército norteamericano, el cual se expresó con estas palabras: Es con gran placer que nuevamente doy la bienvenida al Generalísimo Trujillo en nuestro país. Excelencia, después de su última visita a Estados Unidos los tremendos acontecimientos europeos parecen haber alterado la paz del mundo, pero un resultado espléndido se ha desviado de esas acciones trágicas: el acercamiento por íntimas vinculaciones de las repúblicas del hemisferio occidental” Con motivo de la firma del Tratado Trujillo-Hull, mi papá, directamente desde Washington, envió un mensaje oficial al pueblo, al Gobierno y a las Cámaras Legislativas. El Presidente Troncoso anunció a todo el país la firma del Tratado Trujillo-Hull. Los miembros del Consejo Administrativo de Santo Domingo señores Ing. Emilio Espínola, el Lic. José A. Bonilla Atiles, Profesor Osvaldo Báez Soler y M. Alfaro Reyes, propusieron la erección de un monumento recordatorio de la máxima obra financiera del Generalísimo: la abrogación de la Convención Dominico-americana. Por su parte, el Secretario de lo Interior y Policía, Mayor General José García; el Presidente de la Junta Central Directiva del Partido Dominicano, Señor Rafael Paíno Pichardo, y el Presidente del Consejo Administrativo de Santo Domingo, Señor Emilio Espínola, dirigieron una Proclama al pueblo de la capital, con motivo de la abrogación de la Convención de 1924. El día 25 mi papá ofreció un agasajo al Contralmirante norteamericano Pettengill en su Yate Ramfis. Y en el país el día 26 de Septiembre, las Cámaras Legislativas conocieron el proyecto de ley por el cual se le concedió al “Generalísimo Trujillo” el título de “Restaurador de la Independencia Financiera” y se promulgó la ley disponiendo fijar una tarja de bronce en el Baluarte 27 de Febrero, Altar de la Patria, con una inscripción que dijera: Gloria eterna a Trujillo, Benefactor de la Patria, a cuyo esfuerzo y abnegación debe el pueblo dominicano la reintegración de su plena soberanía económica.. El día 28 de Septiembre, visitó mi papá la Unión Panamericana donde fue recibido por el Presidente de dicha institución, Dr. L.S. Rowe y por el SubDirector señor Pedro de Alba. En la tarde asistió a las regatas nacionales celebradas en Washington para la entrega de la copa donada por el Presidente Franklin Delano Roosevelt. En el país, se constituyeron los comités para la organización de la Marcha de la Victoria y el Presidente Troncoso de la Concha sometió a la considera- 202 c T R U J I L L O, M i P a d r e . . . e n m i s m e m o r i a s , A n g e l i t a ción del Congreso el texto del Tratado Trujillo-Hull. El día primero de octubre en horas de la mañana, en compañía del Ministro Pastoriza, visitó mi papá al Presidente Roosevelt en su despacho. Era esta la segunda visita de mi papá al gobernante americano. En el país se promulgó una ley que disponía fijar en lugar prominente de las aduanas una inscripción que decía: La Independencia económica de la República Dominicana es obra del gran ciudadano e insigne repúblico, Generalísimo Dr. Rafael Leónidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria.. A las once de la mañana tuvo efecto en el Altar de la Patria, el descubrimiento de la tarja conmemorativa del Tratado Trujillo Hull, donde pronunció un discurso el Presidente de la Cámara de Diputados, Lic. Porfirio Herrera. Estuvieron presentes el Presidente Troncoso de la Concha, los Miembros del Gabinete, el cuerpo Diplomático y Consular, y un numeroso público. La tarja de bronce lucía en la parte superior central las cinco estrellas del Generalísimo y la siguiente inscripción: Gloria eterna a Trujillo, a cuyo esfuerzo, patriotismo y abnegación debe el pueblo dominicano la reintegración de su plena soberanía económica. el pueblo. También se promulgó una ley declarando “Joya Nacional” la pluma con la cual mi papá firmó el Tratado “Trujillo-Hull” el 24 de Septiembre de 1940 en la ciudad de Washington. El Presidente Troncoso de la Concha llevó dicha pluma al Museo Nacional, donde le fue entregada al Secretario de Estado de Educación y Bellas Artes Lic. Víctor Garrido. En la histórica ocasión ambos pronunciaron sendos discursos y la directora del Museo Nacional, Señora Floripe Mieses también pronunció elocuentes palabras. El día 8 de Octubre, salió mi papá de Miami con destino a la República Dominicana. Llegó a San Pedro de Macorís a las 2:45 p.m., a bordo de un avión especial. Le acompañaban tío Plinio Pina Chevalier, el Teniente Coronel Dr. Manuel A. Robiou, el Coronel Charles McLaughlin y otros. Una escuadrilla de aviones de nuestra Aviación Militar fueron los primeros en darle la bienvenida recibiéndolo tan pronto el hidroavión entró al espacio aéreo dominicano. Luego de amarizar, le esperaban en la terminal aérea, el Presidente Troncoso de la Concha, mi tío, General Héctor Bienvenido Trujillo Molina, mi abuelita Doña Julia Molina Viuda Trujillo, mi madre, María Martínez de Alba de Trujillo y mi hermano Ramfis. Estaban también los Secretarios de Estado y otras personalidades del gobierno. La entrada a Ciudad Trujillo ocurrió a eso de las 5: 00 p.m. siendo aclamado con una salva de veintiún cañonazos. Las Cámaras Legislativas ratificaron el Tratado Trujillo-Hull y ese día fue declarado día de Fiesta Nacional. Fueron muchos los festejos con que el país celebraba el trascendental tratado Trujillo–Hull. El día 15 de Octubre de 1940 el Congreso aprobó el proyecto de ley por el cual se declaró el 24 de Octubre Día de la Bandera. El día d 203 Capítulo IV -Década del 40 20 las Cámaras Legislativas ratificaron la gratitud de la Nación por la recuperación de nuestras aduanas. Se celebró la Marcha de la Victoria. Más de sesenta mil personas se congregaron en la Avenida George Washington para rendirle homenaje de gratitud y admiración al “Generalísimo Trujillo”. Por la noche el Lic. Julio Ortega Frier le ofreció un agasajo en el Café Ariete, con la asistencia de altos funcionarios del Gobierno Dominicano, el E.E. y M.P. de los Estados Unidos de América, señor Robert McGregor Scotten y otras personas. El Consejo Administrativo de Santo Domingo declaró Día de Regocijo el día 23 y 24 de Octubre. Mi papá y mi mamá ofrecieron en su residencia de Estancia Ramfis una recepción a los altos funcionarios del estado. El Gobierno fundó el ‘‘Banco de Reservas de la República’’. Ambos acontecimientos de extraordinaria trascendencia toda vez que nuestro sistema bancario lo regia el capital extranjero y constituía éste un primer paso hacia la total independencia de nuestro sistema financiero. El Consejo de Directores lo integraban los señores Pedro R Espaillat, Anselmo Copello, José Antonio Jiménez Álvarez, Edwin J. Kilbourne y Fred Q. Richard. Nuestro Banco de Reservas sería ahora el depositario de todos los fondos del Estado. Para terminar, en diciembre de 1940 el Congreso de los Estados Unidos ratificó el tratado Trujillo-Hull y en marzo de 1941 se hizo el canje de ratificaciones del Tratado que formalmente abrogaba la Convención Dominico Americana y en su lugar se promulgó el Tratado Trujillo-Hull. Con tal motivo mi papá le envió una comunicación al Presidente Manuel de Jesús Troncoso de la Concha diciéndole: En acto revestido de toda solemnidad el Secretario Hull y yo acabamos de efectuar el canje de ratificaciones del Acuerdo del 24 de septiembre de 1940, suscribiendo el correspondiente protocolo. También cambiamos notas designando a la sucursal del National City Bank of Nueva York en Ciudad Trujillo como Banco depositario y al señor Oliver P. Newman como representante de los Tenedores de Bonos. En consecuencia el acuerdo queda puesto en vigor. Con este acto dejo cumplida la misión que me encomendó el pueblo dominicano de reconquistar su mutilada soberanía. El 1 de Abril de 1941, se efectuó el traspaso de las Aduanas. Hizo la entrega Thomas Pearson, último Diputado Receptor General de Aduanas, y por nuestra parte, las recibió el Secretario de Estado del Tesoro y Comercio, Señor Virgilio Álvarez Pina. Como consecuencia justiciera de este bendito acontecer el Gobierno adquirió el “National City Bank.” El historiador señor Euclides Gutiérrez en su libro citado ya anteriormente dice que en octubre de 1941, cuando se produjo el traspaso del National City Bank sus activos eran: Cuentas corrientes de particulares aproximadamente 4.3 millones de dólares mientras las cuentas corrientes del gobierno y los municipios ascendían a 1.8 millones de dólares. Las cuentas de ahorros representaban un valor superior 204 c T R U J I L L O, M i P a d r e . . . e n m i s m e m o r i a s , A n g e l i t a al millón de dólares, sumando sus activos el 23 de octubre, 7 millones 732 mil, 37 dólares con 49 centavos. En su libro “Tratado Trujillo-Hull y la liberación financiera de la República Dominicana” el doctor Joaquín Balaguer la describe como: Una fecha de la historia de la República. Representa la aportación más valiosa y más brillante que se haya hecho en cualquier época para consolidar la Patria y afirmar en ella la conciencia de sus destinos inmortales. c d 205