308 Trabajos de las Secciones SECCION DE MIGRACION Y ANILLAMIENTO LOS TXINBOS La palabra Txinbo es una voz vasca adoptada como suya por la Real Academia Española y cuyo significado señala en las dos lenguas a unas cuantas aves insectívoras-canoras, que en cierta época del año se cazan como un bocado delicado por los cazadores de las capitales y pueblos del País Vasco. El señor Arriaga en su “Léxico del bilbaíno neto" describe esta especie de aves, con las siguientes palabras: “Txinbos; pajarillos de carne muy delicada y sabrosa” y señala a continuación algunos de los nombres por los que son conoridos estos pájaros en Bilbao y su zona. Esta palabra “Txinbo” se emplea también actualmente para señalar al bilbaíno, puesto que los habitantes de esta capital vasca y su zona, han sido los primeros y más aficionados a esta exquisita caza y por eso, han heredado este nombre que tanto se ha popularizado. Hacia principios de siglo, cuando el autor se trasladó a Bilbao por primera vez, esta capital y sus alrededores como son Begoña, Deusto y Abando, tenían grandes y ricos campos en los que el bilbaíno aficionado a la aldea, se solazaba a sus anchas, estando aquella sólo a dos pasos del bocho, sin las estrecheces en que habita hoy día. Sus salidas diarias después de su trabajo cotidiano, eran las de dar un paseíto por los alrededores de Begoña o Abando. Los campos labrados de estos cercanos pueblos y sus aldeas, llegaban a besar las calles que hoy aparecen céntricas, puesto que sus tierras labradas se acercaban a lo que hoy constituye la Diputación y parte de la Gran Vía. Por la parte del bocho propiamente dicho, tocaban con la aldea de Begoña, las calles de Aurrecoechea, Iturribide y Uribarri, amén de otras que no señalo. Los bilbotarras que siempre han sido aficionados al campo, eran también cazadores que sabían aprovechar las épocas de caza, y el perro chimbero así como la escopeta de pequeño calibre, no faltaban en las familias que se componían de jóvenes aficionados. Trabajos de las Secciones 309 Estos eran los que en la época del pase de txinbos, alegraban la campiña de aquellos simpáticos pueblos que en aquel tiempo rebosaban de alegría, con sus campos bien cuidados de frutos, hortalizas y demás productos de la tierra. Desde mediados del mes de octubre que es la época de caza de estas aves, y llegado el domingo o día festivo, el amanecer era de mucho movimiento en las calles del bocho de Bilbao. A las primeras horas de la mañana, se oían ruidos de puertas que en estas calles se abrían para dar paso de salida a los cazadores de txinbos que con sus perros, escopetas y demás elementos de caza, se dirigían a sus respectivas parroquias, con objeto de cumplir con el precepto Divino y después de llenar esta obligación, iban a las estaciones de ferrocarril correspondientes para pasar el día en el pueblo que habían elejido como cazadero. Las estaciones de Lezama, Atxuri y Portugalete estaban rebosantes de viajeros y éstos, en unión con los cazadores, bajaban en Begoña, Etxabarri, Baracaldo, etc., dispuestos a cumplir cada uno con la misión que llevaban. Los que quedábamos en el bocho, oíamos desde la mañanita el tiroteo de los txinberos, en los cercanos pueblos de Begoña y del ya entonces barrio de Abando. Para el mediodía, estos alegres cazadores sabían acudir a sus conocidos txakolíes donde dar cumplido a sus necesitados cuerpos. Allí hacían el recuento de los txinbos que habían cazado, fijándose bien en que entre ellos no había ningún txindor, pinzón u otra clase que no sea su legítimo pájaro, poniéndolos bien sujetos en las anillas de las correas, con objeto de que su caza fuera distinguida por amigos y conocidos que tropezaban en el camino. Al anochecer y después de una buena merienda en Matxarratia o Sarasola, todos volvían a sus hogares contentos y satisfechos, contando cuentos, chascarrillos y sucedidos, reservándose para continuar con ellos durante la semana. El cazador de txinbos de aquella época, tenía mucho cuidado de no tirar a ningún pájaro que no fuera catalogado como tal, y si se descuidaba por equivocación, esta ave no era llevada entre la legítima prole que iba colgada de su cintura; "tal era el amor propio que los cazadores de entonces tenían respecto a su pájaro predilecto". NOMBRES DE ESPECIES DE AVES QUE COMPONEN EL CUADRO DE “TXINBOS” N O M B R E S EN BILBAO Y SU ZONA 1 Txinbo de cola roja P O P U L A R E S EN CASTELLANO EN EUZKERA GENEROCIENTIFICO Colirrojo Busten-gorri Ruticilla 2 » d e cola blanca Culiblanco Busten-zuri Oenanthe 3 » de zarza Zarzalera Masuste-kala Saxicola 4 » de higuera Papamoscas Euli-Txori Muscicapa Tarabilla Pitxar-txar Saxicola 5 » de zarza 6 » de maíz Curita Eltxo-jale Phylloscopus 7 » de prado Pipi de los prados Txirta-gurita Anthus 8 » mosquitero Almendrita Txio-asatxori Phylloscopus Vieill 9 » mosquitero Mosquitero Eltxo-jale Phylloscopus 10 » real Alcaudon Txori-gaiztua Lanius 11 » hormiguero Torcecuellos Okil-txiki Jyux 12 » silbante Moscareta Euli-txori Muscicapa 311 Trabajos de las Secciones Esta ave en la época que se sazona la fruta y particularmente el higo, mejora tanto, que dobla su tamaño y el peso de su cuerpo, engordando de tal manera que sus finos huesos no se perciben al tiempo de comerlos, constituyendo el bocado más exquisito por su delicada carne. Para que el lector se de cuenta de cuales son las aves que entran en esta serie de txinbos, las citaré a continuación uno por uno, con sus nombres en castellano, en euzkera y nombre técnico, además de otros detalles que no dudo le interesarán al que me lea. Para terminar. En la relación que hago de la mayoría de estas especies que existen en la categoría de txinbos, aparecen dos de éstas, con los elegantes nombres de “Txinbo Real” y “Txinbo hormiguero”, de las cuales se sabe que nada tienen de txinbos, puesto que la primera es la raza más pequeña y más carnicera que existe en nuestros campos, llamado Alcaudon y la segunda es un vulgar hormiguero cuyo nombre es el de “Torcecuellos“. Es extraño que unas aves que reúnen estas condiciones, aparezcan catalogadas como los pájaros más exquisitos y delicados para el consumo de nuestra cocina, pero cuando así los señalan, alguien sabrá responder, puesto que los pomposos nombres con que los conocen, son muy populares entre los aficionados a esta divertida y popular caza. JUAN M. DE PERTIKA