Apología del instante - revista universidad de sonora

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Imaginario
Apología del instante
(cinco notas temporales)
Yo no estoy en el espacio y en el tiempo,
no pienso en el espacio y en el tiempo,
soy el espacio y del tiempo
y mi cuerpo se aplica a ellos y los abarca.
Maurice Merleau-Ponty
1: “El tiempo –dice Merleau Ponty– no es una línea sino una
red de intencionalidades (trascendencias) en donde el tiempo
es sujeto y el sujeto tiempo (lugar en donde coinciden el ser y
la conciencia): es comunicando con el mundo que comunicamos indudablemente con nosotros mismos”. El modo literario
de explicar el mundo es un ingenio de percepción con su propio orden y funcionamiento del que surge un conocimiento
particular, diferenciado y complejo. Su complejidad radica no
sólo en el modo sino también en que es un sentimiento de
mundo cimentado en lo elementalmente humano. En el sentimiento de mundo existe un tiempo fragmentario donde la
historia ya no es lineal sino discontinua y múltiple. Estamos
hablando de un tiempo virtual. Es un tiempo que inicia una
historia no sucesiva sino que es trágica por su repetición. Aquí
es importante recordar que los griegos le conocían con el nombre de Aión, término derivado de aiei (siempre), y que ya aparece en Homero y Heráclito y viene a ser considerado como el
tiempo absoluto o tiempo todo, entendido como un tiempo
circular que en las religiones mistéricas señalan la renovación
de la vida de la naturaleza y los nuevos nacimientos. Es un Aión
que claramente se opone al Cronos sucesivo. Ya los estoicos
planteaban que el Aión es un tiempo que aparece y se oculta
en diversas formas en tanto despertar de la conciencia surgiendo del sueño originario. El aión del poeta es el instante que
absorbe el pasado y el futuro en donde la extratemporalidad
del suceso es que el mundo no existe como tal más que en
el lenguaje y la imaginación. Es el instante en que no existen
diferencias entre las cosas y la percepción. Por ello, la palabra
poética afirma algo: el Yo desplazándose en un tiempo atem-
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poral y en un lugar vacío llamado mundo: “el mundo no es lo
que yo pienso, sino lo que vivo”.
2: El poeta es dueño de una naturaleza cuyo sino es la intencionalidad del “arte oculto de la imaginación”. Este arte reconoce a la conciencia como proyecto del mundo y a la sensación
como vivencia de un estado de él mismo. Vive una integración
en donde al percibir, recuerda: “el surgir de un mundo verdadero y exacto”: formar un sistema de mundo: ser en el mundo:
una manera de ser por intermedio del cuerpo. El poeta habita
el espacio y el tiempo en la medida en que es el cuerpo el que
atrapa y comprende el movimiento: concordancia entre intención y lo ya dado: “Ser cuerpo es estar anudado a un cierto
mundo”. Esta experiencia del mundo intencional y exteriorizante la vive mediante el lenguaje que, como ya sabemos, es
síntesis perceptiva y temporal. En este sentido, la subjetividad
es temporalidad ya que “el tiempo es la existencia del espíritu”
porque el tiempo es “el contexto general para la existencia del
cuerpo y el mundo”, me dice el galo. Para el poeta Ser en el
mundo es “la suma de instantes perfectos”. Al respecto, Merleau-Ponty dice: “Las cosas y los instantes no pueden articularse uno sobre otro para formar un mundo, más que a través de
este ser ambiguo que llamamos una subjetividad que se desliza
por el tiempo como por el mundo”. Ahora comprendo que
el tiempo es el fundamento para la comprensión, entendida
como construcción activa del sentido ya que ésta supone a un
sujeto que mira desde un lugar hacia otro, es decir, que tiene
la intención de mirar. Con esta relación entre subjetividad y
temporalidad, se reconoce una actitud hacia el mundo cuya in-
3: Uno de los sentidos que la metáfora lleva implícita es una
visión de lo “espacio-temporal” toda vez que conlleva una magnitud o continuidad del tiempo (asumimos aquí que temporal
implica lo espacial) en donde el instante señala el comienzo y
el fin de un continuum narrativo. Sin mesura alguna, afirmo
que la metáfora es una concepción de la temporalidad o, dicho
en otros términos: “la palabra metáfora estaría nombrando el
modo de ser del tiempo” en clara alusión a la dinámica temporal de la memoria. Visto de esta manera, la percepción no es
únicamente el encuentro del espíritu con el objeto, sino que,
impregnada de recuerdos-imágenes, interpreta y simboliza el
transcurrir del tiempo en su logos poético que conecta cosas
imposibles diciendo cosas reales. Mediante la metáfora, el poeta sublima el tiempo a través de la contemplación poética que
ve en el instante continuo, vertebrado por la palabra y la forma,
su propia universalidad interiorizada como conocimiento sorpresivo (anagnôrisis) y catártico (purificación) que deviene en
reflexión acerca del mundo: Yo-ahora-aquí. “El tiempo poético
−dice Cuesta− se piensa originariamente metafórico y ciclofórico, como el espacio de la contemplación, como el período
hêlíou, como la esfera de la conciencia que acuerda y recuerda
en su interioridad la consonancia instantánea del movimiento
temporal” en donde la escritura poética constituye la forma
material de su certeza sensible, en tanto cuerpo y conciencia.
Porque la palabra poética es “la inscripción original del tiempo,
la desaparición de lo sensible en la universalidad del lenguaje
[en donde] no corresponde al poeta decir lo que ha sucedido,
sino lo posible”.
4: Para significar, el poeta quiere la unidad del Ser en la palabra que, se sabe de antemano, es incompleta y devorada por
el tiempo. Sin embargo −a juicio de María Zambrano− esa
unidad jamás es completa porque siempre es referida a “lo
otro”: el instante divino en donde vivir “no comienza por una
búsqueda, sino por una embriagadora posesión”. El poeta contempla para Ser en el mundo, sin importar que su dispersión
atemporal, su pasión frenética y la percepción del cuerpo viva
la humana naturaleza de rescatar el alma: “el que contempla
se hace semejante al objeto de su contemplación” (Zambrano,
dixit) por lo que la poesía es una forma de acción (forma activa) para devenir conciencia. “La poesía es la conciencia más
fiel de las contradicciones humanas, porque es el martirio de la
lucidez, del que acepta la realidad tal y como se da en el primer
encuentro”. Ese primer encuentro es la conciencia de que la
poesía “es sentir las cosas en status nascens” mediante la percepción y el cuerpo, mediante la palabra y el espíritu, mediante
el delirio y el inaprehensible tiempo. Por eso el poeta tiene
ansia de trascender para liberarse del tiempo. Esa es la razón
de su delirio: salirse de sí mismo.
modo que es una segunda figura en el orden
del universo y que posee el don de la profecía.
Noche, desde sus oráculos en una caverna vigilada por la diosa órfica Astrea (Necesidad),
legisló sobre los dioses. “En esta generación
−dice Guthrie− sobre todos los otros ella
cuidaba a Crono y le quería”. En esta teogonía órfica, junto con Noche, la presencia del
Tiempo (Crono) como divinidad también es
fundamental en la constitución de esta visión
del mundo. Si bien aún se encuentra en discusión si los griegos de la época temprana (siglos
VI y V a. C.) concebían el tiempo como principio abstracto del mundo, el Tiempo nunca
fue una divinidad, excepto entre los órficos. A
este respecto, Guthrie refiere a dos versiones
míticas dentro de las cuales el Tiempo aparece, en una de ellas, como una criatura alada
y multiforme, mientras que en la otra versión
aparece como una noción cercana a la filosofía
racionalista griega que sitúa al Tiempo como
“sin vejez, grande, de infalibles designios. Que
el tiempo siempre fue; que el tiempo tiene
gran poder para bien o para mal; que por el
tiempo todo puede cumplirse”. Es la forma del
cronos su propia cualidad: un devorador, un
inexplicable destructor que, paradójicamente,
construye. Ahora la gran lucha del hombre es
contra el tiempo: un dios que está bajo todo lo
que aparece en el mundo y es responsable no
sólo de la danza de los dioses sino también del
cautiverio de los hombres: La verdadera medida del tiempo es el instante.
Revista Universidad de Sonora
tención es de abertura a la experiencia propia de “Ser viviendo
el tiempo, ahincándose en el presente y en el mundo en tanto
que el Ser es el modo de relación”.
Miguel Manríquez Durán (Guaymas, 1957)*
5: Las teogonías órficas empiezan con el Tiempo y con Fanes
cuya hija, Noche, le asistió en la obra de la creación de tal
* Doctor en Letras por la Universidad de Guadalajara. Investigador del Centro de Estudios Históricos de Región y Frontera de El Colegio de Sonora.
mmanriq@colson.edu.mx
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Imaginario
Dimensiones
…me habló el cuerpo, los cuerpos de mi cuerpo.
Octavio Paz
(uno)
En el tiempo
a semejanza del agua
(que huye o persigue)
todo comparte un nombre desconocido.
Anterior a las palabras
a la voz
el nombre es la respiración callada de los huesos
que dialogan con la carne
a espaldas de un ojo insensato
en busca de nubes
o una mancha ilegible de pájaros nocturnos.
Pero la luz
recorre los patios de la memoria
visita sus escombros
hurga en la basura que revive
si la toca el habla.
El nombre es un despojo
que el cuerpo dibuja inútilmente
(sin cesar)
en los muros del aire.
hecha de pálpitos confusos
(plenitud o vacío)
y la boca ensaya su apertura
como quien ha de escribir
la fórmula bellísima
de un fracaso.
(tres)
De un lado a otro
la sombra invade el espacio
que predice el cuerpo.
Detrás o al frente
el rostro indiferente de las cosas
que pueblan un sitio donde ya no están.
En la cima o el fondo
un mismo cementerio de formas
que conviven.
(post scriptum)
Ya disuelta
–fuera o dentro–
la sentencia del cuerpo retorna…
Ricardo Solís (Navojoa, 1970)*
(dos)
Pálida
la idea de una clave
se suspende para el viaje desprovisto
de las piernas
los brazos
la cabeza como arista sin filo
arpón múltiple
sin acierto ni daño
para la piel de un habla que dice el habla.
En el tiempo
el cuerpo encuentra
un reverso silencioso de la luz
en cada roce
(involuntario)
e imagina como lápidas de humo
los rastros del movimiento.
En el salto iluminado
(desde y hasta)
el exterior se desvanece
como una frase
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* Poeta. Ganador de varios premios nacionales de poesía y autor de varios libros. Actualmente es reportero de la sección cultural de La Jornada
Jalisco. canisdei@hotmail.com
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