Tel. 06 58392019 hnageneral@cmtroma.org Superiora Generale Carmelitane Missionarie Teresiane Via Vincenzo Monti, 31-B 00152 ROMA SALUDO DE BIENVENIDA DE LA SUPERIORA GENERAL AL I CAPÍTULO PROVINCIAL DE EUROPA, 2014 Al inicio del Capítulo quiero manifestar mi comunión y la de todas las hermanas del Consejo General con cada una de las hermanas que aquí estáis reunidas. Con gozo y gratitud, os doy la más cordial bienvenida y, a través de vosotras, a todas de las hermanas a quienes representáis y de cuyas ilusiones y expectativas sois portadoras. Bienvenidas a esta Casa de las Religiosas del Amor de Dios que nos acoge. Siento una profunda alegría al poder acompañar este momento tan importante de la vida de las Provincias y le pido al Señor que se convierta en una gozosa experiencia de comunión y en un momento intenso de discernimiento de lo que el Espíritu nos está diciendo, en este instante concreto de la historia de la Congregación y de estas Provincias de España. La experiencia espiritual y misionera del Padre Fundador y la rica herencia congregacional nos hablan de generosidad y de profunda confianza en Dios. Rompen el cerco de nuestros cálculos y desafían constantemente nuestra tendencia a crear seguridades y a instalarnos en lo ya conocido o conseguido. Volver a la experiencia fundante de nuestra vocación es recrear esa llamada siempre fiel por parte de Dios y actualizar nuestra respuesta casi siempre frágil, dubitativa y muchas veces infiel. No dejemos de recoger con un corazón abierto esta llamada que nos obligará a ser generosas y a estar disponibles. Los tiempos han cambiado y deberán cambiar las respuestas. Lo que no puede cambiar es su densidad misionera. Como bien sabéis, el tema del Capítulo: «Un solo corazón para que el cuerpo crezca», es una invitación a fortalecer los pilares de la unidad para edificar el cuerpo en el amor y está enmarcado en el largo proceso de reestructuración y unión de provincias, que como Congregación estamos llevando a cabo. Deseo que la celebración de este I Capítulo Provincial de Europa, sea un espacio de encuentro, de compartir fraterno, de escucha a la voz del Espíritu; oportunidad para profundizar y estrechar nuestras relaciones. Lugar para revisar la calidad de nuestra vida y vislumbrar juntas nuevos horizontes. Con este cordial saludo os invito a disponer el corazón con una actitud dócil al Espíritu. La participación activa y responsable de todas y el compromiso en el proyecto común, genera un sentimiento profundo de pertenencia a la Congregación y os tiene que hace sentir artífices de la historia provincial en el aquí y en el ahora. Sois parte importante 1 e imprescindible de esta estructura canónica que ahora comienza su andadura, pero sobre todo, sois células vivas que tienen la misión de animar y vivificar los tejidos de la nueva provincia, según el querer de Dios y la misión que nos identifica. Deseo leer esta Palabra, tomada de los Hechos de los Apóstoles 2,44-47, que, haciéndose presente en nuestra sala capitular, ilumine en todo momento nuestro corazón y nuestra mente ayudándonos a intuir el querer de Dios para nuestra Congregación en este momento concreto de la historia. “Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar” Os invito a situaros, preguntándoos: ¿Cómo venimos? ¿Cuáles son nuestros miedos, inquietudes? ¿Cuáles son los desafíos que tenemos que enfrentar para vivir fielmente la misión que se nos ha confiado? ¿Qué sueños sustentan nuestra vida, la de nuestra Provincia, la de la Congregación? ¿Dónde está nuestra esperanza? ¿Qué congregación soñamos y deseamos, y qué estamos dispuestas a ofrecer y cambiar? Gracias, una vez más, por vuestra presencia; deseo que vivamos este Capítulo con esperanza, abiertas a lo que el Espíritu nos vaya inspirando. Que María, nuestra Madre del Carmen, espejo donde mirarnos para responder con generosidad al querer de Dios, nos ayude a creer, esperar y amar, proclamando, como Ella, sus maravillas en nuestra vida. Superiora General 2