LA DEPRESIÓN: Entre el trastorno mental y la normalidad La depresión es un trastorno mental frecuente, se estima que afecta a 350 millones de personas en todo el mundo. Afecta más a mujeres que a hombres y suele iniciar hacia la mitad de la edad adulta, aunque también puede darse en niños, adolescentes y personas mayores. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la principal causa mundial de discapacidad. Así como suele decirse que el SXX fue el siglo de la ansiedad, se afirma que el SXXI es el siglo de la depresión. Sin embargo, no todo decaimiento anímico es depresión. Desde que se separó hace un año, Carlos está viviendo incómodamente en su local. Su negocio no marcha como debería y sus hijos parecen evitarlo. Siente que toda su vida es, fue y será una basura; y que él se lo merece. Ha bajado de peso y tiene dificultades para dormir. Está más lento y se siente muy triste. No ha asistido a los últimos cumpleaños familiares. Siente que no tiene fuerzas y que nada le da placer. Carlos tiene un trastorno depresivo y requiere tratamiento. ¿Cuándo sospechar si tengo un trastorno depresivo? El trastorno depresivo puede desencadenarse como respuesta a un suceso externo, o bien sin causa aparente. Para su diagnóstico se requiere cumplir con cinco o más de los siguientes criterios durante al menos dos semanas: 1. Estado de ánimo depresivo. 2. Disminución del interés o de la capacidad para sentir placer. 3. Pérdida o aumento importante de peso sin hacer régimen, o pérdida o aumento del apetito. 4. Dificultades ligadas al dormir (falta o exceso). 5. Agitación o enlentecimiento de movimientos y pensamientos. 6. Fatiga o pérdida de energía. 7. Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (no meros autorreproches). 8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse. 9. Pensamientos recurrentes de muerte. El punto 1 o el 2 (o ambos) siempre están presentes. Se entiende que los síntomas representan un cambio respecto del estado anterior. A su vez, generan malestar y dificultades laborales y sociales en la vida de la persona. En el trastorno depresivo, los síntomas están presentes casi todo el día, casi todos los días. Son muy intensos, excesivos e inapropiados. Lo mejor es recurrir a un especialista que le ayude a identificarlos y planifique el tratamiento adecuado. ¿Qué otros trastornos del estado de ánimo están relacionados con síntomas depresivos? Los episodios depresivos pueden darse dentro de un cuadro general que también incluya episodios maníacos. Estos últimos se refieren a períodos de estado de ánimo elevado, expansivo, irritable, con autoestima exagerada, menor necesidad de dormir, y donde las personas suelen aumentar su actividad social, estudios y trabajo, y suelen implicarse en actividades que conllevan graves consecuencias como compras irrefrenables, indiscreciones sexuales o inversiones económicas alocadas. Sea que los episodios maníacos se presenten solos, sean proseguidos o alternados con episodios depresivos, es probable que se trate de un trastorno bipolar. El trastorno depresivo también puede ser producido por el consumo de sustancias o bien puede deberse a una enfermedad médica. En estos casos se habla de “depresión secundaria”. Existe también un trastorno del estado de ánimo que suele comenzar al final de la adolescencia, en personas con baja autoestima, irritables que no suelen ser conscientes de esto que les sucede y pueden referir que “siempre han sido así”. El diagnóstico del trastorno depresivo se realiza a través de la evaluación clínica, y no a través de las alteraciones biológicas que se asocian a la depresión. ¿Por qué nos deprimimos? En nuestra cultura, estamos atravesados por una idea de felicidad ligada a la productividad y al rendimiento. Esto lleva cada vez mayor exigencia, incrementando los niveles de ansiedad y debiendo sostenerlos de manera prolongada. Se considera que el estrés es el producto de todos los esfuerzos que las personas hacemos por adaptarnos a nuevas y cambiantes situaciones. Desde esta perspectiva, la depresión sería la consecuencia de lo anterior, se daría por agotamiento, por no poder seguir adaptándose; es decir, por la pérdida de los mecanismos de adaptación sostenidos mediante incrementos de ansiedad. . El origen de la depresión es complejo e implica múltiples factores genéticos, biológicos y psicosociales, y si bien existen diversas teorías explicativas, esta óptica cuenta con sobrada aceptación en el mundo científico. Asimismo, permitiría dar cuenta de por qué las mujeres se deprimen más que los hombres: socioculturalmente las mujeres se encuentran más exigidas, debiendo realizarse como madres y ocupar el rol de cuidadoras y sostén del hogar, así como también laboral y profesionalmente, al igual que los hombres. Es posible que también influyan mecanismos hormonales (donde las mujeres tienden a sufrir más desajustes con sus consecuentes cambios anímicos, y los hombres a mantenerse más estables) así como también es posible que exista “hiperestadística”: las mujeres tienden a consultar más que los hombres, y éstos tienden a ocultar o enmascarar más los síntomas. ¿Existe un tratamiento efectivo para el trastorno depresivo? Sí. El tipo de tratamiento dependerá del diagnóstico y de la gravedad del cuadro (ésta última se determina en función de la intensidad y persistencia de los síntomas, así como también es determinante si hubo episodios depresivos previos y la falta de respuesta a tratamientos). En casos de gravedad, suele combinarse psicoterapia y abordaje psicofarmacológico, y en casos más leves puede realizarse sólo psicoterapia y prescindirse del abordaje farmacológico. La internación psiquiátrica sólo se utiliza en casos donde exista riesgo cierto e inminente de suicidio, y por un período de tiempo muy acotado. Existen distintos tipos de abordaje psicoterapéutico, pero en líneas generales, la psicoterapia se orientará a introducir modificaciones en los planos de emoción, pensamiento y conducta. Se considera que las personas con trastornos depresivos tienen alterados los modos de procesar la información mental (distorsiones cognitivas) y por ello tienden a cometer errores al momento de evaluar situaciones o emitir juicios. Como si tuvieran lentes muy oscuros, todo lo que miran está ‘teñido de negro’, de manera negativa. Algunos abordajes a su vez incorporan el entorno próximo de la persona con trastorno depresivo dentro del tratamiento: por ejemplo, es habitual que el paciente depresivo tienda a ocupar una posición de sumisión frente a su pareja, la cual se ubica en posición complementaria. Así el abordaje psicoterapéutico buscará flexibilizar este vínculo conyugal rígido en pos de lograr mayor y más saludable alternancia de los roles en la pareja. No todo estado de decaimiento es una depresión Claudia consulta con su médico clínico. Explica que se siente desganada y débil, y esto hace que ella no pueda cumplir con su agenda de responsabilidades: ocuparse de los chicos, su trabajo, las tareas de su casa, su marido demandante, cuidar a su madre, hacer trámites, las compras, ejercicio, etc. Desde hace un mes, cuando falleció su padre, su rendimiento ya no es el mismo. Siente que no puede, y más aún, que no tiene ganas. Por eso consulta con su médico, porque “le agarró la depresión”, y la depresión “requiere ser medicada”.Definitivamente Claudia está padeciendo, no está pudiendo cumplir con sus obligaciones y requiere atención. Pero ¿está enferma?, ¿“le agarró la depresión”?, ¿tendría que poder cumplir con ese organigrama inagotable?, ¿requiere ser medicada? Claudia está atravesando un duelo y requiere apoyo social. El duelo es una reacción normal frente a una pérdida significativa, y puede mostrar algunas similitudes con el trastorno depresivo. Los humanos –al igual que muchos animales– hemos evolucionado para manifestar decaimiento y tristeza frente a distintas situaciones. Su valor evolutivo ha sido relacionado a poder poner un freno, auto-protegerse, elaborar alguna situación o pérdida y comunicar a otros (les indica que necesitamos apoyo). Existen diferencias fundamentales entre estos estados y un trastorno depresivo. Es común escuchar que alguien que se siente triste refiere “estar depresivo”. Es importante poder discriminar ya desde el uso de las palabras, cuándo alguien tiene un trastorno mental como la depresión, y cuando manifiesta una respuesta absolutamente normal como la tristeza. Como dijimos, el tratamiento dependerá del diagnóstico. La industria farmacéutica promociona y comercializa antidepresivos a gran escala, bajo cierta promesa implícita de felicidad. Esto ha generado expectativas poco realistas en la gente, así como también ha contribuido a fomentar el supuesto de que toda la vida puede o debe ser “medicalizada”. La tristeza de por sí, por más intensa o desagradable que sea, no requiere tratamiento médico; y posiblemente el mejor remedio para tratarla sea el apoyo familiar, la inclusión en actividades sociales, deportivas u organizaciones de la comunidad. La depresión es una enfermedad mental. La tristeza es un sentimiento normal que todas las personas manifestamos en ciertas ocasiones. Lic. Marcos Díaz Videla Psicólogo M.N. 40.229 Lic. Facundo Varela Psicólogo M.N. 47.988 Centro de Orientación Terapéutica - Salud Mental Swiss Medical Medicina Privada