Las Camaras de Videovigilancia en los Puestos de Trabajo

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Las Camaras de Videovigilancia en los Puestos de Trabajo
En estos últimos meses han sido dictadas sendas sentencias, una del Tribunal
Constitucional (STC de 3 de marzo 2016, Rec. Amparo 7222/13, caso Bershka) y otra
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), el 12 de enero de 2016, caso
Barbulescu v. Rumania) que, a mi entender, suponen un nuevo límite a los derechos
fundamentales de las personas trabajadoras en el marco de las relaciones laborales,
en favor del interés empresarial.
El mes de enero de 2016, ya realicé una entrada en mi blog, comentando la sentencia
del TEDH a la cual me remito, pero desde una posición crítica con la misma ya decía
que los derechos fundamentales, como son el secreto de las comunicaciones, no
podían dejarse aparcados durante el tiempo de trabajo en favor del derecho
empresarial de vigilancia y control sobre sus empleados. Comparto el criterio del
magistrado portugués que emitió el voto discrepante en el mencionado
pronunciamiento, entre otras razones por no fijar la sentencia del TEDH los límites
empresariales al derecho empresarial a la vigilancia y control, con el fin de que este no
colisione con derechos fundamentales como el de la intimidad y el secreto de las
comunicaciones.
Volviendo a la sentencia más reciente del TC, a mi entender, esta fija una nueva
doctrina del alcance del derecho a la intimidad y la protección de datos personales, de
trabajadores y trabajadoras, cuando el empresario en su potestad de vigilancia y
control (art. 20.3 del Estatuto de los Trabajadores) adopta medidas como la instalación
de cámaras de videovigilancia.
Dicha sentencia contó con dos votos particulares de tres magistrados que disienten de
la posición mayoritaria, que defendían la doctrina anterior del propio TC (STC
29/2013).
El asunto tratado, es el de una trabajadora de Bershka que fue despedida. La empresa
consideró que la trabajadora había transgredido la buena fe contractual, al detectar
irregularidades en la caja (por valor de 187€). Ello motivó a la empresa a instalar
cámaras de vigilancia (ocultas) con la finalidad de controlar dicha caja y no para la
seguridad del establecimiento. En el presente caso, en el proceso de instalación y
finalidad de las cámaras de videovigilancia, no hubo información previa ni a
trabajadoras, ni a sus representantes.
La defensa de la trabajadora despedida invocó que se habían vulnerado el derecho a la
intimidad (18.1 CE) y a la protección informática (18.4 CE). La mayoría del TC considera
que en el presente caso no se había producido dicha vulneración y desestima el
recurso de amparo.
En la práctica, esta nueva doctrina del constitucional que acepta que el empresario
pueda instalar cámaras de videovigilancia sin informar y explicar la finalidad de las
mismas, supone aceptar una práctica empresarial contraria a lo establecido en el art. 5
de la Ley orgánica de protección de datos, que establece el deber de informar con
carácter previo con el fin de que el principio de proporcionalidad de la medida sea
justificada.
Lo que acepta la mayoría del TC es que una práctica empresarial, que es ilegítima,
según la ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD), y que establece el deber de
informar, sea puesta por delante de la protección de derechos fundamentales
establecida por nuestra Carta Magna.
A mi entender, deberemos seguir defendiendo, para futuros supuestos que nos
podamos encontrar, que los derechos económicos de las empresas, que los tienen, no
pueden tener un nivel de protección superior a los derechos fundamentales de las
personas, y que cuando existe una colisión de intereses y derechos constitucionales
habrá que acudir al principio de proporcionalidad de cada caso concreto con el fin de
determinar si la medida está justificada y, en casos como este, exigiendo el
cumplimiento de la LOPD, en cuanto a la información previa de la instalación de
cámaras y su finalidad.
Jesús Martínez
Aquest document forma part del:
Butlletí d’Actualitat Jurídica i Sindical de CCOO-CERES
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