La divinidad de Cristo

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QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA - Marzo 2007
La divinidad de Cristo
)Se afirma con claridad la divinidad de Cristo en los escritos de Elena de White?
Responde DANIEL OSCAR PLENC director del Centro de Investigaciones White en la
Argentina.
Las primeras descripciones que la Sra. de White realizó de la vida de Cristo en Dones
espirituales (Spiritual Gifts, 1858) y en El espíritu de profecía (Spirit of Prophecy,
1876-1877), hacen poca alusión a la deidad de Cristo. Pero, en obras posteriores como
Patriarcas y profetas (1890) y El Deseado de todas las gentes (1898), se afirma con claridad
la divinidad y la preexistencia eterna de Jesús. Lo que sigue es solo una muestra de lo que la
autora ha escrito sobre este tema.
Afirma su preexistencia y divinidad
Elena G. de White confiaba en la Biblia como fuente de instrucción sobre esta
doctrina fundamental. APero si no fuera por la Palabra de Dios, no tendríamos ningún
conocimiento acerca de que una persona llamada el Señor Jesús jamás visitara nuestro
mundo, ni tampoco ningún conocimiento de su divinidad, como lo indica su existencia previa
con el Padre@ (Exaltad a Jesús, p. 124). En la Escritura, los temas vitales del cristianismo,
como la divinidad de Cristo, Ason revelados desde el Génesis hasta el Apocalipsis@ (Consejos
para los maestros, p. 413).
Negar la naturaleza divina de Jesús sería incurrir en un engaño lamentable. AOtro error
peligroso es el de la doctrina que niega la divinidad de Cristo, y asevera que él no existió
antes de su venida a este mundo. Esta teoría encuentra aceptación entre muchos que profesan
creer en la Biblia; y, sin embargo, contradice las declaraciones más positivas de nuestro
Salvador respecto a sus relaciones con el Padre, a su divino carácter y a su preexistencia. Esta
teoría no puede ser sostenida sino violentando el sentido de las Sagradas Escrituras del modo
más incalificable. No solo rebaja nuestro concepto de la obra de la redención, sino también
socava la fe en la Biblia como revelación de Dios. Al par que esto hace tanto más peligrosa
dicha teoría, la hace también más difícil de combatir. Si los hombres rechazan el testimonio
que dan las Escrituras inspiradas acerca de la divinidad de Cristo, inútil es querer argumentar
con ellos al respecto, pues ningún argumento, por convincente que fuese, podría hacer mella
en ellos. [...] Ninguna persona que haya aceptado este error, puede tener justo concepto del
carácter o de la misión de Cristo, ni del gran plan de Dios para la redención del hombre@ (El
conflicto de los siglos, pp. 578, 579).
Es verdad que Cristo se hizo hombre, pero esa humillación no debe hacernos dudar de
Asu divinidad y su existencia antes de que el mundo fuera formado@ (Mensajes selectos, t. 1,
p. 285). De modo que, al compartir el mensaje con otros, debemos hacer saber a la gente Aque
creemos en Cristo, en su divinidad y en su preexistencia@ (Obreros evangélicos, p. 420).
En la enseñanza bíblica, Jesús está vinculado con la humanidad y simpatiza con sus
sufrimientos, al tiempo que Apor su divinidad está unido con el trono del Infinito@ (El
Deseado de todas las gentes, p. 410). La certeza de su divinidad garantiza la salvación que
nos ofrece. AEn Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra [...] La divinidad
de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna@ (Ibíd., p. 489; ver también A
fin de conocerle, p. 37). Elena de White es categórica en esto. ALa cuestión de su divinidad ha
sido definida para siempre [...] Los ángeles del cielo se inclinan en adoración ante él. Sus
enemigos disciernen el error que han cometido y toda lengua confiesa su divinidad@ (En los
lugares celestiales, p. 358).
Luego de la resurrección, los apóstoles proclamaron con poder Ala divinidad de Jesús@
(Los hechos de los apóstoles, pp. 34, 35). La conclusión resulta obvia: ALa divinidad de
Cristo debe ser constantemente sustentada@ (Alza tus ojos, p. 56).
Las evidencias de su divinidad
Durante su existencia terrena Cristo había mostrado Aconvincentes evidencias de su
divinidad@ (Alza tus ojos, p. 78). Desde sus primeros años Aabundaban las evidencias de la
divinidad de su carácter@ (El Deseado de todas las gentes, p. 70). En ocasión del bautismo del
Señor, se oyó la voz de Dios Aatestiguar la divinidad de Jesús@ (Ibíd., pp. 90, 91, 696).
Las mismas palabras de Cristo eran una Aevidencia siempre presente de su divinidad@
(Ibíd., p. 168); lo mismo puede decirse de su obra. ALa evidencia de su divinidad se veía en su
adaptación a las necesidades de la humanidad doliente@ (Ibíd., p. 188). La capacidad de leer
los pensamientos secretos de los hombres era una evidencia adicional de la divinidad de Jesús
(Ibíd., pp. 205, 420, 611, 667). Al devolver la vida, Jesús volvió a mostrar su divinidad. AEste
milagro culminante, la resurrección de Lázaro, había de poner el sello de Dios sobre su obra y
su pretensión a la divinidad@ (Ibíd., p. 487). Incluso quienes juzgaron a Cristo Ahabían
recibido pruebas inequívocas de la divinidad de Aquel a quien condenaban a muerte@ (Ibíd.,
p. 686).
Revistió su divinidad con humanidad
Elena de White piensa que es importante que entendamos Apor qué revistió su
divinidad con humanidad, y con mansedumbre y humildad vino al mundo como nuestro
Redentor@ (A fin de conocerle, p. 38). Al revestir su divinidad con humanidad, Jesús mostró
humildad y condescendencia (Ibíd., p. 58). Al asumir la humanidad, Cristo ocultó su
divinidad y dejó a un lado su gloria (Alza tus ojos, p. 88). A fin de poder morir en sacrificio
por el hombre, Jesús Acubrió su divinidad con humanidad@ (A fin de conocerle, p. 276).
Vez tras vez, la Sra. de White menciona que Cristo Aocultó su divinidad bajo el manto
de la humanidad@ (Alza tus ojos, p. 244), o que Arevistió su divinidad con humanidad@ (Cada
día con Dios, pp. 298, 357; Mensajes selectos, t. 1, pp. 377, 378).
Para ser nuestro Salvador, Jesús debía ser divino y humano. AEl Redentor del mundo
revistió su divinidad con humanidad para que pudiera alcanzar a la humanidad, pues se
necesitó de lo divino y de lo humano para traer la salvación al mundo, necesaria por la caída
del hombre. La divinidad necesitaba de la humanidad para que la humanidad proporcionara
un canal de comunicación entre Dios y el hombre. El hombre necesita un poder exterior y
superior a él para que lo restaure a la semejanza de Dios@ (Mensajes selectos, t. 1, pp. 440,
441).
La divinidad de Jesús fue reconocida
A lo largo de su ministerio, muchos percibieron su verdadera identidad y naturaleza.
Los magos de Oriente lo adoraron, y Areconocieron la presencia de la divinidad@ (El Deseado
de todas las gentes, p. 45). También Simeón y Ana habían reconocido la divinidad de Jesús y
habían dado su testimonio en ese sentido (Ibíd., p. 198). Para el tiempo de la crucifixión,
también José y Nicodemo se habían convencido Ade la divinidad de Jesús@ (Ibíd., pp. 719,
721).
En ocasiones, su divinidad fulguró a través de la humanidad
A pesar de su condición humana, hubo momentos en que la naturaleza divina de
Cristo no pudo esconderse. AMientras estuvo en la tierra, a veces la divinidad fulguraba a
través de la humanidad y se revelaba su verdadero carácter (A fin de conocerle, p. 60).
Ocurrió en su primera visita al Templo; en su contienda con Satanás, cuando resucitó a
Lázaro; en la purificación del Templo; y en sus disputas con los dirigentes religiosos (El
Deseado de todas las gentes, pp. 60, 104, 493, 541, 542).
Su naturaleza divino-humana
Elena de White tenía claro que existía una doble naturaleza en la persona de Jesús.
A)Fue la naturaleza humana del hijo de María transformada en la naturaleza divina del Hijo
de Dios? No, ambas naturalezas fueron misteriosamente fusionadas en una sola persona: el
Hombre Cristo Jesús. En él moraba toda la plenitud de la Divinidad corporalmente. Cuando
Cristo fue crucificado, fue su naturaleza humana la que murió. La Deidad no se debilitó ni
murió; eso habría sido imposible@ (Alza tus ojos, p. 258).
En Jesús coexisten ambas naturalezas. ALa humanidad de Cristo estaba unida con la
divinidad@ (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 180). Esta unión de sus naturalezas
permitió a Jesús revelar a Dios entre los hombres. AEl Salvador anhelaba profundamente que
sus discípulos comprendiesen con qué propósito su divinidad se había unido a la humanidad@
(El Deseado de todas las gentes, pp. 619, 620).
Se trata, por cierto, de un profundo misterio. ALa divinidad y la humanidad se hallaban
combinadas misteriosamente, y el hombre y Dios fueron uno solo. En esta unión es donde
encontramos la esperanza de la raza caída@ (Exaltad a Jesús, p. 69). Lo cierto es que la
divinidad y la humanidad se unieron o combinaron en Cristo (Joyas de los testimonios, t. 2, p.
345; Mensajes selectos, t. 1, pp. 379, 478).
A la luz de lo que la Biblia y el Espíritu de Profecía enseñan acerca de Cristo, los
adventistas del séptimo día creen en: (1) su divinidad y (2) preexistencia; (3) su encarnación y
(4) humanidad; (5) la subordinación al Padre durante su ministerio terrenal; (6) su impecable
perfección y (7) su muerte vicaria; (8) su resurrección, (9) ascensión y (10) ensalzamiento
final. La divinidad de Cristo es, entonces, un pilar fundamental de la fe y un elemento vital
para comprender su obra redentora.
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