OBSERVACIONES DE LA COMISIÓN DEONTOLÓGICA Y DE ÉTICA DEL COLEGIO OFICIAL DE MÉDICOS DE LA PROVINCIA DE A CORUÑA SOBRE EL ANTEPROYECTO DE LEY DE REGULACIÓN DEL ABORTO La Comisión considera que el aborto es un mal a evitar, pero que es también una necesidad cuya atención es necesario abordar en condiciones sanitarias y legales adecuadas. Pensamos que el aborto no es un asunto banal sino que tiene considerables implicaciones éticas y sanitarias y que es conveniente que la legislación lo refleje así. No parece probable que la nueva legislación propuesta disminuya el número de abortos. Lo previsible es que los abortos que no tengan acogida en la regulación propuesta pasen a realizarse amparándose en un presunto riesgo psíquico para la madre, en el extranjero o incluso de forma clandestina. Es nuestra obligación como médicos advertir de, e intentar evitar, las consecuencias negativas para la salud de las mujeres que se derivarán de un incremento del número de abortos practicados en régimen de clandestinidad y/o sin adecuado control médico. Es importante que la ley y la administración promuevan activamente todas las actividades que puedan ser útiles para la prevención de embarazos no deseados (educación sexual, anticoncepción, oferta y/o instauración de anticoncepción aprovechando la intervención abortiva, evaluación e investigación sobre programas preventivos, etc.) y todas aquellas medidas sociales y económicas (servicios sociales, ayudas económicas, atención a necesidades especiales, etc.) que eviten que una mujer tenga que recurrir al aborto por motivos ajenos a su verdadero deseo. Por razones de urgencia las siguientes observaciones aluden exclusivamente a los aspectos recogidos en el anteproyecto que nos parecen más relevantes, sin prejuzgar la posición de la Comisión sobre otras alternativas posibles (ley de plazos) que no fueron objeto de discusión. Malformaciones, alteraciones cromosómicas y defectos genéticos Las malformaciones, cromosomopatías y defectos genéticos graves, sin necesidad de ser incompatibles con la vida, deberían ser incorporados al texto como supuesto. Objeción de conciencia. La regulación de la objeción de conciencia debería adaptarse estrictamente a las recomendaciones de la OMC y a lo recogido en el código deontológico. No es aceptable desde el punto de vista deontológico la objeción a: informar adecuadamente a las pacientes que soliciten a un médico ayuda para abortar, o directamente ser informadas sobre una posible interrupción y en su caso su derivación diligente a los servicios más adecuados. Esto es todavía más relevante en el caso del médico de atención primaria de la paciente e incompatible con un adecuado ejercicio de esta especialidad. La objeción en estos casos no es un comportamiento ético sino que supone un abandono del paciente. Consulta con los psiquiatras. La consulta para decidir la existencia de riesgo de alteración de la salud mental debería limitarse a un solo profesional. No parece claro que se requiera un psiquiatra. Periodo de reflexión. Debería eliminarse el periodo de reflexión de 7 días o reducirse significativamente. La evidencia existente indica que las mujeres generalmente ya tienen una decisión tomada cuando solicitan ayuda. Este periodo retrasa la práctica de la interrupción y alarga la edad gestacional lo que tiene serias consecuencias negativas tanto médicas (aumento del riesgo) como éticas. Agilización del procedimiento para evitar demoras. Una vez que se admite el aborto en determinadas circunstancias, la ley debería facilitar el procedimiento de forma que se evite cualquier demora por trabas burocráticas, que no sea inevitable y/o consecuencia de la aplicación de criterios estrictamente clínicos. No punibilidad de la mujer. La no punibilidad de la mujer en ningún caso es injusta y abre la puerta a abusos (ej.: aborto de fetos viables sin enfermedad materna o fetal que lo justifique).