artículo sobre la venia

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Deontología práctica
La venia
» Por Miguel Albertí Amengual. Presidente de la Comisión Deontológica del ICAIB.
La naturaleza jurídica de la venia reside
en ser un mecanismo de delimitación
en el tiempo de los derechos, obligaciones y responsabilidades derivados de la
asunción de un caso en un determinado
periodo, lo que se articula a través de un
gesto que puede considerarse como de
deferencia y consideración al compañero
en aras a preservar no sólo la dignidad de
la profesión (evitando proyectar la imagen de una sustitución por demérito del
letrado sustituido o por competencia desleal), sino también la propia eficacia de la
defensa en el caso concreto, ambas dos
consideradas como bienes jurídicos protegidos por la norma.
Ignoro el porqué, pero se suceden numerosas consultas en relación con el instituto
analizado de las que se pone de manifiesto que, en el subconsciente colectivo de
una parte de los compañeros, se está en
la creencia, por otra parte errónea, de que
todavía resultan de aplicación algunos
aspectos de la venia ya superados por la
normativa actualmente en vigor.
Así, y con el ánimo de ayudar a una mayor clarificación, con carácter general
debe señalarse que, en el actual tratamiento de la venia y como consecuencia
de la aplicación de los principios constitucionales y de la legislación sobre libre
competencia, se dota de total preeminencia a la libertad de elección de abo-
a) Es obligatoria su solicitud, sea el asunto judicial o extrajudicial, excepción
hecha de que exista previa renuncia
fehaciente por parte del anterior letrado, en cuyo caso huelga hablar ya
de venia. Dicha obligatoriedad, y con
mayor motivo por el mandato público
que representan, abarca sin excepción
aquellos supuestos en los que el abogado a sustituir venga designado por
el Turno de Oficio.
b) Tal solicitud debe efectuarse previamente a cualquier actuación (salvo urgencia a justificar), por escrito (como
requisito formal ad probationem) y
con carácter receptivo. Señalar que,
en caso de imposibilidad inicial de
localizar al letrado a sustituir para realizar tal comunicación (v.g., por estar
ilocalizable con correo electrónico no
operativo) y ser precisa la adopción
de medidas urgentes en interés del
cliente, esta circunstancia deberá simplemente comunicarse al Decano.
c) La venia no puede denegarse ni
condicionarse en modo alguno (v.g.,
con cobro de honorarios). Por ello
resulta indiferente la respuesta que
pueda ofrecer el letrado sustituido,
entendiéndose otorgada incluso en
el caso de que no conteste a la petición efectuada, sin perjuicio de que
ello pueda constituir una infracción
de la obligación de atender inmediatamente las comunicaciones de otros
abogados establecida en el art. 12
del Código Deontológico. Por consiguiente, no existe ya la denominada
“venia decanal”, entendida como concesión colegial sustitutoria en caso de
denegación o simple silencio, lo que
no es óbice para poder seguir solicitando la intervención del Decano y
de la Junta de Gobierno en aquellos
casos en que los compañeros tengan
alguna duda o, simplemente, quieran confirmar su correcto proceder.
Tampoco se nos puede exigir por los
Tribunales la acreditación formal de su
otorgamiento, sino -y aun siendo ello
discutible al tratarse de una cuestión
estrictamente colegial- sólo del hecho
de haberse solicitado debidamente,
sin que se constituya en requisito de
procedibilidad con efectos reflejos sobre el proceso.
d) El abogado sustituido tiene la obligación de facilitar a quien le sustituya
toda la información, documentación
y colaboración para garantizar el
derecho de defensa de quien fue su
cliente, pudiendo constituir el incumplimiento de dicha obligación una
infracción autónoma de los deberes
que, en relación con el cliente o con
los compañeros, establece nuestra
normativa.
e) En cuanto a los honorarios devengados, señala la normativa que el abogado sustituido tiene el derecho a
reclamar los honorarios que le correspondan como consecuencia de su intervención profesional y el que le sucede deberá colaborar diligentemente
para que el cliente atienda dicha solicitud, sin perjuicio de las discrepancias
legítimas que pudieran surgir. Esta
colaboración diligente, despojada que
ha sido la venia de cualquier condicionante mercantilista, se limita simplemente a que el abogado que sucede
viene obligado a trasladar a su cliente
la concreta petición del compañero
sustituido, dando cuenta a éste del
resultado de su gestión dentro de un
plazo razonable; y en el caso de disentimiento sobre dichos honorarios,
deberá resolverse sin más la cuestión
en el procedimiento que corresponda.
Por último, el art. 85 d) del Estatuto General de la Abogacía Española tipifica como
grave la infracción de lo dispuesto sobre
la venia en su art. 26. No obstante, como
norma general, en atención a los bienes
jurídicos protegidos y a la luz del principio
de proporcionalidad, la Junta de Gobierno viene estimando como leves tales infracciones, salvo que concurran especiales
circunstancias que aconsejasen su calificación como graves (v.g., por causarse un
grave perjuicio al justiciable).
REVISTA MISSÈR · gener - març 2016
Tradicionalmente se ha venido utilizando el término “venia” para referirse en
el foro al procedimiento de sustitución
o sucesión de un abogado por otro en
la defensa de un asunto, hallándose en
la actualidad esencialmente regulado
en los arts. 26 del Estatuto General de la
Abogacía Española y 9 del Código Deontológico, así como también en el art. 24
de los Estatutos del ICAIB, precepto este
cuya aplicación está en parte suspendida
por Acuerdo de la Junta de Gobierno de
fecha 23 de marzo de 2012, concretamente en sus apartados 2 al 5.
gado por parte del justiciable frente a
cualesquiera otros intereses o valores en
juego, por muy loables que sean. Y, con
carácter específico, es menester resaltar
como elementos básicos los siguientes:
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Según el diccionario de la Real Academia
Española, “venia”, en su segunda acepción, se define como licencia o permiso
pedido para ejecutar algo.
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