El Museo te ayuda a hacer tus… …Tareas 9 Y 10 DE JULIO DE 1882 BATALLA DE LA CONCEPCIÓN La Concepción. Pintura de Boudat. Colección Archivo Fotográfico Museo Histórico Nacional. Departamento Educativo Museo Histórico Nacional Esta Batalla de la Guerra del Pacífico, se recuerda por ser el hecho más destacado y heroico de la llamada “Campaña de la Sierra”, que enfrentó a Chile y Perú en una guerra de guerrillas y montoneras en la cordillera peruana. Fue el último reducto de resistencia del ejército peruano hasta el fin del conflicto en 1884. La Concepción: Pueblo peruano ubicado entre los cerros frente al rio Jauja en la provincia del mismo nombre, a 22 kilómetros de la ciudad de Huancayo en el departamento de Junín, ubicada en la zona de los Andes centrales del Perú. Tenía cuatro manzanas edificadas alrededor de una plaza rectangular con cuatro entradas. El pueblo contaba con 3.000 habitantes. Las Fuerzas Chilenas y las Peruanas: El grueso del contingente chileno se encontraba en Huancayo, donde el Coronel del Canto recibió instrucciones de reforzar La Concepción. La tarea de ocupar aquella plaza se le encomendó a la 4ª compañía del Batallón 6º de Línea Chacabuco compuesto de 77 soldados al mando del Teniente Ignacio Carrera Pinto y los subtenientes Arturo Pérez Canto y Luís Cruz Martínez. El teniente Ignacio Carrera Pinto había ascendido recientemente a capitán, pero los despachos llegaron al Perú después de su muerte. Había además en la guarnición, ocho soldados convalecientes de tifus y tres mujeres una de ellas embarazada. Las fuerzas peruanas a cargo del coronel Juan Gastó contaban con unos 400 soldados y gran numero de indios como acompañantes. 9 y 10 de julio de 1882 Batalla de la Concepción: El fuego se rompió a las 14:30 horas cuando las fuerzas peruanas aparecen por las cimas de los cerros. Carrera Pinto no podía abandonar La Concepción, la superioridad de los peruanos le era desfavorable y debía defenderse a la espera de los refuerzos necesarios. El domingo 9 de julio se combatió en las calles hasta el anochecer. A esta hora los chilenos se replegaron hasta el cuartel, desde donde siguieron combatiendo. El coronel Gastó envía un emisario solicitando la rendición de la guarnición con la siguiente nota: “Señor Jefe de las fuerzas chilenas de ocupación –Considerando que nuestras fuerzas que rodean Concepción son numéricamente superiores a las de su mando y deseando evitar un enfrentamiento imposible de sostener por parte de ustedes, les invito a deponer las armas en forma incondicional, prometiéndole el respeto a la vida de sus oficiales y soldados. En caso de negativa de parte de ustedes, las fuerzas bajo mi mando procederán con la mayor energía a cumplir con su deber. Dios guarde a ustedes”. Juan Gastó Carrera Pinto responde en la misma nota de la siguiente forma: “En la capital de Chile y en uno de sus principales paseos públicos existe inmortalizada en bronce la estatua del prócer de nuestra independencia, el general José Miguel Carrera, cuya misma sangre corre por mis venas, por cuya razón comprenderá usted que ni como chileno ni como descendiente de aquel deben intimidarme ni el numero de tropas ni las amenazas de rigor. Dios guarde a usted”. Ignacio Carrera Pinto La mañana del 10 de julio los chilenos ya no tenían municiones, por lo que las últimas horas de combate debieron combatir resistiendo con armas blancas El cuartel fue incendiado con estopa mojada de parafina. Por forados practicados al edificio, los peruanos lograron penetrar en el interior del cuartel. El subteniente Luís Cruz Martínez fue el último jefe que quedaba, y no se quiso rendir ni con los ruegos de los propios peruanos. La orden final fue atacar a la bayoneta calada y con un grito ¡los chilenos no se rinden! Corrieron y fueron muertos al salir del cuartel. Las mujeres y el niño recién nacido aquella misma noche de combate, fueron muertos por los peruanos. Al mediodía llegaron los refuerzos del ejército chileno con d el coronel el Canto. Al ver a sus compañeros muertos inicia un ajusticiamiento en contra de los pobladores de La Concepción, decretando fusilamientos e incendios. Del Canto ordenó recuperar los corazones de los cuatro oficiales muertos: Ignacio Carrera Pinto, El teniente Julio Montt Salamanca, los subtenientes Arturo Pérez Canto y Luís Cruz Martínez y enviarlos a Santiago en alcohol, los cuales se encuentran en la Catedral de Santiago. Grupo de Soldados de La Concepción. Archivo fotográfico M.H.N