el estado tutelado (1955 – 1966)

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ESTADO, DESARROLLISMO Y SEMIDEMOCRACIAS
1955-1966
--Definición-Con la autodenominada Revolución Libertadora se inicia para la sociedad argentina un
periodo conocido como El Estado “tutelado”, porque fue una forma particular de régimen en
la Argentina, entre 1955 y 1966, en el que las Fuerzas Armadas tuvieron un rol protagónico,
autoproclamándose “guardianes” de las formas “democráticas”. En el plano político, esta
modalidad de dominación se caracterizó por su inestabilidad, fragmentación y
reestructuración de alianzas sociopolíticas y fundamentalmente, por la alternancia de
gobiernos militares (Lonardi y Aramburu) y civiles (Frondizi e Illia), mientras que, en el
campo económico se mantuvo, ya sea en forma concentradora o distribucionista, el modelo
de industrialización sustitutiva de importaciones.
Periodización
Existen diversas formas de periodizar en Argentina la etapa histórica que se abre a partir de
1955. Aunque se extienda por fuera de los límites temporales de estas notas, adoptaremos la
periodización que propone Marcelo Cavarozzi:
1) 1955-1966: esta etapa corresponde al establecimiento de una “fórmula dual”, no por la
alternancia de gobiernos militares y civiles, sino porque cada gobierno estuvo “en jaque”
desde el momento en que empezó. Se trató de un “empate interno” al interior de cada
gobierno en la medida que estuvieron condicionados cada uno por presiones externas y
limitados por su heterogeneidad interna. Los distintos actores (movimiento obrero, partidos
políticos, etc.) fueron perfeccionando su capacidad para negociar, presionar y limitar las
transformaciones “desde arriba”. En consecuencia, en esta etapa predominaron
gobiernos débiles tanto militares como civiles que intentaron imponer un régimen
“semidemocrático” en un sistema político caracterizado por una clara disyunción producto
de la proscripción política del peronismo y el crecimiento de la oposición desde los
sectores gremiales y políticos ante las políticas económicas adoptadas.
2) 1966-1983: en la segunda etapa predominaron “gobiernos fuertes”, que se
1
propusieron transformaciones radicales de la política y la sociedad argentinas. El
fracaso de estas experiencias se relacionó con la capacidad de la sociedad argentina para
bloquear proyectos autoritarios y represivos. Pero a diferencia de la etapa anterior, los
“éxitos” en impedir la consolidación de los sistemas autoritarios tuvieron costos
mucho más altos (30.000 desparecidos)
Múltiples interpretaciones del período 1955-1966
El periodo que se inicia en 1955, con el golpe cívico-militar que puso fin al gobierno peronista, se
caracterizó, según Cavarozzi (1983), por la inestabilidad política. El gobierno militar no pudo
cumplir sus objetivos ni imponer sucesores, mientras que ninguno de los gobiernos que lo
sucedieron llegó a completar su mandato. Para Cavarozzi la política argentina de este periodo
no puede reducirse a un “empate” o “equilibrio de fuerzas” (O’Donnell, 1976) porque estas
conceptualizaciones sugieren la ausencia de cambios o una situación de inmovilidad en la que
reiteradamente se retorna al punto inicial. Más bien, se trató de un proceso de recomposición de
alianzas sociales, con un neto activismo de los sectores medios y obreros, con equilibrios
precarios, rotos y reestablecidos.
“El juego imposible”. Guillermo O’ Donnell (1972), procurando aplicar la teoría de los juegos a la
descripción del sistema político argentino entre 1955 y 1966, definió esta etapa como la de un
“juego imposible”. En este juego, el árbitro son las Fuerzas Armadas y sus reglas inhabilitan
al jugador más importante: el peronismo. En consecuencia, los otros jugadores –los partidos
políticos- se ven enfrentados a una situación sin salida ya que solo pueden triunfar con
promesas que capten el voto peronista pero que, sin embargo, no podrán efectivizar porque
el árbitro anulará el juego. Es decir, si ganan con los votos peronistas y traicionan a sus votantes,
perderán el apoyo mayoritario y con él sus presentes y futuras posibilidades políticas.
-El “empate hegemónico”. Para Portantiero (1973), a partir de 1955, con la caída del peronismo,
la Argentina se encuadró dentro de una fase “de no correspondencia entre la nueva
dominación económica y la nueva hegemonía política”. El autor define de la siguiente manera
los rasgos principales de este periodo:
1- Situación de ofensiva general de las clases dominantes (que apoyan la acción de las
FF.AA)
2- Fragmentación en el interior del bloque dominante como resultado de contradicciones
entre las fracciones que lo integran (fundamentalmente entre la burguesía industrial
monopolista vinculada a las multinacionales, la burguesía nacional y la oligarquía
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agroexportadora)
3- Proyección de esas fragmentaciones en el plano político (lucha por la hegemonía) a través
de la aparición de proyectos alternativos y de distintos actores sociales (Fuerzas Armadas,
partidos políticos, burocracia sindical, etc.).
4- Situación de "empate hegemónico" -que en los momentos críticos asume formas de
"vacancia hegemónica"- en el interior del bloque, aunque a la larga el proceso opere en favor de
la fracción económicamente dominante: el capital monopolista.
Por su parte, Quiroga (1985) adopta una perspectiva muy similar a Portantiero. Concuerda en
que la caída del régimen peronista suscitó una crisis de hegemonía al interior de las clases
dominantes, generando un “vacío” que sólo podrá ser llenado inestablemente. Agrega que esta
crisis hegemónica, en la que ninguna fracción dominante logró organizar y construir una dirección
político cultural, ahondó cada vez más la escisión entre las clases dominantes y el conjunto social:
en efecto, desde 1952 hasta 1989 ninguno de los gobiernos civiles elegidos por las urnas
pudo terminar sus mandatos constitucionales y hasta 1976, ningún régimen militar supo
fundar el consenso social, por lo que, como afirma Rouquié (1985) “civiles y militares
tuvieron serias dificultades para restablecer el equilibrio en una sociedad sin hegemonía.
Siguiendo a Guillermo O’Donnell (1977) en su trabajo Estado y alianzas en la Argentina 1956-1976,
podemos sintetizar de esta manera la dinámica del juego político en relación con los ciclos
económicos que se sucedieron a partir de 1955 hasta el retorno del peronismo en 1973:
Las características del sector popular en la Argentina –su elevado nivel de ingresos, el nivel de sus
expectativas y la relativa autonomía de sus organizaciones- se tradujeron en su capacidad de
resistencia a las “soluciones” impuestas por los sectores dominantes a partir de 1955.
Estas “soluciones” pasaban por reducir el nivel de ingreso del sector popular con su efecto en la
disminución del consumo interno de alimentos. De esta manera se buscaba favorecer los saldos
exportables y resolver el problema de la balanza de pagos, originado cuando el nivel de las
importaciones superaba el nivel de las exportaciones pampeanas. Porque la especificidad del caso
argentino, a diferencia de otros países latinoamericanos radica en que los principales productos
de exportación –carne y cereales- son también “bienes-salario”, de allí que cualquier
modificación en los precios relativos de estos productos incide directamente sobre el consumo del
sector popular. Aliados con las fracciones débiles de la burguesía local, los sectores populares,
representados por la Confederación General del Trabajo, resistieron a los programas de
“estabilización” económica -devaluación, reducción del déficit fiscal, congelamiento de salarios y
aumento de la tasa de interés- que se proponían ajustar el nivel interno de actividad económica y
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producir una transferencia de ingresos hacia el sector exportador y aliviar la crisis de la balanza
de pagos. Este logro era más consecuencia de la recesión, que disminuía la demanda de
importaciones al tiempo que aumentaba los excedentes exportables, que del aumento de la
producción y productividad agropecuaria.
Esta situación (stop) generaba resistencias entre los “castigados” por las políticas de “ajuste” y
comenzaban nuevamente las presiones para la reactivación económica (go)
Según O’Donnell, en el origen de los ciclos económicos y políticos a partir de 1955 se
encuentra un mapa cambiante de alianzas entre las fracciones superiores de la burguesía y
entre las fracciones más débiles de la burguesía urbana con el sector popular. Los
desplazamientos pendulares de la gran burguesía urbana –ya aliándose con la gran
burguesía pampeana, ya permitiendo la reactivación del mercado interno- quebraron la
cohesión interburguesa necesaria para la estabilización de su dominación política.
Por su parte, la alianza defensiva (sectores populares asalariados con las fracciones débiles
de la burguesía local) logró quebrar “desde abajo” –políticamente- la cohesión de las clases
dominantes.
“La esperanza de armonización de lo ‘popular y nacional’ contra la ‘oligarquía terrateniente’ y
los ‘monopolios internacionales’, que parecía demostrada por las coincidencias de corto
plazo de la alianza defensiva, se expresó en la inusitada vigencia histórica del peronismo
formándose la gran ola que en 1973 lo devolvió al gobierno”.
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--Contexto Internacional-Guerra Fría y Revolución
Europa. Las dos superpotencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (EEUU y la
URSS) se repartieron áreas de poder e influencia en el mundo. Formaron dos alianzas militares:
la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que nucleaba a las potencias occidentales
piloteada por los EEUU; y el Pacto de Varsovia, unión militar de los países socialistas regenteada
por la URSS. A pocos años de finalizada la guerra, los dos bloques comenzaron a enfrentarse
de manera indirecta en diversos conflictos militares, como las guerras de Vietnam y Corea,
en las que cada uno apoyaba a diferentes bandos sin entrar en una guerra directa; este
período de inestabilidad post-bélica es lo que se dio en llamar guerra fría y en el cual ambas
potencias, Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se temían
recíprocamente. (HOBSBAWM 1996). En este marco, ocurrieron sucesos de gran envergadura,
como ser la construcción del Muro de Berlín (1961-1989) la descolonización de Asia y África
(destacándose en particular la Revolución Argelina en 1962); la guerra de Vietnam (1964-1975), la
Revolución Cultural China con Mao Tze Tung (1966), el Mayo Francés (1968), la Primavera de
Praga (1968), los asesinatos de John y Robert Kennedy y Martin Luther King, y entre otras
cuestiones que merecen atención, el inicio de la dictadura en Grecia.
América Latina. La revolución boliviana de 1952, originalmente se había orientado hacia la
izquierda pero luego, hacia 1964, viró hacia la derecha con un golpe de Estado. Sin embargo,
en esta región del mundo el suceso más importante fue, sin lugar a dudas, la Revolución
Cubana (1959). Este proceso revolucionario tuvo en sus inicios un carácter eminentemente
democrático liberal, pero enseguida se tornó abiertamente nacional y luego, en 1961, socialista,
aunque sin perder su carácter nacional. La Revolución Cubana probó que la revolución era posible,
que a las condiciones objetivas había que sumar las subjetivas, y que si éstas no existían, podrían
crearse, a partir de una vanguardia revolucionaria con voluntad de transformación. La táctica
del “foco” como teoría revolucionaria tuvo como principales teóricos a Ernesto "Che"
Guevara (y a su libro “Guerra de Guerrillas”) y a Régis Debray a través de su obra
“¿Revolución en la Revolución?”. Para el foquismo, un hecho clave era el carácter
estructuralmente agrario (y por lo tanto campesino) de los países latinoamericanos, con excepción
de Argentina y Uruguay. Se inicia en América Latina un período de organización de una oposición
armada al sistema capitalista y a la hegemonía de Estados Unidos en la región.
En este clima, el “Che” Guevara se erigió como una figura saliente de este proceso. El Che
coincidía en que el foco guerrillero debía ser inicialmente pequeño, pero enfatizaba en que la
lucha guerrillera debía ser una lucha de masas y extenderse a toda Latinoamérica. Su idea de
exportar la revolución lo condujo a pelear en el Cono Sur, renunciando a los puestos
ministeriales (Presidente del Banco Nacional y Ministro de Industria) que Fidel Castro le había
concedido en Cuba. El 9 de octubre de 1967, un día después de ser capturado por el ejército
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boliviano, el “Che” Guevara fue asesinado en la localidad de La Higuera, en Bolivia.
En este contexto de guerra fría y de conflicto Este-Oeste se fue gestando la Doctrina de
Seguridad Nacional (en adelante DSN) como el soporte ideológico de los sucesivos regímenes
militares de América Latina para hostigar y asesinar a miles de ciudadanos. La DSN supuso la
subordinación de las fuerzas armadas latinoamericanas a la lógica y a las hipótesis de conflicto de
las fuerzas armadas norteamericanas. Planificada en EE.UU durante la administración de
Kennedy y reformulada acorde a la cultura política y necesidades de cada país durante los ‘60, su
aparición adquiere pleno sentido en un escenario mundial donde la derrota de los ejércitos
colonialistas franceses y norteamericanos y la simultánea victoria de la revolución cubana y
resistencia vietnamita, permitieron a EE.UU darse cuenta que en su obsesión por la amenaza
soviética había ignorado la posibilidad real de que las dos terceras partes de la población mundial
puedan convertirse en un frente independiente de agitación y cambio, mucho más amplio y
peligroso que Cuba. Empero, las secuelas políticas y económicas que sufrió EE.UU con la guerra
con Vietnam y sobre todo, el rechazo contundente del pueblo norteamericano a la idea de un
nuevo enfrentamiento bélico, llevaron a que cada nación asumiera la responsabilidad de
defender la moderna civilización occidental desde su propia inscripción territorial, siendo
éste el eje vertebral de la DSN
“Revolución Libertadora”
1955-1958
SISTEMA POLÍTICO
--¿Quiénes la llevaron a cabo?—
Hacia 1955 la polarización social y política volvió a hacerse evidente: por un
lado, la mayoría de los trabajadores y sus estructuras sindicales mantuvieron
su adhesión a Perón. Por el otro, se conformó nuevamente un abanico opositor
en el que se alinearon la gran burguesía -industrial y agropecuaria- que si bien
mantenía su fuente de poder, había visto recortada su rentabilidad por la
política económica del peronismo; un sector de la pequeña y mediana
El Golpe
burguesía industrial que, aunque beneficiada bajo el peronismo necesitaba, a
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esas alturas, del concurso del capital extranjero; los monopolios exportadores,
afectados por el IAPI; los partidos políticos que encarnaban la oposición
(radicales, socialistas y comunistas); la prensa (amordazada por la censura), la
universidad; la Iglesia y un sector de la clase media católica y las fuerzas
armadas. Estas últimas (las FFAA), como institución, continuaron
expresando en 1955 los intereses básicos del bloque dominante –como lo
habían hecho en el ’30- y acordaron con él en la necesidad de reemplazar
al gobierno peronista por otro funcional a la nueva fase de desarrollo
capitalista.
Los EEUU celebraron el recambio superestructural en la Argentina. Porque si
bien el anticapitalismo del peronismo no pasó de ser “verbal” (Julio Godio,
1985), la política exterior de la Argentina se encuadraba en la “Tercera
Posición” y le impedía al país del norte conformar un sólido bloque
anticomunista en América. Además, el veto de los propios diputados peronistas
al contrato con la California Standard Oil revelaba que el peronismo no era
confiable para facilitar la nueva etapa del capitalismo conducida por las
empresas transnacionales. También Inglaterra acordó con el desplazamiento
de Perón, perjudicada por la nacionalización de los transportes y la banca y
por el proceso de industrialización por sustitución de importaciones.
Encabezados por el general Lonardi, los sectores civiles y militares, que
el 16 de septiembre de 1955 derrocaron
el segundo gobierno
constitucional de Juan Perón (electo por más del 60 por ciento de los
votos) impusieron una férrea dictadura autoproclamándose como la
Revolución Libertadora.
Logrado su objetivo –el desplazamiento de Perón- la unidad del bloque
antiperonista demostró ser transitoria. Comenzaron a perfilarse
tendencias y agrupamientos con diagnósticos y propuestas diferentes
respecto del modelo económico, del peronismo y de las masas.
Lonardi (nacionalista católico) consideraba que, eliminada la figura de Perón
del escenario político, los peronistas podían ser incorporados al nuevo
proyecto de país, pues, para él, parafraseando a Urquiza, no había
“vencedores ni vencidos”.
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El 13 de noviembre de 1955, el general Lonardi fue reemplazado por el ala
dura de la “Revolución Libertadora”, comandada por el general Pedro
Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas. El presidente de facto
acababa de prometer elecciones en todos los gremios. Esta decisión
selló su suerte: la revolución no se había hecho para permitir elecciones
que significarían la inexorable victoria de los partidarios del régimen
depuesto.
Objetivo
El golpe de 1955 no sólo produjo el derrocamiento de Perón sino que, como
sugiere Cavarozzi (1983), se propuso desmantelar el modelo político
prevaleciente durante los diez años anteriores. El modo de dominación
peronista, basado en la relación directa entre líder y masas, había hecho de
Perón el único depositario de la representación del pueblo; la Reforma
Constitucional del ’49 había puesto el acento en los derechos sociales del
trabajador; y la censura política a los partidos opositores junto con el
debilitamiento de los canales parlamentarios y partidarios en la escena política
hicieron que el régimen fuera concebido como una “dictadura totalitaria”. En
adelante, la oposición levantó los estandartes de la “democracia” y la “libertad”,
proponiéndose como objetivo manifiesto el restablecimiento del régimen
parlamentario y el sistema de partidos.
Anulación de la Constitución de 1949
En 1957, la asamblea constituyente, forzada por la Corte Suprema, se
manifestó en contra de derogar la constitución de 1949 y restituir otra por
decreto. Nunca un gobierno de facto había ido tan lejos. Antes de disolverse, la
asamblea logró hacer incorporar a la vieja Constitución del ’53 los derechos
sociales en el artículo 14 bis, paradójicamente por petición e insistencia de
asambleístas del partido radical.
El proclamado restablecimiento de los partidos fue un objetivo que se frustró
recurrentemente:
- en 1955-1958 el gobierno fue ocupado por dos administraciones militares.
-en 1962, los militares, con el apoyo de varios partidos, derrocaron al
presidente Frondizi, elegido constitucionalmente cuatro años antes.
-entre 1962-1963 se estableció un gobierno civil (el de José María Guido) que
gobernó cumpliendo las ordenes e intereses de las FF.AA.
-en 1966, los militares volvieron a intervenir para derrocar a otro gobierno
constitucional, esta vez el del presidente Illia.
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--Nuevas formas de hacer política—
Sistema de
partidos
Los fracasos (intencionados) en la tarea de lograr una estabilidad institucional,
no impidieron, que se configuraran nuevos modos de hacer política, modos que
ciertamente implicaron una profunda redefinición de los patrones de
procesamientos de los conflictos y relaciones socio-económicas. Entre los
elementos más importantes de estos modos de hacer política, Cavarozzi
(1983) destaca:
1) El surgimiento de desfasajes entre el nivel de los intereses socioeconómicos y el de los bloques políticos
2) La formación de un movimiento obrero sindical peronista que se
constituyó en un actor político autónomo y articuló
progresivamente una estrategia defensiva y de oposición y
3) El ingreso de los militares a la arena política, asumiendo un
pretendido rol tutelar de los gobiernos, y simulando convertirse en
“guardianes” de los gobiernos constitucionales. Esto se agravaría
a partir de 1966 con una política estrictamente autoritaria.
Según este autor, “El corolario de la exclusión del peronismo, tanto del plano
electoral como del correspondiente a la acción política legal, fue
particularmente complejo. En primer lugar, introdujo una profunda disyunción
entre la sociedad y el funcionamiento de la política en Argentina, que resultó en
la emergencia paulatina de un sistema político dual. En el mismo, los
mecanismos parlamentarios co-existieron, de manera conflictiva y a veces
antagónica, con modalidades extra-institucionales de hacer política”.
Porque la dinámica del juego político que comenzó con el derrocamiento en
1955 estuvo regida por una “ley de hierro” (Carlos Acuña, 1993), esto es: la
victoria inexorable del peronismo en elecciones libres y sin
proscripciones. Por lo tanto, el peronismo fue proscripto durante dieciocho
años. La respuesta del pueblo peronista fue la “resistencia” –primero
espontánea y clandestina, luego organizada por los sindicatos-. Los
trabajadores resistieron –de múltiples formas- una política que pretendía
eliminar los rasgos constitutivos de su identidad y restaurar las condiciones de
la etapa pre peronista.
En torno a los mecanismos democráticos, se instaló un arduo debate.
Como sugiere Muro de Nadal (1997), este proceso significó “el cierre del orden
9
¿Fin de la
democracia?
institucional”. El nuevo gobierno era grotescamente ilegal. Los militares habían
accedido al gobierno con la consigna de lograr una salida democráticoinstitucional en el corto plazo, pero sin que ello implicara entregar el gobierno
nuevamente a los desplazados. Asumieron con la consigna de la “libertad”
pero ejercieron el gobierno, desde el inicio, imponiendo prohibiciones.
Proscribieron al justicialismo, situación que se prolongó durante
diecisiete años. Prohibieron mencionar a Juan y Eva Perón y exhibir sus
retratos. Incluso, sustrajeron (robaron) el cadáver de Eva Duarte de la
CGT y lo mantuvieron oculto los dieciocho años siguientes.
La creencia de que era posible acabar con el peronismo se tradujo en medidas
tales como la disolución del partido, la intervención de la CGT y los sindicatos,
cuyos dirigentes fueron encarcelados y perseguidos. También se suspendieron
las convenciones colectivas de trabajo, y fue derogada, por decreto, la
Constitución de 1949 que contenía los derechos adquiridos por los
trabajadores.
A diferencia de Muro de Nadal, Cavarozzi (1983), definió a este proceso como
una “semidemocracia”, ya que se mantuvo el funcionamiento de las
instituciones republicanas y el sistema de partidos pero se proscribió al
peronismo, dejando sin representación política a casi la mitad del
electorado argentino. Esta argumentación es compartida y retomada por Alori
(et al) (1998) cuando señala que, de hecho, los militares se presentaron como
un “gobierno provisional” cuyo objetivo fue “restaurar las instituciones
democráticas para luego devolver el gobierno a los civiles”
Sin embargo, surgen varias inquietudes o preguntas abiertas en torno a estas
argumentaciones. Por empezar, si tomamos a Ansaldi (2007), podemos afirmar
que existen muchos tipos de democracia: las hay más sociales o liberales, más
fuertes y más débiles, pero, ¿se puede hablar de <semidemocracia>?, ¿no
resulta contradictorio hablar de semidemocracia para referirse a un golpe de
Estado? 1
Cuando Cavarozzi señala la voluntad de restauración democrática del gobierno de facto, deberíamos preguntarnos si
acaso “consolidar” y “restaurar” la democracia no fue el leit motiv de la mayoría de las dictaduras argentinas. ¿Sus
declaraciones a favor de la consolidación democrática hace de por sí democráticos a estos gobiernos de facto, que
ascienden al poder violentando las leyes democráticas? ¿Son argumentos válidos para afirmar que no se trató de una
dictadura?
O, incluso, si nos adentráramos en la lógica de razonamiento de Cavarozzi, ¿por qué hablar de <semidemocracia> y no
así de <semidictadura> o dictaduras “blandas”? ¿Por qué inclinar la balanza sobre el primer concepto y no sobre el
segundo?
1
10
Principales
medidas
políticas
Las principales medidas políticas fueron las siguientes:
1) Intervención de la CGT y de todas las asociaciones gremiales
sometidas a su jurisdicción.
2) Se encarceló a muchos dirigentes obreros
3) Se disolvió el Partido Peronista
4) Se disolvió la Confederación General Económica, que había sido la
contraparte patronal de la CGT.
5) Se prohibieron las insignias y lemas peronistas
6) Se anuló la Constitución del ’49 y se restableció la del 1853
7) Se anuló la ley de Asociaciones Profesionales de 1945
8) Se prorrogaron sin fecha las convenciones colectivas de trabajo.
“Fue la inexistencia del peronismo lo que pretendió consagrar el decreto
4161/56. Y lo que no existe no puede ser representado simbólicamente, ni
exhibido, ni nombrado. No tiene correspondencia en las imágenes ni en las
palabras, abandona la oralidad. Es obligado a dejar la superficie donde se
desarrolla la vida cotidiana. Todos los elementos que conforman el imaginario
peronista, entonces, se sumergen en la clandestinidad. Su protagonismo
expansivo y multitudinario se repliega en códigos secretos” (Garulli, 2002). 2
La durísima persecución hacia los trabajadores a partir del gobierno de
Aramburu y Rojas (despidos, cárcel, tortura, fusilamientos), en vez de lograr
El decreto 4161/56 no sólo proscribía políticamente al peronismo sino que detallaba un conjunto de prohibiciones que
apuntaban a eliminar los símbolos de pertenencia e identificación política característicos de la liturgia peronista:
prohibición de nombrar a Perón o a Eva Perón, prohibición de cantar la Marcha Peronista o exhibir fotos del “tirano
depuesto y su esposa”, entre otras estipulaciones.
2
11
“desperonizar” a los obreros provocó que se “reperonizaran” vastos sectores
de trabajadores que se habían sentido decepcionados con la segunda
presidencia de Perón.
Movimiento
obrero
Pasada la confusión de los primeros meses, los trabajadores comenzaron a
organizarse. De las filas del movimiento obrero surgieron nuevos dirigentes,
formados no ya bajo la cómoda tutela del Estado sino en las duras luchas de
estos años. Fue la época de la llamada “resistencia peronista”, con la
consigna “Perón vuelve”, que se trató, en concreto, de un proceso de
radicalización de las bases que comenzaron a organizarse tanto a través de los
“sindicatos paralelos” y los “comandos de la resistencia” (pequeños grupos que
intervinieron a través de puntuales acciones) apelándose a todos los métodos
posibles para expresar su descontento: sabotajes, boicot, huelgas, e incluso la
colocación de explosivos de fabricación casera.
“Las primeras acciones de la Resistencia, según los testimonios, expresan la
voluntad del agredido que no sólo se niega a desaparecer, sino que obliga a
los otros a comprobar su existencia. Los primeros embriones de lucha o
‘comandos’ responden a un estado anímico y vivencial, con un alto grado de
improvisación y espontaneidad que irá siendo superado progresivamente en
correspondencia con el proceso de recuperación de los sindicatos a partir de
1957: ‘A través de las grandes peleas, de los caños [trozos de caños rellenos
con explosivos], de hacer saltar algún tranvía, nosotros buscábamos la manera
de hacernos notar, que la gente supiera que existíamos, que nos resistíamos a
retroceder.
¿Por qué? Fue porque tuvimos mucho y no queríamos volver para atrás.
Ideológicamente, no queríamos dejar de ser sujetos para pasar a ser objetos.
[...] Fue por la dignidad que nos enseñaron a tener y que nos hacía
verdaderamente hombres.’ (Entrevista de LG a Luis Donikian) (Garulli, 2002)
Fracturas.
Dentro del movimiento sindical se produjo una primera gran división: por un
lado, un sindicalismo “oficialista”, no peronista, denominado los “32 Gremios
Democráticos”, y por el otro, los sindicatos peronistas conocidos como las “62
Organizaciones”, agrupación liderada por Augusto Vandor, dirigente del gremio
metalúrgico. Dada la proscripción política del peronismo y la ausencia de su
líder, “las 62” se convirtieron en la columna vertebral del peronismo,
representándolo a partir de aquel entonces no sólo en el aspecto gremial sino
también en el político. Con Perón en el exilio los sindicatos se convirtieron en el
rostro visible del peronismo e iniciaron, a partir del golpe de 1955 y hasta
12
1973, una oposición sistemática a todos los gobiernos que asumieron vía
elecciones -con la proscripción del peronismo- o por golpes de Estado.
Los sectores confrontacionistas del sindicalismo tuvieron un rol muy activo
durante la revolución libertadora. Algunos de sus dirigentes, incluso,
participaron del frustrado alzamiento en junio de 1956 de los generales
peronistas Juan José Valle y Raúl Tanco, que terminó con una represión
ejemplar. A partir del gobierno de Arturo Frondizi, la normalización de la CGT
permitió la recuperación de su control por las “62 Organizaciones peronistas”
lideradas por Augusto Timoteo Vandor. La CGT utilizó, entonces, variadas
estrategias: combinó la acción directa, la huelga general, la toma de fábricas
con la negociación con el Estado.
En este período fueron conformándose, en el seno del sindicalismo, tres
tendencias: una tendencia “combativa”, que privilegiaba la confrontación con
el Estado; una tendencia “participacionista” que se inclinaba por la
negociación; y una corriente mayoritaria que alternaba la confrontación
con la negociación. Esta última, fiel al estilo de conducción de Augusto
Vandor, se manifestaría claramente después de 1966.
En definitiva, los obreros peronistas se constituyeron en un actor social
insoslayable para la disputa del poder político y desde 1955 aprendieron a
presionar con movilizaciones y a negociar para defenderse y sobrevivir. Su
fuerza residió, según Alori (1998) en tres aspectos:
1) Su carácter de sindicato único
2) La adhesión de los obreros al peronismo y
1) Su organización burocrática (que permitía que las decisiones de los
líderes sindicales estuvieran respaldadas por cientos de miles de
votos.
MODO DE INTERVENCIÓN DEL ESTADO
En el aspecto económico lo que se cerraba, según Muro de Nadal (1997) era un largo ciclo, iniciado
luego de la crisis de 1930 y profundizado en la década del ’50. El sector industrial asumió el
liderazgo del desarrollo, pero ya no serían las industrias tradicionales (textil, alimentos y
madera) sino las industrias metalmecánicas y químicas las impulsoras de este movimiento.
Hacia 1955 se produjo a nivel mundial una profundización del deterioro de los
precios internacionales de las materias primas con respecto a los productos
manufacturados. Según datos aportados por Muro de Nadal (1997), si en
1950 los productos primarios representaban el 60% de las exportaciones
mundiales, para mediados de 1960, estos representaban el 35%. En
13
Tendencias
mundiales y
nacionales
materia de inversiones, mientras que en 1950, las compañías extranjeras
eran la fuente del 30% de la producción total argentina, a fines de los
años ’60 éstas comenzaron a representar un tercio.
En términos generales se puede decir que los vínculos externos de la
Argentina se complejizaron. Luego de 1955 los intereses extranjeros ocuparon
una posición importante en el desarrollo industrial argentino. Ya en el segundo
Plan Quinquenal durante los últimos años de presidencia de Perón se
empezaron a diseñar políticas que atrajesen capitales extranjeros para
desarrollar la industria pesada.
Las elites que recuperaban el poder, en alianza con las FF.AA, participarían en
este desarrollo no tanto como industriales sino como agentes locales de las
multinacionales.
En estos tres primeros años, más que implantar un nuevo modelo económico,
se procuró desmantelar el anterior. En tal dirección, la política se puso al
servicio de la economía, es decir, la reorientación de la economía del país
necesitó de un aparato político represor para que fuera aceptada por la
ciudadanía, que veía cómo el poder adquisitivo del salario disminuía con
rapidez.
Medidas
económicas
Entre las primeras medidas económicas se encontraban aquellas que
destruían una gran parte del modelo económico peronista:
-se desmanteló el IAPI
-se privatizaron los depósitos bancarios
-se aflojaron los controles de precios
-se congelaron los salarios y
-se modificó el congelamiento de arrendamientos rurales y alquileres
urbanos (en perjuicio de los inquilinos)
-se privilegió el ingreso de capitales extranjeros
Más allá de estas medidas, el gobierno, según Laura Alori (et al) (1998),
carecía de un plan definido. Para suplir esta deficiencia, Raúl Prebisch,
economista de la CEPAL, elaboró en octubre de 1955 un informe sobre la
situación económica del país, en el cual proponía elevar los precios de la
producción agropecuaria ya que pensaba que no habría desarrollo sólido
de la industria sin la base de una agricultura próspera.
Plan Prebisch
Ponía el acento, también, en el desarrollo de la industria siderúrgica, el
petróleo y la petroquímica. Para el economista, este desarrollo solamente era
posible con la ayuda de inversiones extranjeras y de una política de
14
Estado que dirigiera la economía (en contraposición a las liberales). Y
aunque con muchas dudas, esta fue, en rasgos generales, la política
económica del gobierno militar
Sector agrario. Se impulsó la producción agropecuaria y se acordó con
los dirigentes de la Sociedad Rural Argentina la devaluación y la
supresión de controles estatales en las exportaciones y en la política
cambiaria.
FMI. Argentina ingresó al Fondo Monetario Internacional y al Banco
Mundial, rompiéndose el “aislamiento” de la década del ’40. Con la ayuda para
solucionar los problemas económicos más inmediatos llegaron también las
“recetas” y recomendaciones del FMI.
Trabajo. En este ámbito se profundizaron las medidas de ajuste y los
obreros sufrieron los efectos de la nueva política económica y social: se
congelaron los salarios y como ya hemos mencionado, se suspendieron
las convenciones colectivas de trabajo para negociar el nivel de ingresos.
Los patrones de las empresas saludaron estas medidas que les otorgaba
mayor control de sus fábricas. Pero estas medidas, claro está, no se
implantaron sin encontrar oposición, fueron duramente resistidas por los
trabajadores. El sindicalismo comenzaba a ensayar lo que sería una constante
hasta 1973: el poder de veto a las políticas de estabilización económica.
Paralelamente al Plan Prebisch, existieron tres modelos económicos que
buscaron consolidarse a “largo plazo” para los años venideros:
Tres modelos
económicos en
discusión
1) El populismo reformista: esta línea política no cuestionó las premisas
básicas del modelo socioeconómico peronista. Por el contrario, alentó
la posibilidad de promover simultáneamente los intereses de la
clase obrera y la burguesía urbana y propuso una política
nacionalista moderada que limita la presencia del capital
extranjero en los sectores de energía, comunicaciones y
producción de bienes de capital. Sin embargo, esta posición
criticaba al peronismo el haber desalentado la producción
agropecuaria y el no haber fomentado la producción de la industria
pesada. Esta posición sería promovida por la Unión Cívica Radical
del Pueblo.
15
2) El desarrollismo: este sector, identificado con la UCR
Intransigente (cuyo líder era Frondizi), era partidario de una
gradual legalización del peronismo. Los desarrollistas sostuvieron
que el estancamiento económico se debía a un retardo en el
crecimiento de las industrias de base. Tal debilidad solo podía
superarse mediante un proceso de profundización que abarcara la
expansión de los bienes de capital e intermedios y de la infraestructura
económica. Para lograrlo, entre otras medidas había que reducir el
salario de los trabajadores en pos de aumentar la renta de los
industriales y en consecuencia, promover la inversión.
3) El modelo liberal: Los liberales, representados en el Partido
Demócrata Nacional (PDN), no sólo cuestionaron el modelo peronista
de conciliación de clases, sino también la premisa que sostenía que el
desarrollo industrial debía constituir el núcleo dinámico de una
economía cerrada. La imagen del mercado pasó a constituir la piedra
fundamental de la posición liberal, la cual suponía una drástica
reducción de la intervención del Estado.
Fin de la “Revolución Libertadora”
1958
En 1957 los militares decidieron encarar el traspaso del gobierno a los civiles. Para ello, fue
necesario llamar a una Convención Constituyente con las distintas fuerzas políticas. Hacía poco, la
UCR se había fragmentado en dos: la UCR del Pueblo (UCRP) que aglutinaba a los
“reformistas” y estaba liderada por Ricardo Balbín y la UCR Intransigente (UCRI), liderada
por Frondizi. Sin embargo, mediante una ingeniosa estrategia política, Frondizi decidió abandonar
la Convención Constituyente, procurando captar el voto peronista. Con tal objetivo, envió a Caracas
a su secretario Rogelio Frigerio para concretar un pacto con Perón por el cual, a cambio de
los votos peronistas, Frondizi se comprometía a desarrollar un programa popular afín al
peronismo. Los peronistas que alentaron la firma del pacto con Frondizi lo hicieron convencidos de
la necesidad de terminar con la continuidad represiva del régimen de Aramburu y Rojas.
Perón “recomendó” a sus partidarios –de manera clandestina- votar a Frondizi. Sin embargo, y a
pesar de que un sector importante del peronismo mantuvo su opción de voto en blanco, Frondizi
ganó las elecciones y asumió la presidencia en mayo de 1958.
16
Gobierno de Frondizi (1958-1962)
“Integración (política) y desarrollo (económico)”
Pocas veces resulta tan interesante e importante rastrear la trayectoria
personal y profesional de un ex presidente como lo fue Arturo Frondizi,
uno de los políticos más polémicos de la historia argentina y por si fuera
poco, intelectual e impulsor de las teorías desarrollistas.
¿Quién fue Arturo
Frondizi?
Nació en Paso de los Libres, Corrientes, el 28 de Octubre de 1908. Hijo de
inmigrantes italianos, fue el antepenúltimo de los catorce hijos que
tuvieron Julio Frondizi e Isabel Ercoli. Su hermano mayor fue Silvio
Frondizi. Ingresó a la Facultad de Derecho y tras una brillante carrera se
graduó en 1930 con diploma de honor (diploma que no quiso recibir en
repudio al golpe militar que derrocó a Yrigoyen). Durante la década
Infame, Frondizi tomó contacto en la clandestinidad con jóvenes
radicales, y conoció, incluso, la cárcel.
En 1954, fue elegido presidente del Comité Nacional de la Unión
Cívica Radical. Sus múltiples compromisos políticos no le impidieron
dedicarse a la actividad intelectual y así fue como a fines de ese año
publicó Petróleo y Política, libro en el que expone y denuncia la
actividad de las empresas petroleras en Argentina, proponiendo el
monopolio de YPF sobre el sector. El libro se transformó en un "best
seller" al año siguiente, durante los fogosos debates sobre los contratos
petroleros firmados por Perón y la Standard Oil de California, y
posicionaría a Frondizi en un primer plano de la escena política
nacional.
SISTEMA POLÍTICO
“Integración”
La propuesta política de Frondizi contemplaba la integración política –de las masas- y la
“reconciliación” de todos los argentinos.
Su concepción política, la “teoría de los factores de poder” lo llevó a
darse cuenta que en la Argentina, los grupos de presión tenían más
La “teoría de los
importancia que los partidos políticos. Por eso su gobierno atendió
factores de poder” especialmente sus relaciones con los sindicatos obreros, el Ejército
17
Primeras medidas
políticas
La Iglesia
Las Fuerzas
Armadas
La educación
y la Iglesia al tiempo que descuidó la relación con los partidos
políticos, incluso a su mismo partido.
Conocedor de lo precario de su situación, con votos “prestados” y vigilado
por los militares, Frondizi aceleró los primeros pasos de su política. En los
primeros meses de su gobierno, comenzó pagando sus deudas con los
peronistas: el Congreso votó una ley de amnistía en relación a los
presos políticos peronistas y sancionó la Ley de Asociaciones
Profesionales, que restablecía un sindicato único por actividad,
también aumentó un 60% los salarios, congeló los precios, aumentó
las pensiones y redujo las tarifas de los transportes.
Frondizi en verdad estaba cumpliendo su parte del acuerdo con Perón.
Pero pronto comenzaron a hacerse sentir las presiones de las
corporaciones tradicionalmente más poderosas: la Iglesia y los
militares, representantes a su vez de los grandes grupos económicos
nacionales y extranjeros, que veían con creciente preocupación el rumbo
que parecía tomar el gobierno.
Para Frondizi, la Iglesia era un factor de unidad de la sociedad ya que
la fe católica era profesada por la mayoría de los argentinos. Por esa
razón, Frondizi cuidó muy bien de sus relaciones con esta institución. Por
su parte, la Iglesia logró un objetivo largamente anhelado: se eliminó
el monopolio del Estado sobre la enseñanza. Las discusiones y
enfrentamientos en torno a este tema llegaron a movilizar a miles de
personas de ambos bandos.
Con las Fuerzas Armadas, la situación fue más difícil. Jaqueado
continuamente por planteamientos militares, el gobierno fue
cediendo en todas sus posiciones. Aceptó desde la implantación del
Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) hasta la imposición
del ministro Alsogaray que puso en marcha un plan de estabilización
con devaluación, congelamiento salarial y contención del gasto
público.
Universidades privadas. Frondizi se pronunció en contra del monopolio
estatal de la educación. Con la nueva Ley de Educación Superior, se
permitía la existencia de universidades privadas y la proliferación de
escuelas secundarias privadas, confesionales y laicas. El debate
concentrado en el slogan “Laica o Libre”, produjo una amplia movilización
de distintos sectores. La votación de la ley produjo el alejamiento de los
sectores progresistas de la cultura que habían dado apoyo al frondicismo.
La mayoría de las nuevas universidades privadas pertenecieron a la
18
Iglesia.
Universalización de la escuela primaria. Durante su gobierno se logró
la democratización y efectiva universalización de la escuela primaria,
dado que la sociedad industrial no podía funcionar con el analfabetismo ni
tampoco con las altas tasas de deserción escolar.
Enseñanza técnica e investigación científica. Estas áreas fueron
preferenciales. Se privilegiaron los rubros que tendrían más efectos
reproductivos, como el CONET y el CONICET.
Política exterior
En un intento de mantener a América Latina bajo su influencia y apartarla
de la influencia cubana, el presidente John Kennedy lanzó la Alianza
para el Progreso, un programa de ayuda económica, política y social
de EE. UU., para América Latina que operó entre 1961 y 1970. El
gobierno de Frondizi, sin embargo, decidió no alienarse
automáticamente con la política de EE.UU en todo aquello que tuviera
que ver con Cuba. De hecho, se entrevistó con el “Che” Guevara y en la
reunión de cancilleres de la OEA, realizada en Punta del Este en 1962
para excluir a Cuba del sistema interamericano, la delegación argentina se
abstuvo de votar. Pero este acto de independencia del gobierno habría de
durar poco ya que los militares hicieron un nuevo planteo y el gobierno
argentino tuvo que romper relaciones con la isla.
MODO DE INTERVENCION DEL ESTADO
“Desarrollo”
El proyecto desarrollista de Frondizi fue elaborado por hombres de negocios, jóvenes empresarios y
técnicos. Frondizi y Frigerio consideraban que la Argentina era un país subdesarrollado por
su incapacidad para sostener el crecimiento sostenido de sus fuerzas productivas. El eje era
el desarrollo de la industria intermedia, con el aporte de capitales y tecnología extranjeros.
Frigerio resumía el plan en estos términos: “cerrar la puerta al artículo foráneo, para abrir de par en
par la puerta a la fábrica que lo produciría aquí”.
Según Quiroga (1985) si hacia 1955, el crecimiento industrial se había
apoyado en la ampliación del mercado interno, el nuevo proceso que se
iniciaba en 1958 tendía como eje dinámico a las grandes firmas
multinacionales, estando por lo tanto la nueva etapa de industrialización a
cargo del capital extranjero.
Este modelo sustitutivo de importaciones –concentrador- está basado en la
19
El programa
desarrollista
expansión de la producción de bienes suntuarios a los que tiene acceso un
sector reducido de la población que concentra altos ingresos.
Este modelo, a grandes rasgos, se proponía los siguientes objetivos
siguiendo a Muro de Nadal:
1) Crear una infraestructura adecuada: transportes, siderurgia,
autoabastecimiento de combustible y energía
2) Desarrollar las industrias nacionales en todos los sectores y
reemplazar las importaciones por artículos elaborados en el país
3) Poner el agro al servicio de la industria
4) Aumentar las exportaciones, especialmente las no
tradicionales
Leyes de inversión. El nuevo modelo llevó a la sanción de leyes de
radicación de capitales y de promoción industrial. Mediante ellas, se
aseguraba a los inversores extranjeros la libertad para remitir ganancias
y repatriar el capital. Además, se establecía un régimen especial a las
inversiones en sectores claves para la nueva etapa de desarrollo: la
siderúrgica, la petroquímica, la celulosa, la automotriz, la energía y
naturalmente el petróleo, al que todos los diagnósticos señalaban como el
mayor cuello de botella del crecimiento industrial.
1° Etapa
económica
“Desarrollo”
1958
Petróleo. Frondizi era un especialista en el tema (recordemos, como ya
mencionamos al comienzo, su libro Petróleo y Política). En 1958 el
Presidente anunció la firma de varios contratos con empresas
norteamericanas que operarían por cuenta de YPF, con el propósito de
lograr el autoabastecimiento de los hidrocarburos. YPF, por su parte, se
comprometía a comprar el petróleo que extrajeran las empresas, pagándolo
con divisas. No se pensaba en exportar petróleo sino sólo en el
consumo interno. Si bien el gobierno no admitió que el petróleo extraído
era más caro que el importado, los contratos posteriores fueron mejorando
las condiciones de los primeros, cuyos defectos eran fruto de la necesidad
de atraer empresas inversoras. A los tres años se logró prácticamente
todo el abastecimiento.
Resultados. Los resultados de estas políticas fueron notables: las
inversiones extranjeras, de alrededor de 20 millones de dólares en 1957,
subieron a 248 en 1959, y cien más en los años siguientes (Alori, 1998). La
producción de acero y automotores creció de modo espectacular y se
llegó al casi autoabastecimiento del petróleo.
20
Inflación. A partir de 1959, los desarrollistas tuvieron que afrontar graves
dificultades en la balanza de pagos y una fuerte inflación
2° Etapa
económica
“Estabilidad”
1959
Plan de Estabilización. En 1959, cuando el nuevo ministro de Hacienda
Álvaro Alsogaray (que había sido impuesto al presidente por los militares)
anunció el plan de estabilización, anteponiendo este factor, la
estabilidad, por encima del desarrollo. La política de expansión
económica debía estar subordinada ahora al saneamiento financiero y a la
política de estabilización monetaria. Según Alsogaray, era necesario
reducir el gasto público y racionalizar los salarios, que no podían ser
mayores a los incrementos en la productividad.
Entre las medidas principales sobresalen:
1) La privatización de algunos servicios públicos
2) El despido de personal del Estado
3) Disminución de las barreras aduaneras
4) Disminución de la construcción de obras de infraestructura
Con estas medidas se iba anticipando e imponiendo la filosofía económica
del neoliberalismo. Sin embargo, a raíz del poco éxito y gran descrédito de
la derecha conservadora, estas medidas no lograron imponerse fácilmente.
Dos décadas más tarde, la dictadura cívico-militar “resolvería” el problema
de la indisciplina de los trabajadores a través de la represión física –con el
terrorismo de Estado- y de la “represión” económica -la desindustrialización.
Un ejemplo paradigmático de las tensiones entre el gobierno y los
trabajadores fue la huelga en el frigorífico Lisandro de la Torre. En enero
de 1959, en medio de la política de racionalización y privatizaciones de
empresas estatales que propiciaba el gobierno estalló un conflicto que se
teñiría de ribetes insurreccionales. Los trabajadores del Frigorífico Nacional
Lisandro de la Torre rechazaron el intento de privatización de su fuente de
trabajo. Paralizaron las actividades y a partir de una multitudinaria
asamblea, decidieron tomar el establecimiento para evitar su venta a la
CAP (Corporación Argentina de Productores). Y el barrio de Mataderos
acompañó la medida. El gobierno decretó el Estado de sitio, intervino el
frigorífico y recurrió al ejército para sofocar la huelga. Las tanquetas de las
fuerzas del “orden” tiraron abajo el portón del frigorífico y lograron penetrar.
Terminaron con la huelga, con las pretensiones y con la insurrección de los
trabajadores y del barrio todo. El hecho desbordó los límites del Lisandro y
despertó la solidaridad de numerosos gremios que llamaron a sumarse a
las medidas de fuerza.
Y también en ese mismo año, 1959, mientras en el Caribe la isla de Cuba
21
se acomodaba a los sucesos de su revolución, aparecía la primera
guerrilla en Argentina: el Ejército de Liberación Nacional Uturuncos,
de filiación peronista, que respondía al liderazgo de John William Cooke,
vocero de Perón hasta 1958. Eran tiempos difíciles para el presidente
Frondizi.
Plan Conintes. El plan de estabilización económica hizo que el
descontento social alcanzara un punto álgido. Los peronistas, a través de
los sindicatos, respondieron con más resistencia, huelgas y sabotajes. El
gobierno contraatacó con el Plan Conintes (Conmoción Interna del
Estado) que ponía en manos militares la represión de todo tipo de
manifestación obrera o motín interno, siendo este un claro
antecedente del posterior terrorismo de Estado. Durante su aplicación
las protestas disminuyeron (los dos millones de jornadas laborales perdidos
por huelga en 1959 se redujeron a una décima parte), y las cúpulas
gremiales se vieron acorraladas entre las presiones de los sectores
combativos y el riesgo de perder su legalidad que les permitía ejercer el
cargo.
3° Etapa
económica
“Reactivación”
1961
En 1961, Alsogaray presentó la renuncia, comenzando una nueva etapa
desarrollista, pero ya sin sustento político. Los desarrollistas llamaron a esta
etapa de “restablecimiento del ritmo y extensión del desarrollo”. El objeto
era por lo tanto modernizar el aparato estatal, reactivar el desarrollo y
ampliar a los sectores involucrados en él. Sin embargo, no tuvo tiempo ni
impulso político para ejecutarse.
Fin del gobierno de Frondizi
1962
Elecciones. En marzo de 1962 se realizaron elecciones de diputados nacionales y
gobernadores. En ellas, el gobierno permitió la participación de los peronistas con el nombre
de “Unión Popular”. Frondizi confiaba en que no triunfarían suponiendo el desgaste del
movimiento por la ausencia de su líder. Sin embargo, los resultados de las elecciones dieron el
triunfo a los candidatos de Perón en varias provincias, incluida Buenos Aires.
Fuerzas Armadas. Pronto se sintió el disgusto de los militares por la posición de Frondizi de
aceptar los resultados. Las FF.AA obligaron al presidente a anular los comicios e intervenir las
provincias donde los peronistas habían ganado y, pese a la aceptación de estos
condicionamientos por parte de Frondizi, los militares igualmente decidieron derrocarlo el 28
de marzo de 1962. Aunque efectivamente Frondizi fue derrocado por las FF.AA, el cargo de
22
presidente fue cedido a un civil: José María Guido. Así se resguardaban “las formas legales y
democráticas”, pero en la práctica ejercía el gobierno las Fuerzas Armadas. Lo que se
denomina un “golpe blanco”, enmascarado de gobierno civil.
José María Guido
(1962-1963)
Asunción
El comandante en jefe del Ejército, el General Poggi, se ofreció a asumir como presidente de facto,
pero los civiles se le adelantaron y las FF.AA accedieron. José María Guido, presidente
provisional del Senado, juró como Presidente de la Nación ante la Corte Suprema de Justicia
y seguidamente se instaló en la Casa Rosada aunque el poder real y efectivo lo tuvieron las FF.AA.
Medidas políticas
 Anuló los comicios de marzo
 Dictó normas proscriptivas hacia el comunismo y el peronismo.
 Modificó la Ley de Acefalía, cambiando el plazo dentro del cual deberían
celebrarse los comicios
 Modifico el sistema electoral, para que los partidos tuvieran representación
proporcional
 Ejecutó una revisión de la Ley de Asociaciones Profesionales a fin de impedir la
instrumentación política de los sindicatos
Es de destacar que la actitud tomada por Guido fue ampliamente respaldada por Frondizi que
aconsejó a sus hombres de partido que colaboraran con él para evitar tanto un nuevo golpe de
Estado como una guerra civil.
Política económica
Durante el breve periodo del gobierno de Guido, cinco ministros de clara orientación
conservadora pasaron por Economía, entre los que se destacan:
1) Federico Pinedo: abrió el mercado de cambios, devaluó fuertemente la moneda y
aprobó la suba de precios en los servicios públicos
2) Álvaro Alsogaray: redujo el gasto público y eliminó la protección aduanera,
allanando el terreno para mayores inversiones
23
3) y José Alfredo Martínez de Hoz: aplicó planes de estabilización monetaria con
efectos regresivos en la producción
Azules y colorados
Como presidente, Guido tenía el rol de cubrir las formalidades republicanas, aunque el verdadero
poder estaba en las FF.AA, aunque estas se encontraban escindidas en dos grandes grupos
diferenciados en torno a su posición con el peronismo:
1) Azules: pensaban que, si bien Perón había sido demagógico, su existencia había evitado
que los obreros se volcaran al comunismo. Por eso podían aceptar al peronismo sin
Perón. Además, adoptaron una línea “profesionalista”, declarando que no era de su
competencia las deliberaciones políticas
2) Colorados: Los colorados eran antiperonistas y llegaban incluso a considerarlo
sinónimo de comunismo
Durante 1962-1963 ambos bandos se enfrentaron en dos oportunidades. En septiembre de 1963,
el grupo azul derrotó definitivamente al colorado. Su líder, el general Onganía, fue nombrado
comandante en jefe del Ejército.
Elecciones 1963
El gobierno de Guido llamó a elecciones. En esa transición política se formó UDELPA (Unión del
Pueblo Argentino), que llevaba a Pedro E. Aramburu como candidato a presidente. El
convencimiento de que el radicalismo no tenía chances para esa elección, dado que todo apuntaba
a la victoria de UDELPA, hizo que Ricardo Balbín, presidente de la UCRP, designara como cabeza
de fórmula a Arturo H. Illia, un médico de la localidad cordobesa de Cruz del Eje. La proscripción
del peronismo siguió en pie. Desde el exilio, Perón recomendó nuevamente a sus seguidores la
estrategia del voto en blanco. El Dr. Arturo Illia fue electo presidente con el 23 por ciento de los
votos emitidos.
24
Arturo Illia
(1963-1966)
En los resultados electorales, la formula de Illia se constituyó en 1963 en la primera minoría
con menos del 25% de los votos, seguida por alrededor de un 20% en blanco. Con ese
porcentaje, la UCRP llegó al gobierno en una posición muy débil. Además, el antiperonismo del
partido se vinculaba con los militares colorados y el Ejército estaba en manos de los azules.
Dentro del abanico de tendencias del partido, tuvo simpatías por las posiciones más
progresistas. Su presidencia se definió por el respeto a las normas, la conducta intachable y
la decisión de no abusar de los poderes.
SISTEMA POLITICO
Críticas
Prensa
Las críticas a su gobierno se centraron en su modalidad de gobierno,
tachada de irrealista e ineficiente, revelando el escaso aprecio que existía en
la sociedad argentina por las formas democráticas e institucionales
La libertad de prensa funcionó en forma irrestricta. De hecho, muchas
publicaciones de la época se convirtieron en usinas del golpismo, sin que el
Gobierno limitara sus publicaciones, así como tampoco se preocupó
demasiado en difundir los actos positivos de su gobierno.
CGT. Este aspecto fue quizás el más crítico de su gestión, dada la
importancia de la CGT peronista y la negativa de la misma a considerar
legitimo un gobierno que había aceptado el poder que emanaba de unas
elecciones con un partido proscripto. El gobierno nunca logró mantener un
diálogo fluido con la CGT.
Legislación laboral. En este aspecto, el gobierno sancionó un Código de
Trabajo y Seguridad Social que aseguraba la participación de todos los
trabajadores en la elaboración de las disposiciones que los afectaran. Pese a
estas políticas de conciliación, Illia no logró imponerse e impedir los sabotajes.
Relación con la
CGT
Plan de lucha. En 1964 la CGT implementó un “plan de lucha” que incluía
la ocupación pacífica de los establecimientos fabriles (casi 11 mil)
25
agudizando los problemas del gobierno. Para entonces, muchos dirigentes
sindicales estaban tratando de disputar el liderazgo de Perón, para quien
cada vez era más difícil manejar el movimiento a distancia. Para Vandor, el
plan de lucha tenía más de un objetivo:
-por un lado, debilitar al gobierno y demostrar a los empresarios y
militares cuál era su verdadera fuerza para negociar.
-por el otro, aparecer como el único líder capaz de manejar a las mayorías
obreras, fuera frenándolas o movilizándolas. Esta actitud lo enfrentó con el
sector “combativo” de la dirigencia sindical que denunció su intento de
reemplazar a Perón en la conducción del movimiento.
¿Peronismo sin
Perón?
Vandor. La estrategia vandorista era, en ausencia de Perón, invocar su
nombre, usar el poder de presión que le daba la capacidad de movilizar
sindicatos obreros y el control de los votos peronistas, para liberarse de la
tutela del líder. Un peronismo sin Perón, quizás con un sesgo “laborista”,
permitiría su admisión en el juego electoral sobre todo después del fracaso del
“Operativo Retorno” de Perón en 1964. La actitud a seguir ante la estrategia de
un “Peronismo sin Perón” dividió a la CGT en dos tendencias: la CGT “Leales”
–vandorista- y la CGT “De pie junto a Perón” organizada alrededor del líder
sindical del gremio del vestido José Alonso.
En marzo de 1965, el peronismo participo de las elecciones
parlamentarias obteniendo el 36% de los votos con el nombre de Unión
Popular, que obedecía a Vandor. Cuando el objetivo del líder metalúrgico
parecía a punto de lograrse, Perón, impedido de su retorno, envió al país a su
esposa María Estela Martínez (conocida como “Isabel”) como su representante
personal. Isabel reunió a todos los opositores de Vandor. Ambos bandos se
midieron en las elecciones provinciales de Mendoza. El candidato de Vandor
fue derrotado y el centro de las decisiones del movimiento volvió a estar
en la residencia de Perón en Madrid.
Fuerzas
Armadas
Desde septiembre de 1962 los militares azules se asociaron con
sociólogos expertos en comunicación social que fueron encargados de
perfilar una nueva imagen del ejército. La tarea se centraba en particular en
la figura de Onganía. Los comunicadores presentaron al ejército como
legalista, obediente al poder civil y no deliberativo. En realidad se trataba de
un “profesionalismo” a medias ya que, en palabras del propio Onganía, la
“obediencia cesa si se produce al amparo de ideologías exóticas un desborde
de autoridad que atente contra los principios del sistema republicano”. Además,
según este sector, muy a tono con la Doctrina de Seguridad Nacional, las
26
FF.AA debían estar asociadas al desarrollo del país y no mantenidas al
margen de los desafíos que este planteaba. Finalmente, luego de muchos
roces, Onganía renunció en abril de 1965 para dedicarse a preparar una
conspiración. Se iniciaba la cuenta regresiva del golpe.
Política exterior
Illia intentó llevar adelante una política exterior independiente de las directivas
de EEUU(voluntad que quedó patentada, como veremos más adelante, en el
rechazo a los contratos petroleros que habían surgido bajo el gobierno de
Frondizi) Mientras EE.UU acentuaba las presiones militares para convertir los
ejércitos del continente en aliados en la lucha contra el enemigo interno y la
subversión comunista, Illia adhirió al “Grupo de los 77” de las Naciones
Unidas, formado por países asiáticos, africanos y latinoamericanos que
buscaban emprender una acción común para lograr su desarrollo. Pero a
diferencia de los países “No Alineados” que trataban de corregir el
desequilibrio histórico entre el norte y el sur, los “77” se ocuparon de
negociar con el norte, en nombre del sur.
El grupo de los 77 nace como iniciativa de los países del Tercer Mundo y
del Movimiento de los No Alineados para tener un instrumento dentro de
las Naciones Unidas a fin de influir en la política económica de las
grandes potencias, a través de mejoras en los términos de intercambio,
promover la exportación a los países del Primer Mundo, tarifas
compensatorias y mejores precios para las materias primas. Así como los
países del Primer Mundo tenían el GATT, los del Tercer Mundo crearon su
propio ente. La influencia del Grupo de los 77 fue muy grande en
convertir a las Naciones Unidas en un foro donde se escuchara al Tercer
Mundo y a sus técnicos y economistas (González, N).
Con respecto a sus relaciones con Latinoamérica, se formo en 1965 el
Instituto para la Integración Latinoamericana (INTAL). Illia tenía la intención
de integrar en una estrategia común a la Argentina, Uruguay, Paraguay,
Bolivia y Brasil, para desarrollar la región conjuntamente, pero no obtuvo
el apoyo buscado. Estas ideas pioneras lograrían tomar forma recién en
1991 con la creación del MERCOSUR y más recientemente, en 2011, con
la UNASUR.
MODO DE INTERVENCION DEL ESTADO
Política
económica
En este aspecto, la economía tuvo un perfil muy definido, dado por un grupo
de técnicos con fuerte influencia en la CEPAL. Los criterios básicos del
“populismo reformista” (fuerte énfasis en el mercado interno, políticas de
distribución, protección del capital nacional) se combinaron con
27
elementos keynesianos: un Estado muy activo en el control y
planificación económica. En esa Línea, el Congreso votó la Ley del
Salario Mínimo, Vital y Móvil.
Frente al capital extranjero, se tomaron medidas que terminaron restando el
apoyo de los grupos trasnacionales y de organismos internacionales como el
FMI. Entre esas medidas, anuló los contratos petroleros e impulsó una ley
de medicamentos.
Los resultados no fueron los esperados. Ningunos de los grupos de poder
estaba conforme, ni la burguesía industrial nacional ni los obreros
organizados en sindicatos, mucho menos los grupos transnacionales y
los militares.
Petróleo
Ley de
medicamentos
En noviembre de 1963, Illia firmó los decretos 744 y 745, que derogaron los
contratos petroleros, declarados “nulos, de nulidad absoluta, por vicios
de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación”. Al
recordar aquella decisión, Illia aseguró que en una tensa conversación privada
con el subsecretario de Estado norteamericano, Averel Arriman, enviado por el
Presidente Kennedy, respondió lo siguiente cuando fue amenazado con la
suspensión de la ayuda económica al país: “La actitud del gobierno argentino
es irreversible. No tenemos más nada que conversar, hemos terminado la
entrevista (…) Los contratos que fueron suscritos a espaldas de la ley y de los
intereses económicos del país serán anulados. Yacimientos Petrolíferos
Fiscales será -de acuerdo con la mejor tradición argentina- la entidad
rectora de nuestro desarrollo energético.”
El sistema de salud fue extendido a todo el país, incrementándose las
partidas presupuestarias. En este rubro, sobresalió la Ley de
medicamentos. Dictada en 1964, dispuso el congelamiento de los precios
de los medicamentos y productos medicinales. Además, se designó una
comisión especial para analizar la calidad de los mismos y otra para
estudiar los costos. La reacción de los laboratorios fue inmediata, con
protestas de todo tipo y ocultando la información a las comisiones
investigadoras. Sin embargo, se lograron probar grandes irregularidades.
Cabe mencionar que a los diez días del derrocamiento de Illia, el general
Onganía liberó los precios de los medicamentos, circunstancia que indica
cual fue la presión efectiva que ejercieron los laboratorios durante la gestión de
1963-1966.
28
Derrocamiento de Illia / 1966
El 28 de junio de 1966, el gobierno de Illia cayó –según se ha dicho- como una fruta madura. El
general Julio Alsogaray, de grandes contactos con la diplomacia norteamericana, desalojó
personalmente al Presidente de la Casa Rosada, tras un tenso careo en los despachos. Apenas
alguna manifestación en Córdoba intentó detener lo inminente. Illia no era el hombre fuerte que
buscaban los sectores del poder, alguien que pudiera encarar una profunda transformación en su
beneficio y aceptar que el agente de la modernización del país fueran las Fuerzas Armadas.
Había emergido también el general Juan Carlos Onganía y con él, una nueva etapa en la historia
argentina.
Presidentes
Eduardo Lonardi
(sep. 1955- nov. 1955)
Pedro Aramburu
1955-1958
Ideología/Partido
Tipo de gobierno
(Nacionalismo
católico, en contra
Revolución Libertadorade Perón pero no
Golpe militar
de las bases)
(en contra de
Perón y de sus
bases populares)
José María Guido
Revolución LibertadoraGolpe militar
Gobierno Civil
Poco antes de terminar
su mandato es
derrocado por dejar al
peronismo presentarse
a las elecciones
Gobierno Civil, pero
representante de las
FFAA.
Cumple su corto
mandato y llama a
elecciones. El
peronismo sigue
proscripto.
Gobierno Civil
A los tres años de
gobierno, deja el poder
por un golpe de Estado
al mando del Gral.
(UCR
Intransigente)
(UCR del Pueblo)
1962-1963
Arturo Illia
1963-1966
Renunció a los dos
meses por presiones
internas del sector
representado por
Aramburu
A los tres años llama a
elecciones
proscribiendo al
peronismo
Arturo Frondizi
1958-1962
Fin del mandato
(UCR del Pueblo)
29
Onganía.
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MATERIALES Y PROPUESTAS DIDÁCTICAS
 1955-76 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA
Lee detenidamente los siguientes testimonios y documentos en los que pueden advertirse los
problemas y tensiones explicados en el texto 1955-66.
Los documentos 1, 2, 3 y 4 corresponden a la etapa denominada Resistencia Peronista. (a
partir del derrocamiento de Perón en 1955)
a) Identifica las características del sistema político del período
b) ¿Cuáles son las “nuevas formas de hacer política”?
c) ¿En qué aspectos se advierte la constitución de un sistema político dual?
d) ¿Cuáles son las estrategias de los sectores excluidos para cuestionar la
proscripción/exclusión?
1.- Testimonio de César Marcos
“En 1955 fue la caída. Entonces, el cielo entero se nos vino encima. El mundo que conocíamos, el
mundo cotidiano, cambió por completo. La gente, los hechos, el trabajo, las calles, los diarios, el
aire, el sol, la vida se dio vuelta. De repente entremos en un mundo de pesadilla en el que el
peronismo no existía. Todo fue anormal. Como fue anormal, absurda, alucinada, la odisea de la
Resistencia peronista. Éramos pigmeos que debíamos luchar contra gigantes. Y una vez más, el
mosquito debió luchar contra elefantes. Unos cuantos locos sueltos comenzamos a escribir en las
paredes y a llenar los mingitorios de grafitos. (…). La dictadura de la ‘libertadora’ se había propuesto
barrernos totalmente de la historia y la geografía. Nosotros enfatizamos la propaganda callejera
mural y escrita (…). Incansablemente, sin tregua, sin pausa, nos aplicamos a emborronar paredes.
Después (…) pasamos a los volantes, a los panfletos, los pequeños pasquines, los informativos. (…)
Además, (…) la ‘libertadora’ se había empeñado en ‘desterrar el mal gusto impuesto por peronistas’
y sustituirlo por la cultura de las señoras gordas. Pero la tiza y el carbón vencieron una vez más. Y
esta obra fue realizada por el pueblo anónimo que, como Martín Fierro, figura en todas las listas,
pero en las de pago no (…)”
31
En Caraballo, Charlier, Garulli. Documentos de historia argentina 1870-1955, EUDEBA.
2.- “Compañero: la orden de Perón es votar en blanco. Se vota en blanco pegando el sobre en el
cuarto oscuro, sin nada adentro o con un papel absolutamente limpio, sin una palabra ni una raya. Si
usted se saca el gusto escribiéndoles a los tiranos: ‘asesinos’, ‘canallas’, hijos de p…’ o cualquier
otra de las cosas que se merecen, usted anula el voto. Y necesitamos votos en blanco, que sumen,
no votos anulados, que desaparecen.
Vote a Evita votando en blanco. Vote a Valle y compañeros héroes asesinados votando en blanco.
Castigue a los tiranos entreguistas, Aramburu y Rojas votando en blanco. Es ésta la única consigna
(…) Está en sus manos aniquilar con su voto en blanco a la tiranía oligárquica entreguista”
Comando sindical peronista, 1957 En Roberto Baschetti, Documentos de la Resistencia
peronista.
3.- “No teníamos armas, no podíamos hablar, ni votar, ni hacer nada. No teníamos explosivos; el
sabotaje era la única manera que teníamos de enfrentar esta banda que nos explotaba. No teníamos
libertad de prensa, nada. Todo lo que teníamos era el Decreto 4161 que decretaba que con solo
mencionar a Perón podíamos ir en cana. No podíamos tener ni siquiera una foto de Perón en
nuestras casas. Así que recurrimos a los ‘caños’ [trozos de caños rellenos con explosivos].”
Juan Carlos Brid, (militante de la resistencia). En Daniel James. Resistencia e integración.
4.- Levantamiento 9 de junio de 1956
En un contexto político de movilización y resistencia, -sabotajes a la producción, huelgas violentas-,
se produjo, en junio de 1956, un levantamiento armado encabezado por militares peronistas, los
generales Valle y Tanco. La intentona fue sofocada. La revolución “libertadora” respondió con todo
rigor, ordenando la ejecución, no sólo de los cabecillas, sino también de aquellos militares y civiles
sospechados de participación en el alzamiento. Los fusilamientos de civiles en los basurales de José
León Suárez fueron reconstruidos por la prosa magistral de Rodolfo Walsh en “Operación Masacre”.
Odio
“La matanza de junio ejemplifica pero no agota la perversidad de ese régimen. El gobierno de
Aramburu encarceló a millares de trabajadores, reprimió cada huelga, arrasó la organización
sindical. La tortura se masificó y se extendió a todo el país. El decreto que prohíbe nombrar a Perón
o la operación clandestina que arrebata el cadáver de su esposa, lo mutila y lo saca del país, son
expresiones de un odio al que no escapan ni los objetos inanimados, sábanas y cubiertos de la
Fundación [Eva Perón] incinerados y fundidos porque llevan estampado ese nombre que se concibe
como demoníaco. Toda una obra social se destruye, se llega a cegar piscinas populares que evocan
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el ‘hecho maldito’, el humanismo liberal retrocede a fondos medievales: pocas veces se ha visto aquí
ese odio, pocas veces se han enfrentado con tanta claridad dos clases sociales”
Rodolfo Walsh, “Aramburu y el juicio histórico”, en Rodolfo Walsh, Operación Masacre,
Ediciones de la Flor, 1972.
Documentos 5, 6 y 7:
a) Relaciona estos fragmentos con el comportamiento del sector liberal y su relación con las
fuerzas armadas.
b) ¿Qué rol le asigna Mariano Grondona a las fuerzas armadas? ¿Cuestiona la interrupción de
gobiernos democráticos o semi-democráticos? ¿Cuáles son sus argumentos?
c) ¿Cuáles son los alineamientos sociales frente al golpe de Onganía según O’Donnell?
5.- “Vidas paralelas”
“Todos los regímenes políticos contienen fuerzas de reserva que aparecen solamente en las horas
de crisis. En las naciones estables, estas fuerzas son apenas conocidas. En las naciones inestables,
ocupan el centro del escenario. (...)
Entre 1958 y 1962, un hombre, el teniente general Aramburu, reforzó esa reserva institucional con su
prestigio personal. A partir de 1962 comienza una profunda revisión en la estructura de nuestras
fuerzas de reserva. (...) El teniente general Onganía crece y se afirma hasta desplazar al teniente
general Aramburu. (...)
El hombre de reserva debe ser ‘representativo’: no tiene que estar identificado con ningún partido y,
por consiguiente, todos los sectores deben ver en él a un aliado potencial. El hombre de reserva
debe estar, también ‘disponible’, es decir, abierto a ‘cualquier’ eventualidad política o institucional.
(...) El hombre de reserva, entonces, debe evitar con infinito cuidado los combates menores para
tener sus fuerzas intactas en la batalla central. Finalmente, esta estrategia reclama una suprema
virtud política: la virtud de la espera.”
Mariano Grondona. Primera Plana, 28 de diciembre de 1965.
6.- “El tirano es un monstruo, el dictador es un funcionario para tiempos difíciles” (Mariano
Grondona)
7.- Antecedentes del golpe. “El golpe de junio de 1966 venía siendo abiertamente discutido y
propiciado desde por lo menos un año antes. Cuando el 28 de junio de 1966, los comandantes en
jefe de Ejército, Marina y Aeronáutica decidieron actuar, bastó con que el General Alsogaray,
acompañado de una pequeña escolta, obligara al Dr. Illia a abandonar la Casa Rosada. En las
Fuerzas Armadas casi no hubo oposición al golpe. Tampoco, salvo la actitud del Dr. Illia y sus
colaboradores, hubo intento civil por impedirlo. En los días siguientes fue claro que - salvo el Partido
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Radical expulsado del gobierno, algunos pequeños partidos y buena parte de los medios
universitarios - el golpe contaba con la aceptación de gran parte de la población y, por cierto, de casi
todas las organizaciones de la sociedad.”
Guillermo O’Donnell. El estado burocrático autoritario, 1982.
*8. Analizar las tapas de las revistas Primera Plana y Panorama.
¿Cuál es el “mensaje”?
¿Qué aspectos del Presidente Illía quieren resaltar?
Elaboren un texto breve que dé cuenta del rol desempeñado por estos medios gráficos
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