Eva Flores Rivera Prostitutas del mundo discuten sobre seguridad Eva Flores Rivera (38) de Bolivia, es una prostituta (trabajadora sexual). Vino a Holanda a reunirse con colegas de catorce países para aprender como practicar su trabajo de una manera más segura. Y de cómo pueden salir de la prostitución. “Tenía 17 años cuando tuve mi primer cliente. Fue en un bar. Me llevo una amiga allí. No era sin peligro. Éramos menores de edad y si la policía nos encontraba, hubiéramos terminado en la cárcel.” “Creo que fue negligencia” sonidos bajo su mano en la que Eva Rivera apoya su barbilla. “Así es como termine en la prostitución. Cuando era niña tenía muy poco amor por parte de mis padres, quienes se separaron. Crecí con mis abuelos”. Un mechón de cabello con pequeños rizos baila delante de las gafas oscuras de Eva. Ella está en guardia en el vestíbulo de uno de los hoteles NH en Ámsterdam. Pero ella tiene un carácter alegre. La prostituta ríe regular, la plata de alrededor de uno de sus dientes delanteros se ve expuestos. “No era sin peligro. Éramos menores de edad y si la policía nos encontraba, hubiéramos terminado en la cárcel.” Entretanto, es la madre de tres hijos (dos hijos de 10 y 19 años de edad, y una hija de 15) está involucrada en el trabajo sexual durante ya veinte años. "En la calle, en Cochabamba", dice ella. "Cerca del mercado, con diez otras mujeres. “ No quiero trabajar en bares y burdeles. Puesto que uno no puede dejarlos cuando uno quiere. Y uno siempre está luchando por conseguir dinero. Para uno poder subsistir necesita por lo menos cinco clientes al día.” “A algunos los conozco por un largo período de tiempo. Sé exactamente por mí misma lo que hago y no haré. El cliente paga 5 euros convertidos. Lo llevo a una habitación de un hotel cercano. El alquiler de la habitación me cuesta un dólar. Las prostitutas de la calle no nos perdemos de vista una de la otra." “Vamos a salir al rescate cuando un cliente ebrio está molestando. Si una de las mujeres permanece con el cliente por mucho tiempo, vamos a ver si ella está bien.” Rivera suspira. “El trabajo está acompañado de angustia. "Hay mujeres que mueren de SIDA. Dos de mis colegas fueron asesinadas. Por sus propios maridos. Una de ellas era una buena amiga mía. Recibí una llamada y corrí rápidamente al burdel donde trabajaba. Fue muy atemorizante. Ella estaba con sus manos y pies atados. Fue acuchillada”. "Bolivia es el país más pobre de América del Sur. "Muchas mujeres se ven obligadas a recurrir a la prostitución por las malas condiciones económicas", dice la monja Matilde Rodríguez Salvatierra (53). Ella ha dedicado la mitad de su vida - treinta años al cuidado de las prostitutas y acompañó a Rivera en su viaje a los Países Bajos. "Mis hijos saben sobre mi trabajo", dice la prostituta. "Mi madre se enteró a por rumores. Estaba furiosa. Ahora parece que han aceptado. A mi esposo lo conocí a través de mi trabajo. Él está muerto." “La vida de Rivera tomó un nuevo giro cuando las prostitutas bolivianas la eligieron para ser su representante en la mesa directiva de ONAEM, una organización que lucha para mejorar las condiciones de trabajo de las trabajadoras sexuales en Bolivia. "Tengo autoestima. Mi confianza creció. Me hizo un líder. Una luchadora. Con resultados. En consultas con el municipio las condiciones de trabajo para las trabajadoras sexuales ha mejorado”. "Ahora hay un sistema de fichas. Sin ficha no se puede trabajar como prostituta. Debemos pasar una revisión médica cada tres semanas. Muchas trabajadoras sexuales sólo trabajan con condón El número de trabajadoras sexuales infectadas por VIH es menor que las no -prostitutas en Bolivia. El trabajo también se ha vuelto menos peligroso. A las 21:00 horas salimos de la calle. Es hora de los transexuales”. "Rivera y ONAEM están siendo financiados por el Fondo de SIDA y la organización de desarrollo ICCO, ellos invitaron a prostitutas de quince países y organizaron una conferencia para ellas para compartir experiencias y explicar cómo se regula la prostitución aquí. "Nuestro país es líder en mejorar los derechos humanos y en la lucha contra el SIDA y el trabajo sexual.” dice Marieke Ridder del Fondo de SIDA. "El VIH a menudo afecta a los grupos más vulnerables, como ser el de las prostitutas", añade Willeke Kempkes de ICCO." Miramos juntos maneras de generar ingresos, además de la prostitución. Y nosotros estamos apoyándolos a mejorar las condiciones de trabajo y las leyes.” De Ridder dice que gracias a nuestro apoyo de cabildeo las prostitutas de Vietnam ya no están confinadas a campos de detención. Los ojos de Rivera brillan cuando le preguntaron cuál es su sueño. "Quiero salir de este trabajo”, dice." “Poco a poco. Estoy ahorrando para comprar un terreno donde pueda construir una casa. Entonces quiero abrir un restaurante. Yo puedo cocinar y tengo ya el equipo de cocina. Mientras tanto yo lucho por los derechos de las mujeres. Y doy de comer a mis hijos, en una lucha solitaria. Para que su vida sea mejor que la mía. Sólo he cursado secundaria. Mi hijo mayor está ya en la universidad. "