XXVI PRÓLOGO. prime ahora dicha obra, después de corregidas muchas faltas causadas por la premura del tiempo, y descuido con que se habia escrito la primera vez, y aumentada según lo han permitido mi avanzada edad y achaques habituales; pues si bien, en el concepto de los sabios, le faltará mucho para ser obra perfecta, servirá á lo menos para dar una noticia, aunque diminuta, de las inmensas riquezas de este ameno país; y al mismo tiempo se animarán y esforzarán otros á continuar el mismo trabajo. La historia, pues, de las plantas de Filipinas es digna empresa de un botánico de profesión, que merezca la confianza de los sabios, y cuya obra pueda aparecer sin rubor ante el público ilustrado de estos tiempos; mas, y o no he tenido maestros, ni herbarios, ni aun casi libros, cuando comencé á entender en esta materia. Mi única guía entonces era el Systema vegelabilium de Linneo. Adquirí después algunas obras del mismo autor, y la inmortal de Jussieu, con otros libros. Ha habido en todos tiempos en estas Islas sujetos apasionados á este género de estudios, los que si no han hecho más progresos, no ha sido ciertamente por desidia, sino por la escasez suma de libros sobre esta materia, por lo grosero del papel é imprentas y la incorregible torpeza de los indios amanuenses. Ayudados de circunstancias más favorables, no tendríamos que envidiar á otras naciones sus más famosos naturalistas. Increíble es lo que en estas Islas se ha escrito sobre todos asuntos; pero casi todo permanece inédito por las mismas causas. Pero ciñéndome á las ciencias naturales, siempre serán acreedores á una eterna gratitud los P P . Clain, Delgado, Mercado, y Santa María: los dos primeros de la Compañía de Jesús, el tercero Agustino, y el cuarto Dominico. De ellos me prima editione exciderunt; novisque descriptionibus auxi, quantum homini se-tate provecto, morbisque obnoxio licitimi fuit; et quamvis, ut opus sapientum sesti matione perfectum sit, multimi ei deerit, prodesse tarnen poterit, ut aliqua, brevissima licet, ingentium divitiarum amcenae hujus regionis cognitio habeatur; atque edam ut aliorum animi erigantur, incceptumque laborem prosequantur. Herbaria? igitur Rei professoris est plantarum hujus archipelagi incolarum historiam, sapientium consultatone dignam, aggredi; ast ego, cum liane materiali! tractare inccepi, nec magistros, nec herbaria, nec fere libros habui; tantum mihi dux erat per id temporis Linnœi opus Systema vegetabilium; posteà alia ejusdem auctoris opera, atque nunquàm satis laudandum Juissisei Opus, in manus meas pervenerunt. s Fuerunt omni tempore iis in insulis studiosissimi naturse investigatores, qui, si progressus laboribus pares non sunt assecuti, id, non certe inertise, sed librorum bac de re tractantium penuria?, necnon papyri, typorumque rusticitati et naturali indonnii amanuensium hebetudini, est tribuendum; felicioribusque in adjunctis, nihil dubium quin aliarum gentium prseclarissimos natura indagatores fuissent eemulati. Incredibile dictu est, quanta iis in insulis omni de re sint scripta; sed fere omnia prœdictis de causis usque adhuc inedita manent. Sed ut de scientiis naturalibus tantum loquar, seternae gratitudinis semper digni erunt RR. admodùm PP. Clain, Delgado, Mercado et Santa Maria; horum primi duo Societatis Jesu, tertius Augustinianse, quartusque Dominicans iamilia?, alumni fuerunt. Horum -scripta in hoc opere elaborando maxime mihi profuerunt. P. Clain, prêter