¿Está muriendo el universo? Por Walter J. Albersheim, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Desde la edad de piedra, el hombre ha estado especulando acerca de la naturaleza del mundo y de aquello que le rodea. Las tribus primitivas, creyeron que la Tierra era una capa gruesa y plana, rodeada por el océano y sostenida por el lomo de un elefante o tortuga gigante. Los filósofos griegos más sofisticados consideraron a la Tierra como una esfera al centro del universo, rodeada por otras esferas de cristal tales como la del Sol, la Luna, planetas y estrellas que rotaban en armonía y a su vez giraban al derredor de la ardiente bóveda celeste, morada del Dios Supremo. Cuando fueron reconocidas las grandes distancias de los cuerpos celestiales, los astrónomos admitieron que era la Tierra la que giraba en un universo relativamente estable. Después de la invención del telescopio se descubrió que el Sol es más grande que la Tierra. Por esta nueva concepción del hombre, el Sol vino a ser el regente del sistema solar y comenzó a comprender que la Tierra es uno de los planetas menores. La astronomía moderna descubrió que el Sol a su vez, es justamente, uno entre muchos millones de estrellas de nuestra galaxia, la vía láctea y que la nuestra es solamente una de un número incalculable de galaxias. La mayor parte de las galaxias visibles, también parecen estar viajando separadamente a una velocidad uniforme como si hubieran sido expelidas, por una tremenda explosión. Esta vista moderna del universo es grandiosa en el telescopio, pero deprimente desde esta perspectiva. Es penoso estancarse por dos razones. Primera, una ley básica de termodinámica declara que la entropía de cada sistema cerrado crece irrevocablemente con el tiempo. Cosmológicamente, esto significa que el impulso sostenedor de las galaxias, soles y planetas en sus transcursos y rotaciones, está siendo gradualmente destruido por la fricción y radiación, y que todos los contrastes están siendo balanceados, lo cual hará que el universo se convierta en algo así como una "sopa tibia" incapaz de mantener la armonía, belleza y vida en sí mismo. Segundo, el esparcimiento de las partículas es acelerado por el hecho de que el mundo en su viaje separado, se extiende tenuemente dentro de la fría y vacía obscuridad del espacio intergaláctico. La única fuerza que podría atraerles de regreso juntos es la gravitación, pero la masa observable de las galaxias y nebulosas es insuficiente para anular esta expansión explosiva. La creencia de que el universo comenzó en un momento dado, alrededor de 10 billones de años atrás con una "explosión" gigantesca y que fue originada por deteriorización irreversible, es aceptable por la teología cristiana. La teoría de la "gran explosión" (Big Bang) se identifica más con la palabra "CREACION" y su decadencia, que culminará algún día con su destrucción, ha comenzado a ser visto como el "Día del Juicio Universal", día en el cual, el universo material se destruirá tan rápidamente como fue creado. Creación eterna Sin embargo, tal creencia no es compatible con la convicción mística de que el ser es eterno, y que el universo material es el cuerpo viviente de Dios, el cual es eterno, por lo tanto indestructible, de acuerdo con la ley de la conservación de la energía. Sin embargo, algunos de estos puntos no son aceptados por algunos astrónomos como Hoyle, quien aunque cree en la explosión del universo, no apoya la teoría de su decadencia, concluyendo que el crecimiento del espacio entre las galaxias expandidas es continuamente llevado por la creación de nuevos átomos que, eventualmente se condensan dentro de una nueva nebulosa, galaxias, soles, planetas y vida. Con respecto a la termodinámica, nos podemos referir a las palabras del gran Isaac Newton, quien expresó que toda ley física es válida tan sólo en sistemas cerrados, que carezcan de mentes inteligentes que lo compongan. Él implicaba con esto que Dios, la Inteligencia Creadora del universo, tiene y emplea el poder para conservar el universo en funcionamiento, así como también, para darle cuerda nuevamente al reloj del mundo antes de que éste se detenga. Este punto de vista de Dios como el "Divino Reactivador del Reloj", es repugnante para los místicos quienes creen, que las leyes de la naturaleza ya conocidas y las no descubiertas aún, son la expresión de la Inteligencia Divina y no soportan la intervención externa. Afortunadamente, es posible concebir un universo estable que no necesita una reactivación externa. Einstein y otros analistas de la expansión del universo reconocieron que, dada la suficiente magnitud de la densidad, la gravitación finalizará invirtiendo la expansión y atrayendo juntos a los mundos contra sí, quizás dentro de un colapso cataclísmico seguido por otro esparcimiento de partículas, (Gran Explosión, o Big Bang). Pero, ¿qué hay de lo progresivo, la conversión irreparable del principio ordenado de la materia dentro de la radiación esparcida, de acuerdo con la segunda ley termodinámica? La respuesta puede ser encontrada en los "Agujeros o Huecos Negros". La posibilidad de tales huecos fue postulada de acuerdo con las siguientes causas. El flujo de la luz y el calor de las estrellas, es consumido por la fusión del hidrógeno dentro del helio lo cual, ocasiona una pérdida de densidad y gran ganancia de energía. Cuando la fuente de este combustible es agotada, la estrella estalla por dentro atraída por la fuerza gravitacional de su propia masa. La envoltura externa se rompe como consecuencia del tremendo choque, y puede formar una supernova, la cual entonces se apagará dentro de la nebulosa. El núcleo es reducido a un tamaño pequeño con gran densidad; adquiriendo un peso de muchas toneladas. Dependiendo del tamaño de la estrella original, ella puede existir como una estrella blanca enana o una estrella de neutrones. Desde que comienza su rotación, el momentum de esta rotación debe ser mantenido, el período de rotación se acorta de semanas a fracciones de segundos, produciendo pulsaciones que son observadas por los astrónomos. Si la masa de la estrella es suficientemente grande, ni siquiera los neutrones podrán ser capaces de resistir la presión gravitacional de ésta. La estrella llega a un colapso hasta que tiene un tamaño muy pequeño, y en ese momento su campo gravitacional adquiere tanta fuerza que ni aún las ondas de luz pueden salir de su interior. La estrella se convierte en una trampa invisible o sea en un agujero o hueco negro. La existencia actual de tales identidades invisibles, fue detectada por su efecto gravitacional observado, en las estrellas visibles cercanas a ellas: ocasionalmente una estrella de una pareja de estrellas gemelas se convierte en un agujero negro. En tales casos la estrella gemela visible continúa su órbita alrededor del centro de la masa combinada desplazándose en movimientos giratorios observables. Además de esto, puede observarse cómo las emanaciones de gases que son producidas por la estrella gemela, son tragados por un agujero negro en forma de irradiaciones luminosas. Observaciones recientes demuestran que, en el centro de algunas galaxias, la masa es lo suficientemente concentrada como para causar terribles colapsos dentro de los agujeros negros, que pueden ser tan pesados como un millón de soles juntos. Estas grandes masas ocultas pueden explicar el por qué, algunas galaxias no viajan separadas sino en círculos, con un centro en común. Si la masa combinada de todos los agujeros negros es suficiente, la expansión del universo será retardada e invertida dentro de una contracción acelerada. Por ejemplo, si este fuera un universo que se estuviera expandiendo irreversiblemente, significaría que estaríamos en un universo inhabitable pulsante entre una expansión evolucionaria y una contracción devolucionaria. Esta pulsación es la frecuencia menor en la escala universal de vibraciones, teniendo un período de tal vez 100 billones de años. Al final de tal contracción, el universo entero se desintegraría dentro de unos pocos agujeros negros o uno solo. Tal destrucción de todos los mundos y de todos los seres vivientes, no le causa ningún temor al místico, que cree en la reencarnación después de la muerte bien sea, cuando haya sido individual o colectiva. Todavía no hemos analizado la ley estática del esparcimiento desordenado o entropía. Un indicio de que esto no puede aplicarse a la escala cósmica, está en la existencia de los agujeros negros con su inmensa concentración de energía, lo cual es una manifestación negativa de la entropía. Pero, ¿no serán estos tan sólo anormalidades locales, producidas por la incapacidad de recobrar la energía disipada, a través de las edades, por medio de las altas temperaturas de la radiación? ¡No, no es así! De acuerdo con la relatividad, el espacio tridimensional no es infinito sino curvo, finito como la superficie de una esfera de cuatro dimensiones. Con el colapso avanzado del universo, la densidad de su energía aumenta mientras su radio se contrae. No solamente las galaxias, sino también las vibraciones difundidas de la luz son siempre comprimidas, dentro de un pequeño volumen y siempre con gran densidad. Según se vayan acercando a los agujeros negros, éstos se las irán tragando y ya en ese punto su luz no podrá escapar más. Mientras la devolución se vaya completando, todo se irá agrupando hasta que el universo permanezca en un estado de quietud. ¿Cómo podrá llegarse al final de una muerte universal de esta larga noche de Brahma? Podemos suponer que será por la visión análoga de los elementos pesados que comienzan a ser inestables, a causa de su propia masa excesiva. La materia reunida del universo dentro del último agujero negro, estaría bajo extrema tensión y la velocidad de su superficie se acercará a la velocidad de la luz. Aunque esto pudiera ser cuantificado, la distribución del quantum está supeditada a los accidentes producidos por choques incidentales. Sin embargo, existe la probabilidad de que en el centro de un agujero negro haya una fisión latente. Cuando esta fisión ocurra, se producirá nuevamente el Big Bang, o sea, la explosión gigantesca de todo. La obscuridad universal se perderá en un brillo esplendoroso de luz, en donde en tan sólo microsegundos serán procreados neutrones y átomos de hidrógeno, y en esta forma renacerán al cabo de unos billones de años, nebulosas, galaxias y planetas capaces de tener vida, para comenzar un nuevo e interminable día de Brahma.