homosexualidad y lesbianismo - Seminario Metodista Pentecostal

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HOMOSEXUALIDAD
Y LESBIANISMO
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Por
Pablo Valdebenito Rousseau
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
PRIMERA PARTE
La Homosexualidad y el Lesbianismo en la Sociedad.
Pág. 3.
SEGUNDA PARTE
La Homosexualidad y el Lesbianismo en la Biblia.
Pág. 42.
2
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
PRIMERA PARTE
La Homosexualidad y el Lesbianismo en la Sociedad
3
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
4
INTRODUCCIÓN
La sexualidad humana ha sido, desde muy antiguo, un tema complejo desde los
puntos de vista social y ético. Sin embargo, en nuestra sociedad actual, ya desde
tiempos de Herbert Marcuse1 se viene proponiendo un estilo de vida sexual totalmente
libre. Una libertad que implique la satisfacción de todo deseo erótico, pero sin
restricciones sociales, religiosas o políticas. En tiempos más recientes, vemos que esta
filosofía se ha ido imponiendo a nivel global sobre la sociedad. Los avances
tecnológicos, como la Internet, han hecho que las costumbres de una determinada
región geográfica, se asimilen con prontitud en otro lugar distante del mundo. Así, no
ha resultado difícil que en los últimos años se haya propagado tanto el apoyo a las
prácticas de libertad sexual. Entre ellas, las prácticas homosexuales y lesbianas.
El fenómeno de la homosexualidad y el lesbianismo se ha convertido en un tema
recurrente. Se ha enfocado desde una mirada médica (neurofisiología, genética),
religiosa, educacional, sicológica, ética, filosófica, etc. Como lo afirma un estudio de
la Universidad Católica, “la homosexualidad y el lesbianismo parece ser más un tema
socio-político que científico o moral”.2 Esta cuestión se ha vuelto polémica y en
ocasiones violenta. No importa si se habla a favor o en contra. Pero las opiniones van
desde las más racionales hasta las fuertemente apasionadas y descalificadoras.
Algunos movimientos se han opuesto tenazmente a diversos grupos de liberación
sexual o de apoyo a los homosexuales y lesbianas. Por otro lado, se ha manifestado
una contraparte que no ha dudado en defender su forma de vida homosexual o
lesbiana, a como dé lugar. Testimonio de esto son algunos reportajes y entrevistas que
se dan a conocer a través de diversos medios de comunicación.
Como parte de estas discrepancias, se hallan muchos(as) cristianos(as) que
parecen no tener muy claro el asunto. Llama la atención cuando se oye que algunos(as)
estudiosos de la Biblia (católicos o protestantes) aparecen defendiendo la
homosexualidad. Incluso, en Santiago de Chile, se habla de algunos ministros
evangélicos que supuestamente serían homosexuales practicantes, y que también
1
2
Herbert Marcuse: Filósofo y sociólogo alemán. Nació en Berlín, 19 de julio de 1898, y murió en Starnberg,
Alemania, 29 de julio de 1979.
“Algunas Consideraciones Para el Debate Actual Acerca de la Homosexualidad”, antecedentes científicos,
antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales, Centro de Bioética,
Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, abril de 2008, Introducción, pág. 8.
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apoyarían estas tendencias. En Internet existen páginas que sirven para albergar a todo
aquel homosexual o lesbiana que profese la fe de Cristo.3
Dada la actualidad de este asunto, y la falta de información que se aprecia en
algunas comunidades evangélicas pentecostales, hemos querido presentar nuestra
mirada al respecto. El asunto relacionado con la homosexualidad y el lesbianismo es
amplio. Por tal motivo, pasaremos a revisar diversas temáticas sobre esta realidad.
TERMINOLOGÍA
Cuando hablamos de un homosexual, nos referimos a un hombre que tiene
tendencia a relacionarse sexualmente con otro hombre. Etimológicamente, el término
“homosexual” significa algo así como “sexo con un igual” (del latín “homo”, que
significa “igual”, y “sexus”, que significa “sexo”). También se usa el término menos
preciso “gay”. Esta última palabra (en inglés), fue usada hasta la década de los ’70,
para referirse a alguien “alegre” o “divertido”. Fue un término usado en forma
positiva, y elegido originalmente por los mismos integrantes de la comunidad
homosexual de San Francisco (California, EE.UU), para referirse a sí mismos.
A su vez, cuando hablamos de una “lesbiana”, nos referimos a una mujer que
tiene tendencia a relacionarse sexualmente con otra mujer. Según la información de
Wikipedia, la palabra “lesbiana”, viene del nombre de la isla griega de Lesbos, hogar
en el siglo V a.C. de la poetisa Safo. De los escritos que se han conservado, los
historiadores han deducido que un grupo de mujeres jóvenes estaban a cargo de Safo
para su instrucción y diversión. No ha sobrevivido mucha de la poesía de Safo, pero la
que se conoce refleja los temas sobre los que escribió: las vidas diarias de las mujeres,
sus relaciones y rituales. Se centraba en la belleza de las mujeres y proclamaba su
amor por las jóvenes. Antes de finales del siglo XIX, la palabra “lesbiano”(a) era una
adjetivo que calificaba a aquello que derivaba de Lesbos, incluyendo un tipo de vino.
En 1890 la palabra fue usada en un diccionario médico como adjetivo para describir el
tribadismo4 (como “amor lésbico”). “Lesbianismo”, utilizado para describir la relación
erótica entre mujeres, fue documentado en 1870. El término era intercambiable con
“sáfica” y “safismo” hacia principios del siglo XX. El uso de “lesbiana” en la
literatura médica comenzó a ser prevalente. Hacia 1925 la palabra está documentada
como un sustantivo para referirse al equivalente femenino de un “sodomita”.
Pero, en general, el término homosexual se aplica a hombres o mujeres. También
se habla de la mujer homosexual, cuando se trata de una persona lesbiana. Sin
3
4
Como por ejemplo: Cristianos Gays, espacio de encuentro para cristian@s unid@s contra la LGTB-fobia
(http://www.cristianosgays.com/2009/09/11/la-homosexualidad-y-la-biblia/).
Tribadismo: Es la práctica de sexo génito-genital entre dos mujeres.
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embargo, algunos grupos lesbiano-feministas han criticado este uso. Consideran que
hablar sólo de homosexualidad (y no de lesbianismo), es una actitud machista para
referirse a este tema. Por una cuestión de respeto, en el presente trabajo nos referimos
a los homosexuales (hombres), y las lesbianas (mujeres), por separado.
Es bueno aclarar algo sobre las personas transexuales. Estas son personas que, a
diferencia de los homosexuales, viven como si pertenecieran al sexo opuesto del que
tienen biológicamente. Por tal motivo, intentan la transformación de su propio cuerpo.
El fenómeno se debe a una perturbación en su identidad sexual, determinada por el
contraste entre su sexo “biológico” y su tendencia “sicológica”. A esta tendencia se le
llama “sexo sicológico”. Llama la atención que casi la totalidad de los casos de
personas transexuales son de sexo masculino. Son hombres que “se sienten mujer” y
tienden a identificarse con el sexo femenino. Y en esto, hay que notar que la persona
transexual se siente atraída por un “igual”, pero lo percibe como un “distinto”. Es
decir, en general son hombres que buscan sexualmente a otro hombre, porque ellos
(los transexuales) se sienten mujeres. Mientras que la persona homosexual busca al
“igual” (otro hombre) percibido como tal. Es decir, como un hombre (no hay una
percepción diferente). Lo mismo ocurre con las lesbianas.
TENDENCIA v/s PRÁCTICA
Es bueno tener clara la diferencia entre una persona que tenga “tendencia” a la
homosexualidad o el lesbianismo, y aquella que “practica” tales actos. Debemos saber
que no todas las personas con tendencia homosexual o lesbiana realizan actos
homosexuales y lesbianos. Algunos luchan por mantenerse en estado de castidad, o en
su efecto tratan de mantener relaciones heterosexuales. Por otro lado, tampoco todos
los(as) que realizan actos homosexuales o lesbianos, tienen esas tendencias. Algunos
lo hacen por otros factores que mencionaremos más adelante, como por ejemplo, tener
que vivir entre personas del mismo sexo y estar privados del sexo contrario.
POSTULADOS SOBRE UN ORIGEN FÍSICO-ORGÁNICO
Desde hace años se viene estudiando el posible origen físico u orgánico de las
conductas homosexuales y lesbianas. Desde el punto de vista médico, se han postulado
algunas teorías que han dado lugar a diversos experimentos. Algunas de esas teorías
y/o posibilidades las mencionamos a continuación.
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Las Glándulas Endocrinas
Una de las alternativas, ha sido relacionar estas conductas con la actividad
hormonal. Se ha postulado, por ejemplo, que las conductas sexuales anormales se
deberían a un desequilibrio de la proporción de hormonas masculinas y femeninas (las
que ambas están presentes en la sangre de los dos sexos). Sin embargo, las pruebas que
se han realizado con homosexuales, no han arrojado resultados concretos que así lo
confirmen. No hay señales de que la distribución hormonal de los homosexuales sea
deficiente. En realidad, las pruebas no arrojaron diferencias de los niveles hormonales
entre personas homosexuales y heterosexuales.
A lo anterior, se suma el hecho de que los tratamientos hormonales que se han
aplicado a homosexuales y lesbianas no han dado los resultados esperados. Esto es,
porque al aplicarles inyecciones para devolverles el equilibrio endocrino (las hormonas
son segregadas por las glándulas endocrinas), no han desaparecido las tendencias
homosexuales o lesbianas como debiera haber ocurrido. Diferente a lo esperado, la
suministración de hormonas masculinas a homosexuales hombres, sólo les ha
generado un aumento en el deseo sexual al que están acostumbrados. Es decir, un
aumento en el deseo de tener relaciones “homosexuales”.
En la experimentación con mujeres que “no son lesbianas”, se ha observado que
cuando se les administra grandes cantidades de hormonas masculinas, su cuerpo
cambia hacia lo masculino. Se les produce cambio en la voz (más grave), les
comienza a aparecer barba, les disminuye el tamaño de los senos, les crece el clítoris,
etc. Pero lo sorprendente, es que el deseo sexual que experimentan continúa siendo
femenino. Es decir, se siguen sintiendo atraídas “por un hombre”, y no por una mujer
(recordemos que se trata de mujeres heterosexuales).
También se ha experimentado con hombres “heterosexuales”. Al aplicarles una
gran cantidad de hormonas femeninas, se les ha disminuido la energía sexual. Sin
embargo, no se les ha generado ningún tipo de deseo homosexual.
Lo anterior muestra que la aplicación de hormonas masculinas a las mujeres y de
hormonas femeninas a los hombres, no revela que haya una relación entre el
porcentaje de hormonas masculinas y femeninas en la sangre, y los correspondientes
deseos sexuales. Hasta aquí no se puede demostrar que las tendencias homosexuales o
lesbianas se deban a desequilibrios hormonales (relacionados con la actividad
endocrina).
Relacionado con lo anterior, tenemos los casos de hombres afeminados que no
son necesariamente homosexuales. El mismo fenómeno se produce con las mujeres
varoniles, que no son lesbianas. Desde el punto de vista biológico, y hasta donde se ha
podido verificar, las personas homosexuales o lesbianas son clínicamente normales.
Un estudio señala que en un examen de 100 personas (50 hombres y 50 mujeres)
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heterosexuales y otras 100 personas (50 hombres y 50 mujeres) homosexuales y
lesbianas, todos resultaron biológicamente normales. Asimismo, en el examen de 1000
hombres aparentemente hiper-dotados o subdotados de características externas y
actitudinales masculinas, sólo dos fueron encontrados homosexuales.5
El Hermafroditismo
Otra alternativa de investigación, ha sido buscar el origen físico de la
homosexualidad y el lesbianismo en la anomalía “hermafrodita”. Los(as)
hermafroditas o intersexuales, son aquellas personas que físicamente no pertenecen a
ninguno de los dos sexos por completo. Presentan una mezcla de órganos sexuales
femeninos y masculinos (a la vez). Las causas físicas del hermafroditismo todavía no
han sido bien determinadas. Generalmente ocurre por un trastorno endocrino que se
produce durante el estado fetal. La determinación del sexo de una persona se
determina en el momento de la concepción, y depende de la variedad genética a que
corresponda el espermatozoide que fecunda al óvulo.
Los grados de hermafroditismo son muy variados. Ocurre, por ejemplo, que en
algunas personas las glándulas sexuales internas (ovarios o testículos) y la apariencia
física son opuestas. En otras, las glándulas sexuales internas resultan mezclas de
testículos y ovarios. Y en otras los genitales externos pueden presentar todas las fases
intermedias entre los masculinos y los femeninos. Una persona, bien puede tener pene
y útero a la vez.
No obstante lo anterior, los(as) hermafroditas, a pesar de su apariencia bisexual,
no resultan bisexuales cuando eligen el objeto de su deseo sexual. Sus impulsos y
deseos sexuales no siguen la pauta de sus glándulas sexuales internas, según tengan
ovarios, testículos o glándulas mixtas. Los deseos del(la) hermafrodita se adaptan a los
del sexo en que han sido educados, aún cuando sus cromosomas y las características
dominantes de sus órganos sexuales externos e internos sean del sexo opuesto.
Lo anterior, favorece la creencia de que la heterosexualidad, la homosexualidad
y el lesbianismo, son costumbres adquiridas a través de un condicionamiento
psicológico, y no predeterminados por factores externos.
5
“Algunas Consideraciones Para el Debate Actual Acerca de la Homosexualidad”, antecedentes científicos,
antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales, Centro de Bioética,
Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, abril de 2008, pág. 15.
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Problemas Prenatales
Al menos, en el caso del homosexualismo (sólo de hombres), se observa que el
tener hermanos previos aumenta las posibilidades de tener esa tendencia. Esto ocurre
en un 14% de los casos. Debemos aclarar que el riesgo es sólo para los hermanos
biológicos, y no incluye los hijos adoptados. Según algunos especialistas, habría un
factor materno adverso que estaría relacionado con la tendencia homosexual. Por
alguna razón se produciría una malformación de la masculinidad cerebral prenatal
completa. Este hecho haría posible la tendencia homosexual.6 Sin embargo, debemos
poner atención a términos como “habría”, “produciría”, etc., Ya que no manifiestan
seguridad en lo que se dice. Estamos hablando solamente de posibilidades; de algo
“hipotético”.
El Factor Genético
La Homosexualidad Animal
Es conocido este argumento aludido para atribuir la homosexualidad y el
lesbianismo a factores genético-hereditarios.7 En Internet aparecen diversas
publicaciones que intentan demostrar este hecho. Una de ellas, por ejemplo, dice: “La
identidad sexual está enraizada en la biología de cada ser humano antes del
nacimiento, brota de una variación en los cromosomas y está vinculada a los genes,
afirmó Selma González, del Programa de Sexualidad Humana de la Facultad de
Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)”.8
Para intentar demostrar que la homosexualidad o el lesbianismo son algo normal,
se alude al fenómeno de tipo “homosexual”, que se observa en animales. Esto, pese a
que algunos especialistas aclaran que “propiamente hablando, no existe
homosexualidad en los animales”9. También señalan los especialistas que esto no
implica que su conducta sea exclusivamente heterosexual. Los estudios revelan que la
conducta sexual de los mamíferos superiores está condicionada por factores
conductuales distintos a los meramente reproductivos. Fenómenos como el juego
durante la edad juvenil (primates), o las conductas de sometimiento a los machos
dominantes durante la edad adulta (cánidos, etc.). Tenemos además que estando en
6
7
8
9
Carlos Valenzuela, “La Homosexualidad, ¿Es Una Patología?”, programa de genética humana, ICBM,
Facultad de Medicina, Universidad de Chile, pág. 7.
Véase por ejemplo: “Homosexualidad es Por Culpa de la Genética”, página de Terra,
(http://www.terra.com.mx/mujer/articulo/144876/Homosexualidad+es+por+culpa+de+genetica.htm).
“La Homosexualidad es Genética”, ¿Piensas que las Preferencias Sexuales se Forman o Que ya Vienen
Predeterminadas? Según una investigación de la UNAM el ADN lo determina.
(http://www.esmas.com/salud/765070.html#).
“Aspectos Médicos de la Homosexualidad”, La Homosexualidad Animal, Facultades de Medicina, Ciencias y
Farmacia, Departamento de Humanidades Biomédicas, Centro de Documentación Bioética, Universidad de
Navarra, (http://www.unav.es/cdb/dhbaphomosexualidad.html#nota1).
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cautividad, y al suprimir muchos estímulos de la vida silvestre, se propicia una mayor
frecuencia de conductas sexuales entre animales del mismo sexo. Esto es del
conocimiento de los ganaderos. Por tanto, existe una interacción de varios impulsos
instintivos y circunstancias ambientales, que terminan configurando el
comportamiento sexual animal.
Por una cuestión de supervivencia, el instinto reproductor de los animales
siempre se dirige hacia individuos del sexo opuesto. Por tanto, el animal nunca puede
ser propiamente homosexual. Sin embargo, la interacción con otros instintos
(especialmente el de dominio) puede producir conductas que se manifiestan como
homosexuales. Tales conductas no equivalen a una homosexualidad animal; significan
que la conducta sexual animal incluye, además de la reproductora, otras dimensiones.
Lo anterior lleva a algunos(as) a justificar las conductas homosexuales y
lesbianas, como parte del proceso genético-evolutivo de las especies. Ellos cuestionan:
“Si se observan conductas homosexuales en animales inferiores, ¿por qué no se
pueden observar en seres humanos?”. Pero aclaremos que las inversiones sexuales en
animales, se explican básicamente por alteraciones fisiológicas. Recordemos que los
animales no son libres. Por lo tanto, tampoco definen su identidad ni son influidos por
una cultura (que tampoco tienen). El ser humano, en cambio, posee cultura y sentido
de identidad.
La Homosexualidad Humana
En el caso de los seres humanos, se alude que la homosexualidad (sólo en el caso
de los hombres) se debería a componentes genéticos vinculados al cromosoma X, que
es heredado solamente de la madre. Sin embargo, también podrían hallarse en otros
cromosomas y esto, en parte, podría10 explicar la homosexualidad masculina.
Hace algunos años, la interpretación más difundida sobre la homosexualidad y el
lesbianismo era espiritualista o intelectualista. Es decir, aquella que opinaba que la
homosexualidad era sólo fruto de la decisión del implicado. Pero en los últimos años
se le ha dado mucho énfasis a las consideraciones biologistas. Son varios los
especialistas que intentan hallar diferencias genéticas o estructurales entre las personas
homosexuales, lesbianas y las heterosexuales. Sin embargo, una investigación así
enfocada, debe enfrentarse a muchos problemas. Esto es, porque se tiende a olvidar
que la conducta humana está moldeada por diversos factores que la influyen.
10
Notemos que expresiones tales como “debería”, “podría”, etc., nos indican un postulado hipotético y
especulativo. Es decir, no hay seguridad en lo que se dice.
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Algunos estudios han relacionado la conducta homosexual con alteraciones de la
estructura cerebral o de los genes.11 El primero de estos estudios que se hizo famoso
fue el de LeVay12. Él analizó el desarrollo de los llamados núcleos intersticiales, que
son cuatro grupos de neuronas de la zona anterior del hipotálamo (zona INAH 3).
Descubrió que, de los cuatro núcleos, el número 3 era menor (menos de la mitad) en
los varones homosexuales que en los heterosexuales (ya era sabido que es menor en
mujeres que en varones).
Pero el estudio en cuestión no se consideró definitivo, ya que el número de
cerebros estudiado era pequeño (16 hombres supuestamente heterosexuales y 19
supuestamente homosexuales fallecidos), y casi todos provenían de enfermos de
SIDA. Además, el mismo LeVay tuvo que aclarar que algunos habían comenzado a
utilizar sus investigaciones para justificar la homosexualidad como un problema
genético, pero que esto no se había demostrado. Por lo tanto, queda por establecer si
esa alteración morfológica es un rasgo constitucional y no un efecto de la infección
(SIDA). Además, aunque se demostrara lo primero, seguiríamos sumidos en la
ignorancia por lo que respecta a su significado. LeVay señaló que era más probable
que la zona INAH 3 fuera parte de una cadena de núcleos relacionados con la conducta
sexual de varones y mujeres, que un único centro homosexual en el cerebro. También
aclaró que esas diferencias las habían encontrado en cerebros adultos, y por lo tanto,
no sabían si las encontrarían también al momento de nacer, o si acaso aparecerían más
tarde. Todavía queda por aclarar qué tipo de conexión puede haber entre esa diferencia
anatómica y la tendencia sexual. De hecho, en un trabajo reciente se ha cuestionado,
con bastante fundamento, si los núcleos intersticiales tienen que ver con la inclinación
sexual y si no sería más razonable investigar sobre otras zonas cerebrales.
El otro estudio fue el realizado por Dean Hamer,13 en la década de los ’90.
Hamer analizó la relación entre la orientación sexual de los hombres y un marcador
genético (Xq28) del cromosoma X. Este autor, junto con su equipo, investigó el árbol
genealógico de 114 familias con algún miembro homosexual, e intentó establecer una
regla de parentesco entre los miembros de tendencia homosexual. Al parecer, puede
existir un factor genético ligado al cromosoma X (del que los hombres poseen uno y
las mujeres dos). Para comprobar esta hipótesis, realizó, en 40 familias, un estudio
genético con un marcador de ADN específico para esa región del cromosoma X, y
encontró que existía relación entre la presencia de ese marcador en el cromosoma X y
el comportamiento homosexual.
11
12
13
Pardo Antonio, “Aspectos Médicos de la Homosexualidad”, departamento de Bioética, Universidad de
Navarra, Artículo publicado en la revista Nuestro Tiempo, Julio-Agosto de 1995.
Simón LeVay, nacido el 28 de agosto de 1943, en Oxford, Inglaterra, neurocientífico británicoestadounidense. Famoso por sus estudios sobre el cerebro y las estructuras de la orientación sexual.
Dean Hamer, nacido en 1951, genetista estadounidense, conocido por sus contribuciones a la biotecnología y
la prevención del SIDA, la investigación sobre la genética del comportamiento humano incluyendo la
orientación sexual y la espiritualidad, y sus libros de divulgación y documentales en una amplia gama de
temas.
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Pero cuidado, lo anterior no significa que se ha identificado el gen que produce la
homosexualidad. No olvidemos la complejidad de la conducta sexual humana. Por lo
tanto, es muy improbable que la orientación sexual masculina dependa (si es que lo
hace) de un solo gen. Este hallazgo, es sólo una prueba inicial de que existe un factor o
factores genéticos que podrían estar ligados a la homosexualidad masculina. Aún no
se sabe de qué gen o genes se trata, o cómo influyen en la conducta humana. Por lo
tanto, no están los conocimientos necesarios para realizar “tratamientos biológicos” de
la tendencia sexual invertida.
Por ahora, y contrario a lo que algunos opinan, no se conocen las causas
biológicas que conducen a la homosexualidad y al lesbianismo. Las investigaciones
todavía están en pañales. Debemos siempre estar recordando que la conducta sexual
es, desde el punto de vista biológico, resultado de una compleja interacción de factores
varios. Conocer el funcionamiento de un solo gen, no nos garantiza saber de qué
trastornos genéticos estamos hablando (con las consiguientes modificaciones
neurológicas, hormonales, etc.). Se hace obligatorio conocer además otros genes que
orientan la conducta juvenil de juego, la conducta de relación, etc.
A lo anterior, se suma el hecho de que en el ser humano estos estudios biológicos
están dificultados por su capacidad de decisión. Con una ilustración de otro tipo,
vemos, por ejemplo, que no toda alteración genética que determina una mayor
agresividad del hombre (macho) (la trisomía XYY) produce conducta agresiva. Esto
es, porque el hombre puede sobreponerse a sus inclinaciones. Por lo tanto, se trata de
estudios muy difíciles, que no parecen tener respuesta clara a corto plazo. La sola
existencia de distintos tipos psicológicos de homosexuales, con predominio de la
tendencia femenina de sometimiento, o de la tendencia social de dominancia, muestra
la complejidad del problema. Volvemos a lo mismo, la homosexualidad y el
lesbianismo no se pueden atribuir a una sola causa, y menos todavía a una sola causa
biológica.
Por otra parte, se supone que los homosexuales (hombres) son genéticamente
mujeres. Lo que habría ocurrido, es que sus cuerpos habrían sufrido una completa
inversión sexual en dirección a la masculinidad. Pero si esto es cierto, entonces no hay
cómo explicar el hecho que el 99 por ciento de los homosexuales son personas
“físicamente normales”. Por medio de aplicaciones de métodos microscópicos, se han
identificado como biológicamente masculinos a todos los hombres homosexuales
examinados.
Los Gemelos
Es importante destacar el estudio de la homosexualidad en los hermanos
gemelos. Existen aquellos casos de gemelos monozigóticos (MZ), los cuales
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constituyen la única posibilidad de que dos personas tengan exactamente la misma
identidad genética.
Uno de los estudios sobre la homosexualidad realizados con gemelos, fue llevado
a cabo en 1952 por Franz Josef Kallman. Este especialista realizó un estudio
comparado de 44 homosexuales con gemelos monozigóticos (MZ)14, con otro grupo de
51 homosexuales con gemelos dizigóticos (DZ).15 El resultado fue una concordancia
del 100 % para el primer grupo (todos los gemelos eran también homosexuales), y de
un 25 % para el segundo.
Al comienzo, los resultados de Kallman dieron una tremenda base para
establecer la homosexualidad y el lesbianismo como un condicionamiento genético.
Sin embargo, la concordancia de los gemelos DZ pesaba más en favor de la influencia
del factor “ambiental”. Posteriormente, en los años 90, se hicieron estudios similares,16
y se obtuvieron concordancias del 52 % para gemelos MZ. Pero en una nueva
investigación, donde se introdujo la variable de que los gemelos fueran criados en
“ambientes familiares distintos”, la concordancia bajó a un 20 % en el caso de los
gemelos MZ y a un 0 % para los gemelos DZ. Por lo tanto, la posibilidad de un factor
genético para la homosexualidad y el lesbianismo terminó esfumándose. Resultó
significativo el hecho de que la homosexualidad de los gemelos no era por ser
gemelos, sino “por compartir un mismo ambiente educativo, familiar y social”. Por lo
tanto, cuando uno de dos gemelos es homosexual, el otro no necesariamente lo es.
La vaguedad de las evidencias presentadas no permite establecer que la
homosexualidad y el lesbianismo sean una característica constitucional de tipo
hereditario. Aún más, el argumento genético se desvanece cuando nos enfrentamos a
los testimonios de especialistas, que dicen haber cambiado la orientación sexual de
personas homosexuales y lesbianas, tras una terapia.17
14
15
16
17
Monozigóticos: O, monocigóticos. Se originan por segmentación de un embrión único. Estos últimos
constituyen la única posibilidad real (en términos probabilísticos) de que haya dos personas genéticamente
idénticas. En cambio, los gemelos dizigóticos no tienen por qué parecerse entre sí más que otros dos
hermanos cualesquiera.
Dizigóticos: O, dicigóticos. Están producidos por una fecundación doble (dos espermatozoides fecundan a
otros tantos óvulos o al óvulo y a un cuerpo polar)
Los estudios fueron realizados por Pillard y Weinrich (R. C.) y Bailey.
Véase bajo el título “Homosexualidad y Lesbianismo Como Patología”, pág. 34.
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OTROS POSTULADOS SOBRE EL ORIGEN
Seducción en la Niñez
Suelen relatarse casos de personas que, no habiendo experimentado tendencias
homosexuales o lesbianas con anterioridad, sí lo hicieron después de una seducción.
En alguna etapa de su niñez o juventud (especialmente en algún período crítico),
fueron convencidos por un(a) adulto(a) de su mismo sexo, para tener algún tipo de
relación íntima. Debido a esto, la víctima sexual comenzó a asimilar como normal, y
hasta placentero, este tipo de relaciones. Da lo mismo si se trata de hombre o mujeres.
Pese a lo anterior, los casos de seducción pueden solamente explicar por qué
algunos(as) jóvenes se iniciaron en las prácticas homosexuales o lesbianas. No pueden
explicar, en cambio, la cesación de los deseos heterosexuales. Tampoco pueden
explicar, en forma satisfactoria, la tendencia sexual invertida en forma permanente.
Algún Tipo de Juego Desviado
Puede darse el caso de algún tipo de experimentación homosexual o lesbiana, a
modo de juego. En los hombres, por ejemplo, es el caso de la masturbación por parte
de otro chico del mismo sexo (en la casa, el colegio o algún otro lugar). También
puede comenzar con el uso de métodos “autoplacenteros”, así como la introducción de
objetos por el ano, a temprana edad en la adolescencia. A veces, las niñas, influidas
por consejos de amigas, o por alguna película, comienzan a acariciarse entre ellas.
Estas caricias terminan en besos apasionados y posteriores relaciones sexuales de tipo
lesbiano.
Aislamiento
Por un lado, están los hombres jóvenes que se criaron sólo entre hombres. Por
otro lado, están las mujeres jóvenes que se criaron sólo entre mujeres. Al irse
desarrollando sus impulsos sexuales, y dada la falta de personas del sexo opuesto,
comenzaron a satisfacer sus necesidades sexuales con personas del mismo sexo.
Debido al entorno en cual se producen estos hechos, las personas implicadas quedan
afectadas por el resto de sus vidas.
Además de lo anterior, también se producen casos de homosexualidad o
lesbianismo en otras dos situaciones. Por un lado, están las personas mayores que
viven solas (hombres o mujeres). Por otro lado, están las personas (hombres o
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mujeres) que se hallan en situación de presidio. En ambos casos, las prácticas de sexo
invertido se deben a que los(as) implicados(as) necesitan satisfacer su fuerte necesidad
sexual. No significa necesariamente que eligieron libremente tener relaciones íntimas
con personas del mismo sexo. Se supone que lo hicieron porque no tenían otra
alternativa. El psiquiatra chileno Armando Roa, afirma que la homosexualidad de los
reos en las cárceles no es genuina, sino sólo facultativa u ocasional, puesto que en
cuanto pueden buscan a una mujer y dejan de comportarse como homosexuales.18
Algunos especialistas19 nos advierten que la sola falta de contacto “psicológico”
con el sexo opuesto, ocasionado por la separación total que conlleva un internado,
puede constituir un factor determinante de homosexualidad o lesbianismo. Este factor
sería más importante que la realización de juegos sexuales en los colegios de alumnos
internos.
Narcisismo
Una teoría freudiana,20 dice que el hombre homosexual empezaría una efímera
fijación materna, para finalmente identificarse él mismo como mujer. Si el objeto de
sus deseos sexuales es un joven, sería porque su madre lo amó a él, que era un joven.
O porque él querría que su madre lo hubiese amado así. En conclusión, el objeto de su
deseo sexual es su propia imagen.
Sin embargo, de todas las opiniones que Freud da sobre la homosexualidad, ésta
ha sido la más atacada. Se le critica que los homosexuales cuya identificación es
altamente femenina, desean sexualmente a hombres muy masculinos, o de edad
marcadamente mayor.
Identificación Con la Madre
Los(as) niños(as) necesitan modelos de héroes adultos a quienes admirar y con
los cuales sentirse identificados. En forma inconsciente, asimilarán las costumbres y
formas de ser, de sus progenitores. Así irán perpetuando los rasgos culturales de la
sociedad en que viven.
18
19
20
“Algunas Consideraciones Para el Debate Actual Acerca de la Homosexualidad”, antecedentes científicos,
antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales, Centro de Bioética,
Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, abril de 2008, pág. 15, citando a Roa A.,
Ética y bioética, Santiago 1998, 219-220.
Apocatastasis.com, literatura y contenidos seleccionados, “Origen de la Homosexualidad”.
(http://www.apocatastasis.com/homosexualidad-manuel-puig-beso-mujer-aranaextractos.php#axzz1bzp99JuD).
Freudiana: Sigmund Freud (1856-1939), fue un médico neurólogo austriaco, padre del psicoanálisis.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
16
Cuando el niño varón se identifica con su padre, adopta la visión masculina del
mundo. Pero si el niño adopta como modelo la figura materna, y no encuentra una
figura masculina que contrarreste la fascinación materna, aumentará la probabilidad de
adquirir una orientación homosexual.
La falta de identificación del niño con el padre, puede deberse a la ausencia de la
imagen paterna del entorno familiar (que puede ser por muerte o divorcio). También
puede ocurrir que el niño rechace el modelo paterno. Esto puede deberse a razones
como el alcoholismo, drogadicción (o algún otro vicio que resulten repulsivos para el
niño implicado), represión, severidad, una imagen de hombre débil, etc. Si el padre es
un represor, por ejemplo,21 el niño varón se sentirá angustiado por la necesidad de
identificación con alguna forma de conducta. Esto hará que aprenda a ser sometido
como su madre. Estas circunstancias llevarían a los niños hombres a asimilar una
mentalidad femenina, y por ende conductas homosexuales.
El proceso de la niña sería el mismo, pero a la inversa. Rechazaría la explotación
a la que está sometida su madre, y por ende, odiará ser como su madre sometida. Con
el tiempo irá adoptando otro rol: el de su padre represor, y así se comportará como
hombre. La niña “masculinizada”, por su identificación con el padre, aunque se sienta
atraída sexualmente por un varón, no aceptará ser tratada como un objeto pasivo. Al
sentirse incómoda, y como una forma de superar la angustia que esto le produce,
adoptará un rol diferente que sólo admitirá juego con mujeres. Respecto del niño,
“feminizado”, por su identificación con la madre, aunque se sienta sexualmente atraído
por una niña, no aceptará el rol de macho dominante. También se sentirá incómodo y
adoptará un comportamiento que lo hará aceptar sólo juegos con hombres.
De esta forma, la homosexualidad y el lesbianismo se producen por la ausencia
de una relación identificatoria con las figuras parentales.
Familia Disfuncional
Una familia que no cumple su rol de constituir un refugio para aquellos que
viven en su seno, se convierte en una ocasión para generar todo tipo de males sociales.
En un amiente en el que la agresión física o sicológica son el pan de cada día, las
posibilidades de criar niños(as) sicológicamente sanos(as) es casi nula. Las discusiones
constantes y las descalificaciones hacia los niños(as), van dañando su alma. Un
ambiente de violencia, infidelidad conyugal, mentiras, o separaciones, producirán
niños(as) con patrones de conductas anormales. Uno de estos patrones de conducta es
21
Así lo cita © Apocatastasis.com, basándose en los trabajos de la doctora danesa Anneli Taube, como
“Sexualidad y Revolución”. Referencia: Origen de la homosexualidad . © Apocatastasis.com: Literatura y
Contenidos Seleccionados.
Homosexualidad y Lesbianismo
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17
la homosexual o lesbiana. Hay ocasiones en que son los(as) mismos(as)
progenitores(as) quienes abusan sexualmente de sus hijos(as). Si un padre abusa de su
propio hijo varón, las posibilidades de que ese niño crezca como homosexual, son
altas.
Problemas Afectivos
También nos hallamos con personas cuya niñez o juventud fue, desde el punto de
vista afectivo, muy crítica. Y esto a su vez, tendrá relación directa con las
características temperamentales del niño(a). Algunos(as) niños(as) son muy sensibles
a los estímulos afectivos. Tienden a sentirse menos privilegiados(as) o menos
amados(as), cuando se hallan en una situación menos favorable. El egocentrismo
innato del(la) niño(a) lo lleva a sobrevalorar determinadas experiencias donde se siente
menospreciado(a).
La inclinación homosexualidad o lesbiana podría explicarse como el resultado de
una evolución sico-sexual deficiente. La persona no alcanza su madurez sico-afectiva.
Rechazo de Género
Existen casos en que los futuros padres desean que su descendiente fuese de un
sexo determinado. Cuando la criatura nace, y no corresponde con el sexo que sus
padres deseaban, éstos tienden a rechazar inconscientemente el sexo biológico de su
propio(a) hijo(a). Lo hacen mediante actitudes que descalifican indirectamente el
comportamiento que corresponde con el sexo que tiene la criatura. Un niño puede
sentirse menos masculino, menos viril, cuando ha sido educado de una forma
sobreprotectora y ansiosa por una madre entrometida. Ocurre lo mismo cuando su
padre ha prestado poca importancia a su educación. También ha ocurrido que algunos
de los padres ha deseado una niña, y al nacer un varón, lo viste y lo cría como si fuera
una mujer.22
Adaptación Socio-Cultural
En aquellos contextos en que la homosexualidad y el lesbianismo suelen ser
aceptados sin mayores reparos, la práctica de estas costumbres se hace mayor. Este es
22
“Algunas Consideraciones Para el Debate Actual Acerca de la Homosexualidad”, antecedentes científicos,
antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales, Centro de Bioética,
Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, abril de 2008, págs. 27-28.
Homosexualidad y Lesbianismo
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18
el principal problema que sale a la luz al momento de relacionar a un homosexual o
una lesbiana, con el tema de la adopción de niños(as). Sin embargo, este tema lo
veremos más adelante.23 Por ahora, sólo nos limitaremos a señalar que, si una persona
ha sido criada en un ambiente de homosexualidad o lesbianismo, tiene grandes
posibilidades de que asimile esas prácticas.
COMPLEJIDAD DE LA SEXUALIDAD HUMANA
Pese a lo que vimos anteriormente sobre la sexualidad animal, no debemos
olvidar que la conducta sexual humana es más compleja que aquella. Es cierto que las
conductas sexuales de los animales pueden ayudarnos a entender la sexualidad
humana. Sin embargo, hay que tener presente que en las personas hay elementos
propios, inexistentes en los animales. De esto se preocupa el especialista Antonio
Pardo, del Departamento de Bioética de la Universidad de Navarra.24 Pardo se refiere
a tres elementos que favorecen a los seres humanos “contra” la homosexualidad (y el
lesbianismo).
23
24
25
1.-
Uno de ellos y el principal, es que las personas pueden elegir sus actos. Los
seres humanos (adultos y sanos física y mentalmente)25 tienen la capacidad
de decidir si hacen o no tal o cual cosa. No están regidos por sus instintos
básicos, ni tampoco están plenamente condicionados por su entorno. La
educación humana cultiva la inteligencia y la afectividad que permite a las
personas decidir libremente. Es el libre albedrío el que hace que los
humanos puedan controlar sus inclinaciones cuando le dificulten obrar bien,
o fomentarlas cuando les ayuden. Podemos considerar, por ejemplo, el
control de la ira, para permitir la convivencia social, o el fomento del afecto
maternal, para permitir la educación de los hijos.
2.-
El segundo elemento, tiene que ver con la relativa independencia del ser
humano con respecto al medio en que vive. A diferencia de los animales, y
gracias a su inteligencia, los humanos pueden tolerar graves carencias
físicas y tendenciales. Mientras que cada animal se encuentra adaptado a un
medio específico, y no puede sobrevivir fuera de él, los seres humanos se
encuentran por todo el planeta y en diferentes hábitats. Por lo anterior, los
genes de las personas relacionados con la conducta no se encuentran
exclusivamente controlados por las circunstancias externas (como los de los
animales).
Véase bajo el título: “Formando Niños Homosexuales y Niñas Lesbianas”, en la pág. 39.
Pardo Antonio, “Aspectos Médicos de la Homosexualidad”, departamento de Bioética, Universidad de
Navarra, Artículo publicado en la revista Nuestro Tiempo, Julio-Agosto de 1995.
(http://www.unav.es/cdb/dhbaphomosexualidad.html#texto1).
El paréntesis es nuestro.
Homosexualidad y Lesbianismo
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3.-
Pablo Valdebenito Rousseau
19
En tercer lugar, el desarrollo psicológico humano no consiste en la simple
interacción entre las inclinaciones innatas y las decisiones libres. También
influye la educación. Es decir, la formación cultural que una persona ha
recibido desde su niñez. En el tema de la sexualidad, es muy importante
considerar el desarrollo psicoafectivo que se produce en el seno familiar.
Debido a las circunstancias familiares, es que se ha postulado como una de
las posibles causas de la homosexualidad (psicológica en este caso) la
existencia de una “psicopatología familiar” (madre hiperprotectora y padre
indiferente, etc.).
La integralidad del comportamiento humano no siempre se ha destacado en los
estudios de la homosexualidad y el lesbianismo. Según Pardo, hay que considerar
aspectos intelectuales, físicos y psicoafectivos. No es una buena forma de estudio
abordar el tema de las prácticas homosexuales y lesbianas considerando versiones
excluyentes. Algunos argumentan sólo desde el punto de vista espiritualista o
intelectualista. Y opinan que esa conducta es sólo fruto de una decisión personal.
Otros, lo hacen desde una mirada biologista. Y opinan que la homosexualidad y el
lesbianismo son sólo frutos de una dotación genética o neuroanatómica peculiar.
También están aquellos que se centran en los aspectos culturales. Así opinan que las
prácticas en cuestión son sólo fruto de la educación o de los condicionantes
psicoafectivos. Cada uno de estos tres acercamientos considera al homosexual y la
lesbiana de modo distinto. En el primer caso, el homosexual y la lesbiana son sólo
culpables. En el segundo, son títeres inocentes de sus tendencias alteradas. En el
tercero, han sido víctimas de una influencia externa negativa.
Sin embargo, debemos señalar que cualquiera de estos acercamientos puede
resultar simplista. Hay que tener presente que la conducta de las personas no es el
resultado sólo de decisiones, ni sólo de pulsiones innatas, ni sólo de hábitos
inculcados. La personalidad de los individuos es el resultado de una interacción
compleja de todos estos factores. Hay que considerar paralelamente las pulsiones
determinadas genéticamente y decisiones, ambas moduladas por la educación recibida
(incluyendo bajo este término tanto los aspectos psicológicos como éticos). Si
queremos llegar a conclusiones valederas y verdaderas sobre la homosexualidad o el
lesbianismo, debemos hacer un estudio integral de las personas implicadas en ello.
MEDICINA Y ÉTICA
Las experticias de los médicos en sus diferentes saberes, dice relación con las
enfermedades físicas y sicológicas que afectan a las personas. Su preocupación se
enfoca en cómo devolver y/o mantener la salud de sus pacientes. El ámbito que se
Homosexualidad y Lesbianismo
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20
encarga de determinar cuál es la forma de vida que lleva al ser humano a su plenitud
como especie, no es la medicina. Eso le compete a la religión y la filosofía. En este
último caso, principalmente a su rama de la ética.
Pese a lo anterior, algunos médicos caen en lo que quizás puede ser, un exceso de
prudencia por la vida personal de sus pacientes. Por no indagar un poco más, tratan,
quizás involuntariamente a sus pacientes como si fuesen meras máquinas. Máquinas
que sólo tienen una pieza descompuesta. Pero no olvidemos que las personas somos
seres con capacidad de decisión; capacidad que nos lleva a considerar cuestiones éticomorales respecto de la vida que llevamos. Algunos psiquiatras opinan que no tienen
ningún derecho a indagar sobre las costumbres sexuales de sus pacientes. Como una
forma de ser profesionales éticos, se preocupan sólo del problema puntual que aqueja a
tal o cual paciente.
Pero dar un trato ético e igualitario a cada paciente, no significa necesariamente
que haya que ser indiferente ante su estilo de vida. La forma en que una persona vive
puede estar muy relacionada con sus problemas psicológicos. Quizás hay que poner
más cuidado en la relación que existe entre las tendencias homosexuales y lesbianas, y
los trastornos psicológicos a los que éstas conducen. La opinión de Victor Frankl26, es
que la libre decisión de la voluntad puede tener una influencia muy importante en la
psicopatología. Esto hace que, si se observa que la raíz de los problemas sicológicos de
un paciente se debe a una inadecuada o perjudicial forma de vivir, se le enfrente a
algunas exigencias que le permitan superar la situación. De hecho, algunos
especialistas le plantean a sus pacientes con tendencias homosexuales y lesbianas el
control de sí mismos(as) y de su tendencia hacia personas del mismo sexo. Resulta
curioso que se recomiende el control de los deseos sexuales a personas
“heterosexuales” (cuando el deseo se vuelve descontrolado), pero que no se haga lo
mismo con personas de tendencia homosexual o lesbiana. Existe un enfoque
inadecuado cuando se considera que la sexualidad es algo que no se puede controlar.
Si el ser humano se caracteriza por ser dueño de sus actos, entonces, en alguna medida,
los aspectos sexuales también deben estar bajo la elección de las personas.
LOS PROBLEMAS SICOLÓGICOS
Las tendencias homosexuales y lesbianas suelen ser experiencias que de por sí
desorientan a los(as) afectados(as). Cuando ya estas personas son presa fácil de sus
tendencias, les puede acompañar una sensación de culpabilidad que suele ir en
aumento. Con el tiempo, algunos(as) afectados(as) con estas tendencias evidenciarán
26
Viktor Emil Frankl, (n. 26 de marzo de 1905, en Viena, Austria - 2 de septiembre de 1997, en Viena). Fue un
neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la Logoterapia. Por ser judío, tuvo que pasar desde 1942 hasta
1945, en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau.
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21
diversas perturbaciones sicológicas. Entre ellas, se hallan variados trastornos afectivos
que ya hemos mencionado (paranoidismo, narcisismo, obsesividad, alteraciones de la
identidad, ansiedad, nerviosismo, depresión, ataques de pánico, autoagresión,
tendencia al suicidio, compulsividad y problemas sicosomáticos).
Las personas homosexuales (varones) tienden a ser reacias a examinar los
conflictos emocionales que han provocado esta tendencia. La atracción física que
sienten por los demás hombres y por la masculinidad de otros, se debe a una profunda
debilidad en su seguridad masculina.27 Un gran porcentaje de estos hombres tuvo
dolorosas experiencias de soledad y de tristeza en su período de adolescencia. Estas
experiencias los llevaron a sentir inseguridad en su masculinidad y a tener una pobre
imagen corporal de sí mismos. Algunos estudios serios sobre este tema, han
demostrado una incidencia de enfermedades psiquiátricas muy superior en aquellos
que se identifican como homosexuales.28 Por lo tanto, dentro de la atención médica
correcta que se dé a estos pacientes, debe figurar un intento de restablecer la confianza
en sí mismos; intento que pasa por proponer al paciente, de modo adecuado a sus
circunstancias, el control de su peculiar inclinación. Algunos especialistas opinan que
se pueden eliminar los comportamientos afeminados y fortalecer su aprecio por la
masculinidad.29
PROMISCUIDAD SEXUAL
Cuando oímos a diversos grupos de homosexuales o lesbianas que presentan su
estilo de vida de una forma casi idílico, debemos considerarlo con precaución. Como
ha señalado Aardweg30, esto no es más que simple propaganda, pues cuando se
escucha la historia personal de homosexuales (y de lesbianas) se ve claro que en ese
género de vida no se encuentra la felicidad. Hay una parte que muchos(as) ocultan. Y
es la ansiedad, los celos, la sensación de soledad o las depresiones neuróticas [de que
son víctimas], por no mencionar las enfermedades venéreas y otras patologías
somáticas.31 La alegría de los homosexuales y lesbianas es como la de los alcohólicos;
27
28
29
30
31
“La Sicología Que Subyace en las Tendencias Homosexuales (I)”, Zenit, El Mundo Visto desde Roma,
(http://www.zenit.org/article-17979?l=spanish).
Obra recién citada.
Obra recién citada.
Gerard J.M. van den Aardweg: Holandés, Doctor en Psicología por la Universidad de Amsterdam, es
especialista en terapia de la homosexualidad y cuenta con una amplia experiencia profesional en este campo.
Actualmente ejerce la psicoterapia en Aerdenhout (Holanda). Ha impartido cursos en la Universidad de
Brasil y publicado numerosas publicaciones científicas en Europa y Estados Unidos.
E.C. Wiki, La Enciclopedia Católica On Line, Renovada Para Ti, ACIprensa, lo Que Todo Católico Necesita
Saber, “Homosexualismo”, (http://www.aciprensa.com/Familia/homosexualismo.htm).
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
22
muy breve.32 Las parejas de homosexuales se rompen con mucha frecuencia. Una
investigación alemana señala que el 60% de esas relaciones duran un año, y sólo el 7%
superan los cinco años. Esto también lo reconocen los defensores de la emancipación
de la homosexualidad.33
CULTURA HOMOSEXUAL-LESBIANA, Y ÉTICA-MORAL
Una sección de la segunda parte del artículo 29, de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, señala que “en el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus
libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la
ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y
libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden
público y del bienestar general en una sociedad democrática”.
Cuando hablamos de “satisfacer las justas exigencias de la moral”, tiende a
producirse un conflicto de interpretación. No todos entendemos lo mismo. La moral
(una rama de la filosofía y la teología), se refiere a todas aquellas “costumbres” que,
desde hace tiempo, una sociedad las ha aceptado como correctas. Pero las costumbres
cambian, y por lo tanto la moral también. Esto es lo que facilita que los movimientos
homosexuales y lesbianos intenten generar una “nueva moral”. Es decir, nuevas
costumbres de vida que sean aceptadas como “lo normal” o “lo correcto”. Es por esto
que, más que moral, debemos hablar de “ética”. Es decir, de aquella rama de la
filosofía y la teología que se preocupa por conocer “la mejor forma de vivir, de
acuerdo a la razón”. La ética es más permanente en el tiempo, que la moral.
Por lo anterior, no sólo debemos preguntarnos si algo va de acuerdo a las
costumbres, sino también, si aquello resulta aceptable a “la razón” de una persona
mentalmente sana. En algunas sociedades, el matrimonio de niñas pequeñas puede ir
de acuerdo a las costumbres, y ser aceptado como normal. Sin embargo, cabe
preguntarse si esas costumbres son éticas. ¿Está bien casar a una menor de edad que ni
siquiera tuvo la oportunidad de elegir a su compañero? (que generalmente es un
hombre mayor) ¿Esa práctica, demuestra ser el producto de una mente sana e
inteligente? Casos como estos, nos llevan a cuestionar si todo lo que una sociedad
acepta como normal puede ser considerado ético. Y al revés, si aquello que una
sociedad rechaza, ¿ocurre porque no es ético?
32
33
Gerard van den Aardweg, "Cómo Puede Vivir la Castidad un Homosexual", Palabra, IV.01,
Interrogantes.Net, (http://www.interrogantes.net/Gerard-van-den-Aardweg-Como-puede-vivir-la-castidadun-homosexual-Palabra-IV001/menu-id-27.html).
Humanitas, Revista de Antropología y Cultura Cristiana, Pontificia Universidad Católica de Chile, Nº 35, año
2003.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
23
Las prácticas homosexuales y lesbianas, están siendo aceptadas en la mayoría de
las sociedades “desarrolladas” como algo normal. Cada día son más los(as) que dan a
conocer públicamente su inversión sexual. Este fenómeno es más notorio entre
personas famosas y/o con algún tipo de poder social, como actores y actrices de cine,
magistrados, o algún personaje de televisión. Debido a esto, se percibe en el ambiente
una sensación de normalidad frente al fenómeno homosexual o lesbiano. Se ha
transformado en una moda. Por lo tanto, y dada la aceptación social del nuevo modelo
de sexualidad, resulta criticable intentar oponerse a esta ideología. De hecho, parece
que en la actualidad, en algunos casos resulta “Top” ser homosexual o lesbiana.
Cuando diversos grupos o personas levantan la voz contra los que practican este tipo
de sexualidad, son catalogados como “atrasados” u “homofóbicos”. Notamos que
muchas personas están optando por vivir según lo más fácil. No según lo bien hecho.
Por lo anterior, observamos que muchas universidades no se atreven a opinar de
otro modo, las terapias contra la homosexualidad y el lesbianismo son un tabú, y
algunos, incluso, las critican fuertemente.34 Lo que la psiquiatría estadounidense
pensaba en la década de los ‘70, era una norma para el mundo. En la actualidad ocurre
casi lo mismo. Si un político, por ejemplo, opina contra la homosexualidad o el
lesbianismo, corre el riesgo de perder su carrera. En Chile, vemos que cada día más
políticos apoyan a los movimientos homosexuales, lesbianos y travestis.
Pero debemos volver al tema anterior. El hecho de que la sociedad postmoderna
de algunos países esté aceptando ampliamente las prácticas homosexuales y lesbianas,
¿convierte esas prácticas en experiencias éticas? Estamos de acuerdo que la moral
cambia con el tiempo y la cultura, y la moral de antaño no es igual a la de ahora. Y
según esto, la homosexualidad y el lesbianismo se están convirtiendo en formas de
vida moralmente aceptables. Pero, como dijimos, la ética es racional, y por ende, más
permanente en el tiempo. Por lo tanto, nos preguntamos, ¿son estas prácticas
éticamente aceptables? ¿Evidencian ser el producto de una mente sana e inteligente?
Cuando hacemos este cuestionamiento, no lo hacemos desde una mirada
descalificadora u ofensiva (aunque quizás para algunos resulte así). Llama la atención
que solemos tildar a algunas sociedades antiguas como atrasadas o irracionales.
Resulta espantoso, por ejemplo, considerar cómo en la antigüedad las mujeres esclavas
debían tener relaciones sexuales con sus amos. Pero, ¡esa era la costumbre! Eso era lo
moral. Sin embargo, no era lo ético, ya que generalmente las mujeres eran tratadas
como objetos.
Debemos reflexionar sobre cómo la sociedad ha venido “justificando” conductas
inadecuadas a través del tiempo. Ha sacado, por ejemplo, el sadomasoquismo de las
listas de enfermedades mentales. Esto, a pesar de que el sadomasoquismo va contra el
sentido común y manifiesta algún grado de anomalía mental. El hecho de haber sido
eliminado de listas siquiátricas, ¿hace que el sadomasoquismo sea bueno? Se
34
Como ocurre con algunos estudiantes de la Escuela de Sicología de la Universidad ARCIS, en Chile (pág.
30).
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
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24
argumenta que no se viola el derecho de nadie. Se asume que las dos partes de la
relación están de acuerdo en ese vínculo. También se asume que ambas partes lo
desean. Por lo tanto, ¿cuál es el problema con el sadomasoquismo? El problema es que
el sadomasoquismo no es ético. Quien lo practica atenta contra su propia persona, y
manifiesta algún tipo de anomalía sicológica. Pensemos en una persona que se come
constantemente las uñas. Esa persona no daña a nadie. Pero, ¿al no dañar a terceros,
significa eso que aquella persona no tiene ningún tipo de problema?
Cuando la homosexualidad y el lesbianismo son practicados por dos personas
que están de mutuo acuerdo en ello, los homosexuales y lesbianas preguntan: ¿por qué
va a estar mal si los que practican esto no dañan a nadie? Pero según ese criterio,
también tendríamos que cuestionar el por qué la pedofilia todavía aparece en las listas
de enfermedades siquiátricas. Sobretodo, si sabemos que hay ocasiones en que este
acto se lleva a cabo “con” el consentimiento de ambas partes involucradas. Si tanto
el(a) niño(a) como el(a) adulto(a) están de acuerdo en tener relaciones sexuales, ¿Por
qué va a ser malo? Sin embargo, la pedofilia es considerada una patología mental. Esto
nos indica que, según el “sentido común”, hay ciertas relaciones de tipo sexual que van
contra el orden natural de la especie. Un(a) niño(a) tampoco tiene la capacidad de
procrear. Por lo tanto, no es racional que tenga relaciones sexuales. Pero suponiendo
que ciertos(as) niños(as) sí puedan procrear (como ha habido algunos casos), éstos(as)
no están física ni sicológicamente aptos(as) para criar a sus hijos en forma
integralmente saludable. Serían niños(as) criando a niños(as). No hay que sacar
muchas cuentas para concluir que eso es aberrante.
Una cosa es que se saque una determinada práctica sexual de un prontuario
siquiátrico,35 y otra cosa es que aquello haya estado bien hecho. Los siquiatras
dependen de su cultura y su formación valórica para aplicar criterios sobre estas
costumbres sexuales. Por lo tanto, va a depender de la formación personal del siquiatra
para decir si tal o cual costumbre está bien o es una patología.
Y ahora, ¿hasta dónde las prácticas homosexuales y lesbianas van de acuerdo a la
razón? ¿Cómo podemos estar seguros de que esas prácticas no son sólo el producto del
capricho humano, un capricho que no nos molestamos en cuestionar? ¿Por qué
tenemos argumentos para cuestionar la religión y las ideologías políticas, pero no nos
molestamos en revisar las prácticas homosexuales y lesbianas?
Quizás, nuestro sentido ético se ha ido atrofiando por conveniencia. Suele ocurrir
que, algunas personas apoyan la homosexualidad o el lesbianismo, porque lo sienten
muy cercano. Algún familiar o ser querido ha sido víctima de esas tendencias, y ha
terminado siendo practicante. No es fácil hablar contra las prácticas drogadictas
cuando un ser querido nuestro, es drogadicto. Así ocurre con los homosexuales y
lesbianas. Sin embargo, el que nosotros no tengamos el valor de hablar contra la
drogadicción, no quiere decir que los drogadictos estén bien, y que la drogadicción sea
35
Véase la pág. 34, bajo el título: “Homosexualidad y Lesbianismo Como Patología”.
Homosexualidad y Lesbianismo
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25
ética. Independiente de que, algún ser querido nuestro sea homosexual o lesbiana,
debemos tener la capacidad racional de reconocer aquello como “no ético”.
DIVERSIDAD SEXUAL
Expresiones como “diversidad sexual” o “ser diferente”, han pasado a formar
parte del lenguaje de los grupos homosexuales y lesbianos. Ellos aluden que, el ser
diferentes, no significa que sean malas personas. Y en eso tienen razón. Sin embargo,
es bueno saber a qué nos referimos con “diferente”. Hay personas a las que les gusta
tener relaciones sexuales con la esposa(o) de su prójimo, y en eso también son
diferentes. Pero eso no significa que el adulterio sea algo correcto.
El tema de la diversidad sexual es algo complejo. ¿Qué entendemos por
“diversidad sexual”? ¿Significa que cada persona puede practicar cualquier tipo de
relación sexual que desee? Si es así, estamos en un serio problema ético-moral. Y lo
ético moral tiene que ver con la razón. Entonces, tenemos un serio problema de
raciocinio. Si hemos de aceptar el “nuevo concepto” de diversidad sexual, también
habría que aceptar la zoofilia, la pederastia, y el incesto. Así como hay personas que
les gusta tener relaciones sexuales con individuos del mismo sexo, también los hay
aquellos a quienes les gusta relacionarse sexualmente con animales, o con niños(as);
incluso con sus hijos(as). Y además, como mencionamos anteriormente, no sería malo
relacionarse con la pareja de nuestros prójimos. Lo anterior, ¿nos parece inteligente?
Una cosa es que algo sea agradable, y otra cosa es que sea ético e inteligente.
Se suele hablar del “tercer sexo”. Pero en realidad, ese tercer sexo no existe
como tal. Esto se debe a que el ser humano posee una naturaleza sexuada. Es decir,
existe como masculino o femenino. Tal como ocurre en el ámbito biológico, ocurre en
el ámbito mental. Un homosexual o una lesbiana, es necesariamente hombre o mujer.
Intentar agregar un tercer sexo a la naturaleza humana, es pervertirla.
HACIA UNA CULTURA SEXUALMENTE INDEFINIDA
Hemos mencionado anteriormente, lo común que resulta en nuestra cultura
posmoderna, el aceptar el argumento de que cada cual puede hacer lo que quiera
consigo mismo, mientras no afecte a un(a) tercero(a). Pero desde el punto de vista
social, es difícil que las acciones de unos(as) no afecten a los(as) otros(as). La misma
formación de nuestra identidad como persona depende en gran medida de la sociedad
en que vivimos. En ello tienen que ver el lenguaje, las prácticas comunes y los
Homosexualidad y Lesbianismo
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Pablo Valdebenito Rousseau
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horizontes valóricos de nuestra sociedad. No nos olvidemos que las normas (explícitas
e implícitas), constituyen límites que intentamos respetar para ser valorados y
reconocidos por los otros. Lo mismo ocurre con los modelos que se nos presentan y las
conductas que se condenan. Consciente o inconscientemente, todo aquello lo hacemos
nuestro, y de esa forma nos sentimos parte de la sociedad en que vivimos.
Muchas de las cosas que aceptamos o rechazamos, tienen como fin el ser
aceptados por aquellos(as) con quienes nos relacionamos. Somos seres que requerimos
la aceptación de los demás. Y si, para ello, hay aceptar las prácticas homosexuales o
lesbianas como algo correcto, entonces las aceptamos. Hay personas que ni siquiera se
molestan en analizar si lo que están aceptando es correcto o ético. Peor aún, es el caso
de algunos(as) políticos(as), que con el sólo fin de ganar algunos votos, comienzan a
apoyar a los movimientos homosexuales y lesbianos, sin detenerse a pensar en las
consecuencias de ello.
Se ha vuelto relativamente común oír hablar de “orientación sexual”. Aunque
esta expresión es utilizada por algunos especialistas, cuando se le utiliza, es seguro que
se está hablando de homosexualismo o lesbianismo. Se dice que las personas con estas
tendencias, tienen una orientación sexual diferente al resto. Sin embargo, nosotros
creemos que no es así. Desde el punto de vista técnico, de lo que debemos hablar, es
de la “desorientación sexual” que está afectando a las personas. La homosexualidad y
el lesbianismo se han vuelto una moda, y algunos jóvenes y señoritas han sido
criados(as) por padres inservibles. Esto ha hecho que al llegar a cierta edad, estos(as)
muchachos(as) no saben qué hacer con su sexualidad. Hay una desorientación sexual.
Creemos que la expresión “orientación sexual” es errática. No corresponde con lo que
verdaderamente le ocurre a una persona que se confunde con su sexo.
Por lo anterior, es prudente reflexionar sobre algunas cuestiones importantes.
¿Cómo cambiará la sociedad si la homosexualidad y la heterosexualidad se empiezan a
considerar como dos opciones igualmente válidas? ¿Da lo mismo ser homosexual,
lesbiana o heterosexual? ¿Es esto bueno para la cultura? ¿A mediano y largo plazo,
será un beneficio o un daño para la sociedad mundial?
En el análisis sobre las consecuencias sociales de la homosexualidad y el
lesbianismo, no podemos dejar de lado el ámbito de la “estabilidad de la especie”. Las
prácticas homosexuales o lesbianas no ofrecen ninguna estabilidad para el bienestar de
la especie humana. Al contrario, ponen en riesgo su existencia. Primero, porque si
todos(as) se vuelven homosexuales o lesbianas, la especie se extingue. Segundo,
porque al neutralizar los límites ético-morales, los seres humanos comienzan a vivir en
forma egoísta. Y esta forma de vida, termina causando sufrimiento entre los mismos
seres humanos. Una sociedad sexualmente indefinida no sabe hacia dónde va.
Homosexualidad y Lesbianismo
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Pablo Valdebenito Rousseau
27
LA IMPORTANCIA DEL AUTOCONTROL
Aunque algunas personas con tendencias homosexuales o lesbianas, al comienzo
tratan de reprimirse, otras dan rienda suelta a sus impulsos. Con el tiempo, como con
cualquier otra práctica, la homosexualidad y el lesbianismo se asimilan como algo
normal. Entonces, la lucha contra esas tendencias cesa. Sin embargo, es imperioso
señalar que estas prácticas sexuales se deben a la “falta de autocontrol”. Personas que,
desde la niñez no aprendieron a dominar sus deseos (y por ende a dominarse a sí
mismos), sucumben ante las tentaciones que se les presentan. De hecho, los
homosexuales varones tienden a sufrir de incontinencia.
Lo anterior nos advierte sobre la forma en que estamos educando a nuestros(as)
hijos(as). La disciplina inteligente y con carácter, hará que nuestros(as) niños(as) no se
acostumbren a tener todo lo que se les antoje.
Por el hecho de que para algunas personas la homosexualidad o el lesbianismo
fue una costumbre aprendida, existe la posibilidad de abandonar la homosexualidad o
el lesbianismo. Sin embargo, se observa que a los hombres les cuesta más que a las
mujeres dejar de tener relaciones íntimas con personas de su mismo sexo. Pero con
esfuerzo y voluntad, muchas cosas son posibles.
SEXUALIDAD Y DIGNIDAD
Notamos que la defensa de nuevos modelos de vida en pareja es defendida por
personas que de alguna forma se sienten identificadas con ese estado. Resulta difícil
que un homosexual o una lesbiana argumenten contra sus propias tendencias. Para
validar sus prácticas, tienden a recurrir a todo un arsenal de razonamientos
académicos, filosóficos y culturales (generalmente ateos), que les puedan servir de
apoyo para argumentar a favor de sus prácticas y tendencias. Y es natural, porque los
seres humanos nos inclinamos por lo más fácil y cómodo. Y lo más fácil es seguir
como estamos. Una persona acostumbrada a prostituirse, por ejemplo, también puede
defender su práctica. Puede argumentar que lo hace porque de alguna forma tiene que
buscar el sustento para vivir. Para esa persona la prostitución es lo más fácil, y puede
no desear cambiar su conducta, sobretodo si las ganancias económicas son buenas.
Pero eso no significa que la prostitución sea una forma digna de “trabajo”. Como
tampoco significa que la homosexualidad o el lesbianismo sean una forma digna de
vivir.
La humanidad sólo puede lograr el progreso cuando busca avanzar desde lo más
básico y animal, hacia lo racional, espiritual y sublime. Es en esta búsqueda que las
personas logran desarrollar las virtudes del espíritu humano. Como ejemplo de esas
Homosexualidad y Lesbianismo
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28
virtudes, podemos mencionar los sentidos de ética, estética, de honra, dignidad, etc.
Las personas no sólo comen, duermen, hacen sus necesidades y reproducen.
Aceptamos que la persona humana arrastra una naturaleza animal, pero también
creemos que es más que un mero animal. Ni la prostitución, ni la homosexualidad, ni
el lesbianismo elevan a los seres humanos hacia una mejor especie. Al contrario, con
las prácticas antes mencionadas, las personas viven según lo más fácil; según la
naturaleza básica del ser humano; según lo animal. Sin una verdadera lucha; sin
voluntad férrea por hacer lo correcto; sin una actitud de vida sana. Es cierto que
algunos(as) homosexuales y lesbianas intentan vivir en forma respetuosa y correcta
con sus parejas. Pero eso no los libera de su responsabilidad de vivir dignamente. Por
lo anterior, no nos parece válido que los homosexuales y lesbianas defiendan su
condición y sus prácticas.
Los movimientos homosexuales y lesbianos acusan a sus opositores de no
respetar su “dignidad” (de los homosexuales y lesbianas). Sin embargo, son los
homosexuales y lesbianas quienes atentan contra la dignidad de ellos mismos. Ser
homosexual o lesbiana no dignifica a la especie humana.
DISCRIMINACIÓN
Suele ocurrir que cuando alguien habla contra los movimientos homosexuales o
lesbianos, éstos se defienden aludiendo que están siendo discriminados por ser
“distintos”. Y técnicamente, en algunos casos es realmente así. Pero es bueno tener
claro de qué estamos hablando cuando nos referimos a la “discriminación”. Este
concepto va junto con el de la “igualdad”. Si hay igualdad entre las personas, entonces
no hay discriminación. Generalmente se interpreta la discriminación como aquella
forma de vida que no ha eliminado toda forma de exclusión, o explotación de
determinados grupos, a cuyos individuos se les niega la condición de personas, de
ciudadanos, o la igualdad básica, en el goce de derechos fundamentales.
Los(as) que apoyan las prácticas homosexuales y lesbianas, afirman que éstas
tienen derecho a la aprobación social y legal. Sería así, ya que se trata de una elección
fundada en la “libertad” de todo sujeto para elegir su propia orientación sexual. El no
permitir esto, sería una discriminación contra las personas homosexuales y lesbianas.
Incluso más, estaría atentando contra la dignidad de ellos(as).
Los movimientos que impulsan una “nueva moralidad”, señalan que el
matrimonio fue creado de la nada por el mismo ser humano. Se argumenta que se trata
de una construcción cultural. Por lo tanto, no hay razón para negar que la libertad
humana pueda crear también otro tipo de relaciones, como la de dos personas del
mismo sexo. Este criterio pretende basarse sobre el principio de la libertad individual,
Homosexualidad y Lesbianismo
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29
que sería el único criterio legítimo de ética y moral. De esta forma, basta con que algo
proceda de una decisión libre y autónoma para que se considere bueno; o al menos,
bueno para quien lo eligió.
Éticamente hablando, la discriminación en sí, no es necesariamente mala. En
realidad es un modo de selección. Es una forma de filtro para conducir nuestros
intereses y deseos. La discriminación se vuelve dañina, cuando se aplica en forma
arbitraria y sin fundamentos “válidos”.
En el caso de los movimientos homosexuales o lesbianos, se produce una
discriminación de tipo ético-moral. Y en esto nos adentramos en un terreno
complicado. Si bien es cierto que las personas deben ser aceptadas por lo que son,
también es cierto que nadie puede obligar a otro a aceptar costumbres que le parezcan
inapropiadas. Y este es el caso de la homosexualidad y el lesbianismo. Hay un sector
que opina que las prácticas de estos movimientos pervierten aún más a la sociedad. En
general, los homosexuales se victimizan ante los demás para conseguir el
reconocimiento y la aceptación que desean. Pero diversos grupos sociales recurren a la
misma táctica para conseguir dicha aceptación.
En ocasiones se ha aludido al hecho de que todos los homosexuales y lesbianas
pagan impuestos, contribuciones, votan en las elecciones, pertenecen a partidos
políticos, estudian y trabajan; es decir, son ciudadanos(as). Por lo tanto, debieran tener
el mismo respeto y reconocimiento social que los(as) demás. A simple vista, esto
parece lógico y justo. Pero no olvidemos que estamos frente a un hecho que implica
“valores”. Y los valores de muchas personas las hacen rechazar las prácticas de estos
grupos. El que un homosexual o una lesbiana sean personas, no significa que se
debiera aceptar todo lo que ellos(as) intenten imponer en la sociedad. Sobretodo, si lo
que ellos(as) proponen, va contra el sentido común de otros seres humanos que
también son personas. Los(as) discapacitados(as) también podrían aludir
discriminación ante una competición en bicicleta. Pero el que haya personas inválidas
físicamente, no significa que las otras personas sanas no deban realizar ejercicios
físicos. Aunque la discriminación sí está presente en este caso, se trata de una
discriminación racional-lógica; de sentido común. Así mismo ocurre con los
homosexuales y lesbianas, que no tienen la capacidad de alcanzar la
complementariedad como especie, ni tampoco pueden engendrar hijos. Por lo tanto,
constituye una equivocación el hecho de que tengan una vida en pareja. Más aún, una
vida sexual. Si se les discrimina, es porque así lo determina el sentido común. No es
por desvalorarlos como personas.
Hasta el momento, los movimientos homosexuales y lesbianos, que acusan a
quienes no aceptan sus prácticas de “homofóbicos” o “intolerantes”, no han presentado
argumentos válidos como para ser aceptados socialmente. A lo que han podido
recurrir, es al intento de introducir una “nueva moralidad”. Pero esto, implica un
cambio en los valores de la sociedad. Y estos valores que ellos(as) intentan imponer,
Homosexualidad y Lesbianismo
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30
atentan contra lo racional. Eso sin contar, que algunos de los valores implicados tienen
connotación religiosa. Y como tales, no se pueden transar.
La exigencia de una forma de vida basada en los principios del bien, la verdad y
la justicia, es una demanda para todas las personas. No tiene nada que ver su
inclinación sexual. Los homosexuales y lesbianas tienen la misma libertad que las
personas heterosexuales. Por lo tanto, también deberían poder elegir si se involucran o
no en relaciones íntimas. La libertad humana procede del ser persona y no de la
orientación sexual que se tenga. De hecho, la homosexualidad no anula la libertad ni
la inteligencia de los homosexuales o lesbianas para que elijan su manera de vivir. Tal
como un autor señala, “es desde la libertad, y no desde nuestras tendencias sexuales,
desde donde las personas debemos construir nuestra vida. La moralidad o la bondad y
maldad moral de nuestros actos sólo se entiende en referencia a esta libertad”36. Y
como veremos más adelante, si la persona no puede luchar contra su tendencia
homosexual o lesbiana, entonces hablamos de una patología.
HOMOSEXUALIDAD, LESBIANISMO Y DERECHOS HUMANOS
Un tema que siempre se alude al momento de defender a los homosexuales y
lesbianas, es aquel que dice relación con los “Derechos Humanos (DD.HH)
Universales”37 y las libertades fundamentales. Los movimientos que defienden estas
formas de vida, suelen recurrir al argumento de la discriminación contra ellos. De
hecho, parte del artículo 7 de los DD.HH, señala que “todos tienen derecho a igual
protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda
provocación a tal discriminación”. Por lo tanto, intentar discriminar a los movimientos
homosexuales o lesbianos, sería, según esta Declaración, un atentado contra estos
derechos universales fundamentales. Si a lo anterior, le agregamos que “toda persona
tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión…” (artículo
18), y además “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de
expresión…” (artículo 19), podemos entender que, si alguien quiere ser homosexual o
lesbiana, tiene todo el derecho de serlo. Porque cada cual puede creer y vivir como
desee, dentro del marco de estos Derechos. También tiene el derecho de favorecer y
proclamar su forma de vida (homosexual o lesbiana) a los cuatro vientos. ¿Y por qué
no hacerlo? Si la segunda parte del artículo 26, de los DD.HH Universales, señala que
la educación “favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las
naciones y todos los grupos étnicos o religiosos…”.
36
37
“Algunas Consideraciones Para el Debate Actual Acerca de la Homosexualidad”, antecedentes científicos,
antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales, Centro de Bioética,
Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, abril de 2008, pág. 31.
Aquí tomados de: ONU, “Declaración Universal de Derechos Humanos”,
(http://www.un.org/es/documents/udhr/)
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
31
Sobre la posibilidad de una terapia para curar a los homosexuales y lesbianas,
algunos estudiantes de la Escuela de Sicología de la Universidad ARCIS (en Chile),
plantearon lo siguiente:
“El sostener que la homosexualidad tiene cura, es sostener que esta
constituye una patología y quienes manifiestan dicha opción, son enfermos.
Esto constituye una ofensa moral y ética, a la dignidad y preferencias que
pueda sostener cualquier ser humano. Incluso, sostener dichos argumentos,
si nos aferramos a la “legalidad”, atentan contra los principios
constitucionales del país del articulo 19 Nº4 “El respeto y protección a la
vida privada y pública y a la honra de la persona y de su familia” y el
articulo 19 Nº6 “la libertad de conciencia”. Articulo 19 Nº7 “El derecho a la
libertad personal”…
… Por todo esto, es que manifestamos nuestro más profundo
rechazo a las prácticas e ideologías discriminatorias y neofascistas de la
universidad de los Andes y en sus supuestas “curas” a la homosexualidad…
… Y hacemos un llamado a los demás sectores de la sociedad a
manifestarse en rechazo contra dichas prácticas, a denunciarlas allí donde
estas ocurran y difundir esta información por la diversidad de medios
existentes. A sumar fuerzas, y movilizarse por nuestros derechos. ¡Que
nadie nos venga a decir, que nuestra sexualidad y condición humana es
enferma por ser homosexuales, lesbianas, transexuales o travestís! ¡No
uno, ni dos, si no “N” sexos, a cada cual con sus sexos!
Estudiantes de la Escuela de Psicología ARCIS – Valparaíso- Chile38
Cuando revisamos los DD.HH, vemos que proveen suficiente vocabulario para
que los movimientos homosexuales y lesbianos (y otros que los apoyan) hablen de
libertades que se les deben. Por supuesto que los(as) cristianos(as) favorecemos todos
aquellos acuerdos que beneficien la armonía y la justicia en el mundo. Sin embargo,
estamos consientes de que es fácil tomarse de alguna palabra o frase de estos Derechos
para reclamar “cierta interpretación” de ellos. Recordemos que los DD.HH hablan de
privilegios para todas las personas, siempre y cuando estos privilegios no pasen a
llevar los derechos de otros(as).
Más adelante, veremos el peligro que existe para los(as) niños(as) que sean
adoptados por homosexuales o lesbianas.39 Sin embargo, cuando algunos movimientos
homosexuales y lesbianos hablan de esto, parecen tener su propia interpretación de los
38
39
Aula Subversiva, “La Universidad de Los Andes y su Cura a la Homosexualidad”,
(http://aulasubversiva.blogspot.com/2010/07/la-universidad-de-los-andes-y-su-cura.html).
Véase bajo el sub-título “Formando Niños Homosexuales y Niñas Lesbianas” (pág. 39).
Homosexualidad y Lesbianismo
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DD.HH. Parecen ignorar que el artículo 16, en su tercera parte, dice que “la familia es
el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de
la sociedad y del Estado”. Si la sociedad y el Estado han de proteger a la familia (que
es un concepto que se está distorsionando), entonces los niños “tienen el derecho de no
criarse con homosexuales y lesbianas”. Si queremos hablar de DD.HH hablemos de
ellos, pero sin un doble juego. El artículo 29, en su primera parte, señala que “toda
persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede
desarrollar libre y plenamente su personalidad”. Son estos “deberes”40 los que nos
obligan a cuidar la sociedad. Sin embargo, basándose en ellos, los movimientos
homosexuales y lesbianos ponen en peligro la estabilidad social. Tratando de hacer
valer derechos particulares, a veces se nos olvida que también hay derechos sociales
que están por sobre lo individual. Así lo da a entender la segunda parte del artículo 29,
donde dice que “en el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda
persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único
fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los
demás…”. Sin embargo, algunos homosexuales y lesbianas intentan establecer
derechos humanos basados en sus gustos personales y no en el bien común. Como
correctamente lo señala un estudio de la Universidad Católica, “los “gustos” son
esclavos de las modas, la publicidad y la manipulación. Y fundar en ellos el derecho
es justamente lo contrario a auto-determinarse”41. Este es el caso de diversos
movimientos de liberación sexual.
Algunos grupos homosexuales y lesbianos, están dispuestos a “negar que la
ciencia pueda decir algo contra ellos” (para seguir justificando sus prácticas). En un
artículo, alguien que los apoya, señala:
“Es insostenible, todo argumento que se base en la supuesta neutralidad o
“asepsia” de la evidencia científica para sostener dichos argumentos.
Cuando la evidencia científica, no presupone un mecanismo de producción
de conocimiento, fuera de los intereses económicos, institucionales e
ideológicos de los sostenedores de dichos estudios.42 Si la “ciencia” fuera
nuestro aval, podríamos darles la razón a los científicos Nazis para sostener
la superioridad de la raza aria y matar Judíos, negros y latinos. Por tanto,
incluso la ciencia, no puede ser considerada como un marco legítimo de
“verdad” o “consenso” fuera del respeto, integridad y dignidad ética de los
seres humanos.” 43
40
41
42
43
Si bien es cierto tenemos una Declaración Universal de los DD.HH. (que se ha adaptado en algunos países),
no tenemos una Declaración Universal de los Deberes Humanos. Aunque éstos están implícitos en la
Declaración de los DD.HH, sería bueno que también estuvieran explícitos en una Declaración similar.
“Algunas Consideraciones Para el Debate Actual Acerca de la Homosexualidad”, antecedentes científicos,
antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales, Centro de Bioética,
Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, abril de 2008, pág. 46.
Es bueno hacer notar, que este tipo de expresiones es propia del comunismo ateo.
Aula Subversiva, “La Universidad de Los Andes y su Cura a la Homosexualidad”,
(http://aulasubversiva.blogspot.com/2010/07/la-universidad-de-los-andes-y-su-cura.html).
Homosexualidad y Lesbianismo
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33
Pese a lo anterior, estos grupos “sí toman en cuenta las decisiones científicas que
los favorecen”. Si algún especialista dice algo a favor de los movimientos
homosexuales y lesbianos, ese sí que les sirve. De hecho, citan lo siguiente:
“Incluso estudios de la APA,44 que se tienen entre los más conservadores en
la Psicología, desestiman que las practicas curativas o reparatorias de la
condición homosexual, sean efectivas, aun más, pueden producir daños y
efectos contraproducentes a la integridad de la persona…”45
Por lo tanto, es preciso señalar que, objetivamente hablando, los movimientos de
apoyo a homosexuales y lesbianas se comportan parecidos a una secta religiosa.
Observamos que no les importa cuánta evidencia haya en su contra, de igual forma
siguen afirmando lo que creen. En algunos casos, simplemente porque “quisieran” que
sus creencias estuvieran en lo cierto. Continúan con la creencia de que algún día se
demostrará lo que ellos dicen.
Algunas personas que apoyan los movimientos homosexuales y lesbianos,
afirman que estas prácticas deben ser aceptadas socialmente. Para ello aluden el hecho
de que en el pasado se han aceptado prácticas que eran prohibidas por la sociedad. Así
ocurrió, por ejemplo, con propuestas tan difíciles como: la eliminación de la
esclavitud, el voto de la mujer, las reformas en favor de los trabajadores, etc. Era muy
difícil imaginarse que todo ello se lograría al final. ¡Pero se hizo! Entonces, ¿Por qué
no se puede aceptar las prácticas homosexuales y lesbianas en forma plena?
Lo anterior tiene una respuesta. La eliminación de la esclavitud, el voto de la
mujer y las reformas en favor de los trabajadores, son propuestas aceptadas por el
“sentido común” de las personas. Son propuestas racionales y éticas. Aquellas
propuestas no atentan contra la funcionalidad de la especie humana. No son ideas
antinaturales. De hecho, aquellos cambios tienden a mejorar el funcionamiento de
nuestra sociedad. Por el contrario, las prácticas homosexuales y lesbianas llevan a la
desvalorización y corrupción de uno de los pilares básicos de toda sociedad: la familia.
De esta forma, volvemos a un circulo vicioso en que, si se forman “familias”
homosexuales o lesbianas, los(as) niños(as) criados(as) allí, estarán expuestos(as) a
heredar estas mismas tendencias.46
44
45
46
APA: American Psychological Association (Asociación Sicológica Americana).
Aula Subversiva, “La Universidad de Los Andes y su Cura a la Homosexualidad”,
(http://aulasubversiva.blogspot.com/2010/07/la-universidad-de-los-andes-y-su-cura.html).
Véase bajo el título: “Formando Niños Homosexuales y Niñas Lesbianas”, en la pág. 39.
Homosexualidad y Lesbianismo
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34
HOMOSEXUALIDAD Y LESBIANISMO COMO PATOLOGÍA
En medio del debate sobre si la homosexualidad y el lesbianismo constituyen una
enfermedad, aparecen posiciones contrapuestas. En el año 1973 la American
Psychiatric Association (Asociación Americana de Psiquiatría [APA]), dejó de
considerar a la homosexualidad como un desequilibrio mental. De hecho, han
suprimido la tendencia homosexual o lesbiana de los prontuarios de enfermedades
psiquiátricas. En aquel entonces la homosexualidad fue considerada sólo una
“condición”. No obstante, si la afirmación que aparece en un artículo sobre
homosexualidad es cierta, detrás de esto hay algo grave. Según una entrevista a Gerard
Van Den Aardweg, el promotor de este cambio fue un grupo de homosexuales
militantes. La eliminación de la homosexualidad (y el lesbianismo) como patología
mental se hizo “contra la opinión de los psiquiatras”. De hecho, una votación que se
realizó inmediatamente después habría demostrado que el 70% de los profesionales
seguían considerando la homosexualidad como un trastorno. Pero la campaña a favor
del cambio y las intimidaciones hicieron capitular al Consejo de dirección. Desde el
punto de vista técnico, fue una decisión antidemocrática y “anticientífica”.47
Ya lo mencionamos anteriormente; los(as) siquiatras dependen de su cultura y su
formación valórica para aplicar criterios sobre estas costumbres sexuales. Por lo tanto,
va a depender de la formación valórica personal del(la) siquiatra para decir si tal o
cual costumbre está bien o es una patología.
Como lo señala Aardweg, desde aquel cambio forzado respecto de la
homosexualidad y el lesbianismo, este tema se ha venido politizando. En la actualidad,
y como lo expusimos al comienzo de este trabajo al citar un estudio de la Universidad
Católica, “la homosexualidad y el lesbianismo parece ser más un tema socio-político
que científico o moral”.48 Hoy día, los gobiernos promueven la inclusión de los temas
homosexuales y lesbianos en las clases de instrucción sexual en los colegios. Aardweg
opina que la epidemia del Sida podría haberse disminuido en gran parte en Occidente,
si se hubiese seguido considerando la promiscuidad entre homosexuales como algo
patológico.
Los movimientos homosexuales y lesbianos se oponen tenaz y amargamente a
ser catalogados como enfermos, asegurando que no lo son. Pero a pesar de que no se
conoce aún la causa de la homosexualidad y el lesbianismo, los estudios parecen
demostrar que se trata de una anomalía compleja que incluye el factor mental. Algunos
especialistas hacen notar lo contradictorio de que la homosexualidad y el lesbianismo
se hayan sacado de los prontuarios de enfermedades mentales. La contradicción se da
47
48
Véase: Gerard van den Aardweg, "Cómo Puede Vivir la Castidad un Homosexual", Palabra, IV.01,
Interrogantes.Net, (http://www.interrogantes.net/Gerard-van-den-Aardweg-Como-puede-vivir-la-castidadun-homosexual-Palabra-IV001/menu-id-27.html).
“Algunas Consideraciones Para el Debate Actual Acerca de la Homosexualidad”, antecedentes científicos,
antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales, Centro de Bioética,
Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, abril de 2008, Introducción, pág. 8.
Homosexualidad y Lesbianismo
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35
en que, paradójicamente, quedaron confirmadas otras desviaciones de la tendencia
sexual, como la pedofilia, el voyeurismo,49 etc.
Al ser esto así, cabe preguntarse por qué algunas personas se niegan a considerar
la homosexualidad y el lesbianismo como una enfermedad siquiátrica, o por lo menos,
sicológica.50 La tendencia a la pedofilia, aunque no se practique, se considera una
anomalía mental, por tratarse de relaciones sexuales-afectivas que no sólo van contra
el orden natural, sino además, contra el sentido común. Entonces resulta un doble
estándar no considerar la homosexualidad y el lesbianismo como anomalías mentales.
En ocasiones, nos parece que la ciencia se presta para satisfacer los caprichos de
algunos. Si es así, entonces ya no es ciencia. Lo lógico, es suponer que la ciencia
verdadera no cede ante las presiones de un grupo u otro, perdiendo así su objetividad.
Algunos siquiatras todavía consideran la homosexualidad (y el lesbianismo)
como una patología. Tal es el caso de Enrique Rojas, quien aseguró que las
estadísticas se han manipulado, diciendo que el porcentaje de personas que se sienten
atraídas por su mismo sexo es del 15 % de la población mundial, cuando según sus
datos en realidad son el 4 %. Rojas, manifiesta además que la homosexualidad, por ser
una patología, tiene cura.51 Esto, pese a que en general, los homosexuales y lesbianas
(incluso cristianos[as]), señalan que su tendencia simplemente no tiene una cura
eficaz. De hecho, lo aseguran: ¡la homosexualidad o el lesbianismo no se quita! Por lo
tanto, no sería una anomalía. Pero recordemos que algunos años atrás, algunos tipos de
cáncer tampoco tenían cura, y sin embargo, sí se les consideraba una enfermedad. Los
movimientos homosexuales y lesbianos, aseguran que los tratamientos para abandonar
las prácticas invertidas sólo agravan el problema. Terminarían causando más
sufrimientos a quienes son víctimas de estas tendencias. Incluso, algunos
homosexuales y lesbianas que dicen profesar el cristianismo, aseguran que las terapias
“terminan destruyendo tanto la salud mental como la madurez espiritual de las
personas tratadas”52.
49
50
51
52
Voyeurismo: En algunas culturas el voyeurismo se considera una perversión y varios países lo han
clasificado como un delito sexual. El Reino Unido agregó esta ofensa al Sexual Offences Act of 2003,
criminalizando el acto de espiar a alguien sin su consentimiento. Canadá promulgó una ley similar a finales
de 2005, declarando al voyeurismo un delito sexual. EE. UU. también penaliza esta práctica y en nueve
estados del país hay leyes que castigan específicamente el “video voyeurismo”, lo cual implica filmar a
alguien sin su consentimiento mientras se encuentra en situaciones privadas (Datos de Wikipedia).
Compárese, por ejemplo: Foro “Mujer Actual”, Exclusividad Femenina, “El Lesbianismo en la
Adolescencia” (http://www.mujeractualexclusividadfemenina.com/t8043-el-lesbianismo-en-la-adolescencia).
Biblioteca Virtual Em Saúde,
(http://bases.bireme.br/cgibin/wxislind.exe/iah/online/?IsisScript=iah/iah.xis&src=google&base=LILACS&lang=p&nextAction=lnk&e
xprSearch=453245&indexSearch=ID).
“La Homosexualidad Desde la Perspectiva Bíblica”, pág. 24. El texto en castellano, dice que este manuscrito
fue publicado originalmente en inglés por Integrity, una organización para la gente gay/lésbica Episcopal
(Anglicana) en los Estados Unidos de América. También dice que fue traducido al español por Otras Ovejas
(http://www.otrasovejas.org/Oobrochu.htm).
Homosexualidad y Lesbianismo
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36
Sin embargo, Carlos Valenzuela, otro especialista en la materia, señala: “los
homosexuales sufren más patología psiquiátrica infecciosa y tumoral que los
heterosexuales y también presentan baja de la inmunidad no debida a SIDA”. Hay
suficiente evidencia como para afirmar que la homosexualidad cumple los requisitos
para ser considerada una patología.53 Este especialista asegura que la homosexualidad
es “una moda”. En la mayoría de los casos, la homosexualidad puede curarse a través
de la terapia, formando una nueva conducta.
Con la homosexualidad o el lesbianismo ha ocurrido lo mismo que con ciertas
costumbres alimenticias. Se ha producido una falla en los impulsos originales y
funcionales de esa actividad. Hay gente que se descontrola en sus hábitos alimenticios.
Pero eso no significa que la glotonería o la ansiedad sean normales ni sanas. Tampoco
significa que la sociedad deba asimilarlas como algo bien hecho. ¿Y por qué entonces
debemos asimilar la homosexualidad y el lesbianismo como algo que funciona bien?
Como lo vimos anteriormente, la homosexualidad y el lesbianismo no son una
condición del cuerpo. Este fenómeno parece estar más bien vinculado a la
personalidad de los individuos; al modo como la persona vive su ser varón o mujer.
Esto es lo que se suele llamar la homosexualidad “estructural”.54 Los factores
sicológicos y sociales tienen una gran influencia sobre las conductas homosexuales y
lesbianas.
Algunos grupos de la defensa homosexual han reaccionado fuertemente cuando
se ha dicho que la homosexualidad y el lesbianismo son una enfermedad. Pero el
considerar la homosexualidad y el lesbianismo como una enfermedad, disminuye la
posibilidad de que estas prácticas sean de libre elección. Si la homosexualidad y el
lesbianismo se han de considerar como algo estructural (de la personalidad), entonces
debemos tener presente que la construcción de la personalidad se produce mucho antes
del desarrollo de las elecciones libres y la responsabilidad personal. No todos los
homosexuales y lesbianas eligen esta condición. La situación sico-afectiva que
consiste en tener tendencias homosexuales o lesbianas no es siempre el resultado de
una elección. En casi todos los casos, la homosexualidad y el lesbianismo es producto
de una anomalía sico-afectiva que no se ha elegido voluntariamente. Esta anomalía
trastorna la personalidad y la forma de vida de los afectados. Si la persona no puede
luchar contra su tendencia homosexual o lesbiana, entonces hablamos de una
anomalía; de una patología; de una enfermedad. Algunos(as) autores(as) que escriben
a favor de la homosexualidad y el lesbianismo, reconocen que los homosexuales y las
lesbianas no son libres para escoger su “orientación sexual”.55 Es cierto que los
heterosexuales tampoco han sido libres para escoger su forma de sexualidad. Sin
53
54
55
Del Programa de Genética Humana, ICBM, Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
“Algunas Consideraciones Para el Debate Actual Acerca de la Homosexualidad”, antecedentes científicos,
antropológicos, éticos y jurídicos en torno a las personas y las relaciones homosexuales, Centro de Bioética,
Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, abril de 2008, pág. 15-16.
Así lo afirma Ervin Ruiz, en su artículo: “Biblia y Auténtico Amor Homosexual”, pág. 4, Solidarigay.com
(http://www.solidarigay.com/phpindex/html/modules.php?name=News&file=article&sid=161).
Homosexualidad y Lesbianismo
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embargo, cuentan con la ventaja de que la sexualidad que ellos tienen, es la que está
funcionando bien.
Pese a lo anterior, y como ya lo señalamos, algunos especialistas creen que
existen casos en que la tendencia homosexual o lesbiana puede ser curada. De todas
formas, notamos que los movimientos homosexuales y lesbianos tienden a no tomar en
cuenta las opiniones que los desfavorecen.
SEXUALIDAD “ANTINATURAL”
Al momento de referirse a las prácticas homosexuales o lesbianas, suele
ignorarse (voluntaria o involuntariamente), el factor racional-funcional de la
sexualidad de una especie. Esto es, por qué o para qué, las diversas especies del mundo
se relacionan sexualmente. Si nos basamos en este cuestionamiento, podemos llegar a
una mejor comprensión de cómo abordar el tema de la sexualidad humana.
Una de las razones por las que las prácticas homosexuales o lesbianas deben ser
rechazadas, es por su falta de sentido lógico. Es decir, porque carecen de coherencia.
Las relaciones homosexuales o lesbianas, desde un enfoque natural, son antinaturales.
Desde un enfoque funcional, las relaciones sexuales con un individuo del mismo sexo
atentan contra la perpetuidad de una especie. Hablamos de relaciones antinaturales,
porque el instinto básico que lleva a todas las especies a buscarse entre macho y
hembra, tiene como fin la reproducción y perpetuación de dicha especie. En cambio,
el apetito sexual por un individuo del mismo sexo es equívoco. Constituye una
tendencia errónea. La sexualidad humana es parte de la sexualidad animal universal.
Por lo tanto, funciona según los mismos patrones generales. Si las relaciones sexuales
contribuyen a la permanencia de la especie, entonces sólo son un medio para que la
especie esté siempre sobre la tierra. Y por ende, gozan de trascendencia. Tal es el caso
de las relaciones heterosexuales. En cambio, si la satisfacción del instinto sexual no
contribuye en el tiempo a la perpetuidad de la especie, entonces el acto sexual se
convierte en un fin en sí mismo y sin trascendencia social. Las relaciones
homosexuales y lesbianas adolecen de lo que se llama infertilidad primaria.56 Son
relaciones estériles que se reducen sólo al placer que procuran. No hay más aspiración
que el “aquí y ahora”. No se proyecta hacia ningún futuro con propósito trascendente,
ni tampoco participa de la continuidad de una sociedad. Las relaciones homosexuales
y lesbianas no tienen trascendencia ni relevancia social. Si hilamos fino, atentan
incluso contra el equilibrio del ecosistema. Son “anti-ecológicas”. Esto es, por cuanto
no hacen de la humanidad una especie autosustentable en el tiempo.
56
La infertilidad primaria, se refiere a las parejas que nunca han podido quedar en embarazo después de al
menos un año de relaciones sexuales (coito) sin protección (Medline Plus). Por el hecho de recibir
tratamiento, es considerada una patología.
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Cuando un hombre y una mujer se unen para vivir juntos, en general gozan de la
posibilidad de engendrar hijos(as). De esta forma se asegura la continuidad de la
especie humana. Si todas las personas del mundo convivieran con otras personas del
mismo sexo (siguiendo el criterio homosexual o lesbiano), la especie humana se
extinguiría, aunque fueran todos(as) felices. Esto se debe a la configuración biológica
propia de hombres y mujeres. Los genitales están adaptados solamente para el coito
heterosexual reproductivo. El coito homosexual en varones lleva a menudo a patología
traumática y en las mujeres a insatisfacción.57 Tanto el pene como la vagina están
adaptados para unirse. No se produce infección en el acto sexual. Tanto la vagina
como la vulva cuentan con secreciones inmunes a los microbios e infecciones propias
del contacto sexual. En cambio, el coito anal de homosexuales, se lleva a cabo con
órganos que no están adaptados naturalmente para ello. En estas relaciones sexuales,
se evidencia su antinaturalidad por la patología ano-rectal que se les produce. Es decir,
los homosexuales son víctimas de heridas anales, como fisuras, erosiones, desgarros,
etc. Eso, además de las infecciones que puede acarrear el pene, debido al contacto
fecal dentro del ano o recto (cuando la penetración se hace sin algún tipo de
protección, pero la protección tampoco es natural). A lo anterior, se suma el hecho
que, desde el punto de vista inmunológico, los homosexuales hombres (no se sabe
mucho en las mujeres), presentan déficit. Desde antes que se conociera el SIDA, se
sabía que los homosexuales tienen su sistema inmunológico deficiente. Es posible que
sea esto mismo lo que hace que los homosexuales tengan más tendencia a los tumores
y al cáncer, que los hombres heterosexuales.58
La evidencia de la anomalía de las relaciones homosexuales y lesbianas, sale a la
luz cuando consideramos que los homosexuales y las lesbianas han nacido de una
relación heterosexual. Si no fuese por ésta, los homosexuales y lesbianas no existirían.
En forma natural, los homosexuales y lesbianas necesitan de una relación heterosexual
para su propia existencia. Es entonces la misma naturaleza que nos enseña que la
homosexualidad y el lesbianismo son antinaturales.
No es natural la reproducción entre humanos(as) del mismo sexo. Por lo tanto,
tampoco es natural el acto sexual entre humanos(as) del mismo sexo. Esto nos hace
ver, que la misma naturaleza nos indica que las relaciones de pareja deben ser
heterosexuales. Aclaramos que, no pretendemos que un hombre y una mujer se unan
solamente para engendrar hijos(as), ya que eso sería una desvaloración de la familia;
Y no todas las familias tienen hijos(as).
57
58
Biblioteca Virtual Em Saúde,
(http://bases.bireme.br/cgibin/wxislind.exe/iah/online/?IsisScript=iah/iah.xis&src=google&base=LILACS&lang=p&nextAction=lnk&e
xprSearch=453245&indexSearch=ID).
Valenzuela Carlos, “La Homosexualidad, ¿Es Una Patología?”, programa de genética humana, ICBM,
Facultad de Medicina, Universidad de Chile, pág. 8.
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FORMANDO NIÑOS HOMOSEXUALES Y NIÑAS LESBIANAS
Las diversas experiencias que los(as) niños(as) tienen bajo el cuidado de sus
padres y hermanos(as), generalmente producen vínculos que duran toda la vida. Estas
experiencias sirven como modelos para relacionarse con las distintas personas con las
que tomarán contacto a lo largo de su existencia. Según estas experiencias, los(as)
niños(as) suelen “quedar condicionados” en lo cognitivo, afectivo, valórico y
procedimental.
El deseo de compartir la naturaleza afectiva hace que muchas personas anhelen
tener y criar hijos(as). Pero los hijos(as) deben ser educados(as) con valores adecuados
que les provean bienestar físico y mental. Personas homosexuales y lesbianas han
manifestado su deseo de adoptar niños(as), o de experimentar una maternidad por
fecundación artificial. En la Resolución del Parlamento Europeo aprobada el 08 de
febrero de 1994, se pidió la eliminación “de la prohibición de contraer matrimonio o
de acceder a regímenes jurídicos equivalentes a las parejas de lesbianas o de
homosexuales”. Además, se solicitó que se ponga fin a “toda restricción de los
derechos de las lesbianas y de los homosexuales a ser padres, a adoptar o a criar
niños”.
Como las personas tienden a ser moldeadas por su entorno, el ambiente
homosexual o lesbiano se vuelve peligroso para los(as) niños(as) que se críen en él. Ya
que, por una cuestión de adaptación socio-cultural, los(as) niños(as) criados(as) allí,
corren el riesgo de asimilar las conductas y prácticas sexuales invertidas. Un(a) niño(a)
heterosexual puede fácilmente convertirse en homosexual o lesbiana. Según estudios
realizados en Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda, hay entre un 70% y un 80%
de posibilidades de que un(a) menor educado(a) por un homosexual (o lesbiana)
desarrolle las mismas tendencias sexuales de su educador. No olvidemos que “estando
en la miel, todo se pega”. La asimilación cultural de conductas dañinas para sí mismos
y los demás, la vemos, por ejemplo, en familias donde existe la drogadicción y/o la
delincuencia.
En las familias monoparentales, suele ocurrir que los(as) niños(as) que viven en
ellas, presentan problemas emocionales y sicosociales. Si esto ocurre con un(a)
tutor(a) (monoparental) que representa un modelo definido de hombre (papá) o mujer
(mamá), entonces las posibilidades de daños emocionales y sociales de los(as)
niños(as) criados con homosexuales o lesbianas, aumentan. Según algunos(as)
autores(as), las personas homosexuales y lesbianas tienden a ser víctimas de
paranoidismo, narcisismo, obsesividad, alteraciones de la identidad, ansiedad,
nerviosismo, depresión, ataques de pánico, autoagresión, tendencia al suicidio59
compulsividad y problemas sicosomáticos60.
59
60
Obra y página recién citadas.
Enciclopedia católica On Line, EC Wiki (http://www.aciprensa.com/Familia/homosex-cura.htm).
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¿Cómo se formará un(a) niño(a) en medio de todo eso? Cada vez que los
homosexuales o lesbianas exigen su derecho de ser padres, están pasando a llevar el
“derecho de los niños”. ¿Es ético o correcto hacer, en forma premeditada, que un(a)
niño(a) crezca sin asimilar la figura de un padre o de una madre? Somos testigos de los
problemas sico-emocionales de los niños(as) criados en familias monoparentales.
Estos niños(as) son víctimas de un entorno que no es el ideal para su sano desarrollo.
¿Cómo entonces pretendemos someter a propósito, a más niños(as) a un entorno que
no es saludable para ellos(as)? Esto no sólo va contra la naturaleza antropológica de la
familia (donde debe haber un padre y una madre), sino también contra el sentido
común, y contra lo natural.
Si se permite un cambio en el modelo familiar, se estará contribuyendo a la
creación de un lamentable círculo vicioso. Éste, consiste en criar a niños(as) con
“familias” de homosexuales o lesbianas. Con el tiempo, algunos de estos(as) niños(as)
asimilarán las conductas de sus tutores, como algo normal. Entonces, algunos de estos
hijos(as) también serán homosexuales y lesbianas practicantes. Si a su vez, éstos(as)
nuevos(as) practicantes desearan adoptar niños(as) (ya que no los pueden engendrar
por sí mismos), con el tiempo los convertirán en homosexuales o lesbianas igual que
ellos. Y así sucesivamente…
LA HOMOSEXUALIDAD EN LA IGLESIA
Enfrentar el tema de la homosexualidad y el lesbianismo, es una de las tareas
complejas que afecta hoy en día a la iglesia de Jesucristo. Los movimientos de
Liberación Homosexual han tomado auge como una fuerza sociopolítica organizada.
Los homosexuales y lesbianas intentan imponer a la sociedad y a la iglesia la
aceptación de una homosexualidad y lesbianismo declarados. Apoyados en los
Derechos Humanos (que no tiene una contraparte de los “Deberes” Humanos),
intentan presentar su forma de vida como algo civilizado y normal.
Los movimientos homosexuales y lesbianos están infiltrando nuestras iglesias, e
incluso el pastorado; aun en iglesias evangélicas conservadoras. Este es uno de los
temas más graves a los que se enfrenta la iglesia hoy en día. En Santiago de Chile, se
sabe de pastores homosexuales. Aunque algunos han afirmado que Cristo los ha
cambiado, sus palabras son contradichas por el testimonio de algunos(as) de sus
feligreses.
Por otro lado, cuando los homosexuales y lesbianas son exhortados a elegir entre
sus prácticas o las responsabilidades eclesiásticas de que disfrutan, en general
prefieren elegir sus prácticas sexuales y alejarse de la iglesia a la que pertenecen.
Muchos homosexuales y lesbianas no están dispuestos(as) a mantenerse célibes
durante toda su vida. Tampoco pretenden vivir una relación heterosexual.
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SEGUNDA PARTE
La Homosexualidad y el Lesbianismo en la Biblia
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LA HOMOSEXUALIDAD Y LA BIBLIA
Algunos(as) estudiosos(as) bíblicos afirman que la homosexualidad y el
lesbianismo no son pecados. Es decir, que la Biblia (católica o evangélica) no condena
estas prácticas. Diversos(as) autores(as) que favorecen la homosexualidad y el
lesbianismo, hacen notar que a lo largo de los siglos “la Biblia ha sido invocada como
autoridad para justificar la esclavitud, la Inquisición, el racismo, oponerse al avance
científico, condenar el heliocentrismo, sostener que la tierra era inmóvil y plana. Y
ahora que la esclavitud es injustificable, que la inquisición ha cambiado hasta de
nombre, que la discriminación por razón de raza resulta intolerable hasta para los
más fanáticos del Vaticano y la ciencia le ha dado en los morros a todos los que
decían que la tierra era plana y el sol y el resto de planetas giraban alrededor de ella,
sólo les queda la discriminación de la mujer y de los homosexuales”.61
Se señala que ha habido luchas contra la esclavitud, el racismo, y la
discriminación de la mujer, por ejemplo. Todas ellas, costumbres “avaladas por la
Biblia”. Sin embargo, en el último siglo, todas estas costumbres han sido abandonadas.
Se argumenta que al rechazar estas formas de opresión, no se ha atentado contra la
voluntad de Dios. Porque si así fuese, entonces tendríamos que pensar que, por
ejemplo, el abandono de la esclavitud fue un pecado. Pero nadie en nuestra sociedad
civilizada, incluso entre los(as) cristianos(as), se atrevería a afirmar tal cosa. Un
intérprete de la Biblia, piensan que “lo que ha ocurrido, ha sido que simplemente se ha
rechazado una cultura patriarcal. De igual manera es importante la lucha de las
personas homosexuales pues esa cultura patriarcal es, al mismo tiempo,
homofóbica”.62 Por lo tanto, así como se ha aceptado universalmente que no debe
existir el racismo, la esclavitud, la discriminación contra la mujer, así también se debe
aceptar que no debe haber rechazo hacia los homosexuales y lesbianas.
Algunos(as) autores(as) llegan a decir que la Biblia no menciona para nada la
homosexualidad. Según ellos(as), “una lectura seria y profunda de los textos
involucrados no cierra las puertas a la posibilidad de una relación madura, seria y
responsable entre personas del mismo sexo”63. Estaríamos hablando de una relación
amorosa, voluntaria, recíproca, respetuosa, cuyo fin no sería sólo el sexo. Esto se
debería a que la Biblia no se preocuparía del concepto de “orientación sexual”, ya que
61
62
63
Así se opina en: “Homosexuales en la Biblia” (http://www.ambienteg.com/historia/homosexuales-en-labiblia).
“Biblia y Auténtico Amor Homosexual”, Ervin Ruiz, pág. 3, (Solidarigay.com).
(http://www.solidarigay.com/phpindex/html/modules.php?name=News&file=article&sid=161).
“La Homosexualidad Desde la Perspectiva Bíblica”. El texto en castellano, dice que este manuscrito fue
publicado originalmente en inglés por Integrity, una organización para la gente gay/lésbica Episcopal
(Anglicana) en los Estados Unidos de América. También dice que fue traducido al español por Otras Ovejas
(http://www.otrasovejas.org/Oobrochu.htm).
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este concepto en aquel tiempo no existía. Esta idea sólo se comenzó a manejar a fines
del siglo 19.
En pro de lo anterior, algunos(as) estudiosos(as) aluden los idiomas bíblicos
originales, como son: hebreo, arameo y griego. Sin contar todo un arsenal de recursos
teológicos, históricos, hermenéuticos, antropológicos, etc., que salen a relucir para
intentar demostrar sus postulados. Según estos(as) enseñadores(as), las Escrituras
condenarían la homosexualidad y el lesbianismo que se relacionaba solamente con la
“idolatría”. Nada más que eso. Estamos hablando de una homosexualidad y un
lesbianismo de tipo “cúltico”, es decir, relacionados con el culto, y no como opción
sexual para la vida. Por el lado católico, los teólogos que se manejan en “Teología
Moral” nos entregan algunas opiniones. En el ámbito protestante-evangélico, los(as)
estudiosos(as) bíblicos parecen estar recién despertando. Dado lo complejo de este
tema, pasaremos a revisarlo con algún detalle.
La Homosexualidad y el Culto
La homosexualidad era muy común en las épocas del Antiguo y del Nuevo
Testamento. Se trataba de una práctica fomentada por las religiones idolátricas de la
madre naturaleza y la fertilidad. En Canaán, estas formas de sexualidad eran parte de
la adoración a Baal, el dios de las tempestades y la fertilidad. Dichos cultos, incluían la
prostitución heterosexual, actividades homosexuales, bestialidad y quizás otras
prácticas sexuales más.
La homosexualidad se hallaba extendida en varias formas por Fenicia, Canaán,
Siria, Frigia, Asiria y Babilonia. La diosa Ashtarót (la griega Astarté), era su objeto
principal. Al parecer también se estableció en Roma.
En Canaán, Egipto y otros lugares se utilizaban prostitutas y prostitutos
“sagrados(as)”. En la tierra de Canaán, a las prostitutas sagradas se les llamaba
“santas”64, y a los prostitutos se les llamaba “santos”.65 Ambas palabras derivan de la
raíz hebrea “qadásh” (“vd'q;”), que significa “santificar”, y es el mismo término que
se le aplica al Dios de Israel, como un Dios “Santo” (“qadósh” [v/dq;], comp. Is.
6:3).
La palabra “Qadésh” [vdeq;] o su forma plural “Qedeishím” [µyvideQ]], con el
sentido de “prostituto sagrado” se usa en los siguientes pasajes de la Biblia: Dt. 23:17;
1 R. 14:24; 15:12; 22:46; 2 R. 23:7; Job 36:14.
64
65
Plural “Qedeishóth” [t/vdeq]] ; en singular es “qedeisháh” [hv;deq]] . Comp. Gn. 38:21)
Plural “Qedeishím”; [µyvideQ]] ).
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Textos Levíticos
Se ha argumentado que Lv. 18:22 (“No te echarás con varón como con mujer”) y
20:13 (“Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron;
ambos han de ser muertos”), no prohíbe tener relaciones sexuales entre hombres. Lo
que haría, sería prohibir la forma de sexo que un hombre tiene con una mujer. Es
decir, se prohíbe a un hombre relacionarse sexualmente con otro hombre, de la misma
“forma” en que se relaciona con una mujer. Detrás de esto habría concepciones
culturales sobre el género, en donde una mujer era considerada inferior a un hombre.
Levítico estaría prohibiendo que un hombre trate a otro hombre como un inferior
(igual a una mujer) mientras se tenga relación sexual con él. Hacer esto, sería
degradarlo y humillarlo. Siendo así, Levítico no estaría prohibiendo las relaciones
sexuales entre personas del mismo sexo; especialmente cuando se trata de relaciones
amorosas. Lo que Levítico prohibiría, serían las relaciones sexuales violentas, con el
propósito de degradar y deshonrar a la otra persona.66
El argumento anterior es cuidadoso y trata de regirse por el contexto cultural; lo
que es importante en hermenéutica. Pero debemos agregar que también es altamente
especulativo. En primer lugar, los textos aludidos no hablan de “violencia sexual”.
Este último concepto se ha introducido de manera forzada, por lo menos aquí. Los(as)
intérpretes que apoyan la homosexualidad y el lesbianismo, suelen tomar esta idea de
la historia de Sodoma (Gn. 19) y del levita y su concubina (Jue. 19). Pero esto lo
veremos más adelante. En segundo lugar, la idea de que existe una prohibición sólo en
el sentido de no “humillar” a un hombre, tampoco está en el texto. El sentido natural
de Lv. 18:22 y 20:13, es que un hombre no debe tener relaciones sexuales con otro
hombre.
¿Sólo Con Significado Cúltico?
Debemos señalar que, el texto de Lv. 18:19-23, si bien es cierto contiene
elementos cultuales (v. 21), también incluye elementos ético-morales (v. 20, “no
tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella”). Por lo
tanto, no podemos afirmar que la homosexualidad haya sido condenada en las
Escrituras, solamente porque tenía connotaciones idolátricas. Los versículos 22, sobre
la homosexualidad y el 23, sobre la zoofilia,67 no tienen por qué ser necesariamente
cultuales. También pueden tener un significado ético-moral. La lista antes señalada,
siguiendo la costumbre de los escritores semíticos, especialmente en la literatura
legislativa (como es Levítico) mezcla diversos conceptos. En este caso, cultuales y
66
67
“La Homosexualidad Desde la Perspectiva Bíblica” (sin autor), pág. 9. El texto en castellano, dice que este
manuscrito fue publicado originalmente en inglés por Integrity, una organización para la gente gay/lésbica
Episcopal (Anglicana) en los Estados Unidos de América. También dice que fue traducido al español por
Otras Ovejas (http://www.otrasovejas.org/Oobrochu.htm).
Zoofilia: Los actos sexuales tanto de hombres y mujeres con animales (v. 23), son “perversión” (RVR’60).
En el hebreo, dice: “tébel” [lb,T], . Es decir, que es “infame”, “deshonroso” o “vil”.
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ético-morales a la vez. Lo mismo ocurre en Lv. 20:1-21, donde vuelve a aparecer la
prohibición de actos homosexuales (Lv. 20:13). Esta advertencia aparece en medio de
un pasaje que “mezcla” los aspectos cúlticos (Lv. 1:1-8) y morales (Lv. 20:9-21). En
Lv. 20:9, dice: “Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto
morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él”. Esto no tiene nada
que ver con el culto. Por lo tanto, Levítico no es sólo un código sacerdotal de tipo
ritual, sino también un código de ética.
La Relación Entre Impureza y Pecado
Un argumento a favor de las prácticas homosexuales, dice que estas relaciones no
son condenadas en Levítico por constituir un “pecado”. La prohibición estaría
fundamentada en la creencia de que simplemente irían contra las reglas de la “pureza”.
Impureza y pecado no serían lo mismo para los hebreos.
Es notorio el hecho de que los israelitas concebían la pureza como una
separación. Por tal motivo, algunas estipulaciones de la Ley indicaban una separación
de las cosas que, por naturaleza son diferentes. Cuando se mezclaban dos cosas de
naturaleza diferente, los israelitas consideraban que aquello era “impuro”. Esta es la
razón por la que Levítico prohíbe sembrar dos tipos distintos de semilla en un mismo
campo, tejer dos tipos de fibra en una misma prenda ó cruzar diferente ganado (Lv.
19:19).
Por lo anterior, algunos(as) estudiosos(as) piensan que el hombre que es
penetrado en una relación homosexual, estaría experimentando una “mezcla de
categorías”. Es decir, al ser hombre, se hacía “como mujer”, confundiendo las
“categorías sociales” que los israelitas respetaban firmemente. La mezcla de
categorías se establecía como una mezcla “de roles”, lo cual era impuro o
contaminante, según los hebreos.
En diversas épocas de la historia, era socialmente permitido que un hombre libre
tuviese la libertad de elegir mujeres, hombres o muchachos como objetos sexuales.
Algunos(as) estudiosos(as) que favorecen la homosexualidad y el lesbianismo, nos
hacen ver ciertos detalles culturales. Por ejemplo, que un hombre libre no podía tener
relaciones homosexuales, haciendo un rol sexual pasivo como las mujeres (siendo
penetrado) o como los esclavos, sin ser estigmatizado por ello. Sin embargo, ese
mismo hombre libre, sí podía utilizar muchachos, esclavos o personas indefensas,
mientras él mismo no fuera penetrado. Nos hacen ver además, que la penetración
fálica era como un signo de la precedencia masculina que representaba además señorío
y dominación social. Supuestamente, entre los hombres, cualquier relación sexual que
involucrara la penetración a un inferior social (por diferencia de edad, género o status)
era vista como sexualmente normal. Esto es independientemente del género de la
persona penetrada. En cambio, ser sexualmente penetrado era siempre potencialmente
Homosexualidad y Lesbianismo
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vergonzoso, especialmente para un ciudadano libre. Los que apoyan la
homosexualidad y el lesbianismo, argumentan que las relaciones sexuales entre
varones libres eran vistas con desprecio, porque uno de los participantes debía ejercer
el rol pasivo. Este rol pasivo era sólo apropiado para mujeres y esclavos.
El argumento recién presentado es interesante, pero ¿es cierto? Reconocemos que
es verdad que los hombres libres, especialmente los poderosos, tomaban a cuanta
persona se les ocurriera para tener relaciones sexuales con ellas. No importaba si eran
hombres, mujeres, niños, esclavos, etc. Pero seamos cuidadosos. Una cosa es que
tuvieran el poder para hacerlo, y otra cosa diferente es que sus actos fueran bien vistos
por los demás. Los(as) que abogan a favor de la homosexualidad y el lesbianismo,
aseguran que estas prácticas eran socialmente aceptables por una amplia mayoría. Aún
más, le dan un tenor como que estas prácticas también aparecen aceptadas en la Biblia.
A estas alturas sería bueno tener claro algunas cuestiones. En primer lugar,
tenemos que la “impureza”, pese a ser un concepto relacionado con lo higiénico y
ritual, era considerada un “pecado” en la cultura israelita. Esto se debe a que el
concepto de pureza estaba ligado a lo ético-moral, y la Ley mosaica suele estipularlos
como una integralidad; como algo cuyos componentes no se pueden separar. A medida
que avanzamos cronológicamente hacia la época de la revelación profética, y
posteriormente al Nuevo Testamento, el concepto de pureza se hace cada vez más
ético-moral.
En segundo lugar, el problema no son “las mezclas de categorías sociales”, sino
el “comportamiento social” de los israelitas. Sobre las relaciones sexuales entre
hombres (Lv. 18:22), el texto señala que son “abominación” (RVR’60). En el hebreo,
dice: “to ‘eibáh” [hb;[/e T]. Es decir, que es “condenable”, “aborrecible”, o que se le
debe tener “aversión”.68 Las connotaciones no son sólo rituales o cúlticas, sino
también ético-morales. Una cosa es que las naciones no israelitas apoyaran estas
prácticas, y otra cosa diferente es que la homosexualidad y el lesbianismo sean
aprobadas por la Biblia; y esto, no es así. Las Escrituras no favorecen ningún tipo de
relaciones sexuales que resulte discordante con “lo natural”. Las relaciones
homosexuales y lesbianas no eran naturales para los israelitas. La prohibición de
sembrar dos tipos distintos de semilla en un mismo campo, tejer dos tipos de fibra en
una misma prenda ó cruzar diferente ganado (Lv. 19:19), apunta a evitar la perversión
de lo natural. No sólo tiene una significación respecto de la pureza, sino también éticomoral. Es por esto que cuando la Biblia habla de algo impuro, se está refiriendo a algo
pecaminoso. Es cierto que en la actualidad, y en nuestra sociedad occidental, algunos
de estos preceptos ya no son válidos. Sin embargo, el principio que los motivó, sigue
siendo válido y actual. Dios no aprueba las mezclas “raras”, cuando éstas llevan a la
perversión de alguna circunstancia. Tal es el caso de las relaciones sexuales entre
personas del mismo género.
68
Así, según los significados que nos entrega el diccionario de términos hebreos y arameos de: Ortiz V., Pedro,
“Léxico Hebreo-Español y Arameo-Español”, (Santa Engracia, Madrid: Sociedad Bíblica) 2000.
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Santificación de Una Homosexualidad Que “Ya Existe”
Es bueno aclarar aquí, algo que ha confundido a algunos(as) intérpretes de la
Biblia. La homosexualidad y el lesbianismo “cúltico” no se originó antes de la
homosexualidad y lesbianismo como “forma de vida”. Los(as) antropólogos(as) e
historiadores(as) saben que toda religión es cultural. No existe religión sin cultura. La
religión es la “expresión cultural” de la búsqueda de una última realidad considerada
divina y trascendente. Por lo tanto, si algunos pueblos del Antiguo Cercano Oriente
practicaban la homosexualidad y lesbianismo “ritual”, lo hacían porque estas prácticas
sexuales eran parte de su vida cotidiana; de su cultura. Lo que los cananeos y otros
pueblos hicieron, fue “sacralizar” o “santificar” sus costumbres sexuales invertidas;
estas formas de sexualidad las practicaban desde antes de su religión. Por lo tanto, al
rechazar a los(as) prostitutos(as) sagrados(as), los autores del Antiguo Testamento
están rechazando, no sólo la idolatría, sino la forma de sexualidad que le acompaña.
Independiente de si los prostitutos sagrados eran realmente homosexuales o no, las
prácticas homosexuales son rechazadas por los autores bíblicos.
Lo mismo sucede con la costumbre de vestirse según el sexo opuesto. Es decir,
de practicar una especie de “travestismo”. Aunque los estudiosos no están seguros,
podría ser que los hombres se vistieran como mujeres y viceversa, por alguna razón
cultual. Sin embargo, es obvio que esta práctica lleva a confundir los sexos de las
personas. De esto, a la homosexualidad y el lesbianismo hay sólo un paso. No hay que
ser muy inteligente para imaginar lo que sucede en la mente de un homosexual o una
lesbiana, cuando se enfrenta a una persona con vestimenta invertida. Como Dios no es
un Dios de confusión, les prohibió a los israelitas practicar esta especie de travestismo.
Los hombres se debían vestir como hombres y las mujeres como mujeres (Dt. 22:5).
Nótese que la ley mosaica no distingue una tercera forma de vestir. No hay un tercer
sexo.
Los Eunucos
En la historia bíblica, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, se
mencionan a los eunucos (2 R. 19:32; 20:18; Est. 1:10, etc.). Es decir, aquellos
hombres que, por diversos motivos, habían sufrido la castración. Sin embargo, también
se consideraban eunucos a aquellos hombres que, por alguna causa, habían nacido sin
la capacidad de procrear (Mt. 19:12). Los(as) que apoyan las prácticas homosexuales y
lesbianas, argumentan que entre los eunucos también se incluía a los hombres con
“otras orientaciones sexuales”. Es decir, a los homosexuales. Basándose en esto, dicen
que los textos de la ley mosaica sólo hacen referencia al sexo entre varones “libres”
pero no dicen nada respecto de las relaciones sexuales con eunucos, con prisioneros, ni
tampoco al sexo con o entre esclavos.
Homosexualidad y Lesbianismo
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Pablo Valdebenito Rousseau
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Los mandamientos de la ley estarían exclusivamente destinados al sexo
penetrativo entre varones israelitas libres. Tanto las relaciones sexuales con eunucos
como entre mujeres carecía de interés para los israelitas, porque en su sistema social
ambos eran considerados inferiores. Lo mismo sucedía en el caso de relaciones
sexuales con esclavos o con prisioneros de guerra. La ley mosaica no tomaría en
cuenta este tipo de relaciones sexuales, aunque fuesen de tipo homosexual, porque no
eran socialmente importantes.
Sobre la base de lo anterior, algunos(as) estudiosos(as) de la Biblia enseñan que
los eunucos de nacimiento son hombres exclusivamente homosexuales e incapaces de
tener sexo con una mujer. Esto hace que no puedan procrear. Por lo tanto cuando Jesús
dijo que no todas las personas eran aptas para el matrimonio (Mt. 19:12), estaría
hablando de una clase de personas que hoy conocemos como homosexuales pero que
la sociedad de su época conocía como “eunucos”. La idea es que las relaciones
sexuales de “homosexuales-eunucos”, supuestamente eran aceptadas por nuestro Señor
Jesús.
Al revisar el argumento anterior, nos damos cuenta de que en realidad la Biblia
no hace énfasis en las relaciones sexuales de los esclavos, eunucos, mujeres, etc. Sin
embargo, pretender que eso significa que en Israel la homosexualidad y el lesbianismo
eran tolerados como forma de vida, es una especulación. No hay cómo asegurar eso.
Repetir lo que estos(as) estudiosos(as) de la Biblia señalan, nos parece irresponsable.
Estamos claros de que Jesús habló de los eunucos de nacimiento. Pero cuidado,
no hay cómo asegurar que todos los eunucos tenían tendencias homosexuales. Esto
también es una especulación. Si un eunuco no podía procrear, no era apto para el
matrimonio (como bien lo dicen los(as) estudiosos(as) a favor de la homosexualidad).
Pero no olvidemos, que en el Israel judaico del primer siglo, así como en la iglesia
primitiva, las relaciones sexuales estaban reservadas sólo para el matrimonio (comp. 1
Co. 7:2, 8-9). Sin matrimonio no hay relaciones sexuales. Y el matrimonio estaba
reservado sólo para efectuarse entre hombres con mujeres. Además, si hemos de seguir
fielmente el texto que citan los que apoyan la homosexualidad y el lesbianismo (Mt.
19:12), entonces, tendríamos que concluir que hay personas que por causa del reino de
los cielos, se volverían homosexuales o lesbianas (“hay eunucos que a sí mismos se
hicieron eunucos por causa del reino de los cielos”). Esto no sólo no tiene sentido,
sino que viola el significado original del texto bíblico.
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La Homosexualidad y lo Ético-Moral
En el Antiguo Testamento
Un texto que señala de modo más claro el tema de la homosexualidad en la
Biblia, lo constituye el clásico pasaje de Génesis capítulo 19. Las ciudades de Sodoma
y Gomorra fueron destruidas porque su maldad había llegado al colmo (comp. Gn.
13:12; 18:20-21).
¿No Había Homosexualidad en Sodoma?
Sin embargo, algunos(as) exégetas proponen que la maldad de Sodoma no era la
homosexualidad, sino la “impiedad, orgullo y falta de hospitalidad con los
extranjeros”. Por esto habría merecido el castigo divino, pero nunca en relación con la
depravación sexual (comp. Ez. 16:49-50).69 Incluso más, supuestamente la
interpretación del pecado de Sodoma con relación a la homosexualidad carecería de
fundamento bíblico. Los que lo cometieron habrían sido “heterosexuales violentos”,
pero no homosexuales practicantes.70 Esto se debe a que hay un paralelo entre este
relato y el de Jueces 19. En este último pasaje, se nos relata el intento de violar al
convidado de un anciano. Entonces, algunos intérpretes, se preguntan: “Si las
intenciones de los hombres de Guibeá [Gabaá] hubiesen sido interpretadas como
"deseos homosexuales", ¿por qué al anfitrión y al levita no se les ocurrió sacrificar al
criado del levita para satisfacer estas necesidades supuestamente tan específicas? El
muchacho debe de haber estado allí, pues es mencionado en los vv. 3,11-12 y 19”.71
Sobre esto último, debemos señalar que tanto el anciano como el levita nunca
hubiesen ofrecido al muchacho para ser violado. En primer lugar, porque era hombre.
En aquella cultura, el hecho de ser hombre lo hacía más importante que una mujer. En
segundo lugar, porque las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, no eran
concebidas ni aceptadas por los israelitas “piadosos”. Esto iba contra su cultura y su
religión. Especialmente si se trataba de un levita. El intento de violación homosexual
por ciudadanos relacionados con la tribu de Benjamín, nos muestra hasta dónde se
había corrompido Israel en la época de los jueces. Recordemos que este libro nos
relata una época de caos y apostasía en Israel.
69
70
71
Véanse además, las citas de libros apócrifos en las Biblias católicas (Sabiduría 19:13; Eclesiástico [o
Sirácida] 16:8).
Alexandre Awi M. Isch, Licenciado en Teología por la Philosophisch -Theologische Hochschule, Vallendar,
Alemania, “Teología y Vida”, ¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?, Santiago de Chile, 2001 (citado
por una página de © 2011 Pontificia Universidad Católica de Chile, Jaime Guzmán Errázuriz 3300, Casilla
316 correo 22, Santiago de chile, ccoz@puc.cl).
(http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=s0049-34492001000400001&script=sci_arttext).
Obra recién citada.
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Otros(as) llegan a argumentar que lo que los ciudadanos de Sodoma querían, era
simplemente “saber quiénes eran” los visitantes de Lot, y no abusar sexualmente de
ellos. De ahí que ellos le dijeran a Lot que deseaban “conocerlos” (Gn. 19:5).
Pese a lo todo anterior, el contexto de la historia indica otra cosa. Los habitantes
de Sodoma querían tener relaciones sexuales con los varones que visitaban a Lot. Si la
intención de los ciudadanos de Sodoma hubiese sido únicamente saber quiénes eran las
visitas, el patriarca no le hubiese ofrecido sus hijas vírgenes a cambio de los visitantes
(Gn. 19:6-8). El tenor del texto, no hace pensar en heterosexuales que deseaban
castigar a los visitantes de Lot. Si hemos de interpretar la historia, según su sentido
natural (pese a los pocos detalles), debemos pensar que en Sodoma se practicaba la
homosexualidad. El pasaje de Gn. 19, es considerado por los homosexuales y lesbianas
como el texto que ha sido más mal interpretado, y el que les ha causado el mayor daño.
Pero aclaremos algo. Supongamos que los ciudadanos de Sodoma no eran
homosexuales consumados, sino heterosexuales violentos. Supongamos también que
los habitantes de Sodoma sólo querían castigar a los visitantes de Lot con violación
homosexual. Si así fuera el caso, estamos hablando de hombres que, no tenían
problemas para relacionarse sexualmente con otros hombres. Por lo tanto, de igual
forma el texto nos presenta conductas anómalas y antinaturales. No es normal que un
hombre esté dispuesto a tener relaciones sexuales con otro hombre así como así no
más (esto también es válido para las mujeres). El autor sagrado, basado en principios
hebreos, intenta mostrar “el colmo de la maldad” de Sodoma cuando evidencia sus
prácticas homosexuales. Para los israelitas (y también para los autores sagrados), la
homosexualidad era uno de los pecados más degradantes que se podían practicar.
Sobre los supuestos “heterosexuales violentos” de Sodoma, debemos señalar que,
desde el punto de vista hermenéutico, eso es una hipótesis. Es una posibilidad de
significado; una alternativa de interpretación. Se trata de una nueva forma de mirar el
texto bíblico. Alguien la propuso como una interpretación diferente, y, puesto que
resultó conveniente para algunos(as), la aceptaron sin cuestionarla. Entonces, como
hubo quienes comenzaron a citarla en algunos artículos, otras personas comenzaron a
hacer lo mismo. La creencia es que, como lo dijo un(a) teólogo(a), debe estar bien.
Pero debemos siempre tener claro, que detrás de un(a) especialista, hay valores y
creencias básicas. Los seres humanos consecuentes, tenderemos a regirnos por estos
valores y creencias. Si un(a) intérprete bíblico(a) desea justificar la homosexualidad y
el lesbianismo, tratará de hallar en los textos algo que justifique esas prácticas. Eso no
se llama “exégesis” (extraer el sentido o significado del texto) que es lo correcto. El
nombre que recibe es “eiségesis” (meterle un significado forzado al texto), que es lo
que no se debe hacer.
Además de lo anterior, observamos que la mayoría de los(as) autores que citan
esta interpretación, no son teólogos(as); Son homosexuales o lesbianas que intentan
hallar algún argumento bíblico que respalde su práctica. Cuando la persona que apoya
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esta posición es un(a) teólogo(a), pertenece a la escuela liberal. No se trata de
intérpretes conservadores(as).
Algunos(as) autores(as) aseguran que Dios no castigó a Sodoma por practicar la
homosexualidad, sino por intentar cometer abusos de fuerza contra los visitantes de
Lot. Lo que el Señor habría castigado, habría sido la agresión injustificada. Pero
debemos tener muy claro, que el castigo de los habitantes de Sodoma y las ciudades
vecinas, no se decidió en el momento de la casi agresión a los visitantes. El juicio
sobre la ciudad había sido considerado desde antes. Dios (o el Ángel-Yahvé)72, le dijo
con anticipación a Abrahán lo que iba a ocurrir (Gn. 18:20). Cuando el patriarca lo
supo, comenzó un regateo con su interlocutor. Intentó disminuir la cantidad de
personas buenas que se necesitarían para perdonar la ciudad. Al final llega a un
número mínimo de diez justos requeridos para el perdón. Sin embargo, el texto nos
señala que no los había. Por lo tanto, Sodoma fue castigada, no por el hecho puntual
con los visitantes de Lot, sino por su maldad anterior y permanente. Y es esta la
maldad que se vio reflejada en el intento de agresión sexual a los visitantes de Lot.
Entre otras cosas, los habitantes de Sodoma tenían problemas de homosexualidad.
Vimos anteriormente que entre los pecados de Sodoma se hallaba la soberbia. Sin
embargo, también se mencionan la “saciedad de pan, y abundancia de ociosidad” (Ez.
16:49-50). La historia nos enseña que cuando una sociedad alcanza ese nivel de vida
relajada, tiende a volverse sexualmente inmoral.
¿Homosexualidad Cúltica en Sodoma?
Como vimos anteriormente, la situación de Sodoma tampoco admite una
homosexualidad de tipo “cultico”. El comportamiento de los hombres de Sodoma tras
la llegada de los visitantes de Lot (Gn. 19:4-5), no muestra que aquellos hombres
tuviesen intenciones cúlticas. El autor del texto, más bien presenta la historia como un
caso de grave perversión ético-moral. Los hombres de Sodoma deseaban tener
relaciones sexuales con los visitantes de Lot. En ninguna parte se menciona que la
intención de ellos fuese realizar algún tipo de rito sexual sagrado. El relato deja ver
una depravación sexual entre sus habitantes. En otra situación parecida, en el relato del
levita y su concubina (Jue. 19:22-30) (que ya mencionamos), se deja ver el mismo tipo
de maldad. La historia de Sodoma y Gomorra, vista a la luz de todo el contexto
bíblico, nos muestra que sus habitantes cometieron inmoralidades sexuales
“antinaturales” (comp. Jud. 7). En la época de Jesús, esto se interpretaba como
“homosexualidad” (y lesbianismo).
72
Dios, o el Ángel Yahvé: Recordemos que en el Nuevo Testamento dice que a Dios nadie le había visto nunca
(Jn. 1:18). Por lo tanto, los estudiosos bíblicos en general, están de acuerdo en que las personas hablaron con
el “Ángel de Yahvé”. Un ángel de tan alto rango, que hablaba como Dios.
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Homosexualidad y Otras Costumbres
Algunos(as) intérpretes de la Biblia, señalan que si actualmente tuviésemos que
obedecer todo lo que señala el Antiguo Testamento, entonces habría que permitir la
poligamia (Gn. 16:3; Jue. 8:30, 1 S. 1.1-2, 1 R. 11:3, etc.), y la esclavitud (Ex. 21:711; Lv. 25:39-40), por ejemplo. Por lo tanto, los textos que hablan de relaciones
homosexuales o lesbianas, no debieran ser aplicados en la actualidad.
Sin embargo, sobre la poligamia debemos señalar que en el mismo Antiguo
testamento, hacia el final del llamado período bíblico, esta costumbre comenzó a ser
rechazada por los autores bíblicos (Mal. 2:14-16). Posteriormente, en el Nuevo
Testamento, se observa que esta práctica ya no es bien vista por las personas piadosas
(Mt. 19:4-6;). Especialmente si era cristiano, y aspiraba a un puesto en la dirigencia de
la iglesia (1 Ti. 3:2; Tit. 1.6). Sobre la esclavitud, es bueno tener en cuenta que, por
una parte, los esclavos hebreos no podían servir como tales de por vida (Lv. 25:10, 3941). Por otro lado, la esclavitud no era mala en sí misma. En Israel, los esclavos debían
ser bien tratados, especialmente si éstos eran israelitas (Lv. 25:43). Además, debido al
contexto socio-cultural de la antigüedad, la esclavitud podía ser una buena forma de no
caer en una vida de prostitución, delincuencia o mendicidad. Recordemos que, no sólo
en Israel, sino en todo el Antiguo Cercano Oriente, la tierra solía pertenecer a los
grandes terratenientes. Eran estos poderosos quienes podían permitir o negar el
sustento a los demás.
En el Judaísmo Primitivo
Durante el desarrollo del judaísmo primitivo (antes de cristianismo), los judíos
dejaron de fijarse en la homosexualidad y el lesbianismo como algo cúltico. Desde el
cautiverio babilónico, y después de la destrucción de Jerusalén (586 a.C.), el pueblo de
Dios fue eliminando la idolatría hasta erradicarla completamente. A medida que el
judaísmo avanzó hacia la época de Jesús, estas formas de sexualidad se llegaron a
considerar pecados “éticos-morales-sociales”. En la cultura greco-romana, estas
prácticas sexuales eran comunes, y no se relacionaban exclusivamente con el culto,
sino con la vida cotidiana. Por esto, cuando el apóstol Pablo les escribe a las iglesias
gentiles, les menciona este pecado relacionándolo más con lo ético-moral que con el
culto. En el siglo primero d.C., la homosexualidad y el lesbianismo eran rechazados
por los cristianos, independientemente si se trataba de algo cúltico o ético-moralsocial.
La literatura judaica considera a la homosexualidad (y el lesbianismo) como una
inversión de los sexos (o “de las generaciones”; Sabiduría73 14:26). Algo que va
73
Sabiduría: Este es un libro que aparece en las Biblias católico-romanas.
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contra la naturaleza. Este concepto es apoyado por un breve párrafo del Testamento de
los Doce Patriarcas (comienzos s. II a.C.). En una de sus subdivisiones, en el
Testamento de Neftalí, el autor advierte sobre el no cambiar el orden natural de las
cosas. Pone como ejemplo al sol y la luna. Estos astros no cambian su manera de
funcionar. El autor exhorta a hacer lo mismo respecto a la ley de Dios. Y les da una
razón: “... para que no seáis como Sodoma, que trastocó el orden de su naturaleza.
Igualmente cambiaron el orden de su naturaleza los Vigilantes, a quienes condenó
el Señor a la maldición del diluvio, por cuya culpa dejó la tierra desierta, sin frutos
ni asentamientos humanos.” (TestNef 3:4b–5).
En el pasaje recién citado aparecen dos razas que actuaron contra la naturaleza.
Por una parte tenemos a los Vigilantes o ángeles caídos. Estos seres, actuaron contra
su naturaleza al tener relaciones sexuales con mujeres (ver además TestRub 5:6;
1Hen(et) caps. 6–8). En el judaísmo del primer siglo, el pasaje de Gn. 6:2 es aplicado
a los ángeles Vigilantes y las mujeres. Por otro lado, tenemos a los hombres que
practicaron la homosexualidad en las ciudades de Sodoma y Gomorra (comp. Jud 67). Por lo tanto, el judaísmo consideraba que así como para los ángeles es antinatural
tener relaciones sexuales con humanas, así también es antinatural para los seres
humanos tener relaciones sexuales con personas del mismo sexo. No es el orden que
Dios estableció.
En el Nuevo Testamento
Cuando llegamos a las páginas del Nuevo Testamento, llama la atención que
Jesús no se refiera para nada al homosexualismo. Notamos que el Maestro nos habla
de matrimonio, adulterio y divorcio (Mt. 19:3-9). Pero sobre la homosexualidad o el
lesbianismo, no hay comentarios.
Pese a lo anterior, son los escritores de las epístolas quienes se refieren a esta
forma de sexualidad. En los escritos neotestamentarios, la posición contra la
homosexualidad y el lesbianismo se vuelve más rigurosa. Esto se debe a que, durante
el desarrollo del judaísmo primitivo (antes de cristianismo), los judíos dejaron de
considerar estas prácticas como algo solamente cúltico. A medida que el judaísmo
avanzó hacia la época de Jesús, la homosexualidad y el lesbianismo se llegaron a
considerar pecados ético-morales-sociales (como ya lo expusimos). En la cultura
greco-romana, estas prácticas sexuales eran comunes, y no se relacionaban
exclusivamente con el culto, sino con la vida cotidiana. Por esto, cuando el apóstol
Pablo les escribe a las iglesias gentiles, les menciona este pecado relacionándolo más
con lo ético-moral que con el culto. Debemos repetir que en el siglo primero d.C., la
homosexualidad y el lesbianismo eran rechazados por los cristianos,
independientemente si se trataba de algo cúltico o algo ético-moral-social.
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El texto de 1 Co. 6:9-10, señala: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el
reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”.
Nuevamente tenemos una lista de pecados en la que el autor mezcla los elementos
cultuales (idólatras) con los ético-morales (fornicarios, adúlteros, afeminados, los que
se echan con varones, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes, y estafadores). En
este pasaje Pablo advierte que quienes practican los pecados mencionados quedarán
fuera del Reino de los Cielos.
Un término que ha resultado polémico para los(as) estudiosos(as) de la Biblia, es
la palabra griega “malakós” [malakov"], traducida por “afeminado” (en plural es
“malakoi”
[malakoi;]).74 Esta palabra significa “enfermo”, “delicado” o
“afeminado”.75 Según otras definiciones significaría “libertino” o “licencioso”76. El
problema está en que no todos los hombres afeminados o licenciosos son
homosexuales, y tampoco todas las mujeres con características masculinas son
lesbianas. Sin embargo, el término solía relacionarse a algo antiético e inmoral. Era
una palabra que también aludía “a la decadencia moral, a la liviandad y falta de
coraje, a los varones que se daban a los placeres, a los mujeriegos o aquellos que
detestaban ir a la guerra mientras preferían el confort de los palacios. En un sentido
literal, ‘malakoi’ se asociaba con lo ‘femenino’ lo cual incluía también el aspecto
sexual.”77
No obstante lo anterior, debemos fijarnos en que el pecado de homosexualidad
(“los que se echan con varones”) aparece en medio de una lista de pecados éticomorales, como son la avaricia, la borrachera y la costumbre de maldecir. La expresión
“los que se echan con varones”, en el griego es “arsenokoitai” [ajrsenokoi`tai]. Esta
palabra viene de “arsenokoítes” [ajrsenokoivth"], y ésta a su vez se compone de dos
palabras: “arsén” [a[rshn] que significa “hombre” y “koíte” [koivth], que significa
“cama” o “lujuria”. Por lo tanto, toda la expresión viene a significar: “que se acuesta
con otro hombre”. Era el término que se usaba en el siglo primero para aplicarlo a los
homosexuales.
74
75
76
77
Malakoi: Palabra griega que viene del término “malakía” [malakiva], y significa “enfermedad”.
Ortiz, Pedro, V., S.J., Concordancia Manual y Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento, (Madrid:
Sociedad Bíblica) 2000, c1997.
Alexandre Awi M. Isch, Licenciado en Teología por la Philosophisch -Theologische Hochschule, Vallendar,
Alemania, “Teología y Vida”, ¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?, Santiago de Chile, 2001 (citado
por una página de © 2011 Pontificia Universidad Católica de Chile, Jaime Guzmán Errázuriz 3300, Casilla
316 correo 22, Santiago de chile, ccoz@puc.cl).
(http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=s0049-34492001000400001&script=sci_arttext).
“La Homosexualidad Desde la Perspectiva Bíblica”, pág. 19. El texto en castellano, dice que este manuscrito
fue publicado originalmente en inglés por Integrity, una organización para la gente gay/lésbica Episcopal
(Anglicana) en los Estados Unidos de América. También dice que fue traducido al español por Otras Ovejas
(http://www.otrasovejas.org/Oobrochu.htm).
Homosexualidad y Lesbianismo
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Quienes apoyan la homosexualidad y el lesbianismo, opinan que es posible que
el término “arsenokoitai” [ajrsenokoi`tai], se refiera a los clientes de los prostitutos y
no a los homosexuales propiamente tal. En general, los prostitutos sagrados eran
hombres secuestrados por traficantes de esclavos. También se afirma que en otras
listas de vicios de la literatura extrabíblica, “arsenokoitai” está vinculado casi
exclusivamente a conductas de abuso y explotación económica. Por lo tanto, según los
que apoyan la homosexualidad y el lesbianismo, el pasaje no estaría aludiendo a las
relaciones homosexuales ni lesbianas que incluyen el amor y respeto mutuo. Sólo se
trataría de abusos sexuales con los ya mencionados prostitutos sagrados. Incluso con
prostitutos pasivos, que posiblemente ni siquiera tenían la tendencia homosexual. De
hecho, algunos(as) intérpretes de la Biblia aseguran que los textos de 1 Co. 6:9-10 y 1
Ti. 1:10, no se deberían usar para hablar contra la homosexualidad que se vive según
una “orientación sexual”. Estos(as) estudiosos(as) de la Biblia aseguran que las
Escrituras no hablan contra la homosexualidad como orientación sexual, sino contra la
homosexualidad y el lesbianismo cúltico o abusador.
Es bueno dejar en claro que el argumento anterior también es especulativo. Las
especulaciones teológicas son lícitas. Pero siguen siendo especulaciones. Es verdad
que en el siglo primero había prostitutos homosexuales sagrados. También es verdad
que esos prostitutos solían ser esclavos. Es verdad además, que a esos esclavos se les
obligaba a relacionarse sexualmente con hombres. Pero no es verdad que el autor de la
carta se esté refiriendo claramente a ellos, y “sólo” a ellos. La condena no va
directamente contra esos supuestos prostitutos, sino contra los que se acuestan con otro
hombre; sean prostitutos o no.
Fijémonos en que en medio de la lista también aparecen pecados sociales, como
es el robo (ladrones), y la estafa. Por lo anterior, la homosexualidad no puede ser
considerada aquí como un pecado “cúltico”, sino “ético-moral”. Independiente de si la
homosexualidad se practicaba en honor a los dioses, o en forma obligatoria, las
relaciones sexuales con personas del mismo sexo son criticadas por el autor. Y si
queremos hilar más fino aún, el apóstol no deja fuera del Reino de Dios sólo a los
homosexuales, sino a aquellos que apenas son “afeminados”.
La lista de 1 Ti. 1:8-11, tiene relación, en primer lugar, con la Ley mosaica.
Ésta, dice el apóstol, fue dada para los transgresores, desobedientes, impíos y
pecadores. Entre ellos, aparecen los que se acuestan con otro hombre (“sodomitas”
RVR’60) (“arsenokoítes”) [ajrsenokoivth"]. Nótese, que Pablo no relaciona la
homosexualidad con la idolatría o pecados cúlticos (como aparece en algunas citas del
AT que ya mencionamos). Sino que los relaciona con pecados “ético-morales”, tales
como: la mentira y el secuestro.78 Toda esa lista tiene relación con “la sana doctrina”
del evangelio. La homosexualidad no es algo que atañe sólo al Antiguo Testamento.
Es un pecado que vuelve a ser condenado en el Nuevo Testamento. Decir que la Biblia
78
Secuestro: O, “el tráfico de esclavos”.
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no habla contra la homosexualidad (o, en su efecto el lesbianismo), es violar el
contexto de los pasajes que hablan de ello.
Toda la Homosexualidad y Lesbianismo No es Por la Idolatría
En el texto de Ro. 1:18-32, la homosexualidad aparece entre varios actos que
Dios condena. El autor presenta la homosexualidad y el lesbianismo como la
consecuencia de la rebelión de la humanidad contra el señorío del verdadero Dios
(Ro. 1:21 y 24-28). La homosexualidad y el lesbianismo aparecen entre los actos
humanos que experimentarán la ira de Dios (Ro. 1:18). Estos actos son propios de
personas que practican la impiedad e injusticia y que detienen con injusticia la verdad
(Ro. 1:18). Es tal la rebelión de los seres humanos contra su Creador, que éste los deja
que se depraven sexualmente.
Algunos(as) estudiosos(as) de la Biblia, señalan que la homosexualidad y el
lesbianismo no pueden derivarse de las prácticas idolátricas o de la rebelión contra
Dios. Argumentan que si así fuese, habría que esperar que la población entera de los
países pagamos fuese homosexual y lesbiana, mientras que la homosexualidad y el
lesbianismo nunca se darían en las comunidades cristianas piadosas. Por lo tanto, este
sería un argumento ingenuo e inconsistente, porque no es así como sucede. Señalan
además, que los homosexuales y lesbianas creyentes, sobretodo aquellos(as) que
nacieron en un hogar cristiano, sienten que este texto no es para ellos.
El argumento recién presentado es en parte aceptable. Creemos que es verdad
que si la homosexualidad y el lesbianismo ocurrieran cada vez que alguien se rebela
contra Dios, casi todas las personas del mundo serían homosexuales y lesbianas. Y
esto no ha sido así. Pero cuidado con las conclusiones apresuradas. El texto de
Romanos 1:18-32 no dice que toda rebelión, especialmente idolátrica, llevan al
homosexualismo y el lesbianismo. Lo que el autor señala, es que en ese tiempo y
contexto ocurrió así. Pablo lo dice de tal forma, que deja la puerta abierta para que
pueda volver a suceder. En el caso de la idolatría, generalmente llevaba a las prácticas
sexuales invertidas, por la forma en que se practicaban los cultos de la fertilidad. Sin
embargo, Dios puede seguir castigando la rebelión humana como él lo desee. La
homosexualidad y el lesbianismo todavía es una opción divina de castigo. Al revisar el
trato de Dios con las personas en la historia bíblica, nos damos cuenta de que el Señor
tiene un modus operandis (forma de proceder) más o menos fijo, pero no absoluto. Por
lo tanto, Él, que es Soberano, será quien determine el tipo de castigo para los impíos.
A unos los disciplinará de una forma y a otros de diferente manera.
Sobre las personas que se han criado en un hogar con principios cristianos, y han
adquirido una tendencia sexual desviada, debemos señalar que no hay por qué
relacionarlo con la idolatría de ellos mismos. La consejería pastoral nos enseña que a
veces, los pecados vienen de muy atrás. Puede haber incluso, pactos satánicos de por
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medio, en alguna generación anterior. En algunos casos, es difícil hallar la razón de
situaciones lamentables por las que pasan los creyentes. Para otros, la homosexualidad
y el lesbianismo no tienen nada de sobrenatural. Pero una cosa es segura, el pecado
arruina a las personas.
En el pasaje de Ro. 1:18-32, la homosexualidad no tiene solamente una
connotación “cúltica” (aunque hay algo de ello) como la idolatría mencionada en los
versículos 23 y 25. Notemos que, nuevamente, la homosexualidad (y el lesbianismo)
aparecen en medio de pecados ético-morales como el ignorar a Dios (1:21), la
injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, envidia, homicidios, contiendas,
engaños y malignidades (v. 29); murmuraciones, calumnias, odio a Dios, injuria,
soberbia, altanería, invención de males, desobediencia a los padres (v. 30), estupidez,
deslealtad, falta de afecto, indolencia (v. 31), etc.
Aunque la homosexualidad que se menciona en este texto específico tiene alguna
connotación cúltica (por relacionarse con la idolatría, v. 23 y 25), debemos notar que
aparece relacionada con lo ético-moral. El autor señala que el tener relaciones sexuales
con una persona del mismo sexo es deshonrar el cuerpo (Ro. 1:24) y es la
consecuencia de estar errado (“plánes”) [plavnh"] respecto a Dios (Ro. 1:27). Es
decir, la persona llega a convertirse en un homosexual o una lesbiana, porque está
extraviada, seducida o engañada.79 Son personas (incluso creyentes) que creen estar en
lo correcto, pero en realidad no es así.
El Pecado Anti-Natural 80
También debemos señalar que Pablo indica que las relaciones sexuales con
personas del mismo sexo, son “contra naturaleza” (“pará físin”) [para; fuvsin] (no
es el uso “natural” que Dios estableció)81 (Ro. 1:26) y constituye un hecho
“vergonzoso” (Ro. Ro. 1:26-27). Algo que “no conviene” (Ro. 1:28b), propio de
alguien que tiene problemas con su mente (Ro. 1:28b). Cuando habla del “uso natural
de la sexualidad”, el apóstol se refiere a las formas naturales y corrientes que una
persona percibe del acto sexual.
Como era de esperar, los(as) estudiosos(as) de la Biblia que defienden la
homosexualidad y el lesbianismo, niegan que estas prácticas sean antinaturales según
las Escrituras. Supuestamente los textos bíblicos han sido mal interpretados. De hecho,
algún autor se refiere en forma descalificadora hacia los autores sagrados. Uno de
79
80
81
Así, según Ortiz, Pedro, V., S.J., “Concordancia Manual y Diccionario Griego-Español del Nuevo
Testamento”, (Madrid: Sociedad Bíblica) 2000, c1997.
Recuérdese lo expuesto bajo el título “Sexualidad Antinatural”, en la pág. 37.
Véase además Jud. 7, cuando se refiere a: “Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la
misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas
por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (RV ’60).
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
58
ellos, por ejemplo, se refiere a: “esa máquina de condena que era Pablo de Tarso”.82
Pero no olvidemos que Pablo escribió por inspiración del Espíritu Santo.
Es interesante la interpretación que algunos(as) estudiosos(as) de la Biblia, hacen
de Ro. 1:26. Según ellos(as), en este versículo se habla de mujeres que realizan actos
sexuales “contra naturaleza” pero no se indica que esos actos eran entre mujeres.
Supuestamente Romanos 1:26 se refiere a mujeres que se ofrecían sexualmente a
hombres para tener relaciones sexuales “anales” evitando así la procreación. El
argumento se basa sobre ideas de la cultura griega derivadas de corrientes filosóficas
como el platonismo y el estoicismo. Las relaciones sexuales anales, serían
consideradas “contra naturaleza” porque no estaban destinados a engendrar hijos.
Agregan que ninguno de los primeros padres de la iglesia interpretó Romanos 1:26
como una condena al lesbianismo. Incluso, hacen resaltar que Agustín (354-430), que
condenó la práctica sexual entre mujeres, nunca se apoyó en Romanos 1:26.
Cuando revisamos el pasaje de Ro. 1-32, y especialmente el versículo 26,
observamos que Pablo argumenta sobre los pecados sexuales, haciendo una
contraparte entre hombres y mujeres (Ro. 1:26-27). Queda claro que había relaciones
sexuales de hombres con hombres (Ro. 1:27). En el caso de las mujeres, resulta más
difícil saber si ellas tenían relaciones sexuales anales o no. Las conclusiones de ello, se
sacan de alguna literatura greco-romana.
Es posible considerar que las relaciones sexuales anales sean antinaturales. Pero
no son necesariamente las únicas relaciones sexuales que, según la cultura judía, van
contra lo natural. No nos olvidemos que quien está escribiendo, no es un gentil
educado en la cultura greco-romana (aunque sí la conocía), sino un judío formado en
las doctrinas del judaísmo. Y el judaísmo también tenía algunos conceptos que eran
aceptados tradicionalmente. Sobre esto, ya mencionamos el rechazo judaico a las
prácticas homosexuales y lesbianas. Según el judaísmo, las relaciones sexuales “contra
naturaleza” no eran las “anales”, sino las de ángeles con mujeres (Jud. 7), las de
hombres con hombres, y las de mujeres con mujeres.83 Pese a lo anterior, si
tuviésemos que creer que las relaciones sexuales antinaturales, eran las anales porque
evitaban la procreación, entonces también tendríamos que creer que las relaciones
homosexuales y lesbianas son antinaturales, ya que también evitan la procreación.
En Jud 7, el autor se refiere a los habitantes de Sodoma, Gomorra y las ciudades
vecinas, como pecadores que sufrieron el castigo de Dios. Su pecado fue cometer
inmoralidades sexuales con “carne diferente” u “otra carne” (“sarkós hetéras”
[sarko;" eJtevra"]). Y como bien lo dice Gill en su comentario sobre este pasaje, esto
no significa que los habitantes de las ciudades mencionadas tenían relaciones sexuales
con “otras mujeres” aparte de sus esposas. El autor de la epístola, formado en la
cultura judaica, se refiere a prácticas que no eran naturales según sus concepciones
82
83
“La Biblia y la Homosexualidad”, pág. 5, (http://www.emiliopolis.net/es/int/rel/bibliahomosexualidad.htm).
Véase la pág. 52, bajo el subtítulo “En el Judaísmo Primitivo”.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
59
religiosas. Esto ha llevado a algunos especialistas a traducir el pasaje como “vicios
contra naturaleza” (RVR’60). No debemos olvidar que cuando el autor de esta carta
les escribe a sus receptores, tiene en mente el pecado sexual de los ángeles con
mujeres, que, según el judaísmo, se registraba en Gn. 6:2. Y, como ya mencionamos
anteriormente, tanto los ángeles como los habitantes de Sodoma cometieron
inmoralidades sexuales “antinaturales”. Los ángeles las cometieron relacionándose
sexualmente con mujeres y los de Sodoma relacionándose sexualmente entre hombres.
Algunos(as) estudiosos(as) de la Biblia hacen notar que los hebreos no
diferenciaban los “actos homosexuales” de las “orientaciones sexuales”. Al revisar los
textos bíblicos esto parecer ser cierto. Sin embargo, este hecho no tiene gran
importancia. Para los escritores sagrados lo importante no era si alguien tenía
tendencia hacia la homosexualidad, el adulterio o el asesinato. Lo importante era que
el pueblo de Dios viviese una vida humanamente digna, y según la voluntad de Yahvé.
Para esto, debía evitar todo posible pecado.
Resumimos diciendo que cuando Pablo habla en Romanos del “uso natural de la
sexualidad”, el apóstol se refiere a las formas naturales y corrientes que una persona
percibe del acto sexual. Si las prácticas sexuales que se mencionan en Romanos no
fuesen graves ni pecaminosas, entonces cuesta entender por qué Pablo se tomó el
tiempo de redactar cuidadosamente una crítica hacia ellas. Además, el apóstol señala
que todos los pecadores de la lista mencionada (Ro. 1:18-32), merecen morir (Ro.
1:32). Especialmente aquellos que “no sólo las hacen, sino que también se
complacen con los que las practican” (Ro. 1:32b).
No Todo lo Antinatural es Malo
Quienes defienden la homosexualidad y el lesbianismo, se toman de algunos
textos bíblicos para asegurar que no todo lo antinatural es malo. Así, por ejemplo,
cuando Ro. 2:27 dice que los gentiles son incircuncisos “por naturaleza” (en griego,
“físicamente”, significa: “por naturaleza”), se estaría reconociendo que la circuncisión
es “contra la naturaleza”. Por lo tanto, cuando Dios estableció la circuncisión a
Abrahán (Gn. 17:1-14), el Señor le ordenó algo que era “antinatural”. Más aún, en Ro.
11:24, es Dios mismo quien actúa contra la naturaleza cuando injerta a los gentiles
creyentes en el verdadero Olivo (símbolo del pueblo de Dios).
El razonamiento frente a todo esto, es que si Dios desaprobara todo lo que es
contra la naturaleza, no habría tantas especies de animales que manifiestan conductas
homosexuales, llegando a unas 1500 especies conocidas. Por lo tanto, según los que
apoyan la homosexualidad y el lesbianismo, los actos “contra naturaleza” no son
intrínsecamente inmorales ni contrarios al orden de Dios.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
60
Lo anterior lleva asegurar que en Romanos 1:24-27, Pablo no se preocuparía por
el “género” del compañero sexual ni tampoco se estaría refiriendo al amor verdadero.
Lo que el apóstol criticaría, sería la codicia, la lujuria y los excesos. Mirado de esta
forma, lo que Pablo condenaría no sería la “orientación del deseo sexual”, sino la
desmesura o el exceso de ese deseo. La codicia aludida, sería aquella que dice relación
con actos de opresión y abuso de parte de los poderosos hacia los más débiles; esto es,
las mujeres, los esclavos y esclavas, prostitutos y prostitutas o muchachos indefensos.
Los que apoyan las relaciones homosexuales y lesbianas enfatizan que contrario a
estas formas abusivas, los cristianos debieran caracterizarse por la justicia (Ro. 8:1-4),
por la sabiduría (Ro. 12:1-2) y especialmente por el amor (Ro. 13:8-10) que resume
todos los mandamientos de la Ley.
Pese a lo anterior, debemos señalar que estamos totalmente de acuerdo en que los
cristianos debemos ser amorosos. También estamos de acuerdo en que no todo lo
antinatural es malo. Pero cuidado con la línea de pensamiento. Aunque algunos
homosexuales y lesbianas hacen énfasis en el amor, éste énfasis no resuelve los
problemas. Recordemos que los hippies hacían lo mismo, y su forma de vida no era
principalmente ética. El movimiento de la Nueva Era también enfatiza el amor, pero
promueve el esoterismo y la hechicería.
El amar al prójimo no significa aceptar decirle a todo, que sí. El amor del que nos
habla la Biblia va de la mano con la justicia y la ética (Dt. 4:24; He. 12:28-29). Por
otro lado, el hecho de que no todo lo antinatural sea malo, no significa que la
homosexualidad y el lesbianismo sean buenos. No confundamos las cosas. Ya hemos
aclarado que en el pensamiento judaico del siglo primero, éstas prácticas sexuales eran
aborrecidas. A esto, debemos añadir que la homosexualidad y el lesbianismo no
armonizan con el ecosistema, ya que conducen a la extinción de la especie humana.84
La “Impureza” Sí es Pecado
Los textos del Nuevo Testamento también son tomados para debatir sobre la
pureza ritual. Algunos(as) estudiosos(as) de la Biblia citados en artículos de apoyo a la
homosexualidad y el lesbianismo, aseguran que hay una diferencia entre “pecado” y
“prácticas sexuales impuras”. Supuestamente, en Romanos 1:28-32, Pablo
denunciaría los pecados bajo los términos de injusticia u opresión, pero diferenciaría
cuidadosamente estos pecados de las “impurezas” tratadas en los versículos 24-27.
Esto significa que, si bien podría haber relaciones sexuales impuras o inmundas, estas
relaciones sexuales no serían necesariamente pecados. De hecho, citan Ro. 14:14,
donde dice que “nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es
inmundo, para él lo es”. También indican las palabras de Jesús, cuando dijo que lo que
importaba, era la limpieza del corazón y no la del cuerpo (Mt. 15:11-20).
84
Recuérdese lo expuesto bajo el título “Sexualidad Antinatural”, en la pág. 37.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
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61
Notamos que, en algunas ocasiones, los(as) estudiosos(as) que apoyan la
homosexualidad y el lesbianismo buscan hasta el último detalle textual para apoyar sus
convicciones. Pero otras veces, mencionan un texto bíblico sin referirse a su contexto.
Se observa que lo que a algunos(as) les interesa, es simplemente convencer respecto de
sus creencias.
Cuando Pablo dice que “nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa
que algo es inmundo, para él lo es”, se está refiriendo a algunos problemas
relacionados con ciertos alimentos y con días de especial valor religioso. No está
hablando de conductas sexuales. Ni siquiera se está refiriendo a temas matrimoniales.
Respecto de las palabras de Jesús en Mt. 15:11-20, debemos aclarar que el Maestro
está comparando la importancia de comer ciertos alimentos, con la importancia de
tener una correcta forma de pensar. Es evidente que lo que Dios exige, es una vida
santa y justa, antes que preferir unos alimentos por sobre otros. Notemos que en este
caso, la pureza física se refiere a la alimentación; nada más que eso. No hay indicios
de que Jesús esté hablando de una pureza física relacionada con los actos sexuales. No
hay relación de una cosa con la otra. Los que decían que lo que importaba era la
limpieza del alma y no la del cuerpo, eran algunos grupos proto-gnósticos de fines del
primer siglo. Pero eso es paganismo. No es la enseñanza de las sagradas Escrituras.
Pablo sí habla de la santidad del cuerpo en relación con las inmoralidades sexuales (1
Co. 6:18-20).
En Ro. 1:26, al referirse a ciertas prácticas sexuales, Pablo señala que esas
impurezas o inmundicias constituyen pasiones “vergonzosas”. Y cuando habla de
“vergonzosas”, no se refiere a que para un hombre era muy vergonzoso rebajarse al
rol de mujer. El autor se refiere a las prácticas homosexuales propiamente tales. En el
siguiente versículo, Pablo dice que esas prácticas sexuales son un “error” o un
“engaño” (“plánes”) [plavnh"]. Son prácticas propias de una “mente reprobada”
(“adókimon noun” [ajdovkimon nou`n]) (Ro. 1:28).
Los estudios del tema de la pureza en el Nuevo Testamento (ya la vimos en el
AT), nos aclaran cómo se entendía este concepto entre los judíos del primer siglo. Los
textos ya estudiados de Romanos 1:18-32, 1 Corintios 6:9-10, 1 Timoteo 1:8-11,
Hebreos 13:4, etc., nos hacen ver que la “pureza” adquirió en el Nuevo Testamento el
significado de libertad de toda contaminación sensual, particularmente en lo que se
refiere a la vida sexual.85 Debemos aclarar, sin embargo, que Nuevo Testamento no
enseña que las relaciones sexuales sean contaminantes en sí.
Pese a lo anterior, resulta de suma importancia la enseñanza sobre la santidad del
cuerpo. El Nuevo Testamento enseña que el cuerpo hay mantenerlo santo, porque es
templo del Espíritu Santo (comp. 1 Co. 6.19ss). Los autores sagrados enseñan el deber
85
Douglas, J. D., “Nuevo Diccionario Bíblico Certeza”, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones
Certeza) 2000, c1982.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
62
del “autocontrol y la negación de uno mismo” (comp. 1 Co. 6:13b-20). Algo a lo que
algunos homosexuales y lesbianas no están muy dispuestos(as). En consecuencia, la
pureza se convierte en espíritu de renuncia, como también de esa obediencia que lleva
todo pensamiento, sentimiento, y acción a sujetarse a Cristo (2 Co. 10:5).
La Homosexualidad y el Lesbianismo, ¿Son Como el Divorcio?
Como una forma de hacerles justicia a los homosexuales y lesbianas, algunos(as)
estudiosos(as) de la Biblia han dado algunas opiniones interesantes. Por ejemplo,
aluden al hecho de que Jesús nunca se refirió al tema de la “orientación sexual”. Pero
sí se refirió claramente al divorcio. Cuando lo hizo, dio a entender que no era la
voluntad de Dios que los matrimonios se disolvieran (Mt. 19:1-9). Sin embargo, la
mayoría de las iglesias protestantes aceptan el divorcio. También aceptan que los
divorciados se vuelvan a casar. Estas iglesias argumentan que este mundo está caído.
Por lo tanto, la solución perfecta o ideal no siempre es posible. Aceptan que a veces,
nos vemos obligados a aceptar el “mal menor” o como algunos prefieren “la ética
óptima del caso”. Por lo tanto, el divorcio, aunque no es el ideal de vida, en ocasiones
puede ser una alternativa válida. Algunos(as) teólogos(as) entienden que las relaciones
homosexuales comprometidas y responsables podrían pertenecer también a esta
categoría. Y, por lo tanto, habría que regirse por el mismo principio o criterio.
El argumento anterior, parece tener cierta lógica, y nos parece sincero. Pero
nuevamente debemos estar alertas contra la confusión. Es cierto que la práctica del
divorcio no es lo ideal ante Dios. Pero la misma ley mosaica regula este mal social.
Cuando leemos Dt. 24:1-4, vemos que el divorcio ya se practicaba en Israel al
momento de entregar el mandamiento. La ley mosaica sólo intenta reglamentarlo para
que no se produzcan abusos. Si bien, el divorcio se justificaba en algunos casos, no
debía practicarse en forma liviana.
Cuando Jesús se refirió a este tema, autorizó una sola causa para que el divorcio se
llevara a cabo: la “porneía” [porneiva]. Esta es una palabra griega (que aparece en los
manuscritos) que puede significar varias cosas, según el contexto en el que se halle.
Tiene las acepciones de86 “prostitución”, “fornicación”, “unión sexual ilegítima”87, o
“incesto”. En todos los casos se relaciona con alguna “inmoralidad sexual”. Es por
esto que algunas versiones de la Biblia lo traducen de esta última manera. Notemos
que si bien, el hombre se podía divorciar, según Jesús, no se podía volver a casar
mientras su ex esposa estuviera viva. ¿Por qué? Porque estaría cometiendo adulterio
(Mt. 19:9b).
86
87
Ortiz, Pedro, V., S.J., Concordancia Manual y Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento, (Madrid:
Sociedad Bíblica) 2000, c1997.
Véase Lv 18.6–18; Nm 25.1; también 2 Co 6.14.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
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63
De lo anterior, podemos inferir que un matrimonio se hace indigno cuando se
mezcla con inmoralidades sexuales. Si uno de los cónyuges comete este tipo de
inmoralidad, entonces el matrimonio ya ha perdido su valor. Algunas inmoralidades
sexuales que estipulaba la ley mosaica, eran, por ejemplo, el que un hombre88 tuviese
relaciones sexuales con una mujer de su propia familia (Lv. 18:6-18; comp. 20:12);
Esto incluye primas, sobrinas, tías, etc., Tampoco podía tener relaciones sexuales con
una mujer y la hermana o madre de ella (Lv. 18:18; comp. 20:14).
Lo que podemos asegurar, basándonos en las enseñanzas de Jesús, es que al menos
hay una causa para poder divorciarse (independiente de lo que digan las iglesias
evangélicas). Y esta causa es la inmoralidad sexual. Pero lo que no podemos asegurar,
es que haya una causa para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y si
no hay matrimonio, con menos razón la Biblia autoriza las relaciones sexuales de
hombres con hombres y mujeres con mujeres. Si un hombre no debía tener relaciones
sexuales con una prima, sobrina, tía, etc., siendo relaciones “heterosexuales”, mucho
menos ético resultaban las relaciones con personas del mismo sexo.
¿Sólo Vale el Amor?
Algunos movimientos homosexuales y lesbianos dicen profesar la religión
cristiana. De hecho, existen algunas iglesias evangélicas cuyos miembros son
completamente homosexuales y lesbianas. Los integrantes de estas comunidades, se
preguntan: ¿por qué las iglesias cristianas evangélicas odian tanto a los homosexuales
y lesbianas, siendo que Jesús nos enseñó a amarnos unos a otros? (Ro. 12:10; 1 P.
1:22). De hecho, a veces se dice que lo único que importa es el amor. Mientras haya
amor, todo está bien.
Es bueno aquí, considerar que las doctrinas bíblicas presentan un cuadro
equilibrado. Por una parte, nos enseñan sobre el gran amor de Dios por la humanidad
(Jn. 3:16; 2 P. 3:9). Por otra, nos advierten que ese mismo Dios, es un Dios que
aborrece el pecado (Lv. 18:25; Nm. 14:18; Sal. 5:4; Pr. 10:29). Además nos enseñan
que el Dios de amor, también es un fuego que destruye a los pecadores no arrepentidos
(Dt. 4:24; Is. 30:30; He. 12:29).
Cuando sólo hablamos del amor de Dios, estamos presentando la mitad de la
verdad. Quizás, sin quererlo, estamos apoyando doctrinas propias del movimiento de
la Nueva Era. Movimiento que enfatiza el amor, y sólo el amor, especialmente cuando
88
Recordemos que en la época bíblica, la sociedad era patriarcal. Por lo tanto, la sociedad era vista desde el
hombre, y no desde la mujer.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
64
se refiere a la Biblia. Es peligroso dejar de lado la otra doctrina bíblica; aquella que
dice que el pecado arruina a las personas, y que siempre se castiga.
Conclusión
Es bueno hacer notar el énfasis sobre el matrimonio que se registra en 1 Co. 7:140. Esta carta fue enviada a una iglesia “gentil”, con una vida tan corrompida como lo
era en otras partes del imperio romano. Se llegó a acuñar la expresión “corintianizar”
para referirse a una vida desenfrenada y licenciosa. Es por ello que Pablo se ve en la
obligación de adoctrinar sobre algunos temas relacionados con la familia. El tema del
matrimonio lo explica con algún detalle. Sin embargo, llama la atención que el autor
no menciona para nada las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Y es
comprensible. El apóstol, nunca relacionó el matrimonio, o en su efecto, las relaciones
sexuales, como algo que se podía llevar a cabo entre personas del mismo sexo. Esto no
se debe a que en aquella época estaba ausente la idea de “orientación sexual”. Sino a
que las relaciones homosexuales o lesbianas, sea por placer o por razones afectivas, no
eran admitidas por la mentalidad judía de aquella época. ¿Y por qué no eran
admitidas? Simplemente porque ninguna exégesis judaica de las Escrituras se prestaba
para ello.
Concluimos que, según lo dicho anteriormente, los hebreos consideraban la
homosexualidad (y el lesbianismo89) como uno de los pecados más degradantes que se
pudiesen cometer. Para ellos, estas prácticas sexuales no tenían únicamente una
connotación cúltica. En realidad eran concepciones teológicas de profundo significado
ético-moral. Cada vez que la Biblia se refiere a las relaciones sexuales entre personas
del mismo sexo, lo hace con una mirada condenatoria. Pese a lo anterior, debemos
señalar que los autores sagrados rechazan la homosexualidad “con la misma fuerza”
que lo hacen contra otros pecados sexuales, como el adulterio o la fornicación.
La relación especial entre Dios y su pueblo, hacía que Israel tuviese una
percepción ético-moral más desarrollada que el resto de las naciones. Es esta luz de los
autores sagrados, la que nos lleva a confiar en el criterio bíblico del rechazo a la
homosexualidad y el lesbianismo, como pecados cometidos contra Dios. Debemos
tener siempre presente, que las culturas antiguas, especialmente del Antiguo Cercano
Oriente, no diferenciaban entre mandamientos cúlticos y ético-morales. Esto es
reconocido, incluso, por quienes defienden la homosexualidad y el lesbianismo.90
89
90
El Antiguo Testamento no menciona el lesbianismo. Esto se debe a la cultura patriarcal en la que se
desarrollan los conceptos teológicos. En estas sociedades, la mujer los niños y los esclavos, no gozaban de
una dignidad como la de los hombres. Por lo tanto, algunos de los males que se pudiesen generar entre las
mujeres, eran corregidos y castigados por los hombres.
Así aparece en: “La Homosexualidad Desde la Perspectiva Bíblica”, pág. 21. El texto en castellano, dice que
este manuscrito fue publicado originalmente en inglés por Integrity, una organización para la gente
Homosexualidad y Lesbianismo
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Pablo Valdebenito Rousseau
65
Aquellas sociedades funcionaban integralmente. La vida era un todo que se expresaba
ante Dios.
Es cierto que algunos textos bíblicos que se refieren a la homosexualidad, tienen
connotación cúltica. Sin embargo, “el conjunto” de documentos sagrados en general,
amonesta contra las prácticas homosexuales y lesbianas. Si bien la Biblia no nos habla
de “orientación sexual”, sí nos advierte contra la “desorientación sexual”.
MODELO BÍBLICO DE PAREJA
Tan importante como lo expuesto anteriormente, es el modelo de “relación de
pareja” que aparece al comienzo de la Biblia. En Gn. 1:26—2:25, vemos que Dios
creó a Adán y le dio “una mujer” por compañera. No le dio otro hombre para que
estuviera con él. A Eva tampoco le dio una mujer para que estuviese con ella, sino que
su compañero fue Adán, “un hombre”. Eso sin considerar que el libro de Génesis nos
muestra una relación “monógama”. Es decir, sólo “una” mujer para un hombre y
viceversa.
El texto de Gn. 2:24, nos deja muy claro que las relaciones homosexuales y
lesbianas nunca estuvieron en los planes de Dios. Por esto, Génesis nos dice que Dios
creó a la humanidad como “hombre y mujer” (Gn. 1:27; 5:2). No hay un “tercer sexo”,
ni tampoco otra “opción sexual” en el relato de Génesis. El autor sagrado lo deja muy
claro, cuando pone en boca de Adán, las siguientes palabras: “dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gn. 2:24; [Jesús
cita este pasaje en Mt. 19:5; también Ef. 5:31]). Por lo tanto, el modelo de vida
familiar-sexual que nos presenta Génesis, constituye nuestro “deber-ser”. Es sólo
mediante este modelo de sexualidad que la especie humana puede cumplir el mandato
divino de multiplicarse y llenar la tierra (Gn. 1:28). Un modelo homosexual o lesbiano
es incapaz de cumplir este mandato.
Algunos autores, argumentan que el relato de Génesis pone énfasis en la
reproducción, porque había que poblar el planeta. El no reproducir, era un crimen
contra la tribu y contra Dios. Por lo tanto, quienes no participaran en el acto
reproductivo, se hacían merecedores del castigo por desobediencia al mandamiento de
fructificar y multiplicarse. Se entiende que la permanencia de una línea familiar era de
vital importancia para el pueblo. La supervivencia dependía de la existencia de
familias grandes donde se ayudaban unos a otros en los distintos trabajos y tareas.
Debido a esto, es que en la actualidad ya no sería indispensable tener relaciones
sexuales de tipo heterosexual. Éstas últimas son necesarias para la reproducción, pero
gay/lésbica Episcopal (Anglicana) en los Estados Unidos de América. También dice que fue traducido al
español por Otras Ovejas (http://www.otrasovejas.org/Oobrochu.htm).
Homosexualidad y Lesbianismo
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Pablo Valdebenito Rousseau
66
no podríamos exigírselas a todas las personas. Por lo tanto, se llega a afirmar que las
relaciones homosexuales y lesbianas son perfectamente aceptables por Dios.
Algo de lo anterior es cierto. En el comienzo de la raza humana era indispensable
reproducirse (más que ahora). Sin embargo, el texto de Génesis sigue hablando a favor
de las relaciones heterosexuales. No hay ni siquiera un indicio hermenéuticamente
respetable, que nos lleve a suponer que Dios tenía en mente las relaciones entre
personas del mismo sexo. Pensar en esta posibilidad, es violar el significado natural de
los textos bíblicos.
Algunos(as) estudiosos(as) de la Biblia, llegan a decir que cuando la Escritura
dice: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”, se refiere a
que lo primordial en la creación de la sexualidad, no es la procreación, sino el tener a
alguien con quien tener una relación íntima. Y nos parece que esto puede ser correcto.
Sin embargo, el relato de Génesis sigue mostrando un modelo heterosexual. No
muestra por ninguna parte que esa compañía “íntima” podía ser una persona del
mismo sexo, con el fin de tener relaciones sexuales con ella.
Notamos, que con el fin de seguir justificando las prácticas homosexuales y
lesbianas, algunos(as) estudiosos(as) tienden a menoscabar el significado teológico de
los primeros dos capítulos de Génesis. La importancia de estos pasajes, a favor de una
relación de pareja heterosexual, sobrepasa a la de Levítico. El modelo heterosexual
presentado aquí, es, en primer lugar demasiado claro. En segundo lugar, indiscutible.
HERMENÉUTICAS “DEL GENITIVO”
La historia nos muestra cómo cada cierto tiempo se originan diversas modas.
Éstas suelen ser practicadas por muchos. La Biblia y la teología, no han estado
ausentes de este fenómeno. En el siglo XX, vieron la luz distintos enfoques
interpretativos respecto de la Biblia. Algunos(as) intérpretes se concentraron en los
pobres, y forjaron la llamada “hermenéutica de los pobres”. Otro estudiosos y
estudiosas se abocaron a fijarse en las mujeres, y se originó la llamada “hermenéutica
del feminismo”. Algunos(as), un poco más osados, se acercaron a la Biblia con una
mirada de tipo “extraterrestre”, y, aunque no tuvo nombre, apareció una
“hermenéutica de los extraterrestres”. Cada vez que estas personas leían un pasaje
bíblico, tendían a ver en él sólo mensajes relativos a los pobres, las mujeres, los
extraterrestes, etc.
Los diversos enfoques interpretativos llevaban la expresión: “hermenéutica ‘de’
…”. La palabra “de” es una preposición que generalmente denota posesión o
pertenencia. En los idiomas hebreo y griego, a veces esta palabra no se escribe. Sin
Homosexualidad y Lesbianismo
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67
embargo, debe aparecer en las traducciones al castellano, porque sí está implícita en la
oración gramatical de los idiomas originales. Cuando ocurre que no se halla escrita,
pero sí debe considerarse que hay alguna “pertenencia” en la frase, se dice que esa
expresión está en “genitivo”. Es por esto que a las hermenéuticas que se referían a los
pobres, los esclavos, las mujeres, los oprimidos, etc., se les llamó “hermenéuticas del
genitivo”.
En el caso de los homosexuales y lesbianas, también se ha originado una especie
de hermenéutica del genitivo. Desde hace años, varios autores(as) se han venido
preocupando de lo que la Biblia dice respecto de los homosexuales y lesbianas. Ha
nacido la “hermenéutica de los homosexuales y lesbianas”. En primera instancia, no
hay nada malo en ello. Es lícito querer conocer la opinión de las Escrituras sobre un
tema que resulta controversial. Lo que nos preocupa, es que ciertos(as) autores(as) ven
solamente homosexualismo y lesbianismo en los textos sagrados. Pareciera que la
Biblia no habla nada sobre el pecado, el infierno, la salvación de Jesucristo, la
santidad, etc.
Nos llama la atención, el hecho de que algunas personas nunca se preocuparon
antes de estudiar la Biblia para mejorar su vida ante Dios. Pero ahora sí pueden
estudiarla para rebatir sobre ideas. Si bien algunos(as) no estudian la Biblia para
mejorar su relación con el Dios Creador, sí lo hacen para tratar de hallar algo que los
ayude a justificar su pecado. Esto es lamentable. A continuación, presentaremos
algunos ejemplos de esta hermenéutica de los homosexuales y lesbianas.
David y Jonatán
Tenemos el ejemplo clásico del supuesto amor romántico entre David, quien
sería rey de Israel, y Jonatán, el hijo del rey Saúl. Según algunos intérpretes, este sería
el ejemplo más claro y evidente de un caso de amor homosexual registrado por la
Biblia. Un pasaje, señala: “aconteció que cuando él [David] hubo acabado de hablar
con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a
sí mismo” (1 S. 18:1). Supuestamente, este relato evidencia una profunda relación
sentimental entre David y Jonatán. Una relación que iría más allá de lo permitido. Pero
cuidado; asegurar esto resulta muy osado. Cuesta creer que el escritor sagrado quisiera
destacar que el gran rey de Israel fuese un homosexual. Más aún, cuando esto iba
contra las enseñanzas de la ley mosaica.
Otro texto que se alude, es el de 1 S. 20:30, donde dice que Saúl se enojó contra
Jonatán, y le señala: “Hijo de la perversa y rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has
elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu
madre?”. Sin embargo, debemos señalar que el lenguaje utilizado aquí no es muy
claro. Y así lo reconocen los(as) estudiosos(as) que favorecen la homosexualidad. De
hecho, el texto contiene expresiones hebraicas que no resultan muy fáciles de entender
Homosexualidad y Lesbianismo
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en nuestra cultura occidental. Los(as) favorecedores(as) de la homosexualidad en la
Biblia citan la Septuaginta (para el mismo pasaje), y leen: “no sé yo que eres
compañero íntimo de David”. Debido a esto, ciertos(as) estudiosos(as) ven en el relato
una connotación sexual, al tener en cuenta que las palabras “vergüenza” (“”boshnáh”;
[hn:v]B;]) y “desnudez” (“‘erváh”; [hw:r][], ), son términos que en la Biblia generalmente
se refieren a las relaciones sexuales. Pero es bueno fijarse que el versículo siguiente
señala por qué se produciría esa confusión. Y es porque Saúl consideraba que todo el
tiempo que David viviere sobre la tierra, ni Jonatán estaría firme, ni tampoco su reino
(1 S. 20:31). Esto es, porque Saúl deseaba que fuese Jonatán y no David el futuro rey
de Israel. No era concebible que un rey pudiese reinar seguro, habiendo otro postulante
al trono que estuviese vivo.
Siguiendo con el análisis, vemos que cuando David y Jonatán deben despedirse,
el texto señala que “se levantó David del lado del sur, y se inclinó tres veces
postrándose hasta la tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro; y
David lloró más” (1 S. 20:41b). Por último, Cuando Jonatán sufrió su lamentable
muerte, David le dedicó las siguientes palabras en un cántico: “angustia tengo por ti,
hermano mío Jonatán, que me fuiste muy dulce. Más maravilloso me fue tu amor
que el amor de las mujeres” (2 S. 1:26). Sobre la base de lo anterior, un intérprete de
la Biblia, pregunta: “¿Pudo haber sido ésta una relación exclusivamente de pura
amistad? Quizás,... aunque honestamente cuesta bastante admitirlo”.91 Otra autora,
señala: “Uno no puede leer esta historia sin deducir que Jonatán era el amor de la
vida de David. ¡Los muchos siglos de interpretaciones homofóbicas de la Biblia los
mantuvieron ocultos en el closet (armario) por demasiado tiempo!”.92
Creemos que todas las palabras pueden ser mal interpretadas por alguna
confusión. Pero esto es perdonable. Lo que no es perdonable, es que el mensaje de la
Biblia se tuerza por intereses creados. No nos parece que el contexto general de la
historia de David y Jonatán, nos hable de un par de amigos homosexuales. Creemos
que lo que el autor sagrado intenta, es dejar fuera de toda duda un mensaje particular.
Este es, asegurar que David nunca hizo nada por deshacerse de su rival en el trono. Al
contrario, ambos eran buenos amigos. Cuando Jonatán, el sucesor al trono murió, no
fue porque David lo asesinó para quedarse con el reino. Fue porque lo mataron los
enemigos filisteos (1 S. 31.1-2). Como bien nos hace ver un autor, Mical, la hermana
de Jonatán, fue dada a David en matrimonio (1 S. 18:20-30). Pero el texto bíblico no
deja ver ningún tipo de celos por parte de Jonatán. De haber existido un tipo de amor
“especial” entre ellos, ciertamente se vislumbraría algún tipo de celos. A esto,
debemos sumar el hecho de que David era casado, y además le gustaba tener varias
91
“La Homosexualidad Desde la Perspectiva Bíblica”, pág. 25. El texto en castellano, dice que este manuscrito
fue publicado originalmente en inglés por Integrity, una organización para la gente gay/lésbica Episcopal
(Anglicana) en los Estados Unidos de América. También dice que fue traducido al español por Otras Ovejas
(http://www.otrasovejas.org/Oobrochu.htm).
92
“La Biblia También es Nuestra Historia… Leyendo la Biblia Con Ojos Nuevos”, pág. 6. Folleto escrito por la
Rev. Anciana Nancy Wilson, Fraternidad Universal de Iglesias de la Comunidad Metropolitana, FUICM.
© 1992 Nancy L. Wilson (http://www.mcchartford.com/icmgays.html).
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mujeres (1 S. 18:20-30, 2 S. 3:2-5; 5:13; 1 R. 1:1-4). Fue por esta atracción por las
mujeres que llegó a cometer el famoso y grave pecado de adulterio con Betsabé (2 S.
11:1-27).93
Rut y Noemí
Y si de interpretaciones increíbles se trata, debemos mencionar el caso de Rut y
Noemí (registrado en el libro de Rut). Recordemos que cuando Noemí se quedó sin
marido y, al final sin hijos (Rt. 1:5), ella intentó despedir a sus dos nueras para que
regresen a sus hogares maternos (Rt. 1:8-14). Sin embargo, Rut no quiso dejar a su
suegra, sino que le dijo: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a
dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será
mi pueblo, y tu Dios mi Dios. 17Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así
me haga Yahvé, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras
dos” (Rt. 1:16-17).
Ciertos(as) intérpretes, hacen ver que el afecto que siente Rut por su suegra
Noemí está fuera de lo normal. Algunos(as) piensan que estas palabras sólo son
propias de un enamorado a otro (o, a “otra”). Ellos(as) reconocen que el texto en sí no
da como para hablar de una relación lésbica entre estas dos mujeres. Sin embargo, les
resulta bastante sugestivo. Los(as) estudiosos(as) que apoyan esto, hacen ver que en la
antigüedad las mujeres tenían su propio mundo lejano del de los hombres. La cultura
patriarcal en la que ellas vivían, hacía que a menudo encontraran apoyo y afecto entre
ellas mismas. Afecto que se terminaba transformando en una relación amorosa y
sexual. Esto es, aunque tuviesen marido. Por lo tanto, no sería raro que entre Rut y
Noemí haya ocurrido lo mismo.
Si no fuera porque debemos cuidar el rebaño de Dios, a veces sentimos que
perdemos el tiempo preocupándonos de opiniones como estas. Algunos de los(as)
proponentes del lesbianismo entre Rut y Noemí, sugieren la idea sin siquiera estar
seguros(as) de ello. Una autora, señala: “¿Sostenían Noemí y Rut una relación
lesbiana? No podremos nunca saberlo…”.94 Sin embargo, la autora de igual forma
tira el veneno.
Cuando leemos la historia de Rut y Noemí completa (no a pedazos), vemos que
la relación entre estas mujeres es de simple cariño y amistad. El afecto de Rut por su
suegra Noemí es el que pudiese tener una hija por su madre. La lógica de la historia
nos dice que Noemí era una mujer mayor. De hecho, un argumento de Noemí hacia
93
94
“Lo Que Dice la Biblia Sobre la Homosexualidad”. Reproducido y traducido del O Jornal Batista por Michel
E. Eustache. Publicado en el periódico Luminar Bautista, Venezuela, 1994.
(http://www.vidahumana.org/vidafam/homosex/biblia.html).
“La Biblia También es Nuestra Historia… Leyendo la Biblia Con Ojos Nuevos”, pág. 6. Folleto escrito por la
Rev. Anciana Nancy Wilson, Fraternidad Universal de Iglesias de la Comunidad Metropolitana, FUICM.
© 1992 Nancy L. Wilson (http://www.mcchartford.com/icmgays.html).
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sus nueras, era que volvieran a sus hogares para que pudiesen volver a casarse (Rt.
1:9). No hay ningún indicio de que Noemí quisiera que alguna de sus nueras se
quedase con ella. Por lo menos, en este caso, creemos que la limpieza moral de estas
dos mujeres no necesita mayor defensa.
Daniel
Hay quienes han hecho notar que el profeta Daniel tuvo buenas relaciones con el
jefe de los eunucos, en Babilonia (Dn. 1:9). El texto señala que: “Y puso Dios a Daniel
en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos”. Esto ha llevado a que
algunos piensen que Daniel gozaba de un “cariño especial” de parte del jefe de los
eunucos. Los(as) intérpretes a favor de la homosexualidad aseguran que muchos de los
sirvientes eunucos, eran hombres que no estaban castrados, pero que eran
homosexuales. Basándose en esto, señalan que Daniel pudo asegurar su puesto en la
corte de Nabucodonosor, debido a una relación homosexual con el jefe del palacio.
Esta relación amorosa explicaría por qué la carrera de Daniel avanzó tan favorable y
rápidamente.
Los(as) intérpretes que favorecen la homosexualidad y el lesbianismo, indican
que la Biblia está abierta al amor entre personas del mismo sexo mas allá de lo que
podríamos imaginar. Aseguran que las Escrituras aprueban claramente esta clase de
compromisos o pactos de por vida, entre personas del mismo sexo. Según ellos(as), la
Biblia nunca condena el amor homosexual.95
Posiblemente, los argumentos anteriores resulten esperanzadores para las
personas homosexuales y lesbianas. Sin embargo, una lectura seria y cuidadosa de la
Biblia nos lleva por otro camino. El versículo que estos(as) intérpretes nos presentan,
dice dos cosas básicas.
En primer lugar, señala que Daniel gozaba de una “simpatía”, “benevolencia”,
“misericordia”, o, como dice la Reina Valera ’60, “buena voluntad” de parte del jefe
de los eunucos. El texto no nos habla de una amabilidad “interesada”. Y suponiendo
que así fuese, el suponer que Daniel también era un homosexual, es simple
especulación. Los datos históricos nos hacen ver que no es necesario creer que Daniel
fuera eunuco, en el sentido de un “hombre castrado”. Dn. 1.3, señala que los
escogidos por el jefe de los eunucos no debían tener tacha alguna. Esto es, ningún
defecto físico. Si eran eunucos, entonces tenían defectos. Y si es así, no podían ejercer
las funciones que se requería de ellos. Los estudios históricos-lingüísticos, nos revelan
que con el tiempo, la designación de “eunuco” (hebreo: “saris”) [syris]; también se
95
“La Homosexualidad Desde la Perspectiva Bíblica”, pág. 26. El texto en castellano, dice que este manuscrito
fue publicado originalmente en inglés por Integrity, una organización para la gente gay/lésbica Episcopal
(Anglicana) en los Estados Unidos de América. También dice que fue traducido al español por Otras Ovejas
(http://www.otrasovejas.org/Oobrochu.htm).
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aplicó a los funcionarios de confianza de los reyes. Es decir, funcionarios que no
tenían problemas con su sexualidad. Hombres heterosexuales, pero que ocupaban el
antiguo cargo de los eunucos castrados. Por esto, hallamos en Gn. 39:1, a Potifar, un
funcionario de confianza a quien se le designa como “eunuco” (“saris”) [syris]; . Pero
éste, sin embargo, era casado (Gn. 39:7).
En segundo lugar, es importante destacar que Daniel no llegó a la cima por
acostarse con su jefe. El texto sagrado nos dice que Daniel prosperó porque fue Dios
mismo quien intervino para que eso ocurriera (“Y puso Dios a Daniel en gracia y en
buena voluntad con el jefe de los eunucos”; Dn. 1:9). Sólo los(as) intérpretes que
favorecen la homosexualidad pueden llegar a pensar que Dios quería una pareja
homosexual para Daniel. La carrera de Daniel se vio facilitada por los dones proféticos
que Dios le concedió (Dn. 2:19-48; “Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio
muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de
Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia”). Estos dones fueron
reconocidos, no por su jefe eunuco, sino por el propio Nabucodonosor (Dn. 2:48).
El Siervo del Centurión
Se dice que Jesús tuvo una posición favorable hacia las relaciones homosexuales
(y lesbianas). Esto quedaría evidenciado en la sanación que hizo al esclavo de un
centurión (Mt. 8:5-13; Lc. 7:1-10). En el idioma griego, se usan dos palabras en
relación al esclavo aludido. Estas son “éntimos” (“estimado”, “apreciado”,
“honorable”, “precioso”; [e[ntimo"],96 según Lc. 7:2) y “país” (“niño”, “niña”,
“hijo”, “criado”, “siervo” [pai`"];97 según Mt. 8:6). Estas palabras se podrían traducir
como “mi muchacho amado” y por lo tanto a Jesús le habría quedado muy claro que la
relación entre el centurión y su esclavo, era de carácter homosexual. Según la ley
romana, el amo no tenía ninguna obligación legal de cuidar la salud de su esclavo. Éste
podía ser abandonado por su dueño sin mayores reparos. Esto hace, que algunos
intérpretes bíblicos vean en esta historia una caso claro de homosexualidad aceptada
por Jesús. Piensan que la historia es muy sugestiva, y que la relación del centurión con
su esclavo era singularmente atípica para esa clase de personas. ¡Habría algo raro en
esa relación!
Para apoyar este postulado, algunos(as) estudiosos(as) señalan que a los
centuriones romanos no les era permitido casarse durante el período de servicio,
estando lejos de su tierra. Pero las legiones romanas estaban íntegramente constituidas
por hombres. Por lo tanto, era normal que el centurión recurriera a un esclavo
(hombre) para satisfacer su necesidad sexual. Esto era lícito, ya que el esclavo era de
su propiedad, y por lo tanto, podía hacer con él lo que quisiera. Se entiende que los
96
97
Ortiz, Pedro, V., S.J., Concordancia Manual y Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento, (Madrid:
Sociedad Bíblica) 2000, c1997.
Obra recién citada.
Homosexualidad y Lesbianismo
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esclavos estaban a las órdenes de sus amos, aún si era para satisfacer sus necesidades
sexuales. En medio de todo esto, podía ocurrir que el amo (en este caso el centurión),
terminara involucrándose afectivamente con su esclavo.
Debemos reconocer que gran parte de lo expuesto anteriormente, podía ser cierto.
La cultura greco-romana del primer siglo era muy corrupta e inmoral. Especialmente
en las clases altas de la sociedad, la homosexualidad y el lesbianismo era algo común.
Pero no nos olvidemos de un detalle; una cosa es que los romanos fuesen pervertidos,
y otra cosa es que Jesús apoyara sus formas de vida. Jesús nunca evitó a ningún
pecador. Tuvo misericordia de todas las personas que solicitaron su ayuda. Pero, no
nos olvidemos que a la mujer adúltera, le dijo: “no peques más” (Mt. Jn. 8:11). Si
seguimos el criterio que nos proponen los(as) que apoyan la homosexualidad y el
lesbianismo (con el ejemplo del centurión y su esclavo), tendríamos que pensar,
entonces, que Jesús estaba de acuerdo con el adulterio. Esto es, porque Jesús no hizo
nada por castigar a la mujer adúltera. Pero nuevamente debemos fijarnos en los
detalles; el Maestro habló contra el adulterio en otra ocasión (Mt. 5:27-30). De esta
forma, concluimos que Jesús no apoyaba el adulterio. Tampoco apoyaba la
homosexualidad ni el lesbianismo.
La expresión: “mi muchacho amado”, sólo se forma tomando la palabra “país”
(“niño”, “niña”, “hijo”, “criado”, “siervo”) de Mateo. Pero Lucas utiliza el término
“doúlos” (“dou`lo"”), que significa “esclavo”, “siervo”, “criado”, “servidor”,
“funcionario”.98 La palabra “éntimos” (e[ntimo"), que significa “estimado”,
“apreciado”, “honorable”, “precioso”, es utilizada por Lucas, pero no por Mateo. Es
verdad que, en el caso de los evangelios, para tener un conocimiento más profundo del
significado se deben comparar los pasajes paralelos. Pero la idea no es jugar con el
texto para ver qué sale de ello. El sentido natural de ambos evangelistas, es referirse a
la sanidad del esclavo de alguien que era importante. Los autores destacan este hecho,
porque ocurrió en Capernaum. Y Jesús destacó que ni siquiera en Israel había
encontrado tanta fe como la del centurión (Mt. 8:10; Lc. 7:9).
Además de lo anterior, no hay ningún indicio en el contexto de la historia, de que
el centurión fuese homosexual. Es lamentable que para algunos(as) resulte más fácil
creer eso, que pensar en la bondad de un amo hacia su esclavo, que posiblemente le era
fiel en sus deberes.
¿José?
Quizás alguno pueda acordarse de José, y pensar que también era homosexual.
Recordemos que Potifar lo puso sobre toda su casa (Gn. 39:4). Podríamos cuestionar la
razón de ello. Podríamos, por ejemplo, pensar que Potifar se enamoró de José, porque
éste era un muchacho bien parecido (Gn. 39:6b). Podríamos además, creer que José no
98
Obra recién citada.
Homosexualidad y Lesbianismo
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73
quiso tener relaciones sexuales con la esposa de su amo (Gn. 39:7-16), porque no le
atraían las mujeres. Al ser acusado por la esposa de su amo, éste lo envió a la cárcel.
Allí nuevamente gozó del “aprecio” del jefe de la cárcel (Gn. 39:21-23). Por lo tanto,
nuevamente podríamos imaginar que José comenzó a tener una relación amorosa con
su jefe. Y podríamos seguir imaginando, según nuestra imaginación nos vaya dando
ideas.
Para no alargar más este asunto, es bueno fijarse que el texto sagrado dice
claramente, en más de una ocasión, que “el Señor estaba con José” (Gn. 39:2-3, 21,
23). Esa era la razón por al que el joven hebreo logró ganarse el favor de sus amos. Al
final, pudo llegar a ser primer ministro de Egipto, no por acostarse con el faraón. Lo
hizo, porque Dios le concedió el don ser buen administrador y el don de interpretar los
sueños (Gn. 40:1—41:46). Eran tan evidentes sus dones, que faraón vio que en José
estaba el Espíritu de Dios (Gn. 41:38).
Marta y María
Hay quienes suponen que Marta y María pueden no haber sido hermanas
biológicas (Jn. 11:1-2). Quizás, la expresión “hermanas”, era una forma de llamarse
así para disimular la relación lésbica entre ellas. Esta costumbre habría ocurrido
siempre entre las parejas lesbianas, a lo largo de la historia.99
Si hemos de acercarnos a las Sagradas Escrituras, sería bueno hacerlo con
seriedad. Es muy fácil lanzar ideas al boleo, en forma totalmente alocada. Una
interpretación responsable demanda que, a lo menos, se presenten algunas pruebas
textuales de lo que se afirma. En este caso, vemos que la intérprete que propone el
lesbianismo entre Marta y María. Hace sólo eso: lo propone. Sobre las pruebas
lingüísticas, históricas, teológicas, etc., no hay ni una palabra. Según el sentido natural
de la historia de estas personas, Marta y María no eran lesbianas.
Jesús
En la búsqueda de personajes homosexuales y lesbianas en la Biblia, puede
aparecer hasta el nombre más increíble. Si seguimos la lógica de análisis de la exégesis
homosexual y lesbiana, podríamos pensar que Jesús también lo era. ¡Y justamente!, a
esa conclusión llegan algunos(as). En primer lugar, se argumenta que Jesús siempre
anduvo rodeado de hombres. Segundo, había un joven por el que él sentía un “cariño
especial” (Jn. 20:2; 21:20). Una autora, señala: “El Evangelio de Juan menciona más
de ocho veces "al que Jesús amó", llamado también "el discípulo amado". Los
99
“La Biblia También es Nuestra Historia… Leyendo la Biblia Con Ojos Nuevos”, pág. 5. Folleto escrito por la
Rev. Anciana Nancy Wilson, Fraternidad Universal de Iglesias de la Comunidad Metropolitana, FUICM.
© 1992 Nancy L. Wilson (http://www.mcchartford.com/icmgays.html).
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estudiosos muy pocas veces se detienen a estudiar la obvia relación íntima que Jesús
mantenía con otro varón. Si Jesús era gay, o no, la homofobia silencia el tema”.100
Algunos(as) estudiosos(as) concuerdan que el muchacho era Juan, el apóstol (el autor
del Evangelio que lleva su nombre). De hecho, en la Última Cena de Jesús con sus
discípulos, este muchacho estaba recostado al lado de su Maestro (Jn. 13:23; 21:20).
Tercero, no hay indicios de que Jesús tuviese esposa o una mujer amada.101 Hasta
donde se sabe, el Maestro era célibe.
Si revisamos la historia de Jesús, veremos que él amaba a todo el mundo. Su
amor era de naturaleza divina más que humana. Según las Escrituras, Jesús no vino a
buscar una pareja homosexual; Él vino a dar su vida en rescate por muchos (Mt. 20:28;
Mr. 14:45; 1 Ti. 2:6). Los evangelios nos muestran que Jesús nunca cedió ante las
tentaciones del diablo (Mt. 4:1-11). Por lo tanto, no hay base bíblica para afirmar que
el Maestro se buscaría una “pareja” sin estar casado. Menos aún, una pareja
homosexual, lo cual es pecado. Y si él era célibe, lo era por causa del Reino de los
cielos. Tanto a Jesús como a Pablo, la soltería les servía mejor para cumplir la labor
misionera y evangelística (Mt. 19:12; 1 Co. 7:7-9).
Y Así Por El Estilo
Sobre ejemplos de personajes homosexuales y lesbianas en la Biblia, no hay
límites para los(as) que quieren hallar más. Los(as) intérpretes de la homosexualidad
mencionan a Pablo, el apóstol. Dicen que éste, expresaba rechazo por los
heterosexuales incapaces de dominar los deseos sexuales. Al mismo tiempo, su vida
gira alrededor de hombres: Timoteo, Bernabé y Silas. ¿Las diatribas contra sus
colaboradores y las iglesias y su incansable celo misionero, eran un intento de reprimir
su homosexualidad? Por otro lado, se preguntan: “¿Qué sucede con Lidia (Hechos 16),
la independiente y pagana mujer de negocios, vendedora de púrpura y primera
cristiana europea? Aunque el texto bíblico refiere que Lidia dirige un grupo de
mujeres a las que Pablo predica, no menciona ni al esposo ni a los hijos. ¿Era Lidia
lesbiana?”. Sobre esto, se agrega: “frecuentemente, el color púrpura se usa en
relación con la realeza, el sufrimiento y la pasión, o la transformación y la magia. La
púrpura es el color que Jesús lleva a la cruz. ¿El color púrpura tiene, además,
connotaciones lesbianas y gays en la Biblia y en la tradición litúrgica cristiana?”.102
Hagamos notar que la imaginación corrupta de algunos(as), los(as) hace buscar
en las Sagradas Escrituras algo que los(as) haga sentir mejor. Necesitan hallar algo que
les diga que siendo homosexuales o lesbianas, no están mal; que pueden seguir por ese
100
101
102
Obra y página recién citadas.
Aunque no faltan los que le adjudican a María Magdalena como su mujer.
“La Biblia También es Nuestra Historia… Leyendo la Biblia Con Ojos Nuevos”, pág. 5. Folleto escrito por la
Rev. Anciana Nancy Wilson, Fraternidad Universal de Iglesias de la Comunidad Metropolitana, FUICM.
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camino hasta que se mueran. Sería bueno para quienes pretender opinar sobre los
textos bíblicos, que lo hagan no sólo con respeto. También con objetividad.
Cuestionando a Alguno(as) Exégetas
Quizás, con el tiempo algunos(as) osados(as) hallen más personajes
homosexuales y lesbianas en las Sagradas Escrituras. La variedad de interpretaciones
sobre los textos bíblicos no es una novedad. Tampoco lo es, el hecho de que la
Escrituras se utilicen para justificar ideologías caprichosas. Ideologías que vayan con
el parecer de algunos. En ciertos casos, cuesta más entenderles a los(as) estudiosos(as)
de la Biblia, que a los escritores sagrados. Pero la Biblia da para todo; incluso para
formar sectas falsas. Así es que esto no es de extrañar. Al final, cada cual tratará de
hallar en las Escrituras lo que desee encontrar. Así ha ocurrido con la hermenéutica de
los homosexuales y lesbianas.
Lamentamos que la imaginación que tienen algunos(as), va de la mano con su
falta de respeto por el texto bíblico. Utilizando todo un arsenal de recursos, han forjado
una hermenéutica fantástica y antinatural. Cuando vemos juegos hermenéuticos como
estos, nos convencemos de que a los(as) inescrupulosos(as) la Biblia les sirve para
todo. Este es uno de los niveles más bajos de exégesis bíblica. Ni siquiera se necesita
conocer el mundo de la Biblia para decir barbaridades como estas. ¡Pero en fin!
Sorprende la facilidad con que algunos(as) lanzan sus interpretaciones bíblicas a
los demás. Alguien sólo las propone, y como resultan convenientes para algunos, se
aceptan sin cuestionarlas. Entonces, como hay quienes comienzan a citarla, otras
personas empiezan a hacer lo mismo. La creencia es que, como lo dijo un(a)
teólogo(a), debe estar bien. Pero, como ya lo advertimos, debemos siempre tener claro,
que detrás de un(a) especialista, hay valores y creencias básicas. Los seres humanos
consecuentes, tenderemos a regirnos por estos valores y creencias. Si un(a) intérprete
bíblico(a) desea justificar la homosexualidad y el lesbianismo, tratará de hallar en los
textos algo que justifique esas prácticas. Eso no se llama “exégesis” (extraer el sentido
o significado del texto) que es lo correcto. El nombre que recibe es “eiségesis”
(meterle un significado forzado al texto), que es lo que no se debe hacer. En todo caso,
para llegar a las conclusiones a las que llegan los(as) favorecedores(as) de la
homosexualidad y el lesbianismo, hay que realizar una compleja y dudosa mezcla de
textos y contextos culturales de los mismos. Para que lo anterior quede listo, se le
añade una pizca de especulación, y ¡ya está! Tenemos listo el veneno hermenéutico.
Creemos que es lamentable que una persona se dedique tantos años a estudiar
diversas disciplinas, para que al final termine hablando torpezas. No nos parece que
sea esa la finalidad de los estudios. Algunos(as) intérpretes(as) de la Biblia dan la idea
Homosexualidad y Lesbianismo
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de que se pusieron a jugar con los textos sagrados, para ver qué salía de todo ello. Son
verdaderos experimentos hermenéuticos que se los proponen a los(as) demás, para que
otros sigan avanzando en lo mismo. El problema, es que esos experimentos pueden
llevar a la muerte a muchos(as) inocentes. Inocentes con tendencias homosexuales y
lesbianas. Está claro que un homosexual o una lesbiana que quiere dejar de sentirse
culpable por su pecado, tomará los estudios de estos(as) intérpretes, y los convertirá en
su nueva Biblia. Una Biblia que a ellos(as) les resulta más cómoda que la que
escribieron los autores sagrados. No olvidemos que Jesús advirtió que si un ciego guía
a otro ciego, los dos terminarán cayendo en el mismo hoyo (Mt. 15:14). El fenómeno
de ver homosexuales y lesbianas en toda la Biblia, nos parece más una fijación
sicológica que un trabajo serio de exégesis. Las Escrituras nos enseñan que “Todas las
cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es
puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas” (Tit. 1:15).
Queremos dejar claro que no criticamos a los homosexuales y lesbianas por
torcer las Escrituras. En realidad la culpa es de algunos(as) teólogos(as) inservibles a
los que la iglesia les da cobertura. Jesús no criticó a los publicanos, prostitutas, y
demás pecadores. Criticó a los teólogos de su época. A aquellos que se manejaban en
hermenéutica y en religión. En nuestra sociedad actual ocurre lo mismo. No son
los(as) pecadores(as) el mayor problema. El mayor problema son algunos(as)
estudiosos(as) de la Biblia que se comportan como el cáncer. Se dedican a destruir la
sociedad que los mantiene vivos. En vez de advertir contra el pecado, trabajan
incentivando la rebelión contra el Creador. Al final, llegan a ser excelentes misioneros
de satanás, ya que a Cristo no le sirven de nada. No les importa a cuántos(as) dañen
con sus intervenciones. En medio de todo esto, destruyen la iglesia de Cristo. Pero el
mismo apóstol Pablo advirtió contra ellos(as), y dijo que el que destruyere la iglesia de
Cristo, será destruido por Dios (1 Co. 3:16-17).
HOMOSEXUALIDAD Y DEMONOLOGÍA
Como cristianos(as) conservadores(as), aceptamos las enseñanzas de las
Escrituras en forma plena. Creemos que el acercamiento hermenéutico adecuado para
entender la Biblia, es el gramático-histórico.103 Y por tal motivo, creemos que los
demonios existen, tal como lo enseñan las Sagradas Escrituras.
103
Gramático-Histórico: Es aquella forma de interpretar las Escrituras que considera dos cosas básicas: los
idiomas y la historia. En cuanto a los idiomas, se preocupa de comprender bien los idiomas originales en que
fueron escritos los documentos bíblicos (hebreo, arameo y griego), y el idioma al que estos documentos van a
ser traducidos. En nuestro caso, el castellano. Y en cuanto a la historia, esté método considera que los
documentos que pretender ser históricos, son realmente históricos. Es decir, no son leyendas o alegorías.
Homosexualidad y Lesbianismo
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Un aspecto complicado de la homosexualidad y el lesbianismo, es aquel que se
relaciona con un origen demoniaco para estos males. Si bien es cierto, que
reconocemos la homosexualidad y el lesbianismo como conductas que pueden llegar a
ser aprendidas, también lo es el que este tipo de pecados sean, en algunos casos,
producidos por espíritus impuros. Ya sea que alguien le abra la puerta a algún demonio
en una sesión espiritista, o que un(a) hechicero(a) lance un maleficio contra algún(a)
infortunado(a), la homosexualidad y el lesbianismo también pueden tener un origen
“espiritual”. Hasta donde sabemos, en las fiestas satánicas el sexo libre es lo normal.
Y obviamente, también lo son las relaciones homosexuales, lesbianas, e incluso
pedófilas.
La homosexualidad y el lesbianismo causada por demonios, sólo pueden llegar a
su fin mediante exorcismo. Incluso de esta forma, el(la) practicante de este pecado,
tendrá que luchar durante un tiempo contra la tendencia a la que su cuerpo y su mente
se acostumbraron.
HAY PERDÓN DISPONIBLE
Como cualquier otro pecado, la conducta (y las fantasías) homosexual o lesbiana,
puede ser perdonada por Dios (comp. 1 Co. 6:11). No es el pecado imperdonable del
que habló Jesús (Mt. 12:31-32). No todos(as) los homosexuales y lesbianas son ateos.
Algunos de ellos(as) profesan el cristianismo, y creemos que aborrecen la vida que
llevan. Sin embargo, no todos(as) pueden luchar solos(as). Quienes padecen estas
tendencias necesitan un grupo de apoyo pastoral. Son muy pocos(as) los(as) que
conseguirán por sí solos(as) ser libres de este pecado. Creemos que las ataduras
homosexuales y lesbianas son una de las formas más opresivas de esclavitud sexual
que las personas conozcan.
Es increíble el poder esclavizante de la homosexualidad y el lesbianismo. Las
fantasías sexuales invertidas que se les producen a quienes padecen estas tendencias,
son muy fuertes. Pero el poder de Dios está disponible para todos los homosexuales y
lesbianas practicantes, y aquellos que se ven asediados por este tipo de lascivia. El
Dios que convirtió en nuevas criaturas a los homosexuales del tiempo de Pablo todavía
sigue regenerando en nuestros días (2 Corintios 5.17). Debemos aclarar, sin embargo,
que la tendencia homosexual o lesbiana se demora en desaparecer. Los(as)
afectados(as) deben luchar bastante con sus impulsos y tendencias. Pero al final, con la
ayuda de Dios pueden triunfar sobre su tendencia pecaminosa.
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
78
HOMOSEXUALIDAD, LESBIANISMO Y MINISTERIO PASTORAL
Hay que hacer una distinción entre los derechos civiles y los eclesiásticos, a la
hora de ordenar ministros(as). La iglesia cristiana defiende los derechos civiles de
todas las personas. Pero, como alguien lo hizo notar, la ordenación pastoral no es un
derecho civil. Es un privilegio otorgado por la Iglesia de Cristo a aquellos(as) que
cumplen los requisitos estipulados.
Los homosexuales y lesbianas arrepentidos(as) son perdonados(as) por Dios. Sin
embargo, no están capacitados para ocupar un ministerio en la iglesia de Jesucristo. No
es conveniente para la iglesia del Señor que los(as) creyentes sean ministrados(as) por
líderes homosexuales o lesbianas. La práctica nos demuestra que tarde o temprano, por
ser líderes de Dios, terminarán cediendo ante los ataques del diablo. Los(as) líderes del
Señor están más expuestos a los ataques del maligno que otros creyentes. Si el diablo
turba a un(a) pastor(a), el daño para la iglesia es mayor que si turbara a un(a)
hermano(a) sin responsabilidades eclesiásticas.
Lo anterior, hace que debamos ser muy prudentes a la hora de elegir ministros
para la iglesia de Dios. Esto no sólo tiene que ver con los(as) pastores(as). También
incluye a los(as) jefes(as) de jóvenes, directores(as) de música y alabanza,
profesores(as) de Escuela Dominical, etc. Recordemos que los seres humanos
tendemos a usar el poder que tenemos, para satisfacer nuestros propios deseos.
CONCLUSIÓN
Como cristianos, debemos tener presente que vivimos en una sociedad de
filosofía democrática, pluralista y con tendencias, sino al ateísmo, al satanismo. La fe
en Jesucristo no es de todos. Nuestra sociedad postmoderna se ha vuelto libertina y a
eso le ha llamado libertad.
Como dijimos anteriormente, algunas personas homosexuales y lesbianas se
comportan parecidos(as) a como lo hace una secta religiosa. No importa cuánta
evidencia sicológica, médica, antropológica, ética, o por último de sentido común,
haya en su contra; porque seguirán afirmando lo que creen. Lo harán sólo porque
quisieran que sus creencias estuvieran en lo cierto. Varios(as) de ellos(as) (no todos)
gritan al mundo, y con soberbia manifiestan sus tendencias y prácticas. Pero así tiene
que ser. Porque este mundo no puede acabarse si la sociedad no se termina de
corromper, como le ocurrió a Sodoma y Gomorra. ¡Y para allá vamos!
En el presente trabajo, se ha presentado una serie de argumentos que evidencian
lo contraproducente de las prácticas homosexuales o lesbianas. Pero, a pesar de ello, si
Homosexualidad y Lesbianismo
Una Mirada Evangélica Pentecostal
Pablo Valdebenito Rousseau
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muchos(as) quieren seguir siendo homosexuales y lesbianas, que lo sean. Algunas
personas morirán en ese estado. Dejarán este mundo creyendo que fueron libres, sin
darse cuenta que fueron esclavos(as). Ningún consejo de amigo(a) ni pastoral los hará
cambiar de parecer.
Pese a lo anterior, la voz de los(as) cristianos(as) tiene que hacerse oír hasta que
la iglesia desaparezca. En los últimos tiempos habrá quienes intenten silenciar a los(as)
creyentes. Pero no podemos olvidar que la iglesia de Jesucristo es columna y baluarte
de la verdad (1 Ti. 3:15b).
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